Disclaimer: Los personajes son de Kishimoto, lo demás sí que es mío. Este fanfic lo había publicado en otra cuenta de fanfiction como un oneshot, pero decidí volverlo una historia corta y lo traje aquí. Espero que les guste y lo disfruten, porque estará cargado de lemon.
CAPÍTULO OCHO:
CON DECISIÓN
Cuando estuve en Londres solo tenía un pensamiento en mi cabeza, Hinata; quería esforzarme el doble para poder volver rápido a su lado, obtuve los mejores puntajes y me esforcé por ser el mejor de la clase.
Por tonto que pudiera sonar no fue hasta que me vi alejado de ella que mis verdaderos sentimientos salieron a flote, estaba enamorado de ella y no sabía desde cuándo. Al prácticamente haber crecido juntos creí que mis sentimientos por ella eran parecidos a los que sentía por Itachi, totalmente fraternales, pero a medida que fuimos creciendo algo despertó en mí.
Me dolía demasiado que alguien la hiriera, pero sobretodo me dolía cuando me hablaba sobre sus sentimientos por Naruto.
Tal vez si en ese entonces hubiera identificado correctamente como me sentía por ella todo hubiera sido distinto. Cuando hablábamos de ello no podía desalentarla, pero tampoco me atrevía a incitarla a confesarse, solo me limitaba a escucharla.
En el momento que salió mi beca para estudiar en Londres las cosas cambiaron, me dolía demasiado separarme de ella, pero sus ánimos me ayudaron a enfrentarlo, además después del primer año volvería y pasaríamos las vacaciones juntos como siempre lo habíamos hecho.
Pero para mí desdicha las cosas se alejaron demasiado de mi plan original cuando Hinata se confesó a Naruto y este la había acabado aceptando.
Aquel día dejé que la ira me invadiera e hice cosas que ahora no volvería a repetir y acabé metido en un lío importante.
Tal vez era mi doceava o treceava copa, la verdad es que ya había perdido la cuenta por todo el alcohol que había ingerido, pero ni aun así se me iba el malestar en el pecho. Pero lo que más me dolía era la brillante sonrisa de Hinata cuando me había contado la noticia.
De alguna manera resistí, pero cuando terminamos el chat sentí aún más el peso de sus palabras.
Era bastante entrada la noche, y a partir de las doce no podíamos dejar las habitaciones residenciales, una norma algo tonta ya que todos éramos adultos. Pero como éramos becados, según los profesores lo único en lo que debíamos centrarnos era en estudiar.
Pero en ese momento no podía importarme menos esas tontas normas, lo único que quería era salir de allí y ahogar mis penas en alcohol. Siempre había pensado que eso era un comportamiento estúpido, que no se conseguía nada con algo como eso, pero ahora mismo lo necesitaba.
Me escabullí del guardia y fue hacia el primer bar que encontré, para luego regresar en la madrugada, casi cuando amanecía.
Cuando el guardia me pilló no hice nada por escapar y me advirtieron que no podía volver a actuar de esa manera, pero no me importaba al día siguiente volví a escapar y ese comportamiento se mantuvo durante casi todo un mes.
—Lo siento mucho señor Uchiha, pero no podemos dejar que se quede en los dormitorios, su comportamiento ha sido inaceptable. No lo expulsaremos de la universidad, pero necesita entender que sus actos tienen consecuencias. Le daremos una semana para que pueda buscar una residencia, pero después desaloje su habitación—dijo el jefe de los dormitorios.
Solo asentí, no me importaba nada en absoluto, ni siquiera tenía ganas de quejarme.
Cuando hablaba con Naruto y Hinata trataba de mantener mí misma máscara de indiferencia, de falsa alegría, pero cuando terminábamos de hablar mis sentimientos se desbordaban y de alguna manera sentía que tenía que escapar.
Aquel pequeño bar se había vuelto mi refugio y la amable camarera me atendía sin hacer preguntas o intentar coquetearme.
—¿No crees que hoy te estás pasado? —dijo la mesera, pero hice como que no la escuchaba. —No puedo seguir sirviéndote, vas a acabar con un coma etílico—dijo molesta.
—Eso es mi problema—solté enfadado, nunca se metía, no entendía porque justamente hoy lo hacía.
—Será tu problema, pero yo seré la culpable por no pararte—dijo seria. —Vamos, dime que te pasa—dijo preocupada.
Era cierto que de vez en cuando le contaba alguna cosa, pero hoy no tenía ganas de nada, a la justa tenía fuerzas para respirar.
—Me han sacado de los dormitorios de la universidad—mentí ya sin ganas de seguir bebiendo.
—Eso es terrible, ¿has encontrado algún lugar en el que vivir? —preguntó ella, pero negué.
Pagué lo que debía y me giré dispuesto a irme, pero justo en ese momento otro sujeto se acercaba a la barrar y nuestros hombros se chocaron.
Lo que simplemente debió ser un pequeño golpe hizo que aquel estúpido mastodonte reaccionara de sobremanera y se volteara cabreado, dispuesto a golpearme.
Recibí el primer puñetazo y sentí como la sangre se escapaba de mi labio y todo lo que llevaba reprimiendo sencillamente explotó.
Cegado por la ira y dolor arremetí contra aquel tipo y en cada uno de mis golpes dejé salir toda la frustración que guardaba, escuché como varias personas me decían que parara, pero solo me dejé llevar.
No fue hasta que escuché el grito de "¡Cuidado!" de la camarera que me aparté del tipo debido al afilado objeto que tenía en sus manos.
—Maldito—balbuceó muy enfadado.
En cualquier otro momento no hubiera tenido problemas para pelear contra aquel idiota. Pero, aunque la adrenalina me había despejado algo de todo el alcohol que tenía en vena todavía podía sentir sus efectos.
Así que no pude evitar cuando aquel molesto sujeto arremetió contra mí, consiguiendo hacerme un corte en el brazo.
Después sentí un pequeño empujón para luego ver como la camarera caía al piso mientras el arma se encontraba en su estómago.
El hombre asustado por lo que había hecho se marchó y lo único que pude hacer fue acercarme a ella asustado intentando detener la hemorragia, pedí que alguien llamara a la ambulancia y durante unos minutos que se sintieron como horas me mantuve a su lado, rogando porque nada le pasara.
Cuando llegaron los paramédicos no lo pensé y subí con ella a la ambulancia, rogando que nada le pasara a la chica que posiblemente acababa de salvarme la vida.
Estuve todo el tiempo en la sala de espera hasta que por fin salió, se veía algo magullada, pero según el médico se encontraba fuera de peligro.
—Ya han avisado a mi padre, cuando venga podrás marcharte—dijo ella con una amable sonrisa que solo logró hacerme sentir más culpable.
—Lo siento—susurré avergonzado, pero ella negó.
—No fue tu culpa, está bien—dijo con otra sonrisa.
A pesar de que su padre viniera no me moví de su lado, me sentía en deuda con ella, por lo amable que había sido conmigo a pesar de que yo solo era un simple cliente.
Cuando su padre llegó se veía muy preocupado, me dio las gracias solo haciéndome sentir más culpable, ya que se encontraba en ese estado por haberme salvado, por lo que no me sentí capaz de irme.
—Vete muchacho, ya es tarde —dijo el hombre.
—Mañana regresaré después de mis clases—prometí logrando que una sonrisa surcara el rostro de la camarera.
Aquella fue la primera noche que mi mente pensó en otra cosa que no fuera Hinata y aunque posiblemente era algo bueno, tampoco pude conciliar muy bien el sueño, ya que la ensangrentada herida de la camarera no se apartó de mis pensamientos.
Tal como prometía regresé luego de la uni. El aspecto de la camarera estaba mucho mejor, y por lo que decían los médicos y las enfermeras lo más seguro es que en una semana se le podría dar el alta.
—Cualquier cosa nos avisa Haruno-san —dijo una enfermera mientras le dejaba sus medicamentos.
Y yo tomé nota mental del apellido de la chica. Porque, aunque había intercambiado alguna que otra palabra con ella en el bar jamás le había preguntado por su nombre ni me había fijado en su chapa identificativa.
—Lo siento mucho Haruno-san, estás herida por tratar de salvarme—dije arrepentido.
—Sakura—dijo ella de pronto. —Preferiría que me llamaras Sakura—me pidió con una dulce sonrisa.
Fue allí cuando poco a poco fui conociéndola y las cosas fueron a más cuando me mudé al hostal del padre de ella, por lo que solo podía sentir un profundo cariño y agradecimiento, por todo lo que había hecho por mí.
Jamás les conté a mis padres la verdad del todo, ni porqué me fui de la residencia, ni que por mi culpa Sakura tenía una cicatriz en su abdomen y ella cuando les explicó cómo nos habíamos conocido solo les dijo que fue cuando ella era camarera en un bar.
Tampoco dejé que Hinata o Naruto se enteraran y le prohibí a mi familia mencionar sobre nada de lo que yo había pasado en Londres. Luego el tiempo comenzó a trascurrir y de todas las maneras intenté seguir normal, contestando a sus llamadas, respondiendo sus mensajes, pero la sola idea de imaginarlos juntos me lastimaba, así que no regresé ese año para vacaciones, de alguna manera conseguí poner distancia y Sakura me ayudó mucho, se volvió una amiga muy importante para mí, para que al final se volviera mi pareja.
Hinata nunca me reprochó nada por mi repentina lejanía, y de alguna manera que no lo hiciera solo me dolió más, ya que sentía que poco le importaba. Cuando me enteré que Naruto había roto con ella lo encaré muy cabreado y después de una golpiza mutua nos arreglamos. Pero a partir de allí Hinata jamás volvió a nuestro lado y la distancia se hizo insalvable, hasta ese día que tocó a mi puerta.
Cuando mi mamá me dijo que sería Hinata quien se encargaría de cuidarme aquellos sentimientos que creí haber enterrado resurgieron con la sola idea de volver a verla.
El miedo y vergüenza me inundaron y me volví a sentir como un tonto adolescente. Por el exterior siempre he parecido serio y distante, cuando la verdad era otra, yo también me avergonzaba, a mí también había cosas que me importaban, pero no era bueno expresándome, nunca lo había sido.
Lo primero que hice como un cobarde fue enviarle un mensaje a Naruto diciéndole que regresaba a Konoha, ya que mi madre había insistido en cuidarme, no quería que él y Hinata se vieran, por suerte conseguí que me creyera.
Después las cosas se habían acabado saliendo de las manos y me acosté con Hinata más de una vez, me decía a mí mismo que debía parar, que esto no beneficiaba a ninguno de los dos, que solo era sexual, que yo quería a Sakura y que ella lo hacía por despecho, porque se encontraba con el corazón roto por la ruptura con su novio.
Aunque en el fondo sabía que eso era mentira, al menos lo mío, porque mi corazón siempre había sido de ella.
—Cobarde—susurré casi sin darme cuenta.
—¿Lo dices por qué no eres sincero? —dijo de pronto Naruto logrando que me diera cuenta de donde me encontraba.
—Me estabas escuchan—pero me interrumpió.
—Parece que no lo vas a negar—dijo con una sonrisa torcida. —Siempre en el medio—susurró sin que entendiera a que se refería. —Toma ese vuelo y aclara las cosas teme, sino te vas a arrepentir para siempre—dijo dándome mi café para luego marcharse y de nuevo las palabras de Hinata vinieron a mi mente.
"Cuando sepas realmente lo que quieras estaré dispuesta a hablar"
Al llegar a Londres fui directamente al hospital, por suerte el padre de Sakura había podido salvarse, ya que la cirugía fue exitosa. Me alegraba no solo por ella, ya que él era la única familia que tenía sino porque aquel hombre siempre se había portado muy bien conmigo.
—Gracias por estar aquí —me dijo dándome un fuerte abrazo, podía sentir como me necesitaba. Pero verla nuevamente en el hospital hizo que mis recuerdos despertaran de nuevo y que sintiera de nueva la culpabilidad por haberla herido.
Tal vez nunca me lo había dicho, pero notaba como ya nunca se ponía top o bikinis, sabía lo mucho que le disgustaba su cicatriz, solo haciendo que me sintiera peor por mis actos.
Pasó una semana y las cosas volvieron a la normalidad, pero no dejaba de darle vueltas a las palabras de Hinata, ni todo lo que habíamos vivido. Me sentía mal, había engañado a Sakura y había daño a Hinata.
—Estas raro—dijo Sakura despertándome de mis pensamientos. —¿Es que ocurre algo? No eres el mismo desde que volviste de Japón—dijo preocupada.
La miré, la quería, estaba agradecía por todo lo que había hecho por mí, pero de alguna manera también la estaba lastimando. Incluso si decidiera no volver a ver a Hinata y serle fiel por lo que me restaba de vida mi corazón jamás sería suyo, no podía seguir con esta farsa.
—¿Me quieres? —le pregunté y ella por un momento se sorprendió para luego negar y darme una dulce sonrisa.
—Te amo Sasuke—dijo con seguridad logrando hacerme sentir peor, le estaba negando la posibilidad de que encontrara a alguien que la quisiera de verdad, porque es lo que se merecía Sakura. Un hombre que fuera capaz de amarla desde lo profundo de su corazón.
—Lo siento—dije avergonzado.
—¿Qué ocurre? —dijo preocupada.
Con algo de nervios le conté todo, desde la primera vez que me volvía a reunir con Hinata, hasta lo de mis continuos engaños. No podía levantar mi mirada del piso, temía ver su rostro.
El silencio se sintió tan pesado que no tuve de otra más que encararla. Por la mueca de su rostro sabía lo dolida que se encontraba solo haciendo que el peso de mi corazón se sintiera más desagradable.
—Soy una estúpida—dijo intentando contener las lágrimas. —En verdad siempre lo he sabido, que no eras del todo mío, pero creí que no me engañarías—dijo triste. —¡Solo vete, no quiero volver a verte! —soltó molesta.
—Sakura yo... —pero me cortó con pequeños golpes en mi pecho.
—¡Lárgate! —dijo iracunda mientras derramaba amargas lágrimas, nunca la había visto de esa manera.
—Lo siento—fui lo único que pude decir para luego marcharme como ella me había pedido.
Tomé mis maletas y fui directo al aeropuerto, ya no tenía ningún motivo para quedarme en Londres. Cuando llegué a Japón tomé un taxi y fui directo a mi apartamento.
Sabía que posiblemente había herido a la persona que más me había ayudado, pero de alguna manera por fin sentía que un peso se aligeraba en mi corazón.
De repente mi teléfono sonó, miré de quien se trataba, como siempre; el inoportuno de Naruto. Desganado lo atendí, necesitaba un poco de apoyo moral, aunque jamás se lo diría directamente. Cuando le dije que estaba en Japón sin decir una palabra se presentó en mi apartamento y me arrastró al bar al que íbamos siempre y nos pedimos un par de cervezas.
—Y bien, ¿ya me dirás porque has regresado tan rápido? —dijo él mientras daba un trago a su bebida.
—He roto con Sakura—fue todo lo que respondí.
Por unos segundos podía notar como Naruto me analizaba, sentía que había algo que quería decirme.
—¿Y por qué has roto con ella? —preguntó serio.
Solo lo miré, pero no respondí, no tenía ganas de ponerme a hablar sobre mis sentimientos ahora mismo. Debería haber roto con ella desde hace mucho, pero por no querer dañarla me había callado y ahora por culpa de mi cobardía había vuelto a perder a la única mujer que amaba. Además, tampoco es como si pudiera decirle a él todo lo que me pasaba con Hinata.
—Simplemente pasó, deja ya de molestarme tanto—dije algo molesto.
—¿Crees que no lo sé? —dijo extrañándome, estaba más serio que nunca. —Sé que te acostabas con Hinata a espaldas de Sakura, y sabes que más sé. Que no la amas, ya que siempre has amado a Hinata—soltó sin tapujos.
—¿Sabías lo de Hinata? —dije sorprendido.
Su mirada tenía una mescla de sentimientos que no lograba descifrar, pero podía notar su frustración de alguna manera, estaba seguro que había algo que estaba ocultándome.
—¿Sabes la razón por la que rompí con Hinata? —dijo de pronto desconcertándome.
No entendía muy bien porque sacaba ese tema de la nada. Aquella fue la primera vez que pelábamos tan enserio, ambos habíamos acabado con un brazo roto luego de esa pelea, pero nunca más volvimos a tocar el tema, de alguna manera se había vuelto un tabú entre ambos.
—Te mentí aquella vez, no era porque ya no la amaba. ¿Cómo no iba a amarla? —dijo negando. —Cuando estábamos durmiendo y le acaricié la cabeza menciono tu nombre, a quien llamó en sueños fue a ti—dijo de pronto dejándome sorprendido. —Cuando lo hizo una vez pensé que era porque te extrañaba, ya que no te veía hace mucho, pero cuando siguió repitiendo tu nombre lo entendí—dijo con una sonrisa torcida.
—Que quieres de—dije, pero él me corto.
—¡Que te ama teme, que siempre lo ha hecho! —confesó con los puños contenidos y mirándome con reproche. —Siempre en el medio—dijo logrando que por fin entendiera a que se refería.
Miré al vacío, aquellas palabras en vez de hacerme sentir mejor solo empeoraron mi estado de ánimo, no solo había sido un idiota con ella durante este tiempo, sino que de alguna manera la había herido en más de una ocasión.
—No la merezco.
Pude notar el enfado en Naruto y estaba seguro que en cualquier momento sentiría su puño en mi mejilla, pero este nunca llegó.
—Entonces vuélvete digno de ella teme. Sé que la amas, arregla de una vez tu orgullo herido y hazle saber que de verdad te importa porque si no esta vez sí que iré por ella—soltó serio.
—Creí que en el viaje ya lo hacías—respondí y él solo me dio una pequeña sonrisa.
—Un hombre sabe aprovechar sus oportunidades—dijo él sacando la lengua.
Sin decirnos nada más fui en busca de Hinata, Naruto tenía razón, la había cagado, pero tenía que arreglar las cosas, no sabía si ella aún querría hablar conmigo, pero en verdad necesitaba decirle como me sentía.
Notas de la autora: Holis. BAquí está el capítulo, el otro será ya por fin el desenlace de esta historia.
Como siempre muchas gracias por todo su apoyo, espero que les guste.
Ya nos leemos.
