Roxanne se hallaba en un tiempo libre, tomando el almuerzo. Pues pese a haber escuchado que algún objeto se estrellaba a lo lejos. Se había desafiado a sí misma a estar un rato sin escribir inmediatamente todo lo que podría generar una gran noticia… Y hoy era sábado.
Así que cuando llegó Metro Man, en vez de Servil, para llevarla a algún lado, debió sospechar.
—Entonces… Me estás diciendo que hay un asunto de suma importancia que requiere que yo esté.
—En serio, Roxanne —dijo su amigo, sin ceder a su improvisado interrogatorio—: Debés verlo para creerlo.
—Bueno, debo confiar en el superhéroe de la ciudad…
Sin perder el tiempo, y para Metro Man significaba "en menos de un segundo", el amado superhéroe agarró en sus brazos a la reportera, haciéndola gritar ante el acto repentino, y la llevó a las afueras de la ciudad, donde estaba la nave de aspecto extraño, dos extraterrestres y una criatura que acapararía la atención de Roxanne.
En un santiamén, el dúo ya había llegado, incomodando o haciendo felices al resto.
Roxanne puso cuidadosamente sus pies en el suelo, sin perder el tiempo de alisar su cabello salvaje y su ropa simple.
Alzó la mirada y vio a una criatura de aspecto adolescente con características familiares no solo por su color de piel, ojos y tamaño de la cabeza, sino por su rostro. La sonrisa torcida del ser le recordaba a algo.
Antes de que pudiera pensar más al respecto, la criatura la rodeó con sus brazos y la estrechó fuertemente, casi asfixiándola, para luego desprenderse y explicar en un ritmo rápido muchas de las preguntas que ya le estaban surgiendo a la reportera.
La vio y se reorganizó a sí misma y a Megamente, el famoso villano de Metro Ciudad cuyos motivos con la misma no estaban del todo claros.
Intentó tomarse este asunto con algo de humor, eligiendo olvidarlo hasta que le golpeara en la cara.
—¿Qué… piensas?
