Héroe inesperado.
HACHIMAN POV.
Ha pasado una semana desde el incidente en el festival cultural. Sorprendentemente no he sido castigado de ninguna forma. Y eso que golpeé a Hayama hasta casi matarlo y agredí a la amiga de Sagami. Tales acciones me hubieran acarreado la expulsión, o por lo menos ser suspendido. Pero no por eso dejo de ser el centro de atención de todos, ya que todos siguen viéndome con miradas de odio y desprecio, además de que oigo a chicos y chicas cuchichear cosas sobre mí, tales como:
– ¿Ya lo vieron? Ese sujeto es sumamente salvaje. No sé cómo todavía está aquí. – Oigo decir a los chicos tanto en los salones como en los pasillos de la escuela.
– Miren a ese sujeto… ¿No es ese tipo el que golpeó a Hayama-kun? Ese tipo es un salvaje. Casi mata a Hayama-kun. No sé cómo no lo expulsaron de la escuela. – Escucho decir a las chicas quienes me miran con odio.
Yo no digo nada, pues no me interesa. El tiempo transcurre lenta y aburridamente entre clases, actividades del club e inclusive un viaje a Kyoto, donde acabo más aburrido que una ostra. Un día, Hiratsuka-sensei nos dice que nos tiene una propuesta. En ese momento, Shiromeguri-senpai entra a la sala del club, pero me sorprendo al ver que no viene sola. Junto a ella viene una chica muy hermosa de 15 años de edad, de cabello castaño claro y unos ojos ámbar muy lindos. Ella es Iroha Isshiki, y es una estudiante de primer año de la escuela. De igual forma, es la manager del club de soccer donde está Hayama. Y tengo que entendido que a Isshiki le gusta Hayama.
Shiromeguri-senpai dice que va a renunciar a la presidencia del consejo estudiantil, pues al ser una estudiante de tercer año, su graduación está cerca y cree que retirarse del consejo estudiantil es lo mejor porque dice que "su retiro" está cerca. Las elecciones para presidente(a) del consejo estudiantil están cerca, pero no hay ningún candidato ni candidata. Y desgraciadamente, Isshiki es la única candidata postulada al momento.
De acuerdo con Shiromeguri-senpai y con la propia Isshiki, es que Isshiki fue propuesta en contra de su voluntad además de que ni siquiera se lo consultaron. Y según Yukinoshita, se necesitan por lo menos 30 nominaciones para ser candidato. Yo pienso que, si ella no quiere dicho puesto, solo debe perder la elección, pues no se puede forzar a alguien a hacer algo que no quiere, por lo que se lo propongo a Isshiki.
Shiromeguri-senpai opina que es una buena idea, pero el único problema es que Isshiki es la única candidata y además Isshiki comenta que, si pierde la elección a propósito, quedaría muy mal y sería criticada por todos. Ante esto, todos y cada uno de nosotros proponemos posibles soluciones al problema de Isshiki pero son tantas las opciones que al final acabamos más enredados que nunca y no llegamos a ninguna conclusión.
Sin embargo, al final decido que lo mejor es convencer a Isshiki de que sea la presidenta, y le enseño lo que debe hacer, como obtener nominaciones y sobre todo como debe hablar con los demás. Mi plan funciona pues todo lo que hago con Isshiki la termina por convencer de aceptar el puesto de presidenta y cuando las elecciones se llevan a cabo, Isshiki es la ganadora. Poco después ayudo amablemente a Shiromeguri-senpai a sacar sus cosas y menesteres de la sala del consejo estudiantil. Shiromeguri-senpai es una chica muy amable y si hubiera tenido oportunidad de conocerla un poco más, podría apostar que me enamoraría de ella y sería capaz de pedirle que fuese mi novia.
Luego de eso, un día al terminar la escuela, tengo la casualidad de encontrarme con Haruno-san en una tienda de postres. Platico amenamente con ella hasta que una voz nos interrumpe.
– ¿Eh? ¿Hikigaya? – Pregunta la voz.
Cuando me doy la vuelta me quedo sorprendido al ver quien me ha hablado. Frente a mí, está una guapa chica de 16 años de edad, de cabello castaño oscuro corto y ojos del mismo color. Ella es Kaori Orimoto, una chica que me gustaba en la secundaria y que fue mi primer amor.
Así como lo oyen. Incluso un ser tan despreciable como yo, llegó a enamorarse. A pesar de la poca interacción que tuve con Orimoto en la secundaria, me sentí atraído por ella y un día me atreví a hablarle y luego de que entablé una conversación con ella, le pedí su número de celular y ella accedió a dármelo. Usaba toda clase de excusas tontas para enviarle mensajes, aunque la gran mayoría no eran respondidos.
Con el tiempo, me enamoré de ella y un día sin previo aviso, le pedí que fuera mi novia, pero fui rechazado. Después de eso, me volví el hazmerreír de la secundaria y Orimoto y yo ya no volvimos a cruzar palabra y cuando nos graduamos de la secundaria, cada quien tomó su propio rumbo y no volvimos a vernos. Hasta ese día.
– ¿Orimoto? – Pregunto estupefacto al volver a ver a mi antiguo amor de la secundaria.
Orimoto se acerca y empieza a preguntarme cosas que yo respondo con escuetos. Luego se dirige a Haruno-san y al verla me pregunta si es mi novia. Obviamente yo respondo que no. Haruno-san me pregunta quien es ella a lo que yo le contesto que es una antigua compañera de la secundaria donde estudié. Rápidamente Haruno-san conecta con Orimoto y le pregunta sobre mí. Orimoto le dice que yo le pedí que fuera mi novia, lo cual hace que Haruno-san pregunte más y Orimoto le cuenta toda "nuestra aventura" si lo podemos llamar así, lo cual me hace morirme de la vergüenza pero no digo nada.
Luego de eso, algunos días más tarde, Hayama se me acerca como si nada, pues aparentemente no me guarda rencor por la tunda que le puse el día del festival, y me dice que lo acompañe a una cita doble con Orimoto y una amiga con la que venía el día que me la encontré en esa tienda de postres con Haruno-san. Obviamente yo me niego. Pero en la noche, Haruno-san me llama y me dice que vaya, pues si no lo hago, me llevará a la fuerza. Haruno-san es aterradora cuando se lo propone, llegando a ser igual de terrorífica que Hiratsuka-sensei.
Por lo que el viernes, después de salir de la escuela, estoy con Hayama en la estación del metro esperando a Orimoto y a la otra chica. Ellas llegan poco después y entonces nos dirigimos al cine donde vemos un filme más o menos bueno. Pero yo estoy aburridísimo. Cuando la función termina, nos dirigimos al centro comercial. Entramos en una tienda de ropa, y mientras Orimoto, su amiga y Hayama hablan tranquilamente, yo me alejo de ellos y me recargo en la pared.
En ese momento, dirijo mi mirada hacia otro lugar, encontrándome con Miura que está probándose unas botas cafés puntiagudas con tacón muy femeninas que le llegan a la altura de las rodillas y a Ebina junto a ella, quien se sorprende al verme. Al observar a Miura probándose esas botas, me quedo sorprendido y no quiero sonar como pervertido ni nada por el estilo, pero así como admití que Miura es una chica muy hermosa, reconozco que también tiene unas piernas muy lindas y bien definidas. No puedo evitar sonrojarme al verla. Ebina hace un extraño sonido al verme haciendo que Miura voltee a verla.
– ¿Eh? – Dice Ebina sorprendida al verme.
– ¿Qué pasa, Ebina? – Pregunta Miura y en ese momento voltea y me ve. Pero lo que más llama su atención es Hayama platicando con Orimoto y la otra chica. Miura se sobresalta al ver eso y trata de llamar a Hayama.
– ¡Haya…! – Pero en ese momento, Miura se tropieza con sus propios pies y cae de sentón en el suelo dejando sus piernas abiertas y deja al descubierto que trae pantaletas rosas.
– ¡Panties! ¡Rosas! ¡Por Dios! – Digo sorprendido y me alejo rápidamente del lugar temiendo lo que pueda hacer Miura ahora que acabo de ver su ropa interior.
Hayama, Orimoto, su amiga y yo nos vamos del lugar y seguimos recorriendo las tiendas encontrándonos con Tobe e Isshiki, quienes también están recorriendo las tiendas del centro comercial. Isshiki me pregunta quienes son las chicas que nos acompañan, pero no le respondo y optamos por irnos. Cabe señalar que Orimoto se estuvo burlando de mí durante todo el trayecto por cualquier cosa sin importancia que hacía o decía. Hasta que Hayama la detuvo y le dijo que no se riera de mí.
Una hora después, después de comer en una cafetería ubicada dentro del interior del centro comercial, Orimoto y su amiga se van y Hayama y yo tenemos una leve conversación luego de lo cual tomo mi mochila y me dispongo a irme. En cuanto salgo del centro comercial, me dispongo a regresar a la escuela, pues olvidé mi bicicleta que es el medio de transporte que siempre uso para ir a la escuela.
Tras pedalear mi bicicleta por una hora aproximadamente y pasar varias calles, paso cerca de un callejón oscuro y oigo ruidos extraños viniendo del interior del mismo: Se podrían definir como gemidos y sollozos ahogados. En circunstancias normales, no le tomaría importancia y me iría de ahí, pero la curiosidad termina ganándome, por lo que, con mucha precaución, decido echar un vistazo en el callejón.
Al mirar hacia el fondo del callejón, me quedo congelado y dejo caer mi bicicleta al suelo por lo que está pasando en el interior del mismo y grande es mi asombro y mi ira por lo que está pasando en ese callejón. No puedo permitir que lo que está sucediendo en el interior de ese callejón se lleve a cabo. Por lo que aviento mi mochila al suelo, me quito mi saco escolar y de igual forma lo aviento al piso, me arremango la camisa y me interno en el interior de ese callejón, dispuesto a jugarme la vida.
FIN HACHIMAN POV.
Horas antes…
YUMIKO POV.
Después de la escuela, me dirijo con Ebina hacia el centro comercial. Entramos a una tienda algo grande y ambas nos dirigimos a la zona de ropa. En ese momento encuentro unas botas puntiagudas cafés muy femeninas que siempre he querido por lo que decido pedirle a uno de los empleados de la tienda que me las muestre para poder probármelas. El empleado me trae las botas en pocos segundos y yo me las pruebo. Pero mientras lo estoy haciendo, oigo a Ebina hacer un extraño sonido.
– ¿Qué pasa, Ebina? – Le pregunto a Ebina.
En ese momento, al levantar la vista, me sorprendo al ver a Hikio frente a nosotras, pero lo que más sorprende es que está sonrojado, pero justo entonces, veo a Hayato platicando amenamente con una chica de cabello castaño y otra de pelo verde. Me asombro al ver eso y trato de llamar a Hayato.
– ¡Haya…! – Pero en ese momento, me tropiezo y caigo de sentón en el suelo.
Cuando levanto la vista, veo que Hikio ya se ha ido y en ese momento, Ebina se acerca a mí algo preocupada por lo que me pasó.
– ¿Estás bien, Yumiko? – Me pregunta Ebina preocupada.
– Ha-Haya… – Trato de llamar a Hayato pero antes de que me dé cuenta, Hayato ya se ha ido junto con esas chicas con las que estaba platicando.
Por lo que no me queda de otra más que seguir con Ebina en nuestro paseo. Recorremos varias tiendas y nos compramos algunas cosas. Algunas horas después, nos despedimos y tomamos rumbos distintos, pues Ebina vive en otro lugar.
Camino por las calles iluminadas por una hora más o menos. Desgraciadamente, para llegar a mi casa, tengo que atravesar una zona poco transitada. Empiezo a caminar por esa zona y en ese momento suena mi celular. Al revisarlo, veo que Ebina me ha mandado un mensaje de chat en el que me dice que volvamos a salir otro día. Yo le envío una respuesta y entonces empiezo a hablar despreocupadamente con ella por medio de mensajes.
Debido a que estoy muy entretenida platicando con Ebina, me he distraído por completo mientras camino. En ese momento, alguien me agarra del brazo con fuerza y cuando me doy cuenta estoy tirada en el suelo en un callejón oscuro y un sujeto desagradable, como de 28 años, de cabello rizado y apariencia intimidante está sobre mí amenazándome con una navaja. Angustiada, le doy todo mi dinero y los pocos objetos de valor que tengo, pero veo que ese tipejo me está viendo lascivamente. Es obvio que ese malnacido quiere algo más de mí. Y lo confirmo cuando ese malnacido empieza a tocar mis pechos, acariciar mis piernas y a besarme en el cuello y la cara. Aquello se siente horrible.
– Tranquila, nena. Si te portas bien, no te lastimaré. – Me dice aquel sujeto sin dejar de besarme ni tocarme.
– Suélteme por favor. – Suplico inútilmente.
– Ni lo sueñes, preciosa. Voy a hacerte lo que yo quiera. – Dice el sujeto empezando a bajarse el pantalón, lo cual me deja aterrada.
– No… Por favor no… – Suplico inútilmente con la voz al borde del llanto. Estoy tan aterrada que quiero gritar, pero mis cuerdas vocales no me responden y lo único que sale de mi boca son sollozos y balbuceos.
Además de que tengo mucho miedo de que ese desgraciado me vaya a lastimar si grito. Justo cuando estoy por aceptar mi cruel destino, una mano se posa sobre el hombro de ese desgraciado y lo jala, obligándolo a ponerse de pie. El tipo voltea el rostro y acto seguido vuelve a voltearlo de forma estrepitosa, pues veo que un chico alto le ha dado un tremendo puñetazo en el rostro que le ha roto la nariz.
– ¡DÉJALA EN PAZ, DESGRACIADO! – Grita la voz de ese chico. Esa voz me parece conocida, pero estoy tan asustada que no veo el rostro del sujeto que me ha salvado.
En ese momento, veo como ese chico golpea fuertemente a ese miserable en el estómago, haciendo que se retuerza. Acto seguido, le da otro puñetazo a ese tipejo, pero esta vez en la cara, y por la fuerza del golpe, el tipejo pierde el equilibrio y cae de espaldas, golpeándose fuertemente la cabeza contra el suelo. Debido a la inercia del impacto, ese desgraciado suelta la navaja y ese misterioso chico aprovecha para patearla muy lejos, dejando desarmado al hombre.
Puedo ver como el sujeto, algo aturdido intenta levantarse, pero en ese momento, el chico se lo impide dándole una furiosa patada la cual le da de lleno en la mandíbula haciendo que el tipo caiga pesadamente al suelo. Pues la patada fue tan fuerte que ese malnacido perdió el conocimiento. Una vez que la breve pelea ha terminado, ese chico misterioso que me ha salvado se dirige hacia mí y me ayuda a levantarme.
– ¿Estás bien? ¿No te lastimó ese desgraciado? – Me pregunta con un tono preocupado.
Mi respuesta es hundir mi cara en su pecho y abrazarlo con fuerza. Entonces empiezo a llorar pues aún estoy muy asustada. Nunca creí que algo así podría pasarme y de no ser por ese chico, no sé qué habría sido de mí. Una vez que me he desahogado y me he calmado, levanto mi mirada para dar las gracias y al fin ver el rostro de mi salvador, de mi héroe, pero al hacerlo, me quedo estupefacta al reconocer a quien me ha rescatado.
– ¿Hi-Hi-Hikio? – Pregunto sorprendida al ver que Hikio fue quien me ha salvado. Esos ojos de pez muerto que tanto me desagradan fueron los que lo delataron.
– ¿Estás bien, Miura? – Me pregunta Hikio con un tono preocupado.
– Sí, estoy bien. Gracias. No sé qué habría sido de mí si no hubieras llegado a tiempo. No tengo palabras para agradecértelo. – Le digo a Hikio volviendo a abrazarlo.
– No te preocupes. Aunque no nos llevamos muy bien del todo, no podía permitir que ese cerdo quisiera abusar de ti. Porque si hay algo que no soporto es la violencia contra las mujeres. – Me dice Hikio sonriéndome.
Al verlo sonreír, me quedo sin palabras y siento un fuerte rubor en mis mejillas y al mismo tiempo mi corazón late de forma rápida y extraña. Pues el sujeto que más odio y al que peor he tratado, y que, además, golpeó salvajemente a Hayato hasta casi matarlo, arriesgó su vida por mí sin dudarlo ni un segundo y me salvó de ese cerdo. En ese momento, noto unas manchas negras en su camisa. Supongo que cuando lloré en su pecho, mi maquillaje se estropeó y le dejé marcas en su camisa.
– Lamento haber ensuciado tu camisa. – Le digo señalando su camisa.
– No te preocupes. Pero por favor, ten mucho cuidado cuando camines por las calles, y más de noche. Nunca te distraigas con el celular o con otra cosa, pues nunca sabes la clase de tipejos con los que te podrías encontrar. – Me dice Hikio.
No le reclamo nada, pues sé que lo dice por mi bien. Además, no tengo nada que reprocharle, pues me salvó de ese cerdo, quien pudo haberme violado e inclusive me pudo haber matado. En ese momento, oímos unos leves gruñidos. Al darnos la vuelta, podemos ver como mi agresor empieza a moverse con dificultad pues ya está empezando a volver en sí. Asustado, Hikio rápidamente se dirige hacia él y le propina otra patada, solo que esta le da de lleno en la cabeza, haciéndole una cortada muy profunda y causando que vuelva a quedar inconsciente.
En ese momento, Hikio saca su celular y llama a la policía para que se lleven a ese hombre. Unos minutos después, el sujeto se encuentra esposado en el interior de una patrulla de policía y dos oficiales dicen que nos llevarán a la comandancia para que demos nuestra declaración y nosotros aceptamos sin poner objeción.
Una vez que estamos en la comandancia, otro oficial llama a mis padres y a los de Hikio para que vengan a recogernos pues aun somos menores de edad. Mis padres y los de Hikio llegan en poco tiempo y entonces mi padre y mi madre me abrazan con fuerza, pues se enteraron de lo que pasó cuando les marcaron, están asustados, pero también felices por ver que no me pasó nada, y los padres de mi compañero de clases hacen lo mismo con él.
Pocos minutos después, Hikio y yo damos nuestra declaración de lo que ocurrió con aquel sujeto y una vez que los policías determinan que todo fue en defensa propia, nos dejan ir sin ningún inconveniente.
– Será fácil que este sujeto pague por lo que hizo. Pues no era la primera vez que lo hacía. – Dice el jefe de policía.
– ¿A qué se refiere? – Pregunta mi padre confundido.
– Ya teníamos en la mira a ese hombre. Teníamos ya reportes de él, dos chicas de preparatoria y una de secundaria levantaron cargos en su contra por intento de agresiones sexuales. – Responde el jefe policial.
– Espero que nunca salga y le den una larga condena. – Dice mi madre.
– Así será, señora. A este hombre le espera una larga temporada en prisión. – Concluye el jefe de policía.
Una vez fuera de la comisaria, mi padre le agradece a Hikio por haberme salvado.
– ¿Tú fuiste quien salvó a mi hija? – Le pregunta mi padre a Hikio.
– Así es. – Responde Hikio.
– ¿Cuál es tu nombre? – Pregunta mi padre.
– Hachiman… Hachiman Hikigaya. – Contesta Hikio.
– No tengo palabras para agradecerte por haber salvado a Yumiko. Ten. Anota la cantidad que quieras en este cheque. – Dice mi padre sacando una chequera y entregándosela a Hikio, pues quiere darle una importante cantidad de dinero por haberme salvado.
– No, gracias. Yo hago el bien sin esperar nada a cambio. – Responde Hikio rechazando la propuesta de mi padre.
– Te admiro, Hachiman. Eso se llama pundonor. En ese caso, te ofrezco devolverte el favor cuando quieras. Toma mi tarjeta y lo que necesites o quieras, no dudes en pedírmelo que te lo daré con mucho gusto. – Dice mi padre entregándole a Hikio una tarjeta con su nombre y su número de celular.
Hikio la acepta y la guarda en el bolsillo y luego de eso, le hace una reverencia a mi padre y se despide de él, de mi madre y de mí.
– Gracias, Miura-dono. Consideraré su propuesta. – Dice Hikio.
– Claro que sí, Hachiman. – Le dice mi padre.
– Bueno, hasta luego, señores Miura. Nos vemos, Yumiko. – Dice Hikio, dejándome algo sorprendida por el hecho de que me llamó por mi nombre.
Luego de eso, Hikio se va junto con sus padres y los míos y yo también nos vamos. Una vez que ya estoy en mi casa y dentro de mi habitación, no puedo dejar de pensar en Hikio y en lo que hizo por mí. Pero lo que más me sorprendió fue que me llamó por mi nombre, supongo que lo hizo para que mi padre creyera que era un amigo o un conocido mío. Finalmente, tras batallar por varios minutos, logro conciliar el sueño sin poder evitar pensar en Hikio de nuevo. Supongo que él no es tan mala persona como aparenta ser. No estaría mal conocerlo un poco más a fondo.
A la mañana siguiente, llego a la escuela y en cuanto entro al salón 2-F, encuentro a Hayato, a Yui, a Ebina, a Tobe, a Yamato y a Ooka ya reunidos donde siempre nos reunimos. Me acerco a ellos y les cuento lo que me pasó anoche: el incidente con aquel hombre y que Hikio me salvó de sus garras. Todos me miran con muecas de preocupación y asombro y entonces miro a Hayato molesto y preocupado.
– Será mejor que a partir de ahora tengas más cuidado cuando camines sola por la calle y no te distraigas con nada. – Me regaña Hayato.
En ese momento, la puerta del aula se abre y entra Hikio al salón y se dirige a paso lento a su escritorio y entonces toma asiento. Todos volteamos a verlo, pero él no lo hace. Entonces Hayato se dirige hacia él y luego de que intercambian unas palabras, me sorprendo al ver que Hayato le hace una reverencia. Hikio voltea a verlo, lo mira con incomodidad, murmura algo que no alcanzo a escuchar y luego simplemente regresa su mirada de pez muerto hacia el frente del salón.
– ¿Qué le dijiste? – Le pregunto a Hayato cuando vuelve con nosotros.
– Solo le agradecí el hecho de que te salvó. – Me responde Hayato.
– Hikitani-kun fue muy valiente. Arriesgó su vida para salvar a Yumiko. Eso es envidiable y digno de admirar – Dice Tobe mirando a Hikio.
– El incidente en el festival cultural destruyó la reputación de Hikitani-kun. Pero apostaría lo que fuera a que si todos supieran que salvó a Yumiko, su popularidad hubiera subido considerablemente y además este incidente pudo haber reconstruido su reputación. – Comenta Ebina mirando al chico con ojos de zombie.
– No creo que a Hikki le guste eso, pues a él no le gusta ser el centro de atención. – Comenta Yui mirando a Hikio con una mirada triste.
– Hikigaya es mejor persona de lo que aparenta. Siempre está en el momento indicado y en el lugar adecuado. – Opina Hayato.
En ese momento, me quedo mirando fijamente al chico solitario, quien está hundido en sus pensamientos. Puedo ver que está recargado sobre su pupitre, mientras escucha música con unos audífonos, y su mirada está fija en el frente del salón de clases y es de aburrimiento total. Prácticamente no se mueve de su asiento y ni siquiera parpadea, y al parecer no le importa que yo lo esté mirando. En ese momento oigo la voz de Yui.
– ¿Yumiko? – Me pregunta Yui.
– ¿Qué pasa? – Le pregunto nerviosa.
– ¿Podrías decirme por qué estás mirando fijamente a Hikki? – Me pregunta Yui directamente, pero puedo ver claramente los celos en sus ojos, y además a leguas se nota que está celosa, sobre todo por el tono de voz en el que me habla.
– Por nada en especial. – Le respondo y me doy la vuelta, ignorándola, para que ya no me haga más preguntas.
Pero no puedo evitar sentirme algo incómoda. Con el paso de los días, he estado mirando a Hikio con más frecuencia, y cada vez que lo veo, mi corazón late de forma rápida, extraña e irregular. Y por razones que no conozco, no puedo dejar de mirar a Hikio. Pero noto que él no me mira de la misma forma como yo lo miro a él. ¿Será que me estoy enamorando de Hikio? No. Eso ni pensarlo. ¿Por qué me habría de enamorar de alguien tan antipático como él? Además, a mí me gusta Hayato. Sin mencionar que yo nunca me enamoraría del tipejo que golpeó salvajemente al chico que me gusta hasta casi matarlo. O tal vez lo único que pasa es que admiro a Hikio por haber arriesgado su vida por mí. Pero averiguaré que es este extraño sentimiento.
FIN YUMIKO POV.
IROHA POV.
Ser la presidenta del consejo estudiantil es algo difícil de llevar. Un día, me informan que nuestra escuela, la Preparatoria Sobu junto con la Preparatoria Kaihin Sougou deberán hacer un evento de Navidad dedicado a niños pequeños y personas de la tercera edad, puesto que ya estamos en Diciembre y aunque faltan tres semanas para Navidad, esta está a la vuelta de la esquina. Ante esto, un día el consejo estudiantil de Sobu se reúne con el de Kaihin Sougou y tratamos de llegar a un acuerdo. Inclusive Senpai se una a la reunión. Todos proponemos ideas y opciones para el evento, pero desgraciadamente, no llegamos a ningún acuerdo.
Inclusive puedo ver como todos, incluyendo a Senpai están visiblemente preocupados. Pues desafortunadamente no llegamos a ninguna conclusión y todos están platicando de otras cosas totalmente ajenas al evento. No puedo evitar sentirme preocupada pues el tiempo es oro y con discusiones donde no llegamos a nada se pierde tiempo muy valioso.
De plano no sé qué hacer. Un día después de otra reunión en la que de nuevo no llegamos a nada, invito a Hayama-senpai a que vayamos a recorrer las tiendas por una venta navideña. Él accede a acompañarme de buena gana. Me acompaña a recorrer las tiendas y compro algunas cosas. Luego de eso, ambos nos dirigimos a nuestras casas, sin embargo, cuando llegamos al punto donde tenemos que separarnos para ir a nuestros respectivos hogares, un sujeto desagradable, canoso y regordete, como de aproximadamente 50 años se acerca a nosotros y empieza a tocarme de forma libidinosa.
– No estás nada mal, muchachita. – Me dice ese sujeto tan asqueroso.
– ¡¿Qué le pasa, viejo cerdo?! – Le grito sumamente enojada.
– Pasa que quiero tocar a una linda chica. – Me dice ese maldito agarrándome de la cintura.
– ¡Suélteme! ¡¿Qué le pasa, maldito degenerado?! – Le grito y empiezo a forcejear con ese cerdo.
En ese momento, Hayama-senpai le da un fuerte puñetazo a ese maldito, haciéndolo caer al suelo.
– ¡No vuelvas a meterte con ella, desgraciado! – Dice Hayama-senpai muy enojado.
Pero en ese momento, aquel hombre lo hace caer el suelo, usando sus pies. Acto seguido se pone encima de Hayama senpai y le da cinco tremendos puñetazos en el rostro, lastimándolo severamente.
– Escuincle idiota. Esto es para que aprendas a distinguir con quien te metes. – Dice aquel sujeto mirando con burla a Hayama-senpai quien gime de dolor y se soba las partes donde ese sujeto lo golpeó.
En ese momento, una mano se posa sobre el hombro de ese tipo y lo hace voltear el rostro para acto seguido, volver a voltearlo de forma estrepitosa. Pues me asombro al ver que quien ha golpeado a ese maldito no es nada más ni nada menos que Senpai. Y además Senpai golpeó con tanta fuerza a ese tipo que lo hizo caer al suelo con la nariz rota.
– ¿Senpai? – Le pregunto muy sorprendida.
– ¡Levántate, imbécil! – Grita Senpai furioso, ignorándome por completo.
El hombre se lleva la mano a la nariz y nota que está sangrando, acto seguido mira con furia a Senpai y se pone de pie.
– ¡Ahora sí sacaste boleto, mocoso estúpido! – Grita el sujeto.
Aquel maldito le lanza un puñetazo a Senpai, pero sorprendentemente, Senpai lo esquiva y le estampa su puño izquierdo en el estómago a ese tipo haciéndolo retorcerse para luego darle un puñetazo a ese hombre en un lado de la cabeza, el cual le parte la ceja izquierda. Aquel tipo no se rinde y le lanza otro golpe a Senpai, quien de nueva cuenta lo esquiva y estampa su puño izquierdo en la mandíbula de ese hombre, rompiéndole la boca y haciendo que caiga al suelo. Circunstancia que Senpai aprovecha para lanzarse sobre ese tipo, y una vez que hace eso, procede a darle una ráfaga de puñetazos con ambos puños los cuales se estrellan sobre el rostro de ese miserable, quien no puede ni meter las manos.
– ¡Vas a aprender a respetar a una mujer, desgraciado! – Grita Senpai mientras golpea a ese tipo con furia.
– ¡Y-Y-Ya estuvo! ¡Déjame! – Suplica inútilmente ese maldito, pero en ese momento, Senpai le asesta un tremendo puñetazo en el pómulo, y el tipo gime de dolor, se lleva la mano hacia la zona golpeada y hace una mueca de dolor.
– ¡Ningún "ya estuvo"! ¡Si vuelves a meterte con ella, lo vas a lamentar! – Grita Senpai y le da otros tres puñetazos en el rostro luego de haberle metido 15 puñetazos.
– ¡No! ¡Tú ganas! ¡No lo haré! – Suplica ese desgraciado.
– ¡Más te vale! – Dice Senpai poniéndose de pie para luego darle una patada en la cabeza a ese degenerado, la cual lo hace quedar inconsciente.
Senpai se aleja de ese tipo, jadeante y satisfecho. Yo lo miro embelesada por haber sido tan valiente y haberme defendido de ese sujeto. Inclusive Hayama-senpai está sorprendido por ver a Senpai pelear tan bien contra un hombre mayor y ganarle fácilmente. Siento un fuerte rubor en mis mejillas al tiempo que mi corazón late de una forma rápida y extraña al ver a Senpai acercarse a mí sonriéndome.
– ¿Estás bien, Isshiki? – Me pregunta Senpai.
– Sí, estoy bien. Gracias, Senpai. – Le respondo.
– ¿Y tú estás bien, Hayama? – Pregunta Senpai.
– Sí, eso creo. Es increíble lo bien que sabes pelear. – Responde Hayama-senpai incorporándose y con mueca de sorpresa.
– No es nada. Pero no lo hice por ti, sino por Isshiki. – Contesta Senpai fríamente.
– Eso es más que claro. – Comenta Hayama-senpai.
– Tengan cuidado con la gente con la que se cruzan. No saben la clase de mañas que pueden tener estos cerdos. – Nos dice como consejo.
– Muchas gracias por haberme defendido, Senpai. – Le digo sonriéndole.
– No es gran cosa, Isshiki... Ahora me voy. Nos vemos Isshiki. Nos vemos Hayama. – Dice Senpai retirándose lentamente del lugar.
Luego de eso, Hayama-senpai se despide de mí y se va. Entonces decido seguir a escondidas a Senpai sin que me vea. En eso estoy cuando veo a un sujeto alto y robusto de cabello negro corto y rasgos extranjeros hablarle a Senpai. Por lo que me escondo atrás de una pared y escucho la conversación de Senpai con ese extraño hombre.
– Oye tú. El chico de cabello negro. –Dice aquel hombre dirigiéndose a Senpai.
– ¿Me hablas a mí? – Pregunta confundido Senpai.
– Sí. A ti. – Le dice aquel hombre.
– ¿Se te perdió algo? – Pregunta Senpai con un tono serio.
– No, nada. Tranquilo. Vi lo que pasó en esa calle. Defendiste a tu novia de ese viejo cerdo que también golpeó a tu amigo. Cabe señalar que me sorprendí porque vi que le pusiste una severa tunda a ese viejo. – Oigo a ese hombre decirle a Senpai.
– Ya veo. Pero, en primer lugar, esa chica no es mi novia. Es una compañera de mi escuela. En segundo lugar, el tipo ese no es mi amigo. También es un compañero de mi escuela. – Responde Senpai de forma fría y directa.
– Ya veo. Debo decir que me interesas mucho. – Dice el hombre mirándolo fijamente.
– ¿Qué diablos estás diciendo? – Contesta Senpai mirándolo amenazadoramente y cerrando los puños.
– No, no, no. Relájate. No lo malinterpretes. A lo que me refiero es que peleas muy bien. – Responde el hombre levantando las manos en señal de paz.
– ¿Qué quieres decir? – Pregunta Senpai confundido.
– Solo te digo que me gusta la forma en la que tú peleas. – Dice ese hombre mirando fijamente a Senpai.
– Ve al grano y déjate de rodeos. ¿Qué quieres? – Pregunta Senpai mirándolo fijamente.
– Peleas muy bien. Tengo que admitir que tienes un gran talento para pelear. Así que te propongo que te conviertas en boxeador. – Dice el hombre.
– ¿Qué qué? ¿Qué haga que cosa? – Pregunta Senpai completamente sorprendido. Y yo también estoy estupefacta al oír lo que le ha propuesto ese hombre.
– Lo que oíste. Tienes nivel de sobra para convertirte en boxeador. Y quiero que te vuelvas uno. Mi nombre es Miguel Gómez, soy originario de México y soy un exboxeador profesional. Me vine a Japón junto con tres amigos que también fueron boxeadores en busca de jóvenes con aptitudes para el boxeo. Actualmente mis amigos y yo dirigimos un gimnasio de boxeo aquí en Chiba que entrena boxeadores a nivel profesional. Si te interesa, aquí está la tarjeta del gimnasio que dirijo y si aceptas, puedes venir a nuestro gimnasio para que te entrenemos. Somos profesionales en lo que hacemos y podemos convertirte en un boxeador imparable en el ring. – Le comenta el hombre a Senpai al tiempo que le entrega una tarjeta, la cual Senpai toma y guarda en el bolsillo de su blazer.
– Mmmmm… No es mala idea después de todo. Es una oferta tentadora. Lo pensaré y en uno de estos días te daré una respuesta. – Responde Senpai después de haber meditado varios minutos la propuesta de ese tal Miguel.
– Las puertas de mi gimnasio estarán abiertas para ti. Piénsalo bien y me das una respuesta. Nos vemos. – Dice el hombre despidiéndose de Senpai.
Senpai se aleja del lugar y yo me quedo en shock. ¿Senpai siendo boxeador? Es algo difícil de creer. Pero lo que más me emociona fue ver lo valiente que fue Senpai al defenderme. Aunque muchos lo critican, Senpai es una buena persona que no dudaría ni un segundo en ayudar a alguien. Por lo que me dirijo a mi casa sin dejar de pensar en él.
El tiempo pasa. El evento de Navidad se acerca. Ninguno de los consejos de ambas escuelas se puede poner de acuerdo. Por lo que Senpai toma el rol del líder y al final él acaba dando todas las órdenes importantes y haciéndose cargo de todo, sorprendiendo a propios y extraños, incluyendo a Yui-senpai, a Yukinoshita-senpai, a Hiratsuka-sensei e inclusive a Shiromeguri-senpai. Al final, Sobu hace una obra de Navidad mientras que Kaihin Sougou da un concierto. Y el evento acaba siendo todo un éxito. Inclusive varios niños de primaria entran como mano de obra en el evento y Senpai también los hace hacer diversas cosas.
Me quedo sorprendida y embelesada por el gran trabajo de Senpai. Prácticamente él hizo todo dejándonos a más de uno con la boca abierta. No he podido dejar de pensar en él, de igual forma, lo miro con mucha frecuencia y busco pasar mucho tiempo con él, pero también he notado que Miura-senpai también ha estado mirando a Senpai con mucha frecuencia. ¿Será posible que me gusta Senpai? No, eso no va pasar porque a mí me gusta Hayama-senpai… ¿Podría ser a que a Miura-senpai le gusta Senpai? No, tengo entendido que a ella también le gusta Hayama-senpai. Esto es sumamente confuso y extraño.
Esto es un verdadero embrollo. No estoy segura de lo que siento por Senpai, pero lo voy a descubrir. De alguna y otra manera, pero lo voy a descubrir. De igual forma, averiguaré lo que Miura-senpai trama con Senpai y sus intenciones con él.
