Notas de la autora:

¡Hola Minna-san! Otra vez disculpen por poner más historias sin antes subir algún capítulo de mis otros fics. Prometo que este es mi último proyecto hasta que termine todas las historias en conjunto. Como verán más adelante, este fic es de corte humorístico. Estoy tratando de hacerlo al menos algo gracioso. Espero no fallar en el intento. Será máximo de cinco o seis capítulos.

Esta idea estuvo rondando mi cabeza y cuando se la conté a mi nee-chan Mei me dijo que estaba graciosa. Así que decidí ponerla en ff.net. Espero ansiosa sus críticas (que sé van a ser muchas). Más adelante se tornará más graciosa ya que este es el primer capítulo y pues en estos siempre se introduce un tanto el carácter que adoptará la trama. Bueno pues que lo disfruten y que me dejen muchos reviews.

¡Hagan lo mismo con mis otros fics por favor! Recuerden que sus comentarios ayudan a que se mejore el planteamiento de los fics.

Basta de charlas,

¡VAMOS AL FIC!


Dedicatoria:

Este fic va para todos mis queridos reviewers. Gracias por el apoyo constante que me brindan. Espero sus comentarios para este fic también.


Disclaimer:

¿De casualidad ven mi nombre en los otros Disclaimers? Creo que no. Si lo hacen, por favor vayan a un oculista porque mi nombre difiere tremendamente al de Nobuhiro Watsuki, que es el creador de RK. Yo solo uso sus personajes para saciar mis ganas de escribir.



INOPORTUNIDADES



Introducción.-


El día había transcurrido dentro de los límites de lo normal en el dojo Kamiya. Claro, la normalidad entendida en el especial contexto de nuestros especialísimos personajes (sí, resaltado y en superlativo). Solo basta con que veamos quiénes son los habitantes de dicho lugar para que saquemos nuestras propias conclusiones. Chequeemos para comprobarlo.


Por principio de cuentas encontramos al mismísimo legendario Hitokiri Battousai, sí, al que fue antes aquel adolescente de quince años que se pasaba el Bakumatsu destajando a las personas que tuvieran la mala (por no decir la desgraciada, infausta y maldita) suerte de cruzarse en el camino del Ishin Shishi. Pero, por favor, libremos de malicia nuestro juicio. ¡Claro que él no lo hacía por el puro gusto de ver sangre corriendo! ¡no! ¿Cómo creen? si él no era un cruel asesino, lo que él aplicaba era un castigo divino, como él mismo se encargaba de recordárselo segundos antes de que les volara la cabeza. ¡No podría permitir que se murieran sin él primero lavarse las manos de toda culpa! ¡Todo sea en nombre de la nueva era!

Así, estos eran simples y pequeñitos sacrificios para que las nuevas generaciones vivieran en paz y tranquilidad; claro, que con uno que otro trauma referente a destajadores o de repente con la paranoia de ser perseguidos por un hombre de cabello rojo incandescente y ojos temiblemente dorados, pero nada más, nada del otro mundo; en fin, nada es perfecto ¿verdad? Como ya dije: ¡Todo en nombre de la nueva era!


Pero bueno, antes de seguir, creo que es necesaria una corrección a estos primeros párrafos. No es cierto que encontramos al legendario Hitokiri Battousai en el dojo Kamiya, no, nada que ver, al que encontramos es a Kenshin Himura, un hombre con apariencia de gay frustrado de treinta y tantos años que ve en su indumentaria rosada y blanca la única forma de expresar sus desviaciones sexuales y, además, trabaja como mesera en el night club...


¡Ups, perdón! Otro ligerísimo error de mi parte. Déjenme recomenzar por favor:

Encontramos a Kenshin Himura, un hombre con características feminoides que viste de color rojo (desgastado pero rojo) y blanco. Este peculiar hombre nunca se cambia de ropa sea para dar pena y lograr ser admitido en casas de chicas indefensas para entrar al baño, supuestamente sin intención alguna, justo en el momento en que se están bañando o porque cree que aquellos colores hacen juego con sus ojos, ya saben, porque los resaltan. ¡Ah! Olvidaba comentarles que tiene unos ojos violetas de ensueño que son su mejor arma de conquista pero que cambian de color de acuerdo a su estado de ánimo, es decir, cada vez que las desprevenidas ( ¿y por qué no desprevenidos también? ¿no dicen que mientras más variedad mejor?) no caen con los ojitos de muñeco con los de asesino sí que caen y al momento. ¡Lo que puede hacer el anime! La verdad es que nada debería extrañarnos ya pues hoy en día te cambias de religión, nombre, apellido, hasta de sexo y no te dicen nada ¿qué podría pasar con un simple cambio de color de ojos?



Y por supuesto hay más sorpresas tras esa fachada de chico perdido y lleno de culpas. Y sepan ustedes que el cambio de color de ojos es solo una monada suya, no se equivoquen, ya que además con este cambio él deja de ser aquel semi-retrasado- despistado-desubicado y sonriente rurouni para convertirse en el matador, sexy, súper hombre que plaga los sueños pervertidos de todo fan del hentai, más conocido como Battousai el destajador. Deben saber que aunque Nobuhiro Watsuki no lo quiera aceptar nuestro amado Battousai iba a ser el verdadero personaje principal pero todo se estropeó porque el maldito japonés fue tan egoísta como para quedárselo él solo y crearse sus propias fantasías. ¡Qué barbaridad! ¡Viejo egoísta! Mas dejemos de lado al culpable de que no pueda dormir bien hace tiempo, digo, dejemos de lado a Battousai.


Siguiendo con mi relato contaré pues que en este dojo encontramos también a Kaoru Kamiya, una kendoka que enseña (o al menos pretende enseñar) el estilo Kamiya Kashin Ryu, y a quien debería haber nombrado primero en este relato por ser la dueña del lugar pero que no lo hice porque si no empiezo por la ricura, digo, por Kenshin este fic no tiene rating y sin rating no gano nada. ¿Injusto? Bah! ¡Al diablo la justicia! ¡Watsuki fantasea solo durante todo el día con mi Battousai y no puedo reclamarle nada!


Volviendo al tema, el Kamiya Kashin Ryu es una técnica más entre las miles que existían en Japón en esos tiempos pero que tenía una principal característica: proteger la vida. O sea no te servía mucho y se guiaba por la siguiente máxima: Si tu oponente tiene un arma punzo-cortante mejor corre y salva tu vida. Al parecer nuestra amiga nunca había cogido una espada de verdad hasta que conoció a Kenshin (es decir me estoy refiriendo a la Sakabato, claro está, no piensen mal por favor) ya que su técnica consiste en una serie de movimientos defectuosos con una boken.


Tal como dijo una vez nuestro adorado pelirrojo, el ideal que ella toma por lema es eso mismo, un "ideal", que es mejor pensarlo y hasta desearlo ya que a la hora de estar frente a tres animalotes sedientos de sangre y venganza era mejor sacar tu katana, cortarlos en dos y acabar con el problema ¿para qué tomarse la molestia de conservarlos vivos? ¡Hay que cuidar el medio ambiente! ¡Demasiado CO2 contaminando la capa de ozono solo con esos tipos respirando!

Mas los motivos de Kenshin Himura no eran específicamente los mejores. La verdad que él le dijo eso del 'ideal' y tanta cosa para ganarse su confianza y así tener un techo donde pasar la noche y compañía femenina, ya que diez años sin casa ni comida apropiada era suficiente, y además más tiempo sin una mujer a su lado podría haber levantado sospechas entre la población. Qué mala suerte hubiera sido que además de tener apariencia y maneras algo femeninas corriera el rumor de que era gay y se formara un malentendido. ¡Qué no es gay, él es bis por Kami! ¿Quién sabe y aparecían más gente de su pasado pero no necesariamente a pelear por el título del más fuerte sino por querer ser el dueño de Battousai? Menudo problema para el pelirrojo. Era mejor no recordar aquellas confusiones adolescentes que lo unían a Katsura Kogoro de una forma distinta a la comúnmente creída en el Ishin Shishi, ¿sino por qué creen que este le puso a Tomoe de "funda" de su espada? ¡Qué lealtad ni qué ocho cuartos! No señores no fue para nada de lo que ustedes creen. ¡El tipo tenía una reputación que cuidar y el muchachito este estaba medio peligroso siguiéndolo como un perro faldero de un lado a otro! ¡Ni siquiera se quiso quedar tranquilo con un puesto político! ¡Tremendo acosador el pelirrojo, quién lo hubiese creído!

Mas esa época de desviación ya había pasado. Además nuestro asesino, digo, héroe favorito había decidido que probaría suerte con las mujeres pues todavía recordaba lo sucedido con Katsura. Fue una decepción muy grande para su sensible corazoncito de hitokiri. (Y como Tomoe fue un casi regalo de Katsura él lloró lo último que le recordaba a su amor perdido). Y, bueno, ¿quién no es materialista? Kenshin también tomó muy en cuenta que el hospedaje le iba a salir gratis en casa del marimacho, entonces ¿por qué no quedarse ahí y así le salía la casa, la comida y de pasada la mujer gratis? Además gracias a ese Katsura los hombres lo habían decepcionado.


Ahora bien, siguiendo con la descripción de nuestra Kaoru pues pasaremos a describir un poco de sus rasgos definitorios: Es una bonita muchacha de ojos azules, de baja estatura y poco (poquísimo) femenina. Aun así, como no existe nada totalmente imperfecto, posee la mejor cualidad de la serie: Es autoritaria, ahombrada y para colmo de males no sabe hacer ninguna de las labores atribuidas a cualquier mujer preparada para la vida: como bordar, tejer, desarrollar la ceremonia del té, flirtear, saber mover lo suficientemente provocadora en esos kimonos, ocultar los quilitos demás con un obi bien apretado, etc., etc., etc.

Eh... bueno, sí, es cierto, la pobre está en nada.


Desde pequeña quiso seguir la senda de su amado padre adoptando el estilo Kamiya Kashin Ryu y su filosofía de vida (¿tenía alguna?) para sí. Su meta era ser como papi ¿acaso no es enternecedor? ¡¿Cómo dicen que esta chica no tiene cualidades? ¡qué tierno! ¿No se sienten mal por haber pensado mal de ella? ¿Sí?

¡Pues no lo hagan!

Déjenme decirles que esta perla saber mejor que nadie qué era la más conveniente en esta vida para ellos. Solo pónganse a pensar en esto:
¿Qué mejor manera para zafarse de los agobiantes e interminables deberes del hogar? Mas pasado el tiempo no todo estuvo a su favor pues cuando su padre falleció (¡qué inconveniente! ¡Ella no había pensado en eso! ¡papi malo! ¿por qué tenías que morirte cuando ella tanto te necesitaba?) y no había el pretexto de ser "la hijita de papi" y tuvo que empezar a cuidar de la casa como toda mujer de la época hacía, cosa que no le gustaba en nada ya que, por ejemplo, si trataba de cocinar hasta el agua quemaba (ya se imaginarán qué le pasaba al resto) y esta clase de perjuicios económicos no podían ser permitidos.


Aunque ella siempre tuvo la idea de conseguirse una sirvienta, ya que no soportaba la idea de andar fregando pisos, lavando ropa y hacer ese tipo de cosas, decidió tomarlo al principio como parte de un entrenamiento. Pero no lo soportó. No, no y no. Kaoru Kamiya no había nacido para ama de casa.

Y lo que la molestaba no era en sí hacer esas labores sino la imposibilidad de practicar con su boken y así tener la ocasión de conocer muchos hombres y verlos entrenar semidesnudos en verano. ¿Y qué pensaban, que le gustaba pelear con la espada? ¡No! ¡Cuernos! Si todo era para ver a los especimenes más tira... eh, digo, mejor formados de Tokio, que por esos tiempos eran los que estudiaban Kendo o cualquier arte marcial. ¡Carambas! ¡Ella no se quejaba si veía ninjas semidesnudos entrenando! ¡Qué nueva era ni estupideces! ¡Esa era vida!


Y después de tanto tiempo de perderse por las malditas labores domésticas semejante espectáculo de hombres que Kami puso en este mundo para ser admirados fue, Kami que se compadeció de ella y apareció ese imbécil, digo, Kenshin. Lo mejor fue que era un hombre completo, es decir, era atractivo, guapo, sumiso, y una ni más ni menos que una leyenda. No tenía dinero pero ella ya vería qué haría para conseguírselo. Con alguien como ese bombón cerca de ti te aseguro que eres capaz de hasta ir a bailar al circo. Con estos atributos ¿quién no se enamoraría? ¿Quién encuentra así no más un tipo a quien puedes golpear y no dice más que un 'oro' en respuesta y que es tu esclavo personal? ¿Eh? ¡Al fin tanto sufrimiento no fue en vano!


Bien, es tiempo que pasemos a hablar del mocoso, o sea, a Yahiko Miyojin, samurai de Tokio, alrededores y balnearios, como él mismo se llama pero que la verdad nadie se lo cree. A decir verdad el niño fastidioso este no es más que una piedra en el zapato. Sí. Con sus constantes palabras de afecto hacia Kaoru, que ven por el rumbo de: Busu, vieja, horrible y otros más que son la sal y pimienta para su excelentemente formada relación basada en la gentileza, el afecto, los golpes, los chichones, los insultos, etc. nos da una agradable muestra de cuán amplio es su argot a la hora de insultar.


Este niño (porque aunque él no quiere aceptarlo todos a los diez años somos niños y a la vez nos obligan a obedecer, ir a la escuela y a comer toda la comida) cree ser tan autosuficiente como para hacer lo que quiere sin pedir consejo ni permiso a nadie. Claro, "cree" pero en la realidad no es así. Sigue a Kenshin como si fuera su mesías particular y lo obedece en todo, a diferencia de Kaoru, a quien respeta menos que a un rábano; Kenshin y Kaoru se encargan de educarlo pero en realidad ya se rindieron al descubrir que el cabello de puerco espín era un caso perdido. Así que Kaoru se encarga de alimentar su estómago sin fondo y enseñarle el Kamiya Kashin Ryu, y Kenshin de que guarde algo de compostura porque sino al final Kaoru los terminaba botando a todos y eso tampoco le convenía a él que tenía que soportar los golpes de la marimacho esa. Así, después de tratar sin resultados provechosos de que fuera un muchacho con fines constructivos en la vida se cansaron y se resignaron a que fuera lo que sea, con tal de que no volviera a ser un ratero sin oficio ni beneficio. Y así fue, nuestro amiguito tenía las neuronas suficientemente desarrolladas para saber qué era lo que más le convenía.

Imagínense, hubiese sido una estupidez mayor cambiar a gente que lo alimentaba, lo entrenaba y que le daba la sensación de estar en una familia común y corriente (¡ojo! ¡solo esta sensación era muy esporádica y téngase en cuenta que él nunca tuvo una familia en todo el sentido de la palabra) por volver a las calles a ser un vulgar ladrón que no robaba más que diez yenes diarios los cuales no le servían para aquella carne al vapor por la cual delira sino para pagar a otros delincuentes viejas cuentas. Nadie supo en realidad si esas cuentas eran en realidad de la fallecida madre de Yahiko o por los vicios del moco este. ¡Suerte que en esa época al menos no había súper nintendo!


Por último acerca de él solo basta decir que está enamoradísimo de Tsubame, una tímida niña que trabaja como mesera en el Akabeko, el restaurante más renombrado (y creo que el único de la serie en Tokio) de los alrededores.


Y por fin llegamos al otro habitante temporal del dojo: Sanosuke Sagara. Bueno pues, el señor es un orgulloso ex integrante de una banda muy antigua que cometió el error de unirse en el Bakumatsu al Ishin Shishi y que una vez que estos llegaron al poder los mandó al infierno porque no permitirían que siguiera existiendo un grupo así de fuerte que pudiera enfrentarse al gobierno de la, en esa época, nueva era Meiji. Nuestro amigo le rinde honores al capitán de este escuadrón, que por cierto estaba guapísimo (¡Watsuki! ¡Maldito! ¡¿Por qué tenías que matarlo?! ) y de quien se robó su apellido porque el suyo no sonaba tan cool como el del capitán, que ciertamente fue como un padre para él y su amigo Katsu (un loco de los explosivos, que además es pintor y guapo también). Después de vagar ganándose la vida asesinando gente por dinero se encontró con el Kenshingumi y su vida se hizo mucho más fácil. Con eventuales (yo diría seguidas) visitas al dojo, las cuales eran para disfrutar de las delicias culinarias de Kenshin, prestarse plata de Jou-chan (la única que trabaja en el dojo), pelear con la mujer zorro o el mocoso ex carterista de mala muerte.


La vida de Sanosuke puede considerarse como la más tranquila posible. El señor se dedica a la encomiable actividad de apostar mas digamos que muy buena suerte no tiene pero ya qué se le va a hacer cuando los vicios son más fuertes que la razón. Por último y como no podía ser de otra manera es un mujeriego sin cura que se encontró con la horma de su zapato al conocer a Megumi Takani, la doctora zorra (el apelativo no es casual, créanme) del grupo que no pierde ocasión para abrazar a la atracción principal de la serie y sacarle chispas a la tanuki de cuando en cuando.


Esta es la pequeña reseña de los integrantes del dojo. Pero no debemos olvidar que también tienen unos amigos y enemigos bastante raros. Una doctora que antes se dedicaba a buscar nuevas fórmulas para opios cada vez más letales y adictivos; un loco de ojos color ámbar y cuya filosofía de vida es el Aku. Soku. Zan y que su único objetivo en la vida es ganarse a Battousai, no, digo, ganarle a Battousai; un amable doctor con dos nietas hiperactivas y adictas a Kenshin (quien oculta su pedofilia con la fachada del buen hermano mayor ); una chiquilla cuya lengua no para de moverse siempre que abre la boca y que está enamorada de otro ex asesino (¡y traidor para variar!) que es tan callado como una roca y tan frío como un cubo de hielo, y que parece sufrir de una parálisis facial total pues no expresa casi ningún gesto facial y que para colmo de males es sacrílego, pues va a los templos a pensar durante horas en sus perversiones de frustrado sexual pero que quiere dar la impresión de estar meditando ¡sí seguro! ¡a otro con ese cuento!


Y así, otros muchos más igual de raros.


Con todo esto ya se darán cuenta por qué la normalidad tiene otros estándares para esta sarta de anormales.


En todo caso podemos decir que el día transcurrió como siempre: con peleas, gritos y uno que otro golpe que nunca estaba demás. Asimismo ¿quién puede pedir paz en un lugar en el que están reunidos un Hitokiri arrepentido, una kendoka poco femenina, un ex ladroncillo de calles y un apostador empedernido? La respuesta se la dejo a su criterio.


Es precisamente en medio de este ambiente de locura que esta historia toma lugar. Como es lógico, se puede esperar absolutamente todo excepto, por supuesto, un minuto de normalidad.


Y así, ahora que los conocemos mejor, sigamos con nuestro relato. Eso sí, quizá se encuentren con una nueva sorpresita que será introducida más adelante, no hay por qué malograr el suspenso (si es que existe).


I.


Kenshin despertó como siempre, muy temprano en la mañana, para preparar el desayuno para su koishii y todos sus amigos. ¡Ah! por cierto, Kenshin y Kaoru están felizmente casados y tienen un pequeño niño de cinco años llamado Kenji que es el retrato andante de su padre y aunque tiene los ojos de una tonalidad de color morado que tiende a ser azulado y no tiene la cicatriz en forma de equis en la mejilla izquierda, no se puede negar que el parecido entre él y su padre es más que enorme.


En líneas generales Kenji es un niño muy dulce con sus padres. Tiene una percepción de las cosas muy adelantada para su corta edad, lo suficiente como para decir que era un niño muy listo. Cuenta con la picardía y candidez de todo infante pero también con una dote natural para la investigación. Le gusta saber lo que pasaba a su alrededor y no se está tranquilo hasta que le explican convincentemente qué significaba cualquier cosa que deseara averiguar. Esto ciertamente ponía muchas veces a sus padres en aprietos. O sea, es un típico mocoso fastidioso.


También tiene una capacidad inmensa de manejar a su madre a su antojo. Muchos podrán pensar que esa dote sobrenatural que tiene va por el lado de la manipulación pero creo que sería más justo para una criatura de edad que pasemos ese comportamiento como un apego natural a su progenitora. (¡Ja! ¡Sí claro!) Debido, quizá, a la dependencia que aún lo une con la misma o porque era más fácil engañarla con una de esas sonrisas que la derretían y que había heredado de su padre.


Nuestro amiguito pelirrojo siempre tiene a su madre con el corazón en la boca. Cuando van al pueblo, la curiosidad natural del niño afluye y se eleva a la potencia enésima. ¡Es un terremoto andante! Y para una madre nerviosa y dedicada como Kaoru ese es el mayor suplicio que podía existir; de solo pensar que algo malo podía pasarle a su hijo igualaba y hasta sobrepasaba el temor que tenía por que Kenshin volviera a ser de nuevo un rurouni. Pero eso no pasaría. Kenshin había prometido que no volvería a ser un rurouni y ella le creía, de ahí que su mayor preocupación tuviera por nombre Kenji Himura. Que para colmo de males tenía la misma mala costumbre de su padre de ser terco. Bueno, ella no podía decir nada al respecto pues era otra.

Mientras Kenshin cortaba los vegetales en perfectos y pequeños trozos pensaba en el vuelco que su suerte había tenido. Kaoru y su hijo eran lo que más valoraba en la vida. Lo único que podía considerar suyo eran ellos y por ende eran su razón de vivir. (Claro la casa era suya pues al casarse con Kaoru ese era un beneficio anexo, pero no era necesario decirlo siempre ¿no?)

Sonrió aun más cuando recordó que Kenji y él irían a pescar hoy. El niño era realmente insistente, otras de sus "cualidades" heredades de su madre. El día anterior estuvo correteándolo y acorralándolo por cada lugar que iba con tal de sacarle la promesa. ¡Y vaya que sabía cómo convencer! ¿Quién podía resistirse a esos ojitos cuando ponía cara de cachorro abandonado o hacía el ademán de llorar? Él, débil como era, no. Así que ante la terquedad del niño, que estaba convencido había heredado de su madre, terminó diciendo que sí.


Cuando se lo comentó a Kaoru y a la vez la invitó a acompañarlos, ella solo dijo que tenía algo que hacer. Él supo desde el principio que era mentira, pero Kenshin entendió que lo que ella quería era dejarles un tiempo para ellos dos solos. No, no fue desde un principio. Primero surgieron en él unos celos tremendos que no pudo contener pensando en que Kaoru estaría sola, sin él para acompañarla en el pueblo a vista y paciencia de los pervertidos. Mas luego estos pensamientos se desvanecieron. Carambas, es Kaoru de quien estaba hablando. El hecho de que él se diera tiempo para contemplar el panorama, como el mismo le decía a ver la cantidad de chicas bonitas de por ahí no quería decir que su esposa hiciera lo mismo ¿no? ¡¿no?! Esperaba que sí.

En fin, ese tiempo Kenshin y Kenji lo usarían muy bien para hacer que los lazos de padre e hijo entre ellos se hicieran más fuertes. Kenshin le agradeció con un beso y con una promesa implícita en su mirada de que después ellos tendrían un tiempo especial solo para ellos. Kaoru solo devolvió la sonrisa pero antes de que se voltease para irse pudo ver un gesto de incredulidad en su rostro. ¿Qué diablos era lo que sucedía? Acaso...

¿Aún no te das cuenta? Bah! Tan estúpido como de costumbre.

Kenshin dejó de cortar los vegetales y volteó para ver de quién y dónde provenía la voz. No había nadie. Sacudió su cabeza con fuerza. El cansancio le estaba haciendo escuchar cosas.

Ahou. ¿cómo crees que me podrás ver?


Kenshin volvió a voltear y tampoco había nadie. Ahora la voz sonaba horriblemente parecida a la de Saito. ¿Ahora alucinaba que el jefe de policías le hablaba? La idea le dio escalofríos.


¿Aún no te das cuenta? ¡Baka!


Y ahora sonaba como su Shishio. ¿Qué pasaba? Dejó el cuchillo en la mesa y salió al shoji para ver si había alguien por ahí. Nadie. Todo el lugar estaba vacío. Cogió algo de agua y se la echó a la cabeza. Solo estaba cansado, no estaba oyendo ni voces ni nada. Es más ¿qué voces? Siguió cortando los vegetales tranquilamente volviendo a pensar en Kaoru y sus pensamientos se fueron por la dirección inicial. Hacía algún tiempo desde que él y Kaoru no tenían un tiempo a solas. Y si mal no recordaba la última vez ellos...


Ja! Y me lo vas a decir a mí que soy el más afectado en todo esto.


Kenshin volvió a sacudir su cabeza y siguió cortando mientras pensaba. Extrañaba aquellos momentos. Desde que Kenji nació Kaoru estaba tan ocupada. No es que Kenji lo estorbara


Sí cómo no


No estaba oyendo nada, nada, nada. No es que Kenji lo estorbara solo que él acaparaba gran parte del día a su madre y pues en las noches estaba muy cansada debido a su dedicación a Kenji, y añadido al entrenamiento de Yahiko y Yutaro, quienes estaban por terminar de estudiar el estilo interferían con su rutina matrimonial. Debido a esto Kaoru solo buscaba el confort de su futon para dormir su cansancio junto al hombre que amaba. Ingenua ella que ignoraba lo que le sucedía a él.


Por eso siempre fui de la idea que era mucho mejor y razonable que nosotros fuéramos los que enseñáramos y que ella permaneciera tan solo cuidando de Kenji. Pero ¿escuchaste? No. Ahou. Ni siquiera se lo propusiste.


¡Oro!

Ahora sí estaba preocupado. ¿Qué estaba sucediendo?

Sucede que eres un ahou estúpido, terco e idiota. Eso sucede.

No, nada de esto sucedía. ¿Sería que todo esto lo estaba volviendo loco? Tampoco es que estuviera tan... ¿cómo decirlo?... ansioso como para...


No qué va, ansioso no, si lo que estás es desesperado. Admítelo al menos ten la valentía de hacerlo.


Todo era su imaginación. Volviendo al tema, él, después de todo, era hombre y aunque hacía labores femeninas no quería decir que sus necesidades físicas fueran suplantadas por este hecho. En otras palabras, él necesitaba demasiado a Kaoru.

Wow ¿A qué o a quién hay que agradecerle el milagro?

Después de su noche de bodas él no pudo evitar sentirse aún más maravillado y apegado a su joven esposa que nunca. Era realmente bella. El entrenamiento había hecho maravillas con su figura, la cual se había incrustado en su memoria sin pretensión alguna de ser borrada, y, claro, él no había tenido compañía femenina en ese sentido en diez años ¿qué esperaban? ¡fue el renacer de ciertas actividades bastante placenteras! Kenshin no podía evitar sonreír ante ciertos recuerdos que tenía en la mente y que le daban sensaciones más que estimulantes en todo el cuerpo. Si tan solo el recuerdo podía hacer esto


Masoquista. No me recuerdes aquello. Su rostro bañado en sudor, sus ojos a medio cerrar, su piel suave al tacto aquellos muslos que


Sí aquellos muslos que ¡hey! ¿Quién diablos hablaba así de su Kaoru? Kenshin cogió su sakabato y volvió a salir del recinto. El ceño estaba fruncido mas sus ojos no se tornaban ámbar, seguían siendo el violeta habitual aunque en una coloración más oscura. Caminó por el pasadizo hasta llegar a los cuartos, todo estaba normalmente. Ningún ki extraño se sentía alrededor.


Ahora sí que nos ponemos bravos ¿verdad? Tranquilo si solo nosotros somos los que conocemos así a Kaoru. Además déjame decirte que pierdes tiempo buscando en el lugar equivocado.

¡¿Nosotros?! Pero si no había nadie. Ahora estaba casi seguro de que se estaba volviendo loco. Nadie podía hablar así de Kaoru, él era el único en este mundo que podía hablar de sus muslos porque estaba seguro que también era el único que los había visto ¿o no? Había quizá otro que ¡No! ¿Quién podía ser? El mocoso ese que les vendía tofu y que le sonreía demasiado a su Kaoru? ¿Quizá aquel joven amigo de Sano, cómo se llamaba el imbécil, Katsu que últimamente venía a visitar mucho en compañía de Sano y que hablaba mucho con su Kaoru? No podía ser todo tenía que ser una injusta especulación, tenía que provenir todo de su mente

Eso es; hasta que diste en el clavo. Todo está en tu mente.

Después de unos segundos Kenshin abrió sus ojos más grandes que una fuente. ¿En su mente? ¿Acaso era? No, no, pensar es una tontería, es irreal, era imposible ¿o no?

¡Imposible! ¿Me oyes hablándote casi una hora y hasta lo sigues creyendo imposible? ¡Quién más puedo ser! A ver una pista más para el idiota del año: solo tú me puedes oír, residimos en el mismo cuerpo mas no somos la misma persona y además ambos tenemos en la mente la idea de arreglárnosla como sea para que nuestra koishii puede estar a solas con nosotros lo más pronto posible en un velada encantadora en la que el uso que daremos a nuestra lengua no será precisamente el de una conversación amena!!! Ahora dime, ¿es eso suficiente o necesito decirte que soy


No, no era necesario. Sabía muy bien de quien se trataba. El Hitokiri Battousai en su interior ahora le hablaba. Kenshin empezó a sudar frío.

¡Ay pero por fin! ya te habías tardado bastante. Aunque claro me puedes llamar Battousai, tú sabes, las formalidades no se dan para con uno mismo.

Kenshin se cayó sentado al suelo. Ahora ¿cómo diablos solucionaría esto?


Continuará...


14/01/2004

Notas finales de la autora:

Hey! Bueno Minna-san. ¡Fic renovado! Nuestro Battousai entra en escena, aunque por el momento esté solo en la mente de Ken-chan! ^^U Y si recién están leyendo el fic no vayan todavía al segundo capítulo, se darán cuenta si el otro también está renovado si y solo sí tiene este nuevo formato (con negrita, itálica, etc.)

¡Espero les guste! ¡Reviews para saber si les gusta este giro del fic!


Shiomei