Capítulo 5.
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Maika solo podía mantenerse pensativa y nerviosa por lo que estaba sucediendo detrás de la puerta, pegaba lo más que podía su oreja pero no lograba descifrar casi nada. Casi tuvo una reacción de terror cuando escuchó a su novia reír rápidamente, no sabía si era algo bueno o malo pero el misterio la estaba matando. Pasaron algunos segundos más hasta que la escuchó despedirse de su padre.
La pelirroja corrió lejos de ahí y se lanzó al sofá para que no sospechara nada, cuando Iori entró fue hasta ella y se sentó enfrente, el silencio fue muy incómodo para Maika ya que no estaba acostumbrada a eso. La hija se moría de vergüenza ya que no sabía si la iban a atacar con reclamos por haberla visto besarse de esa manera con su novia o preguntas sobre su relación.
-Esa niña parecer ser gentil. – dijo el pelirrojo.
El rubor de su hija se agravó en sobremanera al momento en que abría mucho más de la cuenta sus ojos. No sabía que decir para empezar, quizás pedirle disculpas por ocultar su relación de él pero no podía culparla, a pesar de todo Iori se mantenía muy relajado.
-¿De que estuvieron hablando? – cuestionó sin verlo a la cara.
-Cosas triviales. Nada fuera de lo normal. No sabía que practicabas danza artística con listón.
Maika volteó a verlo inmediatamente sorprendida por el comentario. Ahora si se sentía culpable.
-¡No fue a propósito, Otousan! ¡Es solo que nunca encontré el momento indicado para decírtelo! ¡Te juro que te lo iba a decir hoy! Pero… - jugó con sus dedos muerta de vergüenza.
La joven sintió terror cuando su padre no dijo ni una sola palabra. Miró como se levantaba del sofá y caminó un poco alejado de ahí.
-¿Te importaría mostrarme? – le preguntó sin mucho interés realmente.
Los ojos de su hija brillaron intensamente colocándose rápidamente de pie.
-¡¿En serio?!
Tras asentirle Maika imitó la acción y le dijo que aguardara sentado en el sofá. Rápidamente subió a buscar su vestuario de danza artística ya que… bien que mal iba a practicar a solas en la habitación pero esta era una oportunidad exclusiva para conectar con su padre. Cuando estuvo lista bajó las escaleras, colocó los tapetes para bailar y se alistó el cabello con un chonguito.
El padre se mantuvo estático, esperando a que empezara con lo suyo. Cuando Maika se sintió preparada colocó en su celular una pista de música clásica moderna y empezó con su rutina de listón. Lo cierto es que aquella música resultaba a pesar de todo muy relajante para el pelirrojo quien a medida que miraba a su hija bailar con gran estilo y gracia no se daba cuenta que poco a poco empezaba a cabecear. Intentó mantenerse lo más despierto que pudo, mordiendo su lengua de vez en cuando o pellizcándose la mano pero estaba teniendo éxito.
Ya pasados cinco minutos perdió, no supo en qué momento cayó rendido y sin duda alguna la hija estaba tan concentrada en su rutina que tampoco supo el momento exacto en que su progenitor había caído rendido.
Después de unos minutos más la rutina finalizó, la Yagami quedó estática dándole la espalda, claro que no esperaba algún tipo de aplauso como Athena lo hacía pero ansiaba ver al menos una leve sonrisa por parte de su padre.
-¿Qué tal? ¿te gustó?
Al darse la vuelta sintió opresión en su pecho al notar a su padre durmiendo con los brazos cruzados. Todo su esfuerzo se había ido al diablo. Y ella que estaba tan feliz de que su padre quisiera verla bailar.
-Owww… - masculló cabizbaja – Ya decía yo que era muy bueno para ser cierto.
Cuando estuvo a punto de levantar las cosas una algunas manchas de sangre la pusieron alerta, la chica abrió sus ojos reconociendo lo que pasó, después de todo había sido algo bueno que su padre se durmiera antes de que terminara la rutina.
-No ahora. – musitó sonrojada.
Athena no podía creer lo que observaba, sabía que a Aika le encantaba alimentarse bien y por bien se refería a comer mucho pero realmente no podía creer el bestialismo con el que su hija lo hacía. Hizo una mueca de asco cuando una morona de pan de queso cayó en su mejilla.
-¡Rayos! Cariño… sí que comes, jejejeje. – sonrió su madre con sus ojos cerrados.
La pelirroja no hizo caso alguno, solo se empinó el tarro de gaseosa que tenía en su mesa y prosiguió con lo suyo.
De pronto algunos chicos hicieron acto de presencia en su mesa. Tanto Aika como Athena prestaron atención a los muchachos.
-¡Athena-san! somos grandes admiradores de usted.
-Disculpe que la interrumpamos a usted y a su hermana menor pero ¿podría regalarnos un autógrafo?
La pelirroja escupió su gaseosa a un lado cuando dijeron que era su hermana menor. Ante dicha acción Asamiya se sobó la nuca con un poco de vergüenza y pidió disculpas por aquella reacción.
-Jejejejeje. No, no es mi hermana, es mi hija.
-¡¿Queeeee?! – dijeron los 3 chicos que estaban ahí.
-Bueno, benditos genes entonces. - rió uno de ellos.
-Piérdete, idiota o te mataré. – rugió Aika tomándolo de la camiseta.
-¡Noooo fue al propósito! ¡Discúlpame hija de Athena-san!
Athena quedó en shock por aquella reacción, tal parecía que estaba escuchando a Iori. Intentó calmarla un poco y cuando lo dejó de agarrar firmó sus autógrafos y los muchachos se fueron corriendo del lugar. La psíquica le dijo algunas cosas para que tratara de tranquilizarse un poco cosa que su hija no tomó de la mejor manera.
Al terminar de comer pidieron la cuenta pero la gerente del lugar les dijo que la casa invita al tratarse de una importante celebridad como ella (Athena) Aika rodó los ojos por aquella reacción, trataban a su madre como si fuera una diosa ante sus ojos; pero mas se sintió ofendida cuando la gerente del establecimiento le dio su celular y le pidió que si podía tomarle una foto junto a la ídol, la pelirroja, con su semblante serio y frío, tiró el celular al suelo y salió de ahíi Athena tuvo que pedir disculpas por eso y cuando levantó el móvil hizo una selfie junto con ella.
Al salir del restaurante alcanzó corriendo a su hija, estaba segura que era el momento para corregirla ya que después de todo seguía siendo su hija solo que no sabía como iniciar la corrección sin que Aika se lo tomara como un desafío.
-Cielo, eso no fue muy amable de tu parte – comentó con un tono serio a medida que se acomodaba su bolso de mano.
-De haber sabido que iba a ser así de fastidioso todo esto mejor no hubiera aceptado salir contigo a comer algo.
-Jejeje. Bueno, así es el trabajo de mami. No es fácil ser una celebridad, tienes que acostumbrarte a esto. – comentó con un poco de pena.
-Si esa es la vida de una celebridad: que te molesten a cada rato y no te dejen ir siquiera al sanitario, entonces jamás seré una, solo un idiota elegiría esa vida.
Athena se sonrojó por el comentario indirecto de su hija; realmente no supo que decir ante aquello, después de rascarse la mejilla aclaró su garganta intentando que la salida madre e hija siguiera.
-Oye, ¿qué tal patinas sobre hielo? Hay una pista en el tercer piso y me estaba preguntando si quieres ir a…
-Athena. He comido algo, misión cumplida. Ahora vayamos a casa. – dijo con suma frialdad.
-Yo solo quiero pasar tiempo con mi hija ¿qué tiene eso de malo? – le comentó con tristeza.
-Nada en absoluto pero no patino. Deja de preguntarme cosas o tratarme como si fuera Maika, es obvio que no sabes nada sobre mí.
-Entonces permíteme conocerte, Aika. Eres mi hija y te amo, por favor.
Asamiya la tomó de la mano. La pelirroja la miró fijamente y conectó su mirada con ella. Tal parecía que finalmente habían conectado si no fuera por esa maldita muchedumbre que apareció de la nada desesperada por fotos con ella y autógrafos. Athena perdió de vista a su hija entre toda esa gente aglomerada, a pesar de que esta vez se las quería quitar de encima para ir a con ella no lo logró pues sería demasiado grosero mandarlas a volar así como así.
Por su lado Aika saló de la plaza comercial con un semblante de tristeza e ira a la vez.
