Amni muchas gracias de nuevo por tu review. A ver como sigo esto...
Cap2: El Señor Sorvolo
El golpe fue terrible. Al desmayarse el hombre que conducía, este puso todo su peso sobre el acelerador, y la velocidad que llevaban a la hora del choque era exagerada. Toda la parte frontal del mercedes quedo plegada sobre si misma como si se tratase de un acordeón, aunque el sonido que produjo no fue precisamente musical. Los cristales saltaron en miles de pedazos armando un escándalo horrible, los airbags de hincharon al instante; en total ocho de ellos llenaron todos los huecos del coche. Harry, que ya estaba asfixiado por la presión del baúl, sintió también como se hinchaba uno de los airbag laterales, exprimiéndole el poco aire que le quedaba en los pulmones. Lo ultimo que pudo ver antes de desmayarse fue, entre grandes bolsas de aire, que el farsante que se hacia pasar por su tío salía despedido a través del cristal delantero y chocaba brutalmente contra el muro (obviamente no se había puesto el cinturón).
Al poco rato, volvió a abrir los ojos. Se dio cuenta de que ya no estaba en el mismo lugar, ni llevaba la misma ropa, ni había pasado poco rato. Pensaba si no habría sido todo un sueño, y en realidad ahora estaba en su cama de Privet Drive, preparado para otro verano "inolvidable" con los Dursley. Veía todo borroso, y busco a tientas sus gafas, sin resultado. Una voz amable le habló:
-Por fin despierta, señor. Lleva cuatro días durmiendo ¿sabe? -Harry distinguía la figura del hombre, alto y delgado, pero al verlo todo desenfocado no podía distinguir el rostro. Claro que si no lo hubiésemos encontrado a tiempo, -continuó-. nunca hubiese despertado. Ah, aquí las tiene. -le puso a Harry en las manos sus gafas, al ver como éste las buscaba-. Estaban totalmente destrozadas, pero nada que un poco de magia no pudiera arreglar.
Harry se puso las gafas. Ciertamente no sabía donde estaba. Habría pensado que en un hospital de magos si no fuera por el tono lúgubre del lugar. Era una habitación pequeña, iluminada tan sólo por una lámpara que había sobre la mesilla de noche.
-Me llamo Prince Strangleton, aunque puede llamarme "Quemas", como todo el mundo.
-¿Dónde estoy? -preguntó a Quemas, al que ya podía ver perfectamente. Era alto y extremadamente delgado, como había supuesto, pero tenía cicatrices de quemaduras por toda la piel (de ahí posiblemente lo de "Quemas"). El rostro era horripilante, pero Harry no expresó asco ni nada por el estilo, tal vez porque se había acostumbrado a la cara de Ojoloco, muy parecida a esta.
-Fue un insensato al reaccionar así, ¿sabe? -le reprochó sin hacer caso de su pregunta. Por poco mata al pobre Barney. -Harry recordó como el farsante había chocado contra el muro de ladrillos y se estremeció-. Ay! Barney, siempre tan torpe y con tan buena voluntad. Y tan fiel, nunca le ha fallado al señor Sorvolo, ¿sabe? (al menos intencionadamente). Menos mal que se recuperó pronto.
-Espere un momento. ¿Dice que es amigo del mago que me intentó secuestrar y metió a mi tío en el maletero?-Harry estaba confuso. Aquel hombre aparentemente bueno, no podía ser sino todo lo contrario, si era amigo de el otro-.
-¿Mago? No, no creo. -negó Quemas entre risas. Barney tiene tanto de mago como yo: nada. Ojalá lo fuésemos. Los magos son mejores que el resto de personas, ¿sabe?
No sabía que pensar. Si no eran magos, ¿como habían hecho la poción multijugos para hacerse pasar por Vernon?¿Y cómo le habían curado y arreglado las gafas? Él escuchó a Quemas hacía un momento. Dijo: "Estaban totalmente destrozadas, pero nada que un poco de magia no pudiera arreglar", refiriéndose a las gafas. Si eso no demostraba que había algún mago entre ellos qué podría hacerlo.
-¿Quién es el Señor Sorvolo? -Se le ocurrió de repente que la respuesta a todo estaría en aquel hombre, que parecía algo así como el jefe, tal y como Quemas lo mencionó.
-Ah! El Señor Sorvolo. Él es el mago más grande que existe, ¿sabe? -Harry lo dudaba seriamente, pues el mayor mago del mundo era indiscutiblemente Dumbledore, e incluso si él no viviera, seguiría estando Voldemort. De todas maneras no quiso contradecirle-. "Él es quien le ha curado a usted, al igual que lo hizo conmigo y con Barney. -estaba claro que aquel hombre sentía una profunda admiración por su señor. Pero si era tan bueno, ¿por qué le había secuestrado?-. Es un hombre muy bondadoso, -continuó-. aunque a veces parezca un poco duro. Ah! El Señor, ya lo conoceras pronto. Sí, muy pronto, y usted le ayudará a vengarse del Asesino".-Harry no tenía muchas ganas de vérselas con ese tal Sorvolo, y mucho menos de ayudarle a "vengarse del Asesino", por muy bien que lo pintaran. Hasta hubiera preferido estar en casa de sus tíos en ese momento. ¡Su tío! ¡Se había olvidado de Vernon!
-¡¿Dónde está mi tío?!¿Qué le habéis hecho? -Preguntó exaltado-.
Pero no recibió respuesta, porque en aquel momento llegaba alguien.
Cap2: El Señor Sorvolo
El golpe fue terrible. Al desmayarse el hombre que conducía, este puso todo su peso sobre el acelerador, y la velocidad que llevaban a la hora del choque era exagerada. Toda la parte frontal del mercedes quedo plegada sobre si misma como si se tratase de un acordeón, aunque el sonido que produjo no fue precisamente musical. Los cristales saltaron en miles de pedazos armando un escándalo horrible, los airbags de hincharon al instante; en total ocho de ellos llenaron todos los huecos del coche. Harry, que ya estaba asfixiado por la presión del baúl, sintió también como se hinchaba uno de los airbag laterales, exprimiéndole el poco aire que le quedaba en los pulmones. Lo ultimo que pudo ver antes de desmayarse fue, entre grandes bolsas de aire, que el farsante que se hacia pasar por su tío salía despedido a través del cristal delantero y chocaba brutalmente contra el muro (obviamente no se había puesto el cinturón).
Al poco rato, volvió a abrir los ojos. Se dio cuenta de que ya no estaba en el mismo lugar, ni llevaba la misma ropa, ni había pasado poco rato. Pensaba si no habría sido todo un sueño, y en realidad ahora estaba en su cama de Privet Drive, preparado para otro verano "inolvidable" con los Dursley. Veía todo borroso, y busco a tientas sus gafas, sin resultado. Una voz amable le habló:
-Por fin despierta, señor. Lleva cuatro días durmiendo ¿sabe? -Harry distinguía la figura del hombre, alto y delgado, pero al verlo todo desenfocado no podía distinguir el rostro. Claro que si no lo hubiésemos encontrado a tiempo, -continuó-. nunca hubiese despertado. Ah, aquí las tiene. -le puso a Harry en las manos sus gafas, al ver como éste las buscaba-. Estaban totalmente destrozadas, pero nada que un poco de magia no pudiera arreglar.
Harry se puso las gafas. Ciertamente no sabía donde estaba. Habría pensado que en un hospital de magos si no fuera por el tono lúgubre del lugar. Era una habitación pequeña, iluminada tan sólo por una lámpara que había sobre la mesilla de noche.
-Me llamo Prince Strangleton, aunque puede llamarme "Quemas", como todo el mundo.
-¿Dónde estoy? -preguntó a Quemas, al que ya podía ver perfectamente. Era alto y extremadamente delgado, como había supuesto, pero tenía cicatrices de quemaduras por toda la piel (de ahí posiblemente lo de "Quemas"). El rostro era horripilante, pero Harry no expresó asco ni nada por el estilo, tal vez porque se había acostumbrado a la cara de Ojoloco, muy parecida a esta.
-Fue un insensato al reaccionar así, ¿sabe? -le reprochó sin hacer caso de su pregunta. Por poco mata al pobre Barney. -Harry recordó como el farsante había chocado contra el muro de ladrillos y se estremeció-. Ay! Barney, siempre tan torpe y con tan buena voluntad. Y tan fiel, nunca le ha fallado al señor Sorvolo, ¿sabe? (al menos intencionadamente). Menos mal que se recuperó pronto.
-Espere un momento. ¿Dice que es amigo del mago que me intentó secuestrar y metió a mi tío en el maletero?-Harry estaba confuso. Aquel hombre aparentemente bueno, no podía ser sino todo lo contrario, si era amigo de el otro-.
-¿Mago? No, no creo. -negó Quemas entre risas. Barney tiene tanto de mago como yo: nada. Ojalá lo fuésemos. Los magos son mejores que el resto de personas, ¿sabe?
No sabía que pensar. Si no eran magos, ¿como habían hecho la poción multijugos para hacerse pasar por Vernon?¿Y cómo le habían curado y arreglado las gafas? Él escuchó a Quemas hacía un momento. Dijo: "Estaban totalmente destrozadas, pero nada que un poco de magia no pudiera arreglar", refiriéndose a las gafas. Si eso no demostraba que había algún mago entre ellos qué podría hacerlo.
-¿Quién es el Señor Sorvolo? -Se le ocurrió de repente que la respuesta a todo estaría en aquel hombre, que parecía algo así como el jefe, tal y como Quemas lo mencionó.
-Ah! El Señor Sorvolo. Él es el mago más grande que existe, ¿sabe? -Harry lo dudaba seriamente, pues el mayor mago del mundo era indiscutiblemente Dumbledore, e incluso si él no viviera, seguiría estando Voldemort. De todas maneras no quiso contradecirle-. "Él es quien le ha curado a usted, al igual que lo hizo conmigo y con Barney. -estaba claro que aquel hombre sentía una profunda admiración por su señor. Pero si era tan bueno, ¿por qué le había secuestrado?-. Es un hombre muy bondadoso, -continuó-. aunque a veces parezca un poco duro. Ah! El Señor, ya lo conoceras pronto. Sí, muy pronto, y usted le ayudará a vengarse del Asesino".-Harry no tenía muchas ganas de vérselas con ese tal Sorvolo, y mucho menos de ayudarle a "vengarse del Asesino", por muy bien que lo pintaran. Hasta hubiera preferido estar en casa de sus tíos en ese momento. ¡Su tío! ¡Se había olvidado de Vernon!
-¡¿Dónde está mi tío?!¿Qué le habéis hecho? -Preguntó exaltado-.
Pero no recibió respuesta, porque en aquel momento llegaba alguien.
