:D Gracias por los reviews!!! Sí sí, ya sé que la mala soy yo por poner a
Lucius tan malo y a Draco tan. . . inocente. Pero qué se le va a hacer. es
mi historia ;)
Este capítulo se lo dedico a todos los que me habéis dejado reviews jeje Y ahora sí, por favor, no me peguéis por lo que estáis a punto de leer * blushes * Anda!! Si la señora Isilme se ha dignado a dejarme un review!!! Wow. Venga, el jueves no te maltrataré en clase jajaja Akane, sí, ya sé lo que dices. Emma. mejor me callo. Nada, que aquí os dejo otro capítulo. Y. . . eso, que no seáis malos en los reviews . . .
******************
No tengo un recuerdo claro de lo que sucedió aquella noche. Sólo recuerdo que me arrebató las mantas de golpe, y que intenté huir, con tanta mala suerte que caí de boca al suelo, y me subió de nuevo a la cama, agarrándome firmemente por las muñecas. Me obligó a quitarme la ropa. Pero algo me decía que no quería hacerlo. Algo en su mirada, me daba a entender que en realidad no disfrutaba haciendo lo que hacía. Pero entonces, ¿por qué? Nunca lo sabré. Ya no. Pero por lo que vi aquella y otras noches, él también había sufrido algo parecido a lo que ahora padecíamos mi madre y yo. Había demasiadas cicatrices dispersas por todo su cuerpo, similares a las que ahora marcan el mío. ¡Déjalo! - gritaba mi madre desde el otro lado de la puerta - ¡No puedes hacer eso! ¡No puedes! ¡No es más que un niño! ¡Sólo tiene ocho años! Aquellas palabras sonaban lejanas. Yo sólo podía sentir el peso de mi padre. Mis recuerdos solo alcanzan a encontrarme a mí mismo de espaldas a él, bocabajo, aferrado a las sábanas que quedaban. Lloraba. Pero en silencio. Le hice una promesa a mi madre: no le dejaría ver que me hacía daño. No podía dejarle ver que podía conmigo. Podría hacerme lo que quisiera, pero no conseguiría que me viniese abajo. Recuerdo haber oído una voz. Una voz muy débil. El eco de un niño "roto" que gritaba "Por favor, ya basta". Hasta que me di cuenta de que era mi propia voz. Cerraba los ojos fuertemente, tanto que incluso me dolieron cuando pude abrirlos. Cuando él ya no estaba sobre mí. Cuando se dirigía hacia la puerta. La abrió un poco, pero se detuvo, y se volvió para mirarme. Yo no tenía fuerzas para apartar la vista, así que durante unos minutos le devolví la mirada. Era imposible descifrar lo que decían aquellos ojos. Cualquiera habría dicho que estaban. tristes. Algo que parecía una lágrima asomó por uno de ellos, y acto seguido se dio la vuelta, abandonando la habitación. No sin antes murmurar algo. Algo que yo creí escuchar. Lo siento, hijo. A partir de entonces, parecía que todo se había detenido. Ya no había gritos. Mi padre no le había puesto una mano encima a mi madre desde entonces. Ni a mí. No había vuelto a entrar en mi habitación. Hasta pasados unos meses. No puedo decir que todo volvió a ser como antes, porque no sería cierto. Nos pegaba, sí, pero no tan violentamente como antes, y no cada día, cada hora. Algo había cambiado. Lo de aquella noche, sólo se repitió dos veces más. Ambas ocasiones igual que la primera. Siempre con aquella mirada. de culpabilidad, casi. Pero a mí ya no me preocupaba eso. Me preocupaba más Hogwarts. . .
Este capítulo se lo dedico a todos los que me habéis dejado reviews jeje Y ahora sí, por favor, no me peguéis por lo que estáis a punto de leer * blushes * Anda!! Si la señora Isilme se ha dignado a dejarme un review!!! Wow. Venga, el jueves no te maltrataré en clase jajaja Akane, sí, ya sé lo que dices. Emma. mejor me callo. Nada, que aquí os dejo otro capítulo. Y. . . eso, que no seáis malos en los reviews . . .
******************
No tengo un recuerdo claro de lo que sucedió aquella noche. Sólo recuerdo que me arrebató las mantas de golpe, y que intenté huir, con tanta mala suerte que caí de boca al suelo, y me subió de nuevo a la cama, agarrándome firmemente por las muñecas. Me obligó a quitarme la ropa. Pero algo me decía que no quería hacerlo. Algo en su mirada, me daba a entender que en realidad no disfrutaba haciendo lo que hacía. Pero entonces, ¿por qué? Nunca lo sabré. Ya no. Pero por lo que vi aquella y otras noches, él también había sufrido algo parecido a lo que ahora padecíamos mi madre y yo. Había demasiadas cicatrices dispersas por todo su cuerpo, similares a las que ahora marcan el mío. ¡Déjalo! - gritaba mi madre desde el otro lado de la puerta - ¡No puedes hacer eso! ¡No puedes! ¡No es más que un niño! ¡Sólo tiene ocho años! Aquellas palabras sonaban lejanas. Yo sólo podía sentir el peso de mi padre. Mis recuerdos solo alcanzan a encontrarme a mí mismo de espaldas a él, bocabajo, aferrado a las sábanas que quedaban. Lloraba. Pero en silencio. Le hice una promesa a mi madre: no le dejaría ver que me hacía daño. No podía dejarle ver que podía conmigo. Podría hacerme lo que quisiera, pero no conseguiría que me viniese abajo. Recuerdo haber oído una voz. Una voz muy débil. El eco de un niño "roto" que gritaba "Por favor, ya basta". Hasta que me di cuenta de que era mi propia voz. Cerraba los ojos fuertemente, tanto que incluso me dolieron cuando pude abrirlos. Cuando él ya no estaba sobre mí. Cuando se dirigía hacia la puerta. La abrió un poco, pero se detuvo, y se volvió para mirarme. Yo no tenía fuerzas para apartar la vista, así que durante unos minutos le devolví la mirada. Era imposible descifrar lo que decían aquellos ojos. Cualquiera habría dicho que estaban. tristes. Algo que parecía una lágrima asomó por uno de ellos, y acto seguido se dio la vuelta, abandonando la habitación. No sin antes murmurar algo. Algo que yo creí escuchar. Lo siento, hijo. A partir de entonces, parecía que todo se había detenido. Ya no había gritos. Mi padre no le había puesto una mano encima a mi madre desde entonces. Ni a mí. No había vuelto a entrar en mi habitación. Hasta pasados unos meses. No puedo decir que todo volvió a ser como antes, porque no sería cierto. Nos pegaba, sí, pero no tan violentamente como antes, y no cada día, cada hora. Algo había cambiado. Lo de aquella noche, sólo se repitió dos veces más. Ambas ocasiones igual que la primera. Siempre con aquella mirada. de culpabilidad, casi. Pero a mí ya no me preocupaba eso. Me preocupaba más Hogwarts. . .
