CAPÍTULO 3
A SOLAS
El sol había salido, las nubes habían desaparecido completamente, dando
lugar a un cielo azul intenso, claro y brillante.
No había mucha gente por la calle, la mayor parte de las personas se habían ido de vacaciones. Finalmente llegaron a una calle ancha, destacaban dos chicos, uno de ellos muy alto, Ron. Éste se dio la vuelta y las saludó con la mano. Ellas se acercaron.
- ¡ Hola !- saludó el chico de cabellos pelirrojos. Y de pronto adquirió el color de su pelo al mirar a Hermione.
- ¡ Hola !- contestaron ellas.
Harry se dio la vuelta y saludó.
- ¡ Hola! Ginny has venido.- esto último se le escapó- ¿qué tal lo habéis pasado?
- Muy bien gracias ¿verdad Herm?- se giró a su izquierda, pero allí no estaba. Estaba hablando unos metros más allá con Ron, en ese momento Ron estaba rojo de rabia y Herm lo miraba severamente. Hablaban , seguramente por la expresión de sus caras, de algo importante y personal.
- Veo que recibiste mi paquete- dijo Harry intentando romper aquel incómodo silencio y fijándose en el pelo de Gin.
Ron y Hermione habían desaparecido. Ginny levantó la mirada y la mantuvo firme en aquellos ojos verdes que tanto deseaba. Harry se sonrojó pero sonrió amablemente.
- Sí, me gustó mucho.- sonrió Gin- siento no tener ahora algo para ti.
- No te preocupes. Pensé que la rosa haría juego con tu pelo. Eres realmente guapa, nunca me había fijado, ya sabes eres la hermana de mi mejor amigo...
- Gracias. ¿ Qué quieres que te regale?- cambió de tema, se estaba sonrojando demasiado.
- No se puede comprar con dinero.
Harry la cogió por la cintura y la besó en los labios apasionada y dulcemente. Ginny se dejó llevar. Era un sueño, no era real ,se decía, del que no querría despertar nunca. Él le susurró unas palabras al oído.
- ¿Quieres ser mi novia?- repitió Harry.
Estaba oyendo la frase de su vida, con la que tanto había soñado esos cuatro últimos años. Y se quedó allí, quieta, sin saber qué decir, cuando abrió la boca para responder una voz la interrumpió:
- Siento haberos dejado aquí solos sin avisar- era Hermione.
- Teníamos cosas muy importantes de qué hablar. Y muchas preguntas sin responder- añadió Ron enfadado y miró a Hermione, la cogió por el brazo y se la llevó a otro lugar donde ni su amigo ni su hermana los podían oír , continuaron hablando. Una vez que Harry no alcanzó a ver a sus amigos tragó saliva y habló:
- Hablando de preguntas sin responder...¿qué me dices a lo anterior?- no podía repetir la frase.
- Me encantaría.
Harry la cogió de la mano y se dirigió hacia donde se encontraban sus amigos. Éstos al verlos dejaron de hablar y los miraron asombrados, sobre todo Hermione, ya que Ron estaba absorto en sus pensamientos, más cercanos a aquella chica.
- Bueno, entonces ¿vamos al callejón Diagon? - preguntó Harry sin soltar la mano de Ginny.
- Eh... sí, estos sitios muggles, no hay quien los entienda- se apresuró a decir Ron.
No había mucha gente por la calle, la mayor parte de las personas se habían ido de vacaciones. Finalmente llegaron a una calle ancha, destacaban dos chicos, uno de ellos muy alto, Ron. Éste se dio la vuelta y las saludó con la mano. Ellas se acercaron.
- ¡ Hola !- saludó el chico de cabellos pelirrojos. Y de pronto adquirió el color de su pelo al mirar a Hermione.
- ¡ Hola !- contestaron ellas.
Harry se dio la vuelta y saludó.
- ¡ Hola! Ginny has venido.- esto último se le escapó- ¿qué tal lo habéis pasado?
- Muy bien gracias ¿verdad Herm?- se giró a su izquierda, pero allí no estaba. Estaba hablando unos metros más allá con Ron, en ese momento Ron estaba rojo de rabia y Herm lo miraba severamente. Hablaban , seguramente por la expresión de sus caras, de algo importante y personal.
- Veo que recibiste mi paquete- dijo Harry intentando romper aquel incómodo silencio y fijándose en el pelo de Gin.
Ron y Hermione habían desaparecido. Ginny levantó la mirada y la mantuvo firme en aquellos ojos verdes que tanto deseaba. Harry se sonrojó pero sonrió amablemente.
- Sí, me gustó mucho.- sonrió Gin- siento no tener ahora algo para ti.
- No te preocupes. Pensé que la rosa haría juego con tu pelo. Eres realmente guapa, nunca me había fijado, ya sabes eres la hermana de mi mejor amigo...
- Gracias. ¿ Qué quieres que te regale?- cambió de tema, se estaba sonrojando demasiado.
- No se puede comprar con dinero.
Harry la cogió por la cintura y la besó en los labios apasionada y dulcemente. Ginny se dejó llevar. Era un sueño, no era real ,se decía, del que no querría despertar nunca. Él le susurró unas palabras al oído.
- ¿Quieres ser mi novia?- repitió Harry.
Estaba oyendo la frase de su vida, con la que tanto había soñado esos cuatro últimos años. Y se quedó allí, quieta, sin saber qué decir, cuando abrió la boca para responder una voz la interrumpió:
- Siento haberos dejado aquí solos sin avisar- era Hermione.
- Teníamos cosas muy importantes de qué hablar. Y muchas preguntas sin responder- añadió Ron enfadado y miró a Hermione, la cogió por el brazo y se la llevó a otro lugar donde ni su amigo ni su hermana los podían oír , continuaron hablando. Una vez que Harry no alcanzó a ver a sus amigos tragó saliva y habló:
- Hablando de preguntas sin responder...¿qué me dices a lo anterior?- no podía repetir la frase.
- Me encantaría.
Harry la cogió de la mano y se dirigió hacia donde se encontraban sus amigos. Éstos al verlos dejaron de hablar y los miraron asombrados, sobre todo Hermione, ya que Ron estaba absorto en sus pensamientos, más cercanos a aquella chica.
- Bueno, entonces ¿vamos al callejón Diagon? - preguntó Harry sin soltar la mano de Ginny.
- Eh... sí, estos sitios muggles, no hay quien los entienda- se apresuró a decir Ron.
