BLANCO Y NEGRO

Capítulo 7: Centímetro más, centímetro menos

Una niebla suave flotaba a la altura de su pecho. Todo era blanco: la niebla, el suelo nevado, las ramas de los árboles que la rodeaban, su camisón, incluso su piel parecía brillar con luz propia.

A lo lejos oyó unas voces familiares.Y entonces recordó.

Echó a correr hacia donde sabía que iba a encontrar a la pareja: el chico rubio y la chica con gestos de Hermione. Y sí, allí estaban, peligrosamente cerca el uno del otro, aguantándose las miradas. Y ella se acercó más, porque ahora sabía que era un sueño y era poco probable que el par se diera por enterado de que estaba allí, a menos de tres metros.

No, no era Hermione, porque el pelo era más claro y mucho más largo, y le caía ondulado hasta la cintura por encima de la capa. Tenía los brazos cruzados y miraba al chico con actitud desafiante.

Él era más alto y se parecía mucho a Draco. El pelo, color platino, tenía aspecto de suavidad absoluta, con algunos mechones detrás de las orejas y el resto recogido en una cola baja quizás parecida a la de Bill. Hubiera sido inevitablemente apetecible si no estuviese mirando a la chica de esa forma o no dijera cosas tan desagradables (gracias a Dios que Ginny no oía la mitad del siseo).

-...despreciar, maldita sangresucia. Si llego... (siseo inteligible) ...no estarías aquí mirándome con esa carita de zorra. Así que... (indescifrable otra vez) ...respondo.

Y entonces vino la torta.

Flas! La fuerza del golpe le hizo voltear la cara hacia Ginny, pero él ni siquiera la vio. Volvió a mirar a la chica con una cara que hubiera hecho temblar a un escreguto. Ella dio dos pasos hacia atrás y se volteó para marcharse, pero él la agarró de un brazo y la empujó hacia él hasta que sus narices estuvieron a medio centímetro de distancia.

-Algún día serás mía.

**oOo**

Se despertó.

Las cortinas granates de su cama estaban entreabiertas, y la luz metálica de un día sin sol entraba ya por la ventana. Alargó la mano hasta su reloj mágico de pulsera, que marcaba 'Temprano'. Pues qué bien. Se desperezó y deslizó los pies en las zapatillas. Cinco minutos más tarde salió del baño atándose la cola y se enfundó los tejanos, la camiseta larga a rayas verde y rosa y el suéter made in Molly Weasley rosa bajo la túnica.

En la sala común sólo estaban un par de chicos de segundo y Hermione, preparando la próxima reunión de prefectos.

-¿Al final cómo fue ésa cita que no era una cita?

-Ah, buenos días, Gin. ¿Decías?

-Que cómo te fue con nuestro querido profesor.

Hermione se sonrojó mientras se le escapaba una gran sonrisa.

**oOo**

-¿Hermione?

-Verá... sé que es un poco tarde, pero... venía a devolverle el libro-. Hermione le alargó el libro con una sonrisa incontrolable de oreja a oreja. Él la miró por encima de las gafas con una sonrisa contagiada y se apartó del marco de la puerta, dejándole vía libre para entrar en su despacho.- Pero si es muy tarde me marcho...- añadió ella deprisa. Nunca había estado dentro del despacho del profesor Graham a solas con él.

-No se preocupe. No iba a bajar a cenar, no tengo hambre.

-Ya... yo tampoco- dijo ella. No habría podido comer nada en ese momento: tenía el estómago más revuelto que una tortilla. Entraron. Él cerró la puerta. Se quedaron un momento en silencio. Ella veía sin atreverse a mirar más allá de la punta de sus zapatos cómo él la observaba, y notaba el calor escalando lentamente por sus mejillas. Se sentía como en una montaña rusa. Sólo esperaba no vomitar.- Oh. Oh, tenga- tartamudeó, dándose cuenta de tener el libro entre las manos y alargándoselo a él mientras lo miraba. No debería haber mirado.

-Muchas gracias. Me alegro de que le gusten estos temas, eeh... Hermione. Hay poca gente con quien poder hablar sobre... temas interesantes, y además pocos son tan dulces como usted.

Aaah. ¿Qué había peor que no saber qué decirle a un chico? No saber qué decirle a un chico y que, además, él la halagara. Además, no era un chico: ¡era un pedazo hombre! ¿Qué representaba que le tocaba decir? Sintiéndose cobarde, decidió tocar a retirada.

-Eeeh... Creo que... me voy- anunció, dando tres pasos hacia atrás, donde quedaba la puerta.

-¿Ya?

-Sí. Sí, me están esperando en... Me están esperando.- Dio dos pasos más. Nunca hubiera dicho que la puerta estuviera tan lejos.

Él se acercó dos pasos tranquilamente. Ella se alejó uno y notó contra su espalda la madera de la puerta. Él sonrió.

-¿Está huyendo? Si se ha molestado por lo que...

-No, no. No, qué va. En absoluto. No.

Él sonrió más.

-Bien.

-Bien.

La estaba volviendo a mirar. Levantó la vista y sí, la estaba mirando. Sonreía. Ella también sonrió.

-Adiós.

Él sonrió más encantadoramente, si es que eso era realmente posible. Hermione se fundía... se derretía... tres segundos más y las rodillas no la aguantarían...

-Adiós, Hermione. Que tenga dulces sueños.

Y cerró la puerta con gentileza.

**oOo**

-Así que supongo que podía haber sido peor.

-¿Bromeas?- Ginny saltaba por la sala- ¡Está al punto! ¡Sólo necesita que lo muerdas y es tuyo!

-¿Que lo muerda?- parpadeó Hermione.

-En sentido figurado, ya me entiendes- aclaró Gin, y continuó, exaltadísima-: ¡Ya os veo juntos! ¡Será fantástico! ¡ES fantástico! ¡Te lo mereces! Sólo... ve con cuidado.

-¿Con cuidado con qué?- preguntó Ron, que bajaba las escaleras.

-Que espero que Harry y Nille hayan ido con cuidado- improvisó Ginny.

-¿Crees que ya habrán llegado? Buenos días, Ron- dijo Hermione.

-No están en la habitación, pero quizás estén desayunando. ¡Vamos!- exclamó Ron, pasando por el agujero del retrato.

Cuando Ginny iba a seguirlo, Hermione la detuvo.

-Recuerda preguntarle a Ron 'eso' sobre Moss...- advirtió con una sonrisa pícara.

Ginny guiñó un ojo.

Bajaron trotando las escaleras y... premio. Juntos en la mesa de Gryffindor, en medio del salón vacío (por ahora) estaban Nillie, Harry y Hannah con cara de haber dormido poco o nada.

Se sentaron los tres en tropel a su alrededor.

-¿Y bien?

-¿Cómo fue?

-¿Estáis bien? ¿Nille, Hannah, Harry?

Ginny observó a Hannah detenidamente. Debía estar pasándolo muy mal...

**oOo**

-Neville, voy al servicio. ¿Me esperas aquí?

-Claro. No te pierdas- bromeó él. Qué mono.

Se deslizó sigilosamente hacia el exterior. Por fin. Por fin sabría quién había destrozado su vida, quién la había torturado con su incapacidad por perdonarle, qué nombre debía poner al culpable de los sueños de venganza que no la dejaban descansar en paz. El nombre del asesino de sus padres.

Pero debía darse prisa. Había empeñado sus poderes a los centauros para la información, y ahora tenía que cumplir su parte del trato y llevar la receta de la poción de curación completa a Firenze antes de media noche... y le dirían quién fue el asesino. Sintió que el estómago se le revolvía con los nervios. Su parte racional esperaba un nombre de alguien que ya se estuviera pudriendo en Azkaban para no tener que vengarse ella... pero su parte salvaje, la que Hufflepuff nunca conseguiría domar, esperaba poder notar la sangre del culpable en sus manos... Un escalofrío le recorrió la espalda, y una vez más, se sintió culpable.

Ya estaba llegando a la cabaña de Hagrid cuando se dio cuenta de que algo pasaba. Había una mancha negra extendiéndose por la nieve. Cogió su varita y susurró 'Lumos'. No, la mancha no era negra. Era roja. Entonces la vio, tirada en el suelo como una muñeca de trapo, inconsciente y empapada con su propia sangre. Hannah dejó caer la varita al suelo. Si seguía hacia el bosque, Hermione posiblemente moriría. Si se paraba, llegaría tarde o no llegaría y los centauros considerarían que había faltado a su palabra y se quedarían con sus poderes. Sería una squib.

Dio dos pasos hacia el bosque, dejando la varita todavía iluminando la macabra escena desde el suelo. No, no. No podía marcharse. Se arrodilló al lado de Hermione y comprobó que el corazón aún latía. Trató de cogerla en brazos para llevarla al castillo. Cuando consiguió tenerse en pie, la luz parpadeó. Paró, con los ojos muy abiertos, para mirar a la varita caída que iluminaba la escena. La luz temblaba, parpadeaba, y, finalmente, se apagó. Había perdido sus poderes.

Hannah gritó, entre furiosa e impotente, cayendo al suelo con Hermione otra vez.

**oOo**

Hannah le sonrió cansadamente.

-Tengo mis poderes de vuelta.

-¿Y el as... que mató...?- Ron parecía tener problemas para hacer la pregunta con delicadeza.

-Que si ya averiguaste lo que querías saber- preguntó Hermione por él con impaciencia.

-Oh. Oh, no. No nos lo han dicho-. Hannah parecía sentirse incómoda con tanta gente alrededor.

-Yo... quería darte las gracias por pararte a atenderme- sonrió Hermione, a su lado.

-Todos te damos las gracias- añadió Ginny, mientras Ron asentía vigorosamente.

-Y ya sabes que si necesitas algo...- Harry hizo un gesto de 'ya sabes' con la mano.

-No, no te preocupes, Harry. Fue mi culpa. Si te lo hubiera contado todo cuando viniste en vez de ponerme a llorar...

-Pero...- Harry tenía toda la cara de estarse muriendo de vergüenza.

-...Y ya has hecho suficiente acompañándome a hablar con los centauros. Tú también, Neville.

Neville dibujó una sonrisita de niño pequeño.

Los Hufflepuff que empezaban a llegar para desayunar le estaban haciendo señas a Hannah, que se disculpó y se fue a comer a su mesa.

-No te preocupes más, Harry- aconsejó Hermione, sirviéndole salchichas-, un fallo lo tiene cualquiera. Además, fue muy inteligente por tu parte buscar la leyenda del puñal que usaron.

-¿Fue por eso?- preguntó Seamus, que se acababa de sentar al lado de Neville.

-Sí. Se ve que si usa y es la primera vez que se mata a alguien, se pierden los poderes. Era del siglo trece o algo así, ¿no, Harry?

Harry asintió, todavía molesto.

-¿Entonces sólo se tendría que buscar a alguien más que se haya quedado sin poderes?- preguntó Seamus otra vez.

Harry acabó de beber su zumo de calabaza y negó con la cabeza.

-No hay nadie más.

-¿Entonces?

-Estan comprobando la seguridad del castillo por si fue un Death Eather. Fuera lo que fuera, Dumbledore supone que no es su primera vez- intervino Neville-. Me estoy cayendo de sueño...

-Si quieres podemos pasar por la cocina a ver si tienen café o algo- propuso Ginny.

-Eeh... no, da lo mismo. Ahora vuelvo- se excusó Neville, levantándose.

Ginny lo siguió con la mirada hacia la puerta, intrigada. En la mesa de Slytherin, Moss le guiñó un ojo. Ella le devolvió el gesto, aliviada: Draco todavía no había llegado.

**oOo**

Porque estaba fuera hablando con Neville.

-Bueno, hoy lleva el jersey rosa. Si estuviera realmente deprimida llevaría el blanco.

-¿Lleva blanco cuando está deprimida?

Neville asintió.

-Claro que si estuviera de buen humor se hubiera hecho trenzas, o se hubiera cepillado el pelo. Pero lleva una cola baja... eso quiere decir que se ha levantado, se ha puesto lo primero que he encontrado y le da igual si le queda bien. Y ahora que lo pienso, no puede llevar el jersey blanco porque lo llevó ayer... Así que está deprimida, seguro. Si está muy, muy deprimida puede que el jersey no pegue con la camiseta de debajo. No lo sé, me fijaré si se lo quita en la sala Común...

-¿Me estás tomando el pelo?- saltó Draco, y Neville negó con la cabeza, poniendo carita de asustado. Draco dibujó una sonrisa torcida y triste, medio tranquilizante medio envidiosa y añadió-: ¿De verdad sabes de qué humor está por la ropa que lleva?

-Sí, pero no sólo por eso.

Draco apartó la vista, las manos en los bolsillos, la barbilla alta y la mandíbula apretada.

-Vale. Entro a desayunar.

-¿Esta tarde...?

-Aquí a las siete. Buscaremos una aula vacía.

Neville asintió, y los dos chicos fueron cada uno por su lado.

**oOo**

¿Dónde demonios se había metido Ron?

Llevaba media hora rondando por los pasillos tratando de encontrarlo, pero nada, parecía que su hermano había desaparecido.

Para poder aplicar la segunda parte del plan que habían ideado Mione y Moss, necesitaba conseguir la primera (obviamente). Se llamaba:

PLAN MOSSIFICANTE nº2 (El uno lo habían descartado de entrada por surrealista y el PLAN MOSSIFICANTE nº 3 tenía como subtítulo 'Sálvese Quien Pueda', por lo cual lo dejaron como última opción.

Bien, el plan constaba de tres partes. La que le tocaba cumplir a Ginny (ya que, por lo visto, Ron consideraba 'embarazoso' hablar de sus líos sentimentales con Hermione y Harry sólo dejaba caer información suelta cuando se hallaba desprevenido, y contra Hermione, que ya lo había intentado, estaba más que prevenido por ahora), la primera parte, como decía, era:

Parte A: ¿QUÉ COJONES LE PASA A RON?

· La Agente G (Ginny) busca al Sujeto Neutral (Harry).

·La Agente G debe conseguir que el Sujeto Neutral le proporcione información sobre el estado de las Tropas Enemigas (el tonto de Ron).

· La Agente G debe entonces llegar a un diálogo con las Tropas Enemigas y descubrir su estrategia (vamos, soltarle la lengua para saber si Moss tenia alguna posibilidad). La Agente G tiene permiso para emborracharlo o, si es preciso, usar el tercer grado.

· La Agente G debe comunicar TODO AQUELLO que le sea comunicado a las Agentes H y M (Hermione y Moss) para el buen funcionamiento de la Parte B.

Bien, pues Ginny ya había hablado con Harry, que resulta que no sabía nada y estaba esperando a que Ron le contara alguna cosa, aunque Ron no parecía darse cuenta. Por lo tanto, todo lo que la Agente G había conseguido saber de las Tropas Enemigas era un 'Está raro'.

No era mucho.

Iba pensando en todo eso mientras se encaminaba a la lechucería, cuando una voz a su espalda la detuvo.

-Oh, vaya. Mira quién tenemos aquí: la Virgencita Weasley.

Dio la vuelta a ver quién era. Oh, mierda. Sonrió dulcemente y devolvió el saludo:

-¿Qué tal, Champi? ¿Todo bien? ¿Qué tal tu dieta, querida Pansy? ¿Y tú te llamabas...?

Delante suyo, Pansy hizo girar los ojos con desdén, Champi se arregló el pelo como si le acabaran de lanzar un cumplido y Millicent Bulstrode gruñó:

-Bulstrode, imbécil.

-¿Cómo has dicho? ¿Bulldog? Pues encantada- Ginny volvió a sonreír lo que Bill catalogaba como 'Sonrisa Soy Encantadoramente Falsa'. Llevaba una semana muy, muy mala, y sólo faltaban las tres atontadas para acabarla de fastidiar.

-Ajajá, qué gracia-. Champi hizo una mueca despreciativa.

Se quedaron mirando en plan Western, una a un lado del amplio rellano y las otras tres en el otro, cerca de la puerta de uno de los pasillos que llevaban a Divinación. 'No es justo' pensó Ginny. '¡Son tres! ¡Y Bulstrode ocupa el lugar de cinco! Serán mafiosas...' No pensaba darse la vuelta (iban las tres armadas con sendas bolsas de deporte y Gin no quería que ninguna aterrizara sobre su cabeza), y no pensaba decirles nada a menos que hablaran ellas primero. Parecía que Pansy y Millicent esperaban a que Champi hablase, pero ella se estaba mirando las uñas despreocupadamente, quizás esperando a que Ginny misma se rebajara a preguntar algo.

En vista de que Ginny no abría boca (sólo ponía cara de aburrimiento), Champi dejó la bolsa de deportes en el suelo, se puso las manos en las caderas, y se acercó dos o tres pasos con aire amenazador.

Ginny siguió con su cara standard de aburrimiento.

-Escucha, porque sólo lo diré una vez.

Ginny la miró, dividida entre sus ganas de echar a correr y darle un puñetazo a Champi en todos los morros.

-No te acerques a Draco. Es mío. Sé que lo persigues y como te vea a menos de cinco metros de él, te las vas a cargar.

Ahora Ginny no sabía si reírse en su cara (¿Ella? ¿Perseguir a Malfoy? ¡Champi necesitaba gafas!), darle dos puñetazos (¿Pero quién se ha creído que era esa idiota? ¿Creía que le podía dar órdenes?) y meterle dos puñetazos además de reírse en su cara (¿Desde cuando Malfoy le pertenecía a esa guarra? ¡Más bien era el champiñón ambulante quien se las cargaría si se acercaba demasiado!).

Mientras intentaba decidirse y no enrojecer demasiado (la verdad es que no tuvo mucho éxito), alguien que arrastraba las sílabas (ay) dijo a su espalda:

-No seas cría, Edén.

-Pero cariño...

Ginny puso cara de 'Joder. Lo que faltaba.', pero de hecho estaba a punto de saltarle a la yugular a la Champiñona. ¿Cómo que cariño?!?

-Id bajando. Decid a los chicos que empiecen a calentar.

-Pero...

-Que bajes he dicho.

Champi les clavó un par de miradas asesinas y se marchó, seguida de la foca y el bulldog.

Draco se inclinó por la barandilla y las siguió con la mirada.

-Es un poco pesada, pero hay cosas que hace bien- aclaró jovialmente, girándose hacia Ginny. No hacía muy buena cara, pero a ella no le apeteció preguntarle si se encontraba bien.

-Cualquiera besa mejor que tú, Malfoy.

Draco levantó una ceja y sonrió un poco de lado, como si se lo tomara como un reto, o un juego familiar. Ginny tuvo que hacer verdaderos esfuerzos para desterrar una sonrisa de oreja a oreja. Se apoyó contra la pared en una actitud estudiadamente indolente que había copiado de él. Tenía el estómago revuelto, pero no se encontraba mal, si tener el estómago rebosante de mariposas y otros bichos revoloteadores era encontrarse bien.

Él no contestó. La despreocupación se desvaneció en sus ojos, y Ginny entendió que era fingida. Dolía verlo así, con una mirada de metal helado que le recordó a... bueno, a tantas otras miradas que él le había dedicado desde la tarde lluviosa en que la besó. Mmmmm. No debería haber pensado en eso. Claro que, de hecho, él también estaba pensándolo. Consiguió apartar la vista de sus ojos para captar cómo se pasaba la lengua por los labios delgados. Mm... mejor mirar a los ojos. No, no. Los ojos la acechaban, fijos en los suyos, provocativamente tentadores. ¿Provocativamente tentadores? ¿En qué estaba pensando? ¿Estaba realmente pensando?

Él se acercó. Ella tenía la pared a su espalda y no podía retroceder. De hecho no se hubiera movido aunque pudiera. Él se acercó un poco más, y sin saber cómo, ella se encontró con que estaban tan cerca que podía oler su peculiar aroma a... bueno, aroma a Draco: bosque, lluvia, aftershave, cuero... exactamente igual a cuando la besó, o cuando se abrazaron la noche del baile o... Estaban realmente cerca, aunque no se estaban tocando. Podía notar su aliento tibio en sus labios y supo que con sólo acercarse un centímetro... Sólo un centímetro... Se dio cuenta de que estaban respirando los dos el mismo aire una y otra vez. El flequillo de Draco colgaba haciéndole cosquillas en la ceja. Un centímetro...

-Vaya. Pensaba que os odiabais mutuamente.

La voz sonó cerca de la puerta que daba a divinación. Los dos se separaron con un respingo y miraron a Moss, que les sonreía encantadoramente con escoba en una mano y bolsa de deportes en la otra. Antes que Ginny pudiera cerrar la boca, Draco salió pitando escaleras abajo sin mirar hacia atrás.

Immediatamente después de perderlo de vista, Ginny se preguntó qué había sido eso. Moss miró por encima de la barandilla, asegurándose de que Malfoy ya había desaparecido antes de girarse hacia Ginny para preguntar:

-¿Estás bien?

Sólo que Ginny no estaba donde se suponía que debía estar sino un metro y poco más abajo. Aparentemente, las rodillas le habían fallado y ahora miraba a Moss sentada sobre sus pies, la cara muy roja, los ojos muy abiertos y una mano delante de la boca en forma de o.

-¿Ninia?

-Dios... ¡Casi lo beso!

-Ah... ¿casi? Pues parecíais demasiado juntos para estar haciendo otra cosa.

-¿Eh?

-¿Ninia? ¡Despierta!

-¿Eh? Ah. Ah, sí.

-Esto... ¿he interrumpido tanto como estoy pensando?- Moss hizo lo que hubiera sido una mueca si se rebajara a hacerlas.

-No, no. No, qué va-. Ginny se levantó y trató de recobrar la compostura, aunque no parecía muy segura de lo que decía-. No, en absoluto. No me ha tocado. No. De hecho estoy contenta de que no haya pasado nada.

-Ya- asintió Moss con sarcasmo, pero Gin parecía todavía ligeramente fuera de lugar y no se dio cuenta-. Oye, ¿hablaste con Ron?

-Lo estoy buscando. De hecho llevo muuucho rato buscándolo pero...

-Está en la sala Común.

-¿Qué? ¿Cómo lo sabes?

-Bueno... hasta hace cinco minutos estaba en el baño de prefectos de tíos.

-¿Pero cómo...?

Moss se sonrojó y puso cara de niña maquiavélica.

-¿Qué has hecho ésta vez?- se alarmó Ginny, divertida.

-Bueno, verás... en la aula de al lado hay un agujerito muy pequeño muy pequeño en la pared y...

**oOo**

Entró en la sala común aún ligeramente sonrojada y lo detectó enseguida (el pelo era inconfusible).

-¡Ronniekin!- saludó, estrujándole una mejilla antes de sentarse a sus pies.

-Ginnienin- contestó él con una falta total de entusiasmo. Era el mote que tenían cuando eran pequeños y normalmente solían encaminar la conversación a temas personales, pero ése día Ron estaba francamente distraído.

Ella le estiró los bajos de los pantalones. No funcionó. Chasqueó los dedos a medio camino entre sus ojos y la chimenea encendida que miraba. Él parpadeó y la miró. Ella sonrió. Él también.

-¿En qué lío te has metido ahora?

-¿Cómo que en qué lío?

-Si vienes a llamarme Ronniekin es que necesitas consejo o dinero, y como no tengo un duro...

Ginny sacudió la cabeza.

-Nonono, vengo a ver qué tal estás . Por cierto, deberías afeitarte.

Ron se pasó la mano por la mejilla, evidentemente orgulloso.

-¿De verdad?

Hay que ver qué críos son los hombres, pensó Ginny. Sobretodo éste.

-Síii... y... ¿Cómo te va todo?

Ron se echó para atrás, todavía palpando sus mejillas.

-Bueno... podía ir peor.

-¿Qué quieres decir? ¡Pensaba que todo te iba estupendo!

-Bueno...

-A ver... ¿Cuál es el problema? ¿Colegio?

-Nops.

-Ehh... ¿Amigos?

-No... no especialmente.

-¿Entonces?

Ron la miró.

-¿Estás intentando inducirme a cotillear sobre mi vida privada?

Ginny rió.

-Sí.

-Ooh, muy astuta, casi no me doy cuenta.

-¿Y bien?

-¿Y bien qué?

-Dicen que sales con Moss.

Ron pareció incómodo.

-¿Te lo ha dicho ella?

-No. Por eso te lo pregunto-, contestó ella inocentemente. Ginny sabía mentir, y sabía que Ron lo sabía. Sólo esperaba que en este momento no se acordara o decidiera pasarlo por alto.

-¿Y porqué no se lo preguntas a ella?

Ginny se puso seria.

-No quiere hablar del tema.

-Ya.

-Estoy preocupada por ella, pensaba que podrías ayudarme- tanteó Ginny.

-¿Qué le pasa?- preguntó Ron, centrado de repente.

-Está rarísima.

Ron la miró, interesado. Ginny continuó, decidida, tratando de hacerlo sentir culpable:

-No habla, no come... creo que no duerme...

-Pero si el otro día llegó tarde a desayunar, repitió dos veces y no paró de cotorrear en todo el rato- se extrañó Ron.

-Esto...- glups. Maldita Moss. Cambió de tema-: ¿Te fijas mucho en ella, no?

Premio. Ron enrojeció y se miró las manos.

-No.

-¿Ah, no?

-¿Por qué iba a fijarme?

-No sé... Después de lo de Año Nuevo...

Ron se volvió escarlata.

-¿Eso? No tiene importancia. Quiero decir que...

-¿Qué?

-Que... bueno, no es nada nuevo para ella, ¿no? Quiero decir que para ella... por mucho que me dijera que...- Ron se puso aún más rojo, si eso era posible sin estallar- todo lo que me dijo... no creo que fuera en serio, ¿no?- la miró con cara de 'dime que es verdad'.

-¿Qué te dijo?

-Bueno, verás...

-Vale. ¿La chica que te gusta te dice que quiere salir contigo y la mandas a paseo? ¿Se puede saber qué coño te pasa?

-¡Pero la cosa está en que no le gusto de veras!

Ginny lo fusiló con la mirada.

-Me la encontré llorando con ataque de hipo incluido pocos minutos después- informó ella.

Ron parpadeó, aturdido.

-No puede ser.

-¿Cómo que no?

-Cuando hablé con ella y le dije que no, estuvo muy fría. No lloró, no contestó casi. Se quedó como helada y luego se largó.

Ginny suspiró y se levantó. Mientras se dirigía la escalera para ir a su dormitorio, se giró un momento y le dijo:

-Ron, es Moss. Moss la Slytherin. ¿No esperabas que se pusiera a llorar delante de ti, verdad?

**oOo**

-Cincuenta y siete, cincuenta y ocho, cincuenta y nueve, setenta, setenta y uno...

-Sesenta y uno- Corrigió Draco recortando una pielecilla en mal estado de sus uñas.

-Sesenta y dos, sesenta y tres, sesenta...- Nille se desplomó sobre sus brazos. Pof.

Draco miró abajo desde la mesa donde se había sentado a arreglarse las manos.

-¿Estás bien?

Nille gimió.

-No puedo moverme...

-Sesenta y cuatro. ¿Mucho mejor, no? A ver, ahora las abdominales.

-Si ya las he hecho.

-Bueno, da igual. Otra vez.

-Y una mierda.

Draco sonrió de torcido y sacó la cabeza para mirar a Nille. Estaba echado boca arriba en el suelo, respirando con dificultad, los rizos y la camiseta empapados de sudor.

-Has aprendido a decir palabrotas, veo.

Nille rió como pudo. Tenía risa de niño, medio cortada por la respiración y las punzadas en el abdomen.

-Creo que tengo la mejor maestra del colegio- consiguió decir al fin.

Draco, que había estado conteniendo una sonrisa de verdad, tuvo que soltarla ahora.

-Te parecerá bonito, Draco- interrumpió una voz desde la puerta.

Nille movió la cabeza como pudo para verla y sonrió, a Draco se le borró la sonrisa de la cara.

-¿Entrenando, Nevie?- Las botas se acercaron hasta su lado- Qué tierno.

Nille alargó un brazo y una mano de uñas rouge noir lo izó.

-Bonitos bíceps- sonrió Moss. Nille se sonrojó ligeramente.

-Moss va a ayudarnos con tu autoconfianza- explicó Draco.

-Y te voy a enseñar a bailar.

-No, ya te dije que eso no hace falta- discutió Draco.

-Que tú seas aburrido como una patata hervida no quiere decir que Nev tenga que serlo también-. Draco no contestó. Moss le guiñó un ojo a Nille y susurró-: No sé qué le pasa últimamente pero me encanta. ¿Clases de baile sí o no? Te haré un precio especial.

Nille arqueó las dos cejas porque no sabía arquear una sola.

-¿Ninia te ha contado algo del Plan? Podrías hacer de cebo- especificó ella.

-Ah, sí. Vale, pues baile también. Voy a ducharme.

-Tienes diez minutos- concedió Draco, mirando a Moss.

Moss sonrió.

-No, no os molestéis. De todas formas, tengo que cantarte las cuarenta y Neville tendría que estar presente.

Nille se detuvo a medio camino y volvió sobre sus pasos.

-¿Qué le has hecho a Gin?- le preguntó a Malfoy, las manos en las caderas como si fuera a caerse, el torso medio doblado y las cejas izadas otra vez.

Draco se pasó la mano por el pelo.

-Casi la besa- explicó Moss acusadoramente.

-Pero si habías dicho que...- empezó Neville, lanzando las manos arriba.

-Ya sé lo que dije.

-¿Entonces?

-¿Cómo puedes esperar que se olvide de ti si vas besándola por los pasillos?- recriminó Moss.

-Ella no parecía muy molesta.

-¿Y qué? ¡No podía creérselo! ¡Se ha quedado alucinando!- se exasperó Moss.

-¿Has hablado con ella?- preguntó Nille.

-Claro. Los he pillado con las manos en la masa. Estaban tan cerca que pensé que se estaban dando el lote. Joder, Draco.

-A ti lo que te pasa es que te molesta que no vaya por los pasillos besándote a ti- contestó él agriamente.

Moss se calló.

Draco, que esperaba una torta, se quedó con las ganas.

-Vale, vale. Ya está bien- intercedió Neville, separando a Moss unos pasos. Moss no se resistió, pero no dejó de taladrar a Draco con sus ojos amarillos. Nille miró a Draco-. Eso fue rastrero.

Draco lo miró, pero tampoco dijo nada.

-No te molestes, Nev. Nada de lo que diga puede afectarme ya- finalizó al cabo de un rato ella, sonriendo y separando la mano del chico de su muñeca. Era inútil esperar que Draco se disculpara, y lo que la había molestado no era tanto el comentario como la intención. Y ya daba igual. Había estado colgada de Draco mucho tiempo, lo conocía tanto como nadie podía llegar a conocerlo sin que él aclarara nada, y estaba segura de que sería la última vez que oiría otro comentario así. Se sentía libre: había salido fuera del círculo de influencia de Draco, pero él la apreciaba a su manera y seguía en el círculo de protección, cosa que un Slytherin siempre agradece. Y a Draco le costaba aceptar que alguien que le había pertenecido desde siempre ahora quisiese cambiarlo por Weasley. Claro que, de hecho, Draco mismo pertenecía a una Weasley.

-Si lo preferís, la próxima vez dejaré que Edén la linche en vez de intervenir.

-¿Edén es Champi?- preguntó Neville, rompiendo la tensión definitivamente.

-¿Y sabéis que está pensando en teñirse de rojo?- soltó Moss. Neville rió con ganas, Draco sonrió sarcásticamente.

-Espera, espera. ¿Primero la salvas de tu novia y luego casi la besas?- dijo Neville al final, todavía con las manos en la barriga como si tuviera miedo de que se le fuera a caer.

-Más o menos.

-Debe estar muy confundida. Voy a buscarla- decidió, incorporándose.

Unos segundos después de que la puerta se cerrara detrás del chico Gryffindor, Draco y Moss todavía tenían la vista fija en la madera.

-¿Cómo lo ves?

-Casi feliz- sonrió Moss-. Buen trabajo.

**oOo**

Otra vez el bosque, otra vez la niebla, otra vez el sueño. Ginny echó a correr entre los árboles nevados hasta que los vio, discutiendo. Se acercó dispuesta a todo, y en menos de medio minuto ya estaba a dos palmos de ellos. No la vieron.

El chico, que no era Draco pero sí era un Malfoy, estaba hablando, y la chica lo miraba con los brazos cruzados.

-No me puedes despreciar, maldita sangresucia. Si llego a dejarte allí con ellos, y podría haberlo hecho, ¿me oyes?, no estarías aquí mirándome con esa carita de zorra. Así que esta vez obedéceme como es debido o te juro por mi honor que no respondo- siseaba él. Ginny pasó la mano entre los dos unas cuantas veces, pero definitivamente no la veían.

Flas! La mano de la chica atravesó la de Ginny y le plantó una bofetada increíble a Malfoy. El pelo platino voló y la cola le golpeó el cuello blanco. Ella trataba de esconder que estaba asustada, pero dio un par de pasos hacia atrás. El pelo largo y ondulado se le había desordenado, la bufanda Ravenclaw se balanceaba casi a ras del suelo. Se volteó para marcharse, pero él reacionó deprisa y le cogió las muñecas, arrastrándola muy cerca de él. Ella respiraba agitada, él parecía tranquilizarse con el terror de ella. En algún lugar de su pupila negra, Ginny entrevió durante un instante algo sospechosamente parecido al miedo.

-Algún día serás mía- siseó él, y Ginny miró las manos que tenía justo en frente de su nariz. Ella tenía manchas de tinta en los dedos, la mano cerrada y rosada del frío que Ginny no sentía. Él la cogía de la muñeca delicada con su mano blanca y larga. Llevaba un anillo liso de plata en un dedo y en la muñeca... En la muñeca, brillando misteriosamente bajo la luz lechosa de la luna y la nieve, la pulsera de Ángel.

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Se incorporó con la desagradable sensación de que su corazón había dejado de latir. Con los ojos todavía cerrados, alargó una mano a un poste de la cama mientras con la otra se buscaba el corazón. Encontró las cortinas y el palo de madera tallada y barnizada, y el corazón seguía latiendo. Tenía frío. Abrió los ojos para recoger las sábanas, las mantas y la cobertura cálida y roja y ahogó un grito.

Había alguien sentado en su cama. Un ex-alguien, para ser precisos. Sólo los fantasmas tienen luz blanca propia.

Era ella, la chica del pelo ondulado. En forma de aparición, con ojeras y angustia en los ojos, le pareció más hermosa que bajo la luz de la luna. No tenía miedo de ella porque parecía ansiosa y desesperada.

-Virginia. Virginia- susurró.

-¿Quién eres?

-Cuidado con Ángel. Vigílala. Témelo, Virginia, y no dejes que la lleve con él.

-¿Qué?

-Témelo, Virginia, y no dejes...

El reloj de la sala común tocó la melodía de las horas. En el silencio de la torre, llegó perfectamente al dormitorio de las chicas de quinto grado.

-...que la lleve...- susurró la aparición, mientras sonaba una campanada sola y ella se disolvía y se convertía primero en una mancha de luz blanquecina, luego en una luz diminuta y luego se diluía en las sombras alrededor de Ginny.

**oOo**

N/A: Espero que hayáis quedado contentos con los enigmas resueltos y los nuevos interrogantes. Ni se os ocurra quejaros por la falta de beso. Pronto, pronto, si no me vuelvo a atascar, claro. Además, esto me ocupa dieciséis páginas en Courier New 10, exactamente el doble que el capítulo anterior. ^^ Espero que no se os haya hecho pesado...

En el próximo capítulo, Hermione y su profesor vuelven a tener una charla privada, el plan Mossificante entra en acción, Nille aprende a bailar, un par de besos (todavía no sé de quién con quién), Ginny sigue depre, las apariciones siniestras y angustiantes se repiten y estoy pensando en emborrachar a Draco, pero quizás en otro capítulo.

Ahora sí, gracias infinitas a todos mis dearest reviewers (¿qué haría yo sin vosotros?):

Favila, chica_potter, Anuka (Harry y Hermione? Me lo pensaré... ^^), Selene (que se llama como una de mi fic 'Buscándote en la oscuridad'), Esmeralda, Lina Saotome, Azabeth (mi msn es estic_aqui@hotmail.com), Jade (gracias especiales por perseguirme vía msn, dar ^O^), Usako (Ugh... cómo odio a Champi), Princess Leia Skywalker (gracias por el review largo), Hermi12 (ja! Picaste!), Naydila (ooh... un review de los que quitan el aliento), Cali-chan (*grita* Y TU D/G QUÉ????), Elbereth, Júbilo (*se parte de risa* No sé cómo haces reviews tan graciosos... ¿me escribes otro, porfi?), Tsuku Miaki (*saluda*), Júbilo otra vez (el commet de las trenzas asesinas me rompió! Que yo sepa, a Hannah no le pasa nada en el pelo), Lockhart, el amante secreto de M.D. (quién es M.D.? Me encanta sorprender al lector. Me lo paso muy bien leyendo reviews de gente histérica. *ríe diabólicamente*), Patty*Potter (Review largo... review suculento... Jur jur jur.), Katie Bell (tendrás que esperar para los besos...), Arwen, katie Bell otra vez, Athena, Eowyn, Lali, Tomoyo Daidouji, Rowen@ Phoenix, Arwen again (no, no eres pesada, si puedes perseguirme tanto como quieras ^^), Lucy, Rowen@ Phoenix otra vez (^^), Arwen-Chang (Verdad que Nillie es una monada?), Rei, gatita, JS (qué contenta estuve de leer un review tan entusiasta!), Pinky (ni hablar, H/G aquí no!), Susana, Tomoyo Daidouji otra vez, Hermi Weasley 14 (snif... has comparado mi fic con un anuncio de compresas???), Charis S, Marai, Idril, Mosn, Mikane, Maika Yugi, Cho_Malfoy2, Beba, Lita, Violetta y Yuna Tomoran.

Me encantaría haber contestado a todas pero como podéis ver no tengo tiempo. Ahora sí, besos a todos!

Nimphita