Capitulo 3: Miyizain


- Uh...no sabía que hubiera otro lago por aquí.

Tras una hora siguiendo aquel curioso camino de flores a través del pinar, se había topado con un pequeño lago en el que desembocaba un riachuelo que caía desde varios metros por encima. Los árboles le parecían ahora más altos y notaba el aire mucho más húmedo.

Laika se acercó a la orilla del lago y comenzó a beber, Erika estaba tan absorta contemplando los pájaros que volaban sobre su cabeza, que solo cuando su perrita empezó a ladrar se dio cuenta de que no estaba sola.

Un niño la contemplaba a pocos metros. En cierta manera, aquel niño le recordó a Erika a Reginald, el curioso hombrecillo que había estado en el pueblo.

- Hola- saludó ella- ¿quién eres?¿vives por aquí?

El niño se acercó a ella y se quedó mirándola, Erika lo observaba con curiosidad, era muy raro, tendría unos 10 años, de cabello rizado y oscuro, vestía un gastado peto marrón y además iba descalzo, si le hubieran preguntado a Erika lo que pensaba en aquel instante, habría dicho que aquel niño acababa de salir de algún cuento como Tom Sawyer. Tras lo que parecía un duelo de miradas, el niño dio un paso atrás.

- ¿Eres de Dunstan?- preguntó él.

Erika se sorprendió ante la voz profunda del niño.

- Pues sí...más o menos.

- ¿Más o menos?- repitió sin entender.

- Hace poco que me instalé en Dunstan- dijo Erika.

- Oh...ahora entiendo.

- Soy Erika.- se presentó ella.

- Yo soy Rufus

- ¿Eres de Miyizain?

- Sí.

- ¡Estupendo! podrías decirme cómo llegar hasta allí, por favor.- solicitó Erika.

- ¿Para qué quieres ir?

- Para visitarla.

- No hay nada demasiado interesante allí.

- Eso me gustaría juzgarlo por mi misma.

Ahora entendía Erika lo que había dicho MacAuley acerca de que a aquellos pueblerinos no les gustaban los visitantes.

- Eres muy insistente- comentó Rufus.

- En la ciudad tienes que aprender a serlo- respondió ella.- ¿me vas a llevar o tendré que buscar yo el camino?

- Te llevaré si quieres, no me gustaría que te perdieras en el pinar, es peligroso ¿sabes?

- No parece peligroso- dijo Erika observando los árboles a su alrededor.

- Eso dicen los incautos- respondió el niño con una mueca.

Caminaron en silencio hasta que salieron del pinar, Rufus se detuvo entonces en lo que era lo alto de una ladera y se limitó a señalar el horizonte. Erika, se asomó y lo vio.

Era un pueblo. Rodeado de siembras de verduras, cereales y árboles frutales, constituían el pueblo unas veinte casitas blancas, divididas en dos zonas por un arroyo, aunque lo que más llamó la atención de la joven era que había gran cantidad de pequeñas colinas por todas partes.

- Parece un pueblo singular.- comentó ella.

- Si tú lo dices- dijo Rufus encogiéndose de hombros.

Descendieron por la ladera, siguiendo un camino entre la alta hierba. Atravesaron una plantación de trigo y continuaron hasta llegar a un viejo molino.

- Que molino tan bonito- dijo Erika contemplándolo- aunque no demasiado bien conservado. Es de la edad media ¿verdad?

- Algo así- dijo Rufus sin detenerse y siguiendo adelante.

Erika siguió al niño por los caminos desiertos.

- ¿Por qué no hay nadie en la calle?- preguntó ella mirando a su alrededor.

- Es la hora del té, y todos están en casa comiendo. - dijo Rufus- lo que me recuerda que tengo hambre.

- ¿el té? Pero si son las seis de la tarde, la gente de este pueblo no sigue la costumbre inglesa ¿no?

- Te refieres a eso de comer tres veces al día- dijo Rufus arrugando la nariz- pues no, a nosotros nos gusta comer cinco veces al día como es debido.

Erika se guardó de hacer algún comentario sobre los hábitos alimenticios de los habitantes de Miyizain.

Apenas unos minutos después, mientras la joven se dedicaba a contemplar cada piedra de aquel pueblo singular que tenía unas casas particularmente 'bajitas', se detuvo en seco ante algo que no había visto en su vida. Rufus la vio detenerse y se acercó a ella.

- ¿Qué pasa?- dijo él.

- ¿Qué es eso?- preguntó Erika señalando.

- ¿eh? Oh, sí. Eso es una casa.

- ¿Una casa? Eso no puede ser una casa.

- ¿por qué no?

- Porque...bueno porque no tiene paredes, está dentro de una colina y...tiene una puerta redonda ¿a quién se le ocurrió poner una puerta redonda?

- Pues han sido así desde que tengo memoria- dijo Rufus.

- Eso no son muchos años- dijo Erika.

- Si treinta años te parecen pocos...

Ella lo miró sin saber muy bien que contestar a eso.

- Claro...treinta años...- por un momento Erika se acordó de Reginald, el que había visitado el pueblo.- ¿eres por casualidad familia de Reginald?

- Ya veo que conoces a Reginald, somos familia solo por parte de mi prima segunda.

Erika le lanzó una mirada interrogativa.

- Mi prima segunda se casó con Marroc Manoverde que era sobrino de Mentha Coto, que era hermana de Bingo Coto que es el padre del tío político de Reginald.

- Santo cielo, que lío.- dijo Erika, pero eso no era relación suficiente para que ambos hubieran nacido con… ciertas carencias físicas.

En ese momento una puerta de una casita blanca se abrió de golpe y alguien salió de ella. Erika habría jurado que era una niña, pero pronto se dio cuenta de su error.

- ¡Rufus! Tu padre se ha ido ya- gritó la "niña" con voz estridente- ¿vas a venir a tomar el té o qué? No puedo esperar todo el día.

- Disculpa a Rosi, a veces es un poco bruta- dijo Rufus a Erika.

- Por curiosidad...¿quién es?

- Es mi novia, Rosi Tejonera.

- Esto no puede ser...estoy alucinando...- murmuró pellizcándose el brazo para comprobar que estaba despierta.

- ¿Está bien? Se ha puesto pálida.

Al oír ruidos en la calle, muchos vecinos salieron de sus casas y se asomaron a las ventanas con curiosidad. Erika observó a su alrededor con la boca abierta.

- Joder...me he metido en una peli de Disney.

- Señorita ¿está bien?- dijo Rosi acercándose a ella.

- Está muy rara- dijo Rufus.- quizás esté enferma.

- Yo es que no entiendo a esta gente grande- comentó Rosi- anda, llevémosla a tu casa antes de que se nos desmaye aquí y no podamos cargar con ella.

Casi empujándola, Rosi y Rufus llevaron a Erika hasta una casa confortable y bajita.

*

- ¿Qué tal el té?

Erika terminó de beber y dejó la taza vacía sobre la mesa.

- Estaba muy bueno, gracias.

Rosi asintió complacida y con la tetera en la mano, salió del salón para preparar más.

Rufus sentado junto a Erika, revolvía su té con una cucharilla de forma rítmica y Laika se había acurrucado frente a la chimenea y dormía placidamente.

- ¿Se siente ya mejor?- preguntó él.

- Sí, eso creo.- respondió ella.

- No se apure, suele pasar, a la gente grande que viene de visita les cuesta aceptar las cosas que hay en el viejo Hobbiton.

- ¿Gente grande?¿viejo Hobbiton? No entiendo nada...¿seguro que no estoy alucinando, ni soñando, ni nada de eso?

- Soy bastante real- dijo Rufus con una sonrisa- y bueno, a la gente como tú, aquí la llamamos gente grande, por razones obvias me parece.

Erika asintió.

- En cuanto a lo de viejo Hobbiton, verás, antiguamente este pueblo era parte de una aldea más grande llamada Hobbiton, pero con los años y después de que el río se secara hasta casi desaparecer, muchos se marcharon y solo quedamos unos pocos en el pueblo, por entonces llegó un viajero al que le pareció que nuestro pueblo era muy singular, y como no le gustaba mucho el nombre de Hobbiton, lo cambió por Miyizain, que según él significaba 'tierra de los pequeños'.

- Rufus...no quiero ofenderte pero ¿sois todos los de este pueblo así de...bajitos?

Él soltó una risotada.- Si que has tardado en darte cuenta.

La cara de Erika era de estupefacción. Sus pensamientos empezaban a saltar en su cabeza como si se hubiera vuelto loca, y por un momento creyó que en verdad así era.

- Antiguamente la gente nos llamaba Medianos pero como ahora apenas tenemos contacto con gente de fuera, salvo con Dunstan que es el pueblo más cercano, pues lo de 'Medianos' se ha perdido bastante.

- ¿Pero como es posible que exista un lugar así y nadie lo sepa?

Rosi apareció entonces soltando una risita.

- Hay gente que lo sabe, pero por si no te has dado cuenta, la gente como la de Dunstan tienen más preocupaciones que las de pensar en si los habitantes de por aquí son más bajitos de lo normal.

- Supongo que tienes razón...pero aún así, esto es increíble.- dijo Erika.

- A mi no me parece tan increíble- comentó Rosi- más increíble son esos elfos tan antisociales, por no decir esos enanos…

- ¿Elfos?¿Enanos? Vale que esto sea un poco...bastante sorprendente, pero de ahí a decir que los elfos y los enanos existen…- dijo Erika.

- Tú opina lo que quieras- dijo Rufus- pero te aseguro que hay elfos y enanos más cerca de lo crees. Y son bastante ariscos todo sea dicho.

- No te ofendas pero no me lo creo.

- Ya veremos si después de una visita sigues sin creernos o no.- dijo Rufus.

- ¿Visita?

Rufus y Rosi sonrieron, algo tenían en mente y Erika era parte de él.

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Espero que les haya gustado al menos un poquito ^^ ¡¡gracias a todos por los reviews!! me hacen feliz!!