DISCLAIMER: Card Captor Sakura y todos sus personajes son
propiedad de CLAMP. Este fanfiction ha sido escrito sin propósito lucrativo
alguno, solamente por diversión. Yo no estoy recibiendo ningún beneficio
económico al escribir esto, sólo un enorme dolor de cabeza por la falta de
sueño. Por favor no me demanden.
ADVERTENCIA: Esta es la versión lemon de mi fanfiction, lo
que significa que contiene escenas de sexo explícitas... en realidad es
idéntico a la versión lime, sólo separe los capítulos 4 y 5 y metí la parte
"subida de tono" que quite de la versión original. Por ello advierto que si
acaso eres menor de edad, te desagradan este tipo de historias, o no tienes el criterio o la madurez
suficientes para leerlo (que más que edad, es eso lo que se necesita porque,
admitámoslo, puedes tener 18 años y aún así actuar como un muchachito de 12) te
recomiendo que lo abandones. De una vez lo aclaro: yo no me hago responsable
por los posibles daños tanto a la salud física como mental que puedas sufrir
por el hecho de leer este fanfic, así que nada de demandas por daños y
perjuicios ni mucho menos mandar facturas del psiquiatra. (¡Hey! Yo no te estoy
obligando a leerlo, eso es responsabilidad tuya, ya dijeras que estuve en tu
casa apuntándote con una pistola si no habrías esta liga ¬ ¬U).
Cualquier comentario, queja, crítica CONSTRUCTIVA o sugerencia se recibirá aquí mismo o en fire_avenger@yahoo.com.mx, ¡ah! Y no aceptaré reclamos por la temática del fic, esos pueden guardárselos para el próximo año.
¡Feliz año 2003 ¡
Have a nice year! ^O^
NOCHE, SUEÑO Y DISTANCIA
Capítulo 1
La clase avanzaba normalmente, como todos los días, no sucedía nada nuevo. La
materia era biología, el tema, sexualidad humana. Para la mayoría de los
estudiantes que cursaban el segundo año de preparatoria ésa era, sin duda, la
clase más interesante, mas no para Sakura Kinomoto, quien se encontraba más
distraída que de costumbre.
No era de extrañar, la muchacha de 16 años se sentía bastante deprimida
últimamente, algo lógico considerando que ya habían pasado casi dos meses desde
que recibió la última carta de su novio.
Ella y Syaoran Li llevaban una relación que muchos podrían catalogar como
inusual o problemática. Ambos habían estado enamorados desde que tenían 12
años, y por esas extrañas casualidades que el destino siempre nos pone cuando
quiere divertirse, se habían tenido que separar cuando Syaoran se vio forzado a
regresar a su natal Hong Kong. A pesar de ello, decidieron continuar su
relación mediante cartas y llamadas telefónicas, algo incómodo tal vez, pero
que hasta la fecha les había funcionado.
En cierto modo, el estar separados había contribuido a consolidar su relación,
la cual era mucho más profunda y seria que la mayoría de las parejas de su
edad. Por medio de las cartas podían escribirse y compartir cosas de una manera
mucho más íntima. A través de ellas podían confiarse sus secretos personales,
sus pensamientos y reflexiones más profundos, sus sueños e ilusiones, sus
fantasías, incluso sus problemas. Todo ello había contribuido a que se
sintieran en mayor contacto el uno con el otro, sin importar que hubiera varios
kilómetros y un océano de distancia entre ellos.
No podían hablarse muy seguido por teléfono, pues la larga distancia resultaba
demasiado cara, así que la mayor parte del tiempo se comunicaban por cartas.
Sakura le escribía a Syaoran varias veces a la semana, mientras que él sólo
podía hacerlo unas cuantas al mes. Realmente le costaba trabajo responder
debido a las enormes responsabilidades que su clan le imponía, a pesar de lo
cual trataba de responder las cartas que ella le enviaba lo más rápido que
podía.
Sakura era muy detallista, en cada una de las cartas trataba de incluir al
menos un pequeño detalle o regalo que le ayudará a él a recordarla. En realidad
se trataba de cosas muy pequeñas: una fotografía, un pequeño dibujo, entre
otros. Sin importar que tan pequeños fueran los detalles o los regalos, a
Syaoran le agradaba verlos, sin embargo, él muy rara vez le enviaba alguno, por
lo general sólo lo hacía en ocasiones especiales, como en navidad o en el
cumpleaños de Sakura, no obstante, se cercioraba de que los regalos fueran
realmente especiales.
Había veces en las que nada más se escribían para decirse que se encontraban
bien y que no había sucedido nada nuevo. También se habían escrito en varias
ocasiones para pedir al otro algún consejo que les ayudara a resolver algún
problema que tuviera. En esas situaciones la respuesta siempre era rápida y en
ella vertían todo el apoyo y la fortaleza que necesitara el otro para salir
adelante y vencer las dificultades, no importaba que tan grandes fueran estas.
Ambos sabían que podían confiar en el otro y contar con su apoyo para cualquier
cosa.
De vez en cuando tenían la oportunidad de verse, por lo menos dos o tres veces
al año, en las cuales Syaoran venía de visita a Japón. Generalmente sólo lo
hacía en días feriados o en las vacaciones. Cuando venía, trataban de
aprovechar el mayor tiempo posible juntos. Iban a diferentes lados: al cine, al
parque, a los centros comerciales, etc. Realizaban muchas actividades juntos y
trataban de disfrutar lo más que podían con la compañía del otro.
Sin embargo no todo podía ser miel sobre hojuelas, en ocasiones habían tenido
pleitos. Reñir en una conversación telefónica o a través de una carta era algo
muy extraño y que no sucedía a menudo, pero que sin embargo llegaba a ocurrir.
La mayoría de esas peleas no duraban mucho y se solucionaban rápidamente. Se
querían demasiado como para permitir que una simple riña, que por lo general se
daba por cosas sin importancia interfiriera entre ellos.
Era realmente impresionante la manera como ambos habían aprendido mucho el uno
del otro, entre ellos se compartían cosas que no compartían con nadie más,
facetas desconocidas de la personalidad de cada uno surgían en cada misiva. Esa
mutua confianza y complicidad que había entre los dos era más que suficiente
para compensar las pocas veces que podían verse al año. Era notable la manera
como el contacto por medio de las cartas había servido para fortalecer el lazo
de amistad y compañerismo que los había unido desde mucho antes que se dieran
cuenta que estaban enamorados.
Y a pesar de todo ello, ya habían pasado casi dos meses desde que Sakura le
había enviado una carta a Syaoran para brindarle apoyo, después de que él le
comentara que había surgido un problema realmente serio en su familia. No le
dijo ni siquiera de que trataba el asunto, y posteriormente ya no le volvió a
enviar otra carta, lo que indicaba que la situación era bastante grave. Sakura
había intentado comunicarse con él tanto por teléfono como por carta, mas todos
sus intentos habían fallado. No dejaba de preocuparse por lo que le podría
haber pasado a Syaoran, seguía tan angustiada por ello que no había prestado
atención a ninguna de las clases en todo el día.
Tomoyo, la mejor amiga de Sakura, había notado lo pensativa que ella se
encontraba y durante el descanso trató de animarla, pero ella seguía sin
mostrar alguna mejoría. Tomoyo sabía que la preocupación de Sakura se debía al
joven Li, y por ello trataba de brindarle toda la ayuda que pudiera, pues
comprendía lo difícil que debía ser mantener una relación a distancia.
La clase continuaba mientras el profesor comenzaba a exponer el tema de la
relación sexual. Todos los alumnos permanecían callados, escuchando atentamente
cada palabra y tomando notas lo más rápido que podían. Nunca se había visto que
el grupo de Sakura estuviera tan interesado en algún tema como lo estaban
ahora. Y aún así, la muchacha seguía distraída, Tomoyo no dejaba de preocuparse
al verla en esa situación.
Tras salir de clases, Tomoyo acompañó a Sakura camino a casa. Intentaba hacer
conversación con ella, pero Sakura seguía sin prestar atención. Entonces
decidió cambiar de estrategia y hablar de un tema que sin duda sacaría del
trance a Sakura:
-"Sakura, ¿nunca te has imaginado como será tu primera vez?"-
Preguntó sin ninguna discreción. Lógicamente, Sakura salió de sus pensamientos
y se sonrojó ante la pregunta. Al ver que finalmente había conseguido llamar su
atención, Tomoyo continuó hablando. -"No sé lo que tú pienses, pero no
sabes lo mucho que a mí me gustaría compartir mi primera relación con la
persona a la que más amo. No puedo imaginar lo hermoso que ha de ser poder
compartir tu cuerpo y tu ser con aquel que amas... debe ser algo
divino..."- Como siempre, a Tomoyo le aparecían estrellitas y corazoncitos
en los ojos. A Sakura no le quedó de otra más que asentir ante sus palabras.
-"Tienes razón. Compartir tu primera relación con el ser al que más amas
debe ser algo maravilloso."- Nuevamente el recuerdo de Syaoran reapareció
en la mente de Sakura. La chica se entristeció de nuevo. Tomoyo comprendió que
sin querer había acabado deprimiéndola más.
-"Lo siento, perdóname amiga. Sé que últimamente has estado pensando mucho
en el joven Li, y yo que empiezo a hablarte de cosas como estas."
-"No te preocupes Tomoyo. Lo que sucede es que no dejo de preocuparme por
como se encontrara en este momento. Tenía un problema muy grave y no sé si ya
lo habrá resuelto o no. No me ha vuelto a decir nada al respecto. No ha
contestado a ninguna de mis cartas ni tampoco a mis llamadas telefónicas. Me
pregunto si ya lo habrá solucionado, que le habrá pasado para que no me haya
respondido en tanto tiempo."
Tomoyo trató de confortarla.
-"Tranquilízate, Sakura. Te aseguro que Li debe estar bien. Hubiera sido
peor si te hubiera escrito para decirte que las cosas estaban más graves aún.
Tal vez no se ha vuelto a comunicar contigo porque no quiere preocuparte. Si lo
hubiera hecho diciéndote que sus problemas eran mayores entonces tu habrías
acabado más angustiada. Tómalo con calma, él debe estar bien. Seguro no tardará
en enviarte una carta diciéndote que ahora la situación está mejor, ten
confianza."-
-"Sí, tal vez tengas razón."
Tomoyo se acercó a Sakura sonriéndole, la joven trató de corresponder con otra
sonrisa aunque aún se veía tristeza en sus ojos. Las muchachas siguieron
caminando hasta que llegaron a la desviación donde siempre se separaban para
dirigirse a sus respectivas casas.
-"Por favor Sakura, cuídate y trata de relajarte un poco. No es bueno para
ti que sigas afligiéndote. Trata de no pensar en Li al menos por un momento, te
aseguro que te sentirás mucho mejor si dejas de preocuparte por él un rato y te
dedicas a otra cosa. Tal vez después puedas pensar en alguna forma de ayudarle
a solucionar su problema."
-"Lo intentaré Tomoyo. Nos veremos mañana."
-"¡Hasta luego Sakura!"
-"¡Hasta luego!"
Sakura se despidió de su amiga y se dirigió a su casa. Lo primero que hizo al
llegar fue revisar el buzón que se encontraba en la puerta. Había algunas
facturas adentro y un poco de publicidad, pero nuevamente no había llegado
ninguna carta de Syaoran. Esto ya se había vuelto demasiado para ella. "Es
qué acaso ya no le importo" pensó la muchacha con tristeza. "No se da
cuenta de lo mucho que me preocupo por él y del daño que me ocasiona al hacer
que me aflija de está manera, ¿acaso ya se olvidó de mí? ¿Creerá que sus
problemas no me interesan a mí también?" Sakura ya no aguantó más. Entró
apresuradamente a la casa y se dirigió al piso de arriba sin siquiera saludar.
Su hermano y Yukito se hallaban en la cocina conversando cuando ella llegó y se
sorprendieron mucho ya que no comprendían que le había sucedido para entrar
así.
-"¿Qué crees que la haya pasado a Sakura? Se veía muy mal."-Preguntó
Yukito.
-"Seguramente es por culpa de ese miserable mocoso. Ya debió haber
revisado el buzón y vio que nuevamente no hay ninguna carta para ella.
¡Maldición! Ese chiquillo del demonio me las va a pagar cuando le ponga las
manos encima, como se atreve a hacer sufrir a mi hermana de ese modo."-
Touya estaba que hasta arrojaba chispas por los ojos. Yukito trataba de
tranquilizarlo.
-"Touya, debes calmarte. Estoy seguro de que las intenciones de Li para
con Sakura no son tan malas como parece. Seguramente algo le ha de haber
ocurrido y por esa razón no ha vuelto a contestarle a Sakura, eso es
todo."
-"No me importa si le cayó un meteorito encima o algo parecido. Él no
tiene ningún derecho de fastidiarle la vida a Sakura. ¡Sólo yo puedo hacer eso!
Ya sabía yo que esa relación no funcionaría desde un principio. Se lo dije a
Sakura pero no me escuchó y ahora mira las consecuencias. Pero ya verá ese
mocoso desgraciado cuando lo vuelva a ver. Te aseguró que se arrepentirá por
todo lo que ha hecho sufrir a mi hermana. No podrá escapar de mí aunque se
esconda en el centro de la Tierra."
Yukito trataba de tranquilizar a Touya mientras a éste se le había metido en la
cabeza la idea de comprar un boleto de avión a China para darle una lección al
mocoso.
Mientras ellos dos seguían hablando, Sakura ya había ingresado a su cuarto.
Apenas entró se tiró en la cama y se puso a llorar. Se sentía muy afligida, no
comprendía porque Syaoran seguía sin comunicarse con ella. Horrendos
pensamientos empezaban a inundar su mente: Quizá él ya se había olvidado de
ella, tal vez ya no le interesaba más su relación, tal vez se había enamorado
de otra persona, tal vez en realidad no había ningún problema, sólo se trataba
de una excusa para ya no escribirle, tal vez ella no era más que un estorbo
para él y por eso había decidido cortarla. Mientras esas terribles ideas
continuaban bombardeándola, lágrimas comenzaban a brotar con mayor fuerza de
sus ojos.
Kero se encontraba dormido en uno de los cajones del escritorio de Sakura. Se
despertó apenas escuchó los sollozos de su ama. Al verla en ese estado intentó
reanimarla, pero la muchacha seguía recostada sin prestar atención a nada y
mucho menos paraba de llorar. El guardián del sello decidió salir por un rato
de la habitación pensando que le convendría más a su dueña estar sola hasta que
se calmara.
Sakura siguió llorando hasta que se quedó dormida.
Ya eran las diez de la noche cuando por fin despertó. Se percató de que había
permanecido demasiado tiempo dormida. Ni Kero ni Touya se encontraban en la
casa, habían ido a casa de Yukito para hablar con Yue sobre el estado en que se
encontraba la joven hechicera. El único que seguía en casa era su padre, quien
al saber de la aflicción de Sakura prefirió no molestarla y dejarla dormir.
La chica se levantó de la cama, se quitó el uniforme de la escuela y se puso la
pijama para después recostarse de nuevo y cubrirse con las sábanas. Esos
horribles pensamientos que había tenido antes de quedar dormida volvieron a
entrar en su mente. Nuevamente sintió ganas de llorar. Entonces dirigió la
mirada hacia el escritorio encima del cual se encontraba el osito de felpa gris
que Syaoran le había regalado desde hacía ya mucho tiempo. Al lado del muñeco
se encontraban dos fotografías: La primera era la última que Syaoran le había
enviado. En la segunda aparecían ellos dos, apenas de doce años de edad,
abrazados en el parque de diversiones Tomoeda Yuuen, que había abierto
precisamente el verano en que les tomaron la foto.
Sakura lo recordaba a la perfección. Fue la primera vez que Syaoran vino de
visita a Japón desde que regresara a su país de origen. También fue la primera
vez que Sakura pudo decirle lo que sentía por él. Los recuerdos de lo que había
sucedido regresaron a su mente.
Poco antes de marcharse, Syaoran ya le había dicho a Sakura que la quería. Ella
se sintió bastante confundida pues durante todo ese tiempo ellos no habían sido
más que amigos. Al final se dio cuenta de que sentía lo mismo por él, pero no
le dio tiempo de decírselo, pues al día siguiente él partió para Hong Kong. No
volvieron a verse sino hasta que se encontraron en el festival de Nadeshiko,
que se celebraba cada verano en Tomoeda. Todo había sido en realidad un plan de
Tomoyo y Meiling, prima de Syaoran, quienes se habían puesto de acuerdo para
reunir a la pareja. Durante ese festival sucedieron varias cosas:
En primer lugar, la última de las cartas del mago Clow, Void (Vacío), fue
liberada de su encierro cuando la mansión del mago fue demolida para construir
el Tomoeda Yuuen. La última carta intentó robarle todas sus cartas a Sakura,
pero ella al final pudo capturarla y transformarla, aunque para ello tendría
que sacrificar su sentimiento más valioso.
Sakura recordó lo frustrada que se sintió en aquel momento. Durante todo el
tiempo que Syaoran llevaba de visita ella no había tenido oportunidad de
confesarle sus sentimientos, y ahora resultaba que los perdería sin siquiera
habérselos dicho. Pero antes de que la carta pudiera hacer algo, Syaoran se
interpuso entre Sakura y Void, siendo envuelto por la esfera negra mientras
Void intentaba robarle todos sus sentimientos. A pesar de que sabía que los
perdería, no dudo en decirle a Sakura que se volvería a enamorar de ella una
vez más. En el fondo él sabía lo que ella sentía por él.
Sakura cayó de rodillas al suelo. A pesar de que había capturado a la carta no
dejaba de sentirse derrotada. No había perdido su amor por Syaoran, pero ahora
ya de nada le servía pues el ya no sentía nada por ella. Sin que Sakura se
diera cuenta, la carta que ella misma había creado tras descubrir que estaba
enamorada de Li actuó fusionándose con Void, dando origen a una nueva carta:
Hope (Esperanza). Esta carta salvó los sentimientos de Syaoran por Sakura. Al
final ella decidió confesarle lo que sentía por él, pese ha saber que sería
rechazada. Cual fue su sorpresa cuando Syaoran respondió con un "también
te quiero."
Ese fue tan sólo el comienzo de su relación. Poco antes de que él partiera de
nuevo, ella le regaló un osito de felpa con alas, un tanto parecido al que él
le había regalado antes.
Sakura recordó que el incidente con Void no fue el último al que tuvieron que
enfrentarse. Por alguna razón, durante algunas de las visitas de Syaoran,
extraños incidentes relacionados con la magia empezaban a tomar lugar en
Tomoeda. Los dos muchachos se veían obligados a enfrentarse a ellos, siendo los
únicos capaces de contenerlos. En más de una ocasión se habían visto en
situaciones difíciles, en las que sólo el trabajo en equipo los había podido
sacar de problemas. Sakura no comprendía porque esos incidentes sólo ocurrían
cuando Syaoran se encontraba en la ciudad. Era como si el destino se hubiera
confabulado contra ellos, o como si les estuviera imponiendo una prueba que
debían vencer para poder estar juntos. Al final siempre salían victoriosos,
pero sólo porque luchaban juntos, y mientras lo estuvieran nada podría
vencerlos. Sakura recordó como Syaoran se había interpuesto entre ella y el
peligro en más de una ocasión, dispuesto a protegerla aún a costa de su vida.
"¿Pero en qué tonterías estoy pensando?" Se dijo al darse cuenta de
que no estaba más que afligiéndose ella sola. Ninguna de esas ideas tan
fatalistas que invadieron su mente era verdad. ¿Cómo podía haber sido capaz de
pensar en que a Syaoran ya no le interesaba? Después de que él le había
demostrado en varias ocasiones que no sólo la quería, sino que realmente la
amaba, ¿cómo demonios se le había metido en la cabeza pensar que él había
perdido sus sentimientos hacia ella, o que estos ya no tenían importancia para
él? No era más que una idiotez pensar en eso. Estaba bastante claro que Syaoran
la amaba. Tomoyo debía tener razón, si no le había escrito de nuevo es porque
no la quería preocupar más con sus problemas. No quería afligirla más todavía.
Ya se volvería a poner en contacto con ella tan pronto su situación mejorara.
Sakura se dio cuenta de que la única razón por la que había pensado en todo
aquello era porque de verdad lo extrañaba. Después de todo, ella lo amaba tanto
como él la amaba a ella. No podía dejar de pensar en él, se sentía sola y vacía
al estar tan lejos de su novio. Ya llevaban cinco años de estar separados, y el
que las cartas habían dejado de llegar le había mostrado lo mucho que lo
necesitaba. Se sentía tan deprimida sin él.
Se levantó nuevamente y se acercó al escritorio. Tomo el oso de peluche y lo
abrazó con todas sus fuerzas mientras dirigía la mirada hacia la fotografía del
muchacho.
-"Syaoran."- dijo -" no sabes lo mucho que desearía que fueras
tú y no este muñeco al que me encontrara abrazando en este momento. Te extraño,
te extraño demasiado. ¿Qué clase de penalidades debes estar pasando para no
haber escrito de nuevo en todo este tiempo? Como quisiera que estuvieras aquí,
no sabes lo mucho que desearía poder abrazarte de nuevo."
La muchacha regresó a su cama con el oso de peluche en brazos. Se estaba deprimiendo
otra vez. Tomoyo tenía razón, debía dejar de pensar en Syaoran o terminaría
afligiéndose de nuevo. Pero no podía, no podía sacarlo de su mente, por más que
lo intentaba le era imposible. Cómo podía dejar de pensar en él si lo único que
deseaba en ese momento era tenerlo cerca. Trató de desviar la mirada a
diferentes puntos del cuarto, intentado concentrar su atención en otra cosa que
no fuera Syaoran, sin embargo todo lo que veía le recordaba al joven chino.
Recordó las palabras que Tomoyo le había dicho esa tarde, refiriéndose a lo que
habían visto en clase de biología: "No sé lo que tú pienses, pero no
sabes lo mucho que a mí me gustaría compartir mi primera relación con la
persona a la que más amo. No puedo imaginar lo hermoso que ha de ser poder
compartir tu cuerpo y tu ser con aquel que amas... debe ser algo
divino..." Después de ese breve recuerdo una nueva idea empezó a
surgir en la cabeza de Sakura.
-"Me pregunto que se sentirá... hacer el amor... con Syaoran."-
Sakura murmuró poco antes de que el sueño la venciera de nuevo. Se quedó
dormida pensando en esa última frase. ¿Qué se sentiría estar con Syaoran en una
situación de esas? No lo sabía pero le gustaría averiguarlo. Empezó a soñar con
ello.
Lo que la muchacha no imaginaba era que alguien la observaba desde el exterior
de su ventana. Era Syaoran.
Continúa....
