CAPÍTULO 4: "¿Quieres descubrir qué es el amor, Haruko? Mira sus ojos..."
El pelirrojo estaba igual de sorprendido que el resto de los presentes. Sus pupilas recorrieron toda la habitación; leyó alegría sincera en el rostro de Ryouta, optimismo en la mirada de Ayako, aprobación en la de Kogure, indiferencia en la de Mitsui, confusión en las miradas de Matsui y Fujii... Sus ojos se detuvieron al toparse con los de Rukawa. En su mirada no había indiferencia. Rukawa miraba de una manera diferente; tal vez sus ojos decían "te odio, no te soporto, eres un do'aho...", pero también alcanzó a ver que esto no era cierto, que Rukawa ya no lo odiaba... Lo miraba distinto, pero no pudo leer lo que decían sus ojos...
Por último, miró a Haruko. Ella también lo observaba. Se miraron mutuamente, y él pudo notar que no había amor en los azules ojos de su amada, ni tampoco indiferencia; sí logró divisar una ligera ráfaga de cariño, mucho cariño, pero esta se opacó por una manchita oscura. Era miedo...
-Bien.- Hanamichi se armó de valor y se colocó frente a Haruko, ofreciéndole la mano para ayudarla a levantarse- Haruko, no tienes que hacerlo si no quieres...
Haruko aceptó la ayuda de su amigo y se levantó.
-Está bien. Lo haré, Sakuragi...
El primer paso estaba dado. Ya que habían tomado la decisión, no podían dar marcha atrás. Hanamichi se acercó a Haruko y ella lo miró a los ojos. Miró dentro de aquellas castañas llenas de vida, y pudo encontrar el significado de la sinceridad, la verdad, e incluso la vida... Pudo verse reflejada en ellos, y, por primera vez, leyó lo que significaba el amor...
No hace falta decir que, lentamente, se acercaron. Lo único que tocaron fueron los labios del otro en un dulce poema que recitaban a coro, acompasados, sin interrupciones.
Después de unos cuantos segundos, se separaron sin despegar sus miradas. Volvieron a tomar sus respectivos lugares.
-Bueno... Parece que Haruko cerrará la noche...- exclamó Mitsui.
La aludida giró la botella y todos esperaron a que esta se detuviera.
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Domingo, 01:29 hrs. Habitación de Haruko Akagi.
Ya es más de media noche, y la recién festejada no logra conciliar el sueño. Su hermano duerme profundamente en su habitación, mientras ella revolotea en su cama sin poder dormir.
-Es más de media noche. Recostada sobre mi cama me pongo a pensar. ¿Qué es un beso? Debería dormir, pero no puedo conciliar el sueño. No tendría por qué estar preocupada, después de todo, fue sólo un beso. Era un juego, y esos besos no deben sentirse, sólo darse... Ya van a dar las tres de la madrugada, y aún no consigo apartar el recuerdo de mi mente. No puedo dejar de pensar en las sensaciones que tus labios suaves y carnosos provocaron en mi. Era sólo un juego, pero lo he sentido...
Estas eran las cavilaciones de la chica. Cerca de las cuatro de la madrugada por fin logró quedarse dormida.
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Domingo, 12:38 hrs. Calles de Kanagawa.
-¿Qué les parece si vamos a comer un ramen, chicos?
-¡Qué buena idea, Okusu!
-Takamiya, tú sólo piensas en comer.- protestó Youhei, y luego se dirigió a su amigo pelirrojo- ¿Quieres ir a comer ramen, Hanamichi?
-Como sea, chicos...- contestó secamente Sakuragi.
-¿Qué te sucede, Hanamichi?- preguntó preocupado Noma- Tú siempre eres tan glotón como Takamiya, y hoy ni siquiera desayunaste cuando fuimos a tu casa por ti.
-Ya no lo molesten, chicos. Vayan a comer ramen, yo invito.- sugirió Youhei.- Hanamichi, vamos a caminar un poco, ¿quieres?
-Está bien, amigo.
Youhei entregó a sus amigos un billete de quinientos yens y se alejó de ellor con Hanamichi junto a él.
-Hanamichi ha estado bastante raro hoy, ¿no lo creen?- preguntó Takamiya mientras observaba a sus amigos alejarse juntos.
-Sí. Debe ser que Haruko lo rechazó.- agregó Okusu.
-Bueno, ya tenemos el almuerzo asegurado, chicos. Vayamos a buscar un lugar para gastar el dinero de Youhei.- finalizó Noma. Sus amigos estuvieron de acuerdo, así que iniciaron su búsqueda.
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Domingo, 12:59 hrs. Un parque en el estado de Kanagawa.
Youhei y Sakuragi caminaban juntos, en silencio. Se detuvieron en un área verde de un hermoso parque, cerca de una cancha de básquetbol, y se sentaron en el pasto.
-¿Qué te sucede, Hanamichi? Has estado bastante raro el día de hoy.
-¿Qué te hace pensar que me pasa algo, Youhei?
-Veamos... No has comido nada, te ves sin ánimos y no golpeaste a los muchachos cuando se burlaron de ti. Ese no eres tú, amigo.
Hanamichi no contestó, pues sabía que su amigo tenía razón. Youhei lo conocía bastante bien, y no podía tener secretos con él.
-Tienes razón, Youhei.
-Creo que es hora de hablar, Hanamichi.
El pelirrojo se dispuso a contarle sus sentimientos a su amigo.
-Verás, Youhei: ayer, en la casa de Haruko, organizaron un juego con una botella, y Rukawa besó a Haruko.
-¿Qué? ¿Entonces eso era lo que tenías? Sé que debió dolerte verlo, amigo.
-No lo vi. Me desmayé después de escuchar que Ayako dijo los resultados.- una gota de sudor resbaló por la frente del chico de cabello negro.
-¿Entonces qué tiene de malo?- preguntó recobrando la compostura- No los viste.
-Lo sé, pero antes de que terminara el juego y el Gorila nos corriera de su casa, Rukawa giró la botella, y yo... besé a Haruko...
-¿Es en serio?- los ojos de Youhei parecían dos platos.
-Sí...- Hanamichi miró hacia el césped y recordó la mirada de Haruko: el cariño, las dudas y el miedo... También, como un chispazo, recordó los ojos de Rukawa, y esa nueva mirada que le dedicaban- Rukawa no me miró con indiferencia. Por un segundo, me pareció ver en sus ojos algo nuevo, pero me topé con los ojos de ella... Haruko no me odiaba, y sé que no le disgustó el beso, pero pude ver miedo en sus ojos... No entiendo a qué podría temerle, Youhei...
Youhei tomó unos segundos para pensar en una respuesta para su amigo. Suspiró profundamente y luego respondió:
-¿Sabes, Hanamichi? Uno puede temerle a muchas cosas: a la muerte, a la oscuridad, a la soledad, a la tristeza... Puedes sentir miedo por distintos motivos, pero, créeme, el mayor miedo que una persona puede sentir es hacia la verdad.
-¿Miedo a la verdad? No entiendo a qué te refieres, Youhei.
-Tal vez Haruko se vio atrapada al sentir que estaba tan cerca de la verdad. Lo más seguro es que se haya dado cuenta de que, después de un beso, nada vuelve a ser igual entre dos personas. Al traspasar esa barrera, uno se da cuenta de lo que hay en su alma, y lo peor es luchar contra los sentimientos que escondemos dentro de nosotros.
-¿Estás diciendo que Haruko puede estar sintiendo algo por mi después de nuestro beso de anoche?
-Así es, Hanamichi. No hay nada de malo, pues ella ya te tenía un gran cariño, pero posiblemente no se dio cuenta de cómo ese cariño se transformó en amor.
CONTINUARÁ...
El pelirrojo estaba igual de sorprendido que el resto de los presentes. Sus pupilas recorrieron toda la habitación; leyó alegría sincera en el rostro de Ryouta, optimismo en la mirada de Ayako, aprobación en la de Kogure, indiferencia en la de Mitsui, confusión en las miradas de Matsui y Fujii... Sus ojos se detuvieron al toparse con los de Rukawa. En su mirada no había indiferencia. Rukawa miraba de una manera diferente; tal vez sus ojos decían "te odio, no te soporto, eres un do'aho...", pero también alcanzó a ver que esto no era cierto, que Rukawa ya no lo odiaba... Lo miraba distinto, pero no pudo leer lo que decían sus ojos...
Por último, miró a Haruko. Ella también lo observaba. Se miraron mutuamente, y él pudo notar que no había amor en los azules ojos de su amada, ni tampoco indiferencia; sí logró divisar una ligera ráfaga de cariño, mucho cariño, pero esta se opacó por una manchita oscura. Era miedo...
-Bien.- Hanamichi se armó de valor y se colocó frente a Haruko, ofreciéndole la mano para ayudarla a levantarse- Haruko, no tienes que hacerlo si no quieres...
Haruko aceptó la ayuda de su amigo y se levantó.
-Está bien. Lo haré, Sakuragi...
El primer paso estaba dado. Ya que habían tomado la decisión, no podían dar marcha atrás. Hanamichi se acercó a Haruko y ella lo miró a los ojos. Miró dentro de aquellas castañas llenas de vida, y pudo encontrar el significado de la sinceridad, la verdad, e incluso la vida... Pudo verse reflejada en ellos, y, por primera vez, leyó lo que significaba el amor...
No hace falta decir que, lentamente, se acercaron. Lo único que tocaron fueron los labios del otro en un dulce poema que recitaban a coro, acompasados, sin interrupciones.
Después de unos cuantos segundos, se separaron sin despegar sus miradas. Volvieron a tomar sus respectivos lugares.
-Bueno... Parece que Haruko cerrará la noche...- exclamó Mitsui.
La aludida giró la botella y todos esperaron a que esta se detuviera.
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Domingo, 01:29 hrs. Habitación de Haruko Akagi.
Ya es más de media noche, y la recién festejada no logra conciliar el sueño. Su hermano duerme profundamente en su habitación, mientras ella revolotea en su cama sin poder dormir.
-Es más de media noche. Recostada sobre mi cama me pongo a pensar. ¿Qué es un beso? Debería dormir, pero no puedo conciliar el sueño. No tendría por qué estar preocupada, después de todo, fue sólo un beso. Era un juego, y esos besos no deben sentirse, sólo darse... Ya van a dar las tres de la madrugada, y aún no consigo apartar el recuerdo de mi mente. No puedo dejar de pensar en las sensaciones que tus labios suaves y carnosos provocaron en mi. Era sólo un juego, pero lo he sentido...
Estas eran las cavilaciones de la chica. Cerca de las cuatro de la madrugada por fin logró quedarse dormida.
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Domingo, 12:38 hrs. Calles de Kanagawa.
-¿Qué les parece si vamos a comer un ramen, chicos?
-¡Qué buena idea, Okusu!
-Takamiya, tú sólo piensas en comer.- protestó Youhei, y luego se dirigió a su amigo pelirrojo- ¿Quieres ir a comer ramen, Hanamichi?
-Como sea, chicos...- contestó secamente Sakuragi.
-¿Qué te sucede, Hanamichi?- preguntó preocupado Noma- Tú siempre eres tan glotón como Takamiya, y hoy ni siquiera desayunaste cuando fuimos a tu casa por ti.
-Ya no lo molesten, chicos. Vayan a comer ramen, yo invito.- sugirió Youhei.- Hanamichi, vamos a caminar un poco, ¿quieres?
-Está bien, amigo.
Youhei entregó a sus amigos un billete de quinientos yens y se alejó de ellor con Hanamichi junto a él.
-Hanamichi ha estado bastante raro hoy, ¿no lo creen?- preguntó Takamiya mientras observaba a sus amigos alejarse juntos.
-Sí. Debe ser que Haruko lo rechazó.- agregó Okusu.
-Bueno, ya tenemos el almuerzo asegurado, chicos. Vayamos a buscar un lugar para gastar el dinero de Youhei.- finalizó Noma. Sus amigos estuvieron de acuerdo, así que iniciaron su búsqueda.
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Domingo, 12:59 hrs. Un parque en el estado de Kanagawa.
Youhei y Sakuragi caminaban juntos, en silencio. Se detuvieron en un área verde de un hermoso parque, cerca de una cancha de básquetbol, y se sentaron en el pasto.
-¿Qué te sucede, Hanamichi? Has estado bastante raro el día de hoy.
-¿Qué te hace pensar que me pasa algo, Youhei?
-Veamos... No has comido nada, te ves sin ánimos y no golpeaste a los muchachos cuando se burlaron de ti. Ese no eres tú, amigo.
Hanamichi no contestó, pues sabía que su amigo tenía razón. Youhei lo conocía bastante bien, y no podía tener secretos con él.
-Tienes razón, Youhei.
-Creo que es hora de hablar, Hanamichi.
El pelirrojo se dispuso a contarle sus sentimientos a su amigo.
-Verás, Youhei: ayer, en la casa de Haruko, organizaron un juego con una botella, y Rukawa besó a Haruko.
-¿Qué? ¿Entonces eso era lo que tenías? Sé que debió dolerte verlo, amigo.
-No lo vi. Me desmayé después de escuchar que Ayako dijo los resultados.- una gota de sudor resbaló por la frente del chico de cabello negro.
-¿Entonces qué tiene de malo?- preguntó recobrando la compostura- No los viste.
-Lo sé, pero antes de que terminara el juego y el Gorila nos corriera de su casa, Rukawa giró la botella, y yo... besé a Haruko...
-¿Es en serio?- los ojos de Youhei parecían dos platos.
-Sí...- Hanamichi miró hacia el césped y recordó la mirada de Haruko: el cariño, las dudas y el miedo... También, como un chispazo, recordó los ojos de Rukawa, y esa nueva mirada que le dedicaban- Rukawa no me miró con indiferencia. Por un segundo, me pareció ver en sus ojos algo nuevo, pero me topé con los ojos de ella... Haruko no me odiaba, y sé que no le disgustó el beso, pero pude ver miedo en sus ojos... No entiendo a qué podría temerle, Youhei...
Youhei tomó unos segundos para pensar en una respuesta para su amigo. Suspiró profundamente y luego respondió:
-¿Sabes, Hanamichi? Uno puede temerle a muchas cosas: a la muerte, a la oscuridad, a la soledad, a la tristeza... Puedes sentir miedo por distintos motivos, pero, créeme, el mayor miedo que una persona puede sentir es hacia la verdad.
-¿Miedo a la verdad? No entiendo a qué te refieres, Youhei.
-Tal vez Haruko se vio atrapada al sentir que estaba tan cerca de la verdad. Lo más seguro es que se haya dado cuenta de que, después de un beso, nada vuelve a ser igual entre dos personas. Al traspasar esa barrera, uno se da cuenta de lo que hay en su alma, y lo peor es luchar contra los sentimientos que escondemos dentro de nosotros.
-¿Estás diciendo que Haruko puede estar sintiendo algo por mi después de nuestro beso de anoche?
-Así es, Hanamichi. No hay nada de malo, pues ella ya te tenía un gran cariño, pero posiblemente no se dio cuenta de cómo ese cariño se transformó en amor.
CONTINUARÁ...
