N/A: Hola!
Con ustedes el capítulo número 30! Esperamos que lo disfruten y como siempre muchas gracias por seguir esta historia! No duden en dejarnos sus comentarios al respecto.
Rodrigo: Gracias por tomarte el tiempo de leer y comentar 3 Qué bueno que hayas disfrutado de la participación de Izumi y Rebeca! Con tantos personajes maravillosos a veces no podemos darles el tiempo en escena que merecen pero tratamos de sacarle el mayor jugo posible cada que aparecen jeje Ahora sí después de tantos momentos de angustia están llegando el tiempo de que aparezcan escenas tiernas entre los tres :D Y sí, aunque finalmente Roy y Ed compartan el tan esperado momento de que Roy fuera llamado 'papá', siempre debe haber algo de bromas entre ellos xD Saludos!
Golden y Flame
Disclaimer: Los personajes de Fullmetal Alchemist no nos pertenecen. Sólo estamos divirtiéndonos con ellos.
Capítulo 30. Central
- 10 meses después -
Era un sábado por la noche en Ciudad del Este. Riza se encontraba concentrada en su cocina preparando la cena mientras tarareaba en voz baja una melodía que creía haber olvidado ya, una que su madre siempre tarareaba cuando ella era muy pequeña. Por primera vez en mucho tiempo se sentía tranquila, en paz e incluso, hasta verdaderamente feliz. Una emoción que creía jamás volvería a sentir desde que tuvo que tomar la decisión de separarse de su hijo y del amor de su vida. Increíblemente, eran esas mismas dos personas las cuales le habían devuelto esa alegría y luz a su vida.
Cuando su guisado estuvo listo, apagó el horno y su atención se enfocó en su fiel amigo canino el cual repentinamente salió corriendo de la cocina con rumbo a la puerta principal, ladrando alegremente para recibir al visitante que ingresaba en el departamento. Riza sonrió al saber quién había llegado y comenzó a sacar un par de platos de su alacena para comenzar a servir la cena. Unos segundos más tarde, no se sorprendió al sentir dos brazos fuertes abrazándola por la espalda.
"Hola, amor." Saludó tiernamente Roy sin soltarla a la vez que depositaba un beso en su cabeza.
Ella sonrió ante la sensación de seguridad y cariño que Roy le transmitía con su abrazo y sus palabras. "Hola, cariño."
Al oír la forma en que Riza se había dirigido a él, Roy no pudo evitar ensanchar más la sonrisa que de por sí ya tenía. Aprovechó ese momento para estrecharla más fuertemente contra él.
"Roy, vas a provocar que tire la comida." Dijo Riza riendo ligeramente.
Él rió ligeramente y colocó su barbilla sobre el hombro de ella, Riza giró su rostro y besó tiernamente los labios de Roy antes de regresar a su tarea. El pelinegro no se apartó y comenzó a inhalar profundamente el agradable aroma que desprendía la comida. "Mmm huele muy bien. ¿Qué cenaremos el día de hoy?"
"¿No te imaginas?" Dijo en tono divertido Riza.
Roy sin dejar de abrazar a la rubia, se acercó un poco más para ver el guisado. "Quiché de espinacas." Dijo alegremente.
"Huh-huh, a menos que desees otra cosa."
El pelinegro de inmediato negó con la cabeza, mientras se apartaba de Riza para ayudarla a poner los platos en la mesa. "Para nada, esto es más que perfecto."
Riza no pudo evitar esbozar una sonrisa al ver a Roy tan animado. Tomaron asiento y comenzaron a disfrutar su cena acompañada de un vino tinto que Roy había traído. El favorito de ella.
"Esto está delicioso, tiene siglos que no comía un buen quiché de espinacas." Roy dijo con tono alegre.
"Y yo que pensé que me lo iba a tener que comer sola con Hayate porque no llegabas." Dijo Riza bromeando, mientras Roy se tensaba ligeramente.
"¿Acaso crees que me perdería esta exquisita cena y sobre todo esta inmejorable compañía?"
"Eres un halagador."
"No, solamente digo la verdad. Con respecto a mi tardanza, se me hizo un poco tarde y además había mucha gente por el camino que podría haber sospechado algo si me viera dirigiéndome hacia aquí. Así que tuve que cambiar mi ruta original."
Al escuchar la explicación, Riza no pudo evitar preocuparse, era la primera vez que accedían a tener una 'cita' en su casa después de muchas discusiones acerca de si debían o no hacerlo, pero el hecho de casi perderse el uno al otro terminó inclinando la balanza en favor de intentar retomar su relación romántica en secreto.
Roy tomó la mano de Riza que estaba sobre la mesa y la acarició. "No te preocupes, nadie me vio y tengo una coartada perfecta." Sonrió con confianza.
Ella enarcó una ceja. "¿Podría saber cuál es?"
"Me aseguré de que me vieran entrar en un hotel con una señorita y antes de que pienses mal, es una de las chicas de Madame que está viviendo aquí en el Este, así que es de confianza."
Ella sonrió ligeramente antes de continuar con su cena.
"Es una buena táctica, ¿no lo crees? Me dará la oportunidad de quedarme toda la noche e incluso mañana si así lo deseas." Propuso él mientras retomaba su cena.
"No sabía que las citas involucraban que el pretendiente se quedara a dormir con la chica."
Él enarcó una ceja. "Creo que a estas alturas soy mucho más que un simple pretendiente." Dijo ligeramente indignado.
"Si no mal recuerdo es la primera cita, ¿no es así?"
Roy se quedó con la boca abierta, ligeramente sorprendido. "Hey, yo creí que no empezaríamos desde cero, no después de todo lo que hemos vivido juntos. Riza, tenemos un hijo juntos."
Un brillo travieso cruzó por la mirada caoba de ella. "Cierto, tienes razón, mis disculpas. A estas alturas no tiene nada de extraño que pases la noche aquí. Cuando sea la hora de dormir buscaré unas sábanas extras y una almohada para que te acomodes en el sillón, mientras Black Hayate y yo nos quedamos en el cuarto."
"¡Riza!" Roy hizo un puchero. "¿Cómo es posible que consideres siquiera dejarme en el sillón mientras que con Hayate ni siquiera lo piensas?"
"Hayate siempre duerme conmigo en el cuarto."
Roy se cruzó de brazos, frunciendo el ceño. "No puedo creer que un perro tenga más privilegios que yo."
Riza comenzó a reír ligeramente ante el espectáculo que Roy estaba haciendo, parecía un niño pequeño haciendo una rabieta. En los últimos años sólo había tenido vistazos de esa parte de Roy mientras que, cuando ambos vivían en la casa de su padre, podía ver esa parte de él más seguido y sin interrupciones.
"Yo no le encuentro la gracia a que un perro tenga más privilegios que yo." Contestó indignado al ver a Riza reír.
"Bueno, tal vez pueda reconsiderarlo." Dijo ella divertida.
Al ver que ella estaba genuinamente alegre y se estaba divirtiendo a sus expensas, sonrió y dijo antes de continuar con su cena. "Eso espero."
La cena continuó tranquila, conversando de diversos temas, desde cómo iba el proyecto de Ishval con Scar y el Mayor Miles trabajando directamente allá hasta cosas triviales que habían hecho en sus limitados tiempos libres desde que regresaron al Este. Obviamente, no pasó por alto la mención de Edward y Alphonse.
Cuando terminaron de cenar, Roy se encargó de lavar los platos y continuaron su velada en la pequeña sala de ella, sentándose uno junto al otro. Él abrazando a Riza mientras que ella se recargaba contra él para disfrutar su cercanía.
"¿Cuándo crees que Ed se le declare a Winry?" Preguntó Roy.
Riza sonrió. Ambos sabían lo perdidamente enamorado que su muchacho se encontraba de su amiga de la infancia desde hacía tiempo, pero por su forma de ser y por su objetivo de recuperar el cuerpo de Al esa declaración se había postergado demasiado para su gusto.
"No lo sé, es algo tímido para hablar de sus sentimientos. Además, pienso que tal vez tenga miedo de que ella no sienta lo mismo por él y que se fracture la amistad que tienen."
"¿Bromeas? Es más que obvio que Winry siente lo mismo por él. No puedo creer que ese hijo mío sea tan despistado."
"No hay que presionarlo. Todo llegará a su tiempo, además tú tenías más o menos su edad cuando te me declaraste."
Él bufó. "Es diferente, cariño." Ella enarcó una ceja y antes de que protestara, él continuó. "Él y la señorita Rockbell se conocen desde que eran unos bebés, mientras que tú y yo nos conocimos después. Además, ellos no tienen la diferencia de edad que nosotros tenemos, porque creeme que si tuviéramos la misma edad no me hubiera tardado tanto en decirte lo que sentía por ti."
Riza suavizó su mirada y sus facciones al ver el amor con que él la miraba. Se acercó y besó su mejilla. "¿En serio te hubieras arriesgado a la furia de mi padre desde antes?" Preguntó divertida.
Él rió ligeramente. "Eso sólo hubiera pasado si él nos hubiera descubierto y, aunque lo hubiera hecho, valdría la pena totalmente. Bueno aunque debo de admitir que hay una pequeña parte de mí que siempre ha creído que tu padre siempre supo lo que había entre nosotros y tal vez por eso me pidió que cuidara de ti en su lecho de muerte."
Ella suspiró. "Sí, también lo he llegado a pensar."
Tratando de no entristecer a Riza con la muerte de su padre y su investigación exhaustiva en la alquimia de fuego, Roy decidió no ahondar en ese tema. "Bueno, regresando a lo de Ed, solamente espero que ese chico se anime a dar ese paso pronto."
"Yo espero que los dos en algún punto se sinceren con sus sentimientos y puedan disfrutar de un bonito noviazgo. Están en esa edad donde deben conocer gente y disfrutar su juventud."
"Tal vez con un poco de suerte y, siempre y cuando ese mocoso no meta la pata, la señorita Rockbell podría ser su alma gemela."
"Me gustaría, Winry me agrada mucho además de que, como tú, también me da la impresión de que ella también tiene sentimientos por Edward. Pero lo más importante es que los dos sean felices, se lo merecen, aunque tal vez es un poco pronto para pensar en que ellos son el uno para el otro, son todavía muy jóvenes."
Roy bufó. "Cariño, yo tenía más o menos su edad cuando descubrí que eras mi alma gemela y hasta la fecha no te has deshecho de mi."
Ella sonrió y acarició gentilmente una mejilla de él. "Cierto, tienes toda la razón. Éramos muy jóvenes cuando nos enamoramos y nos dimos cuenta que éramos almas gemelas." Él sonrió y comenzó a inclinarse para atrapar sus labios cuando en ese momento el teléfono comenzó a sonar, haciendo que se detuvieran a escasos centímetros de distancia.
"Déjalo que suene." Susurró Roy rozando sus labios con los de la rubia.
"No tardaré, puede ser algo importante." Dijo mientras comenzaba a alejarse de él para poder responder el teléfono que se encontraba en la mesita que estaba al lado del sillón donde estaban sentados.
"Riza, ¿quién podría estarte llamando a estas horas y en sábado? Oh, ya sé de seguro es Catalina. Juro que voy a matar a esa mujer por andar interrumpiendo." Refunfuñó ligeramente.
Ella se rió ligeramente. "Solamente será un segundo." Dijo antes de darle un ligero beso en los labios para después abrazar uno de los brazos de él para posteriormente tomar el auricular del teléfono con su mano libre.
"¿Hola?"
"Hola, mamá. ¿Cómo estás?"
Ante el saludo, Riza suavizó todavía más sus facciones mientras que sus ojos desprendían una gran alegría. "Hola, Edward. Qué gusto saludarte, hijo. Me encuentro muy bien. ¿Cómo estás tú y los demás?"
Al escuchar el nombre de su hijo, Roy no pudo evitar sonreír y olvidar la molestia que le había provocado la interrupción. Mientras tanto se acercó más hacia Riza para tratar de escuchar la conversación.
"Muy bien, gracias. Al va muy bien con su rehabilitación y el negocio de automail va como viento en popa."
"Me alegra mucho saberlo."
"¿Y mi papá cómo está?"
La sonrisa de Roy se ensanchó todavía más. Jamás creyó que escuchar que Ed se refiriera a él de esa forma lo llenaría de tanta alegría. Riza también se alegró mucho al ver el semblante alegre y lleno de vida que irradiaba Roy tras alcanzar a escuchar las palabras de su hijo.
Antes de que Riza pudiera responder, Roy tomó el teléfono para colocarlo en medio de las orejas de ambos para que los dos pudieran hablar con su hijo. "Me encuentro muy bien, gracias por preguntar."
"Eh… ¿qué estás haciendo ahí, viejo?" Respondió sorprendido el rubio.
"Oye, hace un momento te referiste a mí de forma adecuada y ahora regresas a la descortesía. Recuerda con quién estás hablando, mocoso." El pelinegro refunfuñó.
"¿A quién le dices mocoso? Además, no son horas para estar en el departamento de una dama."
"Tampoco son horas para estar llamando por teléfono. ¿Que no sabes que estás interrumpiendo cosas de adultos?"
Ed balbuceó antes de responder. "¡¿Qué cosa dices, bastardo?!"
"¡Roy! ¡Edward! Ya es suficiente." Reprendió ligeramente Riza al ver que su tranquila conversación se estaba comenzando a salir de control.
"Lo siento." Dijeron Roy y Edward al unísono.
Riza, suspiró. "Edward, Roy y yo decidimos darnos una oportunidad para retomar nuestra relación y hoy es nuestra primera cita. Y antes de que te hagas ideas erróneas gracias a tu padre…" Ella miró duramente a Roy antes de continuar. "Cenamos y estábamos conversando cuando tú llamaste."
Roy se cruzó de brazos ligeramente molesto. La conversación estaba cerca de terminar ya que estaba a punto de comerte a besos, amor.
"Oh… lo siento por pensar otras cosas pero él tiene la culpa por andar diciendo cosas que se pueden malinterpretar."
"¡Por supuesto que no! La culpa es tuya por tener una mente pervertida."
"¿Yo? Más bien ese eres tú. Solamente asegúrate de desposar a mi mamá antes de que me avisen de que tengo algún hermano o hermana en camino."
"¡¿Qué?!"
"¡Chicos!" La rubia volvió a interceder. Definitivamente tenía razón cuando dije que tendría que cuidar a 2 niños en lugar de tan solo a mi hijo. "Edward, olvidemos las tonterías que Roy te dijo y las que tú estás pensando. Solamente estamos teniendo una tranquila cita casera y aprovechamos este horario para que sea más difícil de que nos rastreen."
"Entiendo, lo lamento." Respondió Ed sabiendo la situación en la que Roy y Riza se encontraban al permanecer en la milicia.
"No te preocupes, hijo." Dijo Riza con dulzura. "¿Querías hablarme de algo?" Preguntó con curiosidad ya que siempre disfrutaba las anécdotas que Edward le compartía cuando le llamaba.
"Oh, cierto lo había olvidado." El rubio hizo una pausa antes de continuar. "Bueno… eh… él está ahí escuchando y no sé si quiera que lo haga."
"¿Por qué tu madre si puede escucharte y yo no? ¿Acaso se te olvida quién demonios soy?" Respondió indignado y lastimado el pelinegro.
Ed percibió que por debajo del tono indignado de Roy, había dolor. Suspiró. Definitivamente no estaba acostumbrado a lidiar con figuras masculinas mayores, pero ahora que lo tenía al menos debía intentar esforzarse para reforzar ese vínculo con su padre, tal y como Al y Winry se lo recomendaron.
"Lo lamento, no es que no quiera que te enteres. Es solamente que no estoy acostumbrado a pedir consejos a un hombre."
Roy entendió a lo que se refería su hijo. Debía ser paciente pero aún así no podía evitar sentirse culpable por no haber podido estar desde antes con su hijo. Riza se percató de su ensimismamiento y tomó una de las manos de él para darle un ligero apretón el cual correspondió el pelinegro acompañado por una sonrisa.
"Está bien, hijo. Si te sientes más cómodo te dejaré a solas con tu madre. Por favor, cuídate y salúdame a todos."
"No te vayas, papá… tal vez sea bueno tener el consejo de ambos." Replicó el chico.
"No te fuerces, Ed, entiendo que todo esto es todavía nuevo y raro para ti."
"No me estoy forzando, me falta acostumbrarme, eso es todo."
Roy esbozó una ligera sonrisa al escuchar las palabras de su hijo. "Bien, pero en el momento en que te sientas incómodo, dímelo."
"De acuerdo. Quería pedirles un consejo respecto a… las citas."
"¿Citas?" Roy y Riza preguntaron al unísono.
"Aja… mmm verán… Win y yo eh…"
"Por fin te le declaraste, ¿no es así?" Preguntó Roy.
"¿Eh? ¿Cómo es que lo sabes?"
"Edward, era obvio para todos nosotros que sentías algo por Winry y creíamos que tarde o temprano alguno de los dos terminaría hablando de sus sentimientos por el otro." Respondió tranquilamente Riza.
Ed estaba sorprendido. Vaya, eso explica porqué el maldito de Bradley la tomó de rehén. ¿En serio soy tan obvio? "Bueno… tenías razón cuando me lo preguntaste y bueno decidí decirle lo que siento. Resulta que ella siente lo mismo por mí y ha aceptado ser mi novia." Respondió con un evidente tono de alegría en su voz.
Los dos padres sonrieron al ver que sus conjeturas eran ciertas. "Nos alegra mucho, Edward. Por favor, recuerda ser respetuoso y amable con Winry." Dijo Riza con una sonrisa al notar la alegría de su hijo.
"Tampoco olvides ser todo un caballero con ella y sobre todo no olvides nuestra plática de hace años." Roy añadió al final con tono divertido.
A pesar de que no podían ver al chico, los dos estaban seguros de que estaba totalmente sonrojado y se podía escuchar al otro lado de la línea su nerviosismo.
"Solamente a ti se te ocurren esas cosas. Realmente el pervertido eres tú. Mamá, ¿qué demonios le viste?"
Riza rió ligeramente y Roy frunció el ceño.
"Déjate de esas tonterías, yo no soy un pervertido. Además te recuerdo que si no hubiera sido por esa entrega de amor no estaría aquí platicando contigo."
"Rayos, en serio que se está volviendo más difícil molestarte." Refunfuñó el rubio.
"Pero dinos, Edward, ¿qué consejo necesitas?" Intervino gentilmente Riza tratando de evitar que esos dos comenzaran otra discusión.
"Ah, sí. Verán… quiero invitar a Win a una cita, pero la verdad no tengo idea de cómo es todo eso y quiero que ella en verdad lo disfrute."
Los dos padres no pudieron evitar sonreír ante la declaración de Ed mientras se miraban a los ojos. Les daba gusto que su hijo por fin estaba comenzando a disfrutar las vivencias que correspondían a su edad después de haber pasado por tantas dificultades. Sin embargo, no podían evitar sentir una punzada dolorosa al darse cuenta de lo mucho que se habían perdido de la vida de su hijo. Por ello, no iban a desaprovechar esta nueva oportunidad que se les presentaba para formar parte de ella.
"Edward, me parece una idea maravillosa que estés planeando una cita con ella. Como sabrás por nuestra situación nosotros no tenemos mucha experiencia en citas-" Comenzó Riza antes de ser interrumpida por su hijo.
"No me digas que el idiota de mi padre te embarazó sin siquiera llevarte a una." Preguntó ligeramente molesto Ed.
"Oye, Ed, recuerda que te estoy escuchando y que me debes respeto." Espetó Roy. "Y para tu información, a lo que tu madre se refiere es que en su momento, antes de que tu nacieras, tuvimos muy pocas oportunidades para tener citas." Roy suspiró, mientras recordaba esos viejos tiempos. "Desde ese entonces nuestra relación era secreta, no sabíamos cómo lo tomaría el padre de Riza ya que era un hombre complicado, así que para evitar que me echara y me prohibiera volver a ver a su hija, decidimos hacerlo de esa forma." Hizo una ligera pausa antes de continuar. "Desde mi experiencia personal, no importa el lugar sino más bien la persona con la que sales." Miró a Riza a los ojos con ternura mientras sonreía. "Yo tuve mis mejores citas con la chica que me robó el corazón en un viejo ático a la luz de la luna, en la parte trasera de una casa que se caía a pedazos o en cualquier otro rincón que nos diera privacidad. Ahora, tengo la oportunidad de retomar esas citas en un departamento con la misma chica. A pesar de lo mucho que me encantaría llevarla a un lugar lujoso como se merece, sigo disfrutando mucho estos momentos por el simple hecho de convivir con la persona que amo."
Riza sonrió ampliamente ante las palabras de Roy, se acercó y besó su mejilla antes de tomar la palabra. "Tu padre tiene toda la razón, no importa el lugar sino la compañía. Yo también he llevado esas citas con mucho cariño en mi corazón porque han sido con la única persona que ha sido capaz de robarse mi corazón."
"Vaya... me han dejado sin palabras. Realmente ya estaba considerando pedirle cuentas a mi viejo." Ed bromeó.
"Y dale con viejo." Roy se quejó, haciendo reír a Riza y a Ed. "No debería ayudarte por estarme insultando, niño, pero aún así te daré un par de consejos. Uno, ya que tú sí tienes la posibilidad de llevar una relación normal, saludable y obviamente con el permiso de la señora Rockbell, podrías invitar a Winry a un lugar bello y tranquilo que ambos disfruten. Puede ser un parque, un restaurante o simplemente un picnic al lado del lago o bajo la sombra de un buen árbol."
"Me gusta como suena eso. Tal vez después de todo no eres un inútil."
"Sigue por ese camino, mi querido hijo, y ya no seguiré ayudándote."
"Está bien, me calmo. ¿Cuál es el segundo consejo?"
Ante la pregunta, los ojos de Roy brillaron con travesura, gesto que no pasó desapercibido por Riza. ¿Qué estás tramando, Roy?
"Por favor, no olvides que siempre debes respetar y cuidar a tu novia. Repito, no olvides nuestra charla de hace años, no me gustaría convertirme en abuelo siendo tan joven, ¿sabes?"
"¡¿Qué?! ¡¿Co… Cómo se te ocurre?! Cielos… yo eh…"
El nerviosismo de su hijo provocó una carcajada de parte de Roy, Riza solamente lo golpeó ligeramente en su brazo, pero también no pudo evitar sonreír divertida ante el estado de Ed.
"En serio, mamá, ¿cómo es que una chica tan linda e inteligente como tú se enamoró de un idiota pervertido como él?" Refutó Ed cuando recuperó su compostura.
Riza rió ligeramente. "A veces yo también me lo pregunto, hijo." Respondió ella con tono neutro, provocando que la carcajada de Roy se evaporara de inmediato y mirara estupefacto a Riza. No pudo resistir más la vista que tenía de él y comenzó nuevamente a reírse, acercándose al pelinegro para darle un beso casto en los labios. "Estoy bromeando, querido. Claro que sé porqué me enamoré de ti." Las palabras hicieron que Roy retomara su sonrisa y desapareciera el falso enojo.
"Fuera de bromas, Edward, Roy tiene razón. Nunca dejes de respetar a Winry. Los dos están en una etapa donde están descubriendo muchas cosas y puede que lo que Roy te mencionó en la plática de hace años se vuelva en algo muy tentador. Lo ideal sería que cuando decidan comenzar a tener intimidad, sea cuando estén casados, pero a veces las cosas no suceden así. Así que asegúrense de estar listos los dos y no apresuren las cosas, todo a su tiempo. Mientras tanto disfruten tranquilamente de cada etapa de su relación y de su compañía mutua." Riza habló con voz dulce y calmada.
"Eh… de acuerdo, gracias a los dos por los consejos. Pero respecto al último tema, creo que todavía falta mucho para ello y no es algo que me interese realmente en estos momentos, así que creo que no hay nada de qué preocuparse."
"Eso decíamos nosotros y míranos ahora, tú eres el producto de eso." Roy dijo en tono de broma.
Riza no podía ver a Edward, pero estaba segura de que probablemente estaría sonrojado.
"Solamente no olvides ser tú mismo, respeta a Winry y diviértanse mucho, hijo."
"Gracias, mamá."
Roy sonrió al ver cómo la expresión de Riza se convertía en una relajada y llena de felicidad cada vez que el chico la llamaba 'mamá'. No podía culparla, él hacía exactamente lo mismo en las ocasiones en que Ed le regalaba la dicha de llamarlo 'papá'.
"Veré si puedo organizar lo de la cita en estos días si no aprovecharé y tendré una cita con Winry en Central. Al necesita algunos suplementos alimenticios que son difíciles de conseguir por acá, así que planeo ir por ellos yo mismo." Dijo Ed.
"Si quieres puedo pedirle a Gracia que te los envie." Roy sugirió. "Estoy seguro de que no le molestará."
"Gracias, pero creo que el viaje a Central me vendrá bien. Además quiero aprovechar para ir a conseguir unos libros y además Winry quiere acompañarme porque quiere comprar algo de ropa y cosas de automail."
"Eso suena a que será un largo día de compras, hijo mío." Roy bromeó y Riza le pegó ligeramente en su brazo.
"Probablemente." Ed suspiró.
"¿Por qué lo dicen, chicos? Además, tú y yo casi no hemos ido de compras juntos." Riza le reclamó a Roy.
El pelinegro comenzó a reírse. "¿Acaso ya olvidaste cuando te acompañaba al pueblo cuando vivía contigo y tu padre?"
"Pero era para comprar víveres y si nos tardábamos, era porque nos desviabas del camino para encontrar un lugar seguro donde besarme."
"Hey, creo que no quiero saber esos detalles." Ed intervino.
"Lo lamentamos, Edward, pero ya sabes como es tu padre. Retomando tu conversación, ¿cuándo irás a Central?"
"Hmmm yo creo que dentro de dos semanas."
"Si es en 2 semanas, tal vez podamos ponernos de acuerdo para vernos. El Führer está solicitando la presencia de los generales a cargo de los 5 comandos del país, así que estaremos en Central por esas fechas." Dijo Riza con tono alegre al no poder contener la emoción ante la posibilidad de ver nuevamente a su hijo dentro de pocos días.
"Cierto, lo había olvidado por completo. Gracias por el recordatorio, querida." Dijo Roy antes de besar la frente de su amada.
"Tú no tienes remedio, si no fuera por mi madre no sé dónde estarías."
"En eso concuerdo contigo, Edward." Confirmó Riza.
Roy frunció el ceño a manera de broma por solo unos segundos pues dentro de sí no podía evitar concordar con ellos.
"Uh… entonces ¿nos vemos en Central en 2 semanas?" Preguntó Ed.
"Solamente si estás de acuerdo, hijo." Respondió Riza.
"¡Claro! Los llamaré cuando se acerque la fecha para fijar el lugar. Yo pienso quedarme una semana para aprovechar y visitar a algunos amigos y lugares."
"Perfecto, Edward." Dijo Riza con una enorme sonrisa en su rostro ante la idea de ver pronto a su hijo.
"Bien, tengo que irme. Gracias a los dos por escucharme."
"Cuando quieras, hijo. Siempre estaremos para ti. Cuídate mucho." Dijo Riza con voz cálida.
"Gracias. Ustedes también. Hasta pronto."
"Hasta pronto." Pronunciaron al unísono ambos padres.
Al colgar el teléfono, Riza se recargó en el hombro de Roy y él la atrajo hacia él para abrazarla fuertemente.
"Te alegró la llamada de Ed, ¿no es así?" Preguntó Roy.
Ella asintió. "Sí, al igual que a ti. Te alegró tanto que olvidaste el enojo que sentiste cuando te interrumpieron." La rubia bromeó.
"Bueno, se la pasaré por esta vez siempre y cuando podamos retomar nuestra sesión de besos." Roy dijo sugestivamente.
Riza rió y tomó su rostro de él entre sus manos para acercarlo hacia ella y besarlo tiernamente, gesto que fue totalmente correspondido por el pelinegro.
Después de varios minutos de permanecer abrazados y besándose el uno al otro, Riza dijo. "Creo que es hora de dormir, ha sido una semana agotadora y creo que nos vendría bien el descanso."
Roy asintió y renuentemente soltó a Riza, quién se puso de pie para entrar a su cuarto mientras él se ponía de pie y acomodaba los libros que habían dejado en la sala. Un par de minutos después, Riza reapareció con su pijama, con una almohada y una sábana que estaba dejando en el sillón para sorpresa de Roy.
"No estabas hablando en serio, ¿cierto?" Preguntó él incrédulo.
Ella fingió falsa molestia. "Yo siempre hablo en serio, tú mejor que nadie lo sabes."
Él se quedó con la boca abierta. "Vamos, Hayate, hora de dormir." Dijo Riza.
Roy no lo podía creer. La tomó del brazo y la giró hacia él. "Riza, no puedes dejarme durmiendo aquí. Por Dios, tenemos un hijo, no tiene nada de malo que descansemos juntos, necesito abrazarte, tenerte cerca de mí, por favor." Concluyó poniendo sus mejores ojos de cachorro.
Riza sonrió. Realmente no pensaba dejarlo dormir en el sillón, solamente quería molestarlo un rato para divertirse a sus expensas, cosa que había cumplido. Se soltó de su agarre y tomó su mano para dirigirlos a su habitación.
"Solo estaba bromeando, vamos ponte tu pijama y descansemos."
Roy sonrió de inmediato. "¿Y si te dijera que sigo durmiendo solamente con mi ropa interior?"
Riza golpeó juguetonamente su pecho. "Vamos, cámbiate."
Él decidió obedecer por esta ocasión y pasó al baño a ponerse un short que usaba de pijama. Había llevado una pequeña maleta con su ropa y justo cuando estaba sacando su pijama, recordó que llevaba consigo el anillo de compromiso que hace tantos años atrás él le había comprado. Durante mucho tiempo lo había olvidado hasta que, durante la estancia de Ed en su departamento, había aparecido cuando Roy estaba comenzando a empacar para regresar al Este. En ese momento, se lo había ofrecido a Ed para que se lo diera más adelante a Winry, cuando estuvieran listos, pero el chico lo hizo entrar en razón al decirle que ese anillo le pertenecía a su madre y a nadie más. Ed le dijo que se dejara de rodeos y estupideces, ya que esperaba que pronto tuviera la fortuna de ver a Riza felizmente casada.
Su hijo tenía razón, sabía que no podrían hacer pública su relación en el futuro cercano, pero tal vez con un poco de suerte, cuando menos se lo esperara podría presentarse esa oportunidad y sin dudas la tomaría. Pero, mientras esa oportunidad se presentaba, no tendría nada de malo que le diera el anillo como símbolo de su promesa, además de que ya llevaba demasiados años guardado. Sabía que no lo podría usar públicamente, pero no dudaba de que ella lo guardaría y atesoraría como lo había hecho todos estos años con el dije que él le había dado. Con esa resolución en mente, se cambió y tomó la caja con el anillo para dirigirse a la habitación.
Al entrar al cuarto, sonrió al encontrarse con Riza sentada en su cama, recargada en la cabecera leyendo un libro mientras esperaba su regreso. Ella, al sentir su mirada, apartó su vista del libro para encontrarse con el pelinegro con su torso descubierto, usando solamente unos shorts.
"¿Y tu pijama?" Preguntó Riza.
"Esta es mi pijama." Respondió Roy mientras señalaba los pantaloncillos cortos.
Riza negó con la cabeza. "Tú no tienes remedio."
Roy rió mientras se acercaba al lado de su cama, para arrodillarse a un lado de ella. "No lo niegues, te gusta la vista." Sonrió engreidamente.
"¿Por qué estás tan seguro de ello?" Contestó ella con voz de falsa indiferencia. Por supuesto que no tenía quejas del panorama frente a ella, pero no iba a darle el gusto a Roy tan fácilmente.
Al percatarse de su indiferencia, Roy puso cara de puchero. "¿Por qué eres tan difícil de complacer?"
Riza sonrió ante el comportamiento infantil de Roy ya que se sentía privilegiada de conocer esos lados del pelinegro. Cerró su libro y lo colocó en la mesita de noche que tenía a su lado. Giró para colocar sus piernas al borde de la cama y así poder quedar sentada frente a él. Una vez sentada acercó una de sus manos para acariciar una de las mejillas de Roy y lo besó en la frente, acción que hizo que el pelinegro cambiara totalmente su expresión a una llena de alegría.
Roy tomó una de las manos de ella y la llevó a sus labios para depositar un tierno beso en sus nudillos para después mirarla a los ojos. "Riza, sé que durante nuestra estancia en el hospital platicamos un poco sobre nuestra relación." Comenzó Roy.
"Sí, lo recuerdo. No olvides que prometí esperarte y seguir a tu lado para mejorar Amestris."
Él la miró con amor. Seguía sin entender qué había hecho para tener a su lado a una mujer tan maravillosa como ella. "A pesar de esas promesas que hicimos, quiero darte algo que te pertenece, que he tenido conmigo hace mucho tiempo y que no me había atrevido a entregarte hasta que Ed me hizo ver que debía hacerlo."
Riza enarcó una ceja confundida y expectante. ¿Qué podría tener Roy que era de ella? Fue entonces cuando Roy sacó del bolsillo de su short una caja aterciopelada y la abrió para mostrarle un hermoso anillo de platino con un relieve precioso y un pequeño diamante en él. No era vistoso. Era sencillo pero sumamente hermoso y práctico. Justo como a ella le gustaba.
"Roy…" Dijo ella atónita, mientras se llevaba una mano a la boca por la sorpresa.
"Riza, este anillo ha estado conmigo desde después de la guerra. Lo había mandado a hacer exclusivamente para ti poco antes de que esa maldita orden nos obligara a ir al campo de batalla. Mi intención era recuperarte e inmediatamente proponerte matrimonio a mi regreso de la guerra. Tal y como te lo describí en mi última carta." Roy hizo una ligera pausa. "Desafortunadamente, no contaba con todos los eventos que sucederían en ese entonces… así que solamente guardé este anillo y hubo un tiempo, cuando tuvimos problemas de confianza, en que creí que jamás podría dártelo." Roy cerró los ojos por un momento tratando de impedir el paso de los malos recuerdos de esos tiempos para después sonreír ligeramente. "Pero ahora muchas cosas han cambiado desde ese entonces. A pesar de las dificultades seguimos juntos, recuperamos a nuestro hijo y hemos prometido mejorar al país uniendo nuestras fuerzas. Por el momento no te voy a poder dar la ceremonia que tú te mereces, pero esto es el símbolo de mi promesa de que en cuanto nos sea posible, lo haré. Además, es mi promesa de mi amor y fidelidad eterna hacia ti. Riza, mi mejor amiga, mi compañera incondicional, mi novia, mi primer y único amor y la madre de mi único hijo… ¿Me harías el gran honor de ser mi esposa? ¿Me seguirás en este camino?"
Riza no podía creer lo que estaba viviendo en ese momento. Ella no necesitaba nada de eso para conocer la genuinidad de los sentimientos de Roy hacia ella. Pero ahí estaba él, como siempre sorprendiéndola de la mejor de las formas y reafirmándole su amor. Sin darse cuenta comenzaron a desbordarse un par de lágrimas por sus mejillas y sus brazos se lanzaron hacia el cuello de él, abrazándolo fuertemente. Él, sin dudarlo, retornó el gesto, estrechándola fuertemente entre sus brazos.
"Oh, Roy… sabes perfectamente que yo no necesito nada de eso para saber lo que sientes por mí. Además, sabes que no tienes que preguntar. Hace mucho te dije que te seguiría hasta el mismo infierno." Riza dijo entre sollozos de alegría.
"Lo sé, pero tú te mereces todo y quiero dártelo. Algún día podré darte todo lo que te dije y más. Entonces… ¿eso es un sí?"
Ella rió mientras asentía. "Por supuesto, Roy. Acepto ser tu esposa."
"Gracias, Riza, gracias." Roy la abrazó fuertemente mientras un par de lágrimas de alegría descendían por sus mejillas.
Poco después, se separaron y Roy colocó gentilmente el anillo. Comenzó a limpiar las lágrimas de Riza con sus pulgares, acto que fue imitado por Riza con las de él para después tomar su rostro entre sus manos y besarlo tiernamente en los labios.
"Espero ansiosa el día en que pueda usar este anillo en público porque significará que por fin podremos estar juntos sin temor a que nos descubran."
"Eso también es lo que más deseo." Roy dijo antes de besarla nuevamente.
Los dos sonrieron y se abrazaron una vez más antes de que se pusieran de pie y se recostaran sobre sus costados en la cama mirándose el uno al otro. Ella comenzó a acariciar la mejilla de él suavemente.
"¿Cómo estuvo eso de que Edward te animó a que me dieras el anillo?"
"Cuando me ayudó a comenzar a empacar mis cosas de Central, durante el tiempo que él estuvo conmigo, lo encontró y me comenzó a hacer preguntas. Al principio le dije que si lo quería, podía tomarlo y dárselo a su futura novia. Pero, como siempre, me comenzó a regañar de cómo podía ser tan idiota y no dártelo a ti, dado que ese anillo te pertenecía y que además sería la excusa perfecta para que yo te prometiera que un día te iba a desposar como tanto te mereces." Hizo una pausa para inhalar profundamente y así llenarse de la esencia de Riza antes de sonreír y continuar. "No sabes cuánto me alegra que Ed me convenciera, porque ahora tengo una motivación más para apresurarme a llegar a la cima."
Riza rió y se acurrucó contra el pecho de Roy. "Te amo, Roy."
Él la estrechó lo más que pudo contra sí. "Yo también te amo, Riza, con todo mi ser."
Ed y Winry habían decidido viajar a Central un par de días antes de lo que Ed le había mencionado a sus padres para aprovechar su estancia, ya que querían hacer varias cosas y, aunque no lo dijeran, ambos querían aprovechar la oportunidad de pasar tiempo solos para explorar la ciudad como pareja ahora que habían iniciado su noviazgo.
En cuanto salieron de la estación de trenes de Central, se registraron en el hotel que habitualmente visitaban los Elric en sus viajes pasados para dejar sus maletas y salieron a comer en uno de los pocos restaurantes que a el rubio le había gustado en toda la ciudad.
"¿Entonces el General y la Capitana no llegarán hasta dentro de 2 días?" Winry preguntó mientras esperaban por su comida. Por acuerdo de Ed y de ella, decidieron seguir llamando a sus padres por sus rangos militares para evitar poner en peligro su secreto.
"Así es, por lo visto tienen mucho trabajo en el Este con el manejo de las provincias pero sobre todo con el trabajo en conjunto que están haciendo con el Mayor Miles en Ishval. Si no fuera porque el Führer los citó, probablemente preferirían no moverse para no atrasarse."
"No tengo duda de que harán un gran trabajo allá. Eso los ayudará a tener una buena relación con el actual Führer, así será más fácil y rápido que vaya autorizando la ayuda requerida para Ishval."
El rubio asintió. "Además, ese viejo Grumman se lo debe a Mustang por prácticamente haberle cedido el trono." Dijo Ed en voz baja para que solamente Winry lo escuchara.
"Sí, tienes razón." Winry colocó sus codos en la mesa y recargó su rostro en sus palmas mientras sonreía. "A pesar de que no hace mucho que los vimos, tengo ganas de verlos."
"Yo igual, tal vez con un poco de suerte la Capitana pueda invitarnos algo de estofado."
Winry ensanchó su sonrisa ante la mención del estofado de Riza. Ahora que Ed ya había reconocido a Riza como su madre, Winry no podía evitar suavizar sus facciones cuando la mencionaba ya que le alegraba la felicidad que Roy, Riza y Ed se estaban permitiendo al aceptar su pasado en común.
"Eres un glotón, nada más piensas en comer." Dijo la rubia en tono de broma. "Además, no olvides que ellos, al igual que nosotros, se estarán quedando en un hotel, así que lo veo muy poco probable."
Ed bajó su cabeza en señal de resignación. "Cierto, tienes toda la razón."
"Siempre puedes visitarlos en Ciudad del Este." Winry sugirió.
Ed alzó su cabeza y sonrió. "Tienes razón. Es sólo que…" Se rascó una mejilla con un dedo. "aún siento raro llegar así de repente. Todavía me estoy adaptando."
Winry bajó sus brazos y estiró una mano para acariciar una de las manos de Ed. "Lo sé, pero lo estás haciendo muy bien. Estoy muy orgullosa de ti, has actuado con mucha madurez y sobre todo te estás dando la oportunidad de ser feliz. Además les estás dando la oportunidad de conocerte y de estar a tu lado como siempre desearon." Susurró la rubia con tono cariñoso.
Él tomó su mano y la apretó ligeramente. "Gracias, Win."
Ella sonrió y continuaron comiendo. Una vez que terminaron, pagaron la cuenta y salieron del establecimiento tomados de la mano con rumbo al parque para disfrutar del atardecer de la ciudad. Se sentaron en una banca y Ed colocó su brazo alrededor de los hombros de Winry para acercarla hacia él, ocasión que Winry aprovechó para acomodar su cabeza en el hombro de su novio, soltando una ligera risa en el proceso.
"¿Qué pasa?" Preguntó Ed confundido mientras inclinaba ligeramente su cabeza tratando de ver el rostro de Winry.
"No puedo creer que esto esté pasando." Se apartó de su hombro para poder verlo libremente mientras le sonreía dulcemente. "Por mucho tiempo creí que no me veías como algo más que tu amiga y mecánica."
"Bueno…" Ed se rascó una mejilla con un dedo mientras desviaba su mirada ligeramente. "Tenía que estar seguro de que tú sentías lo mismo antes de declararme. No quería perderte."
"Oh, Ed." Winry llevó una mano a la mejilla donde estaba el dedo de Ed provocando que el chico volviera a hacer contacto con su mirada. "Tú te robaste mi corazón desde hace tiempo. Siempre fuiste alguien muy especial en mi vida así que eres un tonto si de verdad creíste que me alejaría de tí." Confesó sintiendo cómo sus mejillas comenzaban a sonrojarse.
Ed le sonrió mientras colocaba una mano sobre la que Winry había colocado sobre su mejilla. "No soy un tonto. La parte científica de mí me impedía dar un paso hasta que tuviera pruebas contundentes."
Winry rodó sus ojos. "Y casi un año de convivencia diaria no te habían bastado." Dijo con tono burlón mientras acariciaba suavemente la mejilla de Ed con su pulgar. Ahora que Winry había retomado sus estancias en Rush Valley por temporadas, Ed la había acompañado o ido a visitar por lo que realmente había sido poco el tiempo que habían estado separados en el último año.
Ed quiso protestar pero Winry se lo impidió dándole un rápido beso en los labios. Lo sorpresivo del beso provocó que Ed se sonrojara haciendo a su vez que Winry riera un poco.
"Eres tan adorable cuando te sonrojas."
"Los chicos no son adorables, Win." Refunfuñó Ed aunque no pudo borrar la sonrisa que el beso de Winry le había provocado.
"No, sólo tú." Dijo Winry con una amplia sonrisa antes de acomodarse nuevamente en el hombro de Ed.
"Mientras seas tú quien lo diga, supongo que puedo aceptarlo, loca del automail." Dijo Ed antes de darle un beso en la frente para después recargar ligeramente su cabeza sobre la de ella.
Ed mantuvo su sonrisa y cerró sus ojos por un momento sintiendo una enorme tranquilidad y alegría. No sabía qué había hecho para que alguien como Winry se fijara en él pero se sentía sumamente afortunado y, aunque ya hubieran pasado un par de semanas, en su mente aún estaba grabado el recuerdo de cómo su relación había finalmente comenzado a aventurarse en el territorio del amor.
Ed y Winry se encontraban recostados en el pasto de la parte trasera del hogar Rockbell cubiertos bajo el cielo estrellado de Resembool. Hasta hace una hora Al y Den también estaban con ellos pero el menor de los Elric se había excusado diciendo que se estaba muriendo de sueño por lo que se fue llevándose a Den con él. A Ed se le hizo raro que Al quisiera irse a dormir tan temprano (el cielo apenas comenzaba a oscurecerse cuando se fue) pero después se dio cuenta de que era un nuevo intento de su hermano para animarlo a confesarse ya que cada vez era más frecuente que el rubio menor los dejara solos.
Pensando en las indirectas que Al le había mandado en los últimos meses acerca de que debía confesarse a Winry, Ed echó un vistazo a la rubia por el rabillo de su ojo, descubriendo que su amiga había cerrado los ojos con una sonrisa en el rostro mientras tarareaba casi de manera imperceptible una melodía con la que el joven se había familiarizado por las veces que la había escuchado. No sabía precisamente cuál era el nombre de la canción o si se trataba de una creación casual de Winry pero sí sabía que últimamente la joven la tarareaba cuando estaba feliz y relajada.
Ed estaba sintiendo que su corazón comenzaba a acelerarse al no poder desaparecer por completo los pensamientos relativos a la confesión que no se había animado a hacer, pero no por ello pudo evitar la sonrisa y el sonrojo de sus mejillas al saber que Winry continuamente se sentía de esa manera cuando estaba a su lado. Así que, sabiendo que Winry se tomaba su tiempo tarareando, decidió recostarse sobre su costado para poder verla mejor mientras se hundía en sus pensamientos.
Todo este tiempo han sido varias veces las ocasiones en las que ella se sonroja, tartamudea o se pone nerviosa cuando estamos solos. Siempre sonríe cuando estamos juntos y ahora no puedo imaginarme ir al mercado sin que terminemos tomados de la mano de alguna u otra manera. Pensó el rubio mientras los recuerdos de ambos de los últimos meses venían a su mente. Al está seguro de ello. La abuela Pinako no ha dicho nada pero pareciera que está esperando a que pase algo entre nosotros. Entonces… ¿ya no tengo que buscar más pruebas? ¿Esto es de verdad? ¿De verdad puedo confesarme sin arriesgarme a arruinar nuestra amistad?
Tan absorto estaba Ed en sus pensamientos que no tuvo tiempo de reaccionar cuando Winry volvió a abrir los ojos y se dio cuenta de que él la estaba viendo fijamente. Las mejillas de la rubia comenzaron a pintarse de rojo como las del joven pero eso no detuvo la dulce sonrisa que apareció en sus labios. "¿Qué pasa, Ed?"
Ed tragó saliva al verse descubierto. "No, nada."
"¿En serio?" Preguntó ella con incredulidad y con una sonrisa ligeramente traviesa. Se giró hacia su costado para quedar frente a frente con el rubio, soltando una pequeña risa al notar que los ojos dorados de Ed se abrían un poco más ante la cercanía tan extrema que ella había terminado de provocar. "Pareces estar pensando en algo detenidamente."
El joven se quedó observando atentamente los brillantes ojos azules de Winry, los cuales parecían un par de estrellas más en la creciente oscuridad que los rodeaba. "Puede ser."
"¿Ah sí?" Preguntó ella suavemente sintiendo cómo su corazón comenzaba a acelerarse ante la cercanía y la esperanza de que estuvieran a punto de dar el paso que estaba esperando desde hace tiempo, deseando a su vez que sus sospechas fueran ciertas y que Ed también lo deseara tanto como ella. "¿Qué tal si me dices en qué estás pensando?" Preguntó con un poco de esfuerzo para que su voz no delatara lo nerviosa y emocionada que se estaba sintiendo.
Ed se quedó callado unos segundos mientras la miraba atentamente. Aunque este nuevo tipo de cercanía entre ambos lo ponía un poco nervioso no era algo que le desagradara. En realidad era todo lo contrario, la estaba disfrutando. Ambos habían compartido algunos abrazos en los últimos meses pero el rubio estaba convencido de que en esta ocasión había algo más entre ellos, algo que siempre había estado ahí pero que ahora estaba cobrando aún más fuerza.
"Win…" Murmuró el rubio mientras acercaba una mano ligeramente temblorosa a la mejilla de la joven.
"¿Sí, Ed?" Preguntó Winry con voz igualmente suave y sin despegar su mirada de los orbes dorados del chico.
"Yo…" Ed acarició su mejilla dulcemente mientras tragaba saliva continuamente tratando de encontrar las palabras correctas para expresar sus sentimientos. Teniendo problemas para decidir qué palabras usar, el rubio entró un poco en pánico por lo que retiró su mano de la mejilla de la chica.
¿Qué? Pensó con desilusión Winry. ¡No! ¡No! Y ¡no! He estado esperando por ti pero si tú no lo haces lo haré yo. Con la determinación que sus pensamientos le dieron, la rubia tomó la mano de Ed antes de que pudiera volver a recargarla por completo en su costado, regresándola a la posición anterior, desconcertado al joven por un momento.
"¿Win?"
Con una mirada llena de determinación, Winry habló con voz suave pero firme. "Ed, tengo algo que decirte. He estado esperando pero ya no puedo hacerlo más. Tengo que decirlo de una buena vez, te guste o no." Inhaló profundamente y le sonrió dulcemente. "Ed, te-"
Antes de que Winry pudiera terminar de hablar se vio interrumpida por los labios de Ed sobre los suyos. El gesto fue sorpresivo pero la calidez y alegría que sintió con el contacto de los labios del joven hicieron que ella cerrara sus ojos casi de inmediato mientras llevaba su mano libre hacia el cuello del rubio.
El beso fue lento y un tanto torpe pero con cada sutil movimiento que cada uno hacía, los dos prácticamente sentían que se derretían de amor y alegría. Era obvio que ambos no tenían experiencia en el tema pero eso no los detuvo de acercar sus cuerpos lo más posible mientras hacían que el beso durara todo lo posible renuentes a dejar ir al otro. Sin embargo, la falta de oxígeno finalmente se hizo presente obligándolos a terminar el beso pero, no queriendo romper el contacto por completo, ambos terminaron recargando su frente contra la del otro. Los dos rubios se quedaron con los ojos cerrados por unos segundos, saboreando y grabando cada detalle en sus mentes, hasta que los abrieron para ser recibidos por el rostro sonrojado pero sonriente del otro.
Tras un par de segundos de perderse en la mirada del otro, Ed rompió el silencio. "No sabía cómo decírtelo."
Winry rió. "Y como buen Edward Elric que eres, preferiste que tus acciones hablaran por ti."
Ed también rió. "Puede ser." El rubio apretó un poco más el brazo que había pasado por la cintura de la joven durante el beso previo. "Pero las palabras no están de más ¿cierto?" Sonrió mientras sus ojos dorados brillaban de alegría y amor. "Me gustas, Win. No, espera. No es sólo eso. T-te amo." Confesó finalmente el rubio sin poder evitar un pequeño tartamudeo al final. Aunque no hubiera tenido ninguna relación anteriormente entendía perfectamente el peso y significado del 'Te amo' por lo que, aunque él estaba completamente seguro de sus sentimientos por su amiga, temía asustar a Winry con el peso de sus palabras.
La pequeña duda que surgió al final para Ed, no duró mucho puesto que la rubia le sonrió de una manera tan tierna y especial que el rubio sintió como si su corazón quisiera salirsele del pecho.
"Yo también te amo, Ed." Confesó Winry mientras comenzaba a acariciar los cabellos que nacían en la nuca del rubio. "Eso es lo que quería decirte pero no me dejaste terminar." Concluyó con una risita.
La sonrisa de Ed se ensanchó. "Te gané."
"Yo lo iba a decir primero así que no cuenta." Respondió ella con una sonrisa traviesa y al ver que el rubio iba a refutar, lo calló con un pequeño beso.
"Bien." Dijo el rubio sin poder disimular cómo el nuevo beso lo había sonrojado aún más. "Digamos que tú ganas pero…" Apartó su mano de la mejilla de Winry y la acercó a la mano que ella tenía en su nuca para entrelazar sus dedos. "Aún falta algo más." Carraspeó para después volver a retomar su enorme sonrisa. "Winry, ¿quieres ser mi novia?"
Winry apretó el agarre que el rubio había iniciado con sus manos mientras se acercaba a él para besarlo una y otra vez. "Claro que sí." Respondió entre besos. "Te amo."
Ed mantuvo su sonrisa mientras correspondía los besos de Winry. "Te amo, Win."
Después de unos cuantos besos más, Ed besó la frente de la rubia y la atrajó completamente hacia sí para abrazarla. Pasaron unos minutos así hasta que se separaron con sonrisas en su rostro, para continuar viendo las estrellas esta vez con sus manos entrelazadas y con una inmensa alegría dentro de ellos al saber que finalmente había llegado el tan ansiado momento de iniciar una relación romántica con el amor de sus vidas.
Ed fue sacado de sus recuerdos por la voz de su novia. "Ed, ¿crees que sea buena idea que nos presentemos sin anunciarnos en la casa de la Señora Gracia y de Elicia?" Preguntó Winry mientras se levantaba de su hombro para poder verlo a los ojos puesto que tenía la impresión de que el rubio estaba empezando a perderse en sus pensamientos.
"¿Eh?" Preguntó Ed mientras su mente terminada de registrar la pregunta que la rubia le había hecho. "Ah sí, no te preocupes. Sabes que a ellas no les importará y estoy seguro de que les agradará vernos." Desvió su mirada un poco para poder ver uno de los relojes del parque. "Será mejor que vayamos ahora mismo para que no se haga más tarde. Conociéndote, mañana nos la pasaremos todo el día por toda la ciudad comprando varias cosas y no tendremos oportunidad de ir a verlas." Concluyó con una sonrisa.
Winry rodó los ojos divertida ante el toque de exageración en su tono que su novio había usado al final para después sonreír y asentir.
Ambos se pusieron de pie y volvieron a tomarse de la mano para dirigirse a la casa de las Hughes con pasos tranquilos, disfrutando de la ligera brisa del ambiente. Lo que no se percataron era que, a unos metros de ellos, alguien los estaba observando detenidamente.
"Nos alegra mucho tenerlos por aquí chicos, ¿no es así, Elicia?" Dijo alegremente Gracia Hughes mientras terminaba de servir el té para compartir con sus invitados.
"Sí. Te extrañaba mucho, hermana mayor." Dijo la pequeña mientras abrazaba a Winry que se encontraba sentada a su lado en el sillón.
"Yo también te extrañaba mucho, Elicia." Respondió la rubia mientras regresaba el cálido abrazo.
Ed estaba sentado al otro lado de Winry, abrazándola discretamente por los hombros, gesto que no pasó desapercibido por la perspicaz esposa de Maes Hughes.
"Veo que Roy no mentía cuando me platicó que ustedes dos por fin habían resuelto sus sentimientos." Dijo Gracia con una gran sonrisa.
Ed comenzó a toser para evitar ahogarse con su té mientras que Winry lo ayudaba a recuperarse golpeando suavemente su espalda sin poder disimular su cara sonrojada.
"Mira, mami, los dos se han sonrojado." Mencionó Elicia, provocando una ligera risa de Gracia.
"Por lo visto no se pudo quedar callado." Dijo Ed ligeramente avergonzado cuando recuperó el aire.
"Él lo mencionó porque yo le pregunté por ti y por Riza. No hay nada de qué avergonzarse, Ed. Lo de ustedes dos era demasiado obvio. Sabía que tarde o temprano terminarían juntos." Aunque aún un tanto avergonzado, Ed le sonrió. "¿Sabes? También me alegra saber que les has dado la oportunidad a él y a Riza de formar parte de tu vida." Gracia sonrió un tanto nostálgica. "Todavía recuerdo lo mucho que Maes deseaba conocer al hijo de su mejor amigo. Hubo un tiempo en que él quería iniciar una investigación. Pensaba que tal vez tendría suerte en encontrarte y que tú serías el medio para arreglar los problemas que tenían ellos en ese entonces."
"¿En serio quería hacer eso? ¿Tan mal estaban?" Preguntó incrédula Winry.
Gracia asintió mientras su mirada se tornaba un poco triste. "Ishval les hizo mucho daño a todos los combatientes. Maes sufrió mucho pero, afortunadamente, siempre estuve a su lado para que no tuviera que enfrentar las secuelas él solo. Desafortunadamente no pudo ser así para Roy y Riza. Después de la guerra ambos tuvieron un par de meses fatales. Maes hizo su mejor esfuerzo para ayudarlo a él e incluso buscó la manera de contactarse con Riza para ayudarla, a pesar de que en ese entonces casi no la conocía. A ambos les tomó tiempo sanar y recuperar la confianza que alguna vez se tuvieron pero me alegra mucho que al final lo hayan hecho, porque siempre que tuve la oportunidad de verlos juntos, tenía que reconocer que el entrometido de mi marido…" Dijo esto último en tono de broma para animar el ambiente. "tenía toda la razón cuando me decía que ellos eran el uno para el otro."
"¿Y al final que lo hizo desistir de buscarme?" Preguntó curioso Ed.
"Roy le pidió que no lo hiciera. Le dijo que estaban resignados con lo que ocurrió, que no merecían siquiera conocerte y que no querían perturbar tu nueva vida."
"Definitivamente es algo que ellos dirían." El rubio respondió.
Gracia miró a Ed a los ojos con una sonrisa. "Por eso me alegra que el destino los haya reencontrado, de otra forma no hubiera sido posible. Sé que Maes te tuvo mucho aprecio desde el momento que te conoció, pero si estuviera aquí ahora, estoy segura que gritaría de la emoción al saber que eres su sobrino perdido."
"Sí, eso suena a algo que haría el Señor Hughes." Replicó Winry con una sonrisa. "Incluso no sería raro que comenzara una colección de fotos de ti."
"Y probablemente también los hubiera seguido presionado para que comenzaran su noviazgo." Dijo Gracia riendo ligeramente.
"Oh, sin duda haría eso." Comentó Ed y todos rieron.
Tras unos momentos de risas, Gracia continuó la conversación. "Por eso, Ed, me alegra mucho que abrieras tu corazón hacia ellos. Ellos hicieron daño como mi esposo, pero han sufrido mucho por eso y siguen trabajando para evitar que otras personas tengan que pasar por lo que ellos vivieron en carne propia. Son buenas personas."
"Sí, lo sé. No ha sido fácil asimilar todo esto, pero creo que he ido mejorando poco a poco en ello. Ahora me siento feliz porque los tengo a ellos, tuve buenos padres adoptivos, tengo un hermano, una abuela, buenos amigos y una hermosa novia a mi lado." Ed dijo esto último tomando tiernamente la mano de Winry para apretarla gentilmente mientras se sonrojaba ligeramente y sonreía, gesto que de inmediato retornó la chica.
"Hermanos, ¿saben cuándo vendrán mi tío Roy y mi tía Riza a visitarme?" Preguntó Elicia de repente.
"Probablemente se escapen y vengan a saludarte en un par de días. Ellos estarán de visita por motivos de trabajo aquí en Central, así que si tienen la oportunidad estoy segura de que vendrán." Respondió Winry con una sonrisa.
"Siiii, cruzaré los dedos para que no tengan mucho trabajo y pueda verlos." Respondió emocionada la pequeña haciendo sonreír a todos los presentes. "Por cierto, hermano." La pequeña se llevo su mano a su mentón de forma pensativa como lo hacía su padre. "Si tú eres el hijo de mi tío Roy y mi tía Riza, eso significa que en realidad eres mi primo, ¿verdad?"
"Eh… supongo." Contestó dubitativo el rubio, entendiendo que la pequeña estaba buscando un lazo completamente familiar en lugar de su habitual palabra afectuosa de 'hermano' que había utilizado anteriormente con él, Al y Winry.
"Por supuesto que lo es, cariño." Dijo Gracia colocando a su hija en su regazo mientras la abrazaba. "Pero recuerda que por el momento, esto debe ser un secreto, nadie más que nosotros puede saberlo, ¿de acuerdo?"
La pequeña asintió. "Siempre quise tener primos, porque si Ed ahora lo es y como Winry es su novia, significa que ella también es mi prima, ¿no es así, Winry?"
"Así es, Elicia. Pero no olvides lo que dijo tu mami, es un secreto entre nosotros." Respondió Winry sonriendo aunque con las mejillas sonrojadas. Posteriormente, se volteó ligeramente para ver a Gracia. "Con todo lo que nos ha contado, ahora puedo entender mejor la amistad que había entre el General y el Señor Hughes."
Gracia sonrió al recordar la amistad de su esposo con su mejor amigo. "Maes y Roy realmente fueron grandes amigos. Prácticamente eran como hermanos. Roy no es de esa clase de personas que les gusta demostrar su afecto abiertamente, generalmente lo hace en privado, cuando se siente cómodo, y lo demuestra más con acciones que con palabras. Mi esposo siempre fue el alborotador y tu padre el cascarrabias." Gracia rió al decir eso. "Tal vez fue una de las cosas que hizo que se llevaran tan bien, que eran tan diferentes de carácter que se complementaban perfectamente. Por eso sé que para Roy la muerte de Maes ha sido difícil y no dudo que en su momento se culpó por ello, tal como lo hiciste tú, Ed. En eso eres muy similar a él. Realmente creo que si no hubiera sido porque Riza estuvo a su lado, él probablemente hubiera hecho alguna tontería."
Ed recordó de inmediato lo que ocurrió en los túneles durante el día prometido y sintió como un escalofrío lo recorrió. "Concuerdo totalmente con usted, si no fuera por ella, hace mucho que lo hubiéramos perdido."
"Ella es lo que él necesita para mantenerse en pie, así como él es lo que la mantiene a ella. Justamente como ustedes dos."
Ed y Winry sonrieron y apretaron la mano del otro.
"Por eso, espero ansiosa el día en que ellos puedan estar realmente juntos como una pareja. Es algo que Maes siempre quiso ver, a su mejor amigo felizmente casado al lado de la mujer que siempre ha amado."
"Entonces, cuando iba a su oficina y lo molestaba diciéndole que se buscara una esposa…" Comenzó Ed.
"Se refería precisamente a eso." Terminó Gracia la frase. "A que se dejara de rodeos y que se casara con Riza. Maes creía que si seguía insistiendo en eso, alguno de los dos cedería y encontrarían la forma de hacerlo posible."
"¿Y ninguno de los dos hizo el intento de iniciar una relación con otra persona?" Preguntó Winry no pudiendo contener su curiosidad.
Gracia negó con la cabeza. "No que yo sepa. Para los que somos cercanos a Roy, sabíamos muy bien que la gran mayoría de sus citas eran informantes y para las que no lo eran, sabíamos que no deseaba nada con ellas por la forma en que las miraba. Con el paso del tiempo, entendimos que seguía haciendo todo eso para mantener ocultas sus verdaderas intenciones de ascender en la milicia y para proteger a Riza. Podría apostar que su corazón siempre ha sido y será de ella."
"Vaya, siempre sentí que había algo entre ellos cuando los conocí pero jamás creí que hubiera algo tan profundo hasta que Ed me platicó sus orígenes." Comentó Winry.
"Bueno, me alegra saber que al menos Mustang no ha sido un bastardo idiota con mi madre." Comentó Ed quien recibió un golpe en su cabeza por parte de Winry. "¡Auch! ¿Y eso por qué fue?" Preguntó el rubio mientras se sobaba la cabeza.
"Vocabulario, Edward. No queremos que la pequeña Elicia aprenda tus malas palabras. Elicia, por favor, ignora las tonterías que dice el tonto de tu primo."
Elicia rió. "De acuerdo." Gracia tan solo sonrió y al ver que por el momento ya no habían más preguntas, decidió que era el momento perfecto para disfrutar de un bocadillo.
"Bien, ¿quién quiere pay de manzana?" Preguntó alegremente Gracia.
Después de pasar un rato en casa de las Hughes, Ed y Winry decidieron regresar a su hotel para descansar ya que el día siguiente se la pasarían de un lado para otro comprando y explorando la ciudad. Una vez que se adentraron en el hotel se detuvieron en la puerta de la habitación de Winry.
"Sabes, Win, tengo que reconocer que el General ha sido un buen actor todo este tiempo. Gracia habló muy bien de él y con mucho cariño, al igual que Elicia."
"Creo que a estas alturas eso es más que evidente. Si no fueras tan testarudo y cabeza hueca lo hubieras descubierto hace mucho tiempo."
"¡Hey!" Refunfuñó el rubio haciendo reír a la chica.
"Al menos me alegra que ya lo hayas aceptado. Tanto el General como la Capitana son buenas personas."
"Sí, lo son y estoy muy orgulloso de ellos" Ed sonrió. "Bueno… a pesar de que todo lo que pasó conmigo los hizo sufrir mucho, me alegra que mi madre haya tomado esa decisión, porque si no lo hubiera hecho no te habría conocido." Ed mencionó esto último mirando a los bellos ojos azules de Winry mientras se acercaba y le robaba un beso.
Winry sonrió ante el gesto de afecto de Ed y después llevó una de sus manos hacia la mejilla del rubio. "Me duele saber que hayan sufrido tanto por ti, pero concuerdo contigo. No sé que hubiera hecho si jamás te hubiera conocido." Se acercó y le dio un beso rápido en los labios. "Me alegro que por fin las cosas se están acomodando tanto para ellos como para ti."
"Yo también."
"Bien, será mejor que nos vayamos a descansar." Ed asintió. "Buenas noches, Ed." Dijo regalándole una enorme sonrisa.
"Buenas noches, Win." Antes de dirigirse a su habitación le robó otro beso a su novia, quién le devolvió el beso gustosa.
Al día siguiente los dos enamorados se dirigieron al centro de la ciudad para comenzar a comprar las medicinas y suplementos alimenticios para Al así como algunos encargos de la abuela Pinako.
"Uff… no puedo creer que la abuela Pinako nos haya pedido tantas cosas de diferentes tiendas." Se quejó Ed.
"Oh, vamos, Ed. Ella no sale de Resembool, es normal que cuando se le presente la oportunidad la va a aprovechar."
"Y más si ella no tiene que estar cargando. Estoy comenzando a preocuparme cómo vamos a hacerle para el viaje de regreso con todo esto."
"Y todavía faltan mis cosas y tus libros." Replicó sonriente Winry.
"Rayos." Refunfuñó Ed.
"Deja de quejarte, vayamos a dejar estas cosas a nuestros cuartos para que podamos ir en busca de un buen lugar para comer."
Los chicos dejaron las cosas en sus habitaciones y disfrutaron de una agradable comida en un pequeño restaurante que se encontraba cerca del parque. Después se dirigieron a una tienda de partes de automail que se toparon en su camino donde pasaron cerca de 3 horas en lo que Winry se decidía qué comprar e intercambiaba experiencias de mecánicos con el dueño de lugar.
¿Cómo es que me enamoré de una loca de los automails? Ed pensó, pero cuando la rubia se giró hacia a él con una enorme sonrisa en su rostro y le puso en su mano una pequeña aceitera, se recordó a sí mismo el porqué.
"Toma, Ed, este lubricante es de los mejores, sin duda ayudará mucho a tu pierna." Mencionó Winry antes de girarse nuevamente en dirección al mostrador para seguir pidiendo cosas.
Ed sonrió. Winry siempre pensando en los demás, es una de las cosas por las que la amo.
Cuando por fin salieron de la tienda, ya estaba oscureciendo. Ed iba con varias bolsas de compras en sus brazos mientras Winry caminaba alegremente a su lado contándole las cosas interesantes que había aprendido en ese lugar. Una vez que hubieron dejado las compras en sus habitaciones, ella lo tomó de la mano.
"Ed, la noche se ve muy bella, ¿podemos ir a dar un paseo al parque para ver las estrellas?"
Ed estaba agotado, pero no podía negarle nada a la bella rubia que tenía enfrente. "Claro." Dijo con una sonrisa.
Ambos rubios llegaron al parque y se sentaron en una banca disfrutando de la brisa de la noche y apreciando las estrellas que se podían ver desde ahí. Winry recargó su cabeza sobre el hombro de Ed, mientras que él la abrazaba. Después de un rato, ella cerró sus ojos y disfrutó del aroma de su novio. Pasaron así unos minutos hasta que, repentinamente, Ed se tensó, provocando que Winry se alejara de él para averiguar qué pasaba.
"¿Qué pasa Ed?"
"Hmm… nada."
"No me mientas, ¿qué olvidaste esta vez?" Dijo en tono de broma.
"¡Oye! ¿Por qué asumes que siempre olvido algo?"
Ella le picó las costillas juguetonamente. "Porque así suele ser."
Él suspiró. "No es así."
Al ver que Ed no sonreía, presionó. "Vamos, dime, ¿qué pasa?"
Él se llevó la mano a la nuca nerviosamente. "No estoy seguro, pero tengo la sensación de que alguien nos está vigilando."
Discretamente, Winry hizo un escaneo alrededor de ellos. Todo parecía normal, había un par de parejas algo alejadas de ellos y un grupo de niños corriendo seguidos por sus padres con dirección a sus casas. Poco a poco el lugar se estaba vaciando, pero de ahí en fuera no se podía apreciar nada ni nadie sospechoso.
"Tal vez te estás imaginando cosas."
"Tal vez, pero sigo teniendo esa extraña sensación."
"A lo mejor alguien nos está mirando. Al fin y al cabo, después de lo ocurrido durante el día Prometido, muchos soldados te reconocen y pudieron haberles contado tus hazañas a sus familias y conocidos."
"Probablemente me estoy volviendo paranoico." Ed bromeó.
"No es para menos, después de todo lo que pasaste junto con Al es totalmente comprensible." Le dijo Winry mientras acariciaba su mano.
Ed se quedó callado por unos segundos. Al notar su expresión preocupada Winry lo miró fijamente tratando de pedirle con la mirada que fuera sincero con ella.
Ed suspiró y le dio un apretón a la mano de Winry. "Sé que todo ha ido bien en los últimos meses y espero que siga así pero… después de todo lo pasó a veces temo que algo malo suceda y… me preocupa que no pueda ser capaz de protegerte. Después de todo ya no tengo mi alquimia."
Winry le sonrió mientras lo veía fijamente a los ojos. "No necesitas preocuparte por ello. Todo está y seguirá estando bien. Además con o sin alquimia eres alguien muy capaz. ¿Acaso ya olvidaste aquella vez que me defendiste de unos bullies en la escuela? Lo hiciste con tus puños, sin una sola pizca de alquimia."
Ed rió un poco al recordar. Les había dejado un par de ojos morados a esos chicos.
"Así que no te preocupes y mejor disfrutemos el momento." Winry continuó mirando a Ed tiernamente.
El rubio asintió y volvió a acercar a Winry en su abrazo. "Te amo, Win."
"Y yo a ti, Ed."
Cuando comenzaron su caminata de regreso al hotel tomados de la mano, el mal presentimiento de Ed incrementó al escuchar varios pasos detrás de ellos. Disimuladamente giró su cabeza para ver sus alrededores pero no podía ver a nadie. Winry obviamente sintió la inquietud de su novio y también miró a sus alrededores pero no pudo ver nada sospechoso, así que trató de tranquilizarlo apretando ligeramente su agarre y mostrándole una sonrisa.
"Tranquilo, Ed. Todo está bien. Además estamos juntos ¿no?"
Ed retornó la sonrisa y en ese instante sintió cómo una agradable sensación de paz y tranquilidad reinaba en su ser. Detuvo su andar y se acercó a Winry para besarla tiernamente en los labios.
"Cierto, Win. Estamos juntos en esto." Ed respondió cuando se separaron del beso para continuar su caminata.
Caminaron un par de calles más y al llegar a una zona donde extrañamente no había iluminación cuando anteriormente la había cuando pasaron previamente por ahí, Ed decidió apresurar su paso sin soltar a Winry, pero repentinamente escucharon unos golpes y gemidos de dolor que sobresaltaron a ambos jóvenes.
"Ed, ¿qué fue eso?" Susurró Winry.
"No lo sé, Win, pero será mejor que sigamos adelante." Dijo el rubio jalando a Winry.
"Pero, ¿y si alguien necesita ayuda?"
"Lo reportaremos desde el hotel, vamos."
Antes de que pudieran seguir un par de figuras vestidas de negro aparecieron frente a ellos cerrándoles el paso. Ed trató de rodearlos pero no tuvo éxito. Sintió su pulso acelerarse y de manera instintiva colocó a Winry detrás de él antes de enfrentar a las personas frente suyo.
"¿Qué es lo que quieren? ¡Déjenos pasar!" Gruñó Ed, mientras se colocaba al frente de Winry de forma protectora.
Las personas frente a ellos se acercaron amenazadoramente, Ed retrocedió con Winry pero al dar un vistazo rápido a sus espaldas, notó que otro grupo de personas los habían acorralado del otro lado. Mierda. ¿Qué demonios pretenden estos tipos? ¿Por qué tiene que presentarse esta situación en este momento que Win está conmigo y yo no puedo defenderla? Ed apretó sus manos en puños, preparándose para atacar sin dejar de colocarse de manera protectora frente a la rubia. Winry por su parte, sacó de su bolso una llave que siempre llevaba consigo para tratar de defenderse.
"Eso no te va a servir, jovencita." Dijo una de las personas.
Aprovechando la ligera confusión de Ed y Winry ante la seguridad con la que la persona proclamó sus palabras, los desconocidos se abalanzaron sobre ellos para aprehenderlos. Sin soltar la mano de Winry, Ed logró conectar su puño con la mejilla de una de las personas que estaba frente a él mientras que un grito de dolor le hizo saber que Winry había logrado conectar un golpe con su llave. Sin embargo, el gusto de esas pequeñas victorias no les duró mucho pues al estar rodeados los demás no tardaron en poner sus manos en ellos.
"¡Suéltenla! ¡No se atrevan a hacerle daño!" Gritó Ed furioso mientras se sacudía violentamente tratando de librarse de las personas que lo sujetaban.
Ambos forcejearon pero no podían zafarse del agarre de sus captores debido a que eran sobrepasados en cantidad. Ed trató de lanzar patadas con su pierna de automail sin tener mucho éxito.
"Guarden silencio y vengan con nosotros."
Antes de que alguno de los chicos pudiera hacer algo, fueron golpeados en la nuca dejándolos inconscientes en el acto. Los arrastraron hacia una camioneta negra que se encontraba esperándolos en la esquina. Una vez que los captores subieron a la camioneta y uno de ellos hubiera cerrado la portezuela del lugar del pasajero, el conductor preguntó.
"¿Todo listo?"
"Sí, todo salió según lo esperado." Respondió el copiloto.
"Perfecto. No perdamos el tiempo." Dicho esto pisó el acelerador y la camioneta se perdió en la oscuridad de la ciudad.
