Hola a todos! Ya sé que deben estar pensando que estoy loca por poner otro fic cuando aun tengo otro a medias...pues sí, definitivamente estoy loca.
Este fic lo empecé hace bastante tiempo pero no lo había publicado porque en el segundo capitulo me estanqué, pero ¡magia! la inspiración me ha vuelto jejeje ^^
La idea básica del fic se me ocurrió cuando leí una de las cartas de Tolkien que decía basicamente que al escribir las historias de la tierra media, lo hacía pensando en un "viejo mundo" de nuestro planeta, por lo que todo eso de mundos paralelos y demás no tenía nada que ver con lo que él escribió.¡Noticias frescas! Estamos en la Tierra Media!
No pretendo hacerme la gran experta ni nada, es solo que me gustaría que entendieran esto porque si no el resto del fic lo van a considerar absurdo ^^
Este primer capi es cortito (es más como una introducción) y no pasa nada realmente importante, pero espero que les guste y les suplico que me dejen un review. Y otra cosa es que dudo que pueda subir los capis tan a menudo como suelo hacerlo, porque tener dos fics tardas el doble de tiempo ^^
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Capitulo 1: Dunstan.
Si a Erika le hubieran dicho una semana atrás que acabaría en el pequeño pueblo de Dunstan, simplemente se habría echado a reír.
No era que a la joven no le gustara el lugar, tan solo era que no estaba acostumbrada a la vida de campo. Ella era una chica de ciudad, que siempre había disfrutado de las ventajas de la vida moderna, y que ahora se veía alejada del mundo, rodeada de pastos y ovejas.
Suspiró profundamente al ver la que sería su nueva casa. Paredes de fría piedra, altos techos de madera, suelos con gruesas alfombras, muebles antiguos y demasiado encerados, viejos cacharros de latón...una casa pintoresca sin duda.
Un ladrido sacó a Erika de sus pensamientos y se volvió hacia el pequeño perro salchicha que había a su lado.
- Sí Laika, yo también pienso lo mismo de este lugar.- dijo acariciándole la cabeza al animal.
De pronto Erika escuchó un ruido de pasos y se giró para descubrir junto a la puerta abierta a un hombre.
- ¿Es usted la señorita Nelle?
- ¿Quién lo pregunta?- respondió ella.
El hombre esbozó una sonrisa y le tendió la mano.
- Soy Gregory MacAulay, el alcalde...por así decirlo.
Erika estrechó su mano y lo observó detenidamente. Pelo y ojos oscuros, piel bronceada, rasgos suaves, de unos cuarenta y tantos años, vestía además unos vaqueros, una camisa blanca y una chaqueta gris
- Bienvenida a Dunstan.
- Gracias- respondió secamente.
- Le agradecemos mucho que se haya dado tanta prisa en venir, los muchachos ya empezaban a inquietarse.
Erika arqueó una ceja. ¿Desde cuando los niños se inquietaban por no tener escuela? Esos chicos debían ser muy raros.
- Entiéndalo, por aquí no hay mucho que hacer y la escuela les supone siempre algo nuevo en sus vidas de pastores.- dijo MacAulay como si leyera sus pensamientos.
Ella asintió.
- Fue muy duro para ellos lo del viejo Tim...- continuó él.
Erika recordó entonces el desencadenante de su posición actual. Tim Phillips había sido el profesor por aquellos lugares durante los últimos treinta años, pero hacía apenas un mes había muerto de un infarto; 'ya era muy mayor' decían algunos, aunque al parecer todos esperaban que el anciano viviera aún muchos años.
Erika suspiró de nuevo, preguntándose por enésima vez, cómo se le había ocurrido aceptar aquel trabajo, abandonando sus estudios de historia del arte y dejando que la convirtieran en maestra de un grupo de niños de la Escocia profunda.
'Necesito el dinero' se recordó a si misma, 'y al menos aquí nadie me molestará'.
- ¿Conoce ya los alrededores?- le preguntó MacAulay.
Ella negó con la cabeza.
- Entonces venga, le enseñaré todo.
Decir que Dunstan era un pueblo, era quizás decir mucho. Las casas estaban desperdigadas y bastante alejadas unas de otras, mientras los prados verdes lo llenaban todo. En lo que podía considerarse el "centro" solo había una tienda donde comprar comida, una diminuta capilla, una pequeña botica que vendía también cacharros de todos los tipos, y finalmente la biblioteca que era también la alcaldía y sala de reuniones. A parte de esto, Erika descubrió con tristeza que solo MacAuley tenía coche de las 34 personas que vivían allí, y que por cada habitante había una media de 10 ovejas.
- Debo advertirle señorita Nelle que la escuela sufrió muchos desperfectos el último invierno y el viejo Tim tenía que dar clase a los muchachos en su propia casa.- dijo MacAulay mientras se dirigían hacia el edificio que era la escuela.
- ¿Me está diciendo que los niños tendrán que venir a mi casa para que les dé las clases?- dijo Erika con incredulidad.
- Bueno, no si usted no quiere, pero es mejor que esto.- dijo al tiempo que abría la chirriante puerta de madera.
Erika vio entonces lo que debía ser el colegio: paredes llenas de musgo, agujeros en el techo, pupitres de madera carcomidos, una pizarra ennegrecida por la humedad…un autentico desastre.
- ¿Y no se puede arreglar?
- Oh, sí que se puede- dijo MacAulay - pero ya sabe como funciona la burocracia, pídeles dinero para arreglar la escuela y tardarán meses, pero pídeles dinero para construir un campo de golf y lo tendrás al día siguiente.
Erika suspiró. - De acuerdo, supongo que no hay otro remedio, que los niños estén en mi casa mañana a las ocho y media.
MacAulay asintió con una sonrisa complacida.
Cuando se acercaban a visitar la alcaldía-biblioteca, una anciana vestida de negro, encorvada por los años y que cubría su cabello blanco con un pañuelo azul, se acercó a ellos con paso decidido. Erika al verla, se detuvo y la saludó.
- Hola.
La anciana ladeó la cabeza y después la señaló con el dedo.
- Gwragedd Annwn- exclamó la anciana.
Erika parpadeó confusa. - ¿Qué?
- Vamos Dolina- dijo MacAulay- no molestes a la nueva maestra.
La anciana hizo un gesto no demasiado decoroso al hombre y desapareció dentro de una pequeña casa.
- No le hagas mucho caso a Dolina- dijo él- la pobrecilla ya no tiene demasiado bien la cabeza.
- ¿Y que fue lo que dijo?- preguntó Erika.
- Oh, eso. Te llamó Gwragedd, así es como en Gales se llamaba a las hadas de los lagos.
- ¿Hadas?
- Sí, Dolina siempre habla de hadas, elfos, y ese tipo de cosas. Jura que más allá del lago se esconden los elfos y los enanos. Pero tranquila, es inofensiva.
Erika asintió, compadeciendo a la pobre mujer.
Cuando al atardecer volvió a su nueva casa, estaba completamente agotada. Se sentó delante de su ordenador portátil y volvió suspirar. Laika se colocó a su lado y ladró un par de veces.
Erika masajeó su cabello pelirrojo y bostezó. La perrita ladró de nuevo.
- Sí, Laika, ya nos podemos olvidar de la conexión a internet.
Laika miró a su ama como si la apiadara. Erika la acarició, se levantó y marchó hacia su habitación, pues mañana sería un día muy duro.
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Un pequeño apunte, yo jamás he estado en Escocia (es mi gran sueño ^^) si alguien cree que las descripciones no son las apropiadas que me lo comunique que no tengo inconveniente en cambiarlas. Y lo de esa palabreja rara de las hadas...no es inventado, de verdad que esa palabra existe (aunque no tengo ni idea de como se pronuncia)
Este fic lo empecé hace bastante tiempo pero no lo había publicado porque en el segundo capitulo me estanqué, pero ¡magia! la inspiración me ha vuelto jejeje ^^
La idea básica del fic se me ocurrió cuando leí una de las cartas de Tolkien que decía basicamente que al escribir las historias de la tierra media, lo hacía pensando en un "viejo mundo" de nuestro planeta, por lo que todo eso de mundos paralelos y demás no tenía nada que ver con lo que él escribió.¡Noticias frescas! Estamos en la Tierra Media!
No pretendo hacerme la gran experta ni nada, es solo que me gustaría que entendieran esto porque si no el resto del fic lo van a considerar absurdo ^^
Este primer capi es cortito (es más como una introducción) y no pasa nada realmente importante, pero espero que les guste y les suplico que me dejen un review. Y otra cosa es que dudo que pueda subir los capis tan a menudo como suelo hacerlo, porque tener dos fics tardas el doble de tiempo ^^
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Capitulo 1: Dunstan.
Si a Erika le hubieran dicho una semana atrás que acabaría en el pequeño pueblo de Dunstan, simplemente se habría echado a reír.
No era que a la joven no le gustara el lugar, tan solo era que no estaba acostumbrada a la vida de campo. Ella era una chica de ciudad, que siempre había disfrutado de las ventajas de la vida moderna, y que ahora se veía alejada del mundo, rodeada de pastos y ovejas.
Suspiró profundamente al ver la que sería su nueva casa. Paredes de fría piedra, altos techos de madera, suelos con gruesas alfombras, muebles antiguos y demasiado encerados, viejos cacharros de latón...una casa pintoresca sin duda.
Un ladrido sacó a Erika de sus pensamientos y se volvió hacia el pequeño perro salchicha que había a su lado.
- Sí Laika, yo también pienso lo mismo de este lugar.- dijo acariciándole la cabeza al animal.
De pronto Erika escuchó un ruido de pasos y se giró para descubrir junto a la puerta abierta a un hombre.
- ¿Es usted la señorita Nelle?
- ¿Quién lo pregunta?- respondió ella.
El hombre esbozó una sonrisa y le tendió la mano.
- Soy Gregory MacAulay, el alcalde...por así decirlo.
Erika estrechó su mano y lo observó detenidamente. Pelo y ojos oscuros, piel bronceada, rasgos suaves, de unos cuarenta y tantos años, vestía además unos vaqueros, una camisa blanca y una chaqueta gris
- Bienvenida a Dunstan.
- Gracias- respondió secamente.
- Le agradecemos mucho que se haya dado tanta prisa en venir, los muchachos ya empezaban a inquietarse.
Erika arqueó una ceja. ¿Desde cuando los niños se inquietaban por no tener escuela? Esos chicos debían ser muy raros.
- Entiéndalo, por aquí no hay mucho que hacer y la escuela les supone siempre algo nuevo en sus vidas de pastores.- dijo MacAulay como si leyera sus pensamientos.
Ella asintió.
- Fue muy duro para ellos lo del viejo Tim...- continuó él.
Erika recordó entonces el desencadenante de su posición actual. Tim Phillips había sido el profesor por aquellos lugares durante los últimos treinta años, pero hacía apenas un mes había muerto de un infarto; 'ya era muy mayor' decían algunos, aunque al parecer todos esperaban que el anciano viviera aún muchos años.
Erika suspiró de nuevo, preguntándose por enésima vez, cómo se le había ocurrido aceptar aquel trabajo, abandonando sus estudios de historia del arte y dejando que la convirtieran en maestra de un grupo de niños de la Escocia profunda.
'Necesito el dinero' se recordó a si misma, 'y al menos aquí nadie me molestará'.
- ¿Conoce ya los alrededores?- le preguntó MacAulay.
Ella negó con la cabeza.
- Entonces venga, le enseñaré todo.
Decir que Dunstan era un pueblo, era quizás decir mucho. Las casas estaban desperdigadas y bastante alejadas unas de otras, mientras los prados verdes lo llenaban todo. En lo que podía considerarse el "centro" solo había una tienda donde comprar comida, una diminuta capilla, una pequeña botica que vendía también cacharros de todos los tipos, y finalmente la biblioteca que era también la alcaldía y sala de reuniones. A parte de esto, Erika descubrió con tristeza que solo MacAuley tenía coche de las 34 personas que vivían allí, y que por cada habitante había una media de 10 ovejas.
- Debo advertirle señorita Nelle que la escuela sufrió muchos desperfectos el último invierno y el viejo Tim tenía que dar clase a los muchachos en su propia casa.- dijo MacAulay mientras se dirigían hacia el edificio que era la escuela.
- ¿Me está diciendo que los niños tendrán que venir a mi casa para que les dé las clases?- dijo Erika con incredulidad.
- Bueno, no si usted no quiere, pero es mejor que esto.- dijo al tiempo que abría la chirriante puerta de madera.
Erika vio entonces lo que debía ser el colegio: paredes llenas de musgo, agujeros en el techo, pupitres de madera carcomidos, una pizarra ennegrecida por la humedad…un autentico desastre.
- ¿Y no se puede arreglar?
- Oh, sí que se puede- dijo MacAulay - pero ya sabe como funciona la burocracia, pídeles dinero para arreglar la escuela y tardarán meses, pero pídeles dinero para construir un campo de golf y lo tendrás al día siguiente.
Erika suspiró. - De acuerdo, supongo que no hay otro remedio, que los niños estén en mi casa mañana a las ocho y media.
MacAulay asintió con una sonrisa complacida.
Cuando se acercaban a visitar la alcaldía-biblioteca, una anciana vestida de negro, encorvada por los años y que cubría su cabello blanco con un pañuelo azul, se acercó a ellos con paso decidido. Erika al verla, se detuvo y la saludó.
- Hola.
La anciana ladeó la cabeza y después la señaló con el dedo.
- Gwragedd Annwn- exclamó la anciana.
Erika parpadeó confusa. - ¿Qué?
- Vamos Dolina- dijo MacAulay- no molestes a la nueva maestra.
La anciana hizo un gesto no demasiado decoroso al hombre y desapareció dentro de una pequeña casa.
- No le hagas mucho caso a Dolina- dijo él- la pobrecilla ya no tiene demasiado bien la cabeza.
- ¿Y que fue lo que dijo?- preguntó Erika.
- Oh, eso. Te llamó Gwragedd, así es como en Gales se llamaba a las hadas de los lagos.
- ¿Hadas?
- Sí, Dolina siempre habla de hadas, elfos, y ese tipo de cosas. Jura que más allá del lago se esconden los elfos y los enanos. Pero tranquila, es inofensiva.
Erika asintió, compadeciendo a la pobre mujer.
Cuando al atardecer volvió a su nueva casa, estaba completamente agotada. Se sentó delante de su ordenador portátil y volvió suspirar. Laika se colocó a su lado y ladró un par de veces.
Erika masajeó su cabello pelirrojo y bostezó. La perrita ladró de nuevo.
- Sí, Laika, ya nos podemos olvidar de la conexión a internet.
Laika miró a su ama como si la apiadara. Erika la acarició, se levantó y marchó hacia su habitación, pues mañana sería un día muy duro.
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Un pequeño apunte, yo jamás he estado en Escocia (es mi gran sueño ^^) si alguien cree que las descripciones no son las apropiadas que me lo comunique que no tengo inconveniente en cambiarlas. Y lo de esa palabreja rara de las hadas...no es inventado, de verdad que esa palabra existe (aunque no tengo ni idea de como se pronuncia)
