Notas de autora: Konnichiwaaa! Perdón, jeje, ¡muy buenas a todos y Feliz Año! Regreso con un fic después de unas Navidades ocupadas (fieeeeestaaaa total) y carentes de inspiración (mi musa se fue de vacaciones, ¿qué quieren?). Pero la espera mereció la pena, y les presento mi nueva obra, surgida de golpe y relacionada con mis hombre-lobo preferido ^o^. Lo dedico a mi Sirius particular (sí, Ginger, eres túuu, que para algo yo soy tu genuino Moony), y a mis amigas las Brujas Tenebrosas jaja. Importante: Si queréis más capítulos vais a tener que dejarme REVIEWS porque me he vuelto muy sensible y si no recibo críticas constructivas abandono la historia y os dejo en suspense. ¡Bueno besitos a todos!!

Ligera advertencia: Sí, hay shounen-ai (chico/chico) pero no hay yaoi ni nada explícito porque este website tan adorable me tiene amenazada de muerte (no es broma). Pero oíd, ¡que viva la libertad de expresión!!

PRÓLOGO: No one besides remains.

Muchas heridas seguían doliéndole. No sólo las físicas, las normales que resultaban de su brusca transformación y a las que casi se había acostumbrado, sino también las que guardaba en su corazón desde hacía mucho tiempo. Su vida había sido un fracaso desde los veinte años, cuando todas las personas que creían en él desaparecieron. Dos estaban muertas, la otra mejor…mejor no pensar en ello. No le importaba cómo estuviera. O sí. Daba lo mismo.

Casi todo le daba igual ya a Remus Lupin, su vida no tenía ningún sentido especial aparte del de diezmar la población de conejos de los alrededores de su casita alejada de lugares habitados. Había tenido la mejor infancia del mundo en Hogwarts, y vivido la más alegre adolescencia, con amigos que en vez de huír ante su verdad decidieron compartir con él sus noches de luna llena. Incluso había tenido un gran amor que pensó que nunca acabaría.

Ahora era otoño, una estación que lo entristecía al sentirse tan abandonado como las hojas que caían al suelo y servían de alfombra a tantísimas pisadas. Además estaba anocheciendo. Las señales invisibles de una antigua pasión le hacían estremecer cada vez que se sentaba junto a la ventana con algún manuscrito entre las manos. Las horas eran largas y lentas.

Aquella tarde creyó haber viajado en el tiempo hasta una de sus clases de Adivinación cuando tuvo la sensación de que todo su pasado se deslizaba sobre la superficie de una taza de té –que contrariamente a lo que era habitual, estaba llena. Los recuerdos de su vida se hundían como terrones de azúcar en la infusión, para luego volver a emerger ante sus ojos. Volvió a sentirse culpable por regresar siempre a lo mismo, pero no podía evitarlo. Al menos, reflexionando, el tiempo pasaría más rápido. Podría seguir ignorando a la misteriosa piedrecita que parecía llamarlo desde el fondo de un cajón polvoriento.

^^^Fin del Prólogo^^^

Notas: Hey! Ya sé que es corto, y de hecho si no sigues leyendo te perderás lo mejor, ¡pero tu mismo! Dejad reviews eh? Así me animo a continuar...