Diva Starz
- ¿Has quedado con él? – preguntó Tricia, aún dormida, sin ni siquiera abrir los ojos.
Hermione iba del baño al salón, del salón a la cocina, de la cocina al dormitorio y vuelta a empezar. Tricia la escuchaba hablar para sí, murmurar cosas, y los ruidos que producían sus pasos de aquí para allá. Al fin, no tuvo más remedio que abrir los ojos y levantar la cabeza.
- ¡Hermione! – gritó - ¿Te importaría dejar de hacer ruido? Estate quiera ¡algunas personas queremos dormir!
- No haber llegado tan tarde anoche – respondió Hermione.
Tricia dejó escapar un resoplido y volvió a tumbarse, tapándose la cabeza con la almohada.
- ¡Dios! – exclamó Hermione - ¡¡No sé qué demonios voy a ponerme esta noche!!
Tris se quitó la almohada de la cabeza, en un gesto de desesperación, y volvió a levantar la cabeza, buscando a Hermione con la mirada.
- Ya te dije que necesitabas renovar tu vestuario. Jamás llamarás la atención de Ron vistiendo como vistes...
- No quiero llamar su atención – protestó Hermione – se supone que yo le gustaba cuando estábamos en Hog... en el colegio...
- Ohh... – exclamó Tricia – Cariño, no lo sabía...
Lentamente, aunque tan rápido como pudo, se levantó y se acercó a Hermione, abrazándola tiernamente.
- Así que tenemos a una enamorada en casa... – bromeó, sonriendo – No te preocupes... algo le quedará, si te quería de verdad. Pero, por la forma en que Nara y las demás te decían eso de "buena suerte"...
Tricia se encogió de hombros. Ella no tenía ni idea de qué había pasado. Esperaba que Hermione se lo dijera, pero conocía a su amiga, le costaría sacarle la información. Indicó a Herm que tomase asiento. Se dirigió a la cocina, y acto seguido apareció de vuelta con dos grandes tazas de chocolate caliente.
- Bien – dijo cuanto estuvo sentada junto a Hermione – ahora dime qué pasó.
- No fue nada... – susurró Hermione.
- Claro que sí. Sino, ¿por qué iban a desearte buena suerte, e iban a poner esas caras cuando Corie dijo que ibas a hablar con él?
Hermione calló. Decirle lo que pasó, supondría contarle toda la verdad, empezando porque era bruja, y terminando por... aquel malentendido que nunca debió suceder.
- Verás... – comenzó Hermione – No quiero que te asustes por nada de lo que te vaya a contar... es algo... increíble...
- Ya será menos.
"Claro, como si todos los días te enterases de que tu amiga de la infancia es bruja..."
- Tris, créeme, es impactante...
- Vale.
- Soy bruja.
Tris no dijo palabra. Simplemente se quedó mirando a Hermione como si ésta estuviese loca. A ésta última le costó más de dos horas hacer que su amiga la creyese, y cuando lo consiguió, también le costó lo suyo hacer que no gritase y saliese corriendo asustada.
- ¡Hermione! – gritó Tris, aterrorizada - ¿Cómo... cómo...?
- ¿Cómo qué? Hemos de ser discretos, queremos evitar esa clase de reacciones, Tricia.
Tris se relajó un poco. Se sentó en el sillón, puesto que se había levantado, presa de un ataque de nervios, y respiró profundamente.
- Bien, - dijo Herm, sentándose a su lado – Ahora, lo que pasó. El caso es que, el colegio al que iba, era Hogwarts, la escuela de Magia y Hechicería más importante. Está aquí, en Escocia. Bueno, verás... En quinto curso, me hicieron Prefecta, ya sabes, algo como sub-delegada o algo así. Y luego, en séptimo, a mí y a nuestro amigo Harry, nos hicieron Delegados de nuestra casa, Gryffindor. Ron...
Tris no perdía detalle de lo que su amiga le contaba. Aún le parecía algo increíble, impensable. Entonces, Ron, Corie, Nara y Draco también eran... magos y brujas...
Cuando Hermione finalizó su relato, Tricia permaneció sumida en sus pensamientos, hasta que al cabo de unos minutos, Herm se encargó de sacarla de ellos.
- ¡¡Tris!! – gritó – Dime algo...
- Yo también te odiaría. Y más si sabías de sus sentimientos.
Hermione bajó la vista. Sabía que tenía razón. Todos la tenían. Fue su culpa y la de nadie más. Harry era "inocente". Ella no se dio cuenta de lo que hacía hasta que fue demasiado tarde.
- Además, eres torna – añadió Tris – Si te gustaba, y sabías que tú a él también, ¿Por qué lo hiciste?
Hermione estaba a punto de intentar defenderse cuando sonó el teléfono. Tricia se apresuró a responderlo.
- ¿Quién es?... ¡Hey! ... Sí, claro... No, aún no estoy vestida – dijo riendo – No, ya sabes que soy rápida... dame sólo un minuto... oh, de compras, sí. Oye, ¿puede venir Herm? Sí, ha quedado con Ron... ¡Sí, de verdad! – volvió a reír – De acuerdo, pasaos en diez minutos. Hasta ahora.
- ¿Quién era, y por qué tiene todo el mundo que saber que he quedado con Ron?
- Ay, no te quejes. Era Corie. Se habría enterado de todas formas. Es la confidente de Ron. Vamos de compras. Tú también vienes. Vamos a aconsejarte. Nara, Corie y yo seremos tus asesoras particulares esta tarde. Vas a estar preciosa esta noche. Así que date prisa. Vístete que llegarán de un momento a otro...
Hermione no dijo nada. Se limitó a dirigirse a la que iba a ser su habitación durante una semana, se puso lo primero que encontró y se miró al espejo.
- No visto tan mal... – se quejó.
Tricia se detuvo en su puerta, mirándola.
- No, - dijo – pero podrías vestir mejor. ¿Lista?
Hermione asintió, y ambas chicas bajaron por el ascensor. Nara y Corie ya estaban ahí, esperándolas en un lujoso coche. Ambas llevaban gafas de sol, ya que hacía un día espléndido. Tricia sacó las suyas. Herm se lamentó no haber traído unas. Pero recordó que era bruja, e hizo aparecer unas en la palma de su mano. Corie y Nara la miraron sorprendidas.
- Ya sabe que soy bruja – explicó Herm – Que somos brujas.
Las chicas hicieron una mueca y subieron al coche. Herm y Tricia hicieron lo mismo.
En unos escasos cinco minutos llegaron al centro de Londres. Ahora sólo tenían una preocupación – al menos tres de ellas – gastar dinero.
Entraron en miles de tiendas en menos de un minuto, pero no compraron nada.
- Hermione – explicó Nara – Antes de comprar hay que elegir la mejor tienda. Y te diré cual es: aquella – dijo señalando una gran tienda que había en una esquina.
Antes de que Hermione pudiera darse cuenta de la apariencia de la tienda en cuestión, era arrastrada por Nara y Tricia hacia el interior del local.
Se podría decir que Hermione era una muñeca, y que Tris, Corie y Nara eran tres niñas pequeñas que jugaban a vestirla. Hasta que a Corie le dio por parase ella y detener a las demás.
- A ver... – dijo – Herm, ¿Qué es lo que quieres hacer esta noche?
- ¿Cómo? – preguntó Herm, desconcertada.
- Sí, ¿Qué vas a hacer? Sólo vas a cenar y a hablar, o... ya me entiendes, quieres... algo más...
- ¡¡¡No!! – respondió Herm, alarmada – Por favor, cómo puedes decir eso...
- Yo sólo preguntaba. Hay que elegir la ropa adecuada.
- Exacto – añadió Nara – Imagina que elegimos una ropa que, aunque no lo parezca, indique... ya nos entiendes...
- ¿Eso es... posible?
- Claro – dijo Corie – Está todo en la imagen. Estudiamos Publicidad en una universidad muggle.
- ¿Muggle? – preguntó Tricia - ¿Cómo "Muggle Inc."?
- Anda, busca más ropa – dijo Nara – Por poco...
- Lo siento – se disculpó Corie.
- Oye Herm – comenzó Nara - ¿En realidad estás... enamorada de Ron?
Hermione se ruborizó. Era evidente que ellas sabían más de lo que aparentaban. Seguro que tendrían conocimiento de lo que Ron sentía, o pensaba... o algo.
- ¿Os importa si no os contesto a eso? – dijo Herm.
- Creo que eso responde a la pregunta – sentenció Corie, suavemente, sonriendo – Herm, no te preocupes, no somos el tipo de chicas que lo van contando todo por ahí. Un secreto es un secreto. Y siempre lo será.
- No queremos obligarte a decirlo, - continuó Nara – Pero te ayudaría a desahogarte un poco. Oh, mira, creo que estos pantalones y el top aquel serían perfectos.
- Pruébatelos – dijo Corie.
Hermione entró de nuevo en el probador, y cuando salió de él parecía otra distinta. Nara, Corie, y Tricia, que acababa de regresar con algunas prendas, se quedaron mirándola con la boca abierta.
- ¿Recuerdas que te dije que deberías salir de compras más a menudo? – preguntó Corie – Lo mantengo. Estás... preciosa.
- Herm – dijo Nara – estás increíble...
- Creo que esta ropa no servirá ya – añadió Tricia.
- No – la detuvo Herm – Quiero... probármela. Quiero... cambiar mi estilo, ehh...
Las chicas sonrieron. Hermione se probó unas cuantas prendas más, y ni que decir tiene que todas le sentaban de maravilla.
- ¿Sabes? – dijo Corie – Ahora parecemos las cuatro muñequitas esas, las bratz o als Diva Stara, ya sabéis a cuales me refiero...
- Sí, esas muñecas tan sexys... – añadió Nara, riendo.
- No podría ser menos – comentó Tricia.
- Me gusta – dijo Herm.
- Te sienta bien – dijo a su vez Corie.
- No... me refería a Ron.
Corie, Nara y Tricia la miraron sin ninguna expresión en el rostro.
- Lo quiero. No... no puedo evitarlo. Es algo superior a mí.
- ¿Y por qué lo hiciste? – preguntó Nara.
- Fue de forma inconsciente. No me lo propuse.
- Dejémoslo chicas – dijo Corie. – Ya es casi la hora de la cena. Van a cerrar y Herm tiene que arreglarse.
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Hey gente!!! Gracias por los reviews!!! Me alegro que os haya gustado el capítulo ^^ Bueno, no me peguéis por no haber desvelado aún lo que sucedió ^^ (soy malvaaaaaaaaaaaadaaaaaaaaaaaaa) pero al menos he dejado entre ver algo, o no? Yo creo que sí. En fin, ya os enteraréis en el próximo capítulo ^^
Miyu!!! Has vuelto!!!! Malvada, normal, yo también te habría castigado!!! jajaja Es broma, yo habría hecho lo mismo que tú ^^U
Hermi12: nooooo!!! Ron no es un puto, es simplemente un mujeriego ^^ es que tienen que ser más opuestos de lo que ya son en realidad ^^
Kitiara: no hija, no te me mueras!! jaja que ya lo termino, pokito a poko ^^
odio a kiko: (ay que nombre, pobre kiko jajaja) no t epreocupes, que ya queda menos ^^
Este capi se lo dedico a mi niña que ya ha vuelto de Madrid: Isilme; también a JeRu ^^ y por supuesto, mis niñas, mis amores, mis Ronnie's Lovers: Rupert Fan y Miyu WC ^^
R&R PLEASE!!!!!!!!!!!!!
GiNgEr WeAsLeY -- Ronnie's Lover #3
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