Fic
Historias de Albert y Candy
Hechizo de Amor
Por Mayra Exitosa
Inspirada en la Imagen de Lulú Mtz.
Archie buscaba a su hermano, y vio al ayudante de su mayordomo, que con una mujer del servicio de camas, se besaban y abrazaban con todas sus ganas, este ladeaba la cabeza, al no importarles su presencia sin pereza, ambos parecían tragarse y por su lado osaron colarse, vio como el costado se iban colmando de rosas lilas por todo el lugar y al girar a verlos de nuevo, el ayudante la falda de la mucama ya tenía levantada y él con todas sus ganas, se inclinaba escondiéndose de todos y las rosas aparecían a groso modo dejándolo tan sorprendido que se iba corriendo, para avisarle a sus hermanos que podían meterse en líos, pues alguna mujer los estaría comprometiendo, así abría la puerta de su hermano mellizo, Alistar y las rosas amarillas estaban por todo el lugar, mientras su hermano subía y bajaba en su cama, con alguna bella dama, por lo que ruborizado y avergonzado, salía sin hacer el menor de los ruidos, se sentía demasiado confundido, si eso no pasó con el menor de sus hermanos y al recordar notaba que ambos se habían alejado, ahora que lo meditaba quien sabe a dónde se irían y si también lo estarían gozando, por lo que salía corriendo con su bella rosa.
Cuando en la escalera apenas bajaba la joven baronesa Annie de Brinete, que había sido citada para llevar unos atuendos de la reina a su madre, vio la hermosa rosa de color rosita pastel y con una sonrisa le dio su punto de vista, a lo que el príncipe Archie, la mirada le clavo y la cuestionaba - Baronesa, que bella sorpresa ¿le gusta usted mi rosa? - Es muy hermosa y se nota suave al tacto, deber ser… Y con un dedo tocaba el pétalo y parecía haberlo tocado a él, pues como un corderito tomaba su mano a punta de besos y regresaba por el camino, acompañado de la joven que no podía quitar la vista del príncipe más bonito.
El personal que esperaba a la hija de la baronesa, la buscaba sin poderla encontrar, pero en la barandilla de la escalera dos vestidos colocados se encontraban y asombrados por no ver a la joven, al mayordomo le fueron a consultar.
William por fin la vio que se había detenido la joven bajo un árbol en la colina más alta del lugar, y con media sonrisa derechito en su corcel dirigiéndola hacia ella, se propuso en unirse a la maravillosa vista que debía estar mirando y con un suave golpecito a su corcel, indico para avanzar trotando.
El mayordomo no era localizado, la señora de la cocina una mujer muy molesta le respondía, que el mayordomo con los príncipes debería andar, que al parecer a nadie le gustaron esa merienda sus pasteles y ella deprimida podía estar, esa manera de decirle cuando les había dado, con que masa los preparaba y hasta de que sabor los ofreció, la dejo muy molesta y al momento temía que por falta de comunicación, la terminaran corriendo solo por darle un pequeño pastelito extra a la jovencita que se los llevó.
- Deben estar en el salón de la reina. - Ya fuimos a buscarlos ahí, y por ningún lado hemos descubierto a ninguno de los príncipes, a quien busco es a la joven Baronesa de Brinete, que vino por unos vestidos de manera urgente, más sin esperarlo de pronto desapareció y muchas rosas por la escalera había todas eran de color rosita pastel, más de la Baronesa, no se veía, tal vez recibió un encantamiento y la convirtieron en flor.
El mayordomo estaba nostálgico pues no podía creer que nunca se había dado cuenta que la joven jardinera ya estaba casada y a su marinero esperaba. Triste ando estaba, cuando se encontraba con la madre de Candy quien lavaba en el castillo y llevaba las cobijas blancas a las habitaciones, y con media sonrisa le aseguraba que su rosa era de un color miel brillante, casi almendrado tan hermoso y que bien le había combinado, de lo triste que estaba, su rostro se transformo y a la lavandera ayudaba con docenas de cobijas que llevaba a la habitación de los reyes, para dejarlas guardadas, más el mayordomo galante, ahí la atrapaba y aparecieron rosas por todos lados, la habitación de los reyes parecía perfumada con rosas de color inesperado, más la pobre mujer que había perdido a su marido hacía mucho tiempo, ahora gozaba de un mayordomo muy atrevido que sin medir el lugar, le dio con todo y rosas a la pobre mujer que despeinada y olorosa recibía al ex deprimido mayordomo quien gozaba de la mujer a la que nunca giro a ver.
En la mansión de los Legan esperaban a sus hijos, más no se veían que fueran a llegar, por lo que un mensajero decidieron enviar. Mientras que la casa del comerciante de Pringos asustados se encontraban pues un fogoso Duque de su hija se deleitaba, pidiendo formalmente su mano, no la dejaba bajar del carruaje y girando las riendas le pedían al chofer que se fueran a su mansión que contaban con el permiso del padre para seguir con la nueva Duquesa de Legan, la joven Diesi que no tenía pena ni vergüenza, ella ahora estaba feliz, con su amado declarado, no quería volver a su casa de ningún modo, separarse de él era imposible, por lo que dos caballos iban siguiendo el carruaje para que respondiera el Duque por semejante desfachatez, que su hijo de su hija había tomado sin contemplar su petición formal, simplemente no se separaban y a ninguno se osaba robar.
Los Reyes con un largo sequito regresaban de su paseo anual, y ambos preocupados comentaba que sus hijos con otros reinos podían comprometer, más el rey sonriendo le aseguraba que deseaba para todos lo que él había obtenido un amor verdadero y puro, para que fueran felices, y le dieran muchos nietos, aunque el único casadero era el mayor, más los otros parecían no tener la intención de contraer nupcias pronto y eso la reina le aseguraba que sus hijos eran unos caballeros y esperaban a su princesa adecuada, por lo que debían salir y conocer más del mundo y así quizás pronto podrían casarse los cuatro en el periodo de unos tres o cuatro años más, ya que el menor apenas estaba socializando y no creía que se enamorara tan pronto.
Los carruajes se detuvieron fervientemente sorprendiendo a todo el sequito, pues un carruaje perseguido por dos corceles aventaba flores por las ventanillas y el padre de una joven reclamaba que el Duque llevaba dentro atrapada a su hija sin dejarla salir, que según él solo fue avisarle que ya como esposa había sido elegida, más él no daba su consentimiento y el Duque simplemente se la llevó, a lo que el rey le aseguraba que el Duque Legan le cumpliría y que para él era un honor.
- Puedes creer que el joven hijo del Duque ya tiene mujer y nuestro hijo que es mayor, aun no goza de esos arranques de vigor. - Oh querido que puedo decir, algunas personas son demasiado desconsideradas, mira como dejo al padre de la joven, sin saber qué hacer, solo se van aventando rosas, y hacen ruidos de placer.
Continuará...
Gracias por comentar esta historia, esperando culminarla lo antes posible.
Agradecida por no tomar mis escritos, ni adaptar ni utilizar por ningún medio auditivo
o plataforma alternativa, en parte o completa ninguno de estos.
Con sincero aprecio,
Un abrazo a la Distancia
Mayra Exitosa
