CAPITULO CATORCE
EMMETT
Durante el resto del día mi dulce compañera humana se obsesiona con el hecho de que la otra humana que expulsamos vendrá a comer con nosotros. Al menos, eso es lo que deduzco de los pensamientos dispersos de Rosalie mientras garabatea sobre las cosas para componer sus pensamientos y hace un balance de sus suministros de alimentos. Se emociona aún más cuando la nota que dejó desaparece a la mañana siguiente. Eso le dice que la humana recibió su mensaje.
Ahora lo único que hay que hacer es esperar y ver si esta humana aparecerá. La mente de Rosalie es una ráfaga de emoción. Quiere que todo sea "perfecto", me dice, así que empujo el extraño artilugio de metal llamado "carrito de compras" mientras ella va recogiendo las cosas. Sus pensamientos se centran en la Esme humana, pero sé que mucho de ello es una distracción. Está distraída por mí y el apareamiento que tuvimos la otra anoche. Tiene muchos pensamientos confusos sobre ello, y no quiere que sepa que está preocupada. Así que finjo que no me doy cuenta y la dejo tener su privacidad por ahora. Mi Rosalie se preocupa demasiado.
Pensé que al aparearme con ella podría eliminar todos sus miedos, pero ella tiene otros nuevos. Creo que llevará tiempo el que mi pareja se sienta cómoda con su vínculo. Es nuevo para ella, y no parece que sea algo que los humanos compartan. Así que necesitará tiempo para adaptarse. Le daré tiempo. ¿Y si ella desea que la humana maloliente venga a visitarla? Soportaré el hedor. Rosalie sostiene un pequeño paquete de color brillante.
-¡Mira! ¡Limonada de fresa! ¡Vamos a hacer esto definitivamente! A Esme le encantará- lo añade al carro y luego se pasa los dedos por la boca, pensando -ahora necesitamos azúcar. Y una jarra- recojo el paquete y lo huelo, curioso. Huele... afrutado. Familiar.
¿Esto es lo que te pones en el pelo cuando te lavas? Sus ojos se abren mucho, y luego se ríe.
-¡No! Eso es shampoo. Esto es sólo una bebida.-
¿Hay alguna diferencia? Dejé que lo tomara de mi mano y no dije nada mientras seguía llenando su carro con muchos artículos. Quiero decirle que es una humana lo que espera, no una docena, pero no voy a estropear los planes de mi Rosalie. Si ella desea lanzarle regalos a esta humana, no diré una palabra. Tal vez sea una costumbre humana.
-Definitivamente hay una diferencia- me dice, y luego añade otra cosa al carro -voy a necesitar que vayas de caza a primera hora de la mañana mientras preparo nuestra barbacoa.-
¿Cazar? Ahora tengo curiosidad.
-Sí, y no puedes comértelo.-
Entonces, ¿por qué iría a cazar?
-Vas a traerlo de vuelta para que podamos cocinarlo sobre el fuego. Se llama barbacoa, como le escribí a Esme- su sonrisa es brillante, está muy emocionada por esto. Parece cruel llevar un animal vivo en mi boca sólo para asarlo hasta la muerte delante de ella, pero si esto es lo que mi pareja desea... Palidece, recogiendo mis pensamientos.
-Dios, no. ¡Así no! Puedes traerla muerta- se pone una mano en la frente -tal vez esta barbacoa no sea una buena idea.-
Puedes venir a cazar conmigo, le sugiero. Así sabré qué conseguir y qué hacer con eso. Parece que ella es particular sobre cómo debo manejar esta comida, y no deseo decepcionarla en su curioso ritual humano. Rosalie arruga su nariz.
-Tal vez sea lo mejor. O tal vez deberíamos renunciar a esto- se ve tan decepcionada que me duele por ella.
Si deseas que te traiga animales muertos sin comerlos, lo haré. Le prometo. Te traeré una docena. Una sonrisa encantadora se extiende por su cara.
-Es la cosa más dulce que has dicho nunca, Emmett. Creo que sí- se encoge de hombros y estudia los estantes cerca de nosotros -y sólo necesitamos un animal muerto. Deberíamos comer algunas de estas otras cosas también- Rosalie parece preocupada y luego se vuelve hacia mí -¿Crees que vendrá, Emmett? ¿Y si no quiere tener nada que ver con nosotros?-
La hembra humana vendrá. Le digo a mi pareja. Iré y la cazaré si no lo hace.
ROSALIE
Al día siguiente, me siento nerviosa en una mesa de picnic en la parte delantera de la tienda y espero. Arrastramos un juego de patio desde el centro de jardinería de la tienda hasta el estacionamiento, y una gran sombrilla verde protege la mesa de la luz del sol. He hecho limonada rosa, aunque no hay hielo, y cada bolsa de azúcar que encontré era un trozo endurecido. Hay bolsas de patatas fritas y galletas, e incluso he encontrado unas cuantas bolsas de galletas Oreo que no fueron rasgadas. No fue difícil descubrir que a Esme le gustaba el dulce, los pasillos de dulces y galletas de la tienda estaban casi vacios. He traído algunas de las golosinas con la esperanza de tentarla, junto con la última lata de "orina" de ciervo en los estantes.
Emmett espera en un asiento cercano, rascándose los pantalones de chándal que le estoy haciendo poner. Me he puesto un vestido nuevo, y mi pelo limpio está trenzado en una pequeña corona sobre mi cabeza para esta fiesta. Me siento elegante, lista para entretener y alimentar y sólo hablar con otro ser humano que conoce la misma situación en la que he estado. Y estoy ansiosa de que mi invitado ni siquiera aparezca.
Ha pasado más de un día, y sé que Esme recibió el mensaje. Sólo depende de si confía en mí, no, corrijo, confía en nosotros lo suficiente como para venir. Lo entenderé si no lo hace, pero aún así me decepcionaré. Emmett se mueve en su silla a mi lado. Sé que está frustrado por la ropa y puede sentir mi nerviosismo. Lo tengo esperando a que llegue la parte de "carne" de la comida hasta que aparezca nuestro invitado. No me gusta la idea de estar sentada junto a un animal muerto durante horas, esperando para cocinarlo.
Ella estará aquí. Me dice Emmett. Ten paciencia. Le pongo una sonrisa nerviosa.
¿Cómo estás tan seguro?
Porque puedo oler su hedor en la brisa.
-¡Oh!- me pongo la mano en el pelo nerviosamente -eso es maravilloso- se necesita todo lo que tengo para no ponerme de pie y correr por Esme en el momento en que aparece en el borde más lejano del estacionamiento. Lanzarme a ella probablemente la asuste, así que me obligo a sentarme y hacer que parezca que es algo casual. No es gran cosa, sólo tu barbacoa diaria de la tarde en el Apocalipsis.
¿Debo salir a buscar la carne? Me acerco a la mesa y le cojo la mano.
-Todavía no. Si te pones en forma de dragón ahora mismo, podrías asustarla. Espera a que se siente con nosotros- estoy segura de que contengo la respiración mientras Esme avanza lentamente por el aparcamiento. Tiene un bate de béisbol sobre un hombro y lleva algunas armas en sus caderas.
Sus vaqueros están rotos y su camisa está sucia, pero se ve bien. No parece que esté hambrienta, lo cual es un alivio. Me aferro fuertemente a la mano de Emmett. ¿Y si me odia? ¿Y si le molesta que estemos aquí en su tienda? Sé lo territorial que es la gente en el Después. Todas tus cosas importan, especialmente cuando no tienes mucho. Pero ella está aquí, y voy a alimentarla y ser amigable. Es lo menos que puedo hacer.
Se acerca, mirando a su alrededor nerviosamente todo el tiempo. Al acercarse, veo que lleva algo que parece un chaleco amarillo brillante de bombero bajo su sudadera con cremallera. Qué inteligente. Son resistentes al fuego. He visto a mucha gente usarlos durante los ataques de los dragones. Eso, y el bate de béisbol, me dice que le preocupa que esté caminando hacia una trampa.
Su olor me hace lagrimear los ojos. Me dice Emmett con voz gruñona. No tiene que preocuparse de que otro la arrebate como pareja. Tendría que no tener olfato para que eso ocurriera.
Silencio. Le digo, suprimiendo mi risa. Me robaste y olía mal.
No, olías fuerte. Nada mal. Hay una diferencia. Ella huele mal.
Todavía estoy sofocando mis risas cuando Esme se acerca, y entonces puedo olerla también. Tiene razón... huele fatal. Es ese extraño olor almizclado y a zorrillo que apestaba en la tienda cuando nos mudamos a ella y que prácticamente he ahogado en este momento con algunos sprays y velas perfumadas.
-Hola- le digo con entusiasmo, poniéndome en pie de un salto -¡Estoy tan contenta de que estés aquí!- hago un gesto con mi brazo malo -te ofrecería una mano para estrechar, pero todavía me estoy recuperando- asiente lentamente, la mirada en su cara es suspicaz mientras me mira de arriba a abajo, y luego mira al frente de la tienda detrás de nosotros.
-¿Hay alguien más aquí?-
-Sólo nosotros.-
-¿Te importa si voy a mirar dentro?- la mirada en su rostro es de cautela.
-No me importa- le digo. Me doy la vuelta y le hago un gesto a Emmett -él es mi... novio, Emmett. Creo que lo conociste antes- Esme sólo se queda mirando.
-El dragón. Lo recuerdo.-
-Emmett va a ir a buscarnos algo de carne fresca, ¿verdad, pastelito?- le brindo a él una sonrisa brillante.
¿Pastelito? Su tono es de asco. Si no estuviera tan nerviosa por cómo se lo tomaría Esme, me reiría.
Intento que se sienta cómoda. Sólo tienes que seguirme la corriente.
Muy bien. Soportaré este pastelito. Se pone de pie. Esme se echa hacia atrás, agarrándose a su bate.
-Está bien- le digo -ya se está yendo. Volverás pronto, ¿verdad, bollito?-
Eso es peor que pastelito. ¿Por qué me llamas con nombres de comida extraños?
Es algo humano. Ven a darme un beso y vete.
Los ojos de Emmett brillan con un dorado brillante. Se acerca a mi lado y pone un brazo alrededor de mi cintura, llevándome contra él antes de reclamar mi boca con un beso feroz y succionador que no es el dulce picotazo que tenía en mente para mostrarle a Esme.
Dijiste un beso. No especificaste más que eso. Prefiero besarte de esta manera.
Pues no lo hice. Cuando me suelta, siento las rodillas débiles y me apoyo en la mesa del patio para estar de pie. Observo como Emmett se aleja a corta distancia y luego se quita el chándal, revelando los músculos bronceados y tensos.
-Oh querida- murmuro -supongo que debería haber sido más específica con él sobre el tema de la ropa- observo como se transforma y se eleva, con sus enormes alas batiendo. Miro a Esme y veo que se ha puesto pálida, con su mano en su bate con los nudillos blancos. Me mira y su expresión es ligeramente incrédula.
-No estás asustada en absoluto, ¿verdad?-
-No. Emmett es un buen tipo. Lo prometo- me mira a los ojos.
-¿Él es el que te magulló y te rompió el brazo?- su tono es abiertamente escéptico. Oh, por supuesto. No me extraña que sea tan cautelosa.
-No, en realidad. Emmett me salvó del tipo responsable de esto- me coloco bien el brazo en su cabestrillo, ahora reciente y limpio y hecho de una funda de almohada -sé que Emmett se ve aterrador, pero juro que nunca me haría daño. Sus costumbres son un poco diferentes a las nuestras, pero ahora que lo entiendo, ya no tengo miedo- incluso cuando lo digo para calmarla, me doy cuenta de que es verdad. Hay muchas cosas a las que temer en este mundo, pero Emmett no es una de ellas. Me siento segura y a salvo con él. Es maravilloso darse cuenta.
Por supuesto que estás a salvo conmigo. Los pensamientos de Emmett van a través de los míos, y suena un poco insultado.
Lleva tiempo que estas cosas se filtren en mi mente. Le digo. Tendrás que tener paciencia conmigo si todavía me sorprendo de vez en cuando.
¿Y estás segura de que no puedo matar al que te rompió el brazo? Sus pensamientos son gruñones.
Estoy segura. Me vuelvo a centrar en Esme, que me mira con una mirada curiosa.
-Dijiste que el dragón no te haría daño, pero ¿qué hay de mí?-
-Mientras seamos amigas, puedo asegurarte que Emmett nunca te hará daño- rueda el bate sobre su hombro y me mira exasperada.
-¿Sabes lo impactante que es esa declaración?- hago una mueca.
-Lo sé. No quise decir eso. Pero tienes que entender que Emmett es un tipo bastante singular. Er, dragón. Se centra en su pareja y eso es todo. Nada más importa. Así que mientras yo sea feliz, él es feliz- Esme se ilumina.
-Pero eso significa que puedo renunciar a la orina de venado si está feliz, ¿verdad?-
-No lo sé- lo admito -tiene un sentido del olfato muy agudo. Creo que la mayoría de los dragones lo tienen. Y pueden oler cosas desde una gran distancia. Si otro dragón decide que le gusta tu olor…- ella levanta una mano en el aire.
-No digas más. Ya me lo imagino. Seguiré apestándome con la orina de ciervo. Hablando de eso, ¿me trajiste un poco?- hago un gesto a la lata que está en el suelo, ya que no tuve el corazón para ponerla junto a la comida que he puesto.
-Esta fue la única que pude encontrar.-
-Los mendigos no pueden elegir- Esme lo toma y se aleja corriendo de la mesa a una buena distancia, luego levanta un brazo y rocía la orina del ciervo debajo de él, y luego repite para el otro brazo. Luego, saca la cintura de sus pantalones y rocía sus bragas mientras observo con horrorosa fascinación. Me repugnan sus acciones, pero al mismo tiempo, las entiendo. Haces lo que tiene que hacer para sobrevivir. Esme arruga su nariz al terminar, tirando del cuello de su camisa como para airearse.
-Lo siento. Te acostumbras después de un tiempo- ella piensa por un momento y luego agrega -en realidad, no, no lo haces. Sólo lo toleras porque es mejor que morir.-
-Ahora lo entiendo- le digo -pero sólo queda una lata. ¿Qué vas a hacer cuando se acabe?- un destello de preocupación cruza su cara.
-No lo sé- me doy toquecitos con los dedos en los labios, pensando.
-¿Qué pasa con el perfume? Podríamos hacer que Emmett nos dijera cuáles funcionan y cuáles no- sus ojos se abren de par en par.
-¿Harías eso por mí?-
-Por supuesto. Todavía me siento mal porque más o menos te echamos de aquí.-
-Bueno, no te sientas tan mal- empieza a alcanzar una de las bolsas de patatas fritas, luego huele su mano y hace una mueca -eché a la última persona estaba aquí, y estoy segura de que alguien te echará después de un tiempo- me lanza una mirada escéptica -aunque tal vez no con un dragón. Estoy pensando que el dragón supera a todos- me río.
-Es un sistema de defensa bastante bueno, tengo que admitirlo.-
-¿Tienes algún desinfectante de manos?- Esme pregunta -me muero de hambre, pero no quiero comer a menos que me lave las manos.-
-Por supuesto. Y un poco de agua y jabón, también. Vamos. Iremos a la tienda y nos limpiaremos mientras esperamos a Emmett- asiento en dirección a las puertas, y nos dirigimos al interior.
Caminamos por los pasillos sombríos en silencio. Estoy llena de preguntas, pero no quiero poner aún más nerviosa a la ya asustadiza Esme. Sé que todo esto es un gran salto de fe, así que me conformo con dejar que ella empiece el interrogatorio. Estoy segura de que habrá muchas preguntas. En el fregadero de la sala de descanso, ella mira mi piscina-barra-tubo con anhelo.
-¿Sabes cuánto tiempo ha pasado desde que me bañé?-
-Probablemente casi tanto como yo antes de llegar aquí- digo entre risas -viví en Fort Dallas antes de que Emmett y yo... nos juntáramos- esa parece la mejor manera de describir nuestro encuentro -cobraban por los baños porque era difícil prescindir del agua. No hay nada tan bueno como estar limpia- hago un gesto hacia la bañera -puedes tomar un baño si quieres- la mirada en su sucia cara es melancólica.
-No debería. Acabo de reaplicar mi hedor.-
-Lo entiendo- se lava las manos en el lavabo y me mira mientras las enjabona -pensé que esto era una trampa, ya sabes.-
-Sí, pensé que lo harías. Sé que si estuviera en tu lugar, habría pensado lo mismo. Pero te lo prometo, Emmett y yo no queremos hacerte daño. Estábamos volando fuera de la ciudad cuando nos encontramos con la tienda- Esme asiente con la cabeza.
-Todo esto es un poco raro para mí, ya sabes. ¿Una barbacoa con un dragón y la chica que me echó de mi casa? Muy extraño- me río, porque ella tiene razón.
-Todo es raro para mí también, créeme. Algunas mañanas me despierto y me pregunto cómo llegué a esto.-
-Bueno, ya que lo mencionas, es una gran pregunta. ¿Cómo acabaste viviendo con un dragón? ¿Y cómo supiste que es humano?- se sacude el agua de las manos y las seca con una toalla de papel, luego dobla la toalla de papel con cuidado y la pone en su bolsillo para reutilizarla más tarde -nunca antes había visto a un dragón convertirse en humano. Por otra parte, tampoco nunca había visto un dragón tan cerca.-
-Yo tampoco sabía que era humano. Fue un shock para mí también, cuando me lo dijeron.-
-Entonces, ¿cómo se conocieron?-
-"Conocer" podría ser la palabra equivocada para ello. Emmett estaba atacando el Fuerte Dallas, y mi amiga Isabela estaba tratando de escapar con su dragón. Ella me puso detrás de ella sobre su lomo, pero no pude sostenerme por mi brazo malo- hago un gesto de impotencia con mi cabestrillo -me caí del lomo del dragón de rescate, y Emmett me arrebató del aire. Lo siguiente que supe, es que me había llevado- y dejó muy claro que quería compañía, pero evito decirle esa parte a Esme.
¿Por qué? Es un honor ser tu pareja. Los pensamientos de Emmett suenan un poco distantes, como si vinieran de un largo pasillo en lugar de estar en mi oído. No hay nada de lo que avergonzarse.
No me avergüenzo. Le digo. Es sólo que no creo que la mayoría de la gente lo entienda. A veces yo misma no estoy segura de entenderlo, y te conozco.
Bah. Si tienes alguna duda, puedo explicártela cuando vuelva.
¡No hay dudas! No era eso lo que quería decir. Y no es necesario explicarlo. Puedo sentir que mi cara se calienta incluso cuando Esme me mira. -Entonces, ¿dónde estábamos?-
-¿Estás bien? Pareces distraída- dudo en decirle que Emmett es telépata, pero parece algo que debo mantener en secreto por ahora. No quiero que sienta que estamos conspirando contra ella en silencio.
-Sólo pensaba. Ha sido un viaje un poco salvaje.-
-Apuesto por ello. Cuéntame más sobre Emmett. ¿Cómo descubriste que era humano en vez de un dragón?-
-Esa es la cosa- le digo mientras me lavo las manos -no estoy segura de que sea un humano con forma de dragón tanto como de que sea un dragón con forma humana. La forma en que piensa y sus creencias... son muy diferentes a las nuestras- me limpio las manos y le doy una sonrisa de tristeza -y descubrí que tenía una forma humana cuando se transformó delante de mí. Probablemente no me sorprendió tanto como a ti porque mi amiga Isabela me había hablado de su relación con un dragón, pero aún así es sorprendente verlo por primera vez.-
-¿Dijiste que tu amiga también tiene una relación con un dragón? ¿Isabela? ¿Cómo lo conoció?- me muerdo el labio, preguntándome cuánto debería decir.
-Isabela fue exiliada de Fort Dallas y dejada en las Tierras de la Carroña para que él la encontrara- la cara de Esme se oscurece.
-Los fuertes son lugares de mierda- me dice -lo peor de lo que queda de la humanidad. Me echaron del Fuerte Tulsa. Espero que arda hasta los cimientos.-
-¿Tú? ¿Qué pasó?- la mirada en su cara se vuelve vaga.
-Lo que siempre pasa cuando eres una mujer en el Después. Alguien sugiere algo y puedes tomarlo en cuenta o puedes actuar. Prefiero no hablar de ello- mi corazón se aprieta con simpatía. He estado donde ella está. Todas lo hemos hecho. Es difícil cuando eres una mujer sola.
-Lo entiendo. Al principio, cuando me reuní con Emmett, me aterrorizaba. Luego me di cuenta de que lo único que quiere es mi felicidad. Ahora me siento más segura con él que en Fort Dallas, rodeada de toneladas de gente con armas. Es curioso cómo funciona eso, ¿no?-
-No me sorprende. Tienes al más grande de los malotes a tu lado. Es difícil pensar en perdonar todo lo que han hecho, sin embargo. En mi cabeza, los dragones siguen siendo el enemigo. Aún así, han matado a millones de personas.-
-No lo perdono- le digo mientras nos dirigimos al frente de la tienda -lo entiendo un poco más después de conocer a Emmett- sus palabras me hacen sentir incómoda, sin embargo. A los ojos de la Humanidad, estoy viviendo con el enemigo, el monstruo que destruyó nuestro mundo. Ahora yo también soy el enemigo.
-¿Cómo puedes entenderlo? ¿Qué hay que entender?- hay un dolor recordado en la voz de Emma -lo perdimos todo.-
-También Emmett- le digo -no es una excusa, pero él y su gente no tuvieron opción cuando atravesaron la Fisura. Algo en este lugar destruye sus mentes y les vuelve locos. He visto lo duro que lucha para vencerlo. Lo único que le ayuda es hablar conmigo. Si no estoy allí, está tan loco como el resto de ellos. No es algo que puedan evitar. Ni siquiera sé si son conscientes de lo que hacen la mayor parte del tiempo. Creo que sus mentes simplemente... se han ido.-
-Pero, ¿cómo puedes estar segura? ¿Cómo sabes que no te está diciendo lo que cree que quieres oír?-
¿Porque puedo ver dentro de su mente? Pero no comparto eso con Esme. Se siente como una traición a Emmett.
-Supongo que tengo que creer en alguien, así que elijo creer en él.-
-Eres más valiente que yo.-
-No creo que haya ni un poquito de valentía involucrado en esto. Sólo estamos intentado sobrevivir de la mejor forma que sabemos.-
-No sé lo que habría hecho en tu situación- admitió Esme -no sé si podría alguna vez pasar del hecho de que ellos son los enemigos- sin embargo, algunas veces tienes que seguir tus instintos. No sé si Esme alguna vez entenderá mi situación a menos que se vea comprometida con un dragón.
-No sé si estarás alguna vez en mi situación- bromeo -Emmett me dijo que hueles realmente, realmente mal- su rostro se transforma con una enorme sonrisa.
-Esa es la idea- nos sentamos a la mesa donde está la comida, y los ojos de Esme se encienden ante la visión de un paquete de galletas -¿Dónde lo has encontrado? ¡Pensaba que se habían acabado!- lo toma y lo abraza contra su pecho y cierra los ojos con deleite -sólo esto vale la pena el viaje- resoplo ante su reacción.
-Encontré un par de ellos escondidos detrás de algunos de los refrescos. Eres bienvenida a ese paquete.-
-Eres la mejor- se quita la mochila de la espalda y mete las galletas ahí -¿Debemos esperar a que el dragón empiece a comer?- Echa un vistazo a la comida que se extiende en la mesa.
-¡Para nada! No come estas cosas. Se come una buena vaca o un ciervo fresco cada mañana- recojo una bolsa de crackers, mis favoritos, y abro un bote de mantequilla de cacahuete -sírvete- inmediatamente se mete con la bolsa de patatas fritas, cogiendo un puñado y metiéndoselas en la boca. No juzgo; la comida probablemente ha sido más difícil de conseguir para ella últimamente gracias a que ha tenido que salir de la tienda. Siento una oleada de culpa por eso -¿Cómo te va? ¿Dónde te estás quedando?- Esme se encoge de hombros mientras mastica.
-Encontré una vieja gasolinera en la carretera. No hay gasolina, ni comida, pero tiene un techo y nadie más estaba allí, así que es mía- pongo mantequilla de cacahuete en un cracker para cubrir el sabor rancio y lo mastico con cuidado.
-Eres bienvenida a venir aquí cuando quieras y conseguir algunos suministros. Hay más de lo que puedo comer por mí misma, ya sabes. Lo mismo ocurre con la ropa, los jabones y cualquier otra cosa que se te ocurra- la sonrisa que me da es de agradecimiento.
-¿En serio? La gente mataría por tener toda esta mierda en Fort Tulsa.-
-Lo sé, pero los marginados tenemos que permanecer juntos. Además, ¿Qué voy a hacer con un pasillo entero de sartenes?-
-¿Cocinar lo que te traiga Emmett?- me río, a punto de hacer una broma sobre cómo Emmett pre-cocina su comida con su aliento, cuando una sombra pasa por encima. Ambos nos ponemos rígidas y miramos hacia arriba, y puedo ver el pánico en el rostro de Esme.
¿Eres tú? Le envío automáticamente.
Sí. Responde Emmett. No quise interrumpir su conversación. Les traigo carne para ustedes. Me envía una imagen mental de una vaca con cuernos muy largos. Está muerta, pero no he respirado fuego sobre ella. ¿La dejo caer al suelo?
¡Maravilloso, sí! ¡Gracias, Emmett! Me dirijo a Esme. -Es Emmett. Ha vuelto.-
-¿Cómo lo sabes?- hay una nota nerviosa en su voz.
-Oh, reconozco las escamas- le digo alegremente -vamos. Veamos qué tiene para que cocinemos- Emmett deja caer un gigantesco buey adulto en el estacionamiento, y Esme y yo pasamos las siguientes horas tratando de averiguar cómo descuartizarlo adecuadamente.
Es una tarea asquerosa y sucia que requiere guantes, delantales, cuchillos y muchos chillidos de horror. Emmett ayuda haciendo algunos de los levantamientos más pesados y se mantiene en su forma de dragón - sospecho que porque no quiere ponerse pantalones. Para cuando despellejamos y tiramos nuestros trozos de carne sobre la chimenea de carbón, estoy exhausta y sucia. También me he divertido mucho.
Esme es divertidísima. Tiene un gran sentido del humor y no tiene miedo de lanzarse a una tarea difícil. Mientras trabajamos, me cuenta todo sobre el Fuerte Tulsa, su padrino adoptivo que le enseñó a cuidarse en el Después, el terrible destrozo de un hermano que se marchó y la dejó sola, y una docena de otras pequeñas historias divertidas, encantadoras y tristes a la vez. Está claro que Esme ha extrañado la compañía femenina casi tanto como yo, y el tiempo pasa rápidamente.
Cuando la carne está preparada y asada sobre las brasas, nos lavamos y luego recogemos los perfumes. Hay algunos que huelen muy fuerte, y los comprobamos con Emmett. Para no dejar que Esme sepa que nuestras mentes están conectadas, hago un gran espectáculo explicando las cosas a Emmett y le pido que demuestre qué perfumes son los menos atractivos para un hocico Draconi. Nos las arreglamos para encontrar algunos olores que en realidad son peores para él que la orina de venado, y el alivio en la cara de Esme es palpable.
-¿Está seguro?- pregunta una y otra vez -¿Realmente no puede olerme debajo de todo esto?-
Estoy seguro. Puede que mi nariz nunca se recupere. Y se frota el hocico escamoso con una pata con garras, como si estuviera asqueado.
-Está seguro- estoy de acuerdo, alcanzando la nariz de Emmett -probablemente voy a estar escuchándole decirlo durante días- Esme me mira de forma extraña.
-Debe ser más hablador cuando no estoy cerca.-
-Así es exactamente- miento -¿Querías bañarte ya que estás aquí? Hay un montón de jabones junto a la piscina en la sala de descanso, y ayer la llené con agua limpia.-
-¡Oh, diablos, sí! ¿Segura que no te importa?- parece más excitada por el baño que por la carne asada en salsa de barbacoa a poca distancia.
-Segura. Estaremos aquí afuera terminando la comida- con un pequeño chillido de felicidad, Esme entra corriendo en la tienda. Me río ante la visión de ella entrando.
¿No te preocupa que se lleve tus cosas? pregunta Emmett, acariciando mi cuello. Sé que las valoras mucho.
-No son realmente mías. Y hay más cosas ahí dentro de las que puedo saber qué hacer con ellas. Es bienvenida a todo lo que quiera. Me sentiría terrible por haberle robado su casa y luego no darle ni los más pequeños objetos para ayudarla a sobrevivir- acaricio sus escamas -es difícil ser una chica sola.-
¿Debería buscar a alguno de mis hermanos Drakoni y encontrarle una pareja que la proteja? Jadeo y pongo una mano sobre su enorme hocico.
-Muérdete la lengua. ¡No necesita un hombre para protegerla! Sólo necesita que la gente no sea idiota.-
Será más fácil encontrarle una pareja. Me dice irónicamente mi dragón. Bueno, tiene razón en eso.
-No. Absolutamente no. No puedo imaginarme hacerle eso a alguien- me estremezco al pensarlo -si es como yo, ya le han quitado suficientes opciones a lo largo del tiempo como para pensar en hacer tal cosa, es terrible- Emmett se queda en silencio.
Para cuando Esme emerge, oliendo limpio y con un ligero olor a perfume floral, la carne está lista, y he convencido a Emmett para que cambie a su forma humana y se ponga los pantalones una vez más. Esme se viste con ropa nueva y arroja las prendas al fuego.
-Aprecio mucho lo generosos que son- me dice, echando una mirada curiosa a Emmett sin camisa -no me esperaba esto, tengo que admitirlo. Pensé que iba a caer en una trampa, pero necesitaba el spray.-
-Bueno, ahora no necesitas el spray- digo alegremente, con mi corazón dolido por ella -y puedes conseguir todo el perfume que quieras, porque yo no lo necesito- la sonrisa que me da es amplia y genuina, y siento que tal vez podamos ser realmente amigas -vamos a comer, ¿sí? Me muero de hambre- anuncio, y reparto platos de papel.
Cortar la comida termina siendo un poco más difícil de lo previsto. Ni Esme ni yo hemos matado una vaca antes, así que nada de la carne se parece mucho a la de las tiendas de comestibles de antes. Pero es aromática y huele a la espesa salsa barbacoa que le hemos echado, y se me hace la boca agua. Pongo un enorme trozo de carne en mi plato y me siento a comer. El sabor es indescriptible. Hago un gemido de pura alegría con el primer bocado, y Esme lo sigue un momento después.
-Oh Dios mío, esto está buenísimo- digo mientas mastico. Ha pasado una eternidad desde que comí carne de vaca de cualquier tipo, y aunque Emmett se ha ofrecido a cazar para mí antes, nunca lo acepté cuando había comida empaquetada para comer. ¿Pero esto? Esto cambia las cosas.
-Increíble- Esme está de acuerdo.
¿Te estás divirtiendo?
Absolutamente, le digo mientras me chupo los dedos.
Puedo afirmarlo. Sus pensamientos son un ronroneo bajo. Haces los mismos ruidos que yo cuando estoy entre tus piernas, saboreando tu sexo. Inmediatamente, la excitación fluye a través de mí.
No hemos vuelto a tener sexo desde esa última vez, y sé que lo he mantenido a distancia mientras me acostumbraba a la idea de ser su "compañera". Fue fácil concentrarse en la barbacoa porque era seguro, y Emmett ha sido paciente, no me ha presionado. Sé que quiere que esté ansiosa por él, así que tendré que ser yo la que inicie el sexo la próxima vez. Y con su simple pensamiento, estoy pensando en ello. Duramente. Aprieto mis muslos con fuerza para evitar que el aroma de mi excitación llegue a Emmett.
Demasiado tarde.
Lo hiciste a propósito. Le digo con el pensamiento.
Sí. Me gusta tu olor. Me gusta lamer tu sexo. Me gusta meter mi miembro profundamente dentro de ti, dónde pertenece. Así es como debe ser entre compañeros. Deberías sentirte tan deseosa de mí como yo de ti.
Genial, misión cumplida. Porque ahora no puedo chuparme la salsa barbacoa de los dedos sin sonrojarme y querer retorcerme en mi asiento. Me obligo a masticar en silencio, ignorando el hecho de que mis pezones están apretados y duros contra la tela de mi vestido veraniego. Desearía poder ignorar las miradas acaloradas que Emmett me da cuando toma un trozo de carne y le lame un poco de salsa. Pero no puedo. Mi pulso se agita al ver lo dorados que están sus ojos.
-¿Crees que se mantendrá?- Esme pregunta, mordisqueando una costilla.
-¿Eh?- parpadeo y la miro. Es difícil concentrarse, especialmente con Emmett todo bronceado y sin camisa frente a mí. Parte de mí quiere tirar mi plato a un lado e ir a arrastrarse en su regazo y frotarme en su pecho.
Hazlo. Me dice Emmett, sus pensamientos están llenos de diversión y lujuria.
Absolutamente no. Le digo en primer lugar. Apenas escucho mientras Esme habla de cómo podemos almacenar toda esta carne cocinada y cuánto tiempo durará sin un refrigerador de algún tipo. Luego me mira, esperando una respuesta. -Lo que creas que es mejor- digo débilmente, y luego le doy una patada a Emmett en la pierna con mi sandalia bajo la mesa. Deja de distraerme. Emmett agarra mi sandalia, atrapando mi pie, y comienza a frotar mi tobillo. Muy suavemente. ¡Detente! Come tu comida.
No es ni la mitad de jugosa que tú. Preferiría enterrar mi lengua en otro lugar. Me muevo en mi asiento. Puedo sentir mi pulso latiendo entre mis muslos, puedo sentir el calor que crece allí. Ya puedo decir que estoy mojada entre mis muslos, mi coño resbaladizo por la excitación.
Puedo olerte incluso sobre su hedor. asiente Emmett. Me deseas mucho.
-¿Estás bien?- Esme me pregunta, mirando a Emmett y luego de vuelta a mí -tu cara está toda roja.-
-Acabo de tomar un poco de picante- miento, ahogando las palabras. Agarro mi vaso de plástico de limonada y me lo trago, mientras los dedos de Emmett trazan patrones en el interior de mi tobillo.
-Entonces, ¿Qué quieres hacer?- pregunta Esme mientas mira al cielo -el sol probablemente se pondrá pronto, así que debería irme antes de que oscurezca.-
-¿Estarás a salvo?- pregunto, olvidando por un momento a Emmett.
-Oh, absolutamente- se da palmaditas en el bolsillo -tengo spray de pimienta y mi bate, y en algún momento voy a encontrar otra pistola. Todavía hay balas en la tienda, pero no hay armas, tristemente.-
-Si estás segura. No quiero que sientas que tienes que salir corriendo- digo.
Si se queda, puede escucharte gritar con placer mientras te embisto... Toso, escupiendo en mi limonada rosa. Esme se acerca, dándome palmaditas en la espalda.
-Estaré bien. Y no me estás echando. Mi gasolinera está a salvo, y si no te importa que me lleve algunas cosas, me iré- le da otra mirada melancólica a la enorme cantidad de barbacoa que aún se está asando.
-¡Oh, Dios mío, por supuesto! Toma todo lo que necesites. Y toma toda la carne que puedas llevar- muevo mi pie fuera del regazo de Emmett y me pongo de pie -vamos a envolverla y a ocuparnos de ti, ¿De acuerdo?- me apresuro a volver a la entrada de la tienda con ella. Emmett está en silencio, y no puedo dejar de mirarle para ver lo que está pensando. Hay una divertida media sonrisa en su cara, pero sus ojos son de oro brillante, tan calientes que prácticamente puedo sentir que me queman donde estoy.
No creas que puedes huir de mí, mi pequeña compañera. A los dragones les encanta perseguir. Y cuando te atrape, intentaré sujetarte y lamerte hasta que me sacie.
Tiemblo, se me pone la piel de gallina ante la imagen mental. No sólo porque es erótica, sino porque sé que podrá verlo en mi cabeza y saber lo que estoy pensando. Eso hace que las cosas sean el doble de malas y el doble de excitantes. Poco después, Esme tiene un carrito de compras lleno de cosas esenciales, contenedores de plástico llenos de tanta carne como pueda comer antes de que se eche a perder, y algo de ropa limpia y mantas. Los perfumes están cuidadosamente empaquetados. Tiene varios frascos de los tipos más olorosos y dejó algunos de los otros para un suministro de "emergencia" en el estante. Estoy un poco triste de verla irse, pero al mismo tiempo, estoy prácticamente consumiéndome con la anticipación de que Emmett me toque.
-¿Segura que estarás bien?- pregunto por lo que se siente como la centésima vez -odio tener que despedirte.-
-No lo hagas. Estoy bien. Estoy acostumbrada a estar sola- su sonrisa se amplía -sin embargo, realmente aprecio todo. Ha sido... agradable. Me hizo darme cuenta de que hace mucho tiempo que no tengo amigos.-
-Perdí la mía recientemente, así que es bueno ver otra cara femenina por aquí. Por favor, di que vendrás de nuevo, ¿De acuerdo? Me encantaría pasar un poco más de tiempo, aunque sea sólo para que cojas más suministros. Hay suficiente para las dos. Y Emmett puede cazar si necesitas carne. Sólo tienes que pedirla, ¿De acuerdo?- Esme asiente con la cabeza.
-Lo haré. Gracias de nuevo, Rosalie. Te lo agradezco. Y dale las gracias a Emmett también- Ella asiente con la cabeza al dragón, que sigue sentado en la mesa detrás de la comida, mirándonos -es un poco raro, pero puedo ver que se preocupa por ti.-
-Lo hace- asiento en voz baja -gracias por entenderlo.-
-Oh, no digo que lo entienda- se burla -pero tiene cierto atractivo para él- me río.
-Bueno, como dije, siéntete libre de venir cuando quieras.-
-Podría, pero probablemente voy a dejar una nota para anunciar mis visitas con unas horas de antelación. No querría interrumpir nada- me guiña el ojo y gira el carro por el viejo y destartalado camino de servicio de la autopista -hasta luego, Rosalie- puedo sentir que me ruborizo.
-Adiós, Esme. Hablamos pronto- supongo que hemos sido muy evidentes.
Tal vez ella podía oler tu excitación como yo.
Ella no puede. Le digo firmemente. Ni siquiera digas esas cosas.
Es un aroma potente. Me dice Emmett. Me bañaría en él si pudiera. Y hay una imagen mental que nunca podré sacar de mi cabeza.
Gracias por eso.
Haces ruidos de que no te gustan mis atenciones, pero sé que sí. Estoy en tu cabeza, ¿recuerdas?
¡Nunca dije que no me gustaran! Me sobresaltaste. No estoy acostumbrada a que alguien se meta en mis pensamientos. Es un poco inquietante. Me hace sentir desnuda.
Disfruto cuando estás desnuda.
De alguna manera sabía que eso iba a pasar. Pero no puedo evitar reírme. Aunque sus chistes me hacen sentir avergonzada y me hacen sonrojar, me gustan. Es divertido bromear y sentirse ligera y despreocupada una vez más. No me di cuenta de cómo... me sentía en Fort Dallas. En ese entonces, yo sólo existía. Ahora me siento viva.
