Hola!! Tras algun problema en fanfiction para poner cursivas he obtado por marcar los sueños con - para abrir donde comienzan y -- para cuando terminan. Buenoz espero que lo disfruten ^^
Las Aspias
Parte 1:
Estaban a punto de dar las doce de la noche en el reloj de la iglesia, cuando Subaru paseaba por el parque de los cerezos. A pesar de la hora, solo la mitad de las farolas estaban encendidas y la luz de la luna era casi la única encargada de iluminar sus solitarios pasos.
Sumeragi alzó la vista al cielo y sonrío tristemente al contemplar el cielo estrellado que le recordó a su hermana; seguro de que a ella le hubiera encantado.
Aun después de tanto tiempo casi podía verla, sonriendo y danzando a su alrededor, acusándolo de ser demasiado serio y empujándolo hacia Seish...
Caminó hacia la zona de los columpios y pasó su enguantada mano por la cadena que lo sujetaba a la barra, empujándolo con fuerza y soltándolo para ver como se balanceaba libremente de un lado a otro, antes de dar media vuelta y seguir con su paseo al son del oxidado metal, el único sonido que acompañaba al de sus pasos.
Se dejó caer, abatido, sobre uno de los bancos y encendió un cigarrillo, el único vicio que se permitía tener. Tomó una calada y dejó escapar el aire lentamente.
-Hokuto.- Susurró.
Por alguna extraña razón, últimamente no podía dejar de pensar en ella ni siquiera mientras dormía. Desde hacía algunas semanas, todas las noches, se le aparecía en sueños, llamándolo, pidiéndole que se acercara a ella pero, siempre que lograba atravesar la distancia que los separaba, se despertaba sobresaltado y cada día que pasaba se sentía más exhausto y confundido que el anterior.
Subaru, se apoyó contra el respaldo y cerró los ojos. Permanecería allí un par de minutos y regresaría a casa.
El frío viento del norte le acariciaba el rostro con su gélido tacto, recordándole que todavía estaba allí, que aún seguía vivo. Los dos minutos pasaron, pero Subaru no se movió. Rendido, se dejo llevar; quedando profundamente dormido.
-
-..baru. Subaru. Despierta.- le repitió una voz familiar.
Él abrió los ojos lentamente para acabar contemplando con asombro el rostro preocupado de su hermana.
-¡¿Eres tu?!
- He venido por que tengo que decirte algo importante.
-Yo...-
Hokuto apoyó su mano sobre su mejilla y esbozó una leve sonrisa. -Te he echado de menos. Yo...- Logró pronunciar su hermano. Sin ella siempre se había sentido la mitad de algo. Sin ella sabia que no era nada.
-Shhh. Vamos. No me queda mucho tiempo. Vine por que estas en peligro. Subaru no debes acercarte a esas mujeres no te acerque a... - Comenzó a decir cuando una explosión a su espalda la detuvo. -No, aun no.- suplicó.
Ella se volvió cubriendo su rostro intentando no quedar cegada por el inesperado resplandor que rodeó su cuerpo.
-¡HOKUTO! - Chilló Subaru antes de verla desaparecer.- ¡¿Quién esta haciendo todo esto?!- quiso saber el Onmyoujs.
La áspera voz de los intrusos comenzó a repetir las extrañas palabras de un conjuro cada vez con mayor rapidez haciéndole sentir pinchazos en sus oídos. El suelo parecia guirar a su alrededor haciendole tambalearse. Una nueva explosión surgió antes de que la tierra se abriera bajo sus pies. Subaru intentó agarrase a las a la pared pero las rocas estaban muy afiladas y resbaladizas, haciéndolo incapaz de detener su caída. La luz filtrada de la luna ahora mostraba el fondo del agujero lleno de puntiagudas estacas, que cada vez se encontraba más y más cerca.
Cerró los ojos con fuerza sintiendo que aquello era, el fin.
................
-
Subaru despertó sobresaltado respirando como si le faltara el aire. Sus puños estaban apretados con tanta fuerza que le dolían. Abrió las manos y las miró con sorpresa. El guante que cubría la estrella estaba destrozado y ambas manos llenas de profundos cortes.
Continuara...
Las Aspias
Parte 1:
Estaban a punto de dar las doce de la noche en el reloj de la iglesia, cuando Subaru paseaba por el parque de los cerezos. A pesar de la hora, solo la mitad de las farolas estaban encendidas y la luz de la luna era casi la única encargada de iluminar sus solitarios pasos.
Sumeragi alzó la vista al cielo y sonrío tristemente al contemplar el cielo estrellado que le recordó a su hermana; seguro de que a ella le hubiera encantado.
Aun después de tanto tiempo casi podía verla, sonriendo y danzando a su alrededor, acusándolo de ser demasiado serio y empujándolo hacia Seish...
Caminó hacia la zona de los columpios y pasó su enguantada mano por la cadena que lo sujetaba a la barra, empujándolo con fuerza y soltándolo para ver como se balanceaba libremente de un lado a otro, antes de dar media vuelta y seguir con su paseo al son del oxidado metal, el único sonido que acompañaba al de sus pasos.
Se dejó caer, abatido, sobre uno de los bancos y encendió un cigarrillo, el único vicio que se permitía tener. Tomó una calada y dejó escapar el aire lentamente.
-Hokuto.- Susurró.
Por alguna extraña razón, últimamente no podía dejar de pensar en ella ni siquiera mientras dormía. Desde hacía algunas semanas, todas las noches, se le aparecía en sueños, llamándolo, pidiéndole que se acercara a ella pero, siempre que lograba atravesar la distancia que los separaba, se despertaba sobresaltado y cada día que pasaba se sentía más exhausto y confundido que el anterior.
Subaru, se apoyó contra el respaldo y cerró los ojos. Permanecería allí un par de minutos y regresaría a casa.
El frío viento del norte le acariciaba el rostro con su gélido tacto, recordándole que todavía estaba allí, que aún seguía vivo. Los dos minutos pasaron, pero Subaru no se movió. Rendido, se dejo llevar; quedando profundamente dormido.
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-..baru. Subaru. Despierta.- le repitió una voz familiar.
Él abrió los ojos lentamente para acabar contemplando con asombro el rostro preocupado de su hermana.
-¡¿Eres tu?!
- He venido por que tengo que decirte algo importante.
-Yo...-
Hokuto apoyó su mano sobre su mejilla y esbozó una leve sonrisa. -Te he echado de menos. Yo...- Logró pronunciar su hermano. Sin ella siempre se había sentido la mitad de algo. Sin ella sabia que no era nada.
-Shhh. Vamos. No me queda mucho tiempo. Vine por que estas en peligro. Subaru no debes acercarte a esas mujeres no te acerque a... - Comenzó a decir cuando una explosión a su espalda la detuvo. -No, aun no.- suplicó.
Ella se volvió cubriendo su rostro intentando no quedar cegada por el inesperado resplandor que rodeó su cuerpo.
-¡HOKUTO! - Chilló Subaru antes de verla desaparecer.- ¡¿Quién esta haciendo todo esto?!- quiso saber el Onmyoujs.
La áspera voz de los intrusos comenzó a repetir las extrañas palabras de un conjuro cada vez con mayor rapidez haciéndole sentir pinchazos en sus oídos. El suelo parecia guirar a su alrededor haciendole tambalearse. Una nueva explosión surgió antes de que la tierra se abriera bajo sus pies. Subaru intentó agarrase a las a la pared pero las rocas estaban muy afiladas y resbaladizas, haciéndolo incapaz de detener su caída. La luz filtrada de la luna ahora mostraba el fondo del agujero lleno de puntiagudas estacas, que cada vez se encontraba más y más cerca.
Cerró los ojos con fuerza sintiendo que aquello era, el fin.
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Subaru despertó sobresaltado respirando como si le faltara el aire. Sus puños estaban apretados con tanta fuerza que le dolían. Abrió las manos y las miró con sorpresa. El guante que cubría la estrella estaba destrozado y ambas manos llenas de profundos cortes.
Continuara...
