RinMakoto. Kanan y Ramón se han perdido en una isla y la búsqueda será exhaustiva, aunque habrá sorpresas durante ese tiempo.

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Sin más, comencemos…

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De nuevo con los dos náufragos, Ramón y Kanan estaban tratando de relajarse, aunque en sí seguían buscando la forma de cómo salir ya que seguían sin comprender donde demonios estaban.

- Supongo que podríamos irnos nadando de aquí, pero el problema es para donde nos iríamos – susurró el hondureño mirando que había mar alrededor de ellos y que el único sitio aparte de la parte donde estaban era la isla y otra más que no estaba nada lejos – podríamos ir allá, pero…

- La corriente marina no creo que esté a favor nuestra, espero que esto no sea un inconveniente.

- Ojalá que no Matsuura, pero esperemos que la corriente al menos nos haga un favor – exclamó el peli negro por lo que estos solo suspiraron tratando de calmarse y sin más, se lanzaron a las aguas del mar de Uchiura tratando de llegar a la otra isla.

Todo iba normal, el agua estaba en buena temperatura y no había oleaje, algo que parecía estar a favor de Ramón y Kanan, aunque eso no duró mucho.

- Demonios, ¡allá viene una ola Maldonado! – exclamó la peli azul mirando como un movimiento de agua venía justamente a ellos y estos se prepararon para el impacto.

- ¡Agárrate con fuerza Matsuura! – Ramón tomó a la chica abrazándola con fuerza poniendo su espalda para amortiguar el golpe con ella, pero el agua les dio de lleno lo que los dejó inconscientes y de ahí, no supieron nada más.

- Mierda… mi cabeza – el primero en levantarse fue el hondureño mirando para todos lados, de nuevo, parecían estar en tierra firme, Ramón intentó despertar a su compañera – Matsuura, Matsuura, despierta.

- ¿Eh? ¿Q-Que pasó? – la Idol rápidamente despertó mirando para todos lados, para ella no había pasado nada ya que solo estaban como en el mismo sitio en donde estuvieron no hace mucho – ¿todo fue un sueño? ¿No cruzamos el mar?

- Creo que sí, pero mira, siento que aquella es la isla en donde estuvimos – exclamó el chico señalando hacia otra isla, ambos miraron donde estaban ahora parados y ambos pudieron confirmar una cosa – ¿lo ves? Estamos en la isla que miramos, lo hicimos Matsuura.

- Sí, lo logramos, aunque de nuevo estamos en las mismas, no tengo idea de esta isla – susurró la chica – creo que deberíamos explorar que hay aquí por si necesitamos más suministros.

- Buena idea – ambos hicieron lo mismo de antes, se fueron adentro de ese pequeño pedazo de tierra, esta era algo más grande que en la que estuvieron, una vez entrado a las palmeras que estaban ahí, los dos notaron a que, a diferencia de la otra, este sitio lucía un poco más grande y no solo eso, encontraron arbustos los cuales tenían frutillas.

- Oh, estas son azules, parecen zarzamoras – efectivamente, las frutas pequeñas que estaban ahí eran azules.

- ¿Podemos comerlas?

- ¿Nunca has comido zarzamoras? – Ramón negó – bueno, siempre hay algo para la primera vez, vamos, no tengas miedo.

- ¿Y si son venenosas? ¿O de esas frutas que cuando las pruebas te dan diarrea?

- Es cierto que hay frutas que son así, pero no creo que estas sean así ya que están en una isla – Kanan lucía segura por lo que al final Ramón decidió comer junto con la peli azul las dichosas frutillas por lo que al final de todo comieron.

Sin embargo, el destino estaba por jugarles una mala pasada ya que unos minutos después, los efectos de las zarzamoras estaban haciéndose presentes.

- Ay, mi estómago – el moreno de la nada se tomó esa zona en donde rugió con fuerza, no solo él, la nipona también.

- Demonios, creo que tenías razón Maldonado, esas frutas tenían algo que… duele.

- No me digas que… ¿nos va a dar chorrillo?

- ¿O sea?

- Que nos dará diarrea.

- Lo más probable – los estómagos de ambos rugieron como si quisieran explotar – ¡Matsuura, iré por allá!

- ¡Y yo por allá! – ambos chicos salieron corriendo hacia direcciones opuestas en donde sus estómagos tiraron todo lo que tenían dentro.

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Mientras en las costas de Uchiura…

- Ya llamé al yate de mi familia, vendrán en unos 10 minutos, resulta que el conductor anda en una fiesta privada que ya a terminar – la italoamericana llamó por teléfono a alguien y parecía que había tenido algo de éxito.

- ¿En serio iremos así Mari-san? – preguntó Dia mirando a la rubia.

- No te preocupes, al final de todo, tenemos una idea – todo parecía normal, sino fuera porque Mari estaba con traje de exploradora.

- No creo que eso fuera necesario.

- You never know what we might find, hay que ir preparados por si acaso – Dia estaba con una gota de sudor en la cabeza.

- Dia-san, no creas que Mari-chan es la única que va así.

- ¿Por qué dices eso Riko-san? – la pianista de Aqours señaló a otro lado y ahí fue donde estaba claro.

- Estoy lista para pelear contra lo que sea-zura.

- Igual yo hermana.

- ¿Ruby? ¿Hanamaru-san? – ambas chicas de primer año estaban con trajes de exploradores al igual que la directora de Uranohoshi.

- Siento que es un deja vu.

- Se ven muy lindas – exclamó Mari mirando los trajes que iban a cuadro con el de ella, de otro lado, los compañeros del hondureño estaban listos también.

- Nakano, realmente vas decidida ¿verdad?

- Así es, es que de la nada Ramón-san se pierde junto con Matsuura-san… no puedo aceptar esto y si tengo que encontrar su cuerpo lo haré – los demás quedaron con un gotón en la cabeza.

- ¿En serio estás pensando en que lo peor pase?

- Pero bueno, no vamos a darnos por vencido – decía Rin calmando la situación – no es como que Maldonado se haya muerto ahogado, lo más probable es que la corriente los haya llevado a algún otro lado, si hubieran perecido ahogados con Matsuura-san sus cuerpos no estarían lejos, no los den ya por muertos.

- Rin, realmente calmaste la situación – exclamó Satoshi al lado de su mejor amigo.

- Sí, creo que nos dejamos llevar por la histeria, gracias Rin-san – Tomoe sonrió lo que hizo que el peli cian hiciera lo mismo, pero de forma más calmada.

- Lo siento, es que no quiero que algo malo pase.

- No te preocupes Nakano-san, los encontraremos a Maldonado-san y a Matsuura-san sanos y salvos – la periodista se calmó, unos minutos después llegó el bote en el que irían, todo gracias a los contactos de Mari.

- Bueno chicas, ya tenemos que ir hacia allá.

- Mari-san, cuando dijiste que traerías un bote pensé en uno de rescate, pero no pensé que volverías a traer al yate como lo hiciste la otra vez.

- En serio, ¿Qué tan rica es la familia de Ohara-san?

- Vámonos entonces – exclamó la italoamericana por lo que todo el mundo salió hacia el barco y este partió rumbo a buscar a los perdidos.

De vuelto con ellos, estos estaban recién saliendo del tremendo disparadero de fluidos causados por comer las zarzamoras que no eran comestibles.

- Mierda… eso me dolió hasta el alma – susurró Ramón volviendo al interior de donde estaban las palmeras, Kanan llegó un momento después.

- Uf, realmente nunca más quiero probar alguna zarzamora en mi vida – exclamó Kanan quien se sentó al lado del centroamericano, ambos se les notaba algo cansados.

- Tampoco quiero comer algo así, ¿no se supone que se podían comer Matsuura?

- Eso pensé, pero miro que no fue así – susurró la peli azul, por lo que ambos se quedaron en silencio descansando un poco. Sin más, el peli negro se levantó de donde estaba y se adentró a buscar algo más para quitarse el mal sabor de las zarzamoras por lo que al final encontró una palmera con cocos.

- Espero que con esto y el agua de coco no me dé más mal sabor o alguna mierda en el estómago – susurraba el chico mientras trataba de tirar un coco lanzando unas piedras que estaban ahí, aunque parecía que no lo lograría bien ya que fallaba.

- Si quieres te ayudo, de nuevo, me subiré en ti – exclamó Kanan, Ramón perdía nada con hacerlo de nuevo, aunque seguía algo tocado por lo que había pasado con las zarzamoras, sin más, se pusieron a tratar de bajar los cocos, la peli azul era más alta que Ramón, pero eso no impedía que trabajarán juntos.

Ya con eso, la buceadora logró alcanzar unos de los cocos, pero como si la mala suerte siguiera persiguiéndolos, este se le resbaló y cayó sobre la cabeza del peli negro.

- ¡¿Estás bien Maldonado?!

- Mamá… se escapó el dragón azul… Happy Birthdat to you – el golpe dejó atontado al hondureño quien cayó al suelo llevándose consigo a Kanan quien también se golpeó dejándola inconsciente.

De vuelta en el barco…

- Demonios, solo miro agua e islas, ¿seguros que en alguna de estas se encuentran ellos dos? – exclamó Starffin junto con los demás.

- Lo más probable es que estén dentro de una de estas islas, ¿no creen que sería lógico estar cerca de estas? – exclamó Rin siendo la voz de la razón dentro del yate.

- Oh, supongo que tienes razón – Mari habló sacando un poco la lengua – Master, démosle cerca de aquí.

- A la orden señorita – el chofer se dirigió hacia donde estaba una de las islas y cuando llegaron, estos solo se bajaron para ver un poco más de cerca, no obstante, se llevaron tremenda sorpresa.

- O-Oigan, eso es…

- ¡Arañas, corran! – una gran cantidad de arácnidos fueron hacia los tripulantes quienes rápidamente se subieron a yate y salieron corriendo de ahí como alma que lleva el diablo.

- ¡Demonios, putas arañas!

- Oigan, les dije que se acercaran, no que se bajaran y fueran hacia allá – el peli cian susurró dándose un face palm mientras tenia a su pareja con él.

- Me pregunto qué será de esos dos – luego de todo eso, de vuelta con Kanan y Ramón, estos seguían sin despertar hasta que minutos después el chico fue el primero en abrir los ojos, pero la visión que tenía no era la mejor que digamos.

- ¡¿Qué demonios?! ¿Cómo acabé así? – los pechos de Kanan estaban sobre su cara, aunque este logró controlarse para no hacer algo estúpido, segundos después la buceadora despertó y rápidamente se levantó.

- Auch, eso me dolió de veras.

- Lo siento, pero es que me dejaste caer el coco en la cabeza.

- Sí, lo lamento.

- Ya no importa, solo nos queda como vamos a salir de aquí, se está haciendo ya de tarde y no quiero que…

- ¡Mira allá! – Kanan señaló hacia donde estaba un bote pasando cerca por lo que ambos hicieron señas indicando donde estaban.

- ¡Los veo! ¡Allá están! – finalmente el yate llegó ahí por lo que estos solo suspiraron aliviados.

- Menos mal terminó esto – susurró Ramón quien luego sintió unos brazos envolviéndolo siendo Nakano quien era.

- ¡Pensé que algo te había pasado Ramón-san! – el chico correspondió el gesto de su pareja, ni que decir de Kanan y sus demás compañeras.

- ¡Pensamos que estabas muerta!

- Oigan, no exageren tampoco.

- Pero es que ya me imaginaba pasar el tiempo sin mi mejor amiga – decía Mari hundiendo su rostro en los pechos de la peli azul – uy, parece que han crecido un poco.

- ¡No me toques ahí! – mientras el barco iba hacia tierra firme, Kanan y Ramón miraron hacia el mar por mientras.

- Imaginar que estuvimos atrapados aquí por horas, aunque me pregunto qué fue lo que nos hizo ir hacia acá.

- Yo también, pero supongo que podríamos decir que fue esa bestia ¿no? – ambos rieron por eso, pero en eso, justo pudieron ver la silueta de lo que parecía ser una figura serpentina grande la cual parecía mirar a los dos chicos y esta desapareció hundiéndose en el mar, eso los dejó escépticos.

- ¿Qué mierda fue eso?

- No me lo creo… supongo que al final fue real – ambos decidieron dejarlo así, una bestia tal vez haya sido la causante de eso.

Más tarde cuando llegó la noche, Kanan decidió ir a la habitación de Ramón para hablar un poco sobre el asunto, pero cuando notó la puerta algo abierta, la curiosidad le ganó y más con los sonidos que salían de ahí.

- ¿Qué pasa ahí? – Kanan miró un poco, pero el rostro se le puso igual de rojo que una manzana – e-eso es…

- Ramón-san… más adentro por favor.

- Luego no digas que no te puedes sentar Ayaka.

- Dame con más fuerza – los dos estaban teniendo su momento íntimo, Kanan solo retrocedió lentamente volviendo a la habitación de Chika.

- E-Es mejor que olvide eso – susurró, todo luego de un día muy alocado.

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Continuará…