Notas de la autora:

¡¡¡Hola Minna-san!!! ¡¡¡Quiero agradecerles los maravillosos reviews que he obtenido con esta historia!!!

TUVE HORRIBLES PROBLEMAS PARA ENTRAR INTERNET!!! PERO AHORA TODO RESUELTO!!!!!

¡Si alguien quiere saber de la actualización de este o de cualquier otro de mis fics, mándenme un correo y díganme acerca de cuál de ellos quieren ser eventualmente notificados y con gusto lo hago!

Por si acaso ya puse un nuevo capítulo de I finally understood... quiero también agradecer a mis lectores en español que me dejaron sus reviews en esta historia. Thank you very much people!!! You are very kind!!!

Recuerden la formula:

¡¡¡ MÁS REVIEWS = ACTUALIZACIONES MÁS RÁPIDAS!!!

Ahora, ¡VAMOS AL FIC!

Dedicatoria:

Este fic va para todos mis queridos reviewers. Gracias por el apoyo constante que me brindan. Espero sus comentarios para este fic también.

Disclaimer:

¿ De casualidad ven mi nombre en los otros disclaimers? Creo que no. Si lo hacen, por favor vayan a un oculista porque mi nombre difiere tremendamente con el de Nobuhiro Watsuki, que es el creador de RK. Yo solo uso sus personajes para saciar mis ganas de escribir.



Clave:

* bla bla bla *( pensamientos de Kenshin...





INOPORTUNIDADES





Tercer Capítulo.-





Decir que Kenji estaba confundido sería muy poco para lo que en ese momento pasaba por su pequeña cabeza. Tan solo pongámonos en sus zapatos por un momento.

Tú o yo, somos un niño de cinco años común y corriente. Hemos vivido nuestra vida lo más naturalmente posible dentro de un lugar nada normal, que en nuestro infantil e ingenuo entender es el edén. Y vaya cuán distante de este está. Con locos sin dios conocido como Jineh Udo, Saito o Makoto Shishio hasta alguno que se creyó dios en algún momento. Esa va para Shogo Amakusa.

Como cualquier día despertamos mirando al techo o a la pared, según la posición al dormir, y esperamos que nuestro día transcurra rutinariamente y por gracia de Kami así es. Vemos a la gente que teníamos que ver, lloramos un poco para chantajear a nuestra madre por alguna trivialidad, nos reímos por las tonterías de nuestro padre, fastidiamos, si no es sábado ni domingo, a los alumnos de nuestra madre; somos el centro de la atención de la casa mientras un hermanito molesto no llegue y lloriquee y así nos arrebate aquello que por derecho nos corresponde: la atención; y por último pasamos el día viviendo de lo lindo con todo aparentemente normal a nuestro alrededor.

Como todas las tardes tomamos una reparadora siesta mientras nuestros padres se rompen el lomo limpiando, cocinando, trabajando o cualquier tipo de labor de la cual estamos exentos porque para nuestra suerte somos aún el hijito de mami que no sabe hacer nada porque es un mocoso que ha nacido con la suerte de no correr el mismo destino que sus padres. Así, nuestros amorosos, bondadosos, cariñosos y no menos estúpidos padres hacen todo por nosotros como si no tuviéramos pies ni manos que podrían ayudar al menos a llevar el balde de agua para lavar los platos que ensuciamos al comer los deliciosos potajes que nuestro súper-archi-mega despistado padre, ex- vagabundo, nos cocina.

En medio de nuestro descanso, merecidísimo por cierto...(¡ Uf qué cansancio!), unos sonidos algo extraños nos despiertan. Oímos que alguien o algunos respiran como si hubiesen dado la vuelta a Tokio tres veces. Claro, pero no sabemos que quienes se están dando muchas vueltas son nuestros padres. Pero no le damos importancia ya que la urgencia de hacer pipí nos llama. Hacemos lo que teníamos que hacer, porque ya somos grandecitos como para poder pararnos como hombrecitos y ajustar la puntería suficientemente bien como para no ensuciar el piso que el pobre de papi limpia; y cuando volvemos a nuestro cuarto vemos unas bolsas en el piso tiradas y rebalsando de telas que a simple vista se ven bonitas. Nuestra ingenua y bienintencionada mente piensa que pueden sufrir un daño si es que se quedan en el piso y es o por eso que decidimos notificar a nuestros papás, como buenos niños que somos, lo encontrado para que lo retiren o hagan lo que tengan que hacer con eso. No lo hacemos nosotros no porque no queramos o porque no seamos capaces de hacerlo, ¡no qué va! , es simplemente porque somos pequeños y frágiles y nuestros pequeñísimos y fragilísimos bracitos no pueden alzar mucho peso. ¡ Quisiera volver a esa edad!

Nos acercamos al cuarto de nuestros padres y aquellos sonidos extraños se hacen cada vez más fuertes sospechosamente. Pero seguimos sin prestarle importancia ya que creemos que puede ser alguna ave o animal de por ahí... ¡Claro! Como hay animales que repiten: "OH Kenshin" cada dos segundos!!!

Abrimos la puerta sin tocar porque en la familia no hay tanta formalidad como con los extraños. Además a esa edad ¿ qué diablos es la formalidad? Nosotros solo queremos preguntar a nuestros queridísimos padres algo y satisfacer nuestra curiosidad. Nada más... no pedimos más... Y mira nada más la sorpresa que nos llevamos.

Cuando entramos descubrimos a nuestros padres tirados en el piso en una situación bastante rara. Otou-san encima de Okaa-san haciendo quién sabe qué clase de tipo de arte marcial que tampoco sabemos a qué lleva. Pensamos rápidamente: Pose rara para ser Kendo... además la espada no está por ningún lugar... - al menos no llegó a tiempo para ver el uso que en estos casos se hace de esta -...( Hoy Kaoru y Kenshin tenían algo nuevo por que agradecer a Kami). No era Karate u otra de esas disciplinas porque ninguna pide como requisito que uno de los oponentes esté semi desnudo ¿ O sí? Entonces ¿qué era?

Sea como sea por nuestra mente pasan una inmensidad de pensamientos casi nada coherentes. Pensamos en todo menos que en una noche como esta, pero con menos restricciones y control sobre sus voces, nuestros padres, con ese mismo tipo de "poses extrañas" y otras algo más raras que no es necesario señalar, hicieron lo que nadie en este mundo podría hacer de otra manera: A nosotros mismos. Claro... si es que nosotros creemos estúpidamente que nuestros padres dicen vamos a tener un bebé y salimos de la nada. Por obra y gracia del Espíritu Santo aparecemos dentro del vientre de nuestra madre. Sí, quizá sepamos que eso ya pasó una vez pero eso fue en occidente, estamos en Japón y además Buda no embarazó a nadie de esta forma así que descartemos esa posibilidad... Somos sintoístas y estamos felices con nuestras creencias siempre y cuando no implique ir al aburrido templo todos los días. ¿ Cómo es que los adultos pueden estar parados murmurando algo que ni nosotros que estamos a su lado logramos escuchar. Imagínense Kami!!! ¡ Qué tontos pueden ser los adultos!

De cualquier manera, la religión sirve muy poco o nada en momentos como estos... nuestra curiosidad está al grado extremo y eso para el caso específico de Kenji Himura significaba: Atormentar a mis padres hasta obtener la verdad sino... para eso está...

----

Esa noche, Kenshin y Kaoru se las arreglaron para sacar a Kenji del cuarto con una excusa bastante estúpida que solo un niño de cinco años se la cree. El pobre tenía los ojos rígidos tipo niño autista y del tamaño del plato donde almuerzas. Esperó afuera del cuarto a que sus padres se pusieran algo más decente, luego salieran y le explicaran qué era aquello que vio. Pero para cuando Kenshin y Kaoru salieron del cuarto con las caras más pálidas que la mona lisa de da Vinci y sus ropas triste e infructuosamente ordenadas, el niño estaba ya dormido recostado en una de las delgadas paredes. Soñando con qué clase de madres desnaturalizadas, semidesnudas y gimientes y padres no muy desubicados en ciertos terrenos.

Kaoru lo tomó en sus brazos tiernamente y ambos lo llevaron a su cuarto. Al menos tenían una noche entera para divertirse pensando en cómo le explicarían a su hijo el que los haya visto haciendo, quién sabe y tenían suerte (¿?), un hermanito para él. Volvieron a su cuarto y cerraron la puerta rápidamente. Se sentaron en el futon y estuvieron sin hablar por unos segundos y luego comenzaron una de las pláticas que no pensaron nunca tener al menos hasta cuando su hijo tuviese trece años.

Kenshin, nervioso, confundido, nada excitado y quizá con un trauma sexual por el resto de su vida, se pasó una mano por su cabeza y luego tomando tímidamente la mano de una Kaoru muy callada, dijo:

Y ¿ ahora qué haremos?- Kaoru removió la mano de Kenshin y con una mirada llena de angustia y culpabilidad le dijo:

No lo sé... no lo sé...



Al día siguiente Kenshin y Kaoru estaban buscando el momento apropiado para hablar con Kenji acerca de lo del día anterior. Claro que no le dirían la verdad por su corta edad. Felizmente no tendrían que inventar ese tipo de historias acerca de abejas, cigüeñas o quién sabe qué tipo de animal estaba de moda en Japón, en ese tiempo, para inventar historias súper fantásticas acerca de cómo vienen al mundo los bebés. No necesitaban de eso ya que el niño los había descubierto con las manos en la masa... o mejor dicho... con las manos en el cuerpo. La mentirilla iba por otro lado.

Sanosuke había llegado a " visitar", lo mismo que Megumi. Ante la sorpresa general, llegaron juntos y pasaron toda la mañana sin pelear. No se volvieron a decir mujer-zorro o cabeza de pollo, según sea el caso. En el dojo también estaban Yutaro y Yahiko quienes esta vez peleaban porque el primero había opinado acerca de la belleza de una de las jóvenes dependientas del Akabeko. Yahiko, siendo el joven irritable y celoso que siempre fue, empezó a pelear con su amigo acerca del tema. Yutaro se divertía al hacer enfadar cada vez más a Yahiko, causando que Kenji y todos los demás se rieran ante tal espectáculo.

Para sorpresa de Kenshin y Kaoru, durante todo el día Kenji se estaba comportando naturalmente. Tenía el mismo comportamiento angelical de siempre: Molestaba a Yahiko, jalaba del pelo de su padre, abrazaba a su madre y a su tío Sano, y se sonrojaba al ver de cerca a la bella doctora. Esto daba pábulo a bromas de parte de Yahiko, quien tomaba esto como una dulce venganza, y empezaba el lloriqueo de siempre que Sano apaciguaba dándole un golpe a en la cabeza al: "mocoso" y asé haciendo feliz al pequeño demonio.

Sanosuke tenía un apego increíble al pelirrojo menor. Lo veía hablar, caminar, correr y reírse con un brillo en los ojos parecido al de Kenshin. Pero no vayan a pensar tonterías queridos lectores, nuestro Sano no es paidofílico ni nada de eso; es solo que siente mucho cariño por Kenji, para beneplácito de Kenshin y tortura de Kaoru. Es que había que temerle a los consejos de Sanosuke... Kaoru no quería ver a su hijo andando por ahí con una indumentaria que tenga como sello el kanji "malo". De solo imaginárselo le da un soponcio de los peores a la pobre. Ni tampoco quería a su hijo apostando a los diez años y siendo perseguido policialmente... y quién sabe si el desgraciado de Saito lo mandaba a la cárcel como venganza contra Kenshin... y por ahí siguen los melodramáticos pensamientos de Kaoru...

Era extraño que no hubiese peleas entre el street fighter y la doctora. Quizá estaban llegando a un entendimiento o quizá solo se cansaron de pelear y decidieron llevarse mejor y así descubrir la buena persona que hay dentro de cada uno y además... ¡¡¡NO!!! Definitivamente ese no era su estilo ¿verdad?... Aceptemos la primera hipótesis...

Kenshin y Kaoru pasaron la noche anterior sin poder pegar el ojo. Se mataron pensando en la historia que inventarían. Kaoru le preguntó a Kenshin qué cosa le dijeron a él cuando era niño e hizo la pregunta usual: ¿Cómo es que vienen al mundo los bebés?. Olvidó que él no tuvo un padre que le respondiera aquello de la forma natural. Tuvo un shishio que le dijo: Baka deshi, vienen por error. Y ahí lo dejo al pobre más colgado que bandera en día del aniversario de la independencia de tu país. Kaoru, quien no estaba para reírse, solo insultó mentalmente al aprovechador del maestro de su esposo y se puso a pensar en otras alternativas. No se dieron cuenta cuándo fue que se quedaron dormidos pero en la mañana decidieron inventarle una improvisada historia.

Sanosuke y Kenji habían pasado casi todo el día juntos. A Kenshin no le molestaba aquella relación entre Sano y su hijo. Aunque hubo un tiempo en que tenía algo de celos, ya que parecía que su pequeño se llevaba mejor con su mejor amigo, luego se dio cuenta que Kenji lo hacía porque quería ganar la atención de alguien más que la de sus padres y en Sanosuke encontró al postor más adecuado.

Kenshin aún sonreía ante el recuerdo de que una vez, en un aniversario de bodas, Kaoru y él dejaron a Kenji al cuidado de Sanosuke por unas horas. Cuando volvieron los encontraron a los dos sentados en el portal de la casa cada uno masticando un esqueleto de pescado. Fue tan gracioso que ni siquiera Kaoru, con toda su preocupación de madre abnegada, pudo contenerse.

Era la noche y Sanosuke había salido a escoltar a Megumi hasta su casa de pasada que Yahiko y Yutaro salían a trabajar al Akabeko en el turno de la noche al igual que el día anterior. Aunque Yutaro no necesitaba trabajar lo hacía porque creía necesario aprender a valerse por sí mismo a la vez que tenía la satisfacción de ganar su propio dinero y principalmente porque así podía fastidiar a Yahiko con más frecuencia. ¿ Acaso pensaban que el chiquillo era maduro?

Kenshin y Kaoru decidieron comenzar la tan esperada plática con su hijo. Lo llamaron y el niño obedeció de inmediato, contrario a su costumbre, porque no tenía nada más que hacer. Tío Sanosuke no estaba y la diversión se había ido por el momento. Se sentaron en el comedor - sí aquella paupérrima salita con una mesa al medio que siempre sale en el anime... ahora ni los animes constan con un presupuesto decente... en qué mundo vivimos-

Kenshin tomó el primer paso diciendo:

Kenji... Okaasan y yo tenemos que hablarte acerca de algo...

¿ Acerca de qué Okaasan?- preguntó Kenji a su madre dándole una de aquellas sonrisas heredadas de su padre. Kaoru luchó contra el impulso de abrazar al niño y dijo...

¿Recuerdas que ayer entraste al cuarto y...

¿y?- preguntó el niño muy interesado

Ehhh- Kaoru no sabía qué decir

Es que ayer Okaasan y yo estuvimos jugando un juego que suelen jugarlo en occidente...

¿ A sí?- preguntó el niño. En su pequeña cabecita había una gran confusión.

Sí Kenji-chan- respondió por fin Kaoru- ayer Otou-san y yo estábamos jugándolo y ...

Y nos dimos cuenta que es muy peligroso y sobre todo cuándo se hace bulla... ¿verdad koishii?- interrumpió Kenshin con sorna en sus palabras a la vez que miraba a los ojos a Kaoru, a quien le dieron unas ganas asesinas de golpear a su esposo con su boken hasta que se cansara ¿ Cómo se atrevía a echarle la culpa a ella Cuando el necesitado era él?... *Que vuelva a acercárseme y le echo agua caliente*- pensó ella.

Okaa-san, Otou-san...

¿Sí Kenji?- respondieron al mismo tiempo dejando de lado su riña para después...

Entonces estaban jugando,- ambos asintieron y Kenji dio una carcajada infantil y luego agregó: y yo que pensé que estaban haciendo el amor...- Agregó con mucha naturalidad, como si fuera el tema de conversación de siempre, es más como si fuera el tema de conversación normal de un MOCOSO DE CINCO AÑOS!!!.

No es preciso decir que a Kaoru y a Kenshin la respiración se les cortó de súbito. Luego de un momento la sangre les empezó a subir a la cara, al darse cuenta del significado de las palabras del niño. Cualquier cosa habrían esperado de él menos algo así. Kami-sama!!! ¿Qué padre espera que su hijo de cinco años, al cual por cierto creía ingenuo, empieza a hablar de temas como estos como si nada. Los pobres se quedaron idiotizados por un buen rato. Los pensamientos de ambos tenían en común ser la confusión por antonomasia. Si la noche de ayer fue una de la más vergonzosas de su vida, esta, sin lugar a dudas, era la peor.



---------

¡¡¡Vaya sorpresa!!! ¿ Cómo un niño de esa edad sabe de esas cosas? Ummm... denme sus hipótesis en sus reviews. Pobres Kenshin y Kaoru...

Recuerden la fórmula:

¡¡¡MÁS REVIEWS = ACTUALIZACIONES MÁS RÁPIDAS!!!

¡Arigato gozaimasu por leer este fic!

Shiomei