Romance, drama, luces, aplausos… Actuar en el teatro, poder ser Melibea conversando con una vieja celestina sobre un apuesto joven o una Capuleto enamorada de un Montesco. Convertirse en otra chica diferente a ella cuando estaba encima del escenario, delante de un público paciente sentado en miles de butacas. Terminar la última escena y que el telón se bajará al finalizar la obra, mientras los espectadores aplaudían, entre ellos Hildy, y esperaban que salieran los actores de nuevo para regalarles flores con halagos por su actuación tan emotiva. Lo extrañaba, todo aquello, desde que dio el adiós a ser actriz para casarse con James. En el presente era la próxima reina de Enchancia, lo que significaba cumplir con cada uno de los actos oficiales de su agenda que elaboraba Baileywick, inaugurar una nueva colección de arte, dar un discurso que anteriormente le escribieron para dar un premio nacional, pasar de ser atea a asistir a misa en Navidad y Pascua, ir en representación del Rey Roland II a tal sitio y así era su vida. Actos oficiales e institucionales. Uno por la mañana, otro por la tarde, tal vez o al día siguiente viajar, estaba cansada de ser la princesa requerida y demandada que querían para todo y todos.

Hoy volvía a ser un día en que se preguntaba por qué había dejado su gran pasión, actuar, a cambio de ser una princesa que no sentía que era su sitio. Sin embargo, la oferta del director de teatro, con quién trabajo en sus once obras teatrales, volvió a hacerla sentirse viva. Estaba eufórica, volver a los escenarios era una cosa que necesitaba y más si siendo la soprano parisina enamorada de un fantasma.

"James, me ha pedido en persona ser Christine " Era la gran oportunidad de su vida.

"Una gran lástima que tenga que encontrar a otra persona para la protagonista" Su marido rubio habló cuando se lo contó mientras desayunaban y leía el periódico matinal.

"¡Yo no quiero rechazar el papel!" Necesitaba salir de la jaula de oro en que estaba.

"Una futura reina no puede ser actriz Clio, no vas a volver a actuar más delante del populacho, eso es impropio para ti" James le recordó que renunció a la interpretación hace dos años cuando se prometió con él.

"Echo de menos estar en el escenario, quiero hacer la obra" Sería sentir no ser la princesa.

"Nada de actuar, no está permitido a la realeza. Lo que tienes que hacer es céntrate en tus deberes reales y en los súbditos, eso es lo que necesitamos el rey, yo y los ciudadanos que cumplas"

Se levantó de la mesa abruptamente para abandonar el comedor, acababan de decirle que olvidara su sueño, que fuera otra princesa bonita con otro vestido bonito que sonreía a las cámaras y cumpliera con las rutinas y protocolos de Enchancia. Hildy le aconsejó que no dejará lo que amaba, pero lo obvio y lo hizo creyendo que James sería un cuento de hadas. Haciendo retrospectiva, pensó que estaba enamorada cuando aceptó su anillo y cuando se enteró del compromiso de su mejor amiga, ahí tuvo sus primeras dudas a casarse.

"La cena de Sof y Desmond es muy importante hoy, deseo ya verte con tu hermoso vestido esta noche" Le comentó él terminando su desayuno mientras ella cruzaba el umbral de la puerta.

Su matrimonio no fue como esperaba, su príncipe desde hacía tiempo no la comprendía. Vivir en palacio la había arrebatado su libertad e independencia junto con sus amistades, porque apenas se escribía o quedaba con Hildy y no sabía por qué, y cuando se veían siempre era con Amber y a veces también venía Sofía. Se llevaba bien con sus cuñadas, pero desde hace mucho tiempo intentaba ignorar el dolor interno que sentía al notar que la princesa de Freezenburg se rehusaba a quedar con ella en privado como antaño. No sabía por qué ¿A dónde se había ido? Se cuestionaba. La desdicha de la vida de princesa, junto con la sensación de tener tanto espacio entre ambas, era insufrible, no podía seguir simplemente respirando e ignorándolo más, hoy coincidirían en la cena y le diría por qué esos deseos de evitar momentos a solas. Podía convivir con su resentimiento de haber permitido perder su carrera, sin embargo, no tenerla a ella a su lado no lo consentiría. Necesitaba su explicación de por qué se sentía como si estuvieran separadas por océanos.

Espero ansiosa que llegará la noche para que los invitados comenzaran a llegar, entre ellos Hildy que era la única que le importaba. Si una vez en la Royal Prep se sintió una semana larguísima cuando se marchó de vacaciones con su familia, actualmente se sintió un mundo esperando su entrada.

"Los príncipes de Tangu" Se anunció posteriormente de que sonaran las trompetas.

Por fin había llegado, su corazón comenzó a latir más fuerte y sus ojos se quedaron absortos al contemplarla: se veía verdaderamente deslumbrante esta noche. Era nuevo ese vestido, el color azul le combinaba tan bien siempre, le hacía una cintura hermosa de avispa y elevaba su pecho de una manera que… se sentía poco decorosa al pensarlo, pero parecía lo más apetecible que había en el salón. Amber debía estar celosa de no ser la más bella del baile porque Hildy lo era, para ella siempre lo era cuando asistía a eventos.

Estaban felicitando a los nuevos prometidos y posteriormente su cuñada rubia, junto a su marido, rápidamente les atrapó para charlar mientras más invitados seguían llegando. Les observaba desde la distancia y le irritó ver la mirada de Zandar sobre su mejor amiga, tenía la misma mirada tonta enamorada en su rostro que cuando iban a Royal Prep juntos, y ahora ella se estaba riendo de algún comentario bobo que él acababa de decir. No tenía ningún problema con el príncipe moreno, sin embargo, seguía sin creer que consiguiera a Hildy. Ella le dijo que no le amaba y, además, la princesa de cabellera oscura era una verdadera dama cuando Zandar siempre era como un niño para nada a su altura, en la escuela le encantaban los cañones. En su interior nunca consideró que saldría un matrimonio de la relación entre ellos dos, pensaba que su mejor amiga solo aceptó cenar una vez con él porque quiso ser caritativa con los sentimientos del intenso heredero de Tangu.

No creía que porque estuviera enamorado o más bien, obsesionado, fuera digno de tenerla como su mujer. Sentía molestia porque ¿Acaso sabía sus gustos y manías tanto como ella? ¿Había conocido su lado sensible y amoroso que estaba escondido? No, no la entendía como ella lo hacía. Zandar sabía que no era para Hildy, no lo era por mucho que lo intentará.

Estuvo durante un largo rato más, observándoles, concentrada en mirarlos en la lejanía, que se quedó tan absorta que no vio cuando aparecieron a lado de ellos para saludarle a su marido y a ella.

"¡Hola, James!" Habló en un tono más alto al verlo.

Levantaron una de sus manos y la chocaron con la del otro, ambos se saltaron las reglas protocolarias. Pero sobre todo el marido de su mejor amiga que luego le dio un abrazo a ella a modo de saludo después de decir su nombre, eso fue muy inadecuado, pensó. Se contentó al ver que fue amonestado, otra razón más por la que se sabía que no eran almas gemelas.

Ellas solo dijeron el nombre de la otra, hacía dos años que guardaba sus impulsos de abrazarla cálidamente porque se lo pidió personalmente que no lo hiciera. Ya se lo había dicho algunas otras veces que no debía hacer eso, pero la última vez sonó fría y dejó de hacerlo para no molestarla. No la dejaba abrazarla, sin embargo, conectaron miradas y le sonrió haciendo que rápidamente sintiera un calor creciente en sus mejillas. Esto era nuevo, sonrojarse por un simple gesto de Hildy, aunque le pareció creer haber visto la sonrisa más preciosa del mundo y fue dedicada a ella.

"La cena comenzará dentro de poco, propongo que vayamos yendo hacia el comedor, señoritas y Zandar" James propuso cuando comprobó la hora en su reloj de Cartier y observó que iba a dar comienzo el ágape en honor a su hermana menor y su prometido.

Hicieron caso a su marido y anduvieron juntos hacia el Gran Comedor. Una vez allí, se separaron debido a que ellos comerían en la mesa situada en el centro, mientras que los príncipes de Tangu les correspondía la mesa de los excompañeros de la Royal Prep. Sentados ya donde debían estar todos los miembros de la familia real, estaban los reyes, Amber y su marido, la tía Tilly, y la Reina Madre. El futuro matrimonio acababa de entrar por el umbral de la puerta, así que todos los invitados se centraron en ellos mientras caminaban de la mano saludando. Sin embargo, ella solo podía reflexionar en la envidia que sentía al no poder sentarse junto a Hildy en la cena e intentaba olvidar sus pensamientos de disgusto al ver al príncipe moreno guiar a su mejor amiga a través de las mesas mientras tocaba su espalda baja.

Desde que se sentó, apenas comió o conversó con algún miembro de su familia política porque solo estaba pendiente de ellos. Desde su perspectiva les observaba y le irritaba el gesto de que él se acercara a susurrarle alguna cosa mientras charlaban con la princesa Maya y su príncipe consorte.

"Clio, ¿ha pasado algo entre Hildegard y tú?" Le llamó Sofía, haciendo que su mirada cambiará de los príncipes de Tangu a su cuñada que estaba sentada a su lado.

"Todo bien" Contestó, bajo su percepción de que no parecía creerla del todo.

Debido a que su castaña amiga comenzó a sacar teorías propias, se centró en la compañía de la familia de James y en la conversación que mantenían animados sobre el próximo partido de Derby Volador. Ignorando la injusticia que sentía porque ellos pusieran disfrutar de ese deporte y participar en competiciones internacionales, mientras que actuar en los teatros era impropio para las princesas.

Una vez terminada la cena, se abandonó el Gran Comedor y las damas y los caballeros se dirigieron por separado hacia un salón u otro. La estancia para las señoritas fue el salón de la primera planta, al lado de la cámara de arte. Allí estaba el mago real Cedric con un pequeño teatro para entretenerlas con una función mágica de títeres representando la vida de Sofía desde que llegó a la Familia Real hasta la actualidad.

Se complació de tener que despegarse del rubio y saber que también lo haría Zandar de su mejor amiga, se levantó de su asiento y comenzó a caminar directa hacia donde Hildy para marchar juntas, sin embargo, Amber fue más rápida y de nuevo interceptó a la princesa menor de Freezenburg. Así que tuvo que sentarse enfrente de ellas mientras se sentía enormemente disgustada de que otra vez su cuñada rubia acaparaba la atención de su mejor amiga cuando ansiaba un momento a solas juntas. De nuevo se sintió irritada, le recordaba al día de su baile real en honor a su compromiso, Amber también la atrapó ahí y tuvo que causar un incidente para poder estar en privado a solas. Además, la hermana de James supo antes que ella sobre la pedida de mano del príncipe moreno y ahora actuaban como si fueran mejores amigas, cuando no lo eran. Hildy y ella eran las mejores amigas. Se sentía muy celosa de la atención que le daba su mejor amiga a Amber, aunque hablaran poco por carta o se vieran, seguían siendo solo ellas dos.

Durante el transcurso de la obra, mientras seguía observándolas cuchichear, pasó de estar molesta a avergonzarse de cruzar su mirada con Hildy cuando desplazó sus ojos oscuros de la princesa rubia a ella. Apartó el contacto visual, dándole vergüenza cuando sus labios formaron una sonrisa y sintiendo un aleteo inusual en su estómago. Su mejor amiga volvió entonces a retomar su atención en Amber y por eso se volvió a sentir capaz de contemplarla. Aquellos ojos bellos ya no la miraban ni sus labios la sonreían, pero seguía acelerando sus latidos solo con su presencia en la misma sala que ella. Temblaba ahora con la improbable propuesta de estar a solas, se lo intentaba imaginar y se le incendiaban aún más de timidez las mejillas cuando tantas veces habían estado en privado juntas sin nadie más. ¿Por qué le ocurría esto? Si hasta había estado Hildy una vez en corsé a su lado cuando derramó vino en su vestido, no entendía qué le pasaba para sentirse nerviosa en su presencia. Reflexionó una y otra vez pensando qué enfermedad tendría, hasta que de nuevo la irritación se apoderó de su mente con la mención de Zandar saliendo de sus labios. Aunque no estaba alrededor, igualmente sintió un gran malestar con la alusión de su nombre.

Intentó olvidar su irritación creciente cada vez más, intentando pensar en otro asunto y terminó de nuevo pensado en Hildy. Se paró a considerar cuantos días llevaría pensando en ella y se percató de que desde el día en que se enteró de su propuesta de matrimonio no hubo un solo día que no dejó de pensar en ella. Deseaba que pasaran las tardes haciendo fiestas de té y luego se sentaran, después de cenar, enfrente de la chimenea de Corintia leyendo a las hermanas Brotë.

"Clio, te importuna si me siento aquí" Pidió permiso la princesa de cabellera oscura que no salía de su mente, apenas se percató que había finalizado la obra y las damas ahora estaban conversando.

"Adelante" Le contestó sintiendo mariposas en su interior cuando se alisó la parte trasera de su vestido antes de sentarse a su lado. Esperaba que obviara su sonrojo inesperado, que acababa de pintar su rostro de un rosa claro. "¿Cómo has estado Hildy?"

"Todo está bien, supongo, ¿y tú?" Respondió sin detalles, mejor, no quería escuchar de Zandar.

"Pues soy la princesa de Enchancia, estoy todos los días inaugurando algo nuevo o viajando por todo el país, saludando y dando la mano. Extraño mi Corintia y actuar lo que más. También añoro la relación tan cercana que teníamos antes, tan confidentes, pero es encantador escuchar tu voz" Confesó no midiendo sus palabras y contándola el disgusto que le provocaba que no quisiera juntarse a solas con ella en el presente. Se habían escrito tan pocas cartas en estos años o conversado fuera de los encuentros entre miembros de distintas familias reales.

Le había molestado con sus palabras, acababa de dirigir su mirada hacia sus zapatos. No era su intención, reflexionó tarde. Se le olvidó que no estaban en aquel tiempo en que se permitían contar con total sinceridad, lo que sentían o les disgustaba, a la otra.

"Creí conveniente tomar distancia para que te centraras en otros asuntos más importantes, supuse que sería lo mejor así" Contestó la princesa menor de Freezenburg.

"Nada tiene más prioridad para mí que nuestra gran amistad, no comprendo por qué pensaste que no quería pasar tiempo contigo" Si intentaba razonar su excusa de porque la había dejado de escribir o casi hablar, no podía justificarlo con que ella no querría pasar tiempo con su mejor amiga. Tal vez deseaba dejar de ser su amiga y por eso obró así, supuso por el silencio que hizo a continuación.

Hildy se quedó callada, parecía reacia a querer explicar la verdadera razón porque podía asegurar que ese no era el motivo verídico.

"Reflexioné que sería lo correcto. Lamento, si te ofendí, yo también te añoré este tiempo ¿Crees que podríamos iniciar nuestra amistad de nuevo?" Prometía no enamorarse de ella esta vez.

Todo este año deseo una y otra vez saber el motivo de la distancia abismal que sentía que había entre ambas, creyó que su mejor amiga lo hacía porque se cansó de ella y prefería la compañía de Amber. Con la rubia tenía muchísimas más similitudes en gustos y personalidad, le parecía la razón más coherente y no se molestaría si fuera el caso. Lo comprendería dolida. Aunque dijo que ese no fue el motivo, así que supuso que eran internos de ella. Quería que la dejará entrar. No obstante, escuchar la sinceridad de que también extraño pasar tiempo juntas, le sirvió para no preguntar más y únicamente poder volver a intentar llegar a ser tan íntimamente confidentes como en el pasado.

"Por supuesto, recuperemos el tiempo, vámonos a un lugar qué conozcamos" Propuso agarrando tímidamente su mano derecha y de nuevo coloreándose sus mejillas en el acto, mientras consideraba que esto podría ser el principio de una etapa nueva entre ambas.

"Hagámoslo" Le susurró pareciendo divertida su proposición.

Su pecho se infló de felicidad al escucharla, se levantaron del sofá de la mano y caminaron hacia la puerta del salón, ignorando las miradas de intriga de algunas damas. Entre ellas Amber, que por unos segundos se detuvo a observarlas, no terminando su relato de las costumbres de los habitantes de Rusia que vio cuando fue de visita real con Hugo. No le importuno ni un segundo, siguieron firmemente agarradas de la mano, saliendo sin dar motivo a su decisión y una vez que se encontraron en el pasillo, comenzaron a correr riéndose de la anterior escena y alejándose juntas de aquel salón.

Quería llevarla al jardín secreto donde tomaron el té una vez, Hildy dejó que la guiará a través del palacio y después por el jardín real, que siendo primavera estaba precioso. Lo atravesaron y aunque ya no había lazos amarillos indicando el camino al hacia el jardín secreto conocía perfectamente la dirección para encontrar la puerta de madera. Porque se había convertido en su lugar favorito y siempre estaban ahí recuerdos con la princesa de Freezenburg.

"La verdad Clio que mi fiesta de té con tiovivo fue excepcional, pero la de Sofía aquí, me pareció encantadora, pintando tazas y rodeadas de estas vistas y mariposas" Le comentó al tiempo que aparecía una mariposa azul.

Estaban sentadas enfrente, después de haber estirado una manta que ella usaba cuando venía aquí las pocas tardes que tenía tiempo libre. Su ritmo cardíaco aumento únicamente por la manera especial, sintió, en que dijo su nombre cuando la miró antes de centrarse en hacerle monerías a la mariposa que se posó en su mano. Estaba sonriendo mientras hablaba con el precioso insecto que se aleteaba sus alas, se sintió muy bien observándola simplemente sonreír. Sus labios estaban ligeramente separados y parecían suaves, muy suaves, imaginaba, estaban perfectamente delineados y pintados de un labial rojo claro, no demasiado llamativo el color, pero tampoco podía pasar sin ser admirado. Deseo besarla, aunque fueran solo las comisuras de sus labios. En un pasado, lejano desde luego, estaba pintando tiaras en su taza como ella y le dijo que nunca había besado a nadie.

"Cometí un error al dejar mi carrera para casarme, debí hacerte caso" Tenía que confesarla que siempre tuvo razón en que no lo dejará, parecía que ella sola no sabía tomar decisiones correctas: primero aceptó casarse y luego dejar su sueño de ser actriz.

"He leído que van a producir El fantasma de la Ópera en el teatro, deberías hacer tú de Christine" Le comentó, Hildy seguía recordando todas las veces que le habló de su obra favorita.

"Me ofrecieron el papel, pero James no me lo permite. Según el protocolo y sus creencias, ser actriz para una futura reina es indecoroso" Deseo tener ese papel y protagonizar esa obra, desde que entró en el mundo de la interpretación hace años ya.

"¡¿Indecoroso?! ¿No entiende que es tu sueño? ¡El papel de tu vida! Me parece un impresentable por no respetar tus aspiraciones y no permitirte cumplirlo, cuando tú has dejado todo por él. Eres de las mejores actrices que conozco, y vas a aparecer en los libros de historia del teatro. No puedes quedarte sentada en un trono viendo como esta oportunidad se va con otra actriz que para nada estará a la misma altura de tu interpretación de Christine. ¡Tienes que hacerlo con su permiso o no Clio!"

Se emocionó, Hildy siempre la apoyó cuando lo requería, la comprendía y conocía mejor que James o cualquier otra persona. Eran palabras tan dulces sobre lo buena actriz que era, que le hizo sentirse enormemente halagada porque la princesa no era dada a decir cumplidos si no era porque de verdad lo creía así. Le dio el impulso que necesitaba, no permitiría pasar su sueño otra vez, mañana mismo escribiría una carta al director con su respuesta afirmativa para interpretar a la soprano. De nuevo la había iluminado, ella fue la que le incitó a ir a su primer casting fuera de la escuela y había vuelto a ser su luciérnaga en un cielo oscuro. Se sentía segura y alborotada de emoción, todas sus emociones se sentían como explosiones cuando estaba cerca de ella y cuando miraba sus profundos ojos nunca se sintió tan viva y libre, nunca se sintió tan feliz. La amaba con todo su ser, se percató al descubrir que era todo lo que siempre había buscado todo el tiempo, que siempre soñó. Después de todo el día queriendo su atención únicamente y que no mirara a nadie más porque era a quien andaba buscando, dios, la amaba muchísimo más que actuar incluso. Este sentimiento ya había aparecido una vez, cuando Zandar le pidió matrimonio, se había enfadado ¿Y la razón? Ahora se daba cuenta de que fue porque sentía como su corazón se hubiera roto. No quiso creer que la amaba de una manera romántica hasta que todo lo que tenían se había ido y necesitaba recuperarla.

Entonces se acercó hacia delante y omitiendo el espacio que quedaba entre ellas, la besó. Juntó sus labios a los de ella, como debió ocurrir hace un par de años antes. Sabía a miel. Cada vez que se tocaban las manos, sentía el amor, sus besos eran tocar el cielo. Era una romántica, por eso le gustaban las obras de teatro, el amor romántico ahí, surgía a través del drama y el conflicto, de una manera trágica. Había una perspectiva fatalista, como Apolo y Dafne, un fatalismo y una gran pasión. Así era en el escenario, se mostraba con entrega y pasión, sudor y lágrimas, los protagonistas lo daban todo por el amor. En la vida fuera de los focos, el sentimiento que surgía cuando estaba con Hildy era infinitamente superior, jamás lo había sentido hasta ahora y como los protagonistas de las obras que interpretaba, se enfrentaría a lo que fuera después de haber conseguido encontrar el amor con la dama correcta.

"…esto es inadecuado…" Susurró la princesa de Freezenburg cuando se separaron del delicioso beso.

"Shhh, te amo, pero no del sentido en que podría Amber a ti. Sino como en las novelas que leíamos o obras que he interpretado en el teatro, de una manera que me quema por dentro y me haría sacrificar mi vida si me lo pidieras" Le profesó rezando a un Dios, que ni creía que existiera, que ella también le dijera que la amaba románticamente.

"Oh, Clio. Te amado en ese sentido desde la Royal Prep, por eso decidí alejarme de ti cuando nos casamos cada una, quise olvidarte intentando querer a Zandar, pero sigues en mis sueños todavía cada noche" Después de tanto tiempo que intentó alejarse y pasar página, que la vida las alejara y estuviera fuera de su alcance, la castaña seguía en su corazón y causando el mismo efecto de atracción en ella.

No creía posible que la quisiera a ella y que solo jugara con el príncipe moreno, era su destino y aunque estuviera casada con él, lucharía porque se sentía arruinada cuando estaba sin Hildy, la necesitaba a su lado continuamente. Su amor no iba a dejar que muriera, iba a hacer lo que fuera porque esto no era un amor imposible, la amaba infinitamente e iba a recuperar todo el tiempo perdido anterior. Estaba fuera de reflexión, ella era su única dirección. No iban a ser solo esta noche, quería que fueran para siempre. "Me voy a divorciar de James y aceptar ese papel. Pero ahora, quédate conmigo Hildegard y escapemos inmediatamente a Corintia juntas"

"Me quedo contigo" Respondió dispuesta a seguirla a cualquier parte, pronunció al tiempo que se quitaba de su dedo anular su anillo de casada y lo dejaba caer al suelo.

Repitió su mismo acto, desprendiéndose del suyo y dejando que cayera al lado del otro, se fundieron en un coto beso y se dieron la mano para correr hacia un carruaje. Y durante el ascenso hacia el cielo nocturno, el Palacio de Enchancia se seguía viendo, aún estaban a tiempo de regresar a sus vidas actuales. Sin embargo, Hildy no se detenía, así que ella tampoco se detendría, no miraba atrás, entonces ella tampoco miraría atrás.


Me gusta el ship de Hildegard y Clio, espero que os haya gustado el fic, gracias por leer y llegar hasta aquí.