Mi amada, mi vida.

Soy feliz.

Harry salió de la habitación feliz de que su hijo se sintiera mejor. Se encontró con su esposa quien se encontraba peinando a Lily. Lily era muy dulce e inocente, siempre abrazaba muy dulcemente a su padre y a su madre. Era totalmente diferente a James quien era muy dulce pero no lo mostraba mucho, los dos en si sí se parecían bastante en físico y en su manera de actuar. Se despidieron y se fueron a dormir, era muy reconfortante tenerlos en casa de nuevo, no sabían como iban a hacer para poder soportar otros siete años así. Por eso es que querían otro bebé, para distraerse más y porque les agradaba mucho la idea de cuidar un bebito de nuevo en casa.

             A la mañana siguiente salieron a visitar a los Weasley, quienes se habían reunido todos para hacer un gran desayuno, Lily le había dicho a su padre que su mejor amiga era la hija de Percy, por lo que se la encontró allí y disfrutaron mucho juntas riendo y etcétera. James en cambio se juntó con los hijos de Fred y George, eran dos niños y una niña (El niño y la niña de Fred y el otro de George), la pasaron muy bien todos, muchos estaban encantados con la noticia del embarazo de Hermione. A la tarde sólo conversaban un poco.

-Oye y eso fue porque decidieron tener uno o porque...

-No para nada, fue planeado, Harry es un esposo muy pensador. Siempre piensa antes de actuar.

Todos rieron un poco.

-Si no lo hago imagínense todas las cosas que ya nos hubiese pasado.

-Si cariño, eso te lo agradezco- se dieron un pequeño beso y todos soltaron un "Ayyyyy" 

La estaban pasando muy bien, esas reuniones eran las favoritas de Harry, cuando todos compartían, pero faltaba alguien. Entonces fue ahí donde Harry volvió a sentir esa punzada que sintió varios años atrás, su cara se llenó de melancolía ¡Si tan sólo Ron estuviera allí!

          Los niños parecían divertirse mucho, estaban muy contentos, sin embargo Harry se retiró de la conversación y paseó por los patios de la Madriguera, cuantos recuerdos surgían en su mente, buenos y malos. Una lágrima pasó besándole la mejilla por primera vez en diez años. Su felicidad sería completa si sus padres vivieran y Ron también, pero nada podía ser perfecto, no podía pedir más de lo que tenía, era lo suficientemente feliz como para pedir más. De pronto, Harry sintió un frío intenso que le recorría el cuerpo, un espíritu le hablaba.

Me oyes Harry...

¿Ron?

No quiero que te siga doliendo mi muerte, la verdad soy muy feliz junto con Michelle. Tienes unos hijos preciosos. Tengo los mejores ahijados que se puedan tener. Sé que van a tener otro bebé y te aseguro que va a ser varón.

Opinas lo mismo que Hermione...

Estoy cien por ciento seguro de que así será...

 Gracias Ron, me has quitado un gran peso de encima al decirme que eres feliz, ya me voy...

                Felicidad. Esa era la palabra más indicada para describir los últimos años que Harry había pasado vivo. Hermione, sus hijos, la familia Weasley y su próximo bebé. ¿Qué más podía pedir?, Con eso era suficiente y más. Esto era más de lo que un hombre podía pedir. Y él no iba a pedir más. Era feliz. ¿Qué más podía entonces pedir? Nada. Nada. Nada...