Capítulo 10
Margareth rodó de encima de su cuerpo y se acostó a su lado, tomando las sábanas y cubriéndose con ellas. La luz del velador estaba encendida, hacía sombras formando una figura extraña entre el techo y la pared que era adonde Ross tenía fija la mirada.
"Estás distraído." – dijo la mujer. No era la primera vez que pasaban la noche juntos, pero no era su novia. Ross no había vuelto a tener una pareja formal desde su divorcio de Elizabeth, pero eso no significaba que viviera como un monje. Todavía tenía ese don de atraer a las mujeres sin demasiado esfuerzo, y sin mucho esfuerzo ellas pasaban por su cama sin que él les prestara demasiada atención. No quería quemarse de nuevo en una relación que terminara otra vez en desdicha.
"Lo siento." – dijo, mirándola de reojo. Margareth, con ella se había estado viendo durante algunos meses. Más que con cualquier otra antes. Era fácil estar con ella. Ella no le pedía nada y casi no se hablaban. No más que para coordinar cuando se verían. A veces iban a cenar, pero no más que eso. La mayoría de las veces ella venía a su casa y se iba antes de que amaneciera. Era sencillo, sincero. Ambos sabían que era sexo y nada más. – "Tengo la cabeza en cualquier lado."
"Entonces me tendrías que haber dicho que no viniera. Si nuestra relación se basa solo en sexo, pues pretendo que sea bueno." – Margareth no tenía pelos en la lengua. Le gustaba eso de ella.
"Lo siento." – Ross dijo otra vez, girando su cabeza hacia ella, con una pequeña sonrisa.
"Tienes suerte de que seas tan guapo, o ya te habría dejado. Así que… ¿Por qué estás preocupado?"
Mierda. ¿Por dónde empezar?
Ross pasó una mano por su rostro. Porque tendría que dejar a su madre durante un mes. Ross no la había visto bien las últimas veces que fue a visitarla. La encontró algo perdida cuando había llegado, le tomó unos cuantos minutos darse cuenta de que él era su hijo, y no Joshua. Grace le había preguntado por él, Ross le había dicho que su padre estaba trabajando en Nampara. Con eso se quedó tranquila. Le había pedido a Lucy que la cuidara, le explicó que él no podría ir durante un tiempo, pero que llamaría y que su amigo Dwight iría a verla. Le había dado una buena propina para que la consintiera. Y Ross sabía que allí estaba bien cuidada, pero aun así no podía sacar de su pecho ese sentimiento de culpa por tener que dejarla.
Después estaban Elizabeth y Valentine. De la nada, su exesposa le había informado que se iría de viaje con George a Somalia. Su novio era productor e irían a filmar un documental y no podían llevar a Valentine. – "Siempre te estás quejando de que no pasas suficiente tiempo con él." – "Y tienes razón, pero conseguí un trabajo y yo también tengo que viajar." – Le había intentado explicar. – "Si no puedes se quedará aquí con Morwenna." Pero la idea de dejar a su hijo solo, sin ninguno de sus padres durante un mes era inconcebible. Ross le había pedido a Dwight que preguntara a la producción si podía llevarlo, y le habían contestado que sí. La mayoría de los actores siempre viajaban con sus asistentes así que no había problema en que llevara una persona más. "Además, creo que Demelza irá con su hijo también." – había comentado Dwight.
Valentine estuvo encantado cuando se lo dijo. Una aventura en una isla con su papá, casi que saltaba de la alegría. Ya habían ido a comprar todo lo necesitarían. Trajes de baño, pelota inflable, salvavidas, baldes y palas para la arena, patas de rana, gafas para el agua, snorkels, paletas y hasta un disfraz de pirata. Sí, ya le habían dado su adelanto, así que pensó que podía consentir a su hijo. Pero le había explicado también que él iría a trabajar, a filmar una película, lo que le había entusiasmado aún más. – "Y tú vas porque le dije a todo el mundo que eras mi asistente. ¿Qué dices? ¿Quieres el trabajo?" – Valentine había asentido con entusiasmo.
Y después estaba la escena.
"Estoy algo nervioso por este nuevo papel." – Ross le dijo a Margareth.
"¿Oh? No me dijiste que habías conseguido algo. ¿Es interesante?"
"Lo es. No puedo decir nada, en realidad. Contrato de confidencialidad, ya sabes."
"Uhhh… debe ser algo grande."
Lo era.
"Es solo que hace mucho que no hago este tipo de personaje…"
"¿Cómo es? Dime, no le diré a nadie. Lo prometo."
Ross suspiró, volvió a mirar la sombra en la pared.
"Es un protagónico. Algo así como un héroe romántico. No un héroe, la heroína es la protagonista femenina, pero… es una historia de amor y aventura. Está basado en un libro…"
"¿Qué libro?"
"Escape a la Isla Marfil." – respondió Ross sin pensarlo demasiado.
"Oh, ¡amo ese libro! Es tan romántico, tan sexy... espera," – Margareth se giró para mirarlo, apoyando el codo sobre la almohada y su mejilla en su mano. – "¿Demelza Carne no iba a ser la protagonista? ¡¿Vas a ser el coprotagonista de Demelza Carne?!"
"Mierda, Margareth. Se supone que nadie tiene que saberlo." – Ross, algo alarmado, se subió los calzoncillos que estaban enrollados en sus pies y se sentó en la cama. – "Promete que no se lo dirás a nadie."
"Sí, sí, Ross. Quédate tranquilo. Pero ¡Demelza Carne! ¡Wow! Sí que es un proyecto importante. La admiro tanto, es un modelo a seguir. Me refiero a su carrera. Me gustaría tener su talento. ¿Viste su última película?"
"No."
"Pues es increíble. No me extrañaría que la nominen a todos los premios por su actuación. Y tú, ¡no me había dado cuenta! Será la primera vez que trabajen juntos desde esa serie que hacían, ¿verdad?"
"Sí."
"¡Recuerdo que se veían tan bien juntos! ¿y porque estás preocupado? Va a ser un éxito, estoy segura. Y tú te harás famoso… ¿me llevarás a la alfombra roja contigo?" – Margareth le dio un codazo entusiasmada. Su pobre desempeño de esa noche olvidado.
"Yo…"
"No te olvidarás de mi cuando seas el actor más codiciado del momento, ¿verdad? Me encantaría salir con alguien famoso." – dijo, y arrastró su mano por sobre la piel de sus abdominales, sus dedos enterrándose entre sus vellos – "Y podría ser muy bueno para mi carrera también." – continuó, mientras bajaba su mano y metía sus dedos debajo de su ropa interior.
Una hora después, Ross acompañó a Margareth hasta la puerta de su auto. Le dio un beso en los labios para despedirse, cosa que nunca hacía.
Cuando cerró la puerta de su casa, Ross apoyó la espalda y su cabeza en ella. De repente ya no tenía muchas ganas de volver a ver a Margareth. El libreto con la escena que tendrían que hacer antes de viajar estaba sobre la mesa ratona del living. Con pesadez, se fue a sentar en el sillón. No tenía sueño, así que lo mejor sería ponerse a estudiarlo.
"No te dije, Henry Cavill me llamó ayer." – Caroline casi se atraganta con el café. Estaban desayunando, era la mañana del primer día de grabación. O de la grabación de esa escena antes de que volaran al Caribe. Su amiga se palmeó el pecho para terminar de tragar su expresso.
"¿Qué? ¿Qué te dijo?" – preguntó, aun tosiendo.
Demelza dio otro sorbo a su té, generando suspenso.
"Solo quería disculparse por no haber podido ser parte de la película. Y quería desearme suerte en la grabación."
"Qué amable."
"Dijo que de verdad quería que trabajásemos juntos, que deberíamos buscar otro proyecto…"
"¡Oh, me pondré a leer guiones hoy mismo! Sí que fue una lástima que no pudiera. ¿Te dijo porque canceló?"
"Otro proyecto secreto. Creo que es algo de Marvel."
"¿Superman en Marvel? ¡Wow! Eso sí que causará revuelo. Y… ¿te dijo algo más?" – preguntó su amiga, batiendo sus pestañas sobre sus inocentes ojos cristalinos.
"No, eso fue todo. Fue muy lindo de su parte llamar." – Caroline estuvo de acuerdo.
Unos minutos más tarde alguien golpeó a la puerta de su camerino. Demelza estaba estudiando sus líneas cuando Kitty llegó, no eran muchas. Lo importante de esa escena no eran tanto las palabras sino lo que ocurría entre los dos personajes. Y como toda escena de acción en una película está coreografiada, quiero decir, todos sabemos que las peleas no son reales, o que las carreras de autos no son tal en realidad, ¿no es así? Pues las escenas románticas tampoco lo son. Y son de las más difíciles de filmar pues hay que transmitir realismo y sentimientos en una escena altamente técnica y que, como lo requieren las escenas de acción, necesita de una coreografía. Y ahí es donde entraba Kitty Despard, coordinadora de escenas de íntimas. Una nueva y cada vez más solicitada especialidad en Hollywood, y ella era la mejor.
"Buen día, Demelza. ¿Cómo estás?"
"¡Kitty! Que alegría verte. Y qué bueno que pudiste venir con tan poca anticipación." – las mujeres se abrazaron.
"No te podría decir que no a ti."
Demelza y Kitty ya habían trabajado juntas un par de veces. Demelza la consideraba su aliada, ella la entendía. Comprendía sus límites, hasta donde estaba dispuesta a llegar. Lo que estaba dispuesta a mostrar… que había sido muy poco hasta esta película.
"¿Leíste el guion?" – le preguntó Caroline.
"Y el libro también. Hay un par de escenas muy sensuales. No puedo creer que una de ellas sea la primera escena que van a filmar."
"Es idea del director. Todavía no está seguro si Ross Poldark es el adecuado para protagonizar su película."
"Pues hacer sentir incómodos a sus actores principales no es la mejor solución."
Era cierto. Era realmente una locura que esa fuera la primera escena que filmarían, pero Demelza entendía porque el director lo había querido así. Necesitaba asegurarse de que Ross era el adecuado para el papel.
"Caroline me dijo que ya habías trabajado con él, con ¿Ross?" – preguntó Kitty. Kitty vivía en América, por eso no conocía de su pasado y de la serie que Ross y ella habían hecho juntos.
"Sí."
"Fue todo un éxito." – intervino Caroline. – "En Gran Bretaña al menos. Yo también actuaba allí, ¿sabes?"
"Humm… entonces tengo que verla. Eso será una ventaja. Si se conocen, filmar la escena se hará más fácil."
"No lo sé." – vaciló ella. – "Ross y yo trabajamos juntos, sí, pero eso fue hace años."
"Supongo que tendremos que esperar y ver. Mientras, los requerimientos siempre iguales, ¿verdad? La menor cantidad posible de personas en el set, camarógrafas mujeres, director afuera."
"Correcto."
"Bien. Iré a hablar con la producción y a ver si Ross ya llegó para que comencemos a ensayar." – Kitty dijo antes de desaparecer tras la puerta.
Judas.
"¿Ross? Mi nombre es Kitty Despard, encantada de conocerte. Soy la coordinadora de escenas íntimas."
Ross se puso de pie, acababa de llegar. "Oh, mucho gusto, Kitty."
"Veo que estás estudiando." – comentó luego de estrechar su mano, señalando las hojas sueltas del libreto frente al él resaltadas con diferentes colores.
"Uhmm, sí. No sabía que iba haber una coordinadora de escenas. Es que… jamás he trabajado con una."
"Es algo nuevo en la industria. Y no se usa en todos los proyectos, aunque deberían. Estoy aquí para que ustedes se sientan más cómodos y para hacer de intermediaria entre ustedes y con la producción. Ya he trabajado con Demelza en un par de ocasiones, me dijo que ustedes ya se conocen, que solían trabajar juntos."
"Sí." – titubeó. – "¿Ella ya está aquí?"
"Sí. Está repasando el libreto también."
Ross asintió, pero sonrió para sus adentros. Por supuesto que ya estaba allí, ella era siempre la primera en llegar al set. Él ya se sabía todos los diálogos de memoria, los suyos y los de ella también. Había pasado los últimos días como un manojo de nervios, lo que no era normal en él. Al menos no solía ponerse ansioso por el trabajo. Pero cuando leyó la escena que el director quería filmar antes de viajar, le había dado mala espina. Ese idiota estaba tratando de correrlo, seguro no estaba de acuerdo con que lo hubieran contratado a él. Así se lo había dicho a Dwight. – "Ya veo. Bueno, la única alternativa es que te comprometas con la escena. Tienes razón, no es lo ideal para empezar, pero ya has hecho este tipo de escenas con Demelza. De seguro todo saldrá bien y Malcolm McNeil no tendrá más alternativa que aceptarte." – Le había dicho su amigo.
No era verdad, eso de que ya había hecho ese tipo de escenas con Demelza antes. Habían hecho escenas románticas, sí, pero eran para el prime time de la BBC. Eran insinuantes, pero castas. Nunca nada explícito. Esto era más atrevido que aquello. Y eso sin tener en cuenta de que todavía no estaba seguro de lo que pensaba Demelza de él. Debería haberla llamado, enviado un mensaje o tal vez un ramo de flores en agradecimiento. Deberían haberse juntado para repasar el guion, no sólo de esa escena, sino de toda la película. Pero no lo había hecho. Y ahora el primer día de filmación había llegado y Ross no estaba seguro de cómo reaccionaría al verlo otra vez. Ni él al verla a ella. Iba a ser profesional, por supuesto. Solo que no creía que esa mujer fatal de los anuncios, la superestrella, pues no sería la misma chica con la que él había trabajado años atrás, ¿no es así?
"Ven, vamos. Si los dos están repasando la escena más vale que lo hagan juntos. Así podemos empezar a pensar en la coreografía también." – dijo Kitty, indicándole que la siguiera.
De repente Ross se vio yendo hacia su encuentro por el pasillo, parado detrás de Kitty que se detuvo y llamó a una puerta con un ligero golpecito antes de asomar la cabeza. Luego dio un paso dentro.
"Miren a quien encontré." – anunció Kitty. Detrás suyo, Demelza vio asomarse a una persona conocida. Con el ceño fruncido y serio. Eso era familiar también.
"¡Ross!" – Exclamó Caroline, poniéndose de pie para ir a saludarlo.
Al entrar, casi no la vio. Estaba sentada en un pequeño sillón, en un acogedor living armado junto a un gran ventanal que daba a un patio interno del edificio. Vestía leggins negros y una remera blanca con una leyenda de 'Salvemos el Planeta' como una chica cualquiera, completamente distinta a la imagen que él se había hecho en su cabeza de ella.
Caroline lo abrazó. – "¡Qué gusto verte de nuevo! Y felicitaciones por haber obtenido el papel." – le dijo con una mano sobre su hombro.
"Gracias. No pensé que fuera a ser posible si te soy sincero." – respondió él, desviando su mirada a su espalda. Hacia Demelza, que continuaba sentada en el sillón, observándolos. – "Hola, Demelza."
Caroline se hizo a un lado para darle lugar a que pasara. En un momento de titubeo dio un paso hacia ella, doblando su cuerpo, inclinándose para darle un beso. Pero Demelza estiró un brazo y lo interpuso entre ellos.
"Ross…" – Ross miró por un momento su mano y luego la estrechó. Su mirada era fría y distante. Como si él fuera un extraño que acababa de conocer. O peor. – "Ha pasado tanto tiempo, es un gusto tenerte a bordo." – dijo, pero no sonó como si lo dijera en serio.
"Sí… yo…"
"Tu audición fue la mejor por lejos, los productores y los del estudio quedaron muy impresionados." – lo interrumpió Caroline, haciendo señas para que se sentara.
"Me sorprendió que me eligieran. Quiero decir, pensé que Harry Styles obtendría el papel."
"Harry Styles es muy costoso." – comentó Demelza. Caroline le dirigió una mirada que no le pasó desapercibida.
"¿Quieres un café, Ross? ¿O té o algo para tomar? Eres bienvenido de servirte lo que quieras." – ofreció Caroline, llenando el silencio que se había generado. Ross se dio la vuelta para mirar adonde señalaba. Había una mesa llena de frutas, galletas, sándwiches, dulces, jarras de jugo, una pava eléctrica y una cafetera. En su cameerino solo había un espejo.
"No, gracias. Acabo de desayunar."
"Bien, así que, deberíamos empezar a hablar de la escena. Pero, ustedes ya se conocían, ¿hicieron este tipo de escenas juntos antes?"
Demelza no pudo evitar mirarlo de reojo. Aún no podía creer que estuviera ahí. ¿Y porque de repente se había vuelto tan hostil? Ella no era así. Había estado pensando en Ross desde que se decidió que él sería el protagonista. Había llegado a la conclusión de que era una buena idea, Ross era perfecto para el papel, y solían trabajar muy bien juntos. De hecho, si tuviera que elegir quién había sido su mejor compañero, probablemente lo elegiría a él. Quizás era porque habían sido tres años, ningún otro proyecto le había llevado tanto tiempo. Había hecho otras series, sí, pero no de más de una temporada. Profesionalmente, siempre habían funcionado como un reloj. Se entendían con tan solo una mirada. Fuera de lo profesional, Demelza había decidido que eso no tenía por qué afectarle. Habían pasado años. Ella había salido con otros hombres, se había casado, había tenido un hijo. Un desengaño de años atrás no tenía importancia, se había dicho.
"De hecho, no." – dijo ella.
"Sí, algo hicimos." – dijo él.
Katty miró a uno y luego al otro. Caroline levantó los ojos de su celular.
"¿Cuál es la respuesta entonces? ¿Sí o no? Pregunto porque si ya se conocen pues será más fácil crear esta intimidad entre ustedes, no tendríamos que empezar desde cero."
"Trabajábamos para la BBC. Sí hicimos escenas románticas, pero siempre apto para toda la familia. Puedes mirarlas en YouTube, están todas ahí." – dijo ella, aún con ese tono frío.
"Pero no es que tenemos que empezar de cero." – agregó Ross.
Demelza volvió su mirada de nuevo hacia él. Judas. ¿Qué diablos estaba diciendo? ¿Acaso iba a contarle a Kitty que habían dormido juntos? ¿Qué no debían empezar de cero porque él conocía cada centímetro de su cuerpo y ella del suyo? Sus mejillas se entibiaron, de seguro se había puesto colorada. Judas, y no tenía maquillaje. Caroline le dirigió otra mirada punzante.
"No, pero creo que esto es diferente. No es de época, por empezar."
"Estoy de acuerdo. Será Demelza, o Mary, quien llevará las riendas del asunto." – dijo Kitty, Ross sonrió.
"No tendrás ninguna queja por eso de mi parte." – añadió Ross.
Mientras Kitty leía el libreto en voz alta y ellos decían sus líneas, alguien llamó a la puerta. Malcolm McNeil entró antes de que alguien le respondiera que podía pasar, con una sonrisa en sus labios que se desvaneció un poco cuando sus ojos recorrieron la habitación y lo vieron a Ross.
"¿Trabajando tan temprano, querida?" – preguntó a Demelza.
"Tú eres quien tuvo la idea de filmar esta escena en el estudio y no en la Isla." – respondió Demelza. Ross la observó, dulce y sonriente, pero claramente disgustada de tener que hacerlo.
"Bueno, es necesario, querida Demelza. Tenemos que estar seguros." – Malcolm agregó mirándolo a él. Entonces Ross decidió que Dwight tenía razón. El tipo era definitivamente un idiota, pero era el director y él necesitaba ese trabajo. Y sabía que toda la idea de filmar antes de partir era porque quería deshacerse de él. Pues Ross no le daría motivos para hacerlo.
Así que se puso de pie y se acercó ofreciendo su mano.
"Malcolm, solo quería agradecerte por esta oportunidad. Será un gusto trabajar contigo." – dijo. Por un momento dudo que tipo fuera a estrechar su mano, pero Demelza y Caroline los estaban mirando y luego de un instante no le quedó más remedio que tomarla.
"Sí. Al estudio le pareció que eras la mejor opción." - Fue todo lo que le dijo. - "Y… ¿Qué estaban haciendo?"
"Estábamos repasando el guion, pronto comenzaremos a ensayar. Luego necesitaremos unos minutos en el set. Repasaremos cada toma antes de filmar. Los de producción ya te dijeron como irá todo, ¿verdad?"
"¿A qué te refieres?"
"Solo un par camarógrafas mujeres, no más de dos técnicos de sonido, y nadie más en el set mientras estén filmando." – le recordó Kitty. Malcolm parecía no tener idea de lo que estaba hablando.
"Yo estaré en el set también."
"No, no será necesario. Yo estaré allí, y estaré en contacto contigo. Tu estarás en la sala de monitores y me dirás a mi cualquier indicación que tengas."
Malcolm pasó su mirada de Kitty a Ross y de nuevo a la mujer.
"Pero yo soy el director, tengo que estar en el set."
"No para esta escena. Los productores estuvieron de acuerdo. Luego tendrás un mes para estar en el set del Caribe."
Ross podía ver una vena latiendo en su frente. Estaba molesto.
"¿Esta fue tu idea?" – Ross se sorprendió cuando se dirigió a él. Él acababa de llegar, no tenía idea de lo que ocurría.
"En realidad fue mía." – intervino Demelza. – "Es lo que requiero en todos los proyectos que incluyen una escena como esta. Probablemente nunca habrás filmado algo así, ya que la mayoría de tus películas son de acción, pero es lo que se acostumbra hoy en día. Son mis requisitos para filmar la escena o no la filmaré. De seguro entenderás, Malcolm."
El hombre se había quedado boquiabierto.
"Por supuesto, por supuesto, querida. Si eso es lo que quieres… iré a ver cómo va todo en el set, les avisare cuando esté listo para ustedes."
Los cuatro se quedaron en silencio mientras Malcolm se iba y cerraba la puerta tras él, obviamente molesto.
"No le gustó ni un poco." – comentó Kitty.
"Eso es lo que obtiene por no respetar lo pactado." – dijo Demelza.
"Podríamos hablar con el estudio y pedir que cambien el director." – añadió Caroline.
"¿Pueden hacer eso?" – preguntó Ross.
Ensayar ese tipo de escenas ya era de por sí incómodo y embarazoso de más. Especialmente cuando tu coprotagonista ni siquiera te miraba a los ojos. Habían leído el libreto varias veces, con Kitty tomando notas y explicando como podían hacer esto y aquello. Como moverse, adonde poner sus manos, adonde dar cada beso. Cada uno concentrado en su parte y sin interactuar entre ellos. Ross había hecho un par de chistes, Caroline y Kitty se rieron, pero Demelza no se había dado por aludida, así que decidió que mejor se enfocaba en su parte y nada más. Ese día filmarían la toma de cuando están sentados en el sillón junto al fuego y cuando él la lleva a la cama. Al día siguiente filmarían la entrada, pues necesitaban más tiempo para preparar la pantalla verde y la lluvia falsa en el estudio.
Así que no quedaba más que ensayar. Se quedaron en el camerino de Demelza, que tenía un sillón parecido al que usarían en el set. Demelza se había atado una toalla en la cabeza, pero no se había cambiado ni él tampoco se había quitado la remera.
"Bien, ubíquense en sus posiciones." – les indicó Kitty. Él solo tuvo que moverse a un lado pues ya estaba sentado en el sillón. Demelza se fue a sentar en la otra punta, quitándose las zapatillas y enrollando sus piernas bajo su trasero. Caroline les acercó una taza vacía a cada uno.
"Hagamos un primer intento. Tres… dos… uno… acción."
Entonces Demelza se volvió hacia él, sus ojos entreabiertos y una sonrisa tímida que intentaba ocultar de él tras la taza de la que simuló beber.
"¿Y cuánto tiempo has estado viviendo aquí?" – preguntó, modulando su voz más baja, como si estuvieran solos. Él estiró su brazo sobre el respaldo hacia ella.
"Cómo… diez años." – le respondió.
Los dos ya se sabían sus líneas a la perfección, aunque habían dejado los libretos abiertos sobre la mesita por las dudas, pero no fueron necesarios. Kitty estaba sentada frente a ellos, observándolos con atención. Caroline, que en ningún momento había soltado su teléfono, lo guardó para mirarlos.
Ross tenía los ojos clavados en los de ella, no los apartó ni un segundo en toda la escena. A diferencia de hace unos instantes, ella tampoco dejaba de mirarlo. Sus claros ojos verdes, transparentes y cristalinos como el océano parecían atravesarlo y transportarlo a esa otra persona sin ningún esfuerzo. A ese personaje que se sentía atraído por ella.
"Haces muchas preguntas, ¿lo sabías?" – la frase le salió como riendo, lo que no era su intención. Y ella respondió sonriendo también.
"Tienes que hacerlo si eres una sabelotodo."
Como lo indicaba el guion, hubo un silencio en el que solo se quedaron mirándose. Ross intentando contener la sonrisa, pues se suponía que entonces el clima debía cambiar entre ellos, ser más sexy.
"Apoya la taza en la mesa, Demelza." – señaló Kitty. Demelza pareció olvidarse lo que tenía que hacer.
Luego de dejar la taza, se sacó la toalla del pelo, dejándola a un lado. Se suponía que ahora debía acercarse a él y subirse a su regazo.
"¿Cómo… como lo hago? ¿Gateo sobre el sillón o me levanto y me acerco caminando?" – Demelza preguntó a Kitty.
"Prueba las dos cosas."
Demelza primero se arrodilló sobre el sofá y se acercó apoyada en sus rodillas. Se detuvo junto a él y volvió al otro extremo. Se puso de pie, y se acercó de nuevo caminando.
"Caminando. Así Ross, Joe, mira hacia arriba mientras te acercas. Hazlo más despacio y cuando estés frente a él, apoya primero tu rodilla derecha junto a la suya y siéntate en sus piernas."
Ross se quedó sentado sin moverse mientras Demelza volvía a su posición y se acercaba de nuevo. Sin dejar de mirarse, pareció vacilar cuando se detuvo frente a él. Apoyó una rodilla y por un instante pareció perder el equilibrio, así que él llevó una mano a su cintura para sostenerla. Mano que no estaba planeada que estaría allí en ese momento. Las miradas de ambos volaron hacia allí y Demelza volvió a ponerse de pie de un salto.
"Perdón, me olvidé de quitarle la taza." – dijo apresurada. No se había dado cuenta de que aún la tenía en la otra mano.
"Está bien. Vuelve a tu posición. Pero eso estuvo muy bien, chicos."
Ross acomodó su trasero en el sillón mientras Demelza volvía a sentarse y a tomar la taza.
"Tres… dos… uno… acción." – repitió Kitty.
Volvieron a mirarse. Él volvió a sonreír, ya lo había hecho antes y le pareció que podía funcionar. Pero su sonrisa desapareció cuando tomó su taza y la dejó también sobre la mesa. Volvió a apoyar una rodilla y él volvió a apoyar su mano en su cintura. Demelza, Mary, se sentó sobre sus piernas.
"Pero tienes razón, ya basta de preguntas." – susurró.
Por alguna razón, Ross sintió su corazón acelerarse. Había algo tan familiar en ello, en que estuviera tan cerca. Cuando ella llevó sus manos a su cabeza cerró los ojos por puro instinto y no tanto porque eso fuera lo que debía hacer.
Se suponía que ella debía besar su rostro, y sí sentía sus labios apenas rozarlo, pero no eran besos del todo.
"Ross, puedes mover tus manos." – la escuchó decir a Kitty. Ross abrió los ojos, la mirada de Demelza seguía clavada en la suya, sus rostros ocultos por su cabello. Él movió sus manos arrastrando sus dedos sobre sus muslos hasta que llegó a su trasero. Apenas flexionó sus dedos.
"¿Esto está bien?" – susurró, fuera del guion. Era él, Ross, preguntándole a Demelza si no le molestaban sus dedos en su trasero, aunque apenas la tocaba.
Demelza asintió imperceptiblemente y enderezó su espalda.
"Ross, tu línea." – dijo Kitty.
"Oh…" – por un momento se había olvidado lo que tenía que decir. – "Una última pregunta ¿Estás segura de que quieres hacer esto?"
Demelza se lo quedo mirando. Sentada sobre él, y él con sus manos aún en las mejillas de su trasero.
"¿Demelza?"
Y entonces no le quedó más remedio. Acercó su rostro, lo besó tan rápido en comisura de sus labios que no le dio tiempo a reaccionar. - "Muy segura."
"Muy bien, alto. Hablemos de esto." – Kitty dijo. El apartó sus manos de inmediato y Demelza se bajó de su regazo y volvió a sentarse en su lugar.
"Lo sé, no estuve bien. Lo siento." – dijo ella.
"No no no. No estuvo mal, al contrario. Me encantó. Tienen… esta conexión. Ya veo porque te eligieron, Ross. Sí que lo sabes vender. Tus ojos no se apartaron ni un momento de ella… estuvo perfecto."
¿Vender? Pensó Ross. Estaba actuando.
"Perdón, en un momento apoyé la mano cuando no debía hacerlo." – dijo él, primero dirigiéndose a Kitty, pero volviendo su rostro hacia Demelza.
"No, estuvo bien. Creo que me iba a caer sobre ti si no me sostenías."
Kitty tomó nota. "Bien, mano en la cintura cuando te sientas sobre él. ¿Ven? Por eso es una buena idea ensayar estas escenas. A veces lo que está escrito no es del todo práctico a la hora de hacerlo."
Ross continuó mirándola, pero ella volvió su mirada hacia el frente, concentrándose en lo que Kitty decía.
"Algunos comentarios. Demelza, recuerda que tienes que caminar muy despacio cuando te levantas. Solo son dos pasos, pero en esos dos pasos está toda la anticipación. No solo de esta escena, sino de toda la película, que a esta altura es más de la mitad. Este es el final del segundo acto, lo que cambia las cosas entre Mary y Joe, así que no hay que apurarse, no en esos dos pasos."
"Entiendo, el apuro viene después." – estuvo de acuerdo Demelza.
"Exacto."
Ross permaneció en silencio, sentado en el mismo lugar, mientras Kitty continuó dando indicaciones a Demelza. Al parecer, ella también se había dado cuenta de que no lo había besado, como se suponía que debía hacerlo. Y no era porque quería que Demelza lo besara particularmente, pero Ross era muy consciente de que estaban filmando esa escena para ponerlo a prueba él, porque al director no le caía bien, así que le alegró que fuera Kitty quien lo señalara, parecía saber de lo que hablaba.
"Pensé que era solo un ensayo para determinar los movimientos y las posiciones." – se justificó Demelza.
"Correcto, lo es. Pero también debo ver como se mueve tu rostro sobre él. Lo entiendo, Demelza. De verdad que sí, es algo incómodo. Especialmente la primera vez. Tal vez podamos hacer algunos ejercicios para entrar en confianza…"
"No, eso no será necesario." – la exasperación en su voz fue obvia, pero, consciente de cómo había sonado, Demelza sonrió de inmediato y agregó en un tono más dulce: "Lo intentaremos otra vez, desde el principio."
"¿Alguna indicación para mí?" – preguntó Ross.
"No, tú estuviste perfecto."
Ross creyó ver que Demelza puso los ojos en blanco y él rio entre dientes, lo que le dio el pie para empezar la escena. Repitieron sus líneas otra vez. Cuando Demelza se levantó lo hizo con mucha lentitud, sus ojos otra vez clavados en los de ella. Se sentó grácilmente sobre sus piernas, él sosteniéndola. Ella se acercó, "Muy segura", dijo tan cerca que podía sentir la brisa de su aliento acariciando su piel. Entonces apoyó sus labios, primero en su frente, luego bajando por su sien, en sus mejillas. Él movió las manos hacia su trasero como se suponía que debía hacerlo, y la sintió moverse sobre él, reaccionar al contacto. Sus ojos estaban cerrados, los besos eran cortos y superficiales e inesperados pues no veía adonde caería el próximo. Así que se sorprendió cuando su boca se apoyó en la suya, abrió los ojos instintivamente, apretando más sus dedos. Ella no separó sus labios cuando él intento hacerlo, solo siguió dejando besos, casi de forma mecánica en todo su rostro al que sostenía con sus dos manos.
"Bien, Ross, tienes que ponerte de pie y llevarla hacia la cama." – escuchó decir a Kitty. Recordaba la indicación del guion, debía ser algo repentino, rápido para que ella se sorprendiera. Así que junto fuerzas por un segundo, apoyando sus pies con firmeza, sujetando su trasero, se levantó de golpe. Demelza no pesaba casi nada, así que rebotó entre sus manos y su estómago cuando se puso de pie y emitió un gritito, tal como se suponía que debía hacer y lo miró por un instante. No se estaba riendo, en realidad su mirada era todo lo opuesto a lo que se suponía que debía ser de acuerdo a la escena.
"Camina hacia la cama." – dijo Kitty. Y como no había ninguna cama en el camerino, Ross solo dio unos pasos en cualquier dirección. – "Bien, ¡muy bien! Eso estuvo fantástico, ¿no lo crees, Caroline?"
"Sí, estuvo… excelente. Ustedes chicos siempre lo hacer parecer tan fácil."
Entonces, Ross sintió a Demelza mover sus piernas para bajarse. Aún la estaba cargando, sujetándola del trasero, sus piernas envueltas en su cintura.
Luego de un par de ensayos más los de maquillaje y vestuario fueron a buscarlos. El set ya estaba casi listo. Kitty fue a inspeccionar que todo estuviera en orden y él volvió a su camarín. Y la verdad, no sabía muy bien que pensar. Kitty les había dado un par de indicaciones más, pero estaba complacida por como estaban resultando las cosas. Y aunque Demelza aceptaba cada indicación, aunque seguía al pie de la letra lo que le indicaba el guion, algo no estaba bien. Él lo sentía. La sentía nerviosa, retraída. Como conteniéndose. Y Ross estaba bastante seguro de saber el motivo. Ella tampoco lo quería allí, todavía no lo había perdonado por lo que había sucedido años atrás. Tal vez incluso lo hubiera preferido a Harry Styles también.
"¿En qué piensas?" – Caroline le preguntó cuándo las chicas de make-up y vestuario se fueron y se quedaron solas. – "Has estado callada por un buen rato."
Demelza le dirigió una mirada a su amiga a través del espejo.
"En nada, solo estoy intentado meterme en la piel de Mary. Es extraño que este sea el punto de entrada, eso es todo."
"Todo va a salir bien. Se veían fantásticos, de verdad. Y ya sabemos la química que tienen en la pantalla. Creo que tomaste la decisión correcta al elegirlo a él."
¿Sí? ¿Y porque entonces se sentía así, tan fuera de lugar?
No era del todo mentira que estaba concentrándose para interpretar a Mary por primera vez. Comenzar con un personaje nuevo nunca era una tarea sencilla, al contrario de lo que mucha gente pueda pensar de su profesión. Requería de un proceso, dejar una persona atrás para habitar en otra. Algunos actores acostumbraban a dejar su verdadero ser atrás durante todo el período de grabación, pero ella no era uno de ellos. Ella era su personaje en cada toma, pero entre medio volvía a ser ella, Demelza. Pero aun así, aun cuando su proceso no era tan intenso como el de otros, generalmente antes de interpretar el personaje por primera vez se dejaba invadir por esa otra persona, por sus sentimientos. Y eran esos sentimientos los que la confundían a ahora, porque los estaba rechazando, de alguna manera.
Podía sentirlo, lo sabía perfectamente, aunque Kitty y Caroline dijeran que estuvo fantástico. No estuvo fantástico, estuvo horrible, ella estuvo horrible, casi robótica. En esa escena Mary revelaba por primera vez sus verdaderos sentimientos, se mostraba audaz, por primera vez en su vida tomaba lo que quería. Y esa noche lo que quería era a Joe. Ella lo deseaba, lo amaba. Aunque era muy pronto para explicitarlos, esos sentimientos estaban allí. ¿Era eso lo que le generaba rechazo? Joe era Ross… Era una tontería. Joe era Joe y ella era Mary, no Demelza. Así que ella debía hacerse cargo de la situación y hacer su trabajo. Era buena en ello.
El set estuvo listo, las luces preparadas. Un reflejo entrando por la ventana y habían simulado un rayo que debía iluminar la habitación en un momento determinado. Había una chimenea encendida con unos troncos quemándose que usarían para la primera toma, la cámara panearía del fuego hacia ella. Se suponía que llovía, pero agregarían los efectos de sonido en post-producción. Ross ya estaba sentado en su esquina del sofá. Judas. ¿Por qué estaba tan nerviosa? Trató de tranquilizarse mientras le sujetaban el cabello húmedo con una toalla, pero no lo consiguió. Es Joe, tú eres Mary – se decía en su cabeza. Había mucha gente revoloteando a su alrededor. Cuando se fue a sentar en su lugar, las de maquillaje la siguieron para darle un último retoque bajo las luces. A Ross le habían cortado el pelo en ese rato que no se vieron. Intentó no mirarlo, pero le daba curiosidad. Se suponía que en la escena estaría sin remera, pero por el momento tenía puesta una bata igual a la de ella. Aunque algo abierta y dejaba entrever su pecho. Demelza recordó haber surcado sus vellos con sus dedos, haberlo besado en cada rincón de su piel… Mierda. ¡Demelza!
"¡Ah! Ya estamos listos para ti, querida." – sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Malcolm. Demelza sacudió la cabeza, intentando volver al presente. – "La primera escena de la película, es un gran momento. Lástima que no estaré aquí para verte en vivo y en directo."
"Sí, es un gran momento. Y lástima que no estarás aquí, pero eso pasa por comenzar con esta escena. Pero lo podrás ver desde la otra sala."
"Quizás pueda sentarme aquí en un rincón. Así no te distraigo."
"El set debe estar vacío. Solo las personas esenciales." – Kitty llegó en el momento justo.
"Querida, yo soy esencial. Soy el director." – dijo él en forma condescendiente. Demelza lo miró a Ross de reojo, lo miraba a Malcolm como si fuera a saltarle a yugular. Por supuesto que se había dado cuenta que no se llevaban muy bien. Habían empezado con el pie izquierdo. Primero con lo de la audición, y luego porque Malcolm estaba obsesionado con contratar a Harry Styles. Era un buen director, aunque este no era el género de películas que solía hacer. Se preguntaba porque el estudio se había decidido por él.
"Por supuesto que lo eres, Malcolm." – dijo ella, intentando poner paños fríos. No quería que la filmación comenzara con una discusión, y ahora Kitty no lo miraba con buenos ojos tampoco. – "Y no puedo esperar a trabajar contigo, así que será mejor que nos saquemos esta escena de encima. ¿Comenzamos?"
Pronto Kitty hizo salir a todas las personas excepto a las mujeres que manejaban las dos cámaras, al chico que sostenía el micrófono y al asistente de sonido, que recibieron instrucciones de Malcolm antes de que se fuera a regañadientes. Había llegado la hora.
Ross y Demelza se pusieron de pie y se quitaron las batas. Kitty les alcanzó las tazas con un té humeante en su interior. Ella se ubicó, una pierna enrollada debajo de la otra como habían ensayado, intentó memorizar su posición para las repeticiones. Cuando pidieron silencio, se volvió hacia Ross y le sonrió. Él le sonrió de vuelta.
"Haremos toda la secuencia primero para ubicar las cámaras." – les informó Kitty que tenía auriculares para recibir indicaciones desde la otra sala y escuchar sus diálogos.
Las luces bajaron un poco, pero no del todo. En la pantalla se vería como si estuvieran en penumbras frente al fuego.
"Silencio en el set... ¡Acción!"
Se produjo un silencio, la cámara apuntaba a la chimenea, luego se movió lentamente hacia ella. Ella escuchaba el latir de su propio corazón latir en sus orejas. Úsalo, se dijo. Se supone que Mary también está nerviosa.
Ross continuaba sonriendo. Cuando la cámara estuvo en ella, Kitty hizo una seña y ella comenzó a decir su línea. Luego Ross, luego ella. Se rio cuando debía hacerlo, frunció su ceño, lo miró divertida. Todo tal cual lo habían practicado. Pero Demelza no lo sentía natural. Todavía lo estaba rechazando.
Cuando se puso de pie y caminó hacia él lo hizo muy rápido, lo sabía. Cuando besó su rostro posó sus labios en exactamente los mismos lugares que antes. Cuando llegó a su boca y él abrió sus labios ella los mantuvo cerrados. Eran besos secos. En una toma abierta no se notarían, pero cuando hicieran un primer plano no podrían ser así. Ross apoyó sus manos en su trasero. Demelza espió su pecho desnudo entre ellos. Luego él se puso de pie con ella en sus brazos, gimió como se suponía y siguió besándolo mientras él caminaba hacia la cama. Lo vio espiar sobre su hombro, después de todo no habían practicado la parte de la cama.
Debía arrojarla en el colchón. El guion decía "La tira sobre la cama, sus piernas estiradas en el aire." Así que eso fue exactamente lo que hizo.
Demelza voló en el aire.
Y continuó volando. Tanto así que tuvo que sujetarse de las sábanas para no caer por el lado opuesto.
Hubo un jadeo de conmoción generalizado, que ella no escuchó porque estaba intentando no caer al piso.
"¡Oh, por Dios!"
"¡Corte!"
"Demelza, ¿estás bien? Lo siento mucho, no me di cuenta…"
"Demelza."
"Demelza…"
Hasta Malcolm había aparecido junto a ella.
Demelza se sentó al borde de la cama, varias personas la rodeaban.
"¿Estás bien?" – era la pregunta generalizada. Ella estaba bien, de hecho, no podía parar de reírse.
"Estoy bien. Estoy bien. Ya, no se preocupen. Eso fue... divertido." – les dijo sonriente y se puso de pie. Lo vio a Ross entre la gente, su expresión llena de preocupación y culpa.
Mientras los demás volvían a sus posiciones se acercó hacia él.
"Lo-lo siento, Demelza." – tartamudeó.
Demelza llevó su mano a su brazo, arrastró sus dedos hasta su mano.
"No te preocupes. No tan fuerte la próxima vez." – dijo riendo y dio un apretón a su mano.
"¿Y cómo estuvo?" – le preguntó Dwight por la noche. Ross estaba en su cocina cenando junto a Garrick.
"No estuvo tan mal." – respondió tomando un sorbo de agua.
"¿Solo… no tan mal?"
"De hecho… creo que estuvo grandioso. Ese Malcolm se va a tener que tragar su orgullo."
"¿Tanto así? ¿Cómo estuvo Demelza, pudiste hablar con ella?"
"No mucho, pero… bueno, al principio fue algo incómodo. Pero luego fue, fue como antes."
Fue como antes. O mucho mejor. Sí, casi la había tirado al piso, pero eso pareció ser lo que hizo click entre ellos. No lo había hecho a propósito por supuesto, se había sentido mortificado. La habría podido lastimar. Pero ella lo había reasegurado diciendo que no se preocupara, que más allá del piso no iba a pasar. Que ¿quién no se había caído alguna vez de una cama? Ross la había mirado fijamente cuando dijo eso, recuerdos chispeando en su memoria, pero ella pareció o se hizo la desentendida. No habían hablado mucho, o casi nada. Pero después del incidente de la cama notó un cambio en ella, en la forma que hacía la escena. En sus besos, concretamente, y en su sonrisa. Franca y despreocupada. Y él respiro aliviado también, porque se sintió como antes, sí. Sintió que esa complicidad que existía cuando filmaban la serie estaba presente de nuevo, al menos frente a las cámaras. Y eso lo hacía sentir seguro en su interpretación. Sabía que podían volver a tener esa chispa y que podían hacer un buen trabajo.
Lo otro, Demelza y él, su compañerismo detrás de cámara, de eso no estaba muy seguro. Sí, ella se había soltado en la escena, pero todavía lo evitaba cuando las cámaras se apagaban. Aún no habían podido hablar solos, ni él tampoco estaba muy seguro de que le iba a decir cuando lo hicieran.
