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Disclaimer: Naruto no me pertenece, de lo contrario el NejiTen sería oficial.
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Disfruten la lectura.
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Capítulo 7. Nueva vida
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Empezaba por el final.
Esa era la primera indicación que debía tenerse en cuenta cuando un alma se instalaba en un nuevo anfitrión. Todo iba a empezar por el final, los primeros recuerdos que se tenían eran los de los momentos finales de dicho ser vivo. Eso no significaba necesariamente que sería algo malo, a veces simplemente dicho recuerdo era una comida antes de irse a dormir.
Pero sabía que ese no iba a ser su caso, al menos no esta vez. Desde su segunda vida ella había pedido que su cuerpo en el nuevo planeta al que llegara fuera el de un adulto o un espécimen ya maduro, no estaba dispuesta a vivir otra etapa de larva, infancia o cómo sea que lo llamaran en cada especie, tampoco ese punto medio antes de conseguir que el cuerpo tuviera todas sus funciones desarrolladas.
Además que ella había ido desarrollando cierto perfil a través de sus vidas, por eso había sabido de antemano que su nuevo cuerpo sería "complicado" si es que podía usarse esa palabra. Humanos, recordó que se llamaban los seres de ese planeta, la humana en la que se iba a convertir era parte de la resistencia del planeta, o algo parecido. Así que su final no había sido uno tranquilo.
Vio aparecer las imágenes, su cuerpo se llenó de una sensación que nunca había experimentado a medida que su respiración se iba acelerando. Notando de inmediato lo decisiva que había sido esa humana al correr sin dudar hasta el borde de ese sitio alto, podía escuchar mil sonidos a la vez, incluyendo uno que venía de ella misma desde su interior. De repente contrario a las anteriores sensaciones, sintió la calma que le era tan familiar, pero estaba fuera de lugar, ¿cómo podía haber tanta calma en un ser que decidía atentar contra su propia vida?
El dolor que la invadió fue tanto que todo su cuerpo se convulsionó y a su alrededor se escuchó un sonido estridente. Siendo ese el momento en que despertaba, que sus ojos se abrían y luego se cerraban de nuevo porque no podía tolerar la luz a su alrededor, sintiendo algo parecido a un martilleo dentro de sí misma.
- Lo siento, lo siento — fue un sonido muy bajo que se escuchó junto a ella mientras algo la tocaba para que dejara de temblar — lo siento — le repitió — sé lo que viste y lo siento — no lograba entender de donde venían todas las sensaciones ni qué significaba cada una, pero trató de enfocarse en saber qué tipo de comunicación y lenguaje usaba su nuevo anfitrión
- Fue horrible — escuchó la que era su propia voz, notando que el sonido estridente que se había escuchado antes había sido ella misma quien lo había producido pero a un volumen muy alto. Un grito hasta donde podía decir con los conocimientos que iban llegando de a pocos a su mente — esta humana tuvo un final horrible
- ¡Bien! — la lógica decía que ese debía ser su sanador, quien la había implantado en ese cuerpo y ahora la acompañaba hasta estar seguro que estaba completamente acoplada. Era un hombre, que el sonido fuera grave significaba que quien se comunicaba con ella era muy probable que fuera un espécimen masculino. Aunque la emoción con la que se había expresado no coincidía con las palabras que ella había pronunciado sobre el final de su humana — recuerdas en qué especie estás — abrió los ojos lentamente, moviendo los párpados varias veces para notar que la luz había sido atenuada y ya no le incomodaba tanto — ¿recuerdas el nombre del planeta?
- Tierra — empezó a mover suavemente sus extremidades, había visto la forma de su nuevo cuerpo en los humanos que también estaban acompañándola antes que se arrojara al vacío, por lo que quería poder sentirlas una a una y acostumbrarse a estas
- Muy bien — celebró el humano, por lo que giró su cabeza hacia este, comprobando que era un hombre como había supuesto por el tono de voz — ¿Qué tal te sientes?
- Diferente — trató lo de modular el volumen de su voz — hay muchos sonidos y sensaciones, demasiados puntos sensoriales
- Aquí las llaman terminaciones nerviosas, ya aprenderás un poco de ellas en los próximos días — ella se fijó en el hombre, no se parecía a los que había visto en los recuerdos. Sus ojos eran negros con un halo plateado que revelaba que era un alma igual que ella, su cabello era grisáceo y corto — ¿todas tus conexiones están bien realizadas? — ella cerró los ojos un momento antes de asentir — ¿quieres intentar ponerte de pie?
- ¿Todos los humanos son bípedos? — se sentó y se quedó viendo por un momento sus extremidades superiores
- Sí, su evolución los llevó a serlo, los brazos los usan para muchas cosas, en especial las que requieren precisión
- Brazos — repitió para sí misma girándolos, notando en ese momento que en su antebrazo izquierdo había algo
- Se llama tatuaje — le explicó él, al parecer entendiendo su confusión porque no parecía ser algo natural — a algunos humanos les gustaba plasmar dibujos o frases en su piel, no lo removimos porque tal vez pueda ayudarte a acceder a los recuerdos de ese cuerpo — ella no había despegado su mirada de la marca negruzca, de momento ningún recuerdo aparecía — podrás removerlo cuando termines tu misión inicial, pero de eso podremos hablar después — vio la mano extendida y entendió que debía tomarla, siendo el momento de mover sus extremidades inferiores mientras las veía, estaban cubiertas por algo — son piernas
- Piernas — iteró, apoyando una en el suelo y por un momento temió perder el equilibrio — nunca he sido bípeda
- No te preocupes, los humanos aprenden más o menos en su primer año a andar de esta forma
- ¿Primer año? — movió su pierna izquierda y luego la derecha, todavía sosteniéndose de la mano del hombre
- Después hablaremos de la forma de contar el tiempo en este planeta — ella asintió, soltándose del agarre para tratar de moverse sola. No debería sorprenderle que realmente no se desequilibraba y que sentía natural estar en esa posición, después de todo para ese cuerpo era normal hacerlo, caminar era la palabra.
- ¿Qué estoy usando? — preguntó después de dar varios pasos por la habitación al escuchar que con cada uno de estos se escuchaba un roce, estaba empezando a acostumbrarse de a pocos a su tamaño
- ¿Te refieres a la ropa? — ella se giró para verlo
- ¿Ropa? — tocó lo que cubría la parte superior de su cuerpo y lo movió — ¿así se llama?
- Sí, es... necesaria — él avanzó hacia la pared y movió algo, aumentando la intensidad de la luz que afortunadamente ya no le incomodaba — es una mezcla entre supervivencia y pudor
- ¿Pudor? — nunca en sus múltiples vidas había escuchado tal palabra
- Es algo que solo tienen los humanos, por algún motivo se avergüenzan si se encuentran desnudos frente a otros humanos — eso no tenía sentido — claro, hay excepciones como los bebés con sus padres en sus primeros años, o las parejas cuando van a aparearse
- ¿Y lo de la supervivencia? — no quería saber nada sobre lo de aparearse
- Su evolución los ha llevado a no ser capaces de sobrevivir las condiciones del entorno sin la ropa, esta piel se lastima si está mucho tiempo expuesta al sol sin la protección adecuada, también pueden morir congelados si no están abrigados
- Entiendo — al menos parcialmente, nunca había estado en un ser que necesitara algo más que su propio pelaje para sobrevivir en el exterior. Aunque era claro que esa delgada capa de pelos rubios que cubrían sus brazos no la protegerían de nada — ¿no han pensado en desarrollar alguna protección para prescindir de ella?
- ¿De la ropa? — ella asintió
- No lo creo — la respuesta la confundió — es... bueno, es un poco complicado... al principio los que llegamos en la vanguardia nos tuvimos que acostumbrar a la ropa, ya sabes cómo es, seguir todos los hábitos de la nueva especie para pasar desapercibidos hasta que nuevas olas fueran llegando — el hombre fue hacia una esquina y un momento después regresó con dos objetos en las manos, entregándole uno — los más antiguos no pudimos deshacernos del pudor por más que lo intentamos, los nuevos se han acostumbrado, incluso encuentran entretenido el poder cambiar su apariencia al ir variando su ropa — él llevó el objeto a la boca y bebió, por lo que lo imitó sintiendo un ligero alivio — pronto aprenderás a conocer las necesidades de tu cuerpo
- Nunca había hablado directamente con alguien que haya estado en la vanguardia
- Es de los trabajos más difíciles, al menos al principio, después digamos que les llevamos ventaja a los novatos y los ayudamos a acoplarse mejor, después de todo es lo que hacemos los sanadores — ella volvió a beber — ¿en ninguna vida has estado en las primeras olas?
- No, tampoco es como que se abran nuevos planetas tan seguido — él tomó el objeto en sus manos que ahora estaba vacío — aunque me lo ofrecieron, mis opciones fueron este planeta o ser de la vanguardia en un nuevo planeta a un par de saltos de aquí
- ¿Por qué elegiste aquí?
- No estoy segura, creo que lo hice porque cuando llegas en las primeras olas no hay tantas opciones para elegir la edad del cuerpo o el género, al menos aquí sí me ofrecieron eso
- ¿Cuántos años tiene tu cuerpo? — ella ladeó la cabeza — todos los humanos miden la edad en años y la tienen completamente interiorizada, no te debe ser muy difícil acceder a ese recuerdo
- ¿Cuántos años humanos tengo? — preguntó para sí misma, viendo aparecer la respuesta — este cuerpo tiene 23 años ¿Cuánto es eso en su ciclo vital?
- La longevidad promedio de estos cuerpos está sobre los 75 años, de seguro de aquí a que llegues a esa edad ya habrá sido extendida
- Este cuerpo ha vivido casi un tercio del tiempo de su ciclo — concluyó — ¿Cuántos años tiene tu cuerpo?
- 45 años, se diría que hace algún tiempo ya pasé de la mitad — en ese momento hubo un sonido que no había escuchado antes, por lo que buscó su procedencia y lo vio sacar un aparato negro de su ropa y revisarlo
- ¿Siempre es así?
- ¿A qué te refieres? — los pulgares del hombre se movieron sobre el aparato y luego lo guardó
- Las sensaciones, es... — cerró los ojos un momento — hay demasiados sonidos, mi cuerpo produce algunos, esa máquina produce otros, hasta la luz parece sonar... — era un poco abrumador — también están los olores, todos los colores que puedo ver, las texturas...
- Sí, es un poco abrumador al principio — le concedió él — pero te acostumbrarás, de alguna forma el cerebro de estas criaturas ha aprendido a silenciar varios sonidos y enfocarse en otros, es cuestión de... — un nuevo sonido lo interrumpió, pero ahora venía de afuera y el hombre caminó hasta su procedencia, dejando ingresar a otro humano a la habitación, era una mujer con el cabello de un color que solo podría describir como rosa — te dije que todavía necesitaba más tiempo
- Sí, te leí, pero quiero poder hablar con ella lo antes posible — unos ojos de color verde se posaron en ella, el halo plateado casi pareció brillar más al verla — hola
- Hola — respondió y la mujer se adentró en el lugar, avanzando a pasos rápidos hasta ella, extendiéndole la mano que ella tomó dudosa sin entender el gesto
- Soy Ino — ella no contestó — soy tu buscadora
- ¿Mi buscadora?
- Trabajaré contigo para encontrar a los humanos que haya en tus recuerdos — oh, claro — ¿ya tienes algo para mí? — ella negó con la cabeza
- Despertó hace apenas 1 hora — habló el hombre — no he terminado de explicarle cómo funciona todo aquí, ni siquiera hemos hablado de su nombre
- ¿Todavía no tienes nombre? — no le gustaba la forma en que hablaba esa mujer
- Es lo que acabo de decir — fue el hombre quien contestó — vuelve en media hora
- Está bien — solo en ese momento notó que su mano continuaba siendo sujetada por la buscadora — escuché muchas cosas sobre ti y tus vidas pasadas, estoy esperando ansiosa para trabajar juntas
- Gracias — fue lo único que atinó a contestar, recuperando por fin su mano y escuchando el repiqueteo de la ropa en los pies de la mujer mientras se alejaba. Tacones, se llamaban tacones — ¿Cuál es tu nombre?
- Soy Kabuto — él extendió la mano y ella la tomó — este es el gesto que suelen hacer los humanos cuando conocen a alguien por primera vez, también lo usan para otras cosas, pero eso lo podrás ver en tus recuerdos
- Kabuto — pronunció el nombre — ¿elegiste el nombre por algún motivo o lo eligieron por ti?
- Un poco de ambas, como estuve en las primeras olas tuve que adoptar el nombre de este cuerpo al principio, para cuando salimos a la luz y pude cambiarlo ya me había acostumbrado a que todos me llamaran así
- Suele pasar con las primeras olas — o al menos eso era lo que se decía — ¿a qué se dedicaba tu cuerpo?
- Era un reconocido cirujano — el hombre pareció darse cuenta que ella no entendía esa palabra — un médico, en su especie hay varios tipos de sanadores, mi humano era uno de esos — él se encogió de hombros — fue toda una casualidad que tuviéramos la misma profesión y que nuestro género coincidiera — una clara apología a lo que ella había dicho poco antes — Y... ¿has pensado algo sobre tu nombre?
- ¿Mi nombre? — necesitaba aprender lo de ignorar sonidos o elegir a cuáles prestarles atención, ahora había sido su propia respiración la que había desconcentrado
- ¿Quieres elegir tu nombre? — ella no dijo nada — ¿Puedes recordar el nombre de tu cuerpo?
- Temari — dijo tras revisar un poco en sus recuerdos — el nombre de este cuerpo es Temari Sabaku — algo dentro de sí misma se sintió mal cuando pronunció esas palabras en voz alta
- Temari ¿Eh? — la sensación desagradable regresó al escucharlo de nuevo — ¿quieres conservar ese nombre?
- No — pronunció de forma automática — los sanadores suelen nombrarme, inicialmente eligieron algo que fuera acorde al planeta y luego lo han ido mezclando con mis vidas
- ¡Esperaba que dijeras eso! — tenía que acostumbrarse que además de modular el volumen de la voz, se podía añadir emoción a esta — desde que supe que te enviarían conmigo y vi tu perfil empecé a buscar ideas ¿quieres ver?
- Seguro — nunca había visto a ningún sanador tan feliz por darle un nombre, por lo general cuando pasaba la confusión del primer despertar el sanador le decía cómo se llamaba y ya
- Es... ¿sabes algo de kanjis? — negó con la cabeza — este cuerpo tenía cierta fascinación por el tema y algo de eso se quedó en mí — ahora le mostró una hoja con varias cosas que no sabía qué eran — estuve pensando que dado el hecho que esta es tu sexta vida y has surcado el espacio mucho más que muchos de nosotros, podrías llamarte Cósmica o dado que aquí suelen referirse al cielo tal vez Celestial
- ¿Cósmica, Celestial, o Cósmica Celestial? — aunque ninguna de las opciones le gustaba tanto como debería
- Bueno, aquí es donde entran los kanjis — ahora cambió a una hoja sin nada — los kanjis son una forma de escribir las palabras, algo así como una representación con un símbolo — sonaba complicado — este es el kanji para la palabra cósmica — hizo unos trazos — y este para la palabra celestial — dibujó otra cosa — ¿notas la diferencia?
- Son iguales
- ¡Exacto! — se repitió a sí misma que era cuestión de poco tiempo para poder entender mejor las emociones de esos cuerpos — y la pronunciación de este kanji es Ten, pensaba que ambos podrían ser tu nombre
- Ten...
- Me parece que sería mejor si no es una sola sílaba, recuerda que el kanji se repite
- Ten Ten
- Creo que suena mejor como una sola palabra en lugar de separarlos, solo Tenten — pronunció mentalmente la palabra — ¿qué dices? — ella seguía pensando — O si lo prefieres podría ser Cósmica, o podemos buscar otras opciones
- Tenten — ahora lo dijo en voz alta y extendió la mano como los había visto hacer a Kabuto y a Ino — soy Tenten
- ¡Un gusto conocerte, Cósmica Celestial! — él cerró uno de los ojos en su dirección y luego sonrió — bienvenida a la tierra, Tenten.
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La buscadora había regresado en el tiempo que había dicho, atosigándola con cientos de preguntas sobre los recuerdos de su cuerpo, algo a lo que todavía no lograba acceder. Jade, ese era el color que acudía a su mente para describir el tono exacto de los ojos de la mujer, y el color de su cabellera definitivamente era rosa, aunque no pareciera algo del todo natural. De mala gana Ino había aceptado que regresaría la siguiente semana, después que ella hiciera su paso por el centro de adaptación.
En algunos aspectos los humanos eran seres vivos más sencillos que los de otros planetas que las almas tenían colonizados. Pero en otros eran muchísimo más complejos, por ejemplo lo relacionado a lo sensorial, ninguna otra especia de ningún planeta tenía la cantidad de terminaciones nerviosas que tenían los humanos.
Por eso en ese planeta habían creado unos centros en los cuales las almas recién llegadas, como ella, podrían ir recordando con calma lo básico sobre el funcionamiento de sus nuevos cuerpos a la vez que iban aprendiendo datos importantes sobre el mantenimiento de dichos cuerpos. En ninguna de sus vidas había tenido que hacer algo parecido, y creyó que podría saltárselo por haber pedido un espécimen adulto, pero todavía no lograba acceder a mucha de la información básica por lo que sería más seguro estar en ese lugar al menos por un par de días.
Kabuto la había acompañado hasta el que sería su hogar por la siguiente semana, presentándola con Yugao, la sanadora que dirigía el lugar. Se despidió del peligris antes de ir junto a la mujer, quien le mostraba las instalaciones a la vez que le iba contando la historia de las almas que se iban cruzando. Allí habían almas en cuerpos de varias edades, pero sobresalían que eran más los infantes presentes y algunos adolescentes. Con excepción de ella misma no había recién llegados en un cuerpo adulto.
No preguntó al respecto, muchas almas al elegir empezar una nueva vida en un planeta diferente elegían vivir el ciclo vital desde el principio, por lo que pedían un cuerpo lo más joven posible. Encontraba fascinante las diferencias en los cuerpos, los diferentes colores de ojos, tonos de cabello y de piel. Al parecer no había dos humanos que fueran iguales entre sí. No recordaba otro planeta en el que hubiera tantas diferencias entre los ejemplares de una misma especie.
Yugao la dejó en la que sería su habitación, explicándole que en el armario había ropa, cuando saliera de allí podría elegir lo que quisiera pero de momento se limitaban a unas prendas muy similares a las que ya estaba usando. También le dijo que si tenía hambre comer algunos de los alimentos que estaban sobre la pequeña mesa junto a la cama o si estos no le apetecían, podía ir hasta el comedor en donde a todas horas había gran variedad de comida disponible.
De a pocos empezaba a entender las señales de su cuerpo, por ejemplo que necesitaba desocupar su vejiga, por lo que fue a donde le habían mostrado que era el baño. Al volver a estar en su habitación se dio cuenta que hasta el momento no había visto su apariencia, o no más allá de sus extremidades y de saber que si le quitaba los tacones a la buscadora estaba segura que era más alta.
Junto al armario había un espejo, por lo que se acercó a este y se dedicó a verse por completo. Al igual que los diminutos pelos en sus brazos, el cabello en su cabeza también era rubio y llegaba apenas debajo de los hombros. Su estatura era casi igual a la de Yugao, por lo que podía suponer era algo promedio en las mujeres de ese planeta. Su contextura era delgada, pero había curvas en ciertas zonas de su cuerpo que se marcaban bajo la ropa.
Fue entonces cuando se detuvo en sus ojos, sus ojos eran de un color que no era verde como los de la buscadora ni azules como había visto en otros humanos con los que se había cruzado mientras le mostraban el lugar. No, el color de sus ojos era una mezcla entre ambos, era un color que le recordaba esa vida que había tenido bajo el mar. Aguamarina, ese era el nombre. Sus ojos eran aguamarina decorados en el centro por el halo plateado que denotaba su presencia. Estaba anonadada en su propio reflejo cuando una voz gritó dentro de su cabeza.
"¡SAL DE MI CUERPO, MALDITA ALIENÍGENA!"
Su mano izquierda se movió sola elevándose en el aire y con su mano derecha la sostuvo para inmovilizarla regresándola a su lugar, ¿qué estaba pasando?
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¡Hola!
Sé que ando desaparecida, pero es culpa de mi inspiración que anda más caótica de lo habitual. Aunque no me podía quedar sin pasar hoy por aquí porque ¡es mi cumpleaños! Así que mi celebración es por fin actualizar (aunque no sepa cuando voy a traer el siguiente capítulo).
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Como siempre, recuerden que sus comentarios, sugerencias, amenazas y demás son bien recibidas en un review, en serio que me encantaría saber si tienen alguna teoría.
Recuerden que me pueden seguir en twitter (idamariakusajis) e instagram (idamariakusajishi) en donde comparto mis locuras y me quejo de todo.
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Att: Sally K
