El mundo se estaba volviendo loco cada día más. ¿En qué momento todo había cambiado tanto? El jefe no solo se había llevado a Frisk consigo a una evidente junta de negocios como único apoyo contra los yakuza, sino que le había reconocido como su nuera y que además estaba queriendo confiar en ella. Por supuesto, eso había puesto infinitamente feliz a Sans, entendiendo que la mujer que había elegido como compañera estaba siendo de agrado para todos. Y si bien Papyrus quería estar contento por él de igual manera, no podía dejar de sentirse incómodo conforme daba pasos en su vigilancia.
Su hermano de malos hábitos y evidentes malestares internos ahora sonreía mucho más y se esforzaba en reducir sus tóxicos consumos. Tenía evidentes razones para levantarse cada mañana por muy tonta que le hicieran parecer. Eran cosas por las cuales debía de poder sonreír con él, sobre todo porque la chica si bien era torpe, fría y contestona, realmente le caía bien ante la dureza y empatía en conjunto que mostraba ante su familia. ¿Y entonces por qué no estaba bien con eso? ¿Por qué incluso se sentía algo inquieto con el cambio?
Sin darse cuenta en el instante, había terminado caminando hasta llegar al bar del aliado que tenían. Quien también era evidente que se trataba del mejor amigo de Sans, pero que por cuestiones laborales y reglamento del mismo no había podido mencionarlo como tal. ¿Qué más daba saberlo a estas alturas? Si el tonto parecía tener un talento para salirse con la suya tras varios conflictos ocasionados de primera mano por él. Pero al llegar pudo notar que todo aquello que le hacía destacar como bar local, lo había sustituido con elementos que resaltaban la comida que solía preparar como acompañamiento para ahora solo ser un restaurante a la vista de todos. Cierto, estaba teniendo ciertos problemas a causa de la ley seca, que si bien él y su familia le habían estado ayudando antes, ahora hasta para ellos era un poco complicado de conseguir ante demasiadas atenciones gubernamentales que aplicaban en toda exportación e importación.
-¡Oh, Papyrus! –Comentó el hombre de fuego en cuanto lo vio. Por la hora parecía que apenas había abierto y se estaba enfocando en limpiar. –Tu hermano no ha aparecido por aquí, pero le avisaré que lo buscas en cuanto lo vea.
-NO ESTOY BUSCÁNDOLO.
-¿Entonces estás por el dato que me solicitaron? Aún no lo tengo.
-NO ES NADA DE ESO. –Reprochó al momento de sentarse en la barra. –SOLO SÍRVEME UN TRAGO.
-De acuerdo… pero te advierto que solo tengo Moonshine ahora. –Mencionó con calma mientras sacaba una botella escondida. –Y para tu "paladar" fino, supongo que esto podría ser desagradable. Pero supongo que debes estar lo suficientemente cabizbajo para que no te importe por ahora, si después de todo no frecuentas tomar para empezar.
-¿CÓMO PUEDES SABER ESO?
-Gajes del oficio. –Le sonrió mientras le pasaba su vaso servido. –¿Quieres hablar al respecto?
-BUENO, SUPONGO QUE YA TE ENTERASTE DE QUE SANS ESTÁ SALIENDO REALMENTE CON LA HUMANA.
-Vino prácticamente a celebrarlo. –El hombre de fuego rió ante el aparente recuerdo. –¿Te causa un conflicto eso?
-NO REALMENTE. ES… ¡AGGHHH! –La bebida sabía realmente mala, pero no tanto como su malestar. –EN VERDAD ME GUSTA VERLO FELIZ, Y ADEMÁS FRISK ME CAE BIEN CON TODO Y SU CARÁCTER.
-¿Entonces?
-¡NO SÉ! SUPONGO QUE AUN NO LOGRO PROCESAR EL CAMBIO.
-No creo que exista alguien que pueda adaptarse al cambio de forma inmediata, así que no te sientas mal por eso. –Grillby comenzó a limpiar un poco la barra con un trapo que había tenido consigo. –Por ejemplo Sans. Era evidente que estaba sintiéndose atraído por una humana, pero nunca quiso ni mencionarlo ni darle forma por obviedades que implican su vida.
-ESO ME DIJISTE ANTES.
-Y míralo ahora. Cambiando ciertos hábitos sin darse cuenta, pero siendo evidentes conforme pasa el tiempo. Siendo su caso, muestra que los cambios pueden ser buenos, ¿no crees?
Papyrus se limitó en darle un trago a su bebida cuyo sabor no mejoraba con el tiempo. Era consciente de esos detalles desde antes, siendo que él habría sido muy seguramente el primero en percatarse de esos detalles mucho antes que todos los demás. Así que ese no era su problema en definitiva.
-ELLA NUNCA PODRÁ SER REALMENTE MI CUÑADA. –Soltó sin dar algún contexto. Pensando nuevamente en lo que había visto y escuchado en la mañana. –ES ILEGAL EL MATRIMONIO ENTRE MONSTRUOS Y HUMANOS.
-También el tráfico de órganos, y no veo que eso los detenga.
-¡SON COSAS COMPLETAMENTE DIFERENTES!
-Ambos implican corazones, así que… –Parecía que Grillby tenía toda intención de burlarse, pero cambió rápidamente de parecer con tan solo ver su expresión. Tal vez estaba acostumbrado a llevarse con Sans, pero no tenía que ser el mismo caso con él. –Respecto a tu problema con la humana. Tal vez sea porque una parte de ti no la quiere ver simplemente como la novia de tu hermano. ¿Será que quieres verla como amiga y no sabes cómo?
-TUVE DOS AMIGAS EN MI VIDA. UNA ME TRAICIONÓ ENAMORÁNDOSE DE MI PADRE Y ARRUINANDO TODO LO QUE NOS HABÍA COSTADO FORMAR ENTRE NUESTRO PEQUEÑO GRUPO. –Dio un trago más a su bebida, con toda intención de terminárselo lo más pronto posible, pero siéndole terrible idea en poco tiempo al sentir el malestar muy pronto. Sentía que estaba tomando alcohol etílico después de todo. –Y LA OTRA… LA PERDÍ POR ASUNTOS DEL NEGOCIO, PERO AHORA QUE LA VOLVÍ A VER…
-Entiendo. –Soltó Grilly tras la pausa innecesariamente larga que le había dado a eso. –¿Mal de amores pasados?
-NI TE IMAGINAS.
-Bueno, viniste al lugar correcto para hablar de eso. –Se puso el trapo en el hombro y se recargó en la barra que recién acababa de limpiar. –Creo que las mujeres son un peligro en sí, pero no porque te haya salido mal con una, significa que las demás sean igual.
-¿Y CÓMO PUEDES SABER ESO SI NO ESTÁS EN NINGUNA RELACIÓN?
-No me hace falta. Estoy educando a una, así que he aprendido que sus necesidades e intereses no son tan diferentes a lo que creemos. Son capaces de muchas cosas por su cuenta.
-TU SOBRINA REQUIERE DISCIPLINA. HACE LO QUE QUIERE.
-Si, creo que la consiento demasiado todavía. Una parte de mí todavía quiere verla como una niña cuando claramente ya no lo es. –Admitió con evidente cariño en su voz. –Y entiendo su frustración de querer hacer un cambio social, solo que desearía que comprendiera que tal cambio no lo obtendrá discutiendo en las calles. Aunque últimamente ha estado estudiando mucho, así que tal vez finalmente lo entendió.
Papyrus no quiso decirle nada sobre haberla atrapado escabulléndose en un callejón a altas horas de la noche. Después de todo, no era su asunto por tratar fuera de haberla regresado a su casa. Ya tenía demasiado con tener que lidiar con sus propios asuntos por ahora como para enfocarse en familias ajenas.
¿Ver a Frisk como amiga? Ya tenía a Tammy para eso, aunque claro, la situación no le había salido como realmente le hubiera gustado. No quería ilusionarla al grado de terminar lastimándola después, pero por ahora no tenía alternativa si después de todo, ella no le había permitido poner el límite necesario para ambos. Teniendo encima un compromiso que ahora solo uno de ellos deseaba romper ante una libertad que tal vez ella nunca sabría lo que significaba serlo. ¿Así sería como se estaría sintiendo su jefe? ¿Teniendo que aceptarla por su utilidad? ¿No queriendo deshecharla ante un mínimo afecto que le tuviese, pero siendo evidente la incomodidad que le producía sus claras intenciones? Ahora abrió las cuencas con sorpresa de finalmente sentir empatía ante algo que nunca creyó que se le respondería de primera mano. Así que se apuntó mentalmente en tratar eso cuando tuviera la oportunidad.
Por ahora, tenía que decidir si Frisk era una verdadera amiga o una compañía que le agradaba. ¿Qué pensaría ella de todo esto?
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Fuku no tuvo ni siquiera necesidad de hacer tratos con otros compañeros para que cubrieran su ausencia en el salón de clases. Siendo que varios de ellos ya estaban más que acostumbrados a tener que hacerlo tras estar de su lado en la rebelión en busca de mejores tratos para todos los monstruos. Y si bien el propio grupo le apoyaba directamente cuando se trataba de salir a manifestarse mayormente frente a la iglesia, esta vez estaba sola en todo por el simple hecho de que no había manifestación o queja que le ayudaría esta vez.
Si los adultos le estaban fallando cada vez más, tendría que hacer todo de primera mano para encontrar a su mejor amiga. Y si tenía suerte, encontraría a varios desaparecidos más que pudieran explicar qué estaba pasando. Así que en cuanto se comenzó a poner el sol en el horizonte, en cuanto se pudo reunir discretamente con el niño huérfano sin brazos con el que había acordado todo, se dispuso mentalmente a permanecer alerta en cada movimiento que hiciera o cada detalle que viera. Lo que sea que pudiera pasar rumbo al orfanato debía de ayudarle. Sus investigaciones no podían estar equivocadas a estas alturas.
-Por aquí. –Mencionó el niño con cierta alegría de poder estar participando en algo, aun cuando no tenía ni idea de la magnitud de lo que trataba. –Los encargados tienden a salir a cenar a esta hora, por lo que no nos verán entrar por aquí.
-¿Es lo que hacen todo el tiempo que quieren irse hacia el parque por la noche? –Preguntó Fuku mientras planeaba apuntar en cuando pudieran estar quietos y a solas preferentemente.
-Pues yo lo hago cuando tengo hambre.
-¿No… los alimentan? –Preguntó con algo de nerviosismo por la posible respuesta.
-No siempre tienen para alimentarnos.
Se sintió terriblemente mal con ese hecho que era algo predecible, pero a su vez le recordó a Skate cuando ella y su familia terminaban limitando sus porciones cuando las cosas se ponían pesadas para ellos. Era así cuando no le importaba saltarse la barda de la escuela para darle su almuerzo, alegando que tenía dos consigo para que no le reprochara, cuando simplemente se esperaba hasta llegar a su casa para comer con hambre, sabiendo que su tío siempre le tendría algo preparado pese a que no siempre tenían lo suficiente para subsistir perfectamente. Podía notarlo contar la caja chica cuando llegaba el fin de mes. Razón para detestar al vagabundo de Sans que aún no pagaba su cuenta. Razón para sentirse incómoda al saber que él precisamente pagaba sus estudios como si tío tuviera que deberle ahora cuando debería de ser al revés.
Pero no era momento de pensar en esas cosas, se dijo en sus adentros. Tenía que averiguar lo que pasaba por el orfanato para descubrir quién o quiénes se habían llevado a Skate en donde sea que estuviera ahora. O si es que… ¡No! Se rehusaba a pensar eso también. Tenía que encontrarla si o si. Las desapariciones de menores era un asunto que día a día padecían varias familias cuyo perfil principal se trataba de seres con bajos recursos cuyo reporte policiaco dictaba en mujeres que habían sido "robadas" por el novio o simplemente queriendo ocasionar problemas para cobrar una posible recompensa que jamás se daría. Lo cual le enfurecía a Fuku que ni siquiera pudieran darse en la tarea de pensar mucho más allá de las posibilidades.
Así que no se sentía mal de fugarse de la escuela una vez más para solucionar las cosas por su cuenta. Aun cuando era bastante desagradable y deprimente ingresar a un lugar tan deplorable como el orfanato.
-¡Bienvenida! –Exclamó el niño reptil en cuanto lograron ingresar sin problemas. Teniendo que cruzar un pasillo cuyo tapiz estaba más que viejo y descuidado. Podía verse a simple vista la pared de madera en varias partes. –Los adultos no llegarán hasta más tarde. Así que tienes libertad de andar a tus anchas por ahora.
-Gracias.
Murmuró mientras ya comenzaba a inspeccionar cada rincón que pudiera comunicarle algo de inmediato, aun cuando pensar algo así podría parecer muy tonto. Pese a que aún se encontraba en zona perteneciente a Snowdin, ya podía sentirse la humedad en el ambiente característico de Waterfall, lo cual incluso disminuía levemente su magia con la que pretendía iluminar lo suficiente para no llamar la atención en alguna ventana desde afuera. Razón más para haberle pedido al niño monstruo que le permitiera ingresar cuando no viera a sus aparentes cuidadores. Ya que lo que más le interesaba en ese lugar, era precisamente la oficina donde podría ver algunos registros que pudieran dejar en visto el mínimo detalle de estar ante un posible comercio de trata de seres. Sólo que, ¿dónde podría ver eso con precisión? Tal vez debió de preguntarle antes de apartarse de él para inspeccionar por su cuenta dado el poco tiempo que tenía.
-Pero qué tenemos aquí. –Una voz masculina detrás suyo la paralizó por completo. –Parece que nos llegó nueva mercancía en un buen momento.
Fuku ni siquiera se la quiso pensar al identificar de inmediato que ya estaba en problemas. Queriendo usar su magia de tal manera en la que nadie le había permitido nunca, pero siendo aquel sujeto mucho más rápido al lanzarle encima la espuma del extintor de fuegos con el que tal vez aquel hombre se había llevado consigo creyendo que estaba ante un posible incendio y topándose con algo mucho más. La sensación era más que sofocante que ni siquiera estaba pudiendo ver con claridad hacia ningún lado por lo débil que se estaba sintiendo.
-¡N…! –Apenas y pudo emitir un sonido.
Fuku comenzó a sentirse en pánico, pero ni así pudo poder defenderse tras arrojarle mucho más de esa espuma en cuanto el tipo muy seguramente detectó que intentaba arrastrarse lo más lejos posible. Escuchando su risa mientras daba pasos lentos hacia ella. Sintiendo cómo estaba logrando sujetarla de los brazos para comenzar a arrastrarla.
-Bien, llévala a la camioneta. –Escuchó otra voz masculina acercándose. ¿Había más de uno? Apenas y notaba siluetas. –Tendrán que darse por satisfechos de que al menos pudimos llevarles una buena… ¡Agghh! ¡Maldito mocoso!
-¡Déjenla!
-No hay tiempo. Llévatelo también. El dueño sabrá qué hacer con él después.
Fuku logró escuchar todo eso antes de que todo se pusiera negro a la vista. Siendo que el último pensamiento que pudo recordar fue el hecho de preocuparse de que nadie sabría en dónde buscarla si ella de antemano se había esmerado en cuidar sus propios pasos. ¿Quiénes eran esos sujetos? ¿A dónde la llevaban?
¿Qué es lo que pasaría con ella?
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Estaba siendo una bonita noche si Sans debía de reconocerlo. Terminando de recorrer más allá de su zona correspondiente, ignorando rotundamente La Madriguera al no tener el ánimo de toparse a cualquiera de ahí sin tener el impulso de lastimarlos cruelmente. Además, tenía el entendido de que al viejo le valdría igual ese lugar tras no estar más la dueña con quien tenía el acuerdo. Y la razón por la cual tener tolerancia a ese punto del barrio ya no se encontraba más ahí para siquiera darle un grado de importancia o consideración. Si se caía a pedazos, los invadían o los mataban en cualquier proceso, realmente no le importaba. Pero era algo que no le expresaría a su chica claramente.
Y si bien estaba por ir con ella terminado su turno, su curiosidad le pudo mucho más en cuanto vio al otro lado de la calle, al jefe de familia estando recorriendo el parque a paso lento, como si quisiera disfrutar de una breve caminata mientras fumaba, hasta que llegó a sentarse en una banca cercana al pino seco. Sin pensárselo demasiado y además queriendo esperar a que el puesto de hot dogs nocturno se pusiera en su sitio de siempre, se apareció justo a un lado del viejo sabiendo que su aparición repentina no le asustaría en lo más mínimo. Si después de todo, fue él mismo quien le enseñó a ser así.
-¿Y cómo les fue? –Preguntó Sans sin necesidad de más plática de por medio.
-Mejor de lo esperado, si debo ser sincero. –Le pasó su caja de cigarros ofreciéndole, pero Sans los rechazó con un simple ademán con sus manos y sin ser necesarias las palabras. –Pero supongo que ella misma te contará en cuanto la veas en un rato más.
-Me gustaría poder escucharlo también de tu parte. –Le sonrió al ver que le había atinado sus intenciones con ese simple gesto, mientras se colocaba a lado suyo sin necesidad de una invitación. Hacía tiempo que no tenía tal confianza o simple gana de acercársele sin temer un reproche sin sentido de su parte. De hecho, no recordaba si realmente habían tenido un momento así desde la muerte de su madre, por lo que no podía evitar que le causara gracia la situación. –Por lo tranquilo que te veo, puedo suponer que Frisk logró lo que querías. ¿Así que estamos en tregua con la yakuza?
-Algo así. La florista los insultó en su cara y les demandó que nos dejaran ingresar al puerto sin la intervención de ellos. –Sans se echó a reír tras escuchar eso. Definitivamente esa era su chica. –Así que ahora tengo que prever que el líder cuyo orgullo quedó herido, no quiera intervenir después. Tendremos que tener cautela en lo que vayamos a hacer para que no quieran aprovecharse de cualquier descuido nuestro.
-No es algo con lo que no podamos manejar.
-No, pero la florista aún no sé. Por eso requiero prepararla mucho más.
-Je… Así que no solo la usas como respaldo para tus intereses, sino que finalmente la aceptas en la familia, ¿eh? –Mencionó tras recordar lo que había pasado en la mañana, siendo que le había incomodado tanto que comenzó a fumar más sin decirle nada. ¿Así que era eso lo que le seguía inquietando? –Viejo, me hace feliz que te lleves bien con mi novia ahora, pero no quiero que la involucres más en lo que hacemos. No quiero ponerla en peligro bajo ningún modo y sabes el por qué.
-Ella sola se mete en el peligro. Empezando con el hecho de querer estar contigo. –Soltó más humo mientras seguía pensativo. –Es algo que ya tenía en mente desde antes, pero ahora pude notarlo con más claridad. Ella tiene talento para no darle paso al enemigo a través de la peor arma de todas: la verdad. No cualquiera sabe manejarla o procesarla y ella fluye con ella de tal forma que paraliza al oponente.
-Suena como si la hubieras admirado, viejo.
-No suelo reconocerle algo a alguien, pero esta vez debo admitir que pude quedar sorprendido por ese detalle. –El viejo se encogió de hombros con evidente resignación tras apagar su cigarro. Haciendo que Sans riera por lo bajo. –Y a decir verdad, por ese breve momento me recordó a él.
-¿A la yakuza?
-No, al Gran Don. –Sans se quedó callado por completo al escuchar eso. –Una parte de mi aun estaba en cierta negación de que la tuvo como una aparente hija, pero hoy finalmente vi que es verdad que convivieron al menos lo suficiente para que se le pareciera.
-Frisk no es como ese maldito. Ella es piadosa, atenta y aprecia demasiado la vida. Y el Gran Don es una maldita bestia.
-Que tu embobamiento por ella no te nuble la vista, Sans. Ella sabe ser cruel, aun cuando no se dé cuenta de que lo hace.
-¡Aggh! Creí que ya te agradaba.
-Eso no quita que siga siendo un peligro su imprudencia.–El viejo se levantó para comenzar a retirarse lentamente. –Por eso tengo que capacitarla para que detecte los momentos adecuados para hacerlo. Sé que también el líder de la yakuza se dio cuenta de esa forma de interactuar de su parte y me dio la impresión de que cedió más por curiosidad que por verse derrotado. Así que mantente alerta también.
Lo contempló retirarse lentamente hasta desparecer de la vista en todo el sentido de la palabra. Sans se quedó sentado por un momento más mientras pensaba en sus últimas palabras, no gustándole a lo que podría estar llevando todo para que el viejo se tomara la molestia de advertirle de algo que ya tenía en mente desde antes. Si la yakuza no había lastimado a Frisk ante lo directa que pudo haber sido con ellos, podría deberse más al hecho de respetarla lo suficiente como descendiente de su fallecido jefe que por otra cosa más, y eso era algo que el viejo ya había contemplado si había sido la razón principal de quererla poner a mediar el asunto entre ellos. ¿O acaso en verdad las cosas habían dado un paso mucho más grande y ahora Frisk estaba en el peligro en primera fila? Maldita sea, sabía que no debía de haber permitido tal cosa por mucho que fuese racional la tregua entre ambos grupos, pero se había dejado llevar tras saber que el viejo la consideraba realmente como su pareja formal y no como un simple capricho de su parte.
Al comprar algo de comida y conociendo levemente el departamento donde se quedaban a vivir los extraños seguidores del viejo, se había aparecido en el balcón que le daba la impresión de que ese era el punto donde habían dejado a Frisk para darle su espacio. Que si bien había dejado su puerta abierta, la cortina presente y la poca iluminación le habían indicado de inmediato que no era buen momento para que pasara tras visualizar la silueta de su chica cambiándose de ropa tranquilamente. Y si bien tenía total curiosidad, sabía que había cosas que tenían que ir a su respectivo tiempo y esa era una de ellas. Aunque maldita sea, realmente quería verle así ahora que había experimentado levemente la suavidad y calidez que producía su piel. Realmente no había mentido con ahora soñar más de una vez con sus piernas rodeándole.
-¿Sans? –Le escuchó nombrarle casi de inmediato.
-¿Qué hay, bonita? –Rió un poco mientras tenía que girarse para darle la columna a semejante vista. Ni la luna ni estrellas presentes le serían tan atractivas como el hecho de saber lo que estaba pasando al otro lado. –¿Puedo pasar?
-Un momento. –Pudo escuchar cómo se apresuraba, hasta el momento de acercarse y correr la cortina. Dejando en visto ante él que si bien estaba en pijama, se había colocado la gabardina que le había regalado hace tiempo. Lástima. –¿Trajiste hot dogs?
-Si. –Los levantó con algo de orgullo al ver que eso le había hecho sonreír un poco. –¿Quieres que los comamos en el parque?
-Tendría que cambiarme de nuevo, así que por ahora estaré bien que estemos aquí. –Se hizo a un lado para indicarle que podía pasar. –Hace tiempo que no tenía espacio suficiente para mi, pero ahora que lo tengo finalmente… reconozco que me siento extraña.
-¿Quieres que traiga a la flor contigo?
-No, no. Parece estar algo preocupado por Muffet, así que está bien.
Sans no dijo nada al respecto al realmente no importarle ese punto. Quitándose el saco para colocarlo en la primer superficie disponible que vio en el lugar y terminando acomodando en silencio una sábana en el suelo a modo de mantel, mientras Frisk había ido por algo de tomar de la cocina para improvisar el picnic más extraño y placentero que pudieran tener ante la vista de la luna asomándose desde el balcón ante ellos. Convirtiéndose ahora sí, en una bella vista tras la bonita compañía que tenía consigo una vez que regresó con algunas cosas más que una simple bebida.
-¿Todos ustedes suelen tomar solo alcohol? –Preguntó Frisk al traer una botella de vino. –Solo encontré esto.
-Bueno, quedará muy bien con lo que comeremos. –Rió Sans con semejante combinación. Sentándose primero mientras veía que trajo consigo vasos en lugar de copas. –Tranquila, no permitiré que te emborraches como la otra vez. Mientras tanto cuéntame, ¿cómo te sentiste con la experiencia de dialogar con el greñudo de la yakuza?
-Creo que no tan mal. –No parecía muy convencida de su propia respuesta. Sentándose a lado suyo tras colocar las cosas sobre la sábana. –¿Esto es lo que suelen hacer ustedes con los locatarios del barrio? ¿Amenazar para conseguir cosas?
-Con clientes, con aliados, con cualquiera con el que tengamos que conseguir algo a fin de cuentas. –Admitió sin darle lugar a la importancia de su respuesta. Encogiéndose de hombros tras usar su magia para abrir la botella. –Pero descuida, ya no tendrás por qué hacerlo.
Frisk quedó bastante pensativa tras eso. Comiendo su hot dog en completo silencio sin tener la aparente intención de compartirle lo que estuviera atravesando por su mente. O por lo menos eso parecía de momento, limitándose a aceptar que le sirviera vino pese a no ser alguien que tomara y dando pequeños tragos como si quisiera acostumbrarse poco a poco a su sabor tras haberse acabado su comida. De alguna manera le parecía algo adorable de su parte hasta el momento en el que ella dejó de insistir en gustarle el sabor.
-Sans, ¿piensas en que formaremos una familia algún día?
El esqueleto escupió el vino en el instante, sin saber cómo reaccionar adecuadamente ante eso. Sabía que ella tenía algo en mente que le había hecho permanecer en silencio un buen rato. Sabía que ella solía soltar cosas que le desconcertaban demasiado en momentos inesperados, pero… ¡¿Qué demonios tenía que contestarle ante algo como eso?!
-¿P-p-por qué preguntas? –Preguntó mientras se limpiaba.
-El muchacho que es líder de la yakuza me cuestionó sobre que nuestra relación no llevará a nada. Yo no creo eso, pero quisiera saber qué piensas tú también.
Sans se sintió nervioso con eso, sabiendo que Frisk le estaba esperando pacientemente por una respuesta pese al evidente nerviosismo que le había dado tener que hablar de algo así tan pronto entre ellos. Por supuesto que ya había estado pensando en esa clase de cosas de forma esporádica, pero hasta para él era una total locura de su parte la intensidad con la cual estaba llevando las cosas acorde a lo que sentía. Y además… ¿qué podría responderle? No había nada confirmado sobre la posibilidad de la reproducción entre humanos y monstruos. Y saber sobre su aparente incapacidad de poder embarazarse podría serle de lo más atroz, por mucho que supiera que ella preferiría siempre que se le hable con la verdad, sea cruda o no la realidad que ya de por sí la llevaba de corbata.
Tal vez era él mismo quien no sabía siquiera cómo procesarlo para querer hablarlo en primer lugar. Todo le jugaba en contra de muchas maneras respecto al tema, que el simple hecho de pensarlo le hacía sentirse culpable.
-Creo que es muy pronto para pensar en esa clase de planes. –Terminó respondiendo con tal de no quedarse callado tanto tiempo. Sabiendo que le insistiría por algo inmediato sin importar la incomodidad que estuviera presente. –Considerando además que nuestra relación no es aceptada legalmente ni socialmente hablando.
-Ni a ti ni a mi nos importa eso.
-No, pero es un hecho de que no podremos ser esposos en cuanto esté el limitante legal. –Quiso sonreírle con tal de calmarla con su inquietud, pero parecía que había hecho el efecto contrario si él mismo ya se estaba sintiendo mal con la conversación. –Viéndolo así, el único futuro que podría ofrecerte es el estancamiento de un eterno noviazgo, ¿eh?
-Pues no suena tan mal cuando le agregas la palabra eterno en eso. –Pese a lo esperado, la chica había esbozado una tenue sonrisa que dejaba en claro no estar satisfecha con la respuesta, pero sí lo suficientemente calmada para no tener algo vacío. –Al menos con eso me dices que si piensas en un futuro conmigo. Sea cual sea la situación que nos pase.
Sans le dio un trago más a su vaso para disimular la emoción que le había dado escuchar eso. No cabía duda de que su chica siempre lograba sorprenderlo en los momentos menos esperados y con las preguntas que ni él mismo se atrevía a cuestionarse. ¿Así que ella también había estado pensando en eso y no solo él? Bueno, tenía que admitir que le daba esperanza saber que estaban en la misma sintonía como pareja, aun cuando estuviesen en una problemática que estaba condenada a acumular más situaciones difíciles que soluciones pragmáticas. Pero aun así, tenía que tener en mente que podría no serle suficiente para Frisk en algún punto, aun cuando estuvieran el uno al otro dispuestos a resignarse con tal realidad. ¿Tendría que estar listo cuando ese momento llegara? ¿Qué podría hacer por ella cuando pasara?
-A decir verdad, yo nunca había pensado en esta clase de cosas. –Mencionó Frisk mirando hacia la luna. Sacándolo de sus pensamientos que ya le estaban llevando a planear comprar una casa a largo plazo. –Es la primera vez que alguien me gusta y no sé qué hacer todavía con esto.
-Reconozco que yo tampoco. –Hizo lo mismo de ver hacia el cielo, alegrándole que la conversación no estuviera por mal camino pese al nerviosismo que le había producido en un inicio. –Creo que he estado cometiendo muchas torpezas en el proceso y que han terminado perjudicándote.
-Tal vez, pero ahora comprendo que haces lo que puedes, y agradezco que pensar en mi bienestar sea una de ellas. Pero me doy cuenta de que debo hacer lo mismo, así que… quiero hacerlo.
-¿Qué… cosa? –Se giró hacia ella sin saber qué esperar con eso.
-Me da la impresión de que tu padre quiere que siga dialogando con otros mafiosos. –Frisk se giró igualmente, solo para producirle de alguna manera una sensación de horror al comprender a qué iba dirigido todo eso. –Y si con ello pudiera evitar que ejerzan violencia sin sentido dentro de los acuerdos, entonces quiero hacerlo. Quiero aprender a negociar para ustedes.
Sans gruñó en sus adentros mientras bajaba su vaso ahora vacío. Lo que menos quería era precisamente que Frisk se involucrara en asuntos que la pondrían en peligro directamente y ahora ella misma estaba dando un paso hacia adelante en tal situación. ¿En verdad le habría agradado la experiencia, o el viejo en verdad había hecho de las suyas para convencerle? Frisk no era alguien fácil de manipular cuando algo tenía en la cabeza de forma tan precisa, así que debía de ser algo que le estuviera atormentando en el momento, ¿cierto?
-Agradezco tu intención, bonita, pero lo que menos quiero es que corras peligro y…
-¿Y crees que a mi me gusta que tú corras peligro todo el tiempo? –Le interrumpió con evidente semblante de enfado. Vaya, qué rápido estaba cambiando el tono de la conversación. –Sans, hay cosas de las que no estoy de acuerdo pese a lo que he pasado, pese a saber lo que tú y tu familia hacen. Pero quiero comprenderlo, quiero comprenderte en todos los aspectos. Quiero que estés a salvo para que sea real el hecho de que estemos juntos en el futuro. Y ya que no puedes prometérmelo como me lo has dejado en claro, entonces yo quiero hacer lo que pueda en mis manos para que tú estés a salvo.
-¿Tanto te preocupas por mi? –Quedó sorprendido.
-¡Por supuesto que sí! El muchacho de la yakuza parece tener intenciones de lastimarte porque yo cometí un error. –Comentó de inmediato con algo de prisa, como si necesitara demasiado que la comprendiera en ese punto. Ahora entendía en parte por qué el viejo le había advertido de algo con ello. –Y tu padre dijo que no debería de preocuparme porque tú sabes defenderte, pero ¿qué tal si no llegas a poder en algún momento? No he podido dejar de pensar en eso hoy. La estúpida idea que tienen de que todo es matar o morir la toman tan literal que yo… no sé qué hacer con eso. No sabría qué hacer ante algo como eso.
Sans tomó su mano, conmovido con sus palabras e intenciones. Él tenía el miedo de perderla tal y como le había sucedido con su madre, pero ahora estaba entendiendo que tenían una cosa más en sincronía pese a considerarse una mujer valiente, dispuesta a afrontar consecuencias de lo que sea que decidiera para ella. Frisk también tenía pérdidas que había estado afrontando en silencio por lo mismo, queriendo guardarlas como malestares que solo debían de importarle a ella. Por lo que tal vez, esta sería la primera vez que se atrevía a expresarlas en voz alta a su manera. Y era un completo halago y a su vez algo preocupante que tal cosa fuera directamente hacia él.
Pese a todo, el único objetivo de Frisk de llegar a la ciudad había sido tener a su familia, y cada vez más se estaba dando cuenta de lo tan alejada que estaba de ese término. Frisk había perdido a la que había considerado su familia por mucho tiempo, y poco después perdió a la familia que le había acogido en tiempos de frío y confusión. Pero ahora querer ayudar a una familia más que le ponía en peligro de primera mano… francamente sonaba peligroso y nada le haría cambiar de parecer. Su novia tenía una lengua muy afilada que no cualquiera se lo pudiera tomar de buena manera aquello que soltaba sin filtros. Pero aunque él le dijera que no, algo le decía que no estaba requiriendo de su permiso tampoco por más que quisiera expresarle su preocupación. Lo haría porque podía y ni el arma más mortífera le haría detenerse. Ahora entendía a qué se refería el viejo con eso de querer prepararla, pero el muy maldito lo estaba escalando. Involucrarla directamente era lo que menos había querido.
Sans suspiró tras pensar en todo eso. ¿Por qué era tan difícil darle a Frisk una vida tranquila que tenía bien merecida? Era como si el planeta se esmerara en complicarle cada aspecto, aun cuando era la única que conocía que amaba tanto cuidar y apreciar la tierra misma al grado de considerar comunicación aquello que brotara de ella.
-En efecto, no puedo prometerte nada. –Esbozó una sonrisa triste, algo bastante irónico de procesarlo de ese modo. La jaló un poco hacia él, procurando no causar un desastre. –La muerte me persigue y sólo puedo correr para que no logre alcanzarme por ahora. Pero si te sirve de algo, ahora tengo un motivo para no permitirlo y ese eres tú, bonita.
-Entonces correré contigo.
-Que no.
-No te estoy preguntando, Sans.
-Sé que no, pero entiende que…
-Entiendo que me estás apartando como muchos otros, pretendiendo que me ponen en una zona segura cuando solo se me deja sola. –Le interrumpió mientras sujetaba su mano con más fuerza conforme soltaba las palabras. Ya le había escuchado dar tal argumento antes, pero aquella vez se había sentido más nervioso porque su petición había sido que fuera sincero con sus sentimientos con ella. –¿En verdad crees que puedo seguir viendo como todos terminan muriendo mientras yo me sigo quedando? ¡No me importa si muero, Sans! Pero tampoco tengo intenciones de que pase.
-¿Y crees que yo quiero eso? ¿Crees que yo quiero que pase de nuevo una situación como la del tipo que casi te viola? –Soltó Sans sin pensarlo demasiado, pero pareciendo las palabras adecuadas para que Frisk le entendiera. –No sabes lo que es tener un enemigo, Frisk. Que quiera hacer hasta lo imposible por verte sufrir.
Por la forma en la que ambos se miraron en ese instante, pudo saber que ambos estaban pensando en lo mismo. Pero ni siquiera Frisk tuvo el ánimo de traer el nombre de Asgore Dreemurr a la conversación cada vez más conflictiva entre ellos.
Debería de enternecerle de alguna manera que la preocupación de su novia sea precisamente su seguridad ante la evidente vida conflictiva que tenía, pero estaba siendo el efecto contrario cuando quería meterse por cuenta propia al fuego directamente. Y además, ¿qué pasaría si le tocara negociar nada más ni menos que con aquel que consideró un padre? Dudaba que pudiera manejar aquello sin exponerse demasiado. Sin quebrarse emocionalmente en un punto de no retorno a lo que le había aclarado la planta. Aún no sabían qué intenciones tenía con ella, pero no cabía duda de que era un punto esencial de debilidad de la bestia. Pero también lo era para él y su familia. ¿Siquiera el viejo pensó con seriedad las cosas antes de involucrarla? Ahora no sabía cómo quitarle la idea de la mente sin mentirle. Y eso último no lo haría sabiendo lo mal que se tomaba esas cosas.
-¿Entonces qué procede? –Soltó Frisk tras no soportar tanto silencio entre ellos. –Ni siquiera sé qué es lo que quieren hacer en Waterfall. No sé si correrán peligro ahí.
-Solo vamos a investigar, descuida. La líder del sindicato de monstruos nos insinuó que hay algo formulándose en el puerto que pudiera o no afectar las elecciones. Y de alguna manera esa es la razón por la cual puso una fecha tan apretada para el compromiso de Papyrus con su hija. –No queriendo soltarse ni despegarse de ella, usó su magia para servirse un poco más de vino. La conversación apuntaba a que se alargaría un poco más. –Parece que algo está pasando ahí que pudiera afectar algunos intereses para que se esté tomando tales precauciones.
-¿En el puerto de Waterfall no se está construyendo un parque de diversiones? –Preguntó tras atar las similitudes por su cuenta. Podía notar en su mirada que estaba comprendiendo bastante rápido todo. –¿Por eso es que hablaste con Mettaton?
-¿Cómo sabes que ese tipo tiene vinculación con aquella construcción?
-Porque él me invitó en su momento a participar como florista/decoradora de los alrededores, pero rechacé la oferta en cuanto dijo que no aceptaría monstruos a formar parte de forma discriminatoria. –No le gustó escuchar eso, pero no quería retomar el malestar que parecía que se había disipado un poco con la distracción. –Aquella vez me llevó a conocer el lugar y me cuestionó demasiado sobre ti también. Supongo que fue uno más que se dio cuenta de que te gustaba y yo aun no lo sabía.
-¿Pudiste percatarte de algo cuando fuiste? –Optó por preguntar mejor, en lugar de enfocarse demasiado en lo otro que solo le irritaría mucho más. El maldito robot no había cumplido en no involucrarse en nada sobre ella y hasta ahora se andaba enterando. –¿Algo que hayas visto inusual?
-La verdad es que no presté demasiada atención. Pero aquella zona olía igual a como ha estado oliendo Shyren.
-¿La sirena de La Madriguera? –La conversación le estaba causando cada vez más un malestar.
-Si, antes de la boda… ella estuvo muy desvelada y terminando con ese olor por varias mañanas. –Por extraño que pareciera, ella extendió su vaso para que también le sirviera vino. Tal vez para seguirle el ritmo o simplemente por querer hacer algo, porque era evidente que el sabor le desagradaba si nuevamente había hecho una mueca al tomarle una vez más. –Así que tal vez sea que ha estado yendo ahí, pero no le encuentro sentido si Mettaton me dijo que no estaban permitiendo monstruos ahí.
-Tal vez sí lo tenga de algún modo, considerando que los Blook hacen sus fechorías precisamente en el puerto. –Pensó con seriedad mientras meneaba un poco su vaso. Siéndole todavía extraño tener que tomar tal bebida sin estar en una copa, pero tampoco importándole demasiado. Si tenía que reconocerlo, había extrañado el sabor de una buena bebida alcohólica. –Hace poco salió en las noticias sobre la muerte del secretario de seguridad local por esa zona. Supongo que fue un mensaje entre primos.
-¿Los Blook?
-Son la familia de Mettaton, aquellos a quienes traicionó primero. –Sans se giró hacia ella, notando que nunca le había explicado con precisión esa parte. –Si lo vemos por el lado objetivo, deben estar molestos con él y querrán sabotear el proyecto. Pero todo esto serán solo conjeturas si no investigamos primero. Es un verdadero fastidio meternos en esta clase de cosas que no nos debería de importar, pero por el bien de Papyrus, valdrá la pena, espero.
-Así que se entrometerán en lo que esté pasando en el puerto… ¿para que la líder sindical pueda extenderles el plazo de compromiso de Papyrus? Suena a que están muy desesperados para hacer tanto y obtener algo mínimo.
Sans se limitó a reír levemente, estando de acuerdo en silencio. No podía decirle que tal desesperación estaba porque estaban atados a conseguir lo que esa mujer quería, ya sea la obtención de su extensión de su poder hacia New Home, o matar al mismo Asgore Dreemurr para que dicha extensión sea más fácil para el sindicato. Él y su familia estaban por la segunda opción al ser un asunto meramente personal, pero tristemente no era algo que pudiera explicarle a su chica, al menos no de momento. Sabía que eso lo convertía en un completo cobarde, pero aun no encontraba las palabras adecuadas para decirle lo que tarde que temprano pudiera pasar. Y rogaba porque no fuese tan pronto.
Por eso era que no sabía cómo ni mucho menos sentirse digno, de pensar en un verdadero futuro con ella además de todas las complejidades que tenían en conjunto. Si bien Frisk era firme con sus palabras y acciones sobre querer estar con él tras todo lo que ya sabía, en el momento que le tocara finalmente vengarse del Gran Don… ¿ella seguiría con la misma postura? ¿Se entrometería? Todo podría pasar al respecto y prefería disfrutar del momento en cuanto tuviera la oportunidad, esperanzado de que con el mismo tiempo pudiera encontrar las respuestas a qué hacer cuando llegara ese momento.
-Siendo el caso, ¿qué tal si averiguo algo aceptando la oferta de Mettaton? –Sugirió Frisk tras estar pensando mientras observaba su vaso medio lleno. Sin decidirse en sí le seguiría tomando o no. –Tal vez así pudiera ahorrarles muchos inconvenientes o movimientos.
-¿Por qué querrías hacer algo como eso?
-Papyrus también me preocupa. –Contestó de inmediato. Colocando a un lado de ella el vaso a medio tomar finalmente. –Y así pudiera evitar incluso que se topen con los Blook, si es que son criminales también a lo que me cuentas.
-Podrán ser un fastidio, pero no son una amenaza. Solíamos ser aliados antes de que… bueno, larga historia. –Optó por no dar detalles que podrían tal vez empeorar la conversación de nuevo. –Sabemos cómo operan, por lo que podemos anticiparnos a lo que sea proviniendo de ellos, así que descuida, no son un peligro por el cual debas inmiscuirte.
Por la mirada que le lanzó en el instante, le fue evidente que no le había convencido. Por lo que Sans tuvo el atrevimiento de acostarse apoyando su cabeza en sus piernas, queriendo cambiarle el panorama ya sea de molestarse por su leve perversión sin permiso, o simplemente cambiándole de tema ante un posible regaño de su parte. Pero en lugar de todo eso, obtuvo un sonrojo que le paralizó el tiempo suficiente para no saber qué hacer y terminar resignándose a tal cercanía. Siendo ahora que el esqueleto terminó colorándose al ver que su chica había apoyado su mano en la comisura de su cráneo, sin saber si su intención era acariciarle o solamente apoyarse en él a modo de hacerle sentir que estaba ahí con él. Fuera lo que fuera, era agradable poder estar así, contemplando la luna estando cómodo en sus piernas que cada vez le atraían más.
-Sans, ¿estarías más tranquilo si supiera defenderme? –Preguntó Frisk al poco rato de acostumbrarse a tal posición.
-Estaría más nervioso si intentaras defenderte. –Contestó de inmediato, preocupándole que aquel pensamiento le llegara de repente. –No quiero que tengas que portar un arma nunca, bonita. Porque una vez dado ese paso, no hay marcha atrás.
-No me refería a portar un arma. Yo nunca quiero tocar esas cosas. –Su voz sonaba algo tranquila pese a su leve exaltación con el tema. Casi como si hubiera esperado tal respuesta y calmándola un poco de que así fuera. –¿Cómo fue tu primera vez portando un arma?
-Fue mi primera vez matando a alguien también. –Desvió la mirada cada vez más incómodo. Sin poder disfrutar plenamente el hecho de estar acostado en sus piernas a plena luz de la luna y estando a solas en una recámara donde era casi un hecho de que nadie les molestaría sin una orden o permiso. Simplemente no era justo. –Frisk, en verdad desearía que estuviéramos hablando mejor de otra cosa.
-Ya te dije que quiero conocerte en todos los aspectos, Sans. Entenderte, aun cuando no me guste lo que escuche o entere. –Le acarició un poco para colocar ahora su mano en su pómulo. Haciéndole retomar la vista hacia ella y encantándole ese hecho. Sus ojos de cerca eran más cautivadores que todo el vino que habían estado ingiriendo. –Yo sabré qué hacer con tal información, pero si solo me apartas, estaríamos en una negación que no nos llevará a nada. Si esto es tu defecto, quiero apreciarlo también. Te prometo que encontraré la forma de hacerlo.
-Ya has visto de lo que soy capaz de hacer, ¿no te es suficiente?
-No lo es si no sé cómo te sientes con eso. –Sabía que Frisk tenía buenas intenciones, pero no le gustaba que realmente quisiera intentar por un medio que ni él le agradaba realmente. –No quiero incomodarte. Solo quiero que puedas ser feliz.
-Ya lo haces quedándote conmigo.
-Entonces no me apartes. –Finalmente le sonrió, sintiendo (y sabiendo de alguna manera) que había ganado la conversación. –Yo sabré cómo adentrarme en tu mundo sin involucrarme o arriesgarme directamente, ¿de acuerdo? No tengo intenciones de estar en peligro, ni tampoco que tú lo estés.
-Suena a algo imposible, pero también lo fue que me enamorara y que mi familia se reuniera de nuevo. –Tuvo que admitir Sans mientras lo pensaba detenidamente. –Así que si hay alguien que pudiera hacerlo, no cabe duda de que serías tú, mi precioso rayo de sol.
-¿Eso te hace a ti un girasol? –Frisk rió un poco en el momento, pero rápidamente se apenó y desvió la mirada. –Ya sabes, con eso de que me buscas y… esas cosas.
-¡Oh dioses! ¿Eso acaba de ser un chiste de tu parte? –De la sorpresa quiso levantarse, pero la comodidad le pudo mucho más. –¡Jajajajaja! Estoy tan orgulloso.
Frisk gruñó por lo bajo, pero eso solo hizo que se viera más adorable por estar avergonzada de su propio atrevimiento. Haciendo que Sans le tomara de las mejillas, jalándole para poder besarla al no poder contener más la alegría que le producía, pero fallando inmediatamente dada la posición en la que estaban y terminando dejando caer su cabeza sobre la sábana tras insistir pese a la comodidad que había tenido. Haciendo que ahora Frisk estuviera a lado suyo acostada sobre la sábana y prefiriéndolo mucho más tras contemplarla así con la luz de la luna, notando el brillo de sus ojos que eran tan llamativos como sus labios entreabiertos.
Y sin saber en qué momento se había apegado más a ella, o si realmente había sido al contrario, ahora se encontraba abrazándola mientras la besaba finalmente hasta el grado de olvidar por completo la conversación que habían tenido minutos antes al no serle siquiera importante lo que estuviera pasando en el mundo en ese preciso y precioso momento. Olvidando por completo el hecho de que su chica se encontraba en pijama y recordándolo en el instante en que le había desabotonado lentamente la gabardina de forma espontánea al incomodarle un poco la textura en el abrazo que lentamente se estaba volviendo más en suaves caricias, queriendo recorrer su cálido cuerpo. Notando de inmediato su sonrojo en respuesta de la pena que le producía tal cercanía portando una prenda tan delgada descubierta ante él, mas no queriendo apartársele sin necesidad de que se lo indicara con palabras que no oiría ni aun con la cercanía que tenían.
Porque lo único que necesitaba y ansiaba escuchar por parte de ella ahora, eran los múltiples suspiros que poco a poco se volvían más fuertes, más llamativos y más intensos. Queriendo más de eso como si de su propio respirar se tratase. Siendo ella el instrumento que emitía los sonidos más hermosos que podría escuchar en toda su vida. Y él, el músico que tenía la suerte de poder tenerla en sus manos.
Pero, aunque estuvieran solos en la habitación, tenía que ser cauteloso dado los habitantes del departamento que sin duda alguna podrían chismearle al viejo de lo que pudieran ver o escuchar entre paredes. Por lo que nuevamente se enfocó en besarla con tal de suavizar lo más posible aquello que parecía subir de tono una vez que se esmeró en acariciar su pierna, para acto seguido, tratar de explorar debajo de su pijama que ya estaba dejando poco a la imaginación tras la ausencia absoluta de la gabardina que había terminado arrojada en alguna parte de la habitación. Y podía notarlo de inmediato en su piel erizada tras acariciarla desde su muslo hasta la cintura, podía notarlo en sus suspiros que solo estaban para él y por él. Podía notarlo en la mirada que le lanzaba una vez que tuvo que separarse del beso ante la ausencia de aire.
Estaba tan ansiosa y cohibida por él, que le sacó una enorme sonrisa de satisfacción y deseo sabiendo lo que estaba ocurriendo. Sin duda alguna la noche estaba mejorando cada vez más.
Se quitó los zapatos con los mismos para no tener que agacharse ni apartarse, para acto seguido teletransportar a ambos hacia la cama que bien les valdría aprovechar de la mejor manera. Estando oficialmente acostados en algo mucho más cómodo y que por la expresión de su chica, era en verdad la primera vez que probaba el mueble y no precisamente le causaba tranquilidad la situación con la que lo estaba averiguando. Terminando colocando ambas manos sobre sus costillas como si con ello pudiera hacer una barrera entre ellos en un punto seguro para ella y su acelerado corazón que podía escucharlo con mayor claridad dado que aun así se rehusaba a apartarse de ella. Si después de todo, tenía que reconocer que también él estaba ansioso por toda la oportunidad que se le estaba presentando de la mejor manera.
-Sans, n-no estoy lis…
-Sé que no. –Le interrumpió con algo de urgencia. Sonriéndole para calmarla, pero a su vez jugando un poco con la comisura de su ropa interior como si de tocar la puerta se tratase. –Por eso confía en mí, ¿de acuerdo?
Detectando que su chica no le estaba negando por completo pese a su atrevimiento de estar tratando de explorar mucho más, le fue suficiente para seguir adelante con lo que tenía pensado hacer. En efecto, sabía que Frisk no estaba lista y que tal vez estaban apresurando las cosas dada la calentura que le producía toda ella, pero eso no significaba que realmente no tuvieran las ansias del otro que cada vez más eran más evidentes. Así que jugando un poco con la prenda con la comisura de sus dedos, poco a poco se atrevió a acariciar más la prenda íntima para medir poco a poco lo permisiva que sería su novia en ese momento, notando inmediatamente su timidez cerrando aún más sus piernas, mas no quitando su mano. Apresándola, pero siéndole suficiente indicación para seguir adelante. Zigzagueando poco a poco hasta que los suspiros le indicaran que estaba produciéndole una sensación agradable.
Sans había tenido que besarla tras detectar que podría ser algo ruidosa en cuanto aumentó la presión mientras recorría suavemente su entrepierna. Emocionándole demasiado que el calor que irradiaba estaba siendo equitativo a la lenta apertura de piernas que le estaba permitiendo poder recorrer con mayor libertad. Teniendo que ser paciente ahora él, tras la excitación que le producía ese simple hecho de poder estarla explorando en una parte que ni sus sueños habrían podido imaginar antes. Y en cuanto tuvo la osadía de adentrarse por completo en la prenda íntima, él mismo había caído en el coro de suspiros que tuvieron que ser opacados con besos que le permitían explorar también su boca. Ahora no solo tenía ojos como el vino, también tenía su sabor… y era deliciosa.
Frisk en ese momento no era un rayo de sol que alumbraba su vida gris. Era el sol entero y él un planeta atraído por todo su calor. No tenía ni idea de qué era lo que realmente le tenía en margen para contenerse de hacerla suya en ese preciso momento, pero vaya que merecía un premio por todo lo que se estaba aguantando y aguantaría. Porque aunque ganas no le faltaran, había decidido que se limitaría a darle una mínima muestra de lo que podría sentir una vez que ella quisiera realmente dar el siguiente paso. Y sentir que se estaba mojando ante su tacto era tan placentero como el verle inquieta entre suspiros y movimientos corporales, sin saber si apartarse por la pena o apegarse más a él por lo que le estaba haciendo sentir. Algo que aparentemente le costó pocos segundos decidir, si ahora le había abrazado de tal forma que le obligó tener que reacomodarse él mismo. Estando encima de ella ahora y teniendo ante él la vista de una chica completamente apenada y excitada al mismo tiempo.
-N-no pares…
Fuese una petición o una orden, escuchar eso le había excitado demasiado. Con su mano libre buscó la suya para sujetarla con fuerza, mientras que con la otra sus dedos ya se estaban adentrando demasiado al grado de poder percibir lo tanto que estaba logrando su objetivo. Siéndole exquisito sentir el calor y temblor entre sus piernas mientras le producía todo el placer que ella merecía mientras la masturbaba. Nuevamente pegó su frente contra la suya para apreciar mucho mejor sus gemidos que suavemente susurraban su nombre a forma de súplica por más. Y al diablo el ser cuidadosos con el ruido. Que el mundo entero se enterara que era suya, aun cuando no la estaba haciendo precisamente suya en ese momento.
Pero ella de alguna manera se las había ingeniado para hacerlo suyo sin necesidad de mucho. Si verla y escucharla en tal estado estaban siendo suficientes, el hecho de que ahora le estuviera rodeando con su piernas para apegarlo más a ella lo estaba volviendo loco. Oh dioses… en verdad que merecía un premio por tener que aguantarse con todos sus sentidos deseosos de ella. Algo que reflejó adentrando con más fuerza una y otra vez sus dedos con los que parecía estar llegando al punto exacto dado sus gritos. Algo que ella reflejó apresándolo por completo con sus piernas al momento en el que no pudo más. Temblando ante él, gritando ante él… dejándose llevar ante él.
Sans no sabía como explicarlo, pero verla y sentirla así era todo lo que necesitaba realmente… para darse cuenta de que no habría nadie en el mundo a quien quisiera tener así por el resto de su vida. Y eso le hizo sonreírle por existir, por darle esperanza, por darle el deseo genuino de luchar por vivir realmente. Por tener la oportunidad de contemplarla así cada día, cada noche y cada momento en que se presentara la oportunidad.
Y solo por eso… estaba decidido a encontrar una forma de darle la familia que ella parecía desear. Aun cuando todo parecía en extremo complicado por ahora, no era tan imposible tras haber contemplado ante sus ojos a un sol explotar de placer, ¿cierto?.
Lentamente apartó sus dedos para no lastimarla, aunque lo lubricada que había terminado le ayudaba mucho más que su moderado cuidado. Se colocó a lado suyo para darle incluso el espacio suficiente para que recuperara el aliento, pero nuevamente sorprendiendolo, ella se acurrucó a lado suyo completamente apenada si estaba evitando un poco verle directamente, mas no queriendo apartarse de su lado. Por lo que Sans la rodeó con un brazo para indicarle que en efecto estaba ahí para ella.
-¿Qué… fue eso? –Finalmente Frisk susurró.
-¿La masturbación o el orgasmo? –Sans no pudo evitar sentirse orgulloso por ambos. –Solo quise que te sintieras bien, bonita.
-Esto no fue… eso, ¿cierto?
-No, no lo fue. –Sonrió ante su inocencia. –Pero puede sentirse muy similar.
-Por lo que me habían cantado los conejos… Había creído que podría doler. No… esto.
-Puede que sí te duela en un principio cuando decidas que demos ese paso. –Le admitió de inmediato ante su duda, recordando las palabras del viejo en cuanto a lo que podría afrontar de acuerdo a lo que mostraba su alteración biológica. –O tal vez más.
Terminó jugando un poco con su cabello para no tener que pensar en eso precisamente ahora. Dejando que los minutos hicieran de las suyas con el momento para saber si era tiempo para retirarse y dejarla descansar, o estar todavía acompañándole pese a su evidente timidez. Tan solo quería tener en mente por ahora el hecho de querer darle la vida digna que ella merecía, aun cuando no tenía ni idea de cómo lograrlo si ni siquiera podía darse eso a él mismo en primer lugar. Y no era justo que ella se esmerara en querer adentrarse en su mundo con tal de mantenerlo consigo sin peligro ajeno, tenía que poner de su parte también. Y tal vez la respuesta a eso era hacer lo mismo, queriendo adentrarse él a su vida, pero… ¿qué era eso realmente fuera de ser un eje misterioso entre los Dreemurr y la yakuza?
-¿Sans? –Nuevamente le susurró.
-¿Mmh?
-Me gustó lo que hiciste.
Y eso le fue suficiente para ser el hombre más feliz del planeta.
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-Fuku… por favor, despierta.
La adolescente aún se sentía débil y mareada, pero poco a poco pudo ser consciente de encontrarse recostada en algo extremadamente duro y frío. Queriendo por inercia usar su magia para sentir el calor que necesitaba como mínimo para vivir y siendo bastante escasa su posibilidad por ahora. ¿Cómo era eso posible? ¿La humedad era tanta en el ambiente que le superaba por mucho?
Pero la voz que le insistía una y otra vez pudo reconocerla lo suficiente hasta el grado de ayudarle a querer abrir los ojos para corroborarlo por su cuenta. Levantándose pese al mareo para abrazarle con alegría y alivio de por fin brindar frutos toda su investigación hecha por ella sola. En verdad era ella. En verdad había dado con el paradero de Skate.
-¡Lo sabía, lo sabía, lo sabía! Sabía que podía encontrarte.
-Sí, ¿pero a qué costo? –La chica pulpo rompió con su abrazo, apartándola con urgencia y seriedad no característica en ella. –Fuku, no hay salida de aquí. Ya lo he intentado.
Fue entonces que comenzó a ver en los alrededores. Parecía que estaban aprisionadas en un lugar extremadamente húmedo y descuidado que bien podría denominarse como una prisión para exclavos. Las rejas que las contenían en ese lugar no eran cualquier cosa si ella misma podía darse cuenta de que estaban electrocutadas. ¿Cuántos niños se requirió para que nadie quisiera acercarse a ellas y darse cuenta de ese detalle solo visible para alguien de calor como ella? Tantos seres ahí encerrados con ellas le indicaba de alguna manera que estaban siendo divididos por edad. ¿Entonces dónde estaría el niño sin brazos que trató de defenderla? Esperaba que se encontrara bien si era de alguna forma su culpa que ambos terminaran en tal situación.
-¿En dónde estamos? –Finalmente preguntó tras haber visto suficiente.
-Lo llaman "El pozo de los deseos". Y Fuku… nosotras seremos el deseo de alguien tarde que temprano.
Escuchar eso finalmente le trajo a una realidad aplastante de lo que había hecho. De lo que había acabado sin pensar en una solución antes si se topaba en algo como eso ante el hartazgo de que nadie hubiera querido hacer algo salvo ella. Y por la mirada que le lanzaban todos (si es que aquella vista apagada podría considerarse de esa forma), algo le decía que todos los intentos posibles en los que pudiera pensar por su cuenta ya habían sido pensados por alguien más sin resultado alguno, al grado de estar todos tan resignados ante algo que aún no conocía ni a mínima parte y le atemorizaba tener que descubrirlo pronto.
Se abrazó a sí misma queriendo generarse calor ella misma y fallando ante el miedo. Ahora sí que se había metido en problemas, ¿cierto?
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Pese a que he tenido más tiempo esta semana, lo terminé dedicando más a mi descanso que a cualquier cosa más, y no precisamente porque yo lo decidiera, mi novio me obligó a descansar lo mayor posible en contra de mi voluntad, jajajajaja. Pero supongo que necesitaba de todas esas horas de sueño para recuperar una mínima parte de todos mis desvelos acumulados. Por ello fue que no contemplé lo atrasada que estaba terminando con todo lo que me propuse para esta semana y tuve que subir hasta hoy sábado este capítulo. Por lo que muchas gracias por la paciencia y comprensión. Espero que haya valido la pena ;)
¡Ya mero termina octubre! ¡Aún están a tiempo para realizar el Flappertober! Más información en mis redes sociales ;)
¡Michi fuera!
:D
