Disclaimer 1: Fanfic sin ánimos de lucro. The Loud House es creación de Chris Savino, propiedad material de Nickelodeon Intl, y está bajo licencia de Viacom International Media y Jam Filled Entertainment.

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No muevan un músculo

Epílogo

Coexistencia

Royal Woods, Michigan

8 de septiembre de 2019

1:42 pm

Sobre la avenida Franklin

Estamos corriendo hacia la extinción de nuestra especie. No sólo carecemos de dominio sobre la naturaleza, estamos subordinados a ella.

El chofer que contrató no era un mal sujeto. Aunque la limusina fuese algo muy ostentoso, es bastante cómoda para un transporte que tiene por anticuado, arcaico y, en resumidas cuentas, siente que tiene los días contados.

La casa donde se detuvo se veía arruinada ante sus ojos. Podrá parecer una bonita construcción como las demás del vecindario, pero el porche se ve algo vetusto. No lo suficiente para caerse a pedazos en la primera oportunidad, pero si como para pensar en incluir un par de arreglos si la familia residente aceptaba una indemnización por lo que sucediera en ese parque meses atrás.

-¿Seguro que aquí es? -preguntó el sujeto, vestido impecablemente en traje gris, camisa Oxford y zapatos de piel de estilo italiano, de tez blanca y cabello encanecido, casi todo blanco en su totalidad.

-Si, señor -respondió Kirby, el servicial chofer que está a poco de retirarse-. 1216 de la avenida Franklin.

-Descansa un poco, Kirby. Espero tomarme mi tiempo.

Bajando de la limusina, Lewis Dodgson volteó un poco para cerciorarse de que los vecinos de la localidad le presten un poco de atención. Veía en la casa de a lado a un anciano dando cuenta de un balde con pollo frito (algo asqueroso para él, considerando su dieta vegana), a la vez que un sujeto calvo, castaño y de barba vistiendo una camisa de franela roja a cuadros pasea a un Labrador.

Tomando algo de aliento, recordó las últimas tres casas que visitó hasta ahora. Dado que absorbió los gastos por indemnizaciones varias de InGen y el corporativo de Masrani, esto había sido un juego de niños en lo que a él respecta.

Agradece que no fuera como ese remolque que visitó a primera hora de la mañana. La madre de Taylor Ortega parecía agotada por una ruda noche de trabajo, abocada a sacar tanto como le fuera posible. ¿Esa casa de un nivel de la avenida Cluverius? El padre de ese chico, Wesley Anderson, solo le cerró la puerta en la cara, y los padres de la chica Hidalgo no solo no rehusaron el pago delos gastos médicos de la discapacidad de su hija, Rachel, sino la garantía de que tendrá estudios de estadística de la mano de Ian Malcolm una vez que se gradúe de la preparatoria en 2023.

Por ahora, el último chico afectado que vería por hoy, según su expediente, había sido la causa por la que esa chica pudo salir apenas con vida. Y teniendo en cuenta que los McCann estaban más que dispuestos a demandar a quien fuera responsable, se prepara para cualquier escenario. Por lo menos, la figura del filántropo que dirigía BioSyn no se verá afectada. No después de las promesas a la alcaldesa de reclutar personal del pueblo para las instalaciones en las Dolomitas y los hangares en la Costa Este.

Caminó hasta el porche y, sintiendo la madera crujir, toca el timbre, el cual soltó una descarga eléctrica que le hizo retroceder.

La mujer que abrió la puerta, presumiblemente la madre del chico, parecía entrar ya a los cincuenta, y no de la mejor forma. Se la nota apurada, aunque ella no es precisamente el blanco que esperaba en más de una forma.

-Disculpe, señora -dijo Lewis con amabilidad, tanteando en el expediente de su celular-, ¿esta es la residencia de Lynn y Lincoln Loud?

-Eso depende -dijo Rita, apurada y con una explosión proveniente del segundo piso-. ¿Viene a burlarse de mis hijos?

-¡Oh, no! Nada de eso -respondió Dodgson, manteniendo una sonrisa de millones de dólares-. Supongo que usted es su madre, Rihanna, Lita…

-Seré franca con usted -dijo Rita, amagando con cerrar la puerta-. Mis hijos todavía están yendo a terapia, a Lincoln le quitaron los clavos que tenía en el pecho hace un mes y mañana hay escuela. Ahora si me disculpa, tengo una hija que dejar en el aeropuerto.

-No voy a quitarle su tiempo, señora Loud. Solo vine a hablar con sus hijos.

-De ninguna manera -negó contundente Rita-. No dan entrevistas, conferencias, simposios ni pláticas a nadie.

-Es directa, me agrada.

-Pues usted a mi no.

-¿Y si le dijera que pueden tener una mejor vida?

-No a costa de su salud.

-Bien. Entonces al grano.

Sacando del traje una chequera, Dodgson volteó para asegurarse de que al menos uno o dos de los vecinos fuesen testigos. Conoce ese acto a la perfección por todas las veces que la ha puesto en práctica, y no puede sino salir bien librado en cualquier caso. Si es rechazado, no dejarán de hablar de Rita Loud como una mujer que escupió a la fortuna que tocó a su puerta. Si lo aceptan, él queda como la gran mayoría de las veces, como el filántropo y ejecutivo de BioSyn a cargo de un santuario en Italia del que suele ser la imagen pública.

-Diga una sola cantidad -dijo Lewis, expectante-, y considere a sus hijos afortunados de haber sobrevivido a un trauma importante y aún así haber salido ganando de un pleito que, soy honesto, ni InGen ni los ejecutivos de Masrani podrían pagar por la enorme cantidad de daños y reparaciones que deben pagar. Estarán becados en una buena escuela, si lo desean, y…

-No estoy interesada -cortó Rita-. Lo mismo le dije a esa gente de ese árabe, lo mismo le dije a esos patanes de InGen y lo mismo se lo digo a usted. No…

-¿Con quién hablas? -preguntó Lynn, habiendo bajado con las maletas de Luan.

-No es nadie -respondió Rita.

Cerrando la puerta de golpe, Rita se desentendió del asunto. Dodgson, incapaz de aceptar un "no" tan tajante, decidió esperar una hora al menos.

Adentro, Lynn seguía mostrando algo de interés. Había escuchado la conversación, pero no podía creer que alguien así vestido pudiera ser tan rico como para ofrecer lo que sea.

-¿Qué quería? -preguntó.

-Dijo que venía a hablar contigo y Lincoln -respondió Rita, un tanto hastiada-. Era algo de becas, los gastos del hospital…

-¿Y por qué no aceptaste?

-Tengo mis razones.

Con las maletas de Luan en la mano, Lynn se quedó desconcertada. Sabe que el dinero es algo que nunca sobra en la casa, y menos con los gastos hospitalarios de Lincoln y los psicólogos para ambos. El hombre con el que estaba su madre parecía amable, todo un empresario que gusta de hacer un poco de trabajo todos los días aún en pequeñas dosis, y si se ofrecía a pagar por algo por algo que estaba claro recortaría aún más su presupuesto, para ella sería como romperse un brazo para no jugar el campeonato de cualquier deporte.

Respirando hondo, Lynn acepta que las cosas seguirán igual. Tal vez un poco mal, pero ya llegarán días mejores. Piensa en eso mientras oye los reclamos de Luan sobre por qué apareció su desodorante en el Señor Cocos.

Riendo un poco, Lynn dedujo que Luan entendió (y muy bien) que su comedia apesta como para necesitar desodorante.

~o~

El aviso de Rachel lo dejó preocupado.

Apenas volvía de la casa de Mollie para intentar despejarse y ahora su cabeza es una maraña de nervios. No porque los padres de Mollie se resistieran a creer lo que le pasó y ambas partes acordaran que jamás ocurrió (más para que él se mantenga un poco lejos de Mollie por ciertas situaciones), sino más bien debido a la noticia que la chica tullida le diera.

En principio, una beca por parte de una compañía dedicada a la genética y reversión extintiva (nombre que Lisa le dio al trabajo de Henry Wu) en el área que él quisiera para su educación superior suena bastante bien. Estar lejos de casa, ver un poco más de mundo, ampliar horizontes. Mientras no sea a California (lugar donde fue el incidente de la fuga que puso en evidencia un muy lucrativo mercado negro) o a cualquier estado donde se han avistado depredadores de tamaño mayor a un perro o en cantidades superiores a un rebaño de cabras de la granja de Liam, suena bastante bien. Incluso si tiene que ser en la Estatal de Michigan, en el Colegio de Boston o en Carolina del Norte, no importaría, si no fuera porque sería asumir una postura un tanto misántropa con los muertos de esa jornada. Algo merecida con algunos de los que tuvo detalles escabrosos, pero con otras como la de Quinn La Salle, que atestiguó de primera mano, lo sería en exceso.

La verdad, no pensó que fuera a extrañar al idiota de Anderson o a Chandler. No porque le agradaran, sino más bien porque el siguiente año escolar entra ya a octavo grado, y ese curioso sabor amargo que deja ser objeto de burlas y abusos será más ligero y, por contradictorio que suene, aburrido de lo que podría ser.

Para mantenerse ocupado y evitar quedarse mucho tiempo en cama, ha estado dando algunas tutorías a alumnos de cursos inferiores, tanto de nuevo ingreso como para el nuevo séptimo grado. Justo volvía de casa de Mollie luego de volver de la de una vecina suya que tenía problemas con ciencias sociales cuando el mensaje de Rachel le llegó con el aviso de que un tal Dodgson pasaría a visitar su casa.

Agradece que Rachel se haya abierto un poco más desde el hospital. Aunque los padres de esta la llevaron de vacaciones a Bali para mantenerla alejada un tiempo de traumas, lo cierto es que por ahora no pueden sino esperar un año a solicitar su transferencia a otra escuela. En calidad de mientras, las cosas entre ambos se pusieron al menos tibias, sin posibilidades de noviazgo a futuro… ya que la chica se enfocará en una terapia de rehabilitación que incluirá los inicios de su vida con una prótesis y él está empezando a salir con Mollie, poniendo un poco de lado a Jordan.

Llegando a casa por detrás, alcanza a ver una limusina en el patio de enfrente. Hasta donde recuerda, no había comido mostaza en meses por prescripción médica (al ser irritante), Lola perdió el concurso de Pequeña Señorita Paseo con Clase y Luna no estaba en casa al irse con la banda a dar una tocada en Mapleton. Por añadidura, Luan es la que se va ahora a estudiar artes escénicas en Boston.

El sujeto que estaba por abordar el elegante vehículo parecía avejentado, casi en sus sesentas. Aunque vestía elegante, daba motivos para verse desairado. Esperando a que se fuera, se fue a hacer tiempo al parque Ketcham.

Una vez que llegó allí, se sentó en una banca frente al estanque, pensando en lo que ocurrió desde el incidente del campamento.

A juzgar por lo que Mollie le contó, su salida (y la de la mayoría de los chicos) fue muy caótica. Tomando uno de los autobuses al menos un par de horas antes de que volvieran y temiendo que el carnotauro tuviera hambre, el maestro Budden se encargó de tomar uno de los autobuses y salir del parque. Después de eso, la mayoría de los testigos tomaron un mes de terapia, lo que la escuela tomó por lo máximo que podía pagar como parte de una indemnización.

Hablando de terapias, Stella no solo cumplió su advertencia, sino que incluso animó al resto a tomarla. Odia admitirlo, pero eso los llevó a discutir, y ahora ya solo espera que mañana las cosas estén mejor.

Aunque en su momento tomó por buenas noticias que Chandler y Anderson fuesen comidos -siendo el hallazgo del segundo motivo de pesadillas para Lynn y un mayor acercamiento para con él-, siente que la noticia de las mismas fueron el inicio de una ruptura entre Pablo y Taylor. Lo último que supo de esos dos es que al chico lo enviaron a un reformatorio, sin tener más noticias suyas, y que la doctora López daba terapia a la chica al parejo que a Stella, Zach y Liam.

Finalmente, Lynn. Aunque no salió lesionada, la experiencia de haber golpeado a un dinosaurio fue abrumadora, que haya cercanía para con él y las niñas sin ser ruda de por medio es algo que agradece, aunque espera que la potencial fama que saque de esto no se le suba a la cabeza a la hora de enrolarse en algún equipo.

No supo en qué momento le llegó el aroma de una colonia bastante cara. Sin disimular, reconoció al hombre que estaba frente a su casa. Sin embargo, cambió el saco de su traje por un suéter abierto y la camisa por una Raglan de color azul marino.

-Es un día agradable, ¿no te parece? -preguntó Dodgson, pretendiendo de nuevo una actitud amable.

-Si, más o menos, señor -respondió Lincoln, tentado de irse.

-Me presento. Soy Lewis Dodgson, -se presentó el ejecutivo-, director ejecutivo de BioSyn. Imagino que escuchaste de mi.

Negó con la cabeza. Lincoln sabía más o menos quién era, pero no le interesa mucho hablar con él. Hablaría con Lisa llegando a casa, pero por lo mientras el plan es hacerse un poco el tonto. Pensar como Leni lo haría en cualquier situación, si era necesario.

-Voy a ser honesto -continuó Dodgson-. Supe que muchos amigos tuyos salieron afectados por la… experiencia en el parque estatal Grand Venture, y no me parece justo que el trabajo de unos sea un peligro. ¿Conoces el trabajo de Benjamin Lockwood o el de John Hammond?

-Solo el de Hammond, pero leí el libro de Malcolm, el que cuenta lo del parque -respondió Lincoln-. El que trataron de censurar.

-¿Y cómo lo conseguiste?

-Una de mis hermanas me consiguió el PDF cuando estuve en el hospital.

-Acepto que lo que Hammond hizo fue terrible -dijo Lewis, un tanto atribulado-. Sin embargo, lo que mis empleados hacen es más bien algo ético. Tienen principio de acción, y están en casa antes de Navidad… los que suelen trabajar la mayoría del año en Europa. Los que realizan operaciones aquí, por otro lado, pueden ir y venir a su antojo.

-Suena genial -dijo Lincoln.

-Si, de verdad lo es. Cuando los ves en arte como hace treinta años, crees que lo más parecido a tocarlos es ir por lagartijas y pollos -afirmó Lewis-. Pero cuando los tienes de frente… en ciertas condiciones… -reculó, teniendo en cuenta la naturaleza del primer encuentro de muchos adolescentes del pueblo-…, te preguntas solo una cosa. ¿Cómo es que la gente llegó a tal cima del desarrollo científico? ¿cómo es posible que hayamos llegado tan lejos aún sin explorar los mares y el espacio, sin haber… combatido el hambre y la pobreza, sin poder arreglar nuestros problemas?

Lincoln estudió ese pequeño discurso. Esas ciertas condiciones debieron ser lo que Hammond, Masrani, Wu, incluso su interlocutor habían tenido el que en su momento sintió el máximo privilegio, el ver a criaturas prehistóricas cobrar vida en estos tiempos. Ver a esas criaturas crecer, conocer su (limitado) mundo, solo para volverlos una fuente de dinero en cantidades realmente obscenas que no solo daba para recuperar por diez la inversión sino incluso para ir tirando. Al menos, leyó en la biografía del dueño de Mundo Jurásico que este se preocupaba por el bienestar de los animales.

-Hablé con unos amigos tuyos -dijo el ejecutivo, cambiando el tema-, y pensé en compensar el sufrimiento que pasaron ese día. Algunos lo decidieron pensar, otros solo lo aceptaron sin preguntar -mintió en ese punto-. Solo necesito que esto se quede entre nosotros.

-¿Y qué gana usted? -preguntó Lincoln, viendo a Dodgson sacar su chequera.

-Por lo menos el suficiente respeto de un chico que sepa lo que hizo para salir vivo.

Respeto. Ahí tiene una palabra clave. No es que él mismo no buscara tener algo de respeto en estos días, y viniendo de alguien poderoso siempre suena halagador. Pero hace años que lo obtuvo por razones erradas y, sobre todo, de la gente equivocada, lo que le dio a entender que ofertas así pueden ser una trampa para cualquiera. Sabe que el dinero no le vendría mal a sus padres, y que Luna haya decidido desertar de la universidad no aligera en nada los ingentes gastos de esta.

-¿A dónde vas? -preguntó Dodgson, viendo al chico levantarse.

-A casa. Me llegó un mensaje de casa y quieren que regrese -mintió Lincoln, cada vez más incómodo de ver que algunas personas lo empezaban a ver raro.

-Es una pena, muchacho. Si tú, tu hermana o tus padres están dispuestos a hablar, contáctame y lo discutimos luego.

-Claro -dijo Lincoln antes de bajar la voz para si al irse del lugar-, como no.

Buscó hacer tiempo. No es que tuviera mucha prisa, solo que las cosas fuesen mejorando para él o para Lynn en cuanto saliera del hospital hace días, menos cuando fue ella quien le sugirió de forma nada sutil que apresure su terapia de rehabilitación. Ya que sus huesos soldaron bien (demasiado, en opinión de una de sus enfermeras a la que le tuvo algo de miedo), al menos tendrá cuidado de presentar a la entrenadora Keck una nota correspondiente que lo exenta de las rutinas pesadas de la clase de gimnasia en todo el semestre. Hasta entonces, cosa en la que su propio criterio le deja entender, será a su ritmo, aunque extrañará los Flippees por la sencilla razón de que Flip lleva una semana desaparecido.

Por encima de él, y deteniéndose frente a la casa de los Yates para darse un baño en el pequeño estanque que dicha familia instaló para que las aves pudieran tomar un baño o beber a placer, un pequeño pterosaurio de pico chato y dentado se detuvo allí. Lisa le había dicho que era un dimorfodon cuando estudiaba los videos del desastre que cerró Mundo Jurásico. No eran tan grandes, pero al menos no le provocarían pesadillas como lo que pasó Trent.

Tomando una piedra para ver si podía darle al blanco, a su mente acudió ese demencial intento por arrancar a Rachel de las fauces del carnotauro. Cierto, la única persona que le reconoce a la fecha cierta valentía es Lynn, pero incluso su hermana fue tan o más insensata. Y además, está el detalle de su convalecencia en el hospital. Ni sus amigos le dieron tanto en ese sentido, y acepta que ninguno de ellos fue a visitarlo.

Como si de una mofa se tratase, el celular sonó de verdad, a diferencia de hace unos minutos que deseaba librarse de Dodgson. Sin contemplaciones, abrió un mensaje de Clyde, señalando un pequeño grupo de saurópodos que, error común incluso en él, habría llamado brontosaurios, justo frente a su casa, dando cuenta de los pinos de Aleppo que eran hace un par de años la alegría y el orgullo de los McBride después de perder esa rara orquídea.

Decidiendo que no valía ya la pena, Lincoln fue a casa, decidido a no buscar más problemas con dinosaurios por lo que le resta de vida. O, al menos, eso creía.

En el patio del vecino veía que un regordete triceratops comía indiferente un bocadillo poco convencional.

-¡Es todo, criatura apestosa! -tronó Bud Grouse, agitando un rastrillo con impotencia mientras mira a la robusta criatura sus begonias premiadas- ¡Mi jardín, mi propiedad!

Suspirando, Lincoln acepta que algo gordo podría venir al mundo. Después de todo, admite que Royal Woods y aquellos dinosaurios ya son parte de una inédita coexistencia entre el más grande predador en la historia del planeta y los reptiles con la mayor reputación.

~Ø~

21 de octubre de 2022

Espero que hayan disfrutado este viaje. Admito que esto si fue un tanto apresurado, pero al final tenía que vincular de alguna manera con la última película. Tenía que ser Dodgson o Zia chiquita animalito bebé (ok, si me quemé un poco por ella), pero no quería que fuera autocomplacencia.

Con esto y Vínculos ya termino con ambos. Si sale algo, ya le tendré el ojo encima, pero hasta entonces, primero lo presupuestado para este año. Y lo que queda para aniversario de debut...

Alquimistaarcano77, siendo honesto, quería que Lynn fuera la que sufriera. No sé que rayos me pasó para que mejor me decidiera por Rachel, pero ya está y no voy a cambiarlo. El alosaurio fue un añadido de último momento, si. Pero siendo claros, ¿habrían metido algo más? Gracias por tus deseos, viejo, y saludos a donde sea que andes.

Luis Carlos, para ser franco, el borrado de memoria sigue en fases muy experimentales, y la sugestión es un campo en el que se ha visto reacia a confiar. ¡Bravo por captar la referencia de la muerte de Dieter! Pero ahí pones un dedo en la llaga de forma innecesaria. Conviene recordar que los compis de JP y JW están basados en el Procompsognatus, de poco más de medio metro de largo. Ya para rematar, si. No queda de otra mas que, bueno... dejaré que los extras hablen...

~Ø~

Una noticia así siempre había sido un sueño para Katherine Mulligan. En su vida, aunque primando sus estudios y su trabajo como periodista primero y su improvisada maternidad de dos adolescentes (uno de los cuales, le duele admitir, le dijo de frente que no la soporta), jamás había tenido a un dinosaurio como primicia. Tal vez como noticia de refrito, pero ahora con el avistamiento de esas criaturas en las calles de su pueblo natal en su turno, no tiene idea de cómo tomarlo.

Revisando videos del mismo, reconoce al amigo de Rusty, Lincoln. Estaba parado, sorprendido, mientras un viejo trataba de ahuyentar a un triceratops de su jardín. Por lo visto, se había separado de su manada o algo, pero es un hecho que a los diez minutos de grabación se sumaron al menos una docena más, de todos los tamaños. Sabía que muchos fueron trasladados desde Costa Rica a California, pero desconociendo todos los detalles lo más seguro es que debieron de haberse reproducido como conejos, si tal comparación era aplicable o incluso decir válida. En cuanto tenga tiempo, espera que en algún momento los amigos de su hijastro vayan y le cuenten todo lo ocurrido, prometiéndose hacer lo posible por no revelar nada a nadie sobre esas horas.

Bajando de la furgoneta del canal, se siente lista, aunque se contiene de la emoción de tener a semejantes "invitados".

-¿Está encendida la cámara? -preguntó a su camarógrafo.

-Encendida y enlazada -señaló este- en tres… dos

-Soy Katherine Mulligan -dijo presentándose, omitiendo que está casada más que nada por mero profesionalismo- aquí, reportando en exclusiva el arribo de una manada de dinosaurios a la avenida Franklin en Royal Woods. Tal vez los televidentes se estén preguntando si este evento tiene relación con el viaje de excursión de la secundaria local hace unos meses que costó la vida a cuatro estudiantes de grados variados y, en última instancia, con el desastre en la isla de Nublar y el incidente en la mansión Lockwood a las afueras de Sacramento, California, que derivó en el secuestro de la nieta del dueño de dicha propiedad

Mientras hablaba, la transmisión en los televisores daba imágenes tanto del ataque de un carnotauro tomadas por un estudiante que fue de los últimos en entrar como de incidentes varios, como el de una niña siendo perseguida por compsognathus, una boda interrumpida por pequeños pterosaurios que atacaron a las palomas que la pareja liberó y una toma de apenas hace una semana donde Flip era arrestado con pruebas de que estaba salando tiras de una carne que pronto se reveló eran de crías de hadrosaurios obtenida de contrabando.

-En entrevista -continuó Katherine, buscando tocar a una de las ventanas del 1218-, tenemos a un vecino de la calle. Disculpe, señor...

-¿Qué quieren? Estoy ocupado -dijo molesto Bud.

-Soy Katherine Mulligan, del canal 3 -se presentó de nuevo-, ¿podría darnos una pequeña entrevista?

-Si es sobre esas cosas que destruyeron mi jardín, ¡no! -negó el anciano, cerrando de golpe la ventana.

-Y ahí tienen la reacción de un ciudadano a la aparición de dinosaurios en nuestra ciudad. ¿Acaso es el inicio de una nueva era de los dinosaurios? ¿O es la confirmación de que ya no estamos solos en la cima de la cadena alimenticia? -preguntó más para sí que para la audiencia, aunque logró pretender lo contrario antes de despedirse-. Aquí se despide Katherine Mulligan con una vista de estas magníficas criaturas.

-Y… estamos fuera -señaló el camarógrafo, satisfecho de haber terminado rápido.

~Ø~

Ya pueden salir

Sam the Stormbringer