01- Noche de cacería
-¿Dijiste "Sangre pálida"?- exclamó la nutria acomodando sus gafas.
-Si…- declaró la pequeña coneja sentada en la camilla.
-No he escuchado de nada de lo que hablas, pero podríamos iniciar por el tratamiento estándar. Solo ocupamos un contrato...
El doctor tenía un aspecto viejo, demacrado, insano; transmitía un olor repulsivo y sus ojos estaban descoloridos. Aun así, era el especialista que había encontrado, y con su recortado presupuesto no podía darse el lujo de ponerse caprichosa. Ella solamente asintió y se recostó, mientras la nutria le limpiaba el brazo con un trapo húmedo; sintió el piquete de la inyección, pero decidió mejor abstenerse de mirar. Firmó el papel que la nutria le había entregado, despues de lo cual la nutria se lo quitó.
-El tratamiento tomara un par de horas, espero que tenga sueño- declaró el doctor soltando una carcajada siniestra-. Porque me temo que no podrá cambiar de posición hasta que toda la sangre se haya terminado.
Ella volteó a verlo y asintió en silencio.
-En la gran Zharnam hemos encontrado cura a casi todas las enfermedades y debilidades- dijo con orgullo el macho, aunque a ella no pudo sonarle más falso con su horrible aspecto-. Encontraremos la manera de tratar su afección, aunque el proceso pueda ser… poco ortodoxo.
La nutria dejó su bastón sobre un escritorio y se cruzó de brazos, observando a la coneja.
-Y no se preocupe por nada, puede pensar en todo lo que vera como solo una… pesadilla…- pronunció las palabras con cierta lejanía.
Los ojos de ella se sintieron más pesados y contra su voluntad, dejó de ver al médico. Sintió sus brazos caer a los costados y un cansancio extremo invadirla. Cerró los ojos pensando en tomar fuerzas para informar a su acompañante, pero el sueño ganó la batalla.
Entre sueños, pesadillas, pesar. Su cabeza le palpitaba con un dolor penetrante y pudo abrir los ojos. Un charco de sangre, creciendo; un rugido. No poder moverse. Las patas del médico siendo arrastradas, un sonido mórbido: huesos rompiéndose. El deseo de morir por un malestar que le superaba. De pronto, un enorme lobo apareciendo en su campo visual, sobre el charco de sangre; su rostro lleno de pedazos de carne y una mirada vacua. Olfatea el aire y su dolor se intensifica; le duele el vientre, la cabeza, los ojos: pero no puede cerrarlos. No puede escapar de la visión más espantosa que haya visto. Ese lobo está devorando al médico; de su hocico deja caer trozos de carne y la mira fijamente; alza una pata y avanza con cautela. No puede moverse, no puede escapar, no puede despertar. No es un sueño.
La sangre suena con cada paso del lobo, y sus dientes afilados se acercan más y más. Alza una de sus garras y… explota!
Una llamarada de fuego, el lobo grita. La iluminación lastima sus ojos. La bestia arde con dolor y su pelaje se consume con rapidez. Sabe que hay alguien más.
-Una más…- susurra una voz detrás de ella.
Quiere voltear a verlo, quiere pedir ayuda, pero no lo logra. La bestia se consume y deja de moverse, y escucha los pasos alejarse ¿El doctor la ha salvado? El dolor disminuye y se da cuenta que ese pensamiento es estúpido cuando recuerda los restos de la nutria en el hocico de la bestia. Los pasos se alejan más y más… ¿Entonces que escucha? Un susurro, varios de ellos; pronto se vuelven gemidos profundos. Trepan por sus piernas. Los ve. Pequeñas criaturas, aún más pequeñas que ella, topos pálidos, que escalan por su cuerpo. Pálidas, arrugadas, sin pelo, sin ojos… sin dientes… horribles. Pequeñas manos que la rodean. Uno, dos, tres… cuatro, cinco… seis…
Deja de contar cuando ve sus manos estirarse a su rostro y cubrir sus ojos. Y después la oscuridad.
-Así que has conseguido una cazadora…- dice fuerte una voz diferente a la de antes.
Despertó en la clínica, sobresaltada. Miró a su alrededor, pero todo estaba muy oscurecido, y apenas una tenue luz se filtraba por las ventanas más altas que las enormes cortinas no lograron cubrir. Su cabeza esta mejor, y los demás dolores han desaparecido por completo. Estaba viva, a salvo. La coneja alzó las orejas al ver el tubo en su brazo, y la bolsa conectada totalmente vacía; se lo quitó y se puso de pie. Frente a ella, no hay rastros del médico, o de la bestia, pero el suelo estaba ennegrecido, humeante… ¿Pesadilla o realidad? Asustada, confundida, se acercó al escritorio del doctor.
Vio su expediente, abierto, con siete pulcras anotaciones. Siete días. El tratamiento era de siete días… Pero no era capaz de recordar más que el primero… a menos que los otros seis… Cerró los ojos y se esforzó en recordar, pero fue incapaz ¿Era ese el primero o el último día de su tratamiento? Todo era tan confuso y se sentía tan débil. El doctor Nutriales no se veía por ningún lado, de hecho, ningún otro enfermo o medico presente. Así que no tuvo más remedio que dejar las cosas sobre el escritorio y comenzar a explorar.
Recordaba la puerta de salida, pero no veía como una buena idea retirarse estando tan confundida, así que trasteo con la otra puerta; esa puerta debía conducir a una zona más privada del hospital, porque estaba cerrada. Golpeteo varias veces hasta que la puerta cedió, y confundida comenzó a subir por las escaleras.
-¿Quién eres?- preguntó una voz cuando iba a medio camino. Alzó la cabeza, pero solo se encontró con otra puerta cerrada.
-Judy Hopps- respondió ella con prontitud-. Necesito… Busco al doctor Nutriales.
-¿Nutriales?- exclamó la voz sorprendida-. No conozco a ningún doctor con ese nombre, esta es mi clínica.
La voz la reconoció como de una mujer. Continuó avanzando, tratando de enfocarse más en sus palabras y ver si se había expresado confusamente.
-Es mi doctor, estaba en tratamiento cuando…
-Hoy es noche de cacería, señorita Hopps, y debería irse a su casa- dijo la voz impasible-. No puedo abrir esta puerta, pues he jurado proteger a mis pacientes. Y usted no es uno de ellos, pareciera más un cazador.
-¿Disculpa?
-He oído de cazadores que se han vuelto locos durante las cacerías. No puedo asegurarlo, y no puedo arriesgarme- dijo ella con una voz cada vez más lejana-. Esta puerta no será abierta hasta que termine la cacería, y la cacería parece particularmente larga hoy…
Al decir esto, Judy sintió la respiración en su espalda. Se giró solo a tiempo para ver las enormes fauces abrirse y encajarse en su cuello; el dolor la volvió loca, y su visión se distorsiono cuando el lobo sacudió su pequeño cuerpo con fuerza, desgarrándole la piel. Sus ojos se quedaron ciegos y el dolor más atroz la hizo perder la conciencia.
-Lo siento, cazador… Pero tu muerte no es el final.
Al despertar, notó el frio y duro tacto de las piedras. La visión al abrir los ojos no fue mucho mejor que aquella cuando… Se apretó el pecho y miró al frente. Una enorme mansión se alzaba frente a ella; grande, muy grande, con pequeñas zonas verdes que difícilmente podría calificar de "jardín"; varios árboles, majestuosos y hermosos, se alzaban por toda la propiedad, bien limitados por rejas y canceles. Ella se puso de pie y miró al frente, donde un camino de piedra la guiaba al interior de la mansión.
Al dar unos pocos pasos se percató de la presencia de alguien, y rápidamente se apresuró a alcanzarla. Llegó saltando y se detuvo en seco: era solo una muñeca. De cara hermosa y pálida, una oveja inexpresiva que reposaba sentada en un desnivel de la curiosa propiedad. Soltó un suspiró antes de comenzar a subir por las escaleras.
Escuchó el vació nuevamente, y los vio aparecer. Los enanos blancos aparecieron en el suelo, los topos fantasmales, cargando un arma de fuego, ese artilugio que era la muestra de la más avanzada tecnología. Algo en su interior le dijo que lo tomara. Se agachó y arrancó el objeto de las manos pálidas de los enanos, quienes volvieron a hundirse en el suelo.
-Los mensajeros son inofensivos- dijo una voz profunda que la sobresalto.
Su corazón se aceleró y alzó la mirada, pero no se encontró más que con las puertas cerradas del recinto.
-Ellos siempre guían a los cazadores- continuo la voz-. Los ayudan, a combatir, a encontrar el camino… a soñar…
La voz se convirtió en una carcajada, y frente a ella aparecieron otro grupo de mensajeros. Cuatro o cinco que pululaban en el suelo sosteniendo una sierra dentada: su aspecto era tosco y sucio, pero increíblemente sólido y ligero. La empuño con una mano, y casi era de la mitad de su propia estatura, pero no le costó mantenerlo con una sola mano en lo alto mientras lo examinaba. Los mensajeros se hundieron nuevamente en el suelo, y ella enfundo la pistola en su bolsillo y subió las escaleras con la sierra en mano.
Llego hasta las magníficas puertas de madera, gruesas y firmes, de grabados exquisitos en formas geométricas regulares y un tono tinto que brillaba con belleza. Le costó más trabajo empujar las puertas de lo que le había costado empuñar el arma.
-Bienvenida, al sueño del cazador.
Frente a ella, una hiena enorme sonrió con malicia. Su primer impulso fue retroceder, hasta que pudo ver que se trataba de un anciano, y de uno en silla de ruedas; ella titubeó y con su arma en alto, ingreso al recinto.
-Una… coneja. Una coneja cazadora- exclamó la hiena sonriendo-. Eso sí que no lo había visto nunca…
-¿Cazadora?- exclamó ella confundida.
-Eres una cazadora, por derecho- afirmó el anciano rascando su quijada-. Los mensajeros te han traído aquí, te han salvado…
-¿Salvado de qué?
-De tu muerte- se burló el anciano como si fuera evidente.
Ella recordaba perfectamente la sensación de los dientes hundiéndose en su cuello, cosa que la hizo alzar su mano libre para comprobar, pero no encontró herida alguna. La hiena sonrió complacida.
-Veo que no lo has olvidado, y aquí, al sueño del cazador, es donde volverás cada vez que suceda- declaró el anciano con amabilidad-. Aquí podrás descansar, reabastecerte, adquirir conocimiento y…- alzó un dedo y su sonrisa se volvió más grande-. Volver a la cacería.
-¿La cacería? Yo solo vine a Zharman por una cura para mi enfermedad.
-Lo que haya pasado, es ahora irrelevante. La cacería ha comenzado, las bestias invaden la ciudad- declaró la hiena con expresión neutra-. Yo mismo una vez fui un cazador, pero ya no soy capaz de mantener a salvo mi ciudad… Mi nombre es Lenard, por cierto.
-¿Qué está sucediendo en la ciudad? - preguntó ella ladeando la cabeza.
-Cada luna llena, es noche de cacería- declaró Lenard con delicadeza-. Cada cacería… puede durar hasta la eternidad…
-No lo entiendo, Lenard.
-Lo mejor sería verlo- declaró encogiéndose de hombros-. Lo mejor sería enfrentarlo. Fuera del sueño del cazador, encontraras cientos de peligros. Y mejor sería estar preparada para ellos; Zharnam, el lugar donde cualquier animal puede ser lo que desee, es así por un motivo.
-No vengo por política.
-Tal vez encuentres lo que buscas, si aceptas enfrentar lo que te busca a ti.
-Has hablado de una cacería… ¿Muerte?- preguntó ella confundida.
-En Zharnam, muchos animales se han corrompido. Los más afortunados, se han vuelto ambiciosos; lo menos, salvajes. Atacan, matan, devoran para conseguir la bendición de la sangre. Y entre más sangre consumen, más fuertes se vuelven. Mas peligrosos, para ti y para los tuyos. Para la ciudad.
-¡Eso es terrible!
-Es por eso que los cazadores deben cazar- declaró el León sonriendo-. Para eso están aquí…
-Pero esto no puede ser real- dijo ella acariciando su cuello-. Yo…
-¿Moriste? Si. Y fuiste salvada. Un cazador nunca muere, solo sueña. En cada sueño, volverás aquí, a nosotros. Y mientras sigas soñando, serás inmortal; pero los sueños podrían durar aún más que las cacerías, y después no tendrías a donde volver al despertar. Cuida tus pasos en el exterior, que entre menos sueñes, más te corromperás; el cuerpo es más fuerte que la mente allá, y el conocimiento puede ser… malinterpretado.
Lenard acercó su silla de ruedas a la puerta y señaló la escalera; alrededor de esta, vio distintas lapidas de las cuales no se había percatado. Todas brillando con una tenue luz pálida.
-La luz te guiara de vuelta al sueño, así como la muerte- dijo el anciano sonriendo-. Y en el legado de otro, podrás volver al mundo de los vivos.
-¿Lapidas?
-Piedras de poder. Monolitos- declaró con serenidad-. Marcaban la morada de aquellos que podían yacer eternamente sin morir, pero los inferiores siempre han querido imitar a los dioses…
Judy volteó a ver al anciano y afianzó su pata en la cuchilla.
-¿Magia?
Lenard le sonrió de forma condescendiente.
-El poder se puede nombrar de muchas maneras, pero no siempre se puede entender.
-¿Qué quiere realmente de mí?
-Que hagas tu trabajo, cazadora- respondió el anciano cerrando los ojos, al parecer arrullándose en recuerdos muy antiguos-. Como lo hagas o cuanto tardes, no me interesa.
-¿Qué ganaría yo de todo esto?
-Primero, sobrevivir- respondió sonriendo, pero aun sin abrir los ojos-. Y puede que las respuestas detrás de lo que has venido a buscar.
-Debo admitir que… las cosas han sido anormales desde que llegue. Y estoy preocupada por todo lo que he visto- admitió ella agachando las orejas-. No moriré siendo una presa…
-Entonces, siendo una cazadora.
Judy lo miró con rencor, ofendida por la forma en que el anciano insinuaba que, de cualquier manera, terminaría muerta ¿Pero realmente la muerte no sería el final, como el anciano mencionaba? Caminó hacia la lápida más cercana, llena de símbolos; bajó las escaleras y las estudio una a una hasta que reconoció en la última de ellas el símbolo de la clínica. Tocó la lápida y fue una claridad confusa y arrebatadora.
Despertó de rodillas frente a una vieja lámpara de tenue luz morada. Su cuerpo se sentía renovado, y su mente la notaba más despierta; el frio de la estancia, el olor pulcro del ambiente, la textura del arma en su pata… eran cosas, detalles que hasta ese momento no había echado en falta, pero que ahora la invadían con abrumadora claridad: esta era la vida. Estaba viva.
Escuchó los pasos detrás de ella y rodó a un lado, a tiempo para esquivar la embestida de la bestia. Titubeó para contratacar, aunque tomó con fuerza su cuchilla ¿Era eso legal? ¿Era necesario? Miró al enorme lobo enloquecido darse la vuelta. Sus fauces babeantes, sus ojos perdidos y estúpidos, sus dientes llenos de sangre y sus garras peligrosamente largas ¿Podría hacerlo? ¿Podría arrebatarle la vida a un animal enloquecido? Si lo que acaba de vivir era un sueño, eso en lugar de darle seguridad le daba más miedo… No podía confiar en lo que había escuchado de un desconocido en un sueño, no podía simplemente ir por ahí matando enfermos mentales. Pero todo era tan confuso y real a la vez, que se sentía conflictuada.
El lobo arremetió nuevamente, y ella esquivó saltando nuevamente. Arrastró su arma, que por primera vez la notó pesada, pero que no se atrevió a dejar atrás; las camas del hospital fueron golpeadas por las arremetidas de la bestia, y varios frascos cayeron al suelo. Judy alzó su arma y en la oscuridad de la estancia pudo oír gemidos, gritos, quejidos y susurros de fuera de la estancia… ninguno de los cuales le parecía normal. No esperó una tercera arremetida, sino que saltó directo a la bestia y dio un firme golpe contra la pata izquierda; mucha sangre se derramo en el suelo, pero la cuchilla ni siquiera freno durante el golpe. Con satisfacción, se giró y cortó la garganta de la bestia, y esta cayó al suelo. Lanzó un ultimó golpe con su garra filosa, pero en esta ocasión la pata fue cortada limpiamente por un hacha. La sangre salpicó a Judy, que retrocedió aterrada y alzó nuevamente su arma. Una figura sombría sostenía el hacha, la cual levantó con cierta dificultad; un macho de sombrero y gabardina, con una fina bufanda y guantes elegantes grises volteó a verla. Y le sonrió.
-Bienvenida a la cacería, joven cazadora- dijo mostrando sus colmillos-. Bienvenida a Zharnam…
Corenote:
Esta es una adaptacion del videojuego de Bloodborne. Como tal, debo aclarar que no obstante muchos eventos seran modificados en su orden o relevancia, y mas que nada lo que pretendo respetar del juego es el mapeado y el universo. La trama se vera considerablemente modificada a conveniencia de poder disponer de todos los personajes que deseo y algunas ideas que me encantaria implementar.
Si no conoces el videojuego, no te preocupes, pues tratare de explicar sus dinamicas, personajes y ambientacion de manera sencilla. El unico punto que debes tomar en cuenta es que esta ambientado en la epoca victoriana, eso significa el inicio de la revolucion industrial. Podriamos decir que es una ambientacion ligeramente "steampunk" por momentos.
Por ultimo, debo agregar que este escrito contiene mucha violencia explicita, lenguaje obsceno y sexo explicito. A fin de mantener el suspenso, no entrare en detalles, pero puedes esperarlo en cualquier momento.
