Hola!
Pues ya llegamos al capitulo 6 ^^ Espero que os guste al final he tenido problemas para que en fanfiction se vea la letra en cursiva así que lo sueños a partir de ahora comenzaran con - y terminaran con -
Espero que os guste. Sugerencias y comentarios seran bienvenidos.
Parte 6:
Otro día más y otra vida menos, pensó Sakurazuka mientras se quitaba sus elegantes ropas y las dejaba cuidadosamente sobre la cama. Cuando terminó, se dirigió hacia el baño para cerrar el grifo; metió la mano en la bañera para comprobar la temperatura del agua y se metió en ella.
Sei se sumergió para salir un momento después con sus cabellos mojados. Cerró los ojos y continuó pensando en sus cosas en compañía del silencio, rodeado por el vapor y el olor de las sales de baño. El final perfecto para un día agotador.
--Sus pasos, resonaban en aquel callejón. Sus pequeñas manos y sus ropas estaban manchadas de sangre. Su madre, la única persona que lo había querido en aquel insípido mundo le había anunciado que ya era hora de que ocupara su puesto como cabeza de familia y así lo había hecho. Sus ojos, irritados por las lágrimas intentaban buscar algún lugar donde encontrar ayuda. Pero como siempre, no había nadie, nunca había nadie.
Aquella, había sido la última vez que se había sentido perdido y solo. La última vez que había sentido algo.
Aquel insulso sueño se repetía algunas noches, pero con el paso de los años había aprendido a mirarlo como si fuera algo ajeno. A veces, se veía así mismo contemplar divertido a aquel niño desde el tejado de algún almacén abandonado.
Seishiro se sentó en el borde del edificio, mientras seguía con la vista a su pequeño amigo. Encendió un cigarrillo y disfrutó del susurro del viento en sus oídos y el fresco aire que movía sus cabellos. Todo parecía tranquilo, pero algo le decía que ésta vez no estaba solo.
Sakurazuka bajó de un salto hasta el suelo y se volvió para observar el edificio. Podía sentir la presencia de alguien más en su sueño, de alguien más en su mente.
-¡No te escondas! - Gritó al tiempo que alzaba su mano lanzando su fatal ataque.
Su halcón de largas alas negras remontó el vuelo en dirección al callejón, arrasando todo lo que encontraban en su camino pero lo único que consiguieron como respuesta fue el eco de su destrucción.
-Vamos, Deja de esconderte y dime que haces aquí.
Una extraña figura atravesó la polvareda levantada por sus Shikigami. Con cada paso sus rasgos se hacían más y más claros.
-¡Ho-ku-to! Exclamó sin poder ocultar su sorpresa.
Ella era tal y como la recordaba, con su vestido chillón y aquel sombrero a juego que ocultaba sus cortos cabellos negros salvo, por que su antaño eterna sonrisa ya no reinaba en sus inertes labios.
Seishiro volvió a alzar su mano en dirección a la chica, dispuesto a atacarla de nuevo.
-¡Espera! necesito tu ayuda.
- No me hagas reír.
- Pero si ni siquiera sabes porque he venido.- protestó.
- No, no lo se pero francamente, tampoco me importa- la respondió mirándola por encima de sus gafas oscuras.
- Baka!... Ésta bien.- dijo cruzando sus brazos a la espalda mientras pensaba en algo rápido. De pronto reparó en el pequeño. - ¿Eres tu?- preguntó incrédula mientras señalaba con un dedo a un niño ajeno a todo.- ¿Que fue lo que sucedió?
Hokuto Se acercó a él e intento acariciarlo pero su mano lo traspaso.
Con un gesto del Sakurazakomori toda la escena desapareció. Un segundo después las flores rosas del cerezo caían sobre ambos.
-Shei… Seishiro-san. –Hokuto tragó saliva con dificultad.
Él hombre no respondió. Guardó sus gafas en el bolsillo de su chaqueta y comenzó a caminar hacia ella. Una sombra oscura, ocultaba sus ojos. Sumeragi retrocedió hasta que su espalda chocó contra algo notando el frió tacto de la 'pared' y el cálido aliento del asesino en su rostro.
-Bien. Dime que demonios has venido ha hacer aquí, por que y como has entrado en mi sueño.- demandó saber.
-Kakyo me…- Comenzó a decir cuando Seishiro la interrumpió.
-¿Kakyo? ¿El chico que puede ver el futuro a través de sus sueños?
-Si. El sabía que necesitaba tu ayuda. Intente hablar con Subaru pero ellas estaban muy cerca y lo impidieron.
-¿Ellas?
-Las Aspias.
Seishiro la miró fijamente.-Así que han vuelto ¿eh? Esto será interesante. El clan Sumeragi fue el responsable de la casi total desaparición de las Aspias. Me preguntó que es lo que os tienen preparado.- Se dijo frotándose la barbilla.
-Si no haces nada Subaru sufrirá algún daño.
-¿Subaru? ¿Qué te hace pensar que eso me importa?
-Vamos Seishiro. No se con quien crees que estas hablando pero desde luego no con una chica tonta que no entiende de nada. Yo se que tu estabas enamorado de mi hermano.
Seishiro dejó escapar una de sus inusuales carcajadas mientras Hokuto cruzaba sus brazos molesta.
-Eres realmente divertida.- Se acercó hasta ella y apoyó sus manos sobre la pared una a cada lado de Sumeragi.- Te echaba de menos.- la susurró al oído.
-Deja de jugar. Esto podría funcionar con Su pero no conmigo. Si no lo haces por tu amor hacia él al menos hazlo para no manchar tu nombre.- Hokuto lo apartó con su mano.
-¡¿Como?!
-Si. Seria bastante vergonzoso si se supiera, que el Sakurazakomori dejó que una de sus victimas fuera a terminar en las manos de otro clan. Al fin de al cabo se supone que si alguien ve matando a un miembro de tu grupo de asesinos debe de morir. Subaru te vio hacerlo cuando apenas era un niño así que… ¿Como crees que quedarías ante los demás si supieran que te descubrieron y que no mataste a aquel niño? Seria realmente algo vergonzoso.
-Siempre te encantó hablar mucho. Ya casi lo había olvidado.- La respondió sonriéndola como antaño. Su ojo ciego no le hacia parecer menos inocente que entonces.
-Seishiro-san…
-No, no pienso ayudarte Hokuto. Bastante hice ya dejándole vivo. No tengo nada de que avergonzarme. Tú ocupaste su lugar ante el gran sakura y ahora no le debo nada a nadie. Aquel año fue divertido pero se terminó y tu hermano no fue capaz de hacerme sentir na… ¡Espera un momento! Aquí ahí alguien más. ¿Quién ha venido contigo? No es Kakyo.
-¿Que? Es imposible. No pueden haberme seguido hasta aquí.
Una sombra oscura empezó a avanzar hacia ellos cubriendo la gran distancia en apenas segundos. La extraña bruma comía su terreno deshaciendo lo que encontraba a su paso.
-Hokuto, vete de una vez. – Le pidió mientras dibujaba en el aire una estrella invertida.
-¿Es una ilusión?
-Solo he dicho que te vayas. – le repitió mientras se colocaba delante de ella. De sus labios empezaron a escucharse las palabras de un nuevo hechizo mientras la amenazante masa oscura avanzaba sin mostrar signo alguno de debilidad.
Los viejos edificios de su sueño aparecían ante él justo antes de caer estruendosamente por el influjo de aquella cosa. Seishiro, concentró gran parte de su poder consiguiendo detenerla. Sus brazos tensos temblaban por el esfuerzo. Una cegadora luz apareció a uno de los lados del Sakurazakomori sacudiendo el suelo. Su ojo sano quedo cegado y por un momento perdió la concentración. De nuevo la gran masa oscura continúo su abrasador avance. Y en apenas décimas lo alcanzó. Seishiro consiguió ponerse en pie e intentó conjurar uno de sus hechizos. La luz del ataque anterior aun lo tenia aturdido y el remolino que se había formado a su alrededor tras ser alcanzado por la bruma lo estaba dejando sin aire. El calor lo abrasaba rápidamente. Sintió a su pecho arder y como su cuerpo era atravesado. Ahora algo lo arrastraba y tiraba de él hacia el fondo de un agujero. Una nueva violenta ráfaga de aire se levantó arrastrando con ella las piedras del destrozado asfalto. Seishiro cubrió su rostro pero algunas de ellas lo hirieron haciéndole un profundo corte en la mejilla. Sus rodillas se doblaron dejándolo caer…
-
Seishiro, alzó un brazo, sacándolo del agua, consiguiendo asirse de la mampara, sacando así la mitad del cuerpo del agua. Se agarró al borde de la bañera con las dos manos y comenzó a respirar en busca del aire que le faltaba. Llevando sus dedos a su mejilla pudo comprobar la existencia de un profundo corte. Podía sentir como la sangre aun caliente resbalaba por su rostro hasta caer parte hacia su cuello, parte a su boca. El agua, antes clara, ahora se encontraba teñida de sangre. Un simple vistazo a su pecho le valió para comprobar que existían varias quemaduras con no muy buena pinta y algún que otro corte más. Poco tiempo después de calmar los pequeños temblores una siniestra sonrisa acudió a su rostro cansado.
CONTINUARA…
Pues ya llegamos al capitulo 6 ^^ Espero que os guste al final he tenido problemas para que en fanfiction se vea la letra en cursiva así que lo sueños a partir de ahora comenzaran con - y terminaran con -
Espero que os guste. Sugerencias y comentarios seran bienvenidos.
Parte 6:
Otro día más y otra vida menos, pensó Sakurazuka mientras se quitaba sus elegantes ropas y las dejaba cuidadosamente sobre la cama. Cuando terminó, se dirigió hacia el baño para cerrar el grifo; metió la mano en la bañera para comprobar la temperatura del agua y se metió en ella.
Sei se sumergió para salir un momento después con sus cabellos mojados. Cerró los ojos y continuó pensando en sus cosas en compañía del silencio, rodeado por el vapor y el olor de las sales de baño. El final perfecto para un día agotador.
--Sus pasos, resonaban en aquel callejón. Sus pequeñas manos y sus ropas estaban manchadas de sangre. Su madre, la única persona que lo había querido en aquel insípido mundo le había anunciado que ya era hora de que ocupara su puesto como cabeza de familia y así lo había hecho. Sus ojos, irritados por las lágrimas intentaban buscar algún lugar donde encontrar ayuda. Pero como siempre, no había nadie, nunca había nadie.
Aquella, había sido la última vez que se había sentido perdido y solo. La última vez que había sentido algo.
Aquel insulso sueño se repetía algunas noches, pero con el paso de los años había aprendido a mirarlo como si fuera algo ajeno. A veces, se veía así mismo contemplar divertido a aquel niño desde el tejado de algún almacén abandonado.
Seishiro se sentó en el borde del edificio, mientras seguía con la vista a su pequeño amigo. Encendió un cigarrillo y disfrutó del susurro del viento en sus oídos y el fresco aire que movía sus cabellos. Todo parecía tranquilo, pero algo le decía que ésta vez no estaba solo.
Sakurazuka bajó de un salto hasta el suelo y se volvió para observar el edificio. Podía sentir la presencia de alguien más en su sueño, de alguien más en su mente.
-¡No te escondas! - Gritó al tiempo que alzaba su mano lanzando su fatal ataque.
Su halcón de largas alas negras remontó el vuelo en dirección al callejón, arrasando todo lo que encontraban en su camino pero lo único que consiguieron como respuesta fue el eco de su destrucción.
-Vamos, Deja de esconderte y dime que haces aquí.
Una extraña figura atravesó la polvareda levantada por sus Shikigami. Con cada paso sus rasgos se hacían más y más claros.
-¡Ho-ku-to! Exclamó sin poder ocultar su sorpresa.
Ella era tal y como la recordaba, con su vestido chillón y aquel sombrero a juego que ocultaba sus cortos cabellos negros salvo, por que su antaño eterna sonrisa ya no reinaba en sus inertes labios.
Seishiro volvió a alzar su mano en dirección a la chica, dispuesto a atacarla de nuevo.
-¡Espera! necesito tu ayuda.
- No me hagas reír.
- Pero si ni siquiera sabes porque he venido.- protestó.
- No, no lo se pero francamente, tampoco me importa- la respondió mirándola por encima de sus gafas oscuras.
- Baka!... Ésta bien.- dijo cruzando sus brazos a la espalda mientras pensaba en algo rápido. De pronto reparó en el pequeño. - ¿Eres tu?- preguntó incrédula mientras señalaba con un dedo a un niño ajeno a todo.- ¿Que fue lo que sucedió?
Hokuto Se acercó a él e intento acariciarlo pero su mano lo traspaso.
Con un gesto del Sakurazakomori toda la escena desapareció. Un segundo después las flores rosas del cerezo caían sobre ambos.
-Shei… Seishiro-san. –Hokuto tragó saliva con dificultad.
Él hombre no respondió. Guardó sus gafas en el bolsillo de su chaqueta y comenzó a caminar hacia ella. Una sombra oscura, ocultaba sus ojos. Sumeragi retrocedió hasta que su espalda chocó contra algo notando el frió tacto de la 'pared' y el cálido aliento del asesino en su rostro.
-Bien. Dime que demonios has venido ha hacer aquí, por que y como has entrado en mi sueño.- demandó saber.
-Kakyo me…- Comenzó a decir cuando Seishiro la interrumpió.
-¿Kakyo? ¿El chico que puede ver el futuro a través de sus sueños?
-Si. El sabía que necesitaba tu ayuda. Intente hablar con Subaru pero ellas estaban muy cerca y lo impidieron.
-¿Ellas?
-Las Aspias.
Seishiro la miró fijamente.-Así que han vuelto ¿eh? Esto será interesante. El clan Sumeragi fue el responsable de la casi total desaparición de las Aspias. Me preguntó que es lo que os tienen preparado.- Se dijo frotándose la barbilla.
-Si no haces nada Subaru sufrirá algún daño.
-¿Subaru? ¿Qué te hace pensar que eso me importa?
-Vamos Seishiro. No se con quien crees que estas hablando pero desde luego no con una chica tonta que no entiende de nada. Yo se que tu estabas enamorado de mi hermano.
Seishiro dejó escapar una de sus inusuales carcajadas mientras Hokuto cruzaba sus brazos molesta.
-Eres realmente divertida.- Se acercó hasta ella y apoyó sus manos sobre la pared una a cada lado de Sumeragi.- Te echaba de menos.- la susurró al oído.
-Deja de jugar. Esto podría funcionar con Su pero no conmigo. Si no lo haces por tu amor hacia él al menos hazlo para no manchar tu nombre.- Hokuto lo apartó con su mano.
-¡¿Como?!
-Si. Seria bastante vergonzoso si se supiera, que el Sakurazakomori dejó que una de sus victimas fuera a terminar en las manos de otro clan. Al fin de al cabo se supone que si alguien ve matando a un miembro de tu grupo de asesinos debe de morir. Subaru te vio hacerlo cuando apenas era un niño así que… ¿Como crees que quedarías ante los demás si supieran que te descubrieron y que no mataste a aquel niño? Seria realmente algo vergonzoso.
-Siempre te encantó hablar mucho. Ya casi lo había olvidado.- La respondió sonriéndola como antaño. Su ojo ciego no le hacia parecer menos inocente que entonces.
-Seishiro-san…
-No, no pienso ayudarte Hokuto. Bastante hice ya dejándole vivo. No tengo nada de que avergonzarme. Tú ocupaste su lugar ante el gran sakura y ahora no le debo nada a nadie. Aquel año fue divertido pero se terminó y tu hermano no fue capaz de hacerme sentir na… ¡Espera un momento! Aquí ahí alguien más. ¿Quién ha venido contigo? No es Kakyo.
-¿Que? Es imposible. No pueden haberme seguido hasta aquí.
Una sombra oscura empezó a avanzar hacia ellos cubriendo la gran distancia en apenas segundos. La extraña bruma comía su terreno deshaciendo lo que encontraba a su paso.
-Hokuto, vete de una vez. – Le pidió mientras dibujaba en el aire una estrella invertida.
-¿Es una ilusión?
-Solo he dicho que te vayas. – le repitió mientras se colocaba delante de ella. De sus labios empezaron a escucharse las palabras de un nuevo hechizo mientras la amenazante masa oscura avanzaba sin mostrar signo alguno de debilidad.
Los viejos edificios de su sueño aparecían ante él justo antes de caer estruendosamente por el influjo de aquella cosa. Seishiro, concentró gran parte de su poder consiguiendo detenerla. Sus brazos tensos temblaban por el esfuerzo. Una cegadora luz apareció a uno de los lados del Sakurazakomori sacudiendo el suelo. Su ojo sano quedo cegado y por un momento perdió la concentración. De nuevo la gran masa oscura continúo su abrasador avance. Y en apenas décimas lo alcanzó. Seishiro consiguió ponerse en pie e intentó conjurar uno de sus hechizos. La luz del ataque anterior aun lo tenia aturdido y el remolino que se había formado a su alrededor tras ser alcanzado por la bruma lo estaba dejando sin aire. El calor lo abrasaba rápidamente. Sintió a su pecho arder y como su cuerpo era atravesado. Ahora algo lo arrastraba y tiraba de él hacia el fondo de un agujero. Una nueva violenta ráfaga de aire se levantó arrastrando con ella las piedras del destrozado asfalto. Seishiro cubrió su rostro pero algunas de ellas lo hirieron haciéndole un profundo corte en la mejilla. Sus rodillas se doblaron dejándolo caer…
-
Seishiro, alzó un brazo, sacándolo del agua, consiguiendo asirse de la mampara, sacando así la mitad del cuerpo del agua. Se agarró al borde de la bañera con las dos manos y comenzó a respirar en busca del aire que le faltaba. Llevando sus dedos a su mejilla pudo comprobar la existencia de un profundo corte. Podía sentir como la sangre aun caliente resbalaba por su rostro hasta caer parte hacia su cuello, parte a su boca. El agua, antes clara, ahora se encontraba teñida de sangre. Un simple vistazo a su pecho le valió para comprobar que existían varias quemaduras con no muy buena pinta y algún que otro corte más. Poco tiempo después de calmar los pequeños temblores una siniestra sonrisa acudió a su rostro cansado.
CONTINUARA…
