Un escalofrío le recorrió el cuerpo mientras el aire se escapaba de sus pulmones, parpadeó y se dio cuenta que no era un sueño, que era real, Gajeel había llegado a casa en el peor momento, sin avisar, casi como si hubiera intuido que estaba metiéndose en serios problemas.
Apretó fuertemente la cobija tapándose la boca con ella, como acto reflejo pensando que así no emitiría ningún sonido, ya que con lo que asustada que se encontraba podría gritar de terror. Sus ojos azules se desviaron al joven que dormía plácidamente, lucia tan hermoso que probablemente podría ser un sueño, una tonta teoría se plantó de nuevo en ella, ¿Y si realmente había muerto ese día y todo era una simulación de su mente? Rio nerviosa mordiéndose el labio inferior, no, en serio estaba sucediendo y los iba a acribillar, asesinar, iba a pegar el grito en el cielo si descubría que se estaba involucrando con un hombre, mayor que ella y lo más preocupante del caso, que era su profesor.
Lo movió para que despertará, Gray se quejó entre sueños para volverse a acomodar ajeno a la situación, sin tener la menor idea que Gajeel probablemente podía matarlo si lo encontraba con Juvia.
—¡Despiértese! -Susurró ahogando todos los sonidos de su voz, mientras con sus piernas y brazos lo zarandeaba.
—¿Sigues dormida, mujer?
—¡No, dame unos minutos ya salgo! -con extrema rapidez Juvia puso su dedo en sus labios, pidiéndole a Gray que no pronunciara palabra en el momento que notó que él había abierto los ojos con su frase. Su voz sonaba muy delgada, cual hilo fino que se rompería en cualquier momento, no podía ocultar que estaba aterrorizada.
Su mirada se paseó velozmente por la habitación, aunque ya lo sabía perfectamente, había vivido el suficientemente tiempo en ese lugar como para saber que no había lugar en donde esconderse, pero aún así tenía la firme esperanza de encontrar mágicamente un lugar donde pudiera esconder a su profesor que se encontraba medio desnudo. Bajo la cama, no, el cuerpo musculoso del joven no caberia, ya que la cama era bastante baja, en el closet, a duras penas cabían sus prendas, se vería a kilómetros de distancia y eso era todo, no habían más lugares, ya se había acabado toda la extensión de su habitación.
—¡Rápido, tiene que salir de aquí!. -Y quedó sentado igual que ella cuando vio la preocupación en el rostro de la Loxar, estaba blanca, casi como un papel y sus manos estaban temblando.
—Es Gajeel. -Le explicó porque se dio cuenta que estaba algo confundido y que no entendía la dimensión de lo que estaba sucediendo.
—Tenemos cuarenta segundos, lo que le toma ir a la nevera a comer algo. -Lo que no recordaba es que su nevera no tenía una sola existencia, por lo que contaría con mucho menos que eso. Es que le parecía totalmente increíble que hubiera llegado tan temprano, ¡Diablos! Quería que se la comiera la tierra, de hecho ya estaba grandecita para esas cuestiones, sin embargo, sería totalmente incómodo para ella que Gajeel empezara a hacer preguntas, esas que ella no podría contestar con toda sinceridad.
—¿Qué pasa? ¿Tu novio no sabe que nos acostamos? -La jovencita ahogó una carcajada, mientras a trompicones lo sacaba de la cama para que él empezara a vestirse y ella hiciera lo mismo.
—¿Qué le causa gracia? -Preguntó con algo de molestia tomando el pantalón mientras buscaba desesperadamente sus bóxers, no le agradaba para nada que se burlara de él.
—Gajeel no es mi novio, es mi hermano. -pronunció entre risas para rápidamente llegar a la puerta y colocar el pestillo sin que este hiciera algún sonido.
—¿Su hermano? -Habia llegado a la tonta conclusión que Juvia tenía un novio, ese que le exigía dinero porque estaba metido en serios problemas, el delincuente, pero en ese instante una sonrisa se había formado en sus labios sabiendo que no lo había razonado, que se dejó llevar por puras suposiciones y se consideraba el mayor de los tontos.
—¿Me lo jura? -se puso la blusa y se acercó a él.
—¿Por qué dormiría en una habitación diferente a la de mi novio? - y era bastante obvio, no tendría sentido alguno que ella tuviera una habitación aparte si vivía con él.
—Se lo juro, es mi hermano. -una sonrisa sincera se plasmó en sus labios, era una total victoria para el profesor, aunque estuviera huyendo por su vida, podía salir y confesar que se acostaba con esa hermosa mujer, pues no había ningún impedimento, no habían traicionado a nadie, sin embargo, tenía muy presente la apariencia de Gajeel, no tentaría a su suerte, si Juvia le mencionó que era mucho mejor salir, no discreparía.
— ¡Tú nevera esta vacía! ¿De qué mierdas te alimentas? – Abrió los ojos grandemente, no era como si tuviera dinero para poder comer adecuadamente, pero realmente no quería que Gray se enterará de eso también.
— ¡No he hecho mercado aún! –el muchacho estaba tratando de encontrar su zapato, con gran velocidad se movía por la habitación, ella negó ayudándolo, no sabía dónde diablos se había metido, era como si algún duende lo hubiera escondido con la única intención de molestar y así burlarse de ellos.
— ¡Eres tan mala mentirosa, mujer! ¡Sé que últimamente no has comido lo suficiente y que haces magia con el poco dinero que ganas, lamento dejar todo sobre tus hombros! –Juvia bajó su mirada, su profesor quería buscar desesperadamente la respuesta en los ojos de la chica, no comprendía porque se guardaba tantas cosas, si se lo hubiera dicho estaba completamente seguro que hubiera hecho hasta lo imposible con tal de que ella no pasará necesidades, pero parecía que ella aún ponía un muro entre los dos, no la culpaba, él tenía la barrera de su madre y de todas las cosas horribles que esa mujer hacía a diario.
— No es nada, sabes que como lo que me dan en el combini.
— ¿La comida vencida? –Sus hermosas mejillas se tornaron rosas, la avergonzaba su situación, pero, no era como si pudiera tapar el sol con un dedo.
— ¡Salga ya! – Le susurró mostrándole la ventana, en este punto ya no quería que siguiera escuchando cosas de su vida privada, el muchacho no dijo nada, sin embargo, se había dado cuenta que la situación de Juvia era mucho más difícil de lo que se imaginaba.
— No esta tan mal, lo haces sonar bastante feo. –Trató de que no exagerara tanto, intentando de minimizar la realidad para no quedar en evidencia con Gray.
Escuchaba como él muchacho buscaba en la alacena y en las ollas algo de comer.
— Al menos si no tuvieras que pagar ese crédito universitario estaríamos mucho mejor, ese idiota profesor que te hizo perder la beca no es más que un imbécil. –Y Juvia nuevamente aguantó la risa que quería salir de su interior al ver la reacción plasmada en el rostro del joven al escuchar a Gajeel.
— ¡Se las da de muy inteligente, pero solo es un tonto insensible!
— ¡Oiga! –Protestó porque estaban hablando de él como si no estuviera ahí, ella lo encaro sin miedo, sabiendo que por fin podía decirle algunas cosas.
— Gehee, el baboso ese debió haberse enamorado de ti y por eso no te dejó pasar. –las mejillas de Juvia se sonrojaron al pensar que su guapísimo, inteligente y rico profesor había tenido razones de fondo para no permitirle avanzar de curso.
— No creo ¿Sabes? En la universidad dicen que es gay. – el solo mencionarlo era irritante para Gray, no creía como ella tuviera el descaro de mencionarlo frente a él, aunque Juvia agradecía haberlo dicho ya que el hombre se fue con suma rapidez donde se encontraba para acorralarla con la puerta, se agachó encontrando sus labios, para darle un beso bastante rudo y salvaje todo para defenderse, para convencerla que le encantaban las mujeres, ella era la primera, la única en ese instante.
Su respiración se escapó completamente de sus pulmones y permitió que ese hombre sensual le mordiera el labio inferior para estirarlo y así terminar con su beso.
— No vuelva a mencionar que soy gay – le advirtió para desarmar completamente a la Loxar, ella asintió obediente sonrojándose violentamente para ser ella quien acercará sus labios a los del profesor, demandando un nuevo beso, otro contacto, se estaba volviendo completamente adicta a ese hombre.
— Vamos te invito a desayunar. – Su corazón se detuvo al escuchar la voz de Gajeel al otro lado de la puerta, su alma abandonó su cuerpo porque estaban jugando con fuego y probablemente en cualquier momento podían quemarse, estaba tan inmersa en esos labios que no escuchó cuando su hermano se acercó a su habitación.
— Yo lo distraigo mientras usted sale. – Él asintió mirando al suelo, respiró profundamente al mover los dedos de sus pies y saber que para ese pie no contaba con su zapato.
— Quiero tocino y huevos, jugo de naranja, una galleta con chips de chocolate. – Dijo para revisar que el abriera la ventana y saliera por la escalera contra incendios, sonrió al ver como con rapidez escapaba de su apartamento, ahora debía fingir y actuar como si nada estuviera pasando, como si ese hombre no la hubiera revolcado, besado, hecho gemir su nombre. Respiró hondamente para abrir y salir, sería un trabajo sumamente difícil. Cerró la puerta tras de ella con una velocidad impresionante. Su hermano se extrañó de su actitud y de lo raro que había sido esa acción, frunció el ceño para verla.
— ¿Hay un hombre adentro? – Ella negó con la cabeza, sintiendo el verdadero terror recorriendo su cuerpo, una cosa era segura, iba a morir en cualquier momento. No entendía porque Gajeel tenía tal olfato, siempre se daba cuenta de absolutamente todo, tal vez ya había desarrollado ese sexto sentido de padre.
— ¿Yo? Sabes que estoy muy sola. – Sonrió, aunque no estaba segura si a esa expresión que acaba de emitir la llamaría una sonrisa.
— Entonces no tendrías ningún problema si entro ¿No es así? –Tragó toda la saliva que tenía reunida en la boca, aguantó la respiración y negó con la cabeza.
— No he limpiado, la habitación está muy desordenada. – Se inventó lo primero que se le ocurrió, aunque esa excusa había sonado bastante patética.
— Nunca has tenido problema con el desorden, sabes que eso a mí no me importa. – Su pequeña, esa que ya era una adulta se estaba comportando de una manera sospechosa para él, debía averiguar lo que estaba sucediendo, tenía que saber de quien se trataba, ¡Diablos! Odiaba que por estar enfermo le perdiera la pista a su hermana.
Su mano se dirigió a la perilla, ella levantó su rostro asumiendo que iba a descubrir que había dormido con alguien anoche, dudaba que Gray hubiera cerrado la ventana, es más si el sí encontraba ese zapato iba a estar en serios problemas. Mordió su labio inferior preparándose mentalmente para recibir el regaño, había sido descubierta y a estas alturas negárselo no iba a ser fácil y como él lo mencionaba, era una mala mentirosa.
Gajeel respiró hondamente después de unos cinco eternos segundos para soltar la perilla y voltear a verla.
— Solo asegúrate de que el imbécil use condón. – Ella asintió mientras sus mejillas se enrojecían mucho más. Sintió como su hermano la abrazaba por sus hombros y se alejaba de la habitación caminando con ella.
— Estoy hambriento, vamos por ese tocino. – No mencionó nada más sobre el tema, Juvia asumió que él lo había entendido, sabía que había dormido con alguien, sin embargo, su reacción fue totalmente diferente a como se la imaginó, una muy comprensiva, no merecía que él le diera problemas porque ya le había dado bastantes, ahora ponerle algún impedimento en la relación de la Loxar, no, no lo haría.
Miró su reloj, creía que podía saltarse la primera clase del día, pues el tiempo con Gajeel era todo un regalo, así que no dudaba en aprovecharlo. Salieron del apartamento, aunque ella aún se sentía totalmente incómoda por lo que había pasado, bajando las escaleras escuchó la voz de su hermano.
—¿Sabes? Afuera del edificio hay una camioneta, toda una nave, debe ser de un ricachon. -Se ahogó con su saliva y empezó a toser al saber que estaba hablando de la camioneta de Gray.
—Sí, la he visto un par de veces. -Sonrió para abrazarse al brazo de su hermano.
—Que raro ya no está y mira la escalera de incendios está abajo.
—¡Vamos! -Juvia lo empujó para que dejara de hacer preguntas incómodas, llevándolo al restaurante casi a rastras, empleando toda su fuerza para que se moviefa.
—Quiero que me lo presentes. -Ella se quedó callada, Gray no era su novio, no era lo que Gajeel se imaginaba, solo se acostaban para traer a un pequeño al mundo.
—Creo que aún no es el momento, Gajeel. -Su mirada había cambiado, se entristeció.
—¡Si te rompe el corazón lo mato! -Ella asintió, no quería pensar en eso en el posible futuro donde él y su hijo desaparecieran de su vista, solo quería disfrutar del presente que estaba viviendo.
—Puede hacerlo, pero creo que es algo que debo vivir.
—Eso creo. -Respondió, pero eso no evitó que Gajeel se preocupara por su hermana, debía centrarse más en ella, aunque tuviera muchas cosas por las cuales preocuparse.
Llegaron al restaurante para sentarse en una de las mesas, un lugar bastante humilde, pero donde servían los mejores huevos fritos de la ciudad.
—¿Cómo te sientes?
—Siento que mi tiempo se agota. -Suspiró profundo, Juvia sintió como su corazón se partía, pero debía actuar como si nada estuviera sucediendo.
—Encontraremos el donante.
—Me preocupa Levy, creo que ella está haciendo cualquier cosa por mantenerme con vida, pero y si yo muero … -Hizo una pausa dolorosa. —Creo que ella sería capaz de lo peor para irse tras mio.
Juvia respiró hondamente, era importante decirle lo que había pasado con ella, que había sido capaz de comprometer la seguridad de todos sin importarle nada ni nadie, pero se arrepintió, no quería que la relación de ellos dos se quebrantara, lo mejor sería esperar que a Gajeel lo operaran. Claramente ese no era él momento adecuado.
—Vas a sobrevivir, estoy segura. Acuérdate que me prometiste que vas a ir a mi grado. -Asintió quitándose esas ideas de su mente.
—¡Vamos a comer hasta reventarnos! -Juvia asintió, esa era la actitud que recordaba de su hermano fuerte.
—¡Traigan los mejores pancakes para mi hermana! -Gritó feliz, mientras Juvia le tocaba la mano y la apretaba con fuerza.
.
.
.
Sonrió ligeramente al verla, Juvia se levantó al saber que ya había terminado sus clases, era muy tarde. Estaba sentada en la camioneta del profesor lo que no le gustó para nada a Briar que venía con Gray.
—¿Señorita, que hace aquí?
—Esperándolo. -Fue corriendo hacia donde estaba él para quedar frente, sus ojos se desviaron a Briar, ya entendía la actitud de Juvia, se encontraba marcando territorio.
—Le he dicho muchas veces que no me gusta que aguante frío acá afuera. -Se quitó su abrigo para ponérselo en los hombros, ella lo recibió para sonreírle.
—Solo quería verlo. -Briar apretó fuertemente sus dientes, odiaba a esa mujer, la detestaba con todas sus fuerzas. Sabía que debía hacer algo para quitarla de camino, realmente no le importaba lo que dijera Mika, ella personalmente se iba a encargar de la pequeña peliazul.
—Adiós Briar. -Gray se despidió, Juvia con una sonrisa hipócrita levantó su mano para enseguida poner su atención en el Fullbuster.
La mujer quitó la alarma de su convertible, tratando de restregarle su costoso auto a Juvia, con toda la actitud puesta en llamar la atención.
—¿Maneja? -Los ojitos azules de la Loxar se abrieron, para aparentar frente a ella recibió las llaves y se dirigió al puesto del piloto, enojada Briar hizo sonar el motor de su convertible saliendo de la universidad a toda velocidad.
—Ya se fue, maneje usted. -Gray sonrió y negó con la cabeza.
—Es esencial que usted aprenda a conducir, le dejaré un auto para que pueda movilizarse.
—Pero…
—Sus metas están al otro lado del miedo. Relájese, recuerde que usted es quien tiene el control, no el auto de usted. -La mano de Gray sobre la suya era especial, su contacto era sublime. —Antes de comprar un auto siempre me aseguro que sea lo suficientemente seguro, así que no se preocupe.
—Ok, lo intentaré por usted. -Se puso el cinturón y acomodó los espejos, respiró hondamente para arrancar el auto, oprimió bruscamente el pedal lo que causó que se movieran con algo de violencia.
—Con suavidad, busque el punto. -Juvia asintió para volver a intentar, Gray se puso su cinturón.
—No olvide encender las luces. -Ella asintió sonrojada, activó las luces y llevó el manubrio para salir del área de parqueó.
—Intente que cuando mueva las llantas esté en movimiento el auto. -Ella asintió, Gray hablaba suavemente, dándole la confianza que necesitaba y reprendiéndola con calma cuando hacía algo mal, no se comparaba para nada a su hermano Gajeel que la levantaba a punto de gritos.
—No es difícil, solo debe concentrarse. -Gray sonrió.
—Pendiente de los espejos. -Ella acató mientras trataba de acostumbrarse.
—No lo hace mal, unas cuantas horas de practica y será toda una profesional.
—¿Usted cree?
—Estoy seguro. -Esa mirada azul sobre él, le encantaba que le regalara esa mirada donde sus ojos parecían brillar cada vez que él decía o hacía algo bonito por ella.
—Mire al frente. -Ella asintió volviendo su atención al camino.
—¿A dónde vamos, Gray-sama?
—A mi apartamento. -Juvia respiró profundo, ya sabía cómo iba a terminar todo.
Condujo con calma, se sentía hermosa y bastante importante entrando en el edificio del joven, manejando esa costosa camioneta mientras él iba a su lado.
—Lo hizo muy bien señorita, solo debe trabajar en su confianza. -La alago mientras se bajaban y caminaban para llegar al ascensor. Mordió su labio inferior mientras percibía el olor de Gray en esa prenda que tenía puesta y que le pertenecía a él. Le dio paso para que abordara primero el ascensor, él entró después de ella y la joven mordió su labio inferior al ver como se le marcaba la camiseta en los brazos y el abdomen, estaba desesperada por llegar al apartamento.
La muchacha entró cuando Gray abrió, el celular del joven sonó, le pidió perdón indicándole que era una llamada importante para enseguida contestar.
—Está bien, lo espero desnuda en la habitación. -Respondió, Gray la vio mientras ella traviesamente sonreía y se iba a esperarlo en la cama.
.
.
.
—En serio no quería causarle problemas con su hermano.
— No, de hecho lo tomó mejor de lo que pensé, ¿Sabe? Cuando mis padres murieron, Gajeel se hizo cargo de mi como si fuera mi verdadero hermano, le debo tanto a él… -Respiró profundo con el miedo latente, sabiendo que en cualquier momento podía perderlo, que si no conseguían ese corazón todo estaría perdido, no habría marcha atrás, no podría ya hacer nada para intentar salvarlo, así hubiera conseguido el dinero.
— Estoy dispuesta a todo por él, si fuera necesario podría morir por mi hermano. –Se encontraba algo celoso, no entendía, ella ya le había dicho que era de su familia, aunque no compartieran la misma sangre, tal vez el hecho de escucharla decir que haría eso por otro hombre que no fuera él lo descolocaba y no tenía por qué sentirse así, sabía que era un pensamiento fuera del lugar, lo único que podía concluir con certeza era que la quería solo para él. Recordó la conversación que ella mantuvo con su hermano mientras él escapaba por su vida y habló sin pensar, casi como si su corazón le hubiera ordenado decir eso que estaba guardando por mucho tiempo.
— Si quería verla otro semestre más. –Juvia se levantó ligeramente desde su lugar en la cama para verle el rostro tratando de encontrar verdad, el joven la vio con esos ojos que parecían ser más claros que el agua, no podía mentir, era la mirada con más verdad que le había regalado en toda la vida.
—¿Qué? -No estaba segura de lo que había escuchado, por lo que tenía que confirmar, no creía lo que su cerebro le había indicado que él había dicho.
— Por eso no le subí a tres. –Estaba confundida, no entendía su accionar, ¿Acaso el profesor gustaba de ella? No comprendía, que otra razón tendría él para hacerle eso, no aproximarle la nota cuando estuvo a punto de pasar y saber que su beca estaba comprometida.
— Pero… — No pensé que le causaría más problemas. – Confesó interrumpiéndola, no quería que ella mencionará nada, ya se encontraba bastante avergonzado por admitirlo y se arrepentía de haberlo dicho, aunque debía, el haberle causado muchos problemas económicos por hacerla perder su beca lo cargaba.
—Voy a pagar su crédito universitario.
—No, usted no tiene que hacerlo.
—No se lo estoy preguntando. -Ella infló sus cachetes en desacuerdo. Sabía que discutir con él era imposible. — Voy a terminar unos pendientes. – Debía escapar, huir de ese lugar porque había sido algo estúpido su accionar al aceptar que quería verla en su clase, se dispuso a sentarse en la cama y ella le capturó la muñeca.
— ¡Espere! – Con gran velocidad y gran habilidad se sentó en su regazo poniendo sus manos sobre sus mejillas, el espejo captaba en ese instante la hermosa figura de la Loxar por la retaguardia, solo podía pensar que le encantaba como se le veían sus nalgas con esa braga de arandelas, que eran una de sus partes preferidas de Juvia y que necesitaba urgentemente tocarlas. Así lo hizo, enterró sus dedos en sus nalgas y la vista era espectacular, su corazón nuevamente empezó a bombear, ella tenía el control y siempre lograba hacerlo sentir como si no tuviera voluntad.
— Cuando usted me dejó ese día, estaba tan enojada, tan molesta con usted, quería castigarlo. –Era una voz muy tierna para lo que quería expresar y su sangre empezó a recorrer su cuerpo a una velocidad muy peligrosa.
— ¿Castigarme? –Juvia afirmó, sonrió muy sexy mientras no apartaba la mirada del joven.
— Quería escucharlo gemir por lo que me había hecho. – una corriente lo recorrió desde la columna hasta su cabeza, haciéndolo echar la cabeza hacía atrás, mordió su labio inferior, sabía que podría aguantar otra ronda. Si esos eran sus pensamientos, no imaginaba en que situación lo tendría en sus fantasías, lo que no se le ocurrió es que a ella le pasará lo mismo que a él, por lo que se aventuró a preguntar.
— ¿Usted se toca pensando en mí? – Ella sonrió con esa dulzura, con ternura, como si fuera un ángel con un gran secreto oscuro, ese que no le había contado a nadie y que compartía únicamente con ella misma.
— ¿Quiere que le muestre? – Las palabras de Juvia eran como una droga, el solo mover sus labios lo conducía directamente a la perdición. Las manos de la señorita bajaron a sus pechos, Gray pasó saliva mientras veía como amasaba sus propios senos, como se toqueteaba por encima de su brasier.
Ya las había visto, le parecían un par de perfecciones creadas, sin embargo, estaba impaciente por que Juvia se las mostrará, quería ser él quien le quitara ese molesto sostén, sin embargo, como si ella hubiera podido leer su mente, lo subió dejándolo arriba de sus pechos, la piel, era suave, linda, bella, sus pezones perfectamente apetecibles, sus grandes pechos levantados, todo en ella era una hermosa tentación.
Se golpeó sus pezones en repetidas ocasiones con palmadas para luego estirarlos y moverlos en placenteros círculos, era una gran función, le encantaba descubrir cosas sobre ella, le embrujaba esa mujer, todo su cuerpo reaccionaba a ella, eso era, precisamente amaba todo de Juvia Loxar.
Bajó su mano despacio y extremadamente sensual a su sexo, haciendo círculos empezó a mostrarle como ella misma podía darse placer, mientras mordía su labio inferior tentando al profesor, de sus preciosos labios abiertos comenzaron a salir gemidos y respiraciones que terminaron de prender a Gray, aunque se había quedado un poco congelado por lo que estaba pasando, no lo esperaba, su chica que era virgen hace algunos días le estaba mostrando que también tenía sus necesidades y que pensaba en él cuando las suplía.
Se agachó ligeramente llevando su boca al oído del profesor, empezó a susurrar cosas inentendibles para él, pero, por instinto corrió su oreja, no podía resistir lo delicioso que se sentía, ella soltó su pecho y le volvió a correr la cara para tenerlo a su alcance, esta vez chupando el lóbulo de su oreja, Gray respiró, ver lo sensual que se veía desde el espejo hizo que muriera su voluntad, al carajo lo que tenía que hacer, estaba seguro que le daría toda la noche por lo excitado que se encontraba.
La jovencita se restregó con el miembro ya levantado y preparado de su profesor, la respiración de Gray ya era irregular, quería tomarla, darle tan duro para que tuviera su merecido, venirse dentro de ella y escucharla gritar de placer, si eso era lo que quería, aun así, observó un poco más por el espejo, era todo un espectáculo.
— ¿Usted también se toca pensando en mí? –No podía contar con los dedos de las manos cuantas veces se había dejado llevar por sus pensamientos no tan puros y que habían terminado terriblemente en él en esa situación.
— Sí.
— Muéstreme, Gray-sama. –Con arrogancia bajó su mano, descendió sus boxers ligeramente para liberar a su amiguito, ella estaba pendiente de lo que hacía, debía aprender como se hacía, sabía que tenía que recordar cada una de esas acciones para hacerlo disfrutar.
— Juvia – Sintió una sacudida al escuchar como la nombraba, un delicioso sonido salió de la boca de la Loxar involuntariamente.
— Juvia, sí, así. – Era terriblemente placentero, delicioso, la voz de Gray era extremadamente sensual.
—¡Más! Llámeme así, Gray.sama – Estaba completamente mojada de nuevo, él la debilitó por completo, nombrarla por su nombre y no por su apellido con esa voz cargada de placer y deseo era una experiencia terriblemente contraproducente, como movía su mano de arriba a bajo y lo apretaba con fuerza, era bastante atrayente.
— ¡Hágamelo! – No aguantaba más, la chica necesitaba a Gray dentro de ella, asintió, él también necesitaba a esa mujer, le corrió sus panties hacia un lado y sin retraso entró en ella, gritó, llena de delicia, no podía controlar lo excitada y lo rico que se sentía tenerlo en su interior. Con firmeza empezó a empujar dentro llegando a su centro, se abrazó al cuello del Fullbuster mientras él era el encargado de llevarla al cielo. Lamiendo, besando, agarrando, la reclamaba solo a ella.
— Juvia, usted es deliciosa, apetecible, bastante rica. –Agarró su pecho con la boca y chupó con fuerza, Gray sabía como hacerla llegar.
— ¡Voy a castigarla!
— ¿Eh? – No merecía un castigo, aunque reflexionando si debería, se había portado muy mal. Sintió como con fuerza lo sacaba y la lanzaba a la cama, boca abajo, él la acomodo y la puso en cuatro, gimió al sentir como la penetraba de nuevo, como con velocidad y más fuerza de la que había usado en los anteriores encuentros entraba en ella. Era sabroso, la encendía, su cuerpo retumbaba ante cada estocada certera.
—Gray-sama – Definitivamente era el mejor encuentro que habían tenido, su placer se estaba elevando a lugares en los que jamás había estado. La nalgueó, la peli azul gimió, lo hizo de nuevo mientras entraba frenéticamente en ella.
— Señorita que buena vista. Mire no más como se le mueve ese culo. – la apretó una nalga mientras Juvia permitía que ese líquido de su interior saliera sin reservas, mientras se retorcía de placer, amaba al profesor que era una eminencia, decente, culto, pero que le hablará de esa manera, que la tomará así, era una nueva faceta que estaba descubriendo y que quería que apareciera más seguido.
— ¿Le gusta la manera en que me la como? – ella asintió.
— Sí señor, me encanta. – Sumisa, su voz, que lindo angelito que se doblegaba por placer. Gimió demostrando que ya había encontrado el orgasmo, el joven sonrió viendo como ella perdía las fuerzas y se acostaba en la cama, sus pechos restregándose contra la cobija, su trasero rebotando, realmente era una vista deliciosa.
Se contrajo encima de ella llenándola con sus líquidos, agitado, bastante cansado se acostó, tratando de recuperar la respiración, que placentero, fue el orgasmo más delicioso que había experimentado en su entera vida.
— No la voy a llevar a su casa, esta noche se va a quedar conmigo aquí.
— No planeaba irme. – Sonrió complacida, tratando de recuperar el aliento.
.
.
.
No lo había visto en todo el día en la universidad, sabía que estaba muy ocupado y que probablemente ya se había ido para cumplir con sus obligaciones, pero aún así sentía esa extraña necesidad de verlo, después de lo rico que la habían pasado la noche anterior, deseaba saber si él estaba igual de feliz.
Mordió su labio inferior, no quería ser intensa con él, sabía que podía estar dictando clases en la otra universidad o en su oficina, pero quería saber si se iban a ver esa noche también.
Ya había terminado su turno en el restaurante, así que volvió a casa, iba a terminar unos trabajos que tenía pendientes e iba a dormir un poco, aunque claramente estaba tentada en hacer eso último primero, estaba agotada.
Al abrir la puerta su nariz percibió un olor extraño, olía delicioso, a comida hecha en casa.
—¿Gajeel? -Preguntó, porque se le hizo muy rara la situación. Nadie contestó, así que caminó a su cocina, estaba reluciente, sin ollas o platos encima de la estufa y mesón, en cambio habían naranjas, bananos, mandarinas y otras frutas que no podía comprar con su situación económica actual, ordenadas perfectamente en una canasta.
Lo primero que se le vino a la cabeza era que su hermano había ido y le había comprado de todo, después de ver que no había absolutamente nada en su nevera y alacena. Por tanto, iba a tomar su celular para agradecerle, sin embargo, vio una nota pegada en su nevera.
Debe tener una adecuada alimentación, recuerde que la operación Greige lo exige. -Su corazón se hinchó de emoción, no había sido Gajeel, había sido Gray quien había comprado esas frutas. No dudó en abrir la nevera para darse cuenta que había leche, huevos, carne, pollo y pescados congelados, en porta comidas habían preparaciones, y encima de estas una nota, era su letra, el mismo había cocinado todo eso y le había dejado las recetas para que ella pudiera replicarlas.
No lo podía creer, le parecía increíble, habían verduras frescas y mucha más fruta dentro de la nevera, de hecho no cabía nada más y todo estaba perfectamente acomodado. Corrió a la alacena, había cereal, snacks, granos, todo lo que necesitaba para alimentarse ella y un batallón entero.
Se escurrió en el piso, se encontraba muy feliz, hace mucho no veía tanta comida en su casa, desde que Gajeel había enfermado.
No abuse de los paquetes. -Cada uno de los alimentos que tenían mucho azúcar o grasas tenían una advertencia que él mismo había escrito. Para ser un demonio de hielo era muy tierno con ella. Sus ojos se llenaron de lágrimas, no comprendía si eran de felicidad o tristeza, pero lloró porque la situación la superaba.
Debía darle las gracias, sonrió, ya sabía cómo podía agradecerle, se fue al baño para darse una ducha, se depiló y se vistió lo más sexy que pudo.
.
.
.
Había llegado primero al salón de clases, Gray la había dejado cerca y ella había tomado un autobús hasta la universidad, ya no aguantaba más el ritmo, debían parar un poco porque no habían dormido muy bien últimamente.
Había pospuesto la conversación con Meredy demasiado, no era Justo, debía contarle todo, decirle que ya había cerrado el trato con un hombre para conseguir el dinero y que ella a ese alguien le iba a dar un hijo, era una situación extraña, pero estuvo de acuerdo con esa locura.
Iba a pronunciar palabra, pero vio como Rogue se acercaba a ellas, como susurraba para que nadie más escuchara.
—Juvia, conseguimos el parcial. ¿Quieres que te dé las respuestas?
Hermosuras hasta aquí capítulo, responderé sus lindos reviews:
GruviaSilver: Hola!!! Muchas gracias, primeramente me encanta que te vaya gustando la historia, ya Gray sabe de qué Gajeel es el hermano de Juvia, pero ella no le contó sobre su enfermedad, aunque ya pronto se enterara de los detalles. Todo a su tiempo Mika se convertirá en un problema, por lo pronto, espero que te haya gustado el cap, te mando un beso y un abrazo, gracias.
Olivia1415: Holi linda, se le nota la felicidad, después de tanta abstinencia por fin se les hizo el milagro, Gray ha tenido que atravesar por varias cosas, poco a poco se irán revelando a media qué se vaya desarrollando el fic, Juvia es una mujer impresionante y es la debilidad del Fullbuster, ya Gajeel sabe que Juvia tiene su arroz en bajo, solo que no sabe que es la vida de Juvia. Espero que este cap te haya gustado, lo hago con mucho amor. Te mando un besote.
Grebaee: Hi!!! Tu intuición no te fallo, si había publicado, espero que tu sensor de fics esté activado y leas el cap lo más pronto posible, muchas gracias por todas tus palabras, trato de hacerlo lo mejor posible y con todo el amor del caso. Te mando un besote, gracias.
Manu: Hola, si vi Ranma hace algunos años, me gustó bastante, pero Juvia no tiene la personalidad de Akane. Con respecto a ese beso para mi es insignificante, no me pareció chistoso o algo que le tome importancia, la verdad no lo recordaba. Sí, ahora toca ser pacientes y esperar que animen FT. Ten un bonito día.
