Disclaimer: Los personajes de Fuego y Sangre no me pertenecen, únicamente los uso con fines de entretenimiento.
N/A I: Una historia más que se me ocurrió mientras iba a la tienda, JAJA. Estaba pensando en este personaje de Sara y su rumor de que se casó con Jacaerys, lo cuál me niego a creer, pero que debo de admitir que pase alrededor de cuatro horas frente a la computadora mientras esta historia salía. No puedo decir nada, estoy enamoradísima del emparejamiento de Jacaerys y Helaena.
Detalles a considerar: Siguiendo un poco más la línea cronológica del programa en el que Jacaerys y Helaena tienen de diferencia entre dos a tres años de edad, por tu comodidad puedes creer que son de la misma edad, también tomar en cuenta que Aegon III es mostrado casi un bebé para el inicio de la danza, así que supongamos que aquí tiene como cinco años. No cumple con el canon del libro. Mucha divergencia.
Esta historia también se publica en AO3 bajo el mismo nombre con mi usuario SkyNobi98
Ella nunca ha visto un dragón.
He escuchado sobre ellos debido a las leyendas y cuentos que se cuentan entre todos. Dicen que son criaturas fantásticas que pueden volar en lo más alto del cielo, alzando sus alas y escondiéndose entre las nubes, rugiendo para hacerles saber de su presencia, pero sin poder verlos y lanzando poderosas ráfagas de fuego que pueden destruir castillos.
Los jinetes de dragón existen y se dice que tienen un lazo poderoso entre ellos, conforme fue creciendo no lo creía, pero al final se convirtió en verdad.
Ella nunca ha salido del Norte, su hogar es Winterfell y ha vivido toda su vida ahí. Ella no va a heredar nada, no es una dama y tampoco se casará con ningún noble que pida su mano, si alguna vez llegara a suceder eso, su sangre no cambiará, es sangre bastarda, sangre maldecida por haber nacido fuera del matrimonio. Las personas que viven en el castillo son amables con ella, pero está segura que es porque su hermano Cregan es duro y conocen de lo que es capaz luego de haberse revelado contra su tío.
Ella tiene una bonita habitación debido a él, comida nunca le falta y viste bonitos vestidos, tiene permitido salir a cabalgar y tomar algunas lecciones, aunque prefiere mantenerse lejos. Es feliz estando en compañía de su hermano, él es amable con ella y siempre se ha sentido aceptada.
Ella estaba en el bosque de dioses la primera vez que vio un dragón. Un fuerte rugido resonó por todo el lugar y pudo escuchar a los guardias correr hacia todos lados. Su corazón y respiración se detuvieron por un par de segundos, antes de que un dragón pasara por encima de ella.
Hubo un ligero temblor en el suelo. Y ella salió del bosque para enterarse de la conmoción.
Un jinete de dragón vino al norte, un príncipe.
El príncipe Jacaerys Velaryon, primogénito de la princesa Rhaenyra Targaryen, vino a entregar un mensaje de la reina para recordarles sobre el juramento que le hicieron hace más de dos décadas tras ser nombrada heredera. Al parecer el hijo varón del rey fallecido usurpó su lugar.
En el salón se escuchó a su hermano maldecir a los que quebrantaron un juramento sagrado y que coronaron a un usurpador.
Fue en esa reunión en la que supo el nombre del jinete y ahora el invitado de su hermano. Se le entregaron las mejores habitaciones y se preparó un banquete por la visita del príncipe. Borracho, su hermano alzó las copas y frente a todos dijo que jamás rompe sus juramentos. Es su orgullo, su hermano es un gran hombre.
Su hermano los presenta formalmente dos días después, ella siente un poco de vergüenza, pero el príncipe es amable y le da la confianza de no sentirse avergonzada.
No lo sabe exactamente, pero tiene el presentimiento de que se ha enamorado por primera vez
Ella tiene la oportunidad de convivir un poco más con el príncipe Jacaerys cuando no se encuentra rodeado de otros nobles. Él es amable con ella y responde a sus preguntas curiosas sobre los dragones y los lazos que hay entre ellos. Le cuenta la historia de cuando era un recién nacido y que pusieron un huevo de dragón por decreto real en su cuna y que cuando eclosionó, se volvieron uno.
Él cuenta sus anécdotas con una sonrisa en sus labios, pero no es tonta, puede ver que hay una tristeza en sus ojos sin brillo.
No hay manera de ocultar que el reino se está acercando a una inminente guerra que no se puede evitar. ¿Cuál será el detonador? ¿Quién moverá la primera pieza? No hay respuesta, es desconocida. Ella lanza una plegaría a los dioses para que no suceda.
No se puede ocultar que los reinos están ante una inminente guerra. ¿Cuál será el detonador? No lo saben, lo desconocen, ella lanza una plegaría a los dioses para que no suceda.
En el bosque de dioses, él le cuenta que cuando era un infante tenía una buena relación con sus tíos y que bailaba con su tía en cada oportunidad, él sonríe cuando dice eso. Y que antes de la muerte de su abuelo, tras no verla durante varios años, pudo volver a bailar con ella. No le pasa desapercibido que sus ojos oscuros brillan con emoción y es hermoso.
Sus ojos pierden el brillo cuando le cuenta sobre el compromiso que su madre pacto con su prima, la princesa Baela Targaryen, quien es la hija de su tío, ahora su padrastro.
No puede comprender porque su pecho se contrae al recordar nuevamente su expresión al hablar de su tía y la diferencia cuando dijo de su compromiso con su prima.
Cuando vuelven al castillo y ella se queda un par de pasos atrás, nota que él es alto y de buen porte, con un corte de cabello que le llega hasta los hombros. Él es transparente y puede leer sus expresiones.
Puede ser una tonta, pero esa noche antes de dormir, reflexiona sobre su convivencia con el príncipe y se da cuenta que se encuentra enamorada de él.
Al día siguiente cuando tienen un desayuno privado en la habitación de su hermano y él le devuelve la mirada, se pregunta si él podría llegar a tener sentimientos por una bastarda, pero lo duda mucho. Si el bando de su madre gana la guerra, él es el siguiente en la línea de sucesión, el próximo rey de los siete reinos. Y ella será una bastarda hasta el día en que muera.
Los días son lentos y ya no tiene tanta convivencia como en los primeros días. Un día antes de que llegue ese cuervo con una noticia desgarradora, el príncipe pasa uno de sus mechones de cabello suelto detrás de su oreja y siente que el tiempo se detiene. Pero nada sucede y ni siquiera son interrumpidos.
Él simplemente se disculpa y se marcha, dejándola sola.
Su hermano ha jurado lealtad a la reina Rhaenyra Targaryen y pronto partirán a la guerra.
Él no se despide de nadie más que su hermano, desesperado por volver al lado de su madre y llorar por la pérdida de su hermano, asesinado por su tío.
Los cuervos tienen pocas noticias sobre lo que está ocurriendo en el sur, en la guerra llamada la Danza de Dragones. En el campo de batalla se desatan peleas, los dragones pelean y mueren, señores nobles pierden sus combates y miles de soldados pierden la vida por una guerra que se pudo evitar si hubieran respetado los deseos del rey anterior, es lo que ella piensa.
Ella es egoísta por solo pensar en dos personas en medio de todo el conflicto, su hermano y el príncipe Jacaerys. Ella lloró en su habitación durante varias noches cuando llegaron las noticias de que murió cuando la llamada Triarquía intentó atacar Dragonstone, el lugar ancestral de los Targaryen.
Ella reza a los dioses llorando, anhelando que sea una mentira, pero no llegan más cuervos para afirmar lo contrario.
No hay respuesta.
El último cuervo que recibe, antes de partir hacia King's Landing, es que la reina Rhaenyra Targaryen, fue asesinada por su hermano Aegon, el legítimo rey de los siete reinos. Su hermano le envía una misiva en la que deseaba su compañía y apoyo para cuidar al siguiente rey, pues al parecer el rey Aegon II ha muerto.
El invierno es más frío de lo normal cuando recorren el camino hacia King's Landing. Sufren de un par de retrasos debido al frío y porque deben descansar.
Cuando llegan, el cielo es gris, las nubes cubren casi todo el lugar. Puede escuchar el llanto de personas, los hogares han sido destruidos y observa cómo los soldados se acercan con grandes ollas para repartir comida a los que perdieron todo.
En las puertas del lugar, su hermano la recibe con los brazos abiertos. Ella cubre sus mejillas con las manos, buscando algún rasguño, solo ha notado que la barba le ha crecido. Caminando por el lugar, no puede ver la belleza que Jacaerys le contó.
Su hermano le cuenta que el rey Aegon II fue asesinado, envenenado por sus propios hombres y quién iba a ser su sucesor, debido a que murió sin hijos varones, era Aegon III, el hijo de la princesa Rhaenyra, o al menos esa era la idea antes de que recibiera noticias de Dragonstone con noticias de que el príncipe Jacaerys sobrevivió al ataque y que se estaba recuperando para sanar y volver al reino.
Ella lanza una oración de agradecimiento a los viejos dioses.
—Con la noticia de que Jacaerys sobrevivió, él es el próximo en la línea de sucesión. Se ha formado un consejo y hemos estado de acuerdo en apoyarlo.
—¿Entonces a qué he venido yo, hermano? —Le pregunta.
—El príncipe Aegon es muy joven y no puedo confiar en demasiadas personas aquí. Quiero tu apoyo para que lo vigiles, al igual que todos, el niño ha sufrido mucho más de lo que creía. Tienes que vigilarlo, Sara. ¿Puedo confiar en ti?
Ella asiente.
A las reuniones del consejo ella no puede asistir. Su hermano le cuenta que se siguen discutiendo los términos de paz y haciendo los preparativos para la coronación.
Ha convivido un par de días con el príncipe Aegon, tratando de acercarse a él, hacerle saber que ella no va a hacerle ningún daño, pero es imposible. El niño se asusta con facilidad y llora todas las noches, grita con fuerzas y no hay forma de calmarlo. Evita su comida, ella la come por él y le afirma que no hay veneno, él se sigue negando.
Tampoco quiere salir, quiere estar en esa habitación y ella es su vigilante, es pequeño, pero lo ha visto mirar la ventana en muchas ocasiones, tiene que ser precavida de que no cometa de alguna tontería que pueda reavivar la guerra. En las cocinas escucha que los sirvientes dicen que el niño fue espectador de cómo su tío lo obligó a ver como su madre era devorada por su dragón.
Se lleva las manos a la boca, horrorizada de que pudieran exponer a un niño ante tal situación. Ella llora cuando se entera por su hermano que esos rumores son ciertos.
No podía creer que pudieran existir personas con tanta maldad en uno mismo.
También se entera que en una de las torres de la fortaleza se encuentra viviendo la madre del rey y en las habitaciones contiguas también se encuentra la esposa e hija, quienes no tienen permitido salir de ellas hasta que se aclare su situación. Las puertas se abren únicamente para pasarles alimentos.
Ella no puede salir a explorar y conocer la situación.
Sigue intentando ganarse la confianza de Aegon, quién ahora come y puede dormir unas pocas horas al día.
Las personas lucen pequeñas desde la ventana de la habitación de Aegon, desde lejos aún puede ver un barco con el sigilo del dragón de tres cabezas que ha atracado en el puerto. Él finalmente ha llegado.
¿La recordará?
Se cuestiona sobre si Jacaerys aún es el príncipe amable que conoció. La guerra y la pérdida de la familia suelen causar que una persona cambie, tratando de evitar las mismas situaciones a futuro o buscando venganza por los caídos a expensas de los inocentes. No será fácil, pero tiene la esperanza de que el reino pueda sanar cuando Jacaerys sea coronado.
El príncipe Jacaerys se encierra con su hermano en la sala de reuniones del consejo con muchos hombres más. Nadie sabe lo que se discute.
Dos días después de su llegada, un maestre entra a la habitación para informarle que la presencia del príncipe Aegon ha sido requerida y que ella debe de acompañarlo. El príncipe asiente y salen de la habitación hacia el salón. Los guardias los protegen en su caminata, a diferencia de otros días, hoy hay más gente en la fortaleza.
Hay más guardias protegiendo la puerta del salón, anuncian su presencia y les permiten entrar.
No puede evitarlo, pero con sus propios ojos necesita confirmar que es su Jacaerys. Ve su ceño fruncido, su expresión ha cambiado y parece que ha envejecido. Algunos cortes se ven en su rostro. La sonrisa que hay en su rostro no es para ella, es de Aegon.
El niño parece dudar por un momento, antes de decidirse y gritar el nombre de su hermano y correr directamente hacia él. Jacaerys se aleja de inmediato de la mesa y también dice su nombre. Se inclina y abre los brazos para recibir al niño que se abalanza sobre él.
Sus ojos se humedecen al ver la escena frente a ellos. Jacaerys lo levanta y lo abraza como si su vida dependiera de ese niño. Le da varios besos en sus mejillas y el abrazo se vuelve más fuerte, negándose a soltarlo. Solo se tienen ellos, su madre y hermanos han muerto, es todo lo que se tienen. Puede asegurar que los hermanos no se van a perder el uno con el otro. Parpadea un par de veces para evitar llorar.
—Una reunión encantadora —Sara lleva su mirada hacia el hombre que ha hablado, es un hombre mayor de cabello plateado. Desconoce su nombre.
—El príncipe Aegon ha estado al cuidado de mi hermana —Su hermano dice—, príncipe Jacaerys.
El abrazo de los hermanos termina, pero Jacaerys y Aegon se toman de las manos.
—Gracias, lady Sara —Y por primera vez, desde que lo conoció, él le dedicó una sonrisa, pero sus ojos siguen sin brillar. Ella asiente con la cabeza sin murmurar palabra alguna.
Su corazón palpita al saber que él recuerda su nombre.
¿En algún momento ellos dos podrán hablar a solas? Se reprende así misma porque se siente como una persona egoísta de pensar en una reunión privada con él en medio de todo el caos.
Una vez más, las puertas se abren y ella se hace a un lado de la habitación para no estorbar en la entrada. Un soldado entra y anuncia que la reina Helaena ha llegado. ¿No era una princesa?
La mujer que entra tiene apariencia de ser un fantasma. Su cabellera plateada es larga, sujeto con una trenza en forma de diadema. Sus rizos son bonitos y sus ojos son violetas, sus rasgos son finos. ¿Esa es la belleza valyria de la que tanto se habla? Ella camina a pasos lentos, como si no quisiera estar ahí. Su piel es muy pálida y nota que el vestido que lleva le queda algo flojo.
Hay peores destinos que la muerte.
Sara siente pena por la mujer, ella se ve tan decaída, sus bonitos ojos no parecen tener vida y se pregunta si alguna vez han brillado. No hay esfuerzos en ella por pedir misericordia.
Su mirada se desvía para ver la reacción de Jacaerys, al ver a una pariente más y es cuando su mente reacciona ante la mujer presente.
Ella es la reina Helaena Targaryen, la esposa del rey Aegon. La hermanastra de la madre Jacaerys, su tía. La mujer con la que él bailaba.
¿Cómo no pudo atar los lazos pese a estar tanto tiempo ahí en la fortaleza?
Él no ha dicho ninguna palabra desde que entró, pero no es necesario. Sus ojos hablan por él. Sosteniendo la mano de Aegon, da un par de pasos para acercarse a la reina Helaena. Ella tiembla al verlo acercarse, ¿Ella piensa en que Jacaerys va a castigarla por las traiciones cometidas por su esposo? ¿Una sentencia de muerte?
Él no lo haría.
Se lamenta no haberle preguntado a su hermano sobre ella, nunca había hablado con ella sobre lo que se conversaba aquí.
El salón sigue en silencio, todos son espectadores de una segunda reunión.
Su mejilla se humedece y sabe que una lágrima se ha escapado sin su permiso. Observa como Jacaerys alza su mano vacía hacia la reina. Su mirada baja y duda antes de tomar la mano y entrelazar sus dedos, la opresión en su pecho se vuelve más fuerte y contiene la respiración.
A pesar de que hay más personas reunidas, ella se siente como una entrometida en medio de una reunión tan íntima entre ellos dos. Como si fueran dos amantes que se están reencontrando, a pesar de que ella estaba casada con su hermano y había tenido a sus hijos.
Ella se sintió enamorada del príncipe Jacaerys Velaryon desde su primera convivencia en Winterfell y ahora se pregunta si él tenía esos sentimientos para su tía.
La mujer con la que compartía sonrisas y bailes.
Sus ojos brillando para ella.
Sus manos se siguen sosteniendo, Aegon mira de un lado a otro, curioso por ver quién es el que dará el primer paso. Es la reina la que da un paso hacia adelante y es cuando finalmente se abrazan. Es un abrazo diferente al que le dio a Aegon. No excluyen al niño que sigue sosteniendo la mano de su hermano.
El sonido del llanto llena la habitación.
Es un llanto desgarrador, contenido, esperando a liberarse. ¿Cuál es el dolor que tuvo que padecer esta mujer? Sara se vuelve a reprender por no haber preguntado más por lo que sucedió durante la guerra.
¿Es ese llanto un engaño para pedir una reducción de su sentencia? No, no puede serlo.
Su corazón se rompe en pedazos al ver a Jacaerys sostenerla con delicadeza, apartándola de su lado para limpiar las lágrimas que bañan su rostro.
—Jace —susurra entre llantos.
Se vuelven a abrazar y Jacaerys besa su cabello.
Ella no puede soportarlo más.
Su presencia ya no es requerida en la habitación de Aegon.
Jacaerys ha ordenado que las pocas pertenencias de su hermano sean trasladadas a su propia habitación, pues su deseo es recuperar el tiempo que ha perdido con su hermano e intentar ayudarlos con sus traumas.
Se ordena preparar una habitación más para Helaena, a quién se le permite salir de la torre en la que era prisionera, es escoltada hacia la habitación que es contigua a la de Jacaerys con su hija. Una niña idéntica a ella, la princesa Jahaera.
Las discusiones siguen su curso y las sesiones del consejo duran gran parte del día, al final del mes, se da el anuncio de que el futuro rey, Jacaerys Targaryen se casará con Helaena Targaryen, dando fin al conflicto de la guerra.
Cregan le cuenta que Jacaerys pidió el permiso de su tía para casarse, asegurándose de que ella estuviera de acuerdo y no forzarla como lo hicieron con su matrimonio con su hermano. Accedió, con la única condición de no ser separada de su hija hasta que la princesa pueda tomar sus propias decisiones.
Su hermano la abraza más tarde y le dice que no puede quedarse más tiempo en ese lugar, que necesita regresar a su hogar y reencontrarse consigo misma y volver a ser quién era antes de que Jacaerys Velaryon viniera al Norte.
Mira hacia el pasado, nunca hubo una posibilidad de estar junto a él y decir sus votos bajo un arciano sosteniendo su capa, solo fue una fantasía.
Sus ojos nunca brillarán por ella.
Y sabe que no es por su sangre, a él no le hubiera importado si fuera una hija bastarda.
Es porque siempre estuvo enamorado de su tía, su corazón siempre perteneció a ella.
Cuatro años después del casamiento del rey Jacaerys con la reina Helaena, su hermano recibe un mensaje del rey.
Las buenas noticias, la reina Helaena ha sido bendecida por los dioses y ha tenido mellizos de buena salud.
Un niño y una niña.
Sara sonríe y se pregunta si los mellizos tendrán los ojos de su madre o padre, seguramente en esos momentos los ojos del rey deben de estar brillando.
Sara no se equivocó.
