Disclaimer: TDI no es mio, esto es sin fines de lucro.

Sobria

CourtneyxGwen

One-shot


-Apaga esa horrible luz.

-No puedo.

-¿Por qué no?

-Porque no puedo apagar la luna, Courtney.

-Te odio muchísimo.

Gwen pensó en que ella la odiaba también, pero prefirió no decir nada y concentrarse en conducir. Las carreteras le ponían nerviosa y más en la madrugada cuando apenas y lograba ver un metro más adelante. Aun cuando había estado mirando hacia otro lado, el aliento impregnado en alcohol de Courtney llenó el ambiente cerrado de la vieja camioneta y por poco le causó una arcada a la gótica.

Courtney se removió incomoda a su lado en un grado de semi inconsciencia, ajena a todo lo que estaba sucediendo, a Gwen no le pareció extraño, últimamente su consumo de alcohol se había elevado demasiado y aunque moría de ganas de darle un sermón recordándole todas las cosas horribles que podían sucederle bebiendo en antros extraños a la mitad de la nada y a altas horas de la noche, sabía que no había caso, ella diría que estaba bien y le llamaría hipócrita por regañarla cuando ella era quien se escapaba a bares con sus amigos de la universidad a fumar hierba.

No es que fuera hipócrita, Gwen genuinamente creía que no era lo mismo. La mota había sido una recomendación extraoficial de su psiquiatra para controlar sus ataques de ansiedad, ser estudiante universitaria, trabajadora a medio tiempo de una pizzería infantil que la explotaba y "madre" de su hermano menor, Danny, ante la reciente y sorpresiva muerte de sus padres, que, por cierto, murieron por manejar con más alcohol que sangre en sus venas; le habían disparado al cielo sus problemas de estrés, ansiedad y depresión. Ella necesitaba algo que la mantuviera cuerda, y después de que su terapeuta le guiñara el ojo y la mandara con un vendedor clandestino a las afueras de un bar elegante, se convenció a si misma que era un tratamiento y no un capricho.

Porque las borracheras de su amiga eran solo eso, un capricho de rebeldía y "libertad".

No la juzgaba, comprendía porque estaba tan desesperada por perderse en el alcohol cada fin de semana, su abusivo y autoritario padre había fallecido recientemente y le había dejado un jugoso fideicomiso, no solamente se había librado de ese tirano de la nada, además se había hecho oficialmente rica en el proceso. No era inesperado que ahora se sintiera libre para hacer lo que quisiera después de una infancia y adolescencia llena de castigos duros y miradas desaprobatorias, pero lastimosamente, eso no era lo que la había descolocado del todo, su problema era más referente a cierto punk desgraciado que había llegado a ella en el peor momento.

De solo recordar su nombre a Gwen se le calentaba la sangre. Duncan no solo fue el lunático que le hizo perder una tuerca a su mejor amiga, también era su ex y quien le arrancó el trozo más grande su corazón al engañarla tres veces con diferentes chicas. Ese desgraciado vándalo se la pasó yendo tras las faldas de Courtney (aun conociendo la relación que ella y Gwen tenían) y cuando por fin la tuvo a su lado, enamorada y dispuesta a dejarlo todo por él, lo único que ese punk de mierda hizo fue encogerse de hombros, cogérsela un par de veces, robarle dinero y al final dejarla por ser "una perra estirada aburrida".

Courtney decía que estaba bien, que era demasiado buena para un vago don nadie como él, y aunque todos concordaban en que era cierto, muy en el fondo algo se había roto dentro de la morena porque desde ese incidente hace seis meses había pasado más tiempo saliendo a fiestas a "vivir" y a mostrarle a todos lo divertida que era, en lugar de trabajar duro en la universidad como solía hacerlo, sus notas estaban bajas últimamente y las botellas de vodka habían pasado a ser sus mejores amigas.

Al principio todos pensaron que era una fase que pronto pasaría, pero, a decir verdad, en el último mes había aumentado mucho la frecuencia de sus fiestas, fiestas donde Gwen siempre era la que tenía que ir a rescatarla en su vieja camioneta para regresarla a escondidas al campus. Courtney creía estar bien y en más de una ocasión se había negado a ir a terapia, adjudicando que todo en su vida estaba bajo control y que ella era quien debía dejar de ser una aguafiestas.

Quizá mañana pudiera hablar con ella, cuando fuera consciente de su entorno y Gwen no tuviera esa fea migraña.

Después de más de una hora en la carretera Gwen visualizó la universidad y suspiró a aliviada, el guardia de la entrada era a quien llamaban Silent B, un policía obviamente callado que solía cubrirle las espaldas a los estudiantes, además ya conocía a la gótica y a cambio de unos pastelillos y un nuevo libro de poesía cada tanto, también apagaba las alarmas de los dormitorios del ala de derecho. Courtney era una maldita suertuda, si hubiera estado el oficial Hatchet esa noche cuidando otra historia seria.

Al llegar salud le agradeció por ayudarla de nuevo. Aunque claro esa era la parte fácil, el cuarto de Courtney estaba en el tercer piso del edificio de dormitorios, no había elevador y su amiga en calidad de bulto no iba a cooperar para subir. Con toda la fuerza que pudo juntar y después de varias acrobacias logró hacer que ella se colgara de su cuello y le facilitara la subida sosteniéndose de su espalda. Hizo un esfuerzo sobrehumano por no hacer ruido y soltar quejidos por los difícil que estaba siendo esa tarea.

Después de dos pisos y más de 50 escalones pudo ver la puerta del cuarto 308 y se sintió casi libre de su tortura, aunque claro, aún faltaba que Emma no fuera un problema.

Emma era la compañera de cuarto de Courtney y la novia de Noah, uno de los mejores amigos de Gwen y casi la única razón por la cual ella no las había echado de cabeza con sus constantes llegadas en la madrugada con la morena borracha como una cuba. Emma de hecho en un inicio le recordó mucho a su amiga, eran buenecitas amantes de las reglas y amaban su carrera, pero con la nueva personalidad libre de esta, la relación de compañeras de cuarto se había deteriorado mucho y sentía que estas aventuras nocturnas pronto le colmarían la paciencia y pronto nadie, ni siquiera Noah, podría evitar que ella dijera algo.

Al llegar a la puerta se dio cuenta de que no tenía forma de abrir o tocar, no sabía siquiera si Courtney llevaba su llave y sus manos estaban muy ocupadas sosteniendo sus piernas, sin ver alternativa golpeo ligeramente la puerta con la cabeza, aumentando su migraña y odiando ser tan buena amiga.

Unos pocos segundos después (que por el dolor y el cansancio hicieron lucir como horas), Emma abrió la puerta con su usual cara de pocos amigos y escaneó la escena.

-¿Me ayudas?

Emma torció la boca e hizo más visible su molestia. Gwen sudó frio.

-No.

Aun con sus palabras se hizo a un lado y le hizo un ademan para que pasara rápido. Cerró la puerta después de cerciorarse de que nadie estuviera viendo en el pasillo y se dirigió a su habitación.

-Pero tampoco le diré al decano.

Gwen suspiró aliviada y se acercó a la pieza de Courtney.

-Gracias Emma, te debo una.

-Tu no, ella es la que me debe demasiadas, y a ti también.

La gótica obvió sus comentarios e hizo otro esfuerzo gigante por abrir la puerta aun con sus manos ocupadas.

-¿Si sabes que esto ya es mucho? ¿verdad? Su adicción…

-Buenas noches, Emma.

No es que Gwen quisiera ser grosera, pero no tenía ganas ni tiempo de escucharlo, si, ya era mucho, era obvio, pero agobiándose con lo que parecía ser la perdición de su mejor amiga en un momento donde no había nada que hacer le parecía un despropósito. Atrás de ella escuchó la puerta cerrarse y se sintió más tranquila quedándose a solas. Sin encender la luz se arrastró hacia la cama y con un último esfuerzo tiro a Courtney encima de ella. Cansada de todos sus músculos, se permitió recuperar el aliento sentándose en el rabillo del colchón. Después de un par de minutos donde se sintió con un poco más de energía se dispuso a levantarse cuando unas manos le rodearon la cintura.

-No te vayas, acuéstate conmigo.

Gwen sintió sus mejillas calentarse, ya sabía para donde iba la cosa y no le estaba gustando. Tomó las manos de su amiga y las desató de su cuerpo, giró a verla y sintió aún más calor en su cuerpo. La única luz venía del resplandor lunar que atravesaba su ventana, su piel morena brillaba hermoso con ella, estaba despeinada y con el maquillaje echo un desastre, aunque para su gusto, Courtney lucía preciosa siempre.

Aun cuando Gwen juntó la poca voluntad que le quedaba para marcharse e irse, Courtney alcanzó a tomarle de la falda para atraerla de nuevo, haciendo que cayera encima suyo, dejado sus rostros muy cerca uno del otro.

Entonces pasó de nuevo, Courtney acercó sus labios y le dio un largó y húmedo beso, Gwen quiso separarse, pero la suavidad de sus labios la hechizó para no querer alejarse, al menos por un minuto, donde disfrutó el baile de sus lenguas y el tacto suave de su cuerpo encima de el de ella. Tuvo la sensación de que se podría haber quedado así eternamente si no fuera por la mano que de la nada se metió bajo su blusa. Esa ligera subida de tono la devolvió de golpe a la realidad, le recordó el estado de ebriedad de su amiga y todo lo malo que había alrededor de lo que sucedía.

De la misma manera el gusto a cerveza había regresado y ahora le invadía la boca, le causó asco todo lo que estaba pasando y de la misma forma en que cayó en su realidad así se levantó de súbito de la cama alejándose de los problemas.

Courtney hizo unos gruñidos inentendibles y se revolvió en la cama inquieta. Gwen pasó sus manos sobre su despeinado cabello y notó el dolor de cabeza volver con aun más fuerza.

-Vuelve. —exigió.

La gótica sacudió la cabeza con fuerza y abrió la puerta para huir de ahí, miró el reloj en el escritorio, eran poco más de las cuatro de la mañana y ella tenía un largo día por delante que ya había empezado mal.

-Ya duérmete, mañana tienes clases.

Aun cuando lo dijo con su tono más frio sintió una punzada de dolor. Sin esperar respuesta salió corriendo del lugar hasta bajar el edificio y meterse de nuevo en su camioneta. Como si su mente disfrutara de torturarla, a lo largo de todo el recorrido revivió una y otra vez la sensación de ese beso, el calor que emanaban sus cuerpos tan cerca el uno del otro y aun cuando fue aquello que le regresó a la realidad, se recordó varias veces como se sintió su mano tocando por adentro de su blusa.

Sentada frente al volante se dejó caer sobre el recordándose también lo estúpida que era por caer, de nuevo, en sus fantasías, aun cuando sabía que desgraciadamente las cosas jamás serían como ella soñaba. Encendió su carcacha y regresó a su apartamento con las mejillas aun sonrosadas y las ganas de golpearse por estúpida.

En su mente ya podía oír las risas burlonas que su hermano soltaría cuando le contara lo ocurrido. Si Gwen interesante tu noche, pero ya es tiempo que regreses de nuevo a tu realidad, una donde nada de eso había ocurrido, pues como Danny siempre solía recordarle…

Muy lindo y todo, pero si no fue sobria, no contaba.


Es extraño estar aquí después de tanto, asi que... bueno, si no lo sabían FF va a cerrar eventualmente y este mundo que me vió crecer algún día no tan lejano se ira al carajo. En fin, si se va a morir, solo quisiera dejar esto que escribi hace un rato y que jamás había publicado.

Mi primer fanfic y mi último (que quiza no sea este) fueron de TDI. Así que gracias por tanto, a todos.

Con amor 3

KanyHearts