Nunca había visto a una mujer matar a un vampiro de esa manera. Mejor aún: nunca vi a un vampiro luchar contra un vampiro. El cuerpo delgado y enclenque se movía en el campo de batalla para matar a cada uno de los opositores y ni la Inquisición logró algo así.
Estos infames sentimientos fueron causa de esos ojos miel y el cabello dorado que brillaría con el sol de no ser que se extinguiría en sus rayos. Estos sentimientos sólo atentan contra mi buen juicio, contra mis creencias, mi fe y el amor a nuestro Señor todopoderoso.
No sé expiar mis culpas ni discernir cuál pecado es mayor: si amar a un hombre o amar a un vampiro. Ion Fortuna es un vampiro. Aunque mantenga el porte y la delicadeza de una mujer, a sido capaz de ensuciar mi corazón con su sucia figura…
Mi deber es matarte a ti, a la monja sumisa que te acompaña y al sacerdote estúpido que los ayuda a ustedes y a los de su especie…
Pero no puedo.
Y retraso lo inevitable sólo porque los civiles en Carthago son primordiales. Y aunque compartamos el mismo crucero y debamos estar juntos por ahora, nada cambiará entre nosotros. Aunque a mi pesar, seas la primera persona que hacer latir así mi corazón. Aún cuando compartamos pensamientos. El sólo saber que te has preocupado tanto como yo por salvar a cuanto humano haya Carthago me hace dudar. Pero tu esencia sigue siendo la misma, aunque tus intenciones sean nobles, llegará el día donde deberíamos elegir un bando y el mío siempre será siguiendo a Dios. Mi lealtad hacia Catarina Sforza y el Vaticano no cambiarán y probablemente, estos sentimientos tampoco, pero aprenderé a vivir con ellos. Incluso, si por cumplir mi deber debo acabar con tu vida.
La noche es tu mejor aliada, aunque no podemos bajar la guardia. En medio del océano y rodeado de vampiros. Mi cuerpo está herido, pero como hombre de Dios, no es tiempo de descansar. Menos mientras tú te paseas por la cubierta con esa sonrisa alegre mientras ves las estrellas reflejadas en el agua y te admiras de la creación.
Un sucio Matusalem.
No.
Sólo eres Ion.
El mar está tranquilo, pero hay algo raro en el ambiente, la calma antes de la tormenta. Pronto, el idiota de Abel grita y se escuchan unas explosiones del otro lado del crucero. Dietrich ha llegado a dar con nuestra ubicación junto con sus vástagos. Un Matusalem más impuro que el anterior. Aún así, estoy en condiciones de acabar con todos ellos sin problemas.
Busco mi lanza y salgo al combate contra ellos. Es demorado y Dietrich sólo busca acabar con Ion, los demás solo somos daño colateral, incluso, los compañeros que han llegado hasta ahí no le importan con tal de tener un buen espectáculo.
La batalla se prolonga más de lo que es capaz de soportar cada uno de nosotros. Podría usar mi lanza o mi habilidad destructora, pero si lo hago, el barco también perecerá y quedaremos a la deriva, así que debo contenerme. Sin embargo, no puedo hacerlo cuando escucho tu grito de dolor y el rojo del amanecer me confirma lo que ya sé: el sol te quema. El sol te quema y es capaz de matarte y de hacer mucho más sencillo mi trabajo, sería sólo cuestión de dejar que las cosas sucedan…
Y no puedo. Apenas sentí tu voz romper el chasquido de las espadas, me quité la sotana y corrí hacia ti, envolviéndote en ella para llevarte dentro. No me importan que mueran los otros vampiros, sólo tú no debes caer en el mismo destino.
Te llevo entre mis brazos, la sotana parece una manta que te da dos vueltas encima. Eres tan pequeño y delgado. Ya no importa todo lo demás, Abel se encargará de ellos, yo sólo busco ponerte a salvo entre la oscuridad de la habitación. Te dejo en la cama y cierro las ventanas y corro las cortinas, no hay forma de que entre un rayo de luz aquí, entonces, te descubro y veo las quemaduras en tu piel.
—No es nada —susurras con dolor en tu voz y dejo a Esther curarte mientras yo sólo veo desde la distancia.
Sé que este será el único contacto que tenga contigo. Sé que lo atesoraré, aunque me mienta a mí mismo.
Sólo salgo y espero llegar al puerto lo más rápido posible.
Así separaremos nuestros caminos y cuando el sol de la mañana acaricie mi cuerpo, quemará estos sentimientos y sólo será un recuerdo…
Mi impuro recuerdo.
¡Hola, gente linda! ¿Cómo están? Primera vez que escribo de Petros (y eso que es de mis favoritos). Durante el manga, especialmente cuando se conocieron, los shippeé porque Petros y Ion son una maravilla juntitos y tienen todo para hacer un dramón de película, pero la trama no lo quiso.
El fic es parte de el reto de esta semana ¡llegué a tiempo, gente! De Pasión por los fanfics y tocaba escribir sobre Amor no correspondido y ¿quién mejor que Petros para esto? Él con su dilema de amar a un hombre y un vampiro y encima, siendo un Inquisidor ¡jo! Tiene todo.
Me encantó escribir sobre ellos y espero, a ustedes les guste leerlo.
¡Un abrazo!
