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¡Bienvenidas y bienvenidos a mi nueva locura y mi primer ShikaTema!
Nota larga al final :)
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Disclaimer: Naruto no me pertenece, de lo contrario el NejiTen sería oficial.
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Disfruten la lectura.
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Capítulo 1. Como empezó
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Había empezado.
Sabía qué, pero no sabía exactamente cómo o dónde, tan solo sabía que había empezado. La humanidad siempre había pensado que una invasión al planeta ocurriría tarde o temprano, había cientos, tal vez miles, de películas que trataban el tema. Cada película abordando un tipo diferente extraterrestre, un tipo diferente de invasión, aunque todas concordaban en que la humanidad se uniría para luchar y saldrían adelante victoriosos.
La humanidad era más poderosa que cualquier otra especie en el universo. Y aun así, nadie podía decir el preciso momento en que había empezado.
Nadie se había dado cuenta en qué momento exacto había empezado todo puntualmente, para cuando lo descubrieron ya les llevaban ventaja y las posibilidades parecían empezar a inclinarse hacia los desconocidos. Pero eso no significaba jamás que fueran a caer sin pelear, o eso era lo que repetía Rasa Sabaku, su padre, una y otra vez.
Acomodó un mechón de su cabello rubio mientras pensaba en que no sabía nada más sobre el tema, o no muy específicamente. Su padre era un militar de alto rango que toda la vida los había entrenado a ella y a Kankuro para una posible guerra entre naciones. Eso sin saber que la guerra se desataría con una especie invasora y no entre países. Por eso a pesar de apenas tener 17 años ella sabía cómo seguir rastros, cómo sobrevivir en el bosque, cómo defenderse en una pelea y cómo usar un arma, aunque nunca hubiera necesitado disparar una.
Pero con cada día, semana y mes que iba pasando sabía que los humanos se reducían más y más. O los humanos puros, si es que podía llegar a usarse tal definición. Ese era el principal motivo por el cual el enemigo había ganado tanto terreno antes de ser descubiertos y empezar a tratar de repelerlos.
Las películas habían mostrado muchos tipos de extraterrestres, de múltiples colores, formas y tamaños. Pero ninguno se parecía a esos, tampoco al método de invasión que habían empleado, nadie sabía su apariencia con exactitud. Lo que sabían era que se veían igual que los humanos, físicamente no había ningún cambio visible, más allá de un ligero halo plateado en el iris, rodeando la pupila y que a veces pasaba desapercibido según las condiciones lumínicas.
La especulación inicial era que tomaban la forma del humano al que estaban reemplazando, pero su padre le dijo que tras agarrar un par de prisioneros descubrieron que no era así. Yura, un vecino de toda la vida y compañero en el mismo comando militar de su padre, fue reemplazado por los invasores y en su lugar ya no había un hombre malgeniado de pocas palabras sino un algo que era amable y hasta le había ofrecido galletas recién horneadas a ella y sus hermanos con una sonrisa.
Su padre lo había capturado, había dado el primer movimiento antes que fueran ellos los siguientes en ser asesinados y cambiados por una versión sonriente. Ese fue el día en el que al menos su padre, y el equipo que dirigía, descubrieron que no es que sustituyeran al humano por un ser con su misma forma.
El hombre que habían atrapado era Yura por completo, todas las cicatrices de las guerras del pasado seguían en su cuerpo, los tatuajes hechos en su juventud y cuya tinta ya estaba descolorida por el paso del tiempo estaban allí plasmados en su piel. No había ningún cambio físico en el hombre más allá del halo plateado en los ojos.
Era el mismo cuerpo, pero le cambiaban el cerebro, o algo así. Era algo lo que le metían a la cabeza a los humanos y los modificaba por completo. Pero tampoco había una herida o marca que revelara que les habían abierto la cabeza, únicamente una pequeña cicatriz en la parte trasera de la nuca que fácilmente podía ser escondida con el cuello de una camisa o cubierta con el cabello.
Por eso fue tan difícil descubrirlos desde el principio y haberse dado cuenta de lo que estaba pasando, notar que la disminución de los crímenes, de las amenazas de guerra y de las muertes por hambre o desnutrición no eran porque la humanidad mágicamente hubiese decidido pensar en el prójimo.
Sin duda esas fueron las primeras señales de que el fin de la humanidad había empezado.
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Exhaló pesadamente mientras revisaba el teléfono en sus manos, esperando exasperada mientras maldecía para que su hermano llegara a la vivienda antes que su padre le diera alguna instrucción. La nueva forma en la que vivían no era agradable y claramente les conllevaba adaptarse, pero Kankuro era quien peor lo estaba llevando. Ahora bufó algo molesta, él tenía derecho a ser un adolescente caprichoso de 15 años, pero ella no.
Se sobresaltó momentáneamente al escuchar el pitido lejano del microondas que anunciaba que su cena estaba lista. Guardó su celular en el bolsillo trasero de su pantalón y caminó a la cocineta para tomar su comida.
- Come tu cena — ordenó al pasar junto a su hermano menor, quien tan solo revolvía todo con el tenedor y no daba señales de haberla escuchado — Gaara, te estoy hablando
- Te escuché, Temari — fue la respuesta sin verla — esta comida es asquerosa
- Es comida — contestó tratando de no respirar el olor que emitía su cena, porque definitivamente coincidía con el pelirrojo, era asquerosa — y es mejor que pasar hambre, come
- ¿Cuándo volverá nuestro padre?
- No ha escrito desde ayer — era lo único que podía decir con certeza.
Después de sentarse se metió toda la comida que pudo a la boca para masticar aprisa sin saborear. Su dieta alternaba entre la comida instantánea, los enlatados y las raciones de los alimentos especiales que les daban a los militares, era indiferente cuál eligieran, toda era horrible.
- ¿Tienes lista tu maleta? — al parecer llevaban demasiado en ese refugio y este había sido comprometido, por lo que debían estar listos para evacuar en cualquier momento
- No es como que tenga mucho por empacar — farfulló el pelirrojo moviendo de nuevo el tenedor de lado a lado
A veces no sabía qué pensar de la actitud de su hermano menor, era casi una mala combinación entre ella y su otro hermano. El problema es que escasamente tenía 8 años y no comprendía las cosas como la hacían Kankuro y ella, o bueno, ella.
Su madre había muerto por una complicación en el parto, y los primeros años había sido su tío quien solía pasar tiempo en casa para acompañarlos y estar pendiente del bebé, enseñándole a ella cómo cambiarle el pañal y estar atenta a sus necesidades. Porque era casi odio lo que mostraban los ojos de su padre cada vez que veía al pelirrojo, escasamente prestándole atención y sin dejar jamás su trabajo de lado.
Luego cuando empezaron los "entrenamientos" a los que la sometía a ella y a Kankuro, su hermano menor jamás fue incluido en estos. Pero debía ser honesta, eso no era por el desprecio de su padre al infante, la realidad era que era imposible llevarlo con ellos porque en ese entonces Gaara apenas si tenía 3 años.
Su tío también era militar, aunque se dedicaba a la parte médica, por eso cuando la situación para la humanidad se volvió crítica y las tropas fueron llamadas a reunirse tuvo que dejarlos. Y recayó en ella como la hermana mayor el hacerse responsable de la casa y de sus hermanos. Ser ella quien arropaba a Gaara en las noches cuando este decía que estaba asustado porque no hubiera ningún adulto con ellos, o reprender a Kankuro por querer hacer lo que quería y no tomar las precauciones que decía su padre, al menos ya no había pañales sucios por limpiar.
- ¡Kankuro! — hubo alivio en su voz al ver que su hermano por fin había regresado
El pelinegro había dicho que iba a salir a recorrer el sector y buscar algún vecino que no estuviera poseído, tal vez alguna fiesta clandestina en donde hubiera gente de su edad. No le importó cuánto lo reprendiera ella y le dijera que era mala idea, ni siquiera cuando le recordó que su padre les había dado la orden de quedarse dentro de la pequeña y oculta vivienda que era su refugio.
No pudo gritarlo antes que se fuera, las horribles criaturas que ahora ocupaban los cuerpos humanos eran demasiado calmadas y pacíficas, por lo que los gritos les harían darse cuenta de inmediato que ellos todavía eran puros y se los llevarían para reemplazarlos, o invadirlos, o lo que sea que hicieran.
- ¿Ya volvió R...? — su hermano se pausó a mitad de la frase — ¿ya volvió papá? — ella guardó silencio por un segundo al haberle parecido extraña la pregunta, en especial porque ninguno de ellos se refería nunca a su padre como papá. El hombre había sido militar toda su vida y exceptuando a su madre cuando vivía, a nadie le permitía hablarle con excesiva confianza
- No
- ¿Dijo en dónde está? — ella frunció el ceño antes de negar, sin saber exactamente porqué de repente sentía que se le estaba poniendo la piel de gallina — ¿cuál fue el último lugar que reportó?
- Sabes que "papi" no confía en nadie para decirle eso — había esperado una reacción por parte de su hermano a la forma en que se refirió al hombre, pero este ni siquiera parpadeo.
Fingiendo que todo estaba bien se levantó para arrojar la bandeja de su comida vacía, quedándose de pie casi a la salida de la pequeña cocineta que era la máxima distancia que podía poner entre ellos sin que pareciera algo fuera de lugar.
– Gaara, ve a tu cuarto
- ¿Por qué? — masculló el menor todavía sin verla — estoy comiendo
- No digas mentiras — no quería dejar que su tono sonara diferente — llevas 10 minutos revolviendo el contenido de ese plato — por fin el pelirrojo hizo contacto visual y ella trató de lucir lo más seria posible — ve a tu cuarto, ahora
- No tengo un cuarto — fue un siseo y ella no quiso rodar los ojos. No, claro que no tenía un cuarto para él como antes. La vivienda escasamente tenía 1 habitación en la que había 2 literas para ellos 4, contando cuando su padre estaba, pero no era el momento para esos tecnicismos ni para su rebeldía
- ¿Por qué quieres que se vaya? — la voz de Kankuro parecía desinteresada a la vez que se había acercado a la encimera y parecía estar buscando algo — no está haciendo nada
- Porque ya es su hora de dormir — mintió, cada vez más exasperada porque el pelirrojo parecía ajeno a todo. Su respiración se estaba acelerando mientras retrocedía lo más lentamente que podía al buró en el que había una linterna
- Hermana, ¿me muestras los últimos mensajes que mandó papá? — ella agarró disimuladamente el objeto que buscaba y no dijo nada, sosteniéndolo con firmeza en su mano para que no se le fuera a resbalar — me parece importante que sepamos dónde está por si tenemos que ir con él
- Hace varios días que no escribe — mintió de nuevo — además sabes que nunca me da su ubicación exacta — el tatuaje en su antebrazo le ardió por un segundo, casi como el día que su padre se la había hecho y ella solo pudo agradecer siempre haberlo obedecido en lo de ocultarlo de todos — Gaara, ven — el menor no se había movido por lo que trató que su voz fuera lo más dulce posible, lo cual no sonaba nada natural en ella
- ¿Qué?
- Tan solo... ven — le extendió la mano agradeciendo que su pulso no había temblado, el pelirrojo de forma reluctante se puso de pie. Eran pocos pasos por lo que tan pronto lo tuvo a su alcance lo agarró de la camiseta para ponerlo detrás de ella y levantó el otro brazo con la linterna, encendiéndola. Teniendo que contener su jadeo de sorpresa y horror al ver el halo plateado que pareció refulgir en los orbes oscuros de su hermano, que estaban fijos en ellos — No...
- Temari — no sabía qué hacer, no tenía nada para atacar más allá de la linterna en sus manos que temblaba ante la apabullante verdad — ¡Temari! — podía intentar atacarlo, su padre la había entrenado, pero también había entrenado a su hermano y a pesar de ser menor que ella era más pesado e igual de alto — lo siento, Temari — fue entonces que vio que él sostenía un enorme cuchillo, a eso había ido hasta la encimera
- Te dije que no salieras — masculló, empezando a retroceder con Gaara todavía escondido tras ella — ¡¿por qué nunca me obedeces?! — fue casi un chillido desesperado
- Es horrible, Temari — él no esperó una respuesta antes de seguir hablando — dile a nuestro padre que es imposible luchar, una vez se te meten dentro pierdes tu voluntad por completo, dominan cada extremidad de tu cuerpo, están en tu cerebro y sabrán todo lo que tú sepas... es... te manejan como si fueras una simple marioneta
- ¿Kankuro? — cuestionó confusa al ver que el cuchillo no la apuntaba a ella sino que lo dirigía a su propia garganta
- No puedo ganar, es más fuerte que yo y en cualquier momento recuperará el control de mi cuerpo — la cabeza de Gaara trató de asomarse de detrás de ella, pero se lo impidió — no llames a nadie ni trates de salvarme, solamente huye de inmediato de aquí o los invadirán también a ustedes
- ¿Qué vas a hacer? — la linterna se soltó de sus manos, haciendo un ruido sordo y rodando por el suelo pero no le importaba hacia donde iba, sus ojos estaban clavados en la mano de su hermano, sabía muy bien lo que planeaba — lo resolveremos, Kankuro, no tienes que... — quiso mediar
- No, Temari... — la interrumpió — lo siento... debí obedecerte... — el tiempo se había detenido por completo — no lo olvides, no dejes que te atrapen con vida
- ¡NO! — no le importó la atención que su grito podía haber atraído, fue su reacción automática al ver el cuchillo deslizarse con demasiada facilidad por la garganta de su hermano y la sangre que empezaba a manar a borbotones — ¡Kankuro, no!
Se acercó al cuerpo desplomado de su hermano, sentándose en el suelo sin importarle llenarse de sangre al incorporarlo lo suficiente y ponerle la cabeza en su regazo. Tratando en vano de detener el flujo de sangre con sus manos, pero demasiado rápido lo sintió perder el conocimiento, era eso o ella no era consciente del tiempo que pasaba a su alrededor mientras veía el rostro de su hermano que no reaccionaba.
Su padre les había explicado los minutos que tardaba un cuerpo en desangrarse según la vena que se cortara o la cantidad de sangre que se estuviera perdiendo por segundo. De momento solo estaba desmayado, si llamaba a urgencias tal vez alcanzaran a llegar a tiempo para salvarlo, tal vez si ponía un trozo de tela que hiciera presión y ralentizara la sangre que brotaba sin parar, tal vez alguno de esos seres pudiera... ¡No! fue su sentido común el que gritó para regresarle la sensatez.
Si el enemigo llegaba hasta esa vivienda Kankuro se salvaría, era muy probable que sí, pero entonces Gaara y ella estarían perdidos. Por lo que ignorando el hecho que sus ojos se sentían húmedos decidió que tenía que ser práctica, tenía que enfocarse en sobrevivir y protegerlos. Recordó lo relacionado a la cicatriz de Yura, por lo que revisó el cuello de su hermano para ver que ahí estaba dicha marca.
Diría que era una horrible cicatriz, pero la realidad es que la herida se veía completamente curada, no como si fuera algo reciente sino como si la hubiera tenido de toda la vida, pero ella sabía que no era así. Ella conocía a Kankuro y sabía que su hermano jamás había tenido dicha cicatriz y que esa era la única prueba física que dejaba la presencia del enemigo. Eso y el brillo en los ojos.
Pudo ver la linterna en medio del charco en el que estaba sentada, ya había dejado de hacer presión para detener el fluir de la sangre, por lo que se estiró para tomarla y la encendió, abriendo con una mano uno de los ojos de Kankuro para iluminarlo, corroborando que el halo plateado seguía allí sin ningún tipo de alteración, seguía sin ser su hermano a quien tenía en su regazo. Fue entonces que recordó que no estaba sola y levantó la mirada para ver al pelirrojo con sus ojos turquesa fijos en ellos, sin moverse y probablemente sin entender ni un ápice de lo que estaba pasando.
- Tenemos que empacar comida — el pequeño no la vio — ¡Gaara! — reclamó — ve al cuarto y empaca toda la comida que puedas
- Debemos llamar a alguien, es...
- Debemos irnos de inmediato, empaca la comida mientras me cambio de ropa — el menor no se movió — ¡ahora! — fue casi un grito, no podía colapsar en ese momento, no podía permitirse que ellos también fueran atrapados
De mala gana lo vio irse a la habitación, por lo que ella corrió al baño para lavarse las manos, quitándose la ropa llena de sangre. Aunque no estuvieran en una situación de vida o muerte, una persona cubierta de sangre llamaba la atención en cualquier parte. Maldijo en voz baja su ropa se había empapado por completo, y al tener su teléfono en el bolsillo trasero del pantalón este se había mojado con la sangre. Pero no podía hacer mayor cosa al respecto en ese de momento, tan solo se puso ropa limpia y fue a la habitación para tomar su maleta.
No tenían mucho tiempo, no sabía si esas cosas se comunicaban entre ellas de alguna forma y sabían que había uno al borde de la muerte. Levantó la bolsa con la comida que Gaara acababa de empacar porque era demasiado pesada para que la cargara el menor. No podía tomarse un minuto de silencio ni despedirse, lo único razonable era asegurarse que el pelirrojo tuviera bien asida su maleta, tras hacerlo lo tomó de la mano para salir de la vivienda.
Caminaron por varios de los callejones entre las casas que su padre le había obligado a memorizarse, andando a pasos rápidos apenas viendo de reojo hacia atrás para estar segura que nadie los veía ni los estaban siguiendo, debían estar lo más lejos posible de ese lugar para cuando llegaran los demás, y para cuando saliera el sol.
Se metieron a un edificio abandonado cuando empezaba a amanecer, Gaara se había quedado en completo silencio todo el camino, sin quejarse siquiera porque no se habían detenido más que algunos minutos para recuperar el aliento antes de seguir, pasando la noche completa en vela. En cuanto estuvo segura que no había nadie más en el lugar y que estaban bien escondidos, se desplomó en el suelo, estaba agotada.
- Temari... — no quería contestar, sabía que el pelirrojo le iba a preguntar por lo que había pasado con Kankuro, le iba a pedir una explicación que ella tampoco tenía
- Debemos descansar, en la noche seguiremos avanzando... — hubo silencio por algunos minutos, en los cuales ella buscó nuevamente su teléfono y maldijo en voz baja al ver que se sentía pegajoso y no funcionaba
- Temari ¿qué vamos a hacer?
- Conozco otro escondite, pero es retirado... nos tomará al menos un par de días avanzando sin parar cada noche... en ese lugar... — quiso decir que en ese lugar podrían contactar a su padre, pero sabía que era imposible.
Tal vez si tenía algo de suerte en un par de días cuando la sangre se secara del todo el aparato volviera a servir... pero si su padre le había escrito durante el tiempo que no funcionara y no obtenía respuesta no volvería a escribirle o contestarle jamás. Su padre había sido enfático al decirle que debía tener ese teléfono siempre con ella y funcionando, además de estar siempre pendiente para contestar en el límite de tiempo que le había dado. Así ella supiera el número el hombre no le contestaría a nadie más, hasta destruiría la línea antes de arriesgarse a una fuga de información.
- No te preocupes — dijo tratando de sonar segura, incluso sonriendo de la forma altanera que solía hacerlo — yo te mantendré a salvo — eso no era una mentira, le extendió el dedo meñique y el pelirrojo hizo lo mismo para enlazarlo — te prometo que nunca voy a dejar que nada te pase — ambos sonrieron antes de separar sus dedos tras la promesa hecha, procediendo a acostarse sobre el duro suelo para dormir.
Ella no mentía, iba a evitar a toda costa que a Gaara le pasara lo mismo que a Kankuro. No podía perder a otro hermano, mucho menos a ese pequeño a quien había cuidado desde que era un bebé.
Lo iba a proteger aunque le costara su propia vida.
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¡Bienvenidos a una nueva locura!
Ustedes saben que mi inspiración es muuuuuuuuuy volátil y a veces sale con ideas de la nada. Justo eso me pasó esta vez, estaba revisando un canal de Telegram en el que comparten libros y justo pasaron este libro, por algún motivo al ver la portada lo que mi cabeza dijo de una vez fue: ¿Y si hacemos una adaptación NejiTen de esta historia?
Lo hablé con otra autora (gracias TiyanaP por la paciencia y los consejos) y tras releer el libro nos dimos cuenta que la adaptación no daba para un NejiTen, o no como pareja principal, por lo que lo siguiente fue buscar una pareja que a mí me gustara, con la que me sintiera cómoda escribiendo y que pudiera calzar. Además que desde que escribí Denuedo le debo al mundo un ShikaTema.
Pero, voy a dar un paso atrás y explicar ¿qué es esta nueva locura? Bueno, es una semi-adaptación del libro "La huésped" de Stephenie Meyer. Es un libro (también le hicieron película) cuya temática me encanta y creo que podré acomodarla muy bien a los personajes que elegí.
Quiero dejar muy claro: no es una adaptación en el sentido que tomé el libro y solamente remplacé los nombres de los personajes dejando los diálogos y todo lo demás igual, no (y no diré el nombre con el que se conocen ese tipo de "adaptaciones"). Es una semi-adaptación porque es un fanfic que estará ubicado dentro de ese universo, con la descripción y el lore que fue creado por Stephenie, aunque le agregaré un par de detalles por ahí según necesite mi historia. Tal vez la trama tenga algunos puntos similares, pero no busco ser una copia de la obra original.
Diría que algo así como con mi historia en el universo de Harry Potter (está en pausa, por eso no la he vuelto a actualizar) en la que hay magia, hechizos y todo lo que la autora creo previamente, y ese NejiTen no busca decir que alguno de ellos es el nuevo niño elegido o hacer una pelea con Voldemort. Tan solo es una historia que pasa en el mismo mundo... bueno, eso será esto.
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¿No se han leído el libro ni visto la película o ni siquiera saben de qué les hablo? ¡No se preocupen! A medida que se vaya desarrollando la historia iré explicando el universo en el que se está llevando a cabo todo, quiero jugar un poco también primero con las limitaciones de Temari de no entender del todo lo que ocurre a su alrededor antes de poder explicar más a fondo.
De momento las aclaraciones son: Es un AU actual (tecnología y demás de hoy en día), aunque las ciudades y poblaciones tendrán los nombres de Naruto (Suna, Konoha, Iwa, etc). Será un longfic ShikaTema y posteriormente incluirá NejiTen.
Y bueno, me haría muy feliz si le dan una oportunidad a esta nueva locura, también si me cuentan sus opiniones/comentarios/teorías al respecto.
¡Gracias por leer!
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Att: Sally K
