Oh!, Taichi
Written by: Lore-chan
~ Primer Capítulo ~
Escondite
¿Qué tenía ella que resaltaba ante sí por sobre todas las demás?. ¿su inteligencia, su manera de hablar?, quizá su sonrisa, quizá su mirada; de todos modos, fuese lo que fuese Yagami Taichi había caído en las redes del amor y no era precisamente la mejor opción. No era que ella estuviese en otro país o en otra ciudad o que ni siquiera sabía que Taichi existía, al contrario, estaba tan cerca, Sora, estaba tan cerca.
Supo desde un principio que nada sería fácil, debería ganarse el aprecio de la pelirroja, un aprecio muy distinto al que ya le tenía por montones. Ambos se conocían desde, desde que el Yagami lo recordaba.
¿Cómo pudo enamorarse de su mejor amiga?, tal vez y no era tan extraño como lo imaginaba y a más de alguno le ocurrió alguna vez. Después de todo el tiempo compartido, los momentos, las anécdotas, derrotas y triunfos se van acumulando, formando un gran sentimiento que explota en amor. No en todos los casos, claro. Se podía mantener una amistad sin la necesidad de enamorarse.
Ese era el caso del mejor amigo de Taichi, Yamato, el chico más popular y codiciado de la secundaria; tanto él como Sora eran muy buenos amigos, incluso hasta celos nacieron del moreno al verlos tan juntos. Pero siempre se mantuvieron como amigos, ¿por qué él no podía ser así?, ¿no mezclar las cosas?.
Que rabia, lo peor era la incertidumbre, no sabía si era correspondido o acaso Sora sólo lo veía como un gran amigo. Debía decidirse pronto, o hablar o callar.
Taichi, en esos momentos en los que pensaba, estaba equilibrando un balón de football en la punta de los pies. Luego de las clases, era casi sagrado asistir a un sitio solitario con mucha tierra, era tranquilo y al menos podía descansar y distraer la mente en otras cosas. Cuando ya comenzaba a oscurecer, había veces en las que se acostaba en el suelo polvoriento y se vislumbraba con las vacilantes estrellas allá arriba. Y por primera vez algo tan trivial para él se transformaba en algo maravilloso.
-te encontré – Sora caminó hacia él con las manos puestas en su cintura. Él detuvo las maniobras con el balón y la observó; no se figuró que tan pronto ella encontrase su lugar "escondido".
A pesar de tenerla frente suyo, él permanecía como si estuviese en frente de cualquier otra persona, al menos sabía esconder muy bien lo que sentía; controlaba los sonrojos, el mutismo de impresión, el habla pausado, el nerviosismo. Hasta pareciese que no sintiera nada por ella.
-…tuve que seguirte, Taichi, necesitaba hablar hace días contigo urgentemente.
-¿así?, y, ¿de qué?. – ni él comprendía cómo se podía mantener tan sereno.
-es sobre el trabajo que nos dieron, debemos presentarlo oral pasado mañana y no hemos hecho nada; ya conversé con Yamato, pretendíamos juntarnos mañana en su casa, pero hubieron problemas de última hora y no se podrá, en la mía será imposible ya que mi mamá necesita tranquilidad. Y necesitaba preguntarte si…se podía en la ¿tuya?.
-¿cuándo?.
-mañana.
-sí, ¿cómo a qué hora?.
-no lo sé – Sora dio una pausa insegura de continuar – Tai, a eso de la hora, yo – había algo que la atrofiaba - ¿podría ir del colegio a tu casa?. Es que tengo algunos problemas con mi madre…y…
-no hay problema – contestó él enseguida sonriendo. Después de todo, el sentimiento debía asomarse, por poco que fuese.
-gracias.
La conversación parecía menguada y la pelirroja se dio el tiempo de observar la "guarida a campo abierto" , que su amigo había elegido para resguardarse de lo demás. Pues no era la gran cosa, sólo tierra esparcida en unos cuantos metros cuadrados cerrados por unas rejillas de madera, colocadas superpuestas unas al lado de la otra, haciendo el lugar muy privado. Un árbol se alzaba al costado de todo haciendo sombra, sobre a lo poco y nada, de césped que comenzaba a brotar. Y atrás del árbol unas tablas rotas casi imperceptibles daban la entrada y salida que al parecer sólo Taichi conocía y ella también, ahora.
Le había costado encontrar a su amigo, lo esperaba en la salida y él no pasaba por ahí, ahora entendía; era de seguro que Taichi saltaba la muralla del patio trasero para hacer más corto el camino.
-¿Cómo encontraste este lugar? – preguntó Sora.
-Con la ayuda de Neko.
-¿Neko? – Sora arqueó la ceja - ¿el gato de Hikari?.
-sí, estaba perdido hacía días, mi hermana me pidió buscarlo y di con este lugar. Vi como Neko se escabullía por esas tablas rotas – Taichi apuntó las mismas tablas que Sora tuvo que atravesar para entrar – entré y lo encontré perfecto, al menos para mí. Es solitario, tranquilo…
-¿Sólo tú sabes dónde está?.
-ahora tú también – sonrió.
-y, ¿puedo venir de vez en cuando?.
El Yagami cruzó los brazos.
No era tan malo compartirlo, mucho menos si era con Sora. Lo que no quería era que Yamato se enterara del sitio, la idea de sólo permanecer algunas veces con su amiga en un lugar tan callado, quizá le darían las fuerzas para alguna vez declararse.
Titubeó una respuesta durante bastantes minutos, pero es que llegaba a ser tan necesario un "sí" que no pudo negarlo.
-está bien, Sora.
Ella sonrió alegre y abrió los brazos sintiéndose la segunda dueña de un escondite.
-pero, por favor, no se lo digas a nadie más, ni siquiera a Yamato, será un secreto entre ambos, si comenzamos a divulgarlo en poco tiempo esto se llenará y esa no es la idea.
-seguro, será sólo para ambos.
Una mariposa le revoloteó por el estómago. Aquello no podía evitarlo como otras cosas.
Se quedaron en el lugar unas horas más, distrayéndose cada uno por su parte, conmutando con la imaginación cada cosa que podría o no estar, después de todo, para Sora, el lugar no le pareció tan banal, tenía su qué.
Quizá algo en el aire, en la tierra o simplemente en el lugar o en como lo mirase cada quien.
-yo ya me voy – musitó Sora acercándose a la salida. – nos vemos mañana en clases.
-seguro.
-recuerda que hay una interrogación mañana, estudia, ¿si?. No te ha ido muy bien.
-gracias.
-¿gracias? – la chica sonrió. – no debes darme las gracias, debes ir a estudiar.
-lo haré. Lo prometo.
-¿lo prometes? – ella suspiró para nada convencida. – realmente, Taichi, las promesas…
-¿ocurre algo, Sora?
El tono de voz de su amiga se tornó pausado.
-no, no es nada, olvídalo.
La Takenouchi se escurrió entre las tablas rotas, en Taichi, había dejado, algo muy fuerte en sí. No sabía qué podía ser, lo tomó como algo subjetivo, algo que le daba esperanzas, pues se sentía demasiado fuerte para ser de momento. Un sentimiento se instaló desprevenido en su cabeza que se quedó allí, para que al ser entendido más tarde; pudiese pasar al corazón.
Llegó él a su casa ya tarde, oscuro, la neblina de la noche había bajado muy mojada y pidió tiempo prestado de su cena, para asomarse al balcón del pasillo y observar cauteloso la delicada llovizna caer.
¿Qué pudo haberle dicho en esos momentos para mandarle al menos una pequeña indirecta?, o siquiera dar una jugada desprevenida y quedar cerca suyo herido, pidiendo ser auxiliado por ella. O, como sintió cuando Sora se marchaba, tal vez era ella quien necesitaba ser auxiliada, tenía en sus ojos una urgencia de amor infinita. Y consideró aquella mirada para él, suya, la creyó un pedido de auxilio para él.
* ~ * ~*
Despertó tarde, y apenas abrió los ojos en la mañana asustado se dio cuenta de dos cosas: uno, sentía un profundo dolor en la zona superior de la nariz, al estar tanto tiempo bajo la llovizna, se había mojado el cabello, quizá hasta era algo así como sinusitis y dos, no había estudiado; un cuaderno semi abierto con unas cuantas hojas arrugadas estaba sobre su pecho.
Buscó entre la oscuridad de su cuarto la ropa que se pondría para ir a clases, y mientras ordenaba los implementos para cambiarse y hacer educación física su madre le llamó la atención para despertarlo; siempre hacía lo mismo por si no había colocado el despertador el día anterior, de todas formas no lo había colocado y aún así estaba en buena hora.
Salió y desayunó junto a su hermana con el cuaderno a un lado para tratar de memorizar algo de materia para lograr una buena calificación, por lo menos una decente.
Era de seguro que Sora se enfadaría…era de seguro.
Le había prometido estudiar y se quedó dormido con el calor de la luz de su lámpara de velador. De todos modos iba a pedirle a su amiga algo de ayuda para la prueba, aunque eso conllevara un reto y un sermón, pero este venía de Sora y al menos esos 'sermones' si escuchaba…al menos esos.
Continuará…
Notas:
Un Taira o Soichi, como sea.
Me decidí por escribir algo corto con una pareja bien usada que no he utilizado.
Prometo, prometo que terminará feliz ^__^ quiero cosas felices ^^ . no durará mucho (en serio!!)
Please un review aunque sea.
L o r e – c h a n
