Prologo

Dipper sostenía con fuerza sus costillas, no sabía si el dolor físico era igual o peor del que sentía en su alma, se sentía defraudado por todos, quería gritar pero solo sonó un gemido ahogado mientras las lágrimas resbalaban por sus mejillas en esa oscura noche, de repente la voz de una mujer se iba acercando donde él estaba.

― ¿Hay alguien ahí?

―Ayuda por favor…

La silueta de una mujer que se acercaba a él fue lo último que vio Dipper desmayándose en el césped.