Outtake 5/5:

Pérdida

James

Desde que tengo memoria, siempre he sido un bastardo afortunado. Carismático, tranquilo, deportista y bueno con las chicas. Aunque últimamente soy un idiota con la única a la que quiero.

Paso mis ojos a través del estacionamiento y veo a Bella. Ella ha sido mi mejor amiga de toda la vida y es triste, cliché y hasta un poco estúpido el hecho de que no supe que estaba enamorado de ella hasta que la perdí.

Ahora mismo, ella está recostada en el Volvo de Edward Cullen, trazando patrones descuidados con sus dedos en el brazo de éste. En todo el rato que lleva ahí, no ha levantado su vista ni una sola vez. No me ha notado.

Ella me odia y con justa razón; actué como un idiota por celos y la perdí en el proceso. Lo peor sucedió cuando le dije que la amo, porque ella no se lo tomó muy bien. Antes ella estaba segura de que yo la amaba, sí, pero jamás le dije de manera abierta que no era amor de amistad. ¿Tal vez si lo hubiese echo las cosas serían distintas ahora? Quién sabe.

Lleva casi dos meses enojada conmigo, sin buscarme, sin hablarme y sin siquiera dedicarme una mirada fugaz; antes peleábamos todo el tiempo o yo me enojaba y ella iba detrás de mí. Las cosas han cambiado, al parecer, pero ya no importa.

¿Qué se yo? Me imagino que el dolor algún día habrá de parar.

Pero la sensación de revuelo y ansias que tengo en la boca del estómago me dicen exactamente lo contrario.

Estoy nervioso, aterrorizado de la idea de que esta vez empujé sus límites más allá de lo que ella podría soportar. Ni siquiera fue mi intención, fue un impulso. Sé que su novio la quiere.

Jodido Cristo, es obvio para todos que él la quiere. El que no la merece soy yo.

Y ella ya se ha dado cuenta. Esto es una historia de nunca acabar.

Victoria revolotea a mi lado, buscando mi atención. Me contengo de rodarle los ojos y en cambio le dirijo una sonrisa, aunque mentalmente me pregunto en qué momento decidí que era buena idea estar con ella. Es algo mala, venenosa y le encanta la atención. Me sofoca un poco, pero gracias a sus distracciones puedo olvidarme momentáneamente de que ya no tengo a mi mejor amiga conmigo.

—¿Y bien?— pregunta. No sé a lo que se refiere así que le alzo una ceja curioso, mientras saco un cigarro de mi chaqueta y lo prendo. Algún día me atraparán infraganti y me expulsarán, pero ese día no es hoy.

—¿Y bien qué?

—¿Tienes pensado invitarme al baile de invierno o me dejarás esperando hasta el último momento, James?

—Mmh— boqueo, sin saber que decir. ¿Tengo que invitarla? Hasta hace dos minutos no recordaba el estúpido baile—, eso es hasta dentro de tres semanas, Vicky.

—¿Y eso qué? — frunce la frente enojada. A Victoria no le gusta esperar demasiado.

Suspiro resignado.

—¿Te gustaría ir conmigo al baile, Vic?

Sus ojos grises, tan pálidos y fríos que casi llegan a una tonalidad platinada, se iluminan con arrogancia. Antes de enojarme con Bella yo nunca cedía a las peticiones de Victoria, pero las cosas han cambiado. No tengo nada que perder al darle lo quiere recibir y realmente no me importa. Un estúpido baile no me quita ni me pone.

Sólo pienso en que disfrutaré ver a Bella en un bonito vestido.

De la mano de otro.

Auch.

—¡Obvio que sí, cariño! — se lanza a mí, apretando mi cuello con sus brazos. Su cadera choca con la mía y el hueso de su pelvis me lastima, pero no me quejo. Es lo que me toca por ser tan idiota en primer lugar.

Durante los siguientes días, Victoria y Jessica actúan todas raras a mi alrededor; es como si me estuviesen escondiendo algo. Ahora me la paso con ellas porque Alice, Jasper y Rosalie decidieron abandonarme por comenzar a salir con Vic. Me siento como un jodido extraño en mi propia piel por haber perdido a mis amigos. Al menos a los buenos.

Descubro la razón de la rareza de Victoria cuando unos días después Edward y Bella terminan. De un día para otro dejan de ser uña y mugre y me pregunto qué es lo que sucedió, pero no me atrevo acercarme a indagar. Hasta donde sé, Bella me odia.

Me toma un par de días tener el suficiente valor para hacerlo.

—¿Bella? —me acerco a ella. Está sentada en una de las jardineras que quedan en el edificio detrás de la escuela; sé que este era su lugar con Cullen porque Victoria se encargó de restregármelo en la cara muchísimas veces, en un intento de llamar mi atención hacia sus pláticas.

Está cruzada de piernas y con la mirada en su regazo, pero cuando oye mi voz alza la vista hacia mí. Veo el relampagueo de reconocimiento en sus ojos y un segundo después me contesta.

—¿Qué quieres, James? —pregunta fingiendo desinterés—. Si vienes a decirme «te lo dije» será mejor que te lo guardes, porque no estoy de humor.

¿Por qué le diría eso? ¿Acaso me tiene por un cabrón?

Bueno, sí, la respuesta llega a mi mente antes de siquiera formular la pregunta. Niego con la cabeza en respuesta, más para mí que para ella, y me siento a su lado, obviando la mala expresión que me da.

—¿Me vas a contar lo que sucedió? —inquiero curioso. Recuerdo la última vez que estuvimos así; Bella y yo sentados hombro con hombro viviendo a través de un momento triste. Fue hace cuatro años y a Charlie Swan le acababa de dar un infarto fulminante, que lo había matado casi enseguida.

La comparación entre ambas situaciones me parece casi burda, pero con Bella no es así. Parece que atropellaron a su perrito y ahí es donde me doy cuenta de que el amor que dice profesar por Edward no es sólo una exageración. Noto que ella nunca es de las que exagera; ese soy yo. La confundí conmigo mismo.

—¿Qué te habría de contar?

—Bueno, ya no estás con Cullen —casi me siento mal por decirlo de esa manera tan hosca cuando ella me hace una mueca al oír su apellido, pero la ignoro y prosigo—. Quisiera saber por qué.

—¿Te importa?

—Sabes que sí.

—¿Desde cuándo?

Buena pregunta.

—Desde siempre —contesto simple—. Desde siempre me has importado .

Me cuesta decir eso, porque no quiero volver a hablar con ella de mis sentimientos tan abiertamente. Bella no me ve de la manera en que yo la veo, y sería sucio y hasta algo mezquino aprovecharme de su dolor justo ahora.

¿Tal vez después?

—Edward y yo terminamos hace unos días —me responde, deteniendo mi tren de pensamiento. Suelta un suspiro y por primera vez me dirige una mirada que no es de cansancio o enojo, sino más bien triste. Llana, simple y triste—. Me engañó.

Casi me atraganto.

—¿En serio?

Asiente, y parece como si quisiera llorar, pero no lo hace.

—Sí —contesta en un hilo de voz.

Veo todo rojo cuando la realización me pega por completo; quiero golpearlo por arruinar la única cosa buena que tenía en su jodida vida. Quiero molerlo a golpes por hacer lo mismo que yo.

—No intentes nada —me pide cuando ve la expresión en mi rostro—. Por favor, James. En serio.

—Es un jodido idiota —maldigo. ¿Cómo pudo ser lo suficientemente pendejo?

Suspira y se pone en posición fetal, volteando su cabeza hacia otro lado.

Hago una mueca.

—Lo arreglaré, Bella. Te lo prometo.

*M*

—¡Cullen! — grito un día. Edward está recargado en su casillero y el pasillo donde estamos está vacío. Es mi oportunidad, pero él se ve como una jodida sombra; incluso muchísimo peor que como Bella está.

—¿Qué? — pregunta huraño— ¿Vienes aquí a regodearte de mí, James? No creas que no sé lo que hiciste.

Detengo mi puño, que ya está bastante más que listo para golpearlo, y lo miro confundido. Hay ojeras violetas bajo sus ojos y juro que incluso está más delgado.

—¿De qué mierda hablas? —espeto.

—Debería darte una paliza— murmura, pero no parece que me lo esté diciendo a mí, sino más bien como si estuviese hablando consigo mismo—, por tu jodida culpa Bella cree que soy un idiota infiel.

¿Está burlándose de mí?

—Ese fuiste todo tú, pendejo. — escupo.

Se ríe, sin una jodida nota de gracia en la voz.

—Ya deja de fingir, James.

Jodido Cristo, ¿de qué rayos habla? ¿La tristeza le habrá consumido el cerebro?

—Explícate —exijo.

—Jessica me lo dijo todo— me mira colerizado y me trago mi mueca de disgusto. ¿Engañó a Bella con Jessica y sigue hablando con ella? —. Sé que Victoria, ella y tú planearon todo para que Bella piense que la engañé, y déjame decirte que eso fue bastante bajo. ¿No podías jugar menos sucio? Mierda, está bien que estés enamorado de ella, ¿sabes? No te culpo, Bella es maravillosa— comienza a gritar—, ¡pero eso no te da el jodido derecho de meterte en mi relación, con mi amor y romperle el corazón a ella en el proceso!

Mi cerebro trata de captar lo que me está tratando de decir y cuando lo hace, río. Río como un jodido maniático porque nunca en mi vida he escuchado algo más pendejo que eso.

—Dios, eres tan idiota —mascullo con gracia entre dientes.

Edward no me contesta, sólo me da una mirada vacía y se da la vuelta dispuesto a irse. Eso, por extraño que suene, me hace sentir un poco culpable, aunque sé que yo no hice nada.

—Cullen— lo llamo. No voltea, pero detiene su andar y sé que me está escuchando—, sólo para que lo sepas, yo no tuve nada que ver en eso.

Cuando se va, me quedo pensando un poco y no puedo evitar querer investigar. Un par de días después descubro que él tenía razón, al menos en la parte de Jessica y Victoria armando planes estúpidos, pero sorprendentemente funcionales, para que Edward y Bella terminaran. Los screenshots donde Vic se pone de acuerdo con Jessica para que parezca que ella y Edward se están besando cuando Bella entre en escena son fantásticos e incluso parece que ambas tienen cerebro en cuanto a hacer el mal se refiere. Guardo las fotografías en mi celular, pero no digo nada durante varios días.

Me comienzo a preguntar cómo es que Victoria pensó que separar a mi mejor amiga de su novio es una buena idea. Ella debió haber supuesto que yo correría detrás de ella en cuanto tuviese la oportunidad, pero no lo hizo. Ella está segura de mí; no puede estar más equivocada.

Por un momento cruza por mi mente la idea de acercarme a Bella y usar su dolor como una ventaja para que pueda estar conmigo de nuevo e incluso pienso en que después de un tiempo podrá aceptarme como algo más, pero la sola idea me produce nauseas. Eso sería mentirle.

Ella está tan triste todo el tiempo; come sola, estudia sola, ya ni siquiera sale con Alice o los demás. No le dirige la mirada a nadie y ya no habla a menos que sea absolutamente necesario.

Sé que Bella nunca me querrá de la manera en la que yo la quiero, ¿y si la amo tanto cómo es que me atrevo a ser partícipe de algo que le hace daño? Esa no es la manera correcta de demostrárselo.

Decido finalmente que lo correcto es contarle todo lo que sé, con pruebas y todo. Y cuando lo hago y ella me cree, la observo alejarse de mí e ir corriendo a los brazos de otro.

Se ve feliz de nuevo y sé en ese instante que hice lo correcto, incluso aunque me duela el pecho.


James siempre quiso a Bella, pero no de manera egoísta; por eso la dejó ir. Y como se podrán dar cuenta en realidad nunca fue malo, sólo que no sabía cómo actuar sobre sus sentimientos. Eso es importante ¿no creen?

Y bueno, eso es todo «3 Muchas gracias por acompañarme a través de la aventura que es escribir :))

¡Nos leemos luego en otra historia!

¿Merece review?