Casi, casi, este capítulo termina siendo una historia donde Naruto se lamentaba por ser un idiota y no percatarse de los sentimientos de Hinata, y de como Shion es una zorra manipuladora.

Pero me contuve.

Quizás luego haga una historia de eso.


Apago el fuego cuando la tetera empezó a silbar, luego vertió el contenido de la misma en una taza que contenía un saquito de té de frutilla. Luego de endulzar la infusión, se acerco a la ventana desde donde tenia una vista privilegiada del paisaje nocturno, la luna llena brillaba con aquella elegancia que tanto la caracterizaba en las historias de amor, mientras que las estrellas se salpicaban a su alrededor.

El ruido de la puerta lo sacaron de su enseñamiento, no pudo evitar fruncir el ceño, ¿Quién tocaría su puerta pasada la media noche? Deposito la taza en la orilla de la ventana, tomo su bolsa de equipamientos ninjas y se acerco a la puerta, que era golpeada con mayor intensidad; no debía de fiarse, en caso de ser solicitado por el Hokage un AMBU se le hubiera aparecido enfrente, sin importarle interrumpir su divagación en las estrellas.

Al abrir la puerta no pudo evitar arquear una ceja, allí enfrente suyo había dos niñas de unos ocho años. Ambas con una larga cabellera rubia y ojos desiguales, el derecho era de un ligero tono azulado, mientras que el izquierdo era de un suave tono lila, con una pupila casi inexistente. Una de las niñas cargaba un bulto en brazos, mientras que la otra llevaba una pañalera con estampado de ranitas.

- Niñas ¿Qué hacen aquí?- pregunto invitando a pasar a las infantes, no quería que se resfriaran.

- Konohamaru-nii - Las dos niñas no tardaron en aferrarse a su cintura.

Se altero al ver como las niñas se aferraban a el, tratando de contener su llanto. Konohamaru se inco a la altura de las niñas, tomo en brazos al bebé que una cargaba, y con su brazo libre las atrajo a un abrazo. Ni las niñas ni el infante siguieron conteniendo su llanto, aunque este ultimo lo hacia mas por imitación, que por tener un motivo en particular. Konahamaru no dijo nada, solo se limito a abrazar a los tres niños y besar de debes en cuando sus nucas, susurrándoles que no debían de temer, el estaba ahí para protegerlos.

- Shoyo, tienes que crecer grande y fuerte, para poder cuidar a tus hermanas.- En esos momentos se encontraba dándole el biberón al bebé. El niño en respuesta sonrió sin dejar de tomar la leche, mientras movía sus piecitos y apretaba uno de los dedos del mayor- Buen chico.

Sonrió cuando los azulados ojos del pequeño parecieron querer cerrarse. Miro a las niñas que dormían en el sofá. Con ayuda de dos clones de sombra, subió a las niñas a la habitación de huéspedes, allí las acostó y dejo al bebé en el medio de ellas. Justo cuando terminaba de arropar a los tres hermanos, la puerta sonó nuevamente. Al abrir vio a Naruto, se encontraba agitado y sudado se notaba que había corrido.

-Por...por favor, dime que los niños están aquí.- el rubio no pudo evitar soltar un suspiro de alivio ante la confirmación del castaño.

Después de un momento ambos hombres se encontraban sentados uno frente al otro, en la mesita ratona se podía ver unas cuantas latas de cervezas. Claro antes de aquello, Naruto se había cerciorado de que sus hijos estuvieran bien y que nada malo les haya pasado.

- Naruto.- el nombrado levanto la vista de la lata que miraba con intensidad, como si esta fuera a darle la solución a todo sus problemas.- ¿Que ha pasado? No es normal que las gemelas actuaran de una forma tan impulsiva. Muchos menos con Shoyo, ellas comprende que el aun es pequeño y que no deben de exponerlo al frío.

El rubio hizo una mueca.

- Discutí con Shion, al parecer escucharon parte de esa discusión.

-Hmm...- bebió un sorbo de cerveza.- ¿Y que fue lo que esa mujer dijo?

- Nada, solo se dejo llevar por su enojo.

- Naruto, las niñas estuvieron llorando desde el momento que les abrí la puerta, hasta que cayeron dormidas. ¿Qué fue exactamente lo que sucedió?

-Shion, sabes que ella es una sacerdotisa.- El castaño asintió, el rubio prosiguió su relato.- Dijo que ya era momento de que Nina, comenzara su entrenamiento como sacerdotisa; yo me negué, pues no lo considero correcto que Shion quiera imponer sus creencias y costumbres a nuestras hijas. No porque no este de acuerdo, simplemente porque ninguna parece interesada en ello.

Konohamaru volvió a asentir, pues el había estado con las niñas desde antes que nacieran, había visto como Shion realizaba ciertos rituales y como Naruto respetaba cada uno de ellos y de ser necesario también participaba. Siempre con el mayor respeto hacia las costumbres de su esposa. Pero las niñas siempre se mostraban ajenas y desinteresada a ellos, mas que nada Nina, la mayor de las gemelas, quien justamente al ser la mayor era quien por ley debía de suceder el puesto de su madre. Ambas niñas deseaban ser Ninjas, como su padre y tíos.

- Luego dijo que, si Nina no querría Natsu debía de ser su sucesora, pero que seria una falta de respeto a la tradiciones, porque la hija mayor era quien debía de tomar el puesto y bla... bla... bla.- frunció el ceño, antes de seguir hablando.- Lo cual es ridículo, ¡Son gemelas! Solo se llevan un par de minutos de diferencia. Le volví a repetir que no dejaría que obligase a las niñas a hacer algo que ellas no quisieran, después de eso empezó a gritar, que yo no era quien para decidir aquello y que si ninguna de las niñas quería, debíamos tener otra hija.- la lata que tenia en sus manos crujió.- Cuando le dije que no tendríamos otro hijo, no con aquel propósito. Entonces comenzó a reclamar que ella no era el remplazo de nadie, entre otra sarnas de idioteces. Cuando le pregunte a que se refería con eso de ser el remplazo de alguien, dijo que ella no era el remplazo de Hinata, que no me debió de permitir que nombrara a Natzu y a Shoyo con aquellos nombres.

Konohamaru se removió incomodo en su asiento, ya entendía por donde iba la cosa.

Lamentablemente la princesa Hyuga murió en la Cuarta Gran Guerra Ninja, salvando a Naruto.

El rubio quedo en shock cuando el fuerte grito de Neji, hizo que se diera media vuelta, viendo como Hinata era atravesada por una gran estaca. Ignorando todo sostuvo en sus brazos a una moribunda Hinata, quien en su últimos momentos de vida le dedico una tímida sonrisa. En esos momentos, Naruto se percato de que no quería perderla, no quería que muriera, la quería viva, quería compartir una vida junto a ella. Entre negativas y pidiéndole que no cerrara los ojos, que no se diera por vencida, recordó la confesión que le hizo, cuando salto a defenderlo en el ataque de Paint en Konoha.

"Lo siento, por haber tardado tanto, en darte una respuesta" Susurro entre lagrimas, acerco sus labios a los de la moribunda joven que sostenía en brazos. "Te amo, Hinata-chan" Junto sus labios con los ya frio de Hinata. En el momento que se separo vio como los ojos de Hinata se cerraban, dejando una sonrisa en su cuerpo ya sin vida.

Konohamaru fue testigo de cómo Naruto, tras haber ganado la guerra, se undia en una profunda depresión, culpándose de la muerta de la mujer que amo. El sostuvo en brazos a Naruto muchas veces, cuando este se lamentaba por ser un idiota y no haberse dado cuenta de sus sentimientos por la peliazul antes, por no haberle dado una correcta contestación. Todos se preocuparon cuando Naruto empezó a tomar misión tras misión, sin descanso; hasta el mismo Kakashi había tratado de persuadirlo y de darlo de baja, el conocía el camino que su alumno estaba tomando, porque el había hecho lo mismo hace tantos años atrás. Pero la falta de personal, no se lo permitía.

En una de esas misiones se había reencontrado con Shion, le había comentado lo sucedido, en un exceso de copas, ambos terminaron en la cama. Los encuentros furtivos entre ambos siguieron por un año mas, hasta que Shion salió embarazada. El rubio se había puesto tan feliz con la noticia, tanto así que le propuso matrimonio; con el correr del tiempo, su corazón sano y se volvió a enamorar nuevamente. Shion lo había ayudado de muchas formas y el le devolvió todo el amor que esta le brindo -o creyó que le brindaba-. Un par de meces después, el reciente matrimonio le dio la bienvenida a dos hermosas niñas, de cabellos rubios, semejante al de su madre y ojos desiguales. A la mayor la nombro Shion, Nina fue el nombre asignado. A la menor Naruto la nombro Natsu, era una forma de homenajear a la mujer que había dado la vida por el, la mujer que siempre confió en el, a la mujer que siempre lo noto y nunca lo desprecio. Y no se equivoco porque sus hijas, si ambas, le hacían honor al nombre, ambas eran tan cálidas como una tarde de verano.

- ¡Puedes creerlo!- Naruto golpeo la mesa, con su mano.

- Baja la voz.- Le regaño el menor.- Los niños están durmiendo.

- Lo siento.- susurro bajito.- Solo que me hiere que piense que yo solo la veo como un remplazo, cuando nunca fue así. Yo me enamore de ella, de Shion, no de un remplazo de Hinata.

Konohamaru suspiro, mientras daba palmadas en la espalda de la persona que consideraba su hermano mayor. El sonido de un llanto hizo a ambos adultos, correr escaleras arribas. Soltando un suspiraro de alivio al percatarse que las niñas no se habían despertado. Naruto se apresuro a tomar a su hijo en brazos y salió de la habitación, mientras Konohamaru se aseguraba de arropar correctamente a las gemelas para que siguieran durmiendo plácidamente. Cuando bajo a la sala de estar, vio como Naruto alimentaba al pequeño rubio que sostenía en brazos. Shoyo era una copia exacta de su padre, solo que sin las marcas zorrunas que este poseía, lo que también los diferenciaba era que al parecer el niño, contrario a sus hermanas, había heredado el lacio y fino cabello de su madre. Mientras que las gemelas pece a tener el color de cabello de su progenitora lo tenían levemente rizado y enmarañado, como su padre.

- Sabes, debes de confesarte.- dijo el mayor, apartando la vista de su hijo, mirando al castaño.- La vida es realmente incierta, hoy estamos pero mañana podemos no estarlo.

-Ya lo hice.- respondió entre dientes, debatiéndose mentalmente, si fue una buena idea hacer aquella confesión tras escuchar un quejido entre indignado y sorprendido proveniente del mayor.

- ¿como es que yo no estaba enterado de ello?- Se oía indignado

- No lo se, quizás porque estabas muy ocupado preparándote para tomar el puesto de Hokague o cuidando de tu familia.- el Sarutobi refuto, con sarcasmo.

El rubio entrecerró los ojos mirando al contrario.

- Habla.- acomodo la cabecita del bebé en su hombro y dio ligera palmaditas, para que votara los gaces.- O hablas o le pregunto a TenTen.- amenazo.- Pero que me voy a enterar, me voy a enterar.

- ¿Que eres una vieja chismosa?

- Soy tu Hokage, así que habla de una vez Sarutobi.

-Soi ti Hikigi.- se burlo.

Naruto acamo al niño en el sillón y lo tapo con una mantita.

- Esta bien.- se encogió de hombros.- Total, mañana TenTen vuelve de su misión en Kirikagakure, le preguntare una vez me haya dado el informe.

- Bien, bien.

Con un suspiro de resignación, Konohamaru comenzo su relato.

- Moegi y yo habíamos hecho una pequeña apuesta...

...

- No, no lo voy a hacer.- Konohamaru, de ese entonces doce año, se cruzo de brazos desviando la vista al lado contrario de donde se encontraba su amiga.

- Se un buen perdedor y cumple tu parte del trato.

Udon quien se mantenía al margen, decidió intervenir.

- Chicos, no peleen.

- NO estamos peleando.- respondieron al unisonó.

El de anteojos solto un suspiro y decidió no volver a intervenir. Esa era una de las razones por las que no participaba de las apuestas que sus amigos realizaban.

- Solo tienes que confesar tus sentimientos, si te rechazan puedes usar como escusa que era un juego y que no sientes nada realmente.- respondió la única chica del grupo, con aire de superioridad.

"Para ti es fácil decirlo" pensó Sarutobi. "Después de todo tus sentimientos, si serian correspondidos"

Vio como Udon trataba de persuadir a su amiga para que olvidara el tema, Moegi dijo algo que no llego a comprender y la vio hacer un puchero, mientras su amigo desviaba la vista con un leve sonrojo en su rostro.

Se maldijo internamente por haber aceptado aquella apuesta, ingenuamente pensó que ganaría y que una vez por todas esos dos se confesarían y dejarían de actuar como los tontos que eran. Pero quien pensaría que Moegi seria capas de comer tres tazones de Ramen mas que el. Sus apuestas solían ser cosas inocentes, como quien atinaba mas veces al blanco en sus entrenamientos, quien comía mas ramen, quien seria capas de dar mas vuelta al campo de entrenamiento, etc. Rara vez solían involucrar a terceros; como por ejemplo aquella vez que apostaron, cuanto tiempo durarían Ebisu-sensei con su novia, en la cual raramente Udon participo, siendo el ganador.

- Vamos Konohamaru, me diste tu palabra.- La adolescente se paro frente a el, con las manos sobre su caderas.- Acaso tu palabra no tiene valor alguno.

"Bingo" celebro internamente la peli-naranja, la ver como el contrario fruncia el ceño y se enderesaba para confrontarla.

- Claro que mi palabra tiene valor.- espeto.- ¡Ya lo veras!- sin mas se alejo de sus amigos, murmurando cosas que ninguno de los dos comprendía.

-¿Crees que estará bien?- pregunto el de gafas, frunciendo el ceño ligeramente ante la preocupación.

Moegi se encogió de hombros y lo tomo de la muñeca caminado atrás del castaño, antes de perderlo de vista.

Konohamaru, paro abruptamente cuando se dio cuanta que había caído en el juego de su amiga.

- Maldita, me las vas a pagar.- dijo apretando los dientes.

Se estaba por dar media vuelta y tratar de negociar con su amiga, quizás ser su sirviente por el próximo mes, compasaría la humillación de ser rechazado. Pero el ruido de las armas chocando lo hizo mirar por sobre su hombre, quedando embelesado ante la vista de cierta castaña. Quien parecía bailar al son de las armas y desplegar los pergaminos con tanta facilidad, era como si fuesen una extensión de su cuerpo.

La vio caer al azuelo con elegancia, contuvo el aliento cuando vio como cierto sujeto de mayas verde le proporcionaba una patada, ella se agacho y extendiendo una pierna en el proceso y girando sobre su pie base, haciendo que el de mayas verdes retrocediera. Soltó el aire cuando nuevamente ella se reincorporo y esquivo con elegancia, el golpe con puño suave que el sujeto restante, tenia planeado darle.

Quedo hipnotizado, contemplando aquel entrenamiento, que mas de batalla parecía una elegante y sincronizada danza.

- Konohamaru.- grito, Moegi a su lado.- No quieras escapar.- lo tomo del brazo y lo arrastro asía el lado contrario.- La Mansión Hyuuga se encuentra en el otro lado.

- Moegi- se detuvo, provocando que la peli-naranja haga lo mismo.

Udon le brindo una sonrisa comprensiva, sabiendo que lo vendría a continuación terminaría mal o terminaría muy mal.

- No es Hanabi quien me gusta.

La adolecente arqueo una ceja, y se cruzo de brazos.

- ¿Ah, no?- el negó. Ella entrecerró los ojos- Entonces, ¿Quién te gusta?

- TenTen... -san.- agrego el honorificó al final, mientras agachaba la miraba, en un vago intento de esconder su notorio sonrojo.

La sorpresa que se llevo las de anaranjados cabellos, era evidente en toda su rostro. Pestañeo un par de veces tratando de procesar la idea.

-ah...- fue el único sonido que salió de su boca.

El castaño suspiro y camino hacia el equipo que estaba entrenando a nos metros de distancia. Noto como los tres dirigieron sus miradas curiosas, hacia el cuando se encontraba lo suficientemente cerca para que su chakra sea detectado.

Tomo una fuerte bocanada de aire, se inco enfrente de la castaña dueña de su corazón y lo dijo;

- Me gustas TenTen-san.

Lo dijo lo había dicho, dijo aquellas tres palabras, acompañadas de un notorio sonrojo. ¿como lo sabia? Su cara le ardía, su corazón latía a mil por hora y sus manos sudaban. Más su corazón se estrujo al ver la sonrisa nerviosa de la poseedora de rodetitos, más que nerviosa fingida, diría el.

- ¡Eso es fantástico, Pequeño Konohamaru! Que la primavera de la juventud brote en tu coraz...

- Cállate Lee.- Lo interrumpieron Neji y TenTen.

Pestañeo barias veces, el sabia lo que se venia, al parecer la posibilidad de ser rechazado le afectaba mas de lo que había creído.

- Lo siento Konohamaru.

¿Oyeron eso? Es su pobre corazón rompiéndose en dos.

- No puedo corresponderte.

Ah, eso dolió y mucho.

- Todavía eres un niño. Y dudo que lo que sientes asía mi sea una atracción de ese tipo, quizás solo es admiración. Pero si quieres podemos ser amigos.

Aquellas palabras fueron dicha con tanta suavidad, la mayor realmente se estaba esforzando por no herir sus sentimientos. El lo agradecía, pero aun así, dolía ser rechazado. Sintió que sus ojos picaban y que las lagrimas en cualquier momento saldrían. Sirvió su nariz, se humedeció los labios mientras pensaba que repuesta dar, pero...

- Siento interrumpir su entrenamiento.- fue todo lo que pudo decir dando una perfecta inclinación de noventa grados, antes de salir corriendo.

Sin percatarse de la castaña marida que lo observó hasta que se perdió de vista, y que era seguido por sus amigos.

...

-¿Y luego, que paso?- pregunto Naruto llevándose un puñado de pochoclos (pororo/ palomitas) a la boca. Haciendo que Konohamaru se preguntara de donde rayos las había sacado.

- Nada, no paso nada.

- Pero... pero...- se quejo el rubio.

- Unos días después partieron a una misión, luego fue el ataque de Paint, el resto ya lo sabes.

El rubio bufeo frustrado.

- Vuélvete a confesar.- Konohamaru, lo miro como si una tercer cabeza le hubiera salido.

-¡No!- grito, callándose cuando el bulto que descansaba en el sillón se movió abruptamente, asustado por el repentino grito.

-¿Por qué no?- pregunto Naruto, dando suave palmaditas en la barriguita de su hijo.- En ese momento eras un crio puberto. Ahora eres todo un hombre y uno muy guapo.- El castaño se sonrojo ante el cumplido. - Si yo fuera mujer, gay o bisexual tendría sexo contigo.

-¡Naruto!- grito casi en un susurro, abochornado por lo que el hombre enfrente suyo decía.

El aludido rio, antes de tomar a su hijo en brazos.

- Solo digo, quizás esta vez no te rechace.- se levanto y camino escaleras arriba.- Solo inténtalo.

Dijo desde el pasillo del segundo piso, pero aun así Konohamaru logro oírlo.

- Tu lo único que quieres es chisme, vieja chismosa.- refunfuño, recolectando las latas bacías que quedaron esparcidas.

- Me has descubierto.- hablo una voz detrás el.

- Kyaa- soltó un grito para nada masculino.- ¿En que momento bajaste?

- De que hablas yo siempre estuve aquí.- respondió el rubio, ladeando la cabeza hacia un costado.

-Tu... tu...- lo señalo con el dedo índice.- Acabas de subir las escaleras con Shoyo en brazos.- y para refutar su argumento, dirigió su mirada al sillón, donde hace unos momentos descansaba el pequeño bulto.

- Ese no era yo, era Patricia.- dichas esas palabras, hizo unos cellos con las manos desapareciendo en una nube de humo y un "puff".

El castaño maldijo por el susto que se había llevado y juro vengarse a la mañana siguiente.

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Hinata (ヒナタ) 'un lugar soleado'

Natsu (夏) ' Verano'

Shōyō (翔陽) "Cielo Volador" mientras que realmente "yō" tiene diferentes significados que son: "Rayo de sol, Principio del Yang, Positivo, Masculino, Cielo, o Diurno".

Si se lo preguntan, si. Si me basé en los nombres de los hermanos Hinata, de Haikyuu.

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Perdonen las faltas de ortografía