BLANCO Y NEGRO
Capítulo 9: Besos
Resumen del capítulo anterior: Después de un Plan Mossificante derivado en un Plan Sálvese Quien Pueda, Ginny acaba con la cabeza llena de horquillas, Moss y Ron están juntos, Neville es una monada, Malfoy se va a su jacuzzi y Snape hace una pequeña aparición.
-No, no, espera. Son doscientos gramos de coliflor de los bosques por litro de agua y una medida de cáscaras de huevo de dragón molidas- dictó Ginny, repasando la lista de ingredientes con el índice. Se fijó en que tenía la uña algo larga y se la mordió distraídamente.
Neville, escribiendo aplicadamente a su lado, hizo ruiditos de desaprobación.
-No te muerdas las uñas- la riñó, levantando los ojos un momento del pergamino. Ginny le sacó la lengua y miró hacia otro lado, dejando caer la mano en el regazo.- ¿Huevos de qué dragón?
-Espera- Gin miró el libro que tenía sobre las rodillas.- Mmmm... Ridgeback.
-¿Me las podrás prestar para mañana?
-Siempre las puedes comprar ahora en Hogsmeade, si te sobra dinero después de Honeydukes-. Ginny volvió la vista a uno de los libros de la mesa. Neville apuntó 'de Ridgeback noruego' en sus deberes de pociones y pensó que siempre le podría pedir el dinero a Draco, que otra cosa no, pero era bastante generoso con él. También le podría haber pedido que lo ayudara con el trabajo, pero le apetecía hacerlo con Ginny, que tenía más paciencia y se quejaba de que ya no hablaban tanto como antes. Eso sí, los libros que consultaban se los había recomendado él, aunque ella no lo supiera.
-¿Qué más?
-Ya está, lo último. Doce gramos de raspaduras de seta... y hablando de setas- se interrumpió Ginny cuando Edén entró en la biblioteca a devolver un par de libros.- ¿Qué se ha hecho en el pelo?! ¡Será putón, copiona, zorra!- Ginny entrecerró los ojos para dar más intensidad a su mirada asesina.
Nille levantó la vista.
-Le queda bien...
-¡Qué le va a quedar bien! ¡Es una copiona asquerosa que se hace pasar por pelirroja!- siseó Gin, sin apartar la vista de la Slytherin.
Nille sonrió y observó a la chica mientras salía. Ginny no se había percatado, pero Champi tenía los ojos hinchados como si hubiera estado llorando. A Neville le dio pena y trató de desviar la rabia de Gin hacia temas más seguros.
-¿Hablaste con Draco?
Ginny se hundió un poco en su silla y resopló, arrugando el ceño.
-Yo no tengo nada que hablar con ése... ése...
-¿Chico?- trató de ayudarla Nille.
-Depravado, cerdo, capullo, y... Nille, ¡es que es taaan malditamente sexy!- gimió Ginny, dejando colgar la cabeza en señal de abatimiento. Neville le palmeó la espalda delicadamente.
-Vamos, vamos...
**oOo**
Dejó que el agua caliente cayera sobre su espalda dolorida. Quería llevar todos los libros del día siempre encima, pero eso al final pasaba cuentas. Se masajeó como pudo los hombros y los hizo girar hacia un lado y hacia otro, la cara levantada, el vapor a su alrededor, la ducha entera oliendo a su champú. Finalmente recordó que Ron la estaría esperando en la sala común, impaciente por jugar la partida semanal de ajedrez. "Que le den", pensó, mientras empezaba a tararear una canción de jazz. No obstante, apagó el chorro de agua y enrolló una de las toallas de manos grana y dorada (que había metido en el cubículo para tal efecto) alrededor de su pelo chorreante como si se tratara de un turbante, se tapó con el albornoz (también rojo oscuro con algún adorno dorado) y se calzó las zapatillas. En el baño de prefectas había, a parte de las bañeras comunes, las duchas individuales y unos armarios con toallas y albornoces con los colores de las distintas casas. Hermione, ahora sin el apoyo del agua caliente, tuvo un escalofrío. Si no se daba prisa, se le congelarían las piernas. Se frotó la espinilla derecha contra el reverso de la rodilla izquierda, y sonrió. Se había depilado (auch) unos días antes, ya que planeaba llevar una faldita de Moss esa tarde cuando fuera otra vez al despacho del profesor Noel. Todavía no había pasado nada, y eso -sonrió al pensarlo- no podía continuar así.
Todavía cantando por lo bajo, abrió la puerta de madera de la ducha y paró en seco al ver la figura que la observaba desde el otro lado del baño.
-¡Profesor Graham!- chilló, saltando hacia atrás mientras una vocecilla en su cabeza se alegraba de ir depilada y con un albornoz tirando a corto.
-Creía que le había dado permiso para llamarme Noel- dijo él con tranquilidad, sin necesidad de levantar la voz para ser oído. Estaba apoyado indulgentemente contra la pared blanca. La túnica, oscura, estaba abierta y enseñaba los tejanos y la camisa negra. El pelo castaño lanzaba destellos caoba con la luz gris de los ventanales; estaba algo despeinado, como si se hubiera apartado el flequillo de la cara mientras esperaba.
Hermione, que se moría por acortar distancias y colocarle el pelo rebelde en su sitio, se estaba poniendo roja, pero (posiblemente hostigada por sus anteriores fracasos) recolectó sus ideas y se recuperó con facilidad. Aun así, no pudo evitar advertirlo:
-Los profesores no están autorizados a entrar en los baños de prefectas- comentó, ladeando su cabeza un poco en lo que esperaba que fuera un gesto elegante. Le temblaban las manos, así que las escondió a su espalda.
-¿Va a hacerme fuera?- preguntó él, acercándose a la puerta de la ducha. Ya no parecía el profesor Graham encantador que conocían todas las chicas de la escuela. Su mirada era más llana, directa, acechante, y a ella se le erizaron los pelos de la nuca al pensar que la estaba mirando así a ella, a ella y a nadie más. Él apoyó una mano a cada lado de la puerta, imposibilitando una huida. Hermione no pensaba escaparse. Se le pasó por la cabeza que no sabía dónde se estaba metiendo, pero mientras alargaba la mano para colocar el flequillo del profesor en su sitio detrás de la oreja, pensó que no le importaba lo más mínimo.
Él la dejó hacer, sonriendo un poco, y luego le tomó la mano y besó la parte interior. Hermione decidió que el pequeño problema profesor/alumna era un estúpido y diminutísimo inconveniente que no valía la pena tener en cuenta. Tampoco hubiera podido pensar aunque hubiese querido: tenía el estómago de vacaciones en una montaña rusa, las rodillas flojas y un hombre en su ducha, y obviamente no hubiera podido concentrarse.
Noel trataba de mirarla a través de sus gafas cuadradas, una pequeña sonrisa en sus labios, pero los cristales se ahumaban con el vaho de la ducha. Ella le quitó las gafas y se las enganchó en el cuello de la camisa, sin atreverse a tocar su piel.
-¿Y bien?
-¿Y bien qué?- preguntó ella en un susurro.
-¿Me vas a echar del baño?- preguntó él, la cara tan cerca de ella que Hermione no pensó que todavía tenía un metro de ducha a su espalda. Tras dudar muy poco, ella levantó la barbilla y aguardó a que él la besara.
Pensó que se derretía. Los labios de él eran cálidos y suaves. Notó sus manos en su cintura a través del albornoz, pero ése era todo el contacto que compartían. Ella se abrazó a él como a un salvavidas y los dos se tambalearon hacia dentro de la ducha, riendo. Cuando reía, a Noel se le marcaban unas pequeñas arrugas en las comisuras de los ojos, como si hubiera reído o llorado mucho. Ella le besó los párpados, y él la apretó contra sí, poniéndose serio de repente. Se miraron un instante a los ojos, y cuando él la besó otra vez, Hermione perdió el poco control que le quedaba. No era el beso tierno que cabía esperar, sino insistente y empujado por la necesidad. Necesidad de ella, como si al hombre que la estrechaba no le hiciera falta nada más que ella para vivir.
Una mano de Hermione bajó por su cuello y empezó a desabrocharle la camisa para proceder a plantar besitos en su cuello. Él gimió débilmente. Cuando los labios de ella habían alcanzado la clavícula, los dos oyeron el ruido que hizo la puerta al abrirse.
Él la apretó contra sí como para detenerla, ella levantó la cabeza y miró a la pared de la ducha como si pudiera ver la puerta al pasadizo a través de ella. Pero no sabía quién había entrado. Lo miró. Él, que parecía tenso, sonrió cuando sus ojos se encontraron, y ella estuvo a punto de echarse a reír. En cambio, se alejó un poco, apartando las manos de él de su cintura con pesar, y le hizo un gesto para que se quedara allí callado. Él asintió. Ella abrió la puerta como si estuviera saliendo de la ducha. Mandy Brocklehurst, la prefecta de Ravenclaw, se estaba quitando los zapatos y sonrió al verla.
-Se te ha deshecho el turbante- señaló, mientras se quitaba la túnica.
Hermione se sonrojó más, si eso era posible sin parecer una Weasley, y procedió a colocárselo bien. Mandy recogió un albornoz azul y bronce y se dirigió a la ducha que había estado usando Hermione.
-No, ahí no, Mandy- dijo ésta. Mandy la miró, la mano a medio camino de la manilla, y Hermione agregó con naturalidad-: Está a punto de atascarse.
Mandy sonrió y asintió, y se dirigió a la ducha de al lado. En cuanto se cerró, Noel sacó la cabeza y arqueó una ceja. Hermione lo envió a su despacho con un beso furtivo, y luego se dirigió a su sala común, feliz.
**oOo**
-Está bien. ¿Dónde vamos primero?- preguntó Hermione, mirando a los demás. La nieve cubría las aceras de Hogsmeade, y todo tenía un aire de invierno encantador. Tenía la sensación de que si se sintiera mejor estaría enferma.
-He quedado con Nille a la una para comer- dijo Ginny, antes de que propusieran ir al quinto pino.
-Son las diez y cinco- advirtió Harry.- ¿Qué os parece un desayuno en Honeydukes?
-En Tiffany's, si te parece- dijo Mione con un tono ligeramente sarcástico, y los dos sonrieron. Ginny dedujo que era algo muggle, y que Hermione debía de tener alguna razón para estar radiante esa mañana. Quizás cierto profesor tenía algo que ver...
-He quedado con Moss- repuso Ron, algo sonrojado- en la plaza.
-Pues vamos a buscarla y luego vamos a desayunar ranas de chocolate- decidió Hermione. Mientras se acercaban a la plaza central, algo llegó corriendo por detrás y se lanzó al cuello de Ron.
-¡Yaah!- gritó, y Ron empezó a trastabillar hacia atrás cuando dos piernas se sujetaron a su cintura.
-Moss... casi lo matas- observó Ginny, ladeando la cabeza y enrollando un mechón rojo alrededor de su dedo.
Moss rió como una niña pequeña cuando él le aguantó las piernas y empezó a correr arriba y abajo.
-¿Eso es normal?- preguntó Harry. Hermione sacudió su cabeza y Ginny, sonriendo, se subió a la espalda del chico.
-¡Corre, corre!
Hermione se los quedó mirando mientras los dos caballos improvisados y sus amazonas daban un par de vueltas a la plaza. Después se los llevó a Honeydukes a comer crocante, y más tarde ella y Moss arrastraron a los chicos y a Ginny por la calle de las tiendas, aunque no compraron nada excepto galletitas para Crookshanks.
Al mismo tiempo, por la zona antigua del pueblecillo mago, paseaban dos chicos buscando una apotecaría para conseguir cáscaras de huevo de Ridgeback. Cuando salían de la tienda mal iluminada, discutían sobre cierta chica pelirroja.
-Pero no entiendo, ¿a qué esa manía con dejarla?
-Porque sí.
Neville sabía que Draco no quería hablar más, pero le daba igual.
-No, a ver, porque sí no es un motivo.
-Joder, Neville, que te den.
-Que te den a ti- contestó el chico de la bufanda Gryffindor.- Mira, sabía que eras capullo, pero ¿tanto como para dejarla ir así?
Draco se detuvo y se lo quedó mirando con una expresión ilegible.
-Me has llamado capullo.
Neville se detuvo frente a él y asintió, aunque estaba algo colorado y le miraba como si se estuviera planteando echar a correr. Al final empezó a hablar:
-Draco, yo...
-No, no, ¡no te disculpes!- Draco lo detuvo palmeándole la espalda y renaudando el paseo- Ha estado bastante bien. La próxima vez trata de aparentar que te lo crees.
El desconcertado chico de mejillas de niño se puso a andar a su lado. Al cabo de breves instantes, miró al Slytherin de lado e insistió:
-No cambies de tema. ¿Me lo vas a explicar?- demandó, pero el otro chico seguía mirando al frente.- Muy bien, tú lo has querido. Le estás haciendo daño, así que si no me das una buena razón no voy a ayudarte más.
Draco volvió a pararse y le miró como si no creyera lo que oía. Neville tomó aire y continuó, con la voz seria y firme:
-Y sí, te estoy amenazando, chantajeando, extorsionando, da igual lo que le llames. Yo no necesito a nadie para hacer flexiones (aunque las clases de boxeo son divertidas). En cambio tú sí necesitas mi información.
Draco negó con la cabeza y suspiró ligeramente.
-Creo que te he enseñado demasiado bien.
Neville le compensó con su sonrisa de niño orgulloso.
-Sí, ¿verdad?
-Verás... Ginny merece algo mejor que yo- explicó él en voz baja.- Tú mismo lo dijiste esa vez en la biblioteca. Quiera o no, acabaré como mi hermano, o peor, como mi padre.
-Yo todavía no te conocía, y no tenía derecho a decir eso.
-¿Y crees que ahora me conoces?
Neville dudó, pero finalmente contestó con sinceridad:
-No. Pero sé lo suficiente como para decir que nunca le harías daño.
-Ya le estoy haciendo daño, según tú.
-Porque no te das cuenta de que hay otra manera. De que nada debería imperdiros estar juntos.
-Pues todo nos lo impide, Neville. Para empezar, somos una Gryffindor y un Slytherin.
-Y tú y yo. Y Moss y yo. Y Moss y ella y Ron.
Draco hizo un gesto de impaciencia.
-Segundo, yo soy un Malfoy y ella es Weasley. Nadie de su familia va a dejar que esto ocurra.
-Creo que el problema es tu familia, y no la suya. ¿No planeabas marcharte al acabar Hogwarts? ¿No dices que no quieres ser un Malfoy? No lo seas.
-Neville, no puedo dejar de ser lo que soy.
-Tú escoges qué eres. Eres lo que quieras ser. Tú me lo has demostrado, y yo te lo digo ahora. Tú no eres tu padre. Ni tu hermano tampoco-. Sacudió el brazo del chico rubio, que no lo estaba mirando. Neville no sabía de dónde salía su elocuencia, pero la verdad es que le estaba gustando acorralar a Malfoy. Esperó a que protestara, pero, como no lo hizo, añadió-: Las cosas no son blancas o negras. Hay una gama infinita de grises en medio, y puede que alguno sea el tuyo.
No contestó. Estaba mirando las baldosas nevadas de la acera con los puños apretados y el pelo cayéndole a los ojos. Neville intuyó que Draco quería creer lo que oía, sólo que tenía miedo. Y él lo entendía perfectamente. Él también tenía miedo la mayor parte del tiempo.
-¿Draco?- preguntó Neville suavemente. Él levantó la vista y lo miró con cara neutral. Como mínimo no sonreía desagradablemente.- No tienes que pensarlo ahora. Por otra parte, necesito consejo.
Empezaron a andar otra vez, dirigiéndose hacia donde Neville había quedado con Ginny.
-Dime.
-Bueno, hay cierta chica... que me gustaría conocer. Pero creo que debería recoger algo de información antes.
Draco lo miró, interrogante.
Neville se limitó a dejar que sus orejas enrojecieran y decir:
**oOo**
-Champi.
-Oh, me encanta ese nombre, ¿no te lo he dicho?- repuso ella, y preguntó al bulldog y a la foca que parecían escortarla a todas partes-: ¿No os parece una monada de nombre?
Ginny tenía las manos congeladas, estaba de mejor humor que la última vez que la vio y estaba contenta de no haber visto a Draco en todo el día, pero aun y así se sentía con ganas de dar una paliza a la muy... seta.
-Como me vuelvas a llamar así, te parto la cara- resumió la chica alta con el pelo teñido de rojo, acercándose a la chica pecosa y acorralándola en una esquina-. Y si tocas a Draco, te cortaré las manos.
Ginny tenía ganas de morder. Champi, a parte de copiar los modelos de Moss en cuanto a escasez de ropas, iba montada en unos zapatos de plataforma, con lo cual debía de parecer tan alta como el mismo Draco, pese a ser de cuarto. Tenía los ojos azul hielo y un cutis rosado encantador, sin granos, sin puntos negros y, lo más importante según Ginny, sin pecas. Y además seguro que gastaba dos tallas más de sostén. Y eso siempre jode.
-¿Qué pasa? ¿El gato se te comió la lengua? ¿Weasley la buena no va a contraatacar? Ya me dijeron que eras cobarde.
-Ser cobarde es atacar tres contra una- siseó Ginny. Ella siempre se había creído bastante alta, pero Edén, Edelweiss o como se llamara le pasaba media cabeza. Se planteó si arrancarle una de las plataformas y lanzársela a la cabeza sería una buena ofensiva.
Le mirada de la Slytherin se endureció, y chocó contra la mirada de piedra de Ginny, que notaba cómo la sangre le hervía en las venas de las sienes.
Gin alargó la mano y empujó el hombro de la otra chica para poder pasar. Champi aguantó el golpe y no se movió. Ginny tuvo que empujar más fuerte, Edén trastabilló y Ginny se escurrió fuera de la esquina donde había estado acorralada para encontrarse rodeada por las tres Slytherins. Tal como le habían enseñado sus hermanos, puso los puños en alto y las miró amenazante como una pantera a punto de saltar a la yugular. Ser pacifista estaba muy bien, pero no iba a dejar que la lincharan sin ponerlo difícil.
-¿Necesitas saber algo más?- susurró Draco a Neville cuando llegaron donde éste había quedado con su amiga y se encontraron con la linda escena de tres Slytherins rodeando a una chica pelirroja que les daba la espalda.- Yo me ocupo de esto.
Neville asintió y se quedó en la otra calle. Era mejor que Ginny no los viera juntos.
Por su parte, Ginny estaba esperando. El círculo se había cerrado a metro y medio del centro (que era ella), y ahora la foca y el bulldog miraban atentamente al champiñón, esperando una orden. Pero no se movían. Edén miró a alguien que se acercaba por la espalda de la pelirroja. Por una parte, Ginny quería volverse a ver quién era. Por la otra, estaba segura de que lo sabía. De ahí surgieron dos voces: una gritaba '¡BIEN!'; la otra gimió 'No...'.
-¿Qué has capturado, Edén?- alguien arrastró las sílabas a su espalda, exactamente como la última vez. Ginny se sonrojó y se volvió a mirarlo. Él sonrió de medio lado con aires de superioridad, pero su mirada era suave.- Vaya, si es una comadreja. [A/N: De Weasley, weasel, que en inglés quiere decir... comadreja.]
-Draco... - empezó Champi, pero él, sin despegar los ojos de la pelirroja, le hizo un gesto disuasivo con la mano.
-Ya me encargo yo.
-Pero...
-Vete.
Champi no se movió, así que Ginny, dominada por en extraño impulso, se volteó a mirarla y le repitió la orden secamente.
-Que te vayas.
Las tres chicas empezaron a moverse lentamente, mirándolos a los dos con perplejidad y rencor. Draco sólo tenía ojos para Ginny, y ella observaba cómo se iban las otras, cada vez más sonrojada, incómoda y expectante.
-Weasley- dijo, cuando ya no las veían.- ¿Cómo lo haces para meterte en estos líos?
Ginny lo miró seriamente, aunque en cierta forma lo encontraba divertido. Él llevaba la túnica y la capa de la escuela sobre un suéter gris de cuello vuelto. Definitivamente, le quedaba bien el negro.
-Eres tú el que me mete en líos- contestó, hundiendo los puños en los bolsillos de su capa y cambiando el peso de su cuerpo de un pie al otro. Él dio un paso atrás, así que, antes de que se fuera, ella añadió-: Gracias por evitar que acabara hecha polvo como... como tú el otro día.
-Es un placer.
Aaaaaaah... En su cabecita sonaban pequeñas sirenas histéricas gritando '¡ALARMA! ¡ALARMA!'. Él estaba a poco más de un metro y la estaba mirando fijamente. Ginny adoraba esos ojos. Y se estaba poniendo más colorada que nunca.
-Y... Gracias por ayudar a Ron- dijo finalmente, no sin cierta dificultad, sacando las manos de sus bolsillos para retorcerse los dedos tontamente.
-No ayudé a Ron sino a Moss.
-Bueno, ponlo como quieras. ¿Fuiste a la enfermería?- Oh, mierda, mierda, ahora iba a pensar que se estaba preocupando por él. Bueno, es que de hecho se estaba preocupando por él, ¿no? ¡Otra vez! ¿Por qué diablos siempre que él le hablaba o se acercaba o la miraba o lo que fuera, ella empezaba a pensar incoherentemente?
-No, claro que no. Me quitarían puntos. Me curé yo solo.
Ginny observó atentamente su cara, que se mantenía neutral, con su atención obviamente puesta en ella. Ya no se veían los morados, pero apostaría a que... alargó un dedo tímido y presionó ligeramente el pómulo donde debería estar el ojo morado. Él no se movió, pero cuando la yema del dedo tocó la piel, hizo una mueca y se apartó.
-¿Duele?
Él asintió, agujereándola con ojos de tormenta.
-Deberías volver con tus amigos. No vayas sola por el castillo. Edén volverá, y no siempre apareceré en el último momento para salvar a una pequeña comadreja temeraria- dijo con tono neutral, aunque Ginny juraría que había algo de humor en sus ojos. Decidió pasar lo de la comadreja por alto otra vez.
-Nadie me va a impedir ir como me apetezca. Gracias por preocuparte, pero me las sé apañar sola.
Él la ojeó atentamente. Luego, con una pequeña sonrisa, se giró para irse.
-Oh, y no te quedan mal las horquillas. Lástima que tuvieran escudos Gryffindor- susurró él, a duras penas lo suficientemente alto como para que ella lo oyera. Y se alejó.
Algo en la mente de Ginny gritaba a todo volumen: "¡Estúpida! ¿Qué haces? ¡NO DEJES QUE SE VAYA!". ¿Pero qué podía decirle? Se notaba le lengua trabada, por no hablar de los nudos en sus cuerdas vocales, en su estómago y en su cerebro. Y todo porque él...
-Malfoy.
Él se volteó, alzando las cejas rubias. Aw. Ella concentró su energía en su mirada (intentó que fuera dura, pero se asustó al darse cuenta de que también era perceptiblemente suplicante) y dijo lo primero que se le pasó por la cabeza.
-No me llames comadreja nunca más.
Él se encogió levemente de hombros, aceptando, y luego se la quedó mirando, todavía con el cuerpo medio volteado. Ella lo miró a su vez, la vista clavada en los ojos de metal.
Empezó a nevar, pero no se movieron. ¿Acaso él esperaba algo más? Se preguntó Ginny. ¿Acaso ella no? Se contestó a sí misma; y se ordenó callarse.
Finalmente, Draco dio la vuelta para irse, con el semblante ligeramente marcado por lo que pareció tristeza. Una tristeza cansada y enorme en sus ojos que partía el corazón.
Ginny lo vio dar cuatro pasos hacia una calle más concurrida y frunció el ceño. Siempre estaban igual. Ni adelante ni atrás, pero sin soltar prenda. Y así desde aquél primer beso.
El beso.
No había sido especialmente bueno, eso había que reconocerlo, pero eso se debía a que ella lo había rechazado y él no había querido besarla en realidad. Si se besasen ahora podría ser distinto... Al fin y al cabo, estuvo a punto de ceder ése día lluvioso, y eso que lo odiaba y no quería...
Pero ella quería besarlo ahora, ¿no?
¿No?
Ginny maldijo el coro de voces en su cabeza, pero aun y así corrió hacia él, lo agarró del brazo y lo giró.
Él la miró y abrió la boca para decir algo, pero Ginny no le dio tiempo. Movió su mano libre a su nuca y le bajó la cabeza mientras sus dedos se enredaban en la suavidad tibia de su pelo.
Lo besó.
Draco se quedó muy quieto, como petrificado. Ginny se encontró con que ya tenía la boca abierta, así que lo aprovechó descaradamente aun notándose el ardor en las mejillas. En cuanto su lengua lo tocó, Draco pareció volver a la vida y le abrazó la cintura, estrechándola contra él y facilitándole la tarea. A Ginny la cabeza le daba vueltas y los nudos que había tenido en el estómago y demás habían desaparecido. De hecho, su estómago no existía. Las únicas partes de su cuerpo que existían para ella eran las que estaban en contacto con el cuerpo de él. Notaba su temperatura corporal a través de las túnicas y los jerseys gruesos, y notaba sus brazos a su alrededor y su pecho contra el de ella y su pelo y su boca y (¡Dios!) el delicioso olor a Draco: La extraña mezcla de bosque, cuero, lluvia y el dichoso aftershave. Iba a derretirse.
Finalmente soltó el pelo de su nuca y se separó, aunque sólo dos centímetros. Necesitaba aire, y sin embargo no podía separarse más. Notaba el calor de Draco en su mejilla.
Él respiraba entrecortadamente. Sus pómulos estaban ligeramente rosados, y en otras circunstancias ella se hubiera echado a reír ante su cara de estupefacción. Sólo sonrió, y él le contestó con una pequeña sonrisa especial. Todavía recuperando aire, él susurró con voz cortada:
-Vaya, no parecías ser de las que roban besos.
-Ps- bufó ella con media sonrisa-, si te morías por quitártelo de encima.
Él arqueó las cejas, con una chispa de risa en los ojos.
-¿Sí? Pues, ahora que lo pienso, me gustaría tenerlo de vuelta.
Y la besó.
Gracias a Dios estaba bien sujeta, porque tenía la sensación de que, de tener que aguantarse por sí misma, se hubiera caído de bruces.
Sólo dos minutos después, cuando ella se estaba planteando engancharse a él como una lapa para el resto de su vida, los interrumpió una tos a sus espaldas.
Ginny gimió y enterró la cara en el cuello de Draco.
-Nooo...
Uno de los brazos de Draco la abrazó por la espalda protectoramente.
-Neville. ¿Qué quieres?- dijo él, que veía quién era, y Ginny oyó el sonido vibrar en el tórax y el cuello. Definitivamente, esperaba que, fuera lo que fuera lo que Neville quería, no incluyera tener que llevársela de allí.
-Alguien llama a Gin- dijo la voz de Neville, entrecortada como si hubiera estado corriendo. Ella, sorprendida por el tono, desenterró su nariz del jersey de Draco y lo miró. Nille se aguantaba el vientre como si tuviera flato, y al ver que ella lo miraba, continuó-: Ha preguntado por la chica pelirroja hija de un séptimo hijo llamada Virginia.
Ginny asintió, sin soltar a su presa.
-Soy yo- observó, aunque esa parte era obvia.
-¿Eres clarividente?- preguntó Draco, con voz de que lo habían pillado por sorpresa.
-Sin entrenar- aclaró ella, sin decidirse a soltarlo.
-Ginny, ¿quieres venir, por el amor de Dios? Dijo que habías soñado con ella.
-¿Es la fantasma?
-No lo sé. No está en su cuerpo.
**oOo**
Corrieron, extrañamente cogidos de la mano, detrás de Neville. Parecía que Draco se negaba a soltarla. Ginny no tuvo inconveniente.
Tres o cuatro personas se apiñaban alrededor de alguien que estaba sentado en la acera. Dos de las personas eran una foca y un bulldog.
-Mierda- dijo Ginny, incluso antes de poder ver de quién se trataba. En efecto, una cabeza roja la miró con ojos helados. Ginny apartó al anciano y las chicas que miraban y se arrodilló frente a ella. Estaba sentada, desparramada más bien, sobre la acera, la espalda contra la pared enyesada de una casa.
-Virginia.
-Soy yo- contestó, y la chica alargó la mano y cogió la de Ginny-. ¿Quién eres?
-Soy Helena.
-¿Qué quieres, Helena?- Ginny tuvo que hacer esfuerzos para que no le temblara la voz. Una mano se posó en su hombro. Neville. Otra le apartó el flequillo de los ojos y se quedó sobre su cabeza. Por la cara ultrajada de Pansy adivinó que era la mano de Draco. Helena, desde el cuerpo de Edén, miró la mano y luego a su propietario, y dio un respingo.
-¡Ángel!- siseó con terror, tratando de fundirse contra la pared, pero ni siquiera tenía fuerzas para ponerse de pie.
-No, no es Ángel- Ginny palmeó con suavidad la mano de Champi para calmar a Helena-. Es Draco.
-Ángel me mató- confió Helena-. En el sueño nos viste. Él quería... no sé qué quería. Yo estaba aterrorizada. Él... me secuestraron unas vacaciones de Navidad, a mí y a mi familia. Mis padres eran muggles. Él los mató- dijo, y luego se quedó callada mirando al vacío. Había hablado tan bajo que Ginny a duras penas la había entendido, y se sorprendió cuando Draco, a su espalda, gritó:
-¡NO ES VERDAD! ¡ÁNGEL...!
Las dos manos que la apoyaron desaparecieron cuando Draco se movió hacia atrás.
Ella se volteó rápidamente y cogió la mano desertora.
-Draco... - susurró, y, incorporándose, lo abrazó como se abraza a un niño perdido. Él la apretó tanto contra él que ella casi no podía respirar, pero no importaba.
El silencio de ultratumba congeló el tiempo. Ginny notaba cómo, bajo su abrazo, Draco hacía esfuerzos para mantener la calma, para negar lo que Helena había dicho, pero los dos sabían que tenía sentido, y que de hecho él ya había sospechado cuál podía ser el secreto de su hermano, lo que le sumió en la culpabilidad y el desasosiego y lo que finalmente, lo mató.
Seguía nevando. Fue el silencio lo que les permitió oír el susurro de Helena:
-Está aquí...
Draco la soltó y Ginny se abalanzó sobre Edén.
-¿Quién?
-Ángel...
-Ángel ha muerto. Se suicidó.
-No... no está muerto... él... él encontró a otra y... no dejes que se la lleve...
-¿Dónde está?- preguntó la voz de Draco- Si está aquí, ¿dónde está? ¿Quién es?
-Es... - la voz de Helena se hizo más débil, si eso era posible.
-¿Quién?- apremió Ginny.
-No... él... - susurró, y la cabeza de Edén cayó hacia atrás, inconsciente.
Ginny, sacudió los hombros de la chica enérgicamente. Cuando abrió los ojos, Gin se dio cuenta que la había perdido. Los ojos de hielo de Edén la miraron un instante con fijeza antes de que un impacto la derribara. Desde el suelo comprendió que la seta le había atizado un golpe de puño. Le dolía el pómulo.
Cuando miró hacia arriba, Nille había apartado a Champi a un lado y Draco la miraba con su famosa mirada de metal. Cuando miró hacia ella, la mirada asesina se volvió preocupación.
-Estoy bien- repuso ella, levantándose y tratando de apartar la nieve de su capa.
La escena se quedó quieta un instante. Ginny aún podía notar la presencia de Helena en la nieve que caía en remolinos.
-¿Qué ha dicho?- preguntó Draco, tomándole la mano helada.
Edén chilló al verlo y trató de desasirse de Neville, que no la soltó.
-Nada... - susurró Ginny- No le ha dado tiempo.
Draco estaba pensando.
-¡Queréis largaros ya de una jodida vez!- les espetó Neville, que todavía contenía a Champi. Ella se debatía y alargaba la mano hacia Draco.
Ginny lo miró con los ojos muy abiertos, pero Draco la agarró del codo y la empujó hacia otra calle. Empezaron a andar muy deprisa. Ella no se atrevió a decir nada, pues Draco parecía estar pensando, y dadas las circunstancias, prefería dejar que él pensara para no tenerlo que hacer ella. Se sentía muy cansada y soñolienta.
-Neville nunca dice palabrotas- dijo al fin, impresionada aún por la fiereza de su amigo.
-Tiene una buena maestra- contestó él sin mirarla. Ginny casi sonrió.
En cuanto desaparecieron de la vista de Edén, la chica dejó de debatirse, miró a sus 'amigas', miró a Neville y se echó a llorar con tal desesperación que el chico dejó que le empapara la túnica mientras le frotaba la espalda a modo de consuelo. Como si fuera una niña pequeña. Y quizás lo era.
**oOo**
Mientras dejaba que Malfoy la arrastrara, Ginny, que se había propuesto no pensar, se encontró con que tenía una idea camuflada en la cabeza, y no sabía cómo identificarla.
Tenía algo a ver con Helena.
"No... él..." había dicho, ¿pero no qué? ¿No existía? ¿No era nadie? Igual también era un fantasma. Quizás Helena se equivocaba, quizás no pasaba nada... ¿pero entonces la pulsera...? ¿Entonces, ése sentimiento de catástrofe inminente que tenía en el estómago de dónde coño veía?
"No... él...", así que era un él. Y había mucha gente en Hogwarts. Eso si era en Hogwarts, claro, porque igual el dichoso hermano de Draco estaba en Hogsmeade. O Inglaterra. O vete a saber. Quizás había invadido el cuerpo de alguien para hacerlo... No, no, para eso se requería mucha energía. Por ejemplo Helena no había podido con el cuerpo de la Champi.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando Draco por fin llegó donde quería ir. Harry, Ron y Moss estaban lanzándose bolas de nieve.
Ron y Harry se detuvieron en cuanto Draco y Ginny llegaron a su altura. Harry no apartó los ojos de Draco, y Ron apretó sus puños en cuanto se dio cuenta de que él la cogía por el codo.
-Suéltala, Malfoy.
Draco le soltó el codo sólo para cogerle la cintura. Ginny enrojeció y evitó la mirada de su hermano. Draco no hizo más caso de los dos, sino que se giró hacia Moss y preguntó:
-¿Tú tienes un tablero de ouija, verdad?
Moss pareció a punto de soltar un comentario, pero se lo pensó mejor al reparar en la mirada de Draco.
-En mi habitación.
-Pues la necesitamos.
-Malfoy, estás loco- interrumpió Ron, y luego se dirigió a su novia-: Dile que no se la vas a dar ahora.
Moss siguió observando la mirada urgente de Draco con ojos amarillos calculadores. Finalmente dijo:
-Está bien, pero ellos dos me acompañan.
Draco se movió con nerviosismo acumulado; un acto no calculado que a Ginny le hubiese encantado si no estuviera mirando a su alrededor mientras trataba de evitar las miradas acusadoras de Harry y Ron.
-¿Dos? ¿Dónde está Hermione?- preguntó al fin, mientras los cinco corrían hacia un carruaje que los llevaría al castillo.
-Volvió hace un rato. Tenía deberes de Defensa pendientes- contestó Harry.
El tono de voz de Harry la devolvió a la realidad. Mirando a su alrededor (ya estaban en el carruaje) advirtió que las cosas empezaban a írsele de las manos. Draco estaba a su lado, todavía manteniéndola a una distancia mínima, como si tuviera miedo de que abriera la portezuela y echara a correr por el camino hacia Dios sabe dónde. Harry, sentado frente a ella, la miraba turbiamente. Ron y Moss también iban agarrados, pero Ron miraba a Draco con odio y Moss la miraba a ella con preocupación. Ginny pensó que era muy amable de acompañarlos a buscar una ouija cuando ni siquiera sabía qué estaba pasando.
Sólo faltaban Nillie y Hermione para completar el cuadro. Le sabía muy mal haber dejado a Neville ahí con la seta asquerosa. ¿Y qué hacía Hermione trabajando en Defensa un día de Hogsmeade? Aunque igual se refería al profesor Graham... Ginny casi sonrió mientras Hogwarts aparecía en su campo de visión. Era una suerte para Hermione haber encontrado un hombre como Noel...
Se le heló el corazón.
"No... él...". Noel. Noel Graham.
-¡Mierda!
**oOo**
A/N: ¡Lo sé! ¡He tardado mil años en abrir la boca! ¡Y os he dejado un final de capítulo casi peor que la vez que atacaron a Hermione! ¡Y el siguiente capítulo es el último!
Eso sí, la secuela está asegurada, aunque tengo que pensar la trama.
¡Y por fin sale todo lo que os adelanté! En el siguiente capítulo, se descubre quién atacó a Hermione, qué relación tiene eso con Ángel, si es realmente Noel y varias cosillas más. No, Draco no se emborracha.
Ahora, ¡el turno de los reviews! Agradezco su tiempo a todo el que haya leído, y especialmente a ésos que se molestan en dejar constancia. Si hay algo que me empuje a sentarme frente al ordenador a escribir, es sin duda un buen review, o un mail, o lo que sea. Incluso las críticas.
Todo mi amor a mis Betas queridísimos Laurëar y LaLi (aunque a LaLi no le mole el drama...). El problema con ellos es que LaLi se me aburre, Laurëar va estresado por la vida y si se lo pido a Tsuku Miaki me siento mal porque teóricamente yo soy su beta. v.v Si alguien está interesado en liberar a mis amigos de tan terrible tarea (ehem), que me lo diga y nos ponemos en contacto.
Bueno, mil gracias enormes a los que dejaron review y/o me persiguieron:
Rinoa: ¡Hola bicho! Ayy me alegra mucho que te guste... Y ya sé que debería leerme tu fic, sólo que ¡nunca me acuerdo! Estas Navidades seguro, te lo prometo. ^^ Que tu Cedric es una monada, ¡aunque no pueda competir con Draco! ^_~
Wilbur: Lo tuyo es flipante. Me dejas reviews de dos líneas y luego LaLi me dice: "que te des prisa con el puto ByN, que mi hermana está histérica" y yo O.o ¿En serio?. Bueno, ya ha llegado. No sé cuánto tardará el siguiente, pero...
Snmh: ¡Gracias! Es que tengo una paranoia con los personajes secundarios que... Gracias por el apoyo. :)
(jjj): ¡Yay! Muy rápido no ha ido, pero espero que sigas por aquí y veas esto... y te acuerdes de qué iba el fic.
Lucía: A sus órdenes... ¿qué tal estuvo el beso? Temo que no cumpla las expectativas... -_- En fin. Espero que el fic te siga alegrando.
Maika Yugi: Ya sé, ya sé, soy más lenta que un caracol subiendo una pared... v.v Gracias por el review.
TomoyoDaidouji: Pues eso, que espero que la espera haya realmente valido la pena. Por cierto, ¡Me encanta Tomoyo! Es la de CCSakura, ¿no?
Gwen de Merilon: ¡Woo! Supongo que si te gusta Noel te gustará Ángel... jur jur jur. Gracias a tu mareo por culpa de lo que tardo en subir he empezado a escribir el breve resumen al principio del capítulo. Espero que te haya sido útil... (per cert! T'he de tornar llibres...)
Hermi12: ¡Oye, Neville es mío! ;) Quizás haya H/R en la secuela... quizás no. ^^ Gracias por los consejos, pero ya se sabe, no están hechos para seguirlos. Moss es Moss y no me deja vestirla de otra manera. Pero creo que si le das una oportunidad puede llegar a caerte bien.
Júbilo: *le da una pastilla sabor a Draco* Tranqui, tranqui, que luego te dan ataques al escribir los reviews. Tampoco me estoy quejando- son muy graciosos. El portero del equipo de quidditch no está ausente, ¡es Ginny! Definitivamente, tómatelo con calma... Jajaja, ¡cada vez que leo tu review me río sola! ¡Sigue así! :) *la despeina* Ay... ¡pero que linda es mi niña!
May Potter: ¡Graaacias, graaaacias! De hecho tiene tantos reviews por capítulo como El diván, ¡pero eso puede arreglarse! *se ríe demoníacamente*
Pirra: 'Mossificando' se me ocurrió después de escribir la escenita de El Plan Mosificante en que Ginny busca a su hermano para hacerle el tercer grado... en fin, ¡Gracias por todo!
Sasha: ¡Sí! ¡Me encanta conseguir que la gente encuentre sentido al D/G!
Katy Zamy: ¡Hola! A ver cuándo me dibujas más cosas, ¿eh? ^^ Si puidiera pondría un link para que pudieran ver los dibujines... ¡Dime que ya tienes escáner! ¡Plis! Va, si tú me mandas tus dibujos de Draco yo te mando los míos...
~Bunny Milk Shake~: No, no, ¡Hannah no mató a nadie! O.o Creo que no entendiste un capítulo... la pobre Hannah sólo la encontró.
Catty_Shenka: Bueno, haz lo que quieras con mis personajes en tus sueños. Y estoy de acuerdo, Draco machacado era una buena imagen mental... Espero que estés contenta con Ángel/Noel. Lo de quién apuñaló a Hermione viene en el siguiente pack... gracias por tu review gracioso.
Isa Potter: *se ría al imaginarse a Helena en el cuerpo de Harry* ¡Eso SÍ sería gracioso! Pero Edén tenía que darle el puñetazo a Ginny, así que después de mucho pensarlo no cambié mi idea original. ¡Gracias por las ideas igualmente!
Sabina_Evans: ¡Uoh! Aquí el beso D/G para la señorita Evans... ^^ ¿Pero qué quiere decir bkn?
Tsuku Miaki: ¡Te juro que LaLi y yo estuvimos trabajando en Aurea Ixia! El problema es que las despedidas de soltero son difíciles de escribir... y al final subimos Diván. ^^
Sue: Ya, ya, lo sé, Ron y Hermione hacen muy buena pareja, pero precisamente por eso no van a salir en este fic... aunque quizás sí en la secuela.
Moniq Saffron: Pues, no estaría mal. Envíame un link, por favor.
Lora Chang: Gracias por dejar review en todos y cada uno de los capítulos... dejas comentarios muy graciosos. :) ¡Gracias por todo!
Esther: Cierto, cierto... ¡Gracias por los ánimos!
Athena K: ¡No te mueras! O.o Jur... no quiero saber cómo estarás si tardo otros tres meses en subir capítulo nuevo...
Patty: ¡Hola, amiga de Marina! ^^ ¿De verdad crees que Hermione y Ron quedan raros al olvidarse tan rápido el uno del otro? Yo también lo pensé, pero creo que así está más interesante. ;)
Favila: ¡Bridget Jones! ¡ADORO a Colin Firth! *suspira* Mr Daaaaarcy... En fin, gracias por compararlo con ésa escena, me has alegrado el día. A ver si continuas, que nos tienes a todas preocupadas... ¿estás bien? ^^
Sabina-Evans (otra vez, ¡yay!): ¡Yo también estoy obsesionada con Draco! Creo que ya está bastante mejor, especialmente después del morreo que le ha dado Ginny... *suspira* Qué lindos son...
Thuringwethil: Anda que no tienes un nombre rarillo, hija... ^^ Graaaacias por los ánimos, me ayudan a seguir adelante y a dar coscorrones a los personajes cuando no hacen lo que quiero (la peor es Ginny, y los que se portan mejor son Neville y Champi...).
Megan Baudelaire: ¡No me mates! ¡Ya está, el beso, léelo otra vez! ^^ Gracias por todo...
Polgara: Ahora que me fijo, todas tus peticiones están cumplidas (excepto Ron y Hermione juntos y Champi asesinada por el calamar, pero bueno...). ¡Gracias por todo! :)
Y ya llevo una hora contestando reviews. ¡Me encanta! ^^ Tengan unas Felices Fiestas, y no se empachen de turrón, por lo que más quieran.
Con ansias de reviews,
Nimph.
PD: La escena del beso es un regalo de Reyes/Papá Noel. La primera escena es para Katie. Desayuno en Tyffany's es culpa de haber leído The Colour of Her Knickers (latamente recomendable- ver mi lista de favoritos). Chequeen El diván, de LaLiNimph, ya que hemos subido capítulo. Que tengan un buen año 2003.
