"Ad Astra."
Por B.B. Asmodeus.
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Parejas/interacciones principales: Kou Seiya (Sailor Star Fighter)/Usagi Tsukino (Sailor Moon). Kou Yaten (Sailor Star Healer)/Haruka Tenoh (Sailor Uranus).
Personajes originales de esta realidad:
✧ Severina Sang' Froid – Condesa del Distrito Froid, región norte de Kinmoku, madre de Seiya.
✧ Mürbe Sang' Froid – Marquesa del Distrito Froid, región norte de Kinmoku y media hermana menor de Severina.
✧ Jen Snuden - Duque del Distrito Froid, previamente General de las Fuerzas Armadas, esposo de Mürbe.
✧ Sissel Sang' Froid-Snuden - hija única de Mürbe y Jen.
✧ Subteniente Misato Mortimer - Subteniente de la Guardia Real de la Flores Doradas.
Rating de este capítulo: Teen.
Categorías/Advertencias: Saltos en el tiempo. Realidad Alterna de Temporada Sailor Stars. Humor. Romance. Drama. Hurt/Comfort. Temas de ansiedad y ataques de pánico. Lenguaje fuerte. Embarazo adolescente. Embarazo no planeado. Temas de sexo sin protección entre dos menores de edad (aunque depende del criterio de cada país). Infidelidad.
Traducciones de Lengua Estándar de Kinmoku:
Eid: Lagartija.
Mam: Mamá.
Tad: Papá.
Cariad: término neutral referente a los progenitores, usado para referirse tanto a la madre como al padre.
Jarl: Marquesa.
Eril: Duque.
Hon: Lady.
Vauva: Bebé.
Mein: Tía.
Ani lieb: Te amo.
Sevasti: (del griego) significa "Respeto."
Sinopsis: Post-Stars. Usagi Tsukino deberá superar una batalla más mortal que la encarnada contra el Caos: crecer. Al menos tendrá compañía.
Soundtrack de este capítulo:
01. "Tsuki no Meikyuu" – Yoko Takahashi.
02. "Nowhere" - FictionJunction YUUKA.
03. "Star of something wonderful" – Audiomachine. Exclusiva para la sección final.
04. "Resilience" – Audiomachine. Exclusiva para la sección final.
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12.
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"Cuéntame la historia de tu alma
Sin tener que desviar la mirada."
-FictionJunction YUUKA.
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Mortimer compró bebidas calientes para ellas al divisar a la doncella acercárseles con un carrito de servicio. Impaciente por ver qué acto seguiría, Usagi aceptó las bebidas y todo lo que pudo demás. Después de todo, se tenía que aprovechar el largo catálogo de aperitivos que la doncella ofrecía. Mortimer lució atónica con la velocidad con la que la terrícola hizo desaparecer los distintos postres en su regazo.
"Uy, perdón." Usagi se detuvo. "¿Quieres uno?"
Mortimer miró la golosina en las manos de Usagi. Después, a la misma chica. Un resoplido salió de sus narices. Prosiguió a ignorarla.
Usagi se encogió de hombros. Continuó devorándose las botanas. Ya había hecho la misma ofrenda a la Condesa y había sido rechazada por igual.
"Me pregunto si Seiya y Yaten interpretarán más canciones del grupo Three Lights…"
"…Hm. Si en efecto Ianto escucha nuestras plegarias, nos iremos directo a los fuegos artificiales."
"Mortimer, no seas amargada. ¡Sé que te gustó la manera de cantar de Seiya!" Encajó su codo en las costillas de la guardiana tres veces seguidas. "Por más que les guste pelear a ustedes dos, estoy segura de que en el fondo Seiya y tú, se deben admirar mucho."
Pudo jurar que la vena arriba del ojo de Mortimer se ensanchó con el comentario.
"¡Es verdad! No me pueden engañar." Usagi lanzó un pestañeo. Mordió de su postre para guardarse algo del misterio de sus declaraciones. -Si Seiya no la respetara, no la hubiera asignado a mi protección. Seiya confía en ella. Al menos, una pizquita.
Lo que Mortimer estuviera por renegar fue suspendida por el telón subiendo una vez más. De inmediato, aplausos dieron la bienvenida al siguiente acto. Usagi trató de hacer lo mismo, aunque termino embarrándose de los condimentos espolvoreados en sus botanas. Ups.
Le sorprendió ver a Yaten por su cuenta.
El reflector se enfocó en ella.
Las primeras notas fueron reproducidas por suave persecución. Un micrófono de mano era empuñado en su mano derecha conforme los versos se desprendieron por la plaza. Yaten cantó con ojos cerrados, y lo que estuviera maquillando sus párpados, relumbró en tonalidades plateadas.
"Sono ude ni tsutsumare. Ai sareru yume wo mita wa…" A sus espaldas, una pantalla mostró la traducción de la melodía, como había sucedido con la previa presentación. Usagi fue la primera en sorprenderse de que la canción de Yaten haya sido compuesta en japonés. Con lo tanto que Yaten se había quejado de su vida como ídolo en un país foráneo, parecía que sí se había encariñado con algo de su cultura. ¡Por fin, Usagi tuvo una ventaja sobre todos los demás!
"Anata sagasu keredo… Yoru no naka ni hitori…" Encauzada, Yaten describió sentirse sola por las noches; como si le fuera difícil admitir el pensar en una persona querida. La luz del escenario se extendió para incluir a la orquesta de sus espaldas. En el preámbulo del coro, los arreglos musicales subieron su tempo.
"Yasashige na shigusa de… Ima wa dare daiteiru no. Toki ga sugiru hodo ni… Naze ka mune wo yogiru…"
-Con que Seiya no es la única con dotes románticos para escribir. Usagi sonrió para sí. -Me pregunto si…
El coro llegó a su clímax, aumentando los instrumentos de persecución. "¡Lunatique shiawase wa!" Yaten extendió su brazo libre hacia el horizonte, su mirada persiguiendo un espectro que no se encontraba en la multitud contemplándola. "Madohen no tsuki no you ni. Lunatique itsuka kaketeku! Lunatique yukkuri to! Kokoro wo kuruwaseru… Kodoku ni madou Mon Amour…"
Un sonido igualmente sensual al de un instrumento de viento terrícola lideró el final del primer coro. La melodía desprendió un suspiro totalmente risueño de los labios de Usagi.
Más allá de la letra, la chica percibió la tórrida melancolía dándose arrebato de la garganta de Yaten. El precario sentimiento de algo formándose dentro de su ser, Yaten comunicó muy bien la incertidumbre de no saber el destino de tus propios sentimientos. Usagi no entendía cómo lo hacían, pero tanto Seiya como Yaten supieron transmitir el pulso de su música como si ésta respirara y cobrara vida por sí sola.
"Wasureta toiu nara… Naosara ni oikaketai. Towa wo chikau koe ga… Sotto mimi ni todoku."
"Mn. Suena a que alguien ha sido flechada—¿o más bien, espinada?"
Usagi golpeó a Mortimer por la interrupción. "¡Ssssh!"
Mortimer se mostró casi aburrida con la presentación. Con el codazo se limitó a cruzarse de brazos.
"Lunatique kanashimi wa! Kagayaku tsuki no you ni! Lunatique yagate michiteku!... Lunatique ayashige ni! Hitomi ni tsuki matou!... Maboroshi toui Mon Amour."
Repeticiones del coro fueron una cortina que fue perdiendo potencia, escapándose de este lugar tan especial con el mismo sigilo con el que había llegado. Usagi volvió a aspirar con pesadez, capturada en la ternura de las letras. No le quedaba claro el significado de la palabra lunatique, sospechaba que era extranjero. Sin embargo, el sentimiento con el que Yaten la cantó no daba dudas que significaba mucho para ella.
"Wow, Yaten ha demostrado que puede competir contra Seiya y ganarle en cualquier día. Ambas son igual de talentosas… Cielos, si Luna hubiera estado aquí…" Usagi lo podía imaginar: Luna se hubiera completamente derretido hasta fundirse en los brazos de su dueña. Sin olvidar las reacciones de las demás Inners. Una gota de sudor corrió por su sien. "Corrección, si las chicas estuvieran aquí, ya se hubieran desmayado, todas-toditas."
"¿Todas-Toditas quiénes?"
Usagi sobó su cuello cubierto con el abrigo. "¡N-No, nada!" Al darse cuenta de que otro descanso había comenzado, Usagi esta vez sí quiso aprovechar la oportunidad. "Um, Mortimer, ¿sabes cómo puedo llegar a detrás de las bambalinas del escenario?"
"Ya te mueres por alzarle el ego con elogios a la Teniente. Que sorpresa." Mortimer dejó el sarcasmo correr. "Vienna, el espectáculo todavía no acaba, no puedes atravesarte en medio del auditorio, así como si nada."
"¡Lo que pasa es que quiero ver a Yaten, Seiya y Haruka para felicitarlas! ¿Sabes si seguirán cantando?"
Mortimer la sostuvo de un brazo firmemente. "Áh-áh. ¿A dónde? Tengo órdenes estrictas de no dejarte deambular."
"¡Aw, ven conmigo entonces!"
"Órdenes son órdenes. Me rehúso a aguantar otro sermón de parte de la Teniente. Ni por tu adorable carita, lo valdría." Mortimer agazapó su cabeza contra la suya. "Además, no sé cómo sean las costumbres de tu planeta, pero aquí se vería muy mal que desertes a la Condesa sin siquiera haberle dirigido la palabra en toda la noche."
Usagi tragó saliva. De reojo, sabía que la Sra. Severina estaba todavía en su periferia. Silenciosa.
"Pero, Mortimer…" Usagi murmuró con voz temblorosa. "Me da miedo hablar con ella."
"¡Ña! ¿Así de fácil se te esfuma el espíritu temerario?" Mortimer carcajeó contra su mano enguantada. "¡Debiste decirlo, Vienna! Déjame ayudarte a romper el hielo."
"Oye, no—"
"¿Severina-Gun, gure da ture?"
Lo que Mortimer haya comentado en idioma natal tuvo éxito en atraer la atención de Severina. Usagi, en medio de las dos, mordió sus labios con anticipación.
"Calma, sólo pregunté si deseaba algo de tomar, no te pongas de colores." Mortimer le murmuró. Acto seguido, Mortimer extendió su brazo hacia las vendedoras de bebidas que había comenzado otra ronda por el lugar. Hablando en su idioma, la mujer pareció estar describiéndole las opciones a la Condesa. Esta vez la Sra. Severina se expresó interesada. Curiosa, la mujer se inclinó sobre Usagi para husmear las botanas que una de las doncellas tenía en su cesto.
Usagi distinguió en la fila detrás suyo las risas de Sissel y de su madre, enredadas en sus propias conversaciones. Usagi extrañó a la chiquilla de inmediato. Hubiera sido un excelente escudo humano en estas circunstancias.
-Vamos, Usagi. ¡Has enfrentado a enemigos más intimidantes como Sailor Scout! ¡No temas de una mujer común y corriente!
Usagi tragó saliva. Tosió ligeramente, queriendo actuar casual. "Eh…"
Severina Sang Froid, en proceso de llevar una pieza del bulto de semillas tostadas a su boca, giró su perfil hacia ella en incógnita.
Usagi volvió a tragar saliva. "Eh…"
Su corazón se aceleró con la presión. Por Kami, ¿cómo le había dicho Seiya que se saludaba en su idioma? ¡Uy, era impresionante que tan rápido todo lo que había aprendido se vaciaba de su cabeza!
"Um…"
Para darle crédito a la mujer, la Condesa aceptó con paciencia los balbuceos de su parte.
"Por los astros y el infinito." Mortimer gruñó en su lado opuesto. "Electo. Di electo."
Usagi lo escupió sin pensar. "¡E-Electo!"
"Severina-Gun." Mortimer volvió a murmurar. "'Electo, Severina-Gun.'"
"¡Electo, Severina-Gun!" Usagi se inclinó en instinto, forzada por la costumbre de su país a mostrar reverencia.
Severina la siguió observando. Masticó su botana lentamente. "Electo, Serenity-Hime."
"Oh, ah, mmm." Usagi se inclinó hacia Mortimer. "¿Y ahora qué más digo?"
Lo que Mortimer fuera a agregar, fue interrumpido por la misma Condesa, al ofrecer su pequeña envoltura de semillas. "¿Vinir?"
"Ah, gracias, que amable." Sin pensarlo demasiado, Usagi tomó una de las semillas tostadas. Inspeccionó su color verdoso algo insegura por un segundo, para luego introducirla a su boca. Un sabor salado invadió su paladar.
"Mírenlas, interactuando." Mortimer se burló en voz baja.
Severina bajó su mirada al vientre de la terrícola. A pesar de la barrera del lenguaje, Usagi comprendió la intención detrás de su ceja alzada.
"El bebé está muy bien." Le sonrió para transmitir que todo estaba bien, tocando su estómago. "Muy bien, se lo aseguro."
Severina posó su atención en su vientre con tanta intensidad que pareció poseer rayos-x. "Min dir ane ga, hubir sefast…"
"Dice… que espera que tu embarazo sea próspero y cosas aquí."
Usagi rodó sus ojos. No sabía si prefería a Yaten de traductora que el desgane de Mortimer. Por lo menos, Yaten siempre lo hacía más interesante con sus chismes adicionales.
Severina levantó su mano en pregunta. Usagi se sonrojó, sabiendo leer la petición. Inclinó su mentón para mostrar que estaba de acuerdo en que Severina la tocara.
El guante grueso hizo contacto ligero con el vientre hinchado. La Condesa no necesitó aplicar presión, su mera presencia tuvo a Usagi inmersa en el contacto. Por más que miró a la mujer, no supo cómo interpretar la neutralidad de su rostro. ¿Le emocionaría a la Condesa la noción de ser abuela? Seiya no había mencionado absolutamente nada en ese sentido…
La mujer cerró sus ojos brevemente. "Possa il coraza plasmarsi in tua difesa… A possa lo scuda en Ianto lovela."
La reverencia de las suaves oraciones tuvo a Usagi hipnotizada. Por un momento, la gentileza de la Condesa fue un eco de lo que Seiya era capaz de mostrarle en momentos dulces. Lo que fuera que aquellas palabras significasen…
"'Que la esperanza se moldee en su defensa.'" La voz de Mortimer impartió con aire desapegado. "…'Y que el escudo de Ianto los sostenga a los dos.'"
Usagi parpadeó.
"¿Qué cosa?"
Mortimer siguió masticando de sus propias botanas. "¡Oh! ¡Es un rezo tradicional de Froid! Se usa para bendecir, desear buena fortuna, o dar protección."
"No, no, me refiero a…" Usagi se abalanzo hacia la Subteniente, completamente ignorando a Severina. "¿Qué acabas de decir? ¿De dónde lo sacaste?"
Mortimer se mostró desconcertada. "¿Eh? ¿Qué te pasa? Te lo dije, es un rezo—"
"¡Dilo de nuevo!" Usagi jaloneó de la manga de la mujer. "Dilo de nuevo, por favor."
"Vienna, tranquila. Es parte de nuestra cultura, ya te lo había dicho. Todo se gira entorno al fundador de la ciudad, Saber Ianto, no te ofendas—"
"No, a eso no es a lo que me refiero." Mortimer no comprendía. No comprendía que Usagi ya lo había escuchado con anterioridad. Aquel rezo. Aquellas palabras que, más bien, habían sido ofrecidas como un juramento.
-"La esperanza se moldeará en tu defensa."
Cabellos rubios, rizados. Un rostro redondo, marcado por una cicatriz. Una solemnidad que no debería tener lugar en un niño así de pequeño…
-"Y mi escudo te sostendrá."
Usagi, atónita, se dejó caer en su asiento. Le fue difícil inhalar aire fresco. Sostuvo su pecho.
Sangre corrió por sus orejas, los sonidos a su alrededor minimizándose. Supuso que le estaba dando un buen susto a Mortimer con su silencio, pero fue como hielo tuviera a Usagi congelada en su lugar. Aquella sensación de estar en el precipicio de algo importante la mantuvo cautiva… Palabras se atascaron en su garganta.
El Cristal de Plata percibió su desasosiego.
-¿Qué significa esto? Usagi cerró sus ojos con fuerzas. -¿Qué quisiste decir?
En su pecho, el instinto del Cristal de Plata fue tratar de protegerla. El enemigo no fue claro, sin embargo. Usagi sostuvo su rostro, la confusión llevándola a un estado de shock.
"¡Vienna!"
Antes de que Mortimer o alguien más quisiera tocarla, el Cristal de Plata repeló el intento. Ondas de energía se desprendieron desde el interior de Usagi hasta el mundo tangible. Usagi no lo pudo controlar. No esta vez. Seiya no estuvo allí para calmarla. Haruka no apareció mágicamente para recordarle como mantener una cabeza fría. Luna no hizo eco en sus recuerdos para reconfortarle…
A como le fue posible, Usagi se retiró de su asiento. Destapó su rostro. Se encontró con rostros igual de asustados, huyendo de su cercanía. La audiencia del auditorio se partió en dos partes, en su intento de alejarse de ella. ¡Oh, no! ¡Qué horror, no era su intención asustarlos! Sissel, la tía de Seiya, la Condesa, Mortimer—
Usagi no soportó ver sus reacciones. Volvió a cubrir su rostro—
El Cristal de Plata reaccionó a su inminente deseo.
En un resplandor, invadida en su capullo, Usagi desapareció.
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Tras terminar Nagareboshi He, Seiya se sintió desbordada en energía.
¡Oh, la adrenalina de cantar en vivo! ¡La había extrañado!
La satisfacción de un maldito trabajo bien hecho era fenomenal para alguien perfeccionista como ella. Seiya tendría que besar a Odango en agradecimiento—la chica había demostrado, que a veces, la conocía mejor de lo que Seiya se conocía a sí misma.
Cantar… trajo a la vida algo dentro de Seiya que había estado desolado. Trajo de regreso aquel fuego.
En cuanto se retiraron del escenario, se dirigió directo al estante de los refrescos, escogiendo una botella de agua en temperatura ambiente para apaciguar sus cuerdas vocales.
"¡Aaaah! Nada mal para haber estado retiradas, ¿eh?"
Seiya siguió tomando de la botella. A su lado Yaten escogió su propio refresco, aunque se fue por la ruta más azucarada. Sus mejillas estaban rojizas por el esfuerzo de haber cantado a todo pulmón en el escenario. No era para menos. Seiya definitivamente había conocido un nuevo lado de la mujer, al tener que reemplazar las partes de Taiki. Era la primera vez que había presenciado a Yaten ser más activa a la hora de cantar. Siempre había preferido cantar en complemento a Taiki, o de fondo.
Seiya dejó salir un gemido de satisfacción al terminar con su bebida. "¡Yatta! Siento como si hubiera corrido un maratón."
"Así es la vejez."
"Oye." Seiya siseó. "Y yo que había estado a punto de felicitarte por tu buen trabajo de esta noche."
"No necesito tu aprobación, Seiya-baka. ¡Sé que me lucí con el espectáculo de hoy!" Yaten ya estaba siendo rodeada por el equipo de maquillistas para prepararla para el siguiente acto. Su flequillo fue peinado delicadamente mientras su rostro fue limpiado de sudor; Yaten elevó su rostro con gusto, como flor recién regada. Seiya sacudió su cabeza con un resoplido. Algunas cosas nunca cambiaban. Nunca brillaba Yaten más, que cuando estaba recibiendo toda la atención.
"Aunque, admito que no puedo creer que la hayas convencido de participar." De reojo, Seiya divisó la figura de Haruka Tenoh acomodarse en un punto apartado del backstage.
Yaten ahuyentó a sus asistentes, teniendo suficiente de los retoques. "Bueno, nada le arde más a Haruka que tener deudas pendientes."
Seiya se cruzó de brazos. Analizó a Yaten con ojos curiosos. -¿Con qué 'Haruka', a secas? Mn. Cuanta familiaridad. "¿Qué clase de deuda tendría contigo?"
Yaten la volteó a ver con incredulidad. "No conmigo, idiota. Piénsalo bien."
Oh.
Seiya le echó otro vistazo al orangután terrícola. "Ja, ocupará más que tocar un fint para considerarnos a mano. No tiene idea de la clase de violación a mi privacidad que cometió."
"Astros, ustedes dos son igual de infantiles. ¿Entonces qué quieres? ¿Otro ojo morado? ¿Haruka, de rodillas suplicando de perdón? La primera opción solo causará más estrés a Usagi, y la segunda—Pues, ni en un millón de años veo que eso vaya a suceder, así que yo que tú, me iría resignando a aceptar las migajas de perdón que te están aventando."
"Hablas con mucha seguridad para ser alguien a quien todavía no perdono."
Yaten le aventó la aceituna de la pequeña botana que tomó de la mesa de receso. Seiya la esquivó con facilidad. "¡Oi, que armar el maldito concierto de hoy no ha sido demasiado? ¡Más te vale que me hayas perdonado!"
"No lo sé. ¿Has aprendido tu lección de mantener tu boca cerrada sobre mis asuntos?"
"¡Fue un accidente!"
"Qué casualidad."
"Seiya, sabes que no lo haría a propósito." Yaten repitió con fervor. "Además, hay límites morales de lo que me puedes culpar en esta situación, ¿no crees? Yo no fui la que actuó fuera de control por el Palacio todo este tiempo, ganándose la reputación de seductora-come-mujeres. Ni mucho menos fui yo la que te mandó a seducir a la hija del Canciller frente a una audiencia. ¡Sin olvidar que te hubieras ahorrado este maravilloso drama, si hubieras sido honesta con tu propia novia, desde un principio!"
Calor, ahora por vergüenza, invadió a Seiya con la colección de duras verdades. Aclaró su garganta.
Yaten levantó una ceja exigente.
Seiya suspiró.
"De acuerdo. No todo es su culpa." Admitió en un murmuro malhumorado. "Pero, esa bruta no deja de merecerse un ojo morado."
"Seiya…" Yaten rodó sus ojos. "Comprendo el placer de poner a Tenoh en su lugar, pero cómo que llegar a los puños no les ha funcionado, hasta ahora, para mejorar su relación, ¿no crees?"
"¿Quién eres y qué has hecho con Yaten?" Seiya le acusó. "Pensé que Taiki se había quedado en la capital."
"¡Pff! ¡Yo también puedo ser sabia!"
"Yaten, no hay ninguna oportunidad de tregua entre Tenoh y yo. Créeme, la mujer lo ha dejado muy claro."
"¿Qué hay de Usagi-chan?"
Seiya tomó su propio aperitivo. "¿Qué hay de Odango?"
"Por más que te duela admitirlo, Sailor Uranus es su Sailor favorita."
"¡JA! ¿Qué Uranus-baka es su QUÉ?"
"Seiya, deja de pensar en tu propio ego por un momento y déjame terminar." Yaten colocó sus manos en su cintura. "Sailor Uranus, así como el resto de las Sailor Outers son amigas fieles a tu novia—futura madre de tu hijo, te recalco—y lo quieras o no, eso te pone en una posición donde tendrás que aprender a construir una relación civil con todas ellas. ¿O en verdad piensas estar de pleito con todas ellas, cada vez que te ofendan con tonterías? Vaya ejemplo que le estarías dando a Seiya Jr."
Seiya abrió su boca.
La cerró.
La volvió a abrir.
Yaten sonrió satisfecha.
Seiya gruñó a lo bajo.
Yaten la pisó en la punta de su bota. "¡Te oí!"
"¡Ow!"
"¡Oh! ¡Mira nada más! Es hora de mi próxima canción." Yaten escuchó el primer llamado de vuelta al escenario por las bocinas del auditorio. Tomo un último trago de su refresco y le dio una palmadita a su hombro. "Vamos, intenta tener una simple conversación." Yaten le guiñó el ojo. "A menos que seas una gallina."
Se marchó del lado de Seiya con aire presumido. Pero eso no fue suficiente. Yaten caminó hacia la Outer ante de irse al escenario, intercambiando un tipo de despedida con la gruñona mujer. Para su sorpresa, Tenoh dejó de fingir estar tomando una siesta en su banco lo suficiente para murmurarle una respuesta. Seiya no alcanzó a escuchar lo que dijo, pero lo que haya dicho tuvo a Yaten sonriendo aún más diabólicamente.
Seiya frunció su ceñó. -¿Desde cuándo Yaten la defiende?
Haruka Tenoh. Un enigma envuelto en un temperamento hostil, predilecta a escupirle a Seiya en la cara ante cualquier intento de llevarse bien. Seiya lo había intentado en BIANCO. Había intentado tener una conversación decente con la mujer sin llegar a insultos. ¿Qué se había ganado?
(-"No confundas mi freno con buenas tenciones. No somos amigas, así que no me dirijas la palabra.")
Oh, sí, el encanto le salía a Tenoh de los poros.
No. Esta vez, si Haruka Tenoh quería hacer las paces, ella tendría que dar el primer paso.
Seiya se dirigió al pasillo que le daría un buen lugar justo detrás del escenario para atestiguar el siguiente acto. La música ya había comenzado, y la voz de Yaten recién desprendía los primeros versos.
Buscando entre la audiencia fue fácil divisar a Odango en la primera fila junto a Mortimer—oh, no, ¿era esa Severina? Rayos. La mujer no había bromeado en querer pasar tiempo con Usagi, entonces. Seiya sobó su nuca con nervios.
Por fortuna, Usagi se mostró completamente inmersa en la melodía de Yaten, y no en la compañía que se cargaba. Seiya casi podía ver los corazones salir de sus enormes ojos.
"Con un gesto suave… Me pregunto, ¿a quién estás abrazando? Si tanto tiempo ha transcurrido… ¿Por qué te tengo aún en mi pecho?"
"Yaten, me sorprendes." Seiya masculló para sí, momentos después de admirar a su compañera con la misma reverencia. "No puedo recordar haber visto… este lado tuyo."
Fría y cínica, Yaten no había estado a cargo de las letras de sus melodías por la misma razón. Los arreglos musicales, el teclado, y ser la voz de apoyo había sido más su estilo simplemente porque Yaten nunca había buscado esforzarse tanto. Ser cantante había sido una obligación, más que algo que disfrutara hacer. A pesar de venir de una familia de músicos, y saber que poseía grandes cualidades para ello en su sangre, Yaten nunca se había compenetrado tanto en una pieza musical como en la de esta noche.
"Mi felicidad es caprichosa, como la luna en la ventana… Por el corazón enloquecido… Me pierdo en la soledad, mi amor."
-Es extraño. Si no la conociera podría asegurar que Yaten está experimentando sentimientos muy intensos por alguien aparte de su propio reflejo… Seiya cortó el pensamiento en seco, al sentir una presencia sumarse al pasillo.
Tenoh no dirigió palabra de inmediato. Permaneció a espaldas de Seiya con su usual indiferencia. Seiya apretó su quijada. Aguantándose las ganas de encontrar algo provocativo que decirle. No quería arruinar el acto de Yaten.
"Mantente molesta conmigo todo lo que desees. Sólo no sigas desquitándote con ella."
Seiya frunció su ceño. -¿Con ella? ¿A qué rayos se refiere? Luego, al notar que la atención de la Outer estaba fija en Yaten, Seiya comprendió de quién hablaba. Resopló por sus narices, incrédula. "Como si te importara."
Tenoh se mantuvo en silencio.
Viendo a Yaten cantar con poderío, Seiya sintió la revelación golpearle de cabeza de a botas.
"Pero… Sí te importa." Seiya susurró para sí, asombrada. Rápidamente, volteó hacia la Outer. Tenoh carraspeó su garganta y a pesar de la baja iluminación, su rostro no se mostró tan indiferente a la acusación. "Te importa Yaten."
Que una negación no fuera lanzada en defensa, que Tenoh no refutara lo dicho vehemente—Eso dijo más. El significado del silencio de la terrícola solo pudo aceptarse con una afirmación.
"Mi tristeza es caprichosa… Como la luna brillante."
"Ay, no, ¿ustedes dos?" Seiya palmeó su rostro. Las insinuaciones de Mortimer tuvieron sentido justo entonces. "Ustedes dos están…"
"Sí." Ahora sí, la bocota de Tenoh se onduló en una sonrisa vengativa. "Nosotras dos."
¿Cómo en todos los malditos Astros, algo así de monstruoso, había tomado vida? ¿Yaten y… Tenoh-san? Seiya hizo una mueca como si estuviera probando algo agrio en su boca.
¿Qué Seiya no había sufrido suficiente trauma a manos del Caos, como para soportar esto también?
"Esto no puede… ¡No puede estar sucediendo!"
Tenoh siguió sonriendo. Un hombro se levantó en desdén. "Oh, ha sucedido. Múltiples ocasiones."
"Te odio." Seiya siseó con veneno. "A ti y a tu estúpida cara."
"Estamos a mano."
Seiya se acercó lo suficiente a Haruka para tomarla de su estúpido saco elegante. "No estoy bromeando. Yaten no es cualquier chica con la que puedes jugar, ¿me oyes?" ¿Qué demonios podría Yaten encontrar atractivo en esta imbécil? "Juro por mis antepasados, si estás jugando con ella como parte de una tonta venganza por haber hurtado al objeto de tus fantasías justo en tus narices…" Seiya jadeó, el ímpetu de su deseo de proteger a Yaten incendiándola a increíble velocidad. No pudo frenarlo. De las tres, Yaten siempre había sido la más vulnerable. Por ello la mujer vestía tantas defensas. Cuando las llegaba a bajar con alguien, merecía no ser lastimada. "Porque si es así, nada en este universo podría protegerte. Lo juro, ni siquiera Odango."
Haruka levantó su rostro de donde había estado mirando las manos de Seiya arrugar las solapas de su saco. Cuando su mirada oscura se conectó con la suya, los restos de la canción de Yaten se desvanecieron de sus sentidos. Lo que importó fue que Tenoh comprendería la seriedad de la promesa que Seiya estaba pactando.
"¿Lo entiendes, ahora?" Haruka susurró. "Estar en mis zapatos no es ningún tipo de placer, ¿no es así? Intentar proteger a aquellas personas que amas de sí mismas puede cegar hasta a la persona más sensata."
Seiya apretó sus dientes juntos. "No nos compares. Tú y yo no somos iguales."
"Al contrario. He entendido recientemente, que al parecer representamos un mal necesario la una para la otra." Haruka gruñó, enigmática. Antes de que Seiya presionara por esclarecer tal declaración, la terrícola acercó su rostro sin titubeos. "Yaten es capaz de hacer sus propias decisiones. Sin embargo, de mi parte, puedo decir que no tuve intenciones nefastas al involucrarme con ella. Lo que se dio, se dio." Al empujar a Seiya de su persona, fue soltada muy a fuerzas. Los aplausos del escenario indicaron que el acto de Yaten había concluido. "¿Te bastaría con oírme admitir que comprendo mejor tu posición? A veces eres guiada fuera de curso—entiendo ahora, que cuando eso sucede, no necesariamente tiene que ser culpa de alguien."
Seiya no podía despegar su mirada de Tenoh. Su ceño dolió de la dura tensión que estaba aplicando, tratando de discernir el significado de lo que la mujer decía.
A veces eres guiada fuera de curso—entiendo ahora, que cuando eso sucede, no necesariamente tiene que ser culpa de alguien.
"Tus disculpas, por haberme hecho la existencia un infierno desde que nos conocimos, sinceramente apestan, Haruka Tenoh."
Haruka ajustó su saco. "Vete acostumbrando. Es lo máximo que obtendrás de mi parte."
Seiya se cruzó de brazos, todavía insegura. "Así que de repente, ¿encontraste algo de madurez en tu interior? ¿Así de fácil estás lista para dejar de echarme la culpa por todo lo que ha ido mal en tu vida?"
Haruka rodó sus ojos. "Te sorprendería lo que un golpe en la cabeza puede causar."
Antes de que Seiya pudiera ofrecer una retórica, Yaten se atravesó entre las dos, echando aire a su rostro. "¡¿Podrían moverse?! ¡Me siento asquerosa! ¡Había olvidado como los reflectores te hacen sudar! ¡Aaaach!"
Haruka se movió de la trayectoria de la peli-plateada en instinto, mientras que Seiya tuvo que ser jaloneada para obedecer. El pequeño remolino vanidoso atravesó por su camino como si no estuviera siendo el tema de una posible tregua entre dos enemigas mortales.
Pasaron unos segundos de silencio.
Seiya terminó suspirando.
"Si en verdad quieres que acepte tu disculpa, tienes que dejar de involucrarte en mi relación con Odango. Lo que hiciste la otra noche, fue bajo. Y digo esto, considerando la ocasión que te aliaste a una psicópata con sueños de grandeza y terminaste asesinando a tus propias compañeras."
La minúscula mueca en el rostro de Tenoh fue satisfactoria.
"No tengo nada en contra tuya. No en realidad." Seiya enfatizó. "Comprendo por qué actúas de la forma que actúas como soldado, aunque no lo apruebe. Lo he aprendido a respetar con el tiempo. Pero, siempre me he preguntado por qué eres incapaz de regresar el maldito favor."
Haruka achicó su mirada. "Estás buscando por algo que ya se dio, Seiya."
Nada como escuchar tu nombre salir de Tenoh para darte cuenta que la mujer estaba hablando en serio. "¿De qué hablas?"
Tenoh comenzó a retroceder lentamente. "En mi lugar salvaste a mi planeta y a nuestra Princesa cuando nosotras no pudimos, ¿sigues creyendo que fue casualidad, y no premeditado? Contaba con ello. Sailor Neptune y yo contábamos con ello. Cuando tuvimos que tomar la más difícil de las decisiones para intentar eliminar a nuestro enemigo, tuve que confiar en ti para mantener lo más importante para nosotras a salvo."
-"¿Ves cómo si puede lograrlo?"
-"A partir de ahora, tú te encargarás de protegerla."
"Si eso no es respeto, no sé que otra cosa podrías llamarle."
Los ojos de Seiya engrandecieron. Observó las espaldas de Haruka redirigirse tras bambalinas, con nueva claridad. Luego, chilló incrédula, persiguiendo a la maldita mujer.
"¡Shotto matte! ¿Qué clase de lógica torcida es esa, Tenoh? ¿`Te respeto, pero haré tu vida imposible aun cuando no haya razón'?"
Tenoh se encogió de hombros, estacionándose frente a la mesa de aperitivos. "Perdiste puntos significantes cuando embarazaste a mi Princesa a mis espaldas."
Seiya sintió una enorme gota de sudor correr por su cabeza. "Oi, no es que como si lo hubiésemos planeado…" Sonrió con renovado vigor. Se plantó a lado de Tenoh, lista para darle una probaba de su propia sabiduría. "`Lo que se dio, se dio.'"
Fue divertido atestiguar a Tenoh tratar de controlarse frente a una mesa llena de bebidas y canapés. La mujer respiró profundo de manera obvia, posiblemente imaginando darle un buen azote a Seiya con la mesa. Un rezongo ya estaba en la punta de su lengua.
"Te crees muy graciosa—"
La atmósfera fue cortada con una navaja de naturaleza alarmante.
"¿Nani?" Seiya, pasmada, compartió su repentina alerta con la Outer. "Ése poder…"
El resplandor abriéndose camino por la plaza fue imposible de no reconocer.
"Koneko." Haruka gruñó con temor.
Ambas se tambalearon a la dirección de la salida, aturdidas por la fuga de poder. -Odango, no…
¿Qué demonios estaba sucediendo?
Tanto Seiya como Haruka empujaron personas de su camino. Gruñendo frustrada, Seiya no tuvo alternativa más que usar su henshin. Al momento que Sailor Star Fighter tomó posesión, la Senshi se teletransportó cerca de las filas de los espectadores. Sailor Uranus apareció en el mismo punto, en cuestión de segundos.
Una cortina de luz se volvió polvo cósmico justo frente a sus ojos al legar a la primera fila donde había dejado a su novia, pánico reinando por la plaza. Por más que buscó, Fighter no pudo encontrar rastro de Usagi Tsukino.
Terror se apoderó de su persona.
Sailor Star Fighter se abalanzó a la primera persona que pudo encontrar responsable. "¡Mortimer!"
Ni ver a Mortimer tan aturdida como todos los demás sirvió para frenar su furia. Jaloneó a la Subteniente del abrigo con todas sus fuerzas.
"¿Dónde está? ¿Dónde se encuentra la Princesa Serenity?"
Mortimer actuó en instinto, queriendo quitársela de encima. "Oye, antes de que me descuartices, ¡yo no tuve nada que ver!"
"Mortimer, era tu responsabilidad cuidarla—"
"¡DESAPARECIÓ!" Mortimer vociferó. "¡No tuve tiempo de reaccionar! ¡Traté de detenerla, pero no sé qué sucedió! ¡De repente Vienna desató un poder inmenso por el lugar! ¡No nos dio tiempo de reaccionar!"
"Dice la verdad." Severina Sang Froid sujetó los hombros de Fighter por detrás. "Un poder ajeno al de todos nosotros pareció tomar posesión de Serenity-Hime de un momento a otro. Controla tu ira, Sailor Fighter."
"¡No lo entienden!" Su hijo. No sólo se trataba de Usagi. Su hijo había desaparecido junto con ella. "No lo entienden…" Astros, ¿qué era esta penumbra queriendo eclipsar su corazón? Fighter nunca había experimentado algo semejante.
"Fighter, contrólate." Sailor Uranus comandó a sus espaldas. "No es la primera vez que algo así se manifiesta."
De inmediato, Fighter soltó a Mortimer. Se tornó hacia la Outer, con los brazos de su madre todavía rodeándole. "Uranus…"
Sailor Star Healer apareció en la multitud. Se apresuró hacia el centro de la conmoción. Lució ajetreada. "¿Alguien podría decirme que Astros está sucediendo?" Healer tomó turnos entre mirar a Fighter, a Sailor Uranus, Mortimer y al caos por el auditorio. Cuando volvió a fijarse en su líder, sus ojos reflejaron su pánico. "¿Dónde está Tsukino?"
Fighter chilló a lo bajo. "No lo sabemos." Se redirigió a Uranus. "¿Qué quisiste decir?"
"Durante su embarazo, Koneko ha estado sufriendo ciertos… episodios. Fui testigo de este fenómeno una ocasión. Siente ataques repentinos de angustia. Ansiedad…"
"Sí, lo he visto yo también." Fighter se adelantó.
Uranus dirigió su atención al firmamento. "Lo que sea que la agobia, por más imaginaria que sea la razón, el Cristal de Plata indica percibirlo como una amenaza real y su reacción inmediata es retirarla de la amenaza."
Healer se les acercó aún más. "¿Lo cual significa qué, exactamente?"
"La teletransporta." Fighter unió los cabos. Uranus asintió. "La teletransporta a otro lugar."
"Un lugar considerado seguro." Uranus suspiró con inquietud. "No suele irse muy lejos. Como ya dije, solo he testigo del fenómeno una vez en un centro comercial de la Tierra. La pude encontrar a unas cuantas cuadras de distancia. Debe estar cerca."
"La Tierra es su hogar, puede que se sienta más segura de vuelta en su planeta." Healer ofreció. "¿Creen que haya vuelto por su propia cuenta?"
Fighter negó con su cabeza. "No, la hubiéramos sentido cruzar la atmósfera de Kinmoku, aun si dejara el planeta por un agujero de gusano."
Healer gruñó. Por segunda ocasión, la Star Senshi se desquitó con la Subteniente Mortimer. "¿Qué demonios sucedió para asustarla así? ¿Qué le hiciste, bruta?"
Mortimer batió sus manos al cielo. "¡NADA! ¡Estábamos conversando junto con la Condesa, y de repente—¡Puff! ¡Entró en pánico y desapareció!"
Fighter respiró hondo, queriendo controlar la oscuridad. Parpadeó, cuando sintió otra mano tocar su hombro. Al voltear, encontró el rostro preocupado de Sissel. Reconfortándola. Detrás, Mürbe torcía la manga de su vestido largo con la misma congoja.
Sin embargo, lo que Fighter necesitaba escuchar vino de otra fuente.
"La encontraremos." Severina Sang Froid declaró, en idioma natal. La firmeza de su tono no dejó lugar a dudas. "Mortimer, dirige a los guardias del pueblo para crear equipos de rastreo por la ciudad. De inmediato. Mürbe, haz un llamado para controlar a la audiencia, prosigue con el espectáculo programado para esta noche. Nadie debe sospechar que algo está fuera de lugar."
A Fighter no le sentó bien la idea. "Pero, Mam'…"
Severina cortó su objeción con una mirada fulminante. "Fighter, este es mi pueblo. Sé cómo manejarlo bajo grave estrés. Crear alboroto estropearía las búsquedas. Mortimer—¿sigues aquí?"
Era raro ver a Mortimer intimidada por alguien de verdad. "A-Aye, Condesa." Tras inclinarse, la mujer se echó a correr para seguir con las órdenes. Su Tía Mürbe también entró en acción, llevándose a Sissel con ella, tras compartir una palmadita en el hombro de su sobrina.
A solas con las Senshis, momentos posteriores, Severina tomó la mano enguantada de su hija. "Seiya, no te hundas en la desesperanza. Después de todo lo que has visto, con más razón debes confiar en que todo saldrá bien. Serenity-Hime es la portadora de un astro sin igual. Su resplandor te guiará."
"Además, Usagi no es ninguna debilucha. Es Sailor Moon-Salvadora-de-la-Galaxia, ¿recuerdas?" Healer añadió en japonés.
Justo cuando Fighter estuvo sintiéndose un poco más calmada, Uranus refunfuñó en frustración.
"No puede ser. ¿Tampoco les contó esa parte?"
Fighter y Healer parpadearon en su dirección.
"¿Qué cosa?" Healer disparó de regreso.
"Koneko." Uranus enunció con incredulidad. "¡No puede transformarse en Sailor Moon! ¿No se los dijo ya?"
El fondo del estómago de Fighter se amplió hasta el suelo.
"¿Estás bromeando?" Healer centelló. "¿Cómo que la chiquilla no puede transformarse?"
"No le ha sido posible después de la Batalla contra Chaos Galaxia. ¡Pensé que ya se los habría dicho a estas alturas!"
Fighter sacudió su cabeza, su voz apagada por la revelación.
"Nunca ha salido en la conversación—¿Cómo demonios nos íbamos a enterar de algo así?" Healer gritó en lugar de su líder.
"¿Qué acaso la han visto transformarse, tan siquiera una vez, desde que llegamos a este planeta? ¿Por qué creen que vine con ella? Para protegerla."
"¡Uranus, honestamente, creí que habías venido a patearle el trasero a Fighter y nada más!"
"Cállense, ustedes dos." Fighter gruñó. "No es el momento." No supo qué dolió más, la continua ausencia de Usagi y el Maní a su lado, o la obvia omisión que Odango había cometido. Secretos. La chica seguía teniendo secretos que no le confiaba. ¿Por qué? "Tenemos que encontrarla. No conoce Froid como nosotras, podría perderse—sabemos qué el sentido de dirección de Odango no es muy bueno que digamos. Y con estas temperaturas, no debería estar expuesta por tanto tiempo al frio."
Healer y Uranus se acercaron, pensativas.
Uranus ofreció algo muy cercano a cordura, a comparación del revuelo de sentimientos reinando a Fighter. "El Cristal de Plata la protegerá. De eso, no lo dudes. Puede no ser Sailor Moon en estos momentos, pero sigue siendo nuestra Princesa y no debemos subestimarla."
Fighter asintió. Pensó en el poder de su propio su hijo. Quién ya había protegido a Usagi por igual, bajo circunstancias mucho peores. "Siguen en Froid. Puedo percibirlos—su aura conjunta. Lo sabría… Lo sabría con seguridad si Usagi ya no se encontrara en el planeta." Con tal resplandor, sería hasta cruel ser privada de su presencia. Seiya había vivido bastante tiempo sin la estrella de Odango compartiendo atmósfera. Ya sabía distinguir la diferencia.
"Bien, entonces prioricemos." Healer intervino. "Propongo comenzar en un perímetro de adentro hacia afuera del Pueblo. Comencemos a buscar desde las zonas más apegadas a los límites de la ciudad hasta peinar las calles y el castillo, así podemos cubrir primero las zonas que presentan más peligro, hasta las de menos riesgo, donde hay más civilización."
Era un buen plan. Fighter lo aceptó. "De acuerdo. Uranus no conoce los territorios de Froid, sin embargo. No podrá buscar por su cuenta. Tómala contigo, empieza con el perímetro que rodea el castillo. Comunícate con Mortimer para coordinar con ella los equipos de rastreo. Ordénale que siga la estructura que dices."
Uranus, aunque dio pistas de querer objetar, asimiló el plan sin otra alternativa. Sintiendo más control de la situación, Fighter logró pensar con cabeza más tibia.
"Tomaremos el pico Este de la ciudad, cerca de las montañas." Fighter apuntó hacia Severina, quien daba órdenes a subordinados en su radio, a unos metros de ellas. "Ma' y yo. Somos las que mejor conocemos esa área. Lleva un radio y dame actualizaciones cada media hora, ¿entendido?"
Healer asintió, respirando profundo. Le sonrió. "Aye, Teniente."
[+]+[+]
Alguien estaba siseando a su oreja.
Usagi se estiró con movimientos flojos. ¿Qué hora era? No quería levantarse todavía…
«"…Raise fer."»
Usagi hizo una mueca. "Cinco minutos más, Luna…"
Los siseos adoptaron otra forma. «"El tiempo es de esencia."»
¿Eh? ¿Qué significaba tal cosa? Que extraña manera de conversar. Definitivamente sonaba como Luna…
Usagi movilizó sus párpados, su sueño interrumpido, lo quisiera o no.
-Que frío. Usagi se abrazó a sí misma, tratando de distinguir su alrededor. Estaba oscuro. La superficie en la que se encontraba, dura. Usagi sacudió sus hombros y grumos de nieve cayeron de su cuerpo. -¿Nieve?
Reincorporándose con letargia, los recuerdos vinieron de forma lenta, como si su propia mente no deseara asustarla. A pesar de su fornido abrigo, el frio caló hondo. Usagi levantó su cabeza, buscando por la luz de la luna para orientarse.
Kinmoku tenía tres. Un conjunto de tres joyas preciosas, brillando en un arcoíris de añil, verde y carmesí.
Usagi aspiró. "Kinmoku-sei… Estoy en…"
Froid. El lugar natal de Seiya.
"Kami-sama..." Usagi chilló. Todo le vino de golpe. ¿A dónde se había marchado? Había estado en el pueblo, oyendo a Yaten cantar. Después… "Oh, no… ¡Volvió a suceder!"
El Cristal de Plata había actuado sin su consentimiento, de nuevo. Usagi recordó el pánico que la había consumido. La confusión. Había deseado… Había deseado comprender…
Usagi descubrió que se encontraba en un camino de piedra en dirección vertical, tras levantarse casi a gatas. Al menos, la iluminación de las lunas fue suficiente para distinguirlos. Las luces del pueblo eran visibles a la distancia. Usagi se sujetó de ramas para mantener su balance.
"¿Pero, dónde me encuentro, sino estoy en el pueblo?" El área que le rodeaba era boscosa, cubierta en su totalidad en nieve. Ruidos de la naturaleza de Froid penetraron sus oídos. "Por Kami-sama, Seiya…" Usagi sujetó su vientre en protección del entorno que le contemplaba con suspenso. "No quiero pensar cómo reaccionará cuando se dé cuenta de lo sucedido…" ¡Haruka perdería la cabeza también! ¡Las dos la iban a regañar tanto, que sus orejas vibrarían por semanas, estaba segura! "Será mejor que intente regresar cuanto antes…"
El camino abajo estaba cubierto en negrura, sin embargo. Usagi titubeó, temiendo tropezar y lastimarse—Lastimar al bebé. ¿Qué tal si se perdía? Usagi no conocía estos bosques.
Introdujo su mano al bolsillo interno del abrigo. Cuando sus dedos rodearon el objeto que siempre mantenía cerca de su corazón, Usagi suspiró de alivio.
El broche de Eternal Sailor Moon fue un consuelo.
Al extraerlo, Usagi fue inyectada con nostalgia. Solía tener una relación complicada con el objeto desde que le había impedido convertirse en Sailor Senshi. A veces, Usagi lo resentía por su falta de funcionamiento. Siempre lo mantenía a su alcance, de todas formas.
No era de Usagi, el darse por vencida. Sería Sailor Moon de nuevo.
Algún día.
De eso, no perdería jamás la esperanza.
"Ginzuishou, sé que te he pedido demasiado últimamente… ¿Pero crees que podrías ayudarme en estos momentos, por favor? ¿Sólo una vez más? Ayúdame, te lo ruego… Ayúdame a encontrar el camino correcto en este extraño lugar." Usagi tomó el broche en su puño, llevándolo a su rostro en súplica. Conocía el broche mejor que la palma de su mano. Conocía las tres fisuras que marcaban la superficie de la carátula dorada como si fueran sus propias heridas. El objeto no era un simple accesorio para transformarse; era una extensión de sí misma.
"Por favor…"
Con su mano opuesta, oprimió su vientre.
-Ayúdame en mantenerlo a salvo.
Primero creyó que las vibraciones del broche eran temblores de frío de su mano. Usagi parpadeó, alejando el objeto de su rostro para analizarlo mejor.
Un suave brillo nebuloso fue reconocible dentro del corazón dorado. Tenue. Como si el broche estuviera haciendo su mejor esfuerzo por responder a su llamado.
Usagi sintió sus ojos humedecerse de la emoción.
La luz creció un poco más, actuando como una lámpara de noche en la inmensidad del bosque. El camino de piedra fue más distinguible bajo sus botas blancas, iluminando el resto del sendero hacia debajo de la colina en la que se encontraba.
"¡Excelente! ¡Muchas gracias! ¡De esta forma podré ver mejor por dónde voy!" Seguiría el sendero de piedra y de seguro encontraría una forma de regresar al pueblo. "No estoy totalmente indefensa, ¿ven, chicas?"
Lo que no esperó fue otro regalo. Cuando Usagi quiso descender al siguiente escalón de piedra, de su broche se desprendió un delicado hilo de luz dorada. El fino hilo se extendió por sobre la cabeza de Usagi, tomándola desprevenida.
"Aaaaah, Ginzuishou, ¿qué pasa?"
Usagi siguió la dirección del hilo y encontró un camino señalado en la dirección opuesta a la que quería tomar.
Hacia arriba. El broche apuntaba hacia la ascensión de los escalones.
"¿Arriba?" Usagi contempló la dirección indicada con nervios. "¿Por qué? ¿Por qué quieres que suba hasta allá, Ginzuishou?" Seiya, Haruka y Yaten se encontraban en la dirección opuesta. Usagi tragó saliva, clavando su mirada en el broche de nuevo.
Cerró sus ojos un momento.
Al volverlos a abrir, ya tenía la decisión tomada.
Ascendió los escalones con cuidado de no resbalar. El hielo que cubría la piedra podría ser mortal, Seiya se lo había advertido cientos de ocasiones. "Sí te presto atención cuando me sermoneas, ¿ves, preocupona?" Usagi sonrió para sí.
Vapor salió de sus labios.
La temperatura pareció bajar aun más conforme se aventuró a las profundidades de la colina. Aquel hilo dorado no se desvaneció durante la trayectoria, aunque hubo momentos donde su intensidad parpadeó, como si la conexión con su objetivo perdiera señal.
Los vientos helados aumentaron. Usagi se miró obligada a recubrir su cabeza con la capucha de su abrigo. "Por favor, que este sea el camino correcto, Ginzuishou. ¡No quiero convertirme en paleta de hielo!"
En su mente, imitaciones de las expresiones de desaprobación de Rei quisieron hacerla recapacitar.
–"¡Date la vuelta, Usagi! ¿Qué no ves no hay nada allá arriba? ¡No seas impulsiva!"
Usagi tomó más de una pausa, conforme las voces fueron ganando terreno y los vientos helados tomaron poderío. Trató de divisar si faltaba mucho más camino para llegar a la punta de la colina, pero las ráfagas de nieve pintaron un panorama difuso.
El broche lunar, empuñado aun, no cortó su hilo hacia a las alturas.
Titubeó, y volteó hacia sus espaldas. Casi resbaló en proceso. Con un chillido, Usagi se apresuró a sostenerse de más ramas.
-¿Qué debería hacer? ¿Estoy haciendo lo correcto?
Estaba asustándose más por el bienestar del Maní que ella misma, por supuesto. Si Usagi no estuviera embarazada, sabía que decisiones así de aventureras no las reconsideraría, puesto que vendrían con el territorio de ser Sailor Moon. Pero, ahora, todo era distinto…
-Debo tener fe. El Cristal de Plata siempre reacciona para protegerme… Usagi reajustó su capucha. Respiró hondo. A pesar del frío, pudo jurar que más calor se produjo por su cuerpo—no muy diferente a una señal de seguir adelante.
No muy diferente a un escudo.
-Es verdad. Usagi sobó su estómago. -No estoy sola. Te tengo conmigo, ¿verdad?
Continuó costa arriba.
Usagi tuvo que caminar con lentitud para ser lo suficiente cautelosa, y eso sólo hizo que se sintiera como si horas transcurrieran en lugar de minutos. La punta de la nariz de la chica se heló, y varios estornudos salieron de su nariz en el transcurso. Los vientos helados se suavizaron tras un rato, volviendo a dejar la colina en silencio. Las tres lunas le acompañaron siempre. De cierta forma, Usagi se sintió vigilada por ellas.
-¡Oh, creo que veo algo! Usagi se emocionó en cuanto distinguió un fin a la falda de piedra y nieve. El punto alto de la colina. Su broche nunca falló en mostrarle el camino. Más pobres ramas pagaron el precio de sus jaloneos conformé se apresuró a llegar. -Me pregunto por qué el cristal de plata me guiaría hasta aquí con tanta insistencia…
Finalmente, Usagi llegó a la cima. Jadeando, pausó para admirar el escenario natural al que había sido empujada. Su boca colgó ligeramente al descubrir escombros; restos, de lo que alguna vez, habían sido muros de piedra de una grande fortificación.
De su broche, el hilo dorado se desvaneció, dejándola a solas en su trayectoria.
"¡Oye, espera!" Usagi sacudió su broche. "¡No te vayas! ¡Todavía no comprendo qué hago aquí!" El objeto permaneció tibio en sus manos enguantadas, más no hubo otra indicación de ser escuchada. Usagi gruñó. "¿Por qué tanto misterio? Yo sólo quería—"
«"Respuestas."»
Usagi buscó a su alrededor, de inmediato. El silbido del viento chilló en sus orejas.
-Debo estar alucinando. Usagi liberó una risilla vaporosa para auto tranquilizarse. -O confundiendo el viento con otra cosa…
De su broche, la mínima iluminación ofreció poco consejo. Usagi contempló los escalones faltantes que la guiarían directo a la entrada de la fortaleza frente a ella. Los trepó. No había llegado hasta aquí para nada.
"Luce como si hubiera sido un tipo de templo…" Meditó en voz alta. Ciertamente, los seis pilares de piedra que resaltaban del suelo alrededor de la fortificación, le recordó a las piedras sagradas que solían adornar los Templos de Tokio. Usagi no podía sacudir la sensación de estar invadiendo este lugar sin permiso.
Al pie de la entrada de piedra, Usagi levantó su cabeza. Un arco de piedra todavía se sostenía. Lo que le llamó la atención, fueron las marcas sobre el arco. Elevó el broche sobre su cabeza para ver un poco mejor. Jeroglíficos totalmente desconocidos para ella estaban grabados en la piedra. Usagi frunció sus ojos, tratando de distinguir más detalles.
"¡Oh, conozco ese emblema!"
Una estrella de cuatro picos. Justo en el centro del arco. El emblema del Distrito de Froid.
"No entiendo el resto de los extraños símbolos… Uy, ojalá Seiya estuviera conmigo para traducirlos." A pesar de las circunstancias, la curiosidad de Usagi estaba más que picada. Quería seguir adelante. Quería…
…Respuestas.
Cruzó el umbral de un brinco. Esperó.
Nada espectacular sucedió.
Usagi se encogió de hombros. Siguió husmeando.
(Sin notarlo, el arco sobre su cabeza liberó luminiscencia.)
"¡Vaya, más nieve y más ruinas! ¡No sé qué estaba esperando, pero hasta ahora todo esto es muy aburrido, Ginzuishou!" Usagi renegó con manos en la cintura. "Creo que me sentaré por un momento, estoy cansada." Aprovechando las ruinas que podrían funcionar de asiento, Usagi se apoyó con un suspiro. Le sorprendió no ver vapor salir de su boca con la acción. A decir verdad, mientras se acomodó en el asiento improvisado, Usagi notó que las frías temperaturas se habían menguado a una temperatura manejable. Casi a la de un simple día nublado. Qué curioso…
"En tierra sagrada, permanecerá protegida."
Usagi se paralizó, tragando de aire de golpe.
Del rabillo de su ojo, divisó una mano en guante blanco posarse a su costado. Una mano que no le pertenecía para nada.
"No tema."
Usagi saltó, vociferando del muro. "¡WAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!"
Sus gritos hicieron tremendo eco por las ruinas. Tapó su rostro con sus propias manos, aterrada de abrir sus ojos y encontrarse con fantasmas. ¡Debió de haber adivinado que este lugar estaba embrujado o algo por el estilo!
"¡Por favor, no me asustes, fantasma! ¡Me iré de aquí en cuanto antes, lo prometo!"
"Después del esfuerzo en guiarle hasta aquí sería contraproducente ahuyentarla, Princesa Serenity."
"¿Eh?" ¿Un fantasma que conocía su nombre Real? Lentamente, Usagi partió sus dedos sobre su rostro para echar un vistazo.
Fantasmas suponían ser criaturas transparentes, casi terroríficas.
Frente a ella, apoyado en el muro de piedra desolada, la figura de un joven demostró lo contrario. Luminiscencia se desprendió de la armadura elegante, sí, pero el cuerpo fornido lució bastante real. Las facciones del extraño lucieron bastantes sólidas; si el sujeto en verdad se trató de un fantasma, dejó claro que no todas las apariciones pintaban ser como en las películas.
"Pero, quién…" Usagi tragó saliva. Su miedo inicial bajó de nivel, conforme fue examinando la nomenclatura de la nueva compañía. "…¿Quién eres tú?"
El extraño poseía ojos profundos. Dos piscinas lóbregas que fueron muy hipnotizadoras al pactar una conexión. Cabello oscuro caía por los hombros del desconocido en ondas desaliñadas. Inicios de una barba cubrían la mitad del rostro reflexivo. Sobre la armadura ónix, una gruesa capa de piel animal se deslindaba por sus fornidos hombros y espalda.
El hombre, al escuchar su pregunta, perdió la pequeña sonrisa que había levantado sus comisuras.
"He sido considerado dueño de muchas naturalezas." El tenor varonil fue dócil. "He perdido la cuenta… Pero mi deseo siempre fue el de Unir, Servir y Proteger. Así es, como quisiera que me identificara en estos momentos, Su Alteza."
Sus manos descendieron de su rostro lentamente. Usagi, a pesar de todo, dejó su curiosidad volver a ganarle. "Dijiste… ¿dijiste que tú me guiaste hasta aquí? ¿Por qué?"
Gruesas cejas morenas se fruncieron. "Nadie se ha adentrado en la Montaña Stahl en cerca de 150 años. Almas no dignas lo han intentado, ignorando que sólo aquellos de sangre sevigny pueden atravesar el sello de Ekskalibur." A pesar de lo pesado que su atuendo aparentaba ser, el soldado saltó sobre el muro semi-caído para unírsele a Usagi del otro lado. Ambos quedaron a cara a cara. Botas de combate, y largas piernas cubiertas en más armadura, completaron la imagen del extraño. Definitivamente, se trataba de un soldado de algún tipo de Guardia Real.
Usagi tuvo que elevar su cabeza muchos centímetros, para estar al nivel del muchacho.
Había algo muy familiar en él…
Usagi parpadeó unos momentos, perpleja.
La sonrisa volvió a las facciones del hombre. "He esperado por este momento por un largo tiempo. Tanto, que no estuve seguro si llegaría… Cuando sentí una calidez sin igual llamar por auxilio, por supuesto que no iba arriesgar que tal calidez se congelara en el desalmado abandono de esta montaña."
Usagi movió su cabeza. "No entiendo nada. ¿Por qué no me respondes como una persona normal? Odio que me hablen en acertijos. ¿Quién eres? ¡Vamos, dímelo!"
Una risilla se desprendió del sujeto. La mirada que le arrojó a Usagi le volvió a dar fuerte escalofríos. ¿Cómo se le llamaba a esa sensación? ¿Déja vú? El soldado le pasó de lado, avanzando hacia el fondo de las ruinas. "Lo admito, Princesa Serenity, usted es una visitante… muy extraña. Para nada lo que imaginé."
"¡UY, que grosero!"
"Puede llamarme su amigo."
¿Nani?" Usagi siguió con su mirada al Guardián misterioso.
El Guardian le indicó seguirle, extendió un brazo en invitación. "Un amigo que le debe un último obsequio, antes de que vuelva a los suyos."
Las botas de Usagi reaccionaron sin mucha consulta de su cerebro. Fue su corazón intrigado lo que la impulsó. "¿Obsequio, dices? ¡Me encantan los regalos!"
Con otra risa a lo bajo, el Guardián mantuvo su antebrazo elevado para apoyar a Usagi mientras caminaron por la nieve y las ruinas. ¡No podía ser un fantasma! Usagi sintió la dureza del apéndice, la textura de su jubón invernal—¡No podía tratarse de un espíritu, cuando portaba tanto músculo!
"¿Y dime, que haces tú a solas en este lugar? ¿Estás asignado a trabajar en esta montaña por la Condesa?"
El hombre hizo un sonido meditativo. "Podría decirse así."
-Sigue el misterio. Usagi rodó sus ojos. -Me recuerda a alguien que conozco bien.
"Sólo pensaba que debía ser muy solitario."
Eso pareció tomar desprevenido al Guardián. "¿Oh?"
"Trabajar de Guardián de esta montaña sin nadie con quien conversar… ¿No te aburres?" Notando la indecisión, Usagi le sonrió. "Anda, puedes decírmelo, prometo no decirle nada a la Teniente Fighter, o a su madre."
Su Amigo la dedicó una intensa inspección ocular antes de llegar a una admisión.
"… Lo es."
"¡Me lo imaginé! Sin música, y sin nada que leer… ¡Yo necesitaría llevarme todas mis historietas conmigo, si tuviera que trabajar de Guardiana en un lugar así de lejos de la civilización!"
"¿Histo…rietas?"
Usagi engrandeció sus ojos. "¡Sí! ¿No tienen historietas en Froid? ¡Aw, me imagino que no! Seiya nunca les agarró el gusto cuando estuvo en la Tierra."
"¿Qué… son?"
Así fue como Usagi pasó un largo rato explicándole a su nuevo amigo sobre el origen de las historietas—mangas—De qué trataban y por qué a Usagi le gustaban tanto. Le contó sobre Sailor V, su manga favorita de toda la vida. Cómo se leían, de qué estaban hechos, quiénes los creaban. Fue divertido hablar de uno de sus pasatiempos y que la escucharan con tanta atención. Raramente, alguien más de sus amigas comprendía su pasión por los mangas. La última persona que, más o menos, había compartido su afición había sido Naru. Mina había dejado de leer historietas con ella poco después de entrar a la preparatoria, citando que ya eran cosas de niñas.
"Tal vez pueda traerte algunos de mis mangas cuando regrese de visita a Froid. ¿Te gustaría leer alguna de mis historietas de Sailor V?"
El joven, indicando estar fascinado con el tema, se limitó a sonreírle. "Hemos llegado."
Ésa no era la respuesta que Usagi quiso escuchar.
Luego, prestó atención a sus alrededores.
Admitió que no se había fijado por dónde iban, inmersa en su explicación. Aun así, fue casi mágico descubrir la existencia de un lago detrás de las ruinas. Habían atravesado por entero la fortaleza, llegando a un lugar tan especial sin siquiera levantar alguna sospecha. Usagi fue incapaz de sentirse insegura en la compañía del Guardián. No supo cómo explicarlo. Fue una sensación de protección tan llana…
El lago era reducido de manera considerable al lago de la ciudad de Froid. Su superficie brilló con destellos plateados a pesar de estar de noche. La nieve parecía no tocar las orillas, sin embargo. Hermosa vegetación delineaba el cuerpo de agua, como si fuera inmune al invierno eterno de la montaña.
"Que bello." Usagi admiró, dejando ir al Guardián para acercarse al lago. "Siento una tranquilidad dentro de mí al tan sólo contemplarlo… ¿Cómo puede ser?"
"El lago representa el sello que debe ser roto. Una vez que la Dama del Lago reciba su motín, el regalo merecido será suyo, Princesa."
Usagi se tornó hacia el hombre. "No entiendo lo que dices. ¿Cuál sello? ¿Cuál motín?"
El hombre se acercó en dos pasos mesurados. "Conocernos este día no ha sido coincidencia. Percibí su estrella interior desde el momento que cruzó la atmósfera del planeta. Aquello que… había perdido la fe en recuperar… se ha hecho posible de maneras inimaginables… gracias a usted, Princesa de la Luna. Hoy me ha brindado redención a mi larga Guardia de Ekskalibur. El linaje ha sido restaurado… La línea de sucesión, reforjada." El hombre cubrió las manos de Usagi. Se hincó frente a ella, sosteniéndolas. Fue entonces, que Usagi se percató de la larga cicatriz marcando el ojo derecho de su amigo. Una cicatriz muy similar a…
"Espera…" Usagi sintió la calidez brotar por su interior como un despertar. Sensaciones de bienestar, de nostalgia—la barrieron sin explicación.
…¿O con explicación?"
"Te conozco. Te conozco, siento que como si…"
Su amigo sonrió. "Porque me ha conocido. Ha aprendido a amarme… En otra forma. En otra piel… En la sangre que corre por mi descendencia."
Usagi apretó sus dedos alrededor de los ajenos. "Tú…" Los ojos profundos, el porte galán, el carisma natural, su influencia tranquilizadora.
Características que sólo podían pertenecer a Seiya Sang Froid.
"Su Cristal Sagrado comunicó su desasosiego como un faro. Usted quería respuestas. Usted quería conocer mi nombre y el significado de nuestra promesa en sus sueños, ¿no es así?"
Usagi sintió su mirada temblar.
"Respondí al llamado, porque yo soy el que puede darle las respuestas necesarias. Por 300 años, he esperado por terminar mi Guardia, atado a este lugar más allá de una vida mortal… Acepté mi deber, sin embargo. Para evitar que Ekskalibur cayera en las manos equivocadas. Numerosos enemigos han querido obtener el arma sagrada, sólo para ser corrompidos por su poder al querer atravesar el sello sin derecho…" Ojos carbones descendieron al vientre hinchado de Usagi. "Únicamente mi linaje puro puede empuñarla, Princesa Serenity."
"Quieres decir…" Usagi bajó su propia mirada. "Te refieres a mi hijo."
Su amigo asintió. "Solamente mi descendiente directo podría sostener el peso… Somos uno, debe comprender. Ekskalibur y yo. Será una extensión de su alma, por igual… Únicamente aquel que se rija en misericordia y justicia, podrá ser digno de portar la espada y proteger a los desamparados. Y yo… Únicamente cuando yo cumpla el deber de pasarle Ekskalibur al siguiente Caballero Saber, podré encontrar paz… Descanso."
Usagi desenredó su mano izquierda de la del Legendario Caballero. La posó en su estómago. "…«La Esperanza se moldeará en tu defensa. »"
"«Y mi escudo le sostendrá. »" Su compañía completó, dando un último empuje a la pieza que faltaba en el gran rompecabezas.
Usagi sollozó con poderío. "…Ianto."
Aquel infante en sus sueños. Tenía nombre. Usagi por fin lo conocía.
Por fin, comprendía.
La añoranza por encontrar a Seiya. Por venir aquí, sin importar el asunto de distancias. Aquel sentido de pérdida continua, de no encontrar plenitud durante su embarazo, buscando por algo fuera de su alcance… Tanto Usagi, como su hijo, habían ansiado viajar hacia las estrellas para encontrar su verdadero lugar. El lugar—a la persona—con la que pertenecían.
Porque Seiya y Usagi habían luchado por amarse a través de puros imposibles—porque su hijo había sido concebido en las más imposibles de las circunstancias—fue que Usagi aceptó esta nueva imposibilidad: el hecho de que el legendario Caballero Saber Ianto Sang Froid del que Mortimer le había hablado, estuviera con ella, en estos imposibles momentos.
"¿Qué debo hacer?" Usagi limpió su rostro con su guante rosa. "¿Para terminar tu guardia? ¿Cómo podemos ayudarte?"
Su amigo se mostró solemne al ponerse de pie. No desconectó su mano de la de Usagi. "Muéstreme su tesoro."
Usagi parpadeó. Luego comprendió que se refería al broche de transportación. Lo sacó de su bolsillo otra vez. Toda luz se había apagado. "No funciona."
"Pero, es preciado para usted, ¿no es así?"
Usagi asintió. "Lo es… Es todo lo que tengo para poder volver a ser Sailor Moon."
"Ser Sailor Moon no depende de un objeto material. Estos artefactos físicos no son más que un conducto. Si algo está impidiendo que tome la forma que desea, es interno. Un freno de su corazón."
Tenía sentido. Aun así, Usagi se imaginó las intenciones del Caballero. Le costó pensar en dejar ir su broche de Eternal Sailor Moon.
El Caballero le observó detenidamente. Produjo un sonido meditativo, después regresando su atención al lago por unos momentos.
"…A lo mejor la idea de aferrarse a lo que fue no es la correcta. Quizás se aferre a alguien que ya no existe y más bien debe convertirse en alguien nuevo."
Usagi tragó saliva.
"¿Tiene miedo a averiguarlo?"
Usagi apretó sus dedos alrededor de los de su amigo.
"Está bien. Todos tenemos miedo. Cambiar puede ser el reto más terrorífico por enfrentar en nuestra existencia… Pero, solo así es como podemos sobrevivir, ¿no cree? Evolucionando."
"Lo sé, lo sé… Han sido meses muy difíciles. Por un largo tiempo… No deseé que nada cambiara… Que todo volviese a como era antes… Estaba asustada—No, estaba petrificada de mi presente."
Seiya había ayudado, sin embargo. Seiya había marcado la gran diferencia para no sentirse sola, para no temer a lo que se avecinaba. Su amor había cambiado todo. Usagi respiró hondo, recordándoselo.
Por Seiya, Usagi había aprendido a ser más fuerte.
Usagi ofreció el broche.
Su amigo apuntó hacia el lago en silencio.
Oh.
La terrícola caminó hacia la orilla, soltándose de su compañía. Examinó el lago, queriendo distinguir algo fuera de lo ordinario. El lago siguió quieto, meneándose lentamente.
Usagi recordó sus buenas lecciones de softball y arrojó su broche las profundidades. Con un ensordecedor GLUP, el broche se sumergió, liberando mínimas gotas a la superficie. Ávida, Usagi observó su amado broche ser tragado por entero. Burbujas breves en la superficie fueron el único rastro que dejó tras desaparecer.
-¡Por Kamisama! ¿Qué acabo de hacer? Usagi entró en pánico, sintiéndose completamente desnuda. "¡Ay, no! ¡Luna me va a matar!"
"Calma."
"¡Sailor Uranus se enojará tanto conmigo!" Usagi tapó su rostro, gimiendo por las miles de formas en las que la Outer querrá pedir explicaciones. "¿Cómo se los explicaré? Dudo que decirles que el fantasma de un Legendario Caballero me lo pidió como favor vaya a funcionar—"
Una mano en su espalda la interrumpió. Usagi se destapó los ojos con el contacto.
Sonriendo, el Caballero en cuestión gesticuló con su mentón hacia el lago.
Usagi le siguió la corriente.
El lago había desaparecido.
"¿Nani…?" Por mucho que Usagi parpadeara, la visión no cambió.
Destellos se desprendían por lo que momentos atrás había constituido el lago. El agua se había evaporado. Densas cortinas de energía mística ataron un remolino en el centro, torciéndose sobre su eje continuamente hasta que un cegador centello de luz explotó por el área.
Usagi no necesitó cubrir sus ojos. Saber Ianto lo hizo por ella al extender su capa sobre ambos. Cuando el resplandor cesó, la capa fue echa a un lado. Reincorporándose, Usagi absorbió la nueva escena.
En medio de lo que había constituido el lago, un objeto resplandeció en nacimiento. Un objeto alargado, de ancha constitución, flotando en el espacio que lo alojaba.
"Ekskalibur." Usagi susurró. Estuvo segura, porque su bebé pareció percibir la conexión inmediata con el arma. "Es una espada…" Una hermosa espada. Entre más se acercó Usagi al objeto, más detalles de la vaina la hicieron suspirar gozosa. Detrás, sus pasos fueron seguidos. "Sugoi… Es sin igual." ¡Era enorme! ¿En serio esperaban que su hijo la cargara a todas partes?
"Usted es permitida de tomar lo que corresponde por sangre. Al alojar al verdadero portador en su ser, podrá poseer el Arma Sagrada en su lugar… Hasta que…"
-Hasta que mi hijo nazca. Usagi no dejó de admirar a Ekskalibur. Se sintió seducida por su preciosidad. Por su pureza. Índigo y oro, fundidos en un artefacto mortal.
Usagi se tornó hacia su amigo con cierta incertidumbre. "¿Estás seguro de que soy la persona adecuada?"
Aquel extraño de sonrisa gentil extendió una última cortesía: acogió su mano derecha y la besó. Al dejarla ir, se inclinó frente a ella y a Ekskalibur.
"Ya demostraste serlo, buena amiga."
Usagi giró su cabeza de vuelta.
Encumbró la mano bendecida por el Caballero Saber.
Ekskalibur no fue pesada como aparentó serlo. Flotó a su mano sabiendo leer su comando a base de lenguaje corporal y nada más. Usagi se preguntó quién en verdad empuñó la espada—ella misma, o su hijo. Sus dedos parecieron estar a punto de quemarse de tan caliente que el arma fue al contacto. Usagi no se dejó intimidar, no obstante. Soportó la incandescencia hasta que Ekskalibur la consideró digna.
A su oreja, vino un susurro.
"Cuando estés perdida, acude a su mensaje…"
Los jeroglíficos adornando los gavilanes de Ekskalibur resplandecieron en dorado. Usagi reconoció los símbolos. Eran los mismos de la entrada del templo.
Tras empuñarla con más seguridad, Usagi levantó la espada. Fue embelesada en la gloriosidad sometiendo sus sentidos. Juró poder escuchar a Ekskalibur. A su dulce canción. Usagi dejó sus párpados caer. Calidez la ciñó de adentro hacia afuera.
Per aspera
ad astra
Las barreras del lenguaje se tumbaron, y Usagi logró comprender su mensaje por sí sola…
Por el sendero áspero,
a las estrellas
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Fin de Parte 12.
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NDA: Estoy que lloro. ¡No saben que tan orgullosa estoy de esta última sección! Fue una de las secuencias que tuve en mi cabeza desde el inicio de esta novela y no tenía idea cómo llegar a ella. Pero ya lo hice. Está hecha. Y LA AMO.
Referencias Épicas (ya saben):
(1) El Tema musical de Yaten fue inspirado en una canción del soundtrack de Neon Genesis Evangelion. Existe dos versiones, "Love Antique" (usada en "Todos Quieren Gobernar el Mundo" en su versión en inglés) y otra en japonés/francés "Tsuki no Meikyuu" que al descubrirla, me percaté de que la letra es completamente distinta. Desde el momento que la descubrí, me gritó Y.A.T.E.N.
"Laberinto de la Luna" / Yoko Takahashi.
Lunatique (francés): caprichosa, temperamental por la influencia de la luna.
Mon amour (francés): Mi amor.
Ese brazo que me envuelve
Vi en mi sueño que me amaba
Sin embargo, me buscas
Tú a solas en el medio de la noche
Con un gesto suave
Me pregunto, ¿a quién estás abrazando?
Si tanto tiempo ha transcurrido
¿Por qué te tengo aún en mi pecho?
Mi felicidad es Lunatique (caprichosa)
Como la luna en la ventana
Algún día dejaré lo Lunatique (caprichosa)
Lentamente Lunatique (caprichosa)
Por el corazón enloquecido
Me pierdo en la soledad mon amour (mi amor)
Si dices que olvidaste
Quiero perseguirlo aún más
Una voz que jura una eternidad
Llega suavemente a mis oídos
Mi tristeza es Lunatique (caprichosa)
Como la luna brillante
Eventualmente me lleno de Lunatique (caprichos)
Avergonzada de mi Lunatique (capricho)
Mis ojos siguen como una sombra
Una lejana ilusión mon amour
Mi felicidad es Lunatique (caprichosa)
Como la luna en la ventana
Algún día dejaré lo Lunatique (caprichosa)
Lentamente Lunatique (caprichosa)
Por el corazón enloquecido
Me pierdo en la soledad mon amour (mi amor)
Mi tristeza es Lunatique (caprichosa)
Como la luna brillante
Eventualmente me lleno de Lunatique (caprichos)
Avergonzada de mi Lunatique (capricho)
Mis ojos siguen como una sombra
Una lejana ilusión mon amour
(2) Inspiración para la leyenda de Caballero Saber Ianto:
Anime/Videojuego "Fate/Grand Order prototype" – De aquí me inspiré en las armaduras del personaje "Rey Arturo/Arthur" de manera muy suelta. Aunque no tiene nada que ver la trama de esta historia con la de este anime/videojuego. La historia del origen del Caballero Saber Ianto y el origen de cómo se fundó Froid es completamente MÍA.
La referencia de la Espada "Ekskalibur", ya saben de cuál leyenda viene, si saben cultura general. Vamos, gente. Es el Rey Arturo/Arthur. Amo la mitología así que me permití incluir también la referencia del lago al que Excalibur es arrojada en las leyendas.
Fun fact: la espada en la piedra y Excalibur no son la misma espada. Arthur empezó con la espada en la piedra y luego la rompió en batalla. Entonces Merlín le sugirió ir a negociar una nueva espada con la Dama del Lago. Aka Excalibur. A los TV shows y películas les gustan ser flojos y mezclar las dos cosas.
Comparto imágenes del diseño de Ekskalibur de "Fate/Grand Order prototype". Planeo pedir comisión de la espada en la versión de Ad Astra, con más detalles alternos.
✧ Con estas imágenes se pueden dar una idea de lo hermosa que es.
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(3) Para dar un poco más de contexto a lo mencionado por Saber Ianto I en este capítulo sobre "El linaje ha sido restaurado… La línea de sucesión, reforjada." Es mi canon que aunque Seiya viene del linaje puro del fundador de Froid por parte de Severina y sus demás antepasados, no sólo nos referimos a lo físico, sino también a lo espiritual. Seiya fue cruel como Sailor Star Fighter antes de conocer a Usagi. Asesinar Animamates que previamente fueron su propia gente considero que fue una gran mancha en su linaje, haciéndola no merecedora de Ekskalibur. Eso, combinado a que básicamente renunció a su familia para servir a la Corona y a Kakyuu (ejem, el maldito enemigo), terminó de cortarla de la línea. A eso se refiere Saber Ianto con reforjada. Porque de manera milagrosa, Seiya encontró la forma de no sólo materializar un heredero físico, sino que fue concebido de otro linaje sin igual—uno realmente puro de corazón como es el de Serenity de la Luna.
Y por esto, y muchas razones más, harán a nuestro querido Maní bastante único.
(4) Ni siquiera voy a fingir que no usé a Kit Harrington como modelo de Saber Ianto I en este capítulo. Fue perfecto. Saben que me inspiro mucho de Westeros.
✧ Comparto imágenes de la armadura de Caballero Saber en el que visualicé a Kit en mi cabeza.
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✧ Imágenes de las Ruinas y el camino de piedra que recorrió Usagi (sin barandal):
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✧ Imágenes del Lago:
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(5) Per aspera ad astra, también Ad astra per aspera, es una frase en latín que en español significaría «A través del esfuerzo, el triunfo», «Por el sendero áspero, a las estrellas», «Por las rudezas del camino, hacia las estrellas» o «Hacia las estrellas a través de las dificultades».
Se utiliza también en la forma ad astra per aspera, derivada de la frase original utilizada en la obra de Séneca, el joven. La frase de Séneca fue: «Non est ad astra mollis e terris via».
Su traducción al español sería: «No hay camino fácil de la Tierra a las estrellas» (usada en el primer capítulo de esta novela).
(6) Nos acercamos al parto…
¡Beshitos!
