Disclaimer: Los personajes son de Kishimoto, lo demás sí que es mío. Este fanfic lo había publicado en otra cuenta de fanfiction como un oneshot, pero decidí volverlo una historia corta y lo traje aquí. Espero que les guste y lo disfruten, porque estará cargado de lemon.
CAPÍTULO SIETE:
TENTACIONES IRRESISTIBLES
Cuando recibimos una llamada de nuestros amigos preguntado por nosotros él les mintió diciendo que no se encontraba bien y que yo lo iba a acompañar hasta la residencia de Ino.
Naruto no me preguntó ni me dijo nada, solo me consoló hasta que me calmé.
—¿No me vas a preguntar? —dije avergonzada.
Naruto me miró y sonrió.
—Te lo preguntaría si no supiera la respuesta, pero solo hay alguien que es capaz de ponerte de esa manera—dijo de pronto extrañándome.
—A que te re—pero me cortó.
—Hina da igual nuestro pasado, siempre te voy a apoyar—dijo dándome un pequeño beso en la frente logrando que sonriera reconfortada, pero justo en ese momento nuestros amigos llegaron.
Se escucharon las risas de las dos chicas y los silbidos de los chicos, incluso Shikamaru había silbado con algo de emoción, rápidamente busqué con la mirada a Sasuke, creí que podía verlo ligeramente molesto o celoso, pero sus ojos me mostraban otra cosa, no era enfado, sino dolor y en vez de hacerme sentir bien solo logró empeorar mi estado de ánimo.
—Ya veo que te encontrabas muy mal—dijo Karin burlona. —Bien jugado primito.
—Si volvéis a ser pareja dadme los créditos, la casa es mía—dijo Ino.
Después de comer y cuando todos estaban ante la tele yo fregaba los platos, entonces apareció Sasuke.
—¿Necesitas ayuda? —me dijo flojito mientras su penetrante mirada me observaba, desde lo sucedido con Naruto no me había vuelto a ver, pero ahora que estábamos solos podía sentir como sus ojos me desnudaban por completo. ¿A que estaba jugando?
—Puedo sola—dijo algo molesta.
—¿Estás enfadada? —me preguntó con ligera altanería logrando que mi cabreo aumentara.
—¿A que juegas? —le dije no pudiendo mantener más la pregunta para mí.
—¿Jugando yo? Creí que eso era lo que estabas haciendo tú con Naruto—soltó logrando que lo mirara incrédula. —Mírate, cada vez que estamos cerca tu pulso se acelera, nuestros alientos se vuelven pesados y sin la necesidad de tocarte sé que estás húmeda—soltó sin tapujos sonrojándome.
Me molestaba, pero lo que más lo hacía es que tenía razón, su cercanía me acaloraba, mi aliento se ralentizaba y mi cuerpo clamaba por él. De pronto sentí su mano desde de mi pantaloncito y lejos de querer alejarlo le dejé actuar.
—Parece que alguien no llevas bragas—soltó juguetón haciendo que me sonrojara ligeramente.
—Es que así voy más cómoda—gemí un poco al notar sus dedos ya entre los labios de mi sexo.
—Para mí también; vigila la puerta—dijo separando los dedos.
Si salía alguien del salón oiríamos la puerta, además la isla de muebles en el que estaba el fregadero nos ocultaba de cintura para abajo.
Sus dedos resbalaban ya entre mis juguitos y yo apoye ambas manos en el fregadero mientras dejaba que sus dedos me llevaran al borde del éxtasis en solo unos minutos. Cuando apenas podía resistirlo y todo mi cuerpo temblaba a las puertas del paraíso se agachó, me bajó el pantaloncito y sentí su lengua entre los pliegues de mi carne mientras tres dedos me penetraban fuertemente.
Me agarré fuerte y estallé en silencio corriéndome en su boca que no dejo de lamer y succionar mis jugos. Cuando todo acabó se incorporó y pasó la lengua por sus labios.
—Tan deliciosa, ¿Me pregunto si Naruto podría hacerte sentir igual? —dijo con una sagaz sonrisa haciendo que me volviera a poner roja como un tomate, pero esta vez no solo por la vergüenza sino también de ira.
Lo siguiente que sentí fue el picor de mi mano por la bofetada que le había proporcionado, sentí como mis ojos ardían y las lágrimas comenzaban a querer asomarse, ¿no se daba cuenta de lo mucho que sus palabras me herían?
—No te me vuelvas a acercar—dije enfada, pero justo cuando estaba por marcharme me tomó de la mano y me abrazó.
—No te tocaré, pero no me alejes—dijo con una voz lastimera que no llegaba a comprender. —No te vuelvas a alejar—rogó.
Me abrazaba con fuerza, casi como si temiera que en cualquier momento fuera a desaparecer, sin decir más solo lo abracé.
—¡¿Hina, ya estás?! —la voz de Naruto interrumpió el momento y Sasuke me separó de él tan bruscamente como si le quemara.
Lo vi marcharse y no hice nada por evitarlo, pero es que su actuar me confundía tanto.
Por la tarde quisieron ir otra vez a la playa, me puse el bikini y encima un vestido cortito con unas sandalias planas y bajé. Llevé mi bolsa al coche donde estaba Sasuke esperando solo.
Le dirigí una mirada, seguía sin entender su actuar.
—Sasuke—lo llamé, pero me vi interrumpida por la llegada de los demás.
—¡Mañana nos vamos así que hay que a divertirse como nunca! —chilló Naruto entusiasmado y todos los demás lo siguieron.
Ino, Sai y Shikamaru iban en un coche, mientras que Suigetsu y Karin en el deportivo del chico y nosotros tres en el coche de Naruto, yo había dejado el mío en la casa de Ino, ya que tres vehículos eran más que suficientes.
Al llegar a la playa nos volvimos a poner en el mismo lugar que la anterior vez y sin poder evitarlo mi mirada se dirigió hacia las rocas, donde había tenido nuestro primer encuentro con Sasuke en esas vacaciones. Era extraño, pero ya habíamos tenido unos cuantos sitios, siempre esporádicos y nada planeados y a mi mente vino la idea de esta vez provocarlo yo.
Pero negué. ¿Qué ganaba con eso? Seguramente nada, pero sentía la necesidad de volver a tenerlo cerca, Temari tenía razón había sido una mala idea haber venido, con él tan cerca sentía la tentación era mucho más provocadora. Pero es que era él quien siempre me hacía ver débil, quería que esta vez fuera su ocasión de caer, quería que sintiera que esta vez el poder estaba en mi mano.
Miré alrededor algún lugar para tentarle ya que nuestro sitio estaba ocupado con Ino y Sai, Naruto estaba entretenido con Shikamaru y no veía por ninguna parte a Karin y Suigetsu, era un buen momento.
—¿Tienes las llaves del coche de Naruto? —pregunté a Sasuke que se giró algo sorprendido al ver que le hablaba.
Como Naruto era bastante patoso para guardar las cosas sabía que siempre se las daba a él, había más posibilidades que las llaves estuvieran en sus manos que en las de mi despistado amigo.
—Sí. ¿Necesitas regresar al coche? —preguntó ya que esta vez como no había sitio para aparcar lo habíamos tenido que dejar bastante lejos.
—Es que me he dejado dentro el móvil y espero una llamada del trabajo. No hay necesidad que me acompañes, sé llegar sola—dije con una voz un poco lastimera y tal como esperé se ofreció a acompañarme.
Él me siguió por la arena y al salir me puse las sandalias mientras él hacía lo mismo para seguirme al coche. Cuando llegamos a este, aparcado al final del camino, me giré y le enseñé lo que llevaba en la mano. El móvil.
—¿De qué va esto? —dijo divertido abriendo el coche.
Me senté en el asiento del copiloto que daba a la pared de tierra del final con las piernas fuera mientras él se quedaba de pie.
—Tu vigila—dije tirando de él, repitiendo las palabras que había dicho en la cocina.
Bajé su bañador, estábamos ligeramente ocultos en ese rincón, él podía ver perfectamente si venia alguien hacia los coches, aun así, no podían vernos.
Su polla enseguida estuvo en pie de guerra, antes de que pasara mi lengua por su capullo, él jadeo y unas gotitas de semen mojaron la punta y los relamí ansiosa mientras acariciaba sus testículos con mimo, separé los labios y deje que su polla se colara en mi boca, donde seguí dándole toquecitos con mi lengua, mientras con dos dedos la rodeé por la base, apreté y noté como entre esos y mis lamidas se hinchaba más.
—Hinata me estas poniendo a cien—sonrió jadeando.
Succioné y lamí mientras mis dedos seguían presionando, luego seguí lamiendo sus testículos y al notar sus jadeos cada vez más fuertes y seguidos, volví a su polla, apreté los dedos y luego solté la presión, el soltó un quejido, se tensó y noté su semen en mi garganta. Tragué lo que pude sin dejar de lamerle hasta dejársela limpia de semen. Apenas había normalizado su respiración cuando le coloqué su bañador de nuevo y salí del coche.
—Creo que ahora ya estamos empatados—dije con ligera alternaria yo esta vez. —¿Sakura te hace sentir así? —pregunté viéndolo con reproche.
Su mirada era contrariada, pero sabía que había entendido mi mensaje, no podía tomarme a la ligera, ya no.
Sin que pudiera decir nada más lo dejé allí, cuando me encontré sola mis mejillas se sonrojaron y sentí mi respiración pesada, pero es que quería supiera lo humillante que era que jugaran conmigo. Pero lejos de hacerme sentir bien solo había conseguido sentir vergüenza.
¿Qué estás haciendo Hinata? Me reproché.
El día transcurrió entre miradas, pero no pudimos volver a estar a solas y la verdad es que lo agradecía, no me sentía para nada preparada para enfrentarlo, no después de lo que había hecho. ¿Qué es lo que estoy haciendo? Me pregunté, pero es que no me entendía a mí misma, sabía que lo mejor era poner distancia, pero estaba haciendo todo lo contrario.
Y esa noche, cuando volvimos de cenar me fui a dormir a mi habitación, era la única de la planta de abajo y la única que daba a la parte de delante. Ellos se despedían también para irse a dormir cuando oí a Sasuke.
—Yo no puedo dormir, me voy a caminar ahora que está un poco fresco—dijo él.
—Estás loco—dijeron casi al unísono subiendo las escaleras.
—¿Estás seguro que es lo mejor? —dijo Naruto mirándolo no muy convencido, haciendo que por un momento Sasuke riera.
—Sí que te preocupas por mi —soltó burlón cabreando a Naruto. —Tranquilo solo hace un poco de fresco y será un paseo corto—contestó.
—Por mi como si te da un resfriado—soltó molesto subiendo a su habitación.
Lo observé en silencio y me planteé salir tras él, pero negué, tenía que poner distancia, ya solo quedaba un día y ya no tendría por qué verlo más, así que me fui a mi habitación. Entonces, después de un rato oí unos golpecitos en la puerta.
Miré el reloj, no era tan tarde, pero me extrañaba que alguien me buscara a esas horas. Apenas abrí la puerta Sasuke se coló dentro sin que pudiera impedirlo.
—¿Qué haces aquí? —susurré molesta.
—Devolverte el favor de esta tarde—dijo con voz ronca muy cerca de mi boca, logrando nuestros alientos se mesclaran.
Sin mediar palabra nos desnudamos el uno al otro, el deseo afloraba entre nosotros.
—Necesito estar dentro de ti—dijo empezando a acariciarme.
Me separé de él y tumbándome en la cama separé las piernas.
—Yo también te necesito Sasuke.
—¿Lista? —dijo poniéndose de rodillas entre mis muslos haciendo que yo lo besara.
Llevé su polla a mi sexo, subí las caderas y el entró con fuerza penetrándome. Ambos jadeábamos desde el primer instante, moviéndonos al unísono para favorecer la penetración. Su boca bajó a mis pechos y lamió mis pezones hasta que estos se endurecieron y entonces los mordisqueó largo rato.
—De verdad que no puedo contigo Hinata—dijo dejando de arremeter y saliendo entre jadeos.
Me colocó boca abajo en la cama y colocando su polla sobre mi culo empezó a besar mi nuca, mi espalda...
—Deja que me relaje un poco—dijo lamiendo mi piel caliente.
Notaba su polla caliente, su boca húmeda y los pezones me dolían de lo excitados que estaban al rozarse con las sábanas tras la anterior sesión de chupeteos y mordiscos. Se movió hacia abajo y su sexo duro y húmedo rozo la piel de mis muslos hasta colarse entre estos.
Esperaba de nuevo que me penetrara, pero no lo hizo, bajó de mis riñones a mi culo con su boca y tras darme unos mordisquitos, me abrió y lamió mi trasero. Sentir su lengua en mi culo me puso a mil y cuando tiró de mis caderas para subirme y tener más facilidad para lamer mi ano, asi que enloquecí de placer.
—Tu culo me vuelve loco Hinata—dijo lamiéndolo ansioso.
Mientras su lengua jugaba en mi puerta trasera sus dedos abrieron mi vulva y me penetró, no tardé en retorcerme con un devastador orgasmo, mientras me corría se incorporó, agarró su sexo y me penetró con dureza, entró y salió como un salvaje rozando cada milímetro de mi vagina y haciendo que mi orgasmo volviera a crecer cuando ya se apagaba. Creí que iba a perder el sentido.
Cuando mi cuerpo se quedó laxo y solo sus manos en mis caderas impedían que me desplomara en la cama después de la intensidad de esos orgasmos sacó su sexo. Apenas podía respirar cuando noté un dedo en mi ano, hizo presión con la yema hasta conseguir que cediera y aceptara la intromisión.
—Relájate Hina—dijo moviéndolo en mi interior.
Mojó otro de sus dedos en la humedad de mi sexo y juntándolos volvió a colarse, notaba un escozor, pero me obligue a relajarlo y unos minutos después con la respiración acelerada entraba y salía de mi culo sin esfuerzo.
—No puedo resistirme, voy a follarte hasta que no puedas más.
Se colocó bien entre mis piernas y sacando los dedos apoyó la cabeza de su sexo, empujó y noté como el glande abría mi agujero virgen, me agarré fuerte a las sábanas oyendo su agitada respiración cuando por fin consiguió meter la mitad.
—Esto es una auténtica gozada, podría correrme con solo esto si te duele—me susurró.
—La quiero toda—dije entregada por completo.
—Te adoro Hinata—dijo jadeando.
Me agarró fuerte, salió un poco y volvió a entrar despacio hasta donde había estado, pero esta vez no paró y me penetró por completo. Mordí la sabana dolorida, pero salvajemente excitada. Paró unos segundos y empezó un lento mete y saca, apretó sus dedos en mi carne trémula y empezó a ir a más. Yo gemía amortiguando el sonido mordiendo las sábanas y empecé a mover el trasero hasta que una fuerte palmada se estrelló en mi cachete.
Su palmada me ardía al igual que el culo, pero nunca había estado más cachonda.
—No pares Sasuke por favor. Sigue…—suplique sollozando.
—Madre mía con esta princesita—dijo arremetiendo con dureza.
Ya no me dolía, aunque notaba al máximo cada arremetida, nos movimos salvajemente en busca de la liberación.
—Tócate mientras te follo.
Llevé mi mano entre mis piernas y froté mi clítoris mientras él seguía entrando y saliendo de mi cuerpo, notando las cosquillas en mi interior
—Voy a correrme.
—¡Hazlo nena! —dijo con un nuevo cachete.
Eso destapó la caja de los truenos y un nuevo orgasmo me cogió por sorpresa, me retorcí y sentí su semen inundar mis entrañas. Caímos en la cama rendidos durante unos minutos.
—¿No te sientes culpable? —le pregunte de repente, haciendo que él me mirara y rápidamente se comenzara a vestir, sin siquiera mirarme logrando que una fuerte opresión se instalara en mi pecho viendo hacia donde tomaba rumbo la no conversación. —No vas a cortar con ella, ¿verdad? —no era una pregunta, el fondo ya sabía la respuesta.
Me miró a los ojos, pero luego apartó la vista confirmando mis sospechas, solo era una tonta.
—Ese día fuiste tú el que terminó lo nuestro, creo que ahora me toca a mí—dije seria haciendo que me mirara incrédulo.
—Hinata yo…—pero lo detuve, no quería escuchar más de sus palabras.
—Esto es algo físico, así que está bien—dije mientras me ponía mi ropa y no osaba mirarlo. —Solo espero que seas feliz—le dije para ir hacia la puerta y pedirle que se fuera.
Por la mañana fui la última en levantarme, después de nuestra conversación casi no pude pegar ojo, esperaba esta vez poder ser fiel a mis palabras. Todos hablaban tranquilamente cuando de pronto el sonido del teléfono de Sasuke interrumpió la conversación, sin decir nada se apartó del grupo y atendió la llamada, cuando regresó su rostro había cambiado por completo, lo notaba muy serio.
—Me tengo que ir—fue todo lo que dijo para luego ir escaleras arriba y regresar con su maleta.
Por un momento todos nos quedamos quietos sin saber que decir, la verdad es que yo también estaba un poco en shock, me preocupa su actuar. El primero en reaccionar fue Naruto que con decisión se acercó a él.
—¿Teme, que ocurre? —le preguntó.
—Debo ir a Londres, es el padre de Sakura, es posible que no sobreviva a la cirugía—dijo con voz angustiada. —Sabía que no tenía que venir, debía estar con ella—sus palabras solo consiguieron herirme más.
—Tomaré tu coche Naruto—dijo Sasuke.
—Yo te llevo—no sabía exactamente de donde había obtenido el valor de decir aquello.
Lo noté dudar, pero no se opuso, Naruto nos quiso acompañar, cosa que yo agradecí en silencio.
Durante el trayecto lo notaba nervioso, lo único que hacía era mandar mensajes, logrando que aquello me dejara las cosas claras, Sakura era muy importante para él. Al llegar al aeropuerto fue a comprar el boleto y para su suerte el próximo salía en una hora. Naruto se ofreció a ir por cafés y mientras lo esperábamos nos sentamos en una de las salas de espera.
—¿La amas, verdad? —no pude impedirme preguntarle, necesitaba oírlo de sus labios, solo de esa manera podría dar por terminada nuestra historia.
Lo escuché lanzar un suspiro, pero por los potentes latidos de mi corazón y el barullo del aeropuerto no pude estar del todo segura.
—Quiero mucho a Sakura—dijo y me giré sorprendida por su respuesta.
—No te estoy preguntando eso—dije de pronto con ligera esperanza. —Quiero saber si la amas.
—Creo que ya te he respondido, la quiero—dijo algo malhumorado.
Lo miré dudosa, ¿es que no se daba cuenta de lo que aquello significaba? Sí, quería a Sakura, tal vez del mismo modo en que yo lo había hecho con Toneri, pero no era amor, no la amaba.
—Hemos sido mejores amigos desde que tengo memoria—empecé a decir. —Te conozco, o al menos eso creo, tal vez has cambiado un poco, pero sé que en el fondo sigues siendo el mismo. Así que cuando sepas realmente lo que quieras estaré dispuesta a hablar—dije para luego levantarme justo cuando Naruto traía los cafés.
—¿Te vas Hina-chan? —preguntó dudoso.
—Te espero en el coche—fue todo lo que respondí para luego sencillamente marcharme.
Notas de la autora: Holis, puede decir que tal vez Hinata está un poco bipolar con tantos cambios, pero es que se siente perdida en su relación con Sasuke. Además, creo que esto ya está entrando en la recta final y para el próximo capítulo será Sasuke quien narre, vamos a ver las cosas desde su punto de vista.
Como siempre muchas gracias por todo su apoyo, espero que les guste.
Ya nos leemos.
