Capitulo I.

.

La pequeña pelirroja continuo alaciando el sedoso cabello de su padre mientras que al terminar de hacerlo le servia un poco mas de té imaginario.

Iori suspiró un poco fastidiado y fingió tomar un poco de aquel té que su pequeña hija de 4 años le habia servido.

-¿Esta rico? – preguntó la pequeña.

-Si. – dijo secamente el Yagami sin mucho ánimo.

La infante sonrió de manera linda y corrió a darle un beso a su progenitor reacción que provocó que los bellos de sus brazos se le erizaran a Iori.

-Maika, mamá dice que es hora de dormir.

Otra hermosa pelirroja de ojos lila y bella sonrisa se hizo presente en la sala de estar. La gemela de ojos azules asintió con la cabeza y se dirigió con ella no sin antes acercarse a su padre y susurrarle un:

-Te amo, papi.

Al decirlo le dio otro beso y se fue con su hermana a la habitación.

Cuando las pequeñas desaparecieron del sitio una tercera figura femenina se hizo presente lentamente. Iori levantó la mirada y la sostuvo, se veía tan bonita como el primer día en que cruzaron palabra gentil. Aquella mujer le sonrió con un poco de tristeza sin poder creer que despues de todos esos años y sus hermosas hijas la decisión estuviera casi tomada.

Sin decirse nada subieron a la habitación no sin antes cerciorarse de que sus hijas estuvieran al menos intentando dormir. Al entrar cerraron con seguro y fue ella quien se sentó en la orilla de la cama y trató de disimular su mal estado.

-No tenemos que hacer esto Iori.

-La decisión está hecha, no trates de cambiarla. .- dijo fríamente él mientras se colocaba una playera mas ligera para dormir.

Ella no pudo evitar derramar una lágrima de impotencia no sabia que es lo que habia hecho mal en ese largo tiempo de matrimonio si ella solo se había dedicado a haber sido una buena esposa, o al menos intentarlo. Temía que fuera otra mujer, aunque señales de que así fuera no notó desde tiempo. Quizas solo se habia cansado de ella.

-Por favor. – suplicó

-El abogado vendrá este fin de semana para definir la custodia de quien se quedará con qué hija y pondrá las condiciones para las visitas. Hasta entonces.

Sin decir más salió de la habitación provocando que Athena empezara a llorar. Tal vez seria lo mejor para los 2, pero quizás no para Maika y Aika.

Lo que más le preocupaba a la psíquica era pensar en cómo decirles a las 2 que papi y mami ya no iban a estar juntos dentro de poco.

Mientras tanto...

El pelirrojo recibía un mensaje de texto a su celular, sin mas lo leyó quedando en silencio. Una vez leído por completo tomó una chaqueta y se metió al bolsillo un condón listo para irse. Tomó las llaves de su carro y sin saber fue seguido hasta la puerta de su casa.

-¿A donde vas? - preguntó su esposa.

-Me surgió un contratiempo en el trabajo.

Athena sabía que no era verdad pero también que si preguntaba de nuevo no se la daría. Agachó un poco la cabeza e intento conectar con Iori.

-Con mucho cuidado amor. ¿vuelves para el desayuno? - le sonrió.

-No. demoraré hasta la tarde. Cuida a las niñas.- contestó mientras salía de la puerta sin mirar atrás.