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I. Huecos en la Historia.

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Entonces... Cuéntame, Nao. – Poniéndose cómodo junto a ella sin preocupación alguna de que esta se sentía algo avergonzada de ser encontrada en medio de una rabieta. – Soy todo oído. –

– ¿Qué quieres que te cuente? –

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Naomi trataba de mantener la calma mientras despejaba su mente de los pensamientos innecesarios de tener a alguien cercano a su edad sentado muy cerca de ella en la mitad de la noche. No era momento para que se dejara llevar por todas las novelas que había leído anteriormente.

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– Bueno, antes que me dijeras eso quería preguntarte acerca de Spike, pero creo que hay algo más dentro que quiere salir ¿No te parece? – Naomi veía a los ojos carmesíes mientras que abrazaba sus piernas, él no quería forzarla a decírselo siendo considerado con ella y lo apreciaba. Aun así debía buscar una forma en expresarle lo que era. – Te contaré algo privado, por favor te pido que no te rías de ello. –

– Prometo ser lo más serio que pueda. –

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Con una sonrisa en su rostro calmó la duda de Naomi y tras un largo y delicado respiro levantó la cabeza para poder ver a la lejanía del bosque que se alejaba tras la Cueva Unión.

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Bueno... No sé qué puedas suponer de esto, pero yo... No he tenido nada fácil el camino hasta aquí. – God tenía la atención en cada detalle de Naomi, el cómo su respiración se volvía más calmada y como el tono de su voz se apagaba un poco. Al parecer era muy delicado para ella, así que con calma le puso su mano en el hombro de ella. – Toda mi vida he vivido en Corintia, en el instituto Diamante Negro bajo la orden de la Reina Celeste... –

Eh... – La cara de God demostraba que no entendía nada. De hecho, parecía como si signos de duda flotaran encima de su cabeza. – Creo que el contexto también sería bueno. –

Uff... Supongo que debo de explicarte de una mejora manera. –

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Naomi tomo una compostura más tranquila y se puso recta mientras tomaba el collar de estrella que llevaba en el cuello. Parecía recuperar la calma con ello.

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– En la región de Kalos hace más de 3000 mil años hubo una guerra que azotó a todo ser que vivía ahí, la historia dice en esos tiempos de guerras miles de muertes pasaban en esos años, tanto humanos como pokemon fallecieron en aquel gran suplicio creados por los humanos. –

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Naomi le daba un leve contexto superficial sobre su región. Podría contarle por horas toda la información y sus propias opiniones, pero dudaba que alguien como God pudiera asimilarlo y el tiempo tampoco le ayudaba en aquel momento.

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– El conflicto continuó sin cesar por el poderío de tierras, riquezas, fama, control y miedo de otras naciones. Eran el objetivo por el que grandes naciones peleaban entre ellas solo para mantenerse en la cúspide de entre las demás. –

– Si, recuerdo eso. – interrumpió God animado a lo que Naomi volteó al oír específicamente al oír el "recuerdo" como si él por alguna clase de razón hubiera vivido en esos tiempos. Era obvio que alguien de 14 años no podría hacer eso, pero con tantas cosas extrañas que le habían pasado con él que ya tomaba todo como posible. – Bueno, mi madre me hacía estudiar la historia global desde pequeño y cuando no era ella era un tutor que venía a mi hogar. –

– Esta bien... Como te decía. Espera ¿Estudiaste en casa? –

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Naomi se sorprendió un poco de ese detalle, pero de cualquier forma continuó el relato.

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Todo el conflicto no llevaba a nada, pero aun así aquel conflicto continuó hasta que en medio de la guerra un antiguo rey de aquel reino en Kalos construyó un arma definitiva que terminó la guerra junto a las vidas de millones de pokemon. - Naomi explicaba parte de la historia de Kalos. – La muerte de su pokemon terminó por llevarlo a la locura y terminó eliminando a millones de seres vivos con ello, cuando su pokemon le abandonó este decidió abandonar su reino en búsqueda de su pokemon errante en el exilio dejando a su antiguo reino atrás. –

– Si, la historia de A.Z. Es muy bonita la verdad, y más el final. – Naomi volteó intrigada al oir eso de final, según ella la historia no tenía exactamente un final más que el antiguo rey recorriendo el mundo en búsqueda de su Floette. – Fue hermoso que en la ceremonia de Celebración de los 5 niños que salvaron Kalos A.Z apareciera y retara al antiguo Campeón Kalm justo después de haber ganado con su Greninja contra el Gardevoir de Diantha. –

¿Cómo es que tú...? –

– Mi abuelo estuvo "ahí". Me dijo que tanto el equipo de Kalm como el de A.Z... –

¿Espera, tu abuelo estaba ahí? Justamente ese día... – Naomi incrédula veía a God quién se veía más fresco que lechuga diciendo aquel detalle. – Y ¿Por qué motivo? –

– ¿Cómo que por qué? Para acabar con el Team Flare antes de que destruyera Kalos, o creara un cráter tan grande como para que Namu se encontrara satisfecho. – decía God dando un puñetazo al aire emocionado con recordarlo. – Recuerdo muy bien los detalles de cada viaje que hacía, me dijo que quería ver con sus propios ojos a quién detuvo al Team Flare antes que él. Inclusive ya estaba listo para recibir el disparo y... –

– ¿Recibirlo? Acaso tu abuelo quería... (¿También significa que God sabía eso y yo no? Oh vaya...) –

– Yup, iba a devolver el disparo del arma definitiva. Acabaría con el Team Flare de un solo golpe, y destruiría de una vez por toda el arma definitiva ya que no podía dejarla para que el próximo ganster con su grupo traten de destruir el mundo solo por no ser "bello". O eso ponía en el informe que sin querer queriendo le robe de su despacho. –

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God relataba eso haciendo un montón de gestos que Naomi no entendía, aunque parte ella seguía en la luna al escuchar eso.

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– Jamás se esperó que un chico de 15 años hubiera detenido el arma atrapando a Xerneas que era la fuente de energía y que derrotó a Lysson por su cuenta. Aunque pudo cargarse a la mitad de los miembros del Team Flare y rescatarlos a todos antes de que Lysson se suicidara con el arma definitiva. Luego los entregó a la policía internacional. Es increíble ¿no crees? –

Si... Increíble... – Naomi estaba incrédula, segun sabía nada podía vencer al arma definitiva, por eso era su nombre DEFINITIVA, ¿y el abuelo de ese chico iba a detenerlo el propio disparo? No sabía si no creerle por irreal esa historia o tener miedo de lo que podía hacer aquel abuelo. – Bueno... Y también estuvo en esa Celebración del Campeón Kalm. –

Es... Fascinante... – decía Naomi mientras forzaba una sonrisa mientras uno de sus ojos tenía un tic. Aunque por supuesto que pasó desapercibido por God.

– Si, me dijo que el combate fue sorprendente de ambos lados. Kalm ganó con Greninja pero se podía notar que A.Z era alguien de temer, luego de eso Floette apareció para reconciliarse con su entrenador luego de 3000 años. Ay demonios, ya se me humedecieron los ojos con solo recordar la historia. – God se limpiaba las lagrimitas que se le escapaban y luego se dio una cachetada así mismo para avisparse. – Nao, me sorprendes que no sepas esa historia. Ya sabes, tú vives en Kalos y todo lo demás. –

– Corintia es un reino cerrado ante el mundo justo en el Sur de Kalos, no tenemos mucho contacto con el exterior y bueno... Siempre he estado ocupada. – decía Naomi viendo ahora porque. Él pensaba que ella pudo ver más de su región cuando toda su vida había estado encerrada en los muros del castillo. – Lo que es recopile antes de tomar un vuelo hacia Hoenn y continuar en barco hasta llegar a Johto en el día en que te conocí. –

– Cierto, te interrumpí. Vamos, cuéntame acerca de Corintia. –

Bueno... – Naomi continuó con su cuento. – Luego de la catástrofe de esa guerra, la región de Kalos cayó en una catástrofe y la discordia dominó por mucho tiempo. Tiempo después, un descendiente de aquel rey decidió reconstruir aquel hermoso reino que su familia había cuidado. Y así se hizo, con el tiempo Kalos fue sanando hasta crecer y prosperar de nuevo. –

Guau... –

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God sabía eso, pero no quería interrumpirla otra vez. Había aprendido por las malas esa decisión en el pasado. Solo la escucharía, y que la cosa se moviera a su propio ritmo.

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– Hoy en día, Kalos se ha modernizado al igual que el resto del mundo tras la guerra de hace 50 años, pero aún entre el gobierno grandes figuras como lo son los descendientes de aquellos nobles que reconstruyeron la región seguían presentes como personas de suma importancia a nivel global. Algunos siguen dirigiendo pequeños reinos, y otras se rigen por medio de un consejo de personas que lo dirigen o aconsejan. –

– Déjame adivinar, la reina Celestia es la tuya. – Naomi volteó sorprendido al ver que se refería.

Si... La misma, pero cómo... –

– "Por Celestia", era la frase que siempre usabas ¿cierto? –

– Ah ya... Ay Celestia. Qué pena. – Luego de eso solo continuó el cuento. – Una de esas personas se trata de la Reina Celestia, portadora de la corona del pequeño reino de Corintia en Kalos. –

Entiendo... Prosigue. –

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God tenía ciertas preguntas. ¿En verdad la monarquía seguía viva en estos tiempos? ¿En verdad aún se necesitaba reyes? El mundo era raro, pero quería saber más sobre ello. El problema era que si comenzaba a preguntar, el mismo dudaba si podía callarse para escuchar las preocupaciones de Naomi. En estos momentos, entenderla tenía más prioridad que su curiosidad.

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– Este reino se ha formado desde hace más de 2700 años y poco a poco ha tomado gran parte del terreno del sur de Kalos hasta volverse un prestigioso reino reservado solo para quiénes son dignos de pasar la barrera de la frontera que han protegido por siglos. –

– Espera espera. ¿Una barrera protege un reino de malhechores? – God le había sacado de su historia. Lo intento, pero fue imposible no preguntar por eso. ¿Un reino oculto? ¿Cómo e=funcionaba eso? God quería saberlo. – ¿Cómo es eso posible, y por qué me recuerda a Black Liepard? –

Bueno... En parte sí es parecido, pero no de esa forma. –

Entonces... –

– Bueno, no debería decirte esto. Aunque de cualquier forma no es un secreto en sí, pero aquella barrera se trata de Diancie. –

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Ese nombre quedó rebotando en la cabeza de God por un segundo. Sabía que lo había visto. No, ¿Lo habrá leído? ¿Dónde lo habrá leído? Lo tenía en la punta de la lengua, pero no podía recordar que era o de donde lo había oído.

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– Diancie… Diancie. Diancie. – God repetía ese nombre, pero no. Nada. No encontraba ningún archivo en su mente que tuviera ese nombre. Era raro, más no imposible que le pasara. –

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Naomi al ver la cara de duda de God sólo continuó explicándole un poco más de lo que se trataba. –

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Pokemon legendarios. Seres singulares que eran muy poco vistos en este mundo. Algunos únicos en su clase, mientras que otros solo vistos pocas veces hasta tocar el mito. Algunos eran considerados extraños, y otros peligros desatados. Para casos así, mandaban a una persona a encargarse de neutralizar o erradicar ese problema. Ese era su abuelo, y por eso le había sonado ya que su abuelo tenía registro de cada uno avistado por la humanidad hasta ahora. Si había un pokemon legendario interactuando con la humanidad entonces estaba seguro que su abuelo lo tenía vigilado. Aun así, God no recordaba nada más que un nombre escrito una de las veces que sin querer queriendo miro entre sus cosas. Ahora desearía saber más de eso, pero se mantuvo callado. Naomi era la prioridad.

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– La matriarca de Corintia. Gaia Noah, creó Corintia en terreno sagrado de Xerneas y poco a poco fue rescatando a gente afectada por la guerra hasta que al final el imperio creció. –

Guau... Eso es... Guau... –

– En efecto, según los libros de historia la Reina Gaia Noah pudo ayudar a la gente que buscaba un hogar seguro para vivir en paz, y bajo la ley del Hada vivieron en armonía. O eso querría decir... – Esto último llamó la atención de God, él notó que Naomi había bajado la cabeza un poco. – Corintia prosperó gracias a la ayuda de la gente y la economía era basta gracias a Diancie que hacía florecer gemas de todo tipo en el terreno, pero por eso mismo Corintia se volvió el blanco de distintas naciones. Era una utopía para el mundo, por lo que según decían quién llegará a dominar la ciudad brillante entonces tendría las puertas de los cielos abiertas. –

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Esas palabras eran molestas, pero ciertas. Si uno tenía algo valioso, los demás tendrían envidia. Era algo normal y algo que debía estar acostumbrado. God mismo alguna vez sintió envidia por otros, incluso en las cosas más vánales como poder caminar.

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– Bueno, era de suponer que buscaran esa fortuna. Yo con solo saberlo ya me ha dado ganas de ir a ver ese lugar. –

– No podrías entrar aunque quisieras. –

– Eh ¿y eso? –

– Corintia ha estado sellada ante las demás personas que no tenga lazo sanguíneo con aquellos que buscaban un hogar. Solo gente que lleva parte de Corintia con ellos pueden pasar. – Naomi tomó su collar en forma de estrella a lo que God pudo ver aquella hermosa gema que adornaba el cuello de Naomi. – No importa que tan famoso o importante seas, Diancie prohíbe la entrada a su reino sin excepciones. Al parecer tiene rencor ante lo que paso hace mucho... –

– ¿Qué cosa? No me pongas más misterio y dilo, por favor. –

– La muerte alcanzó al reino de Corintia, mucha gente fallecía y era asesinada por las tierras y riquezas que se sacaban del reino. Se dice que Gaia perdió la esperanza por el mundo y decidió proteger a quienes ella creía eran lo único puro en este mundo. – Decía Naomi cabizbaja, pero God veía como cerraba los puños con fuerza. – Según los libros de historia Gaia sacrificó su alma y su cuerpo para que Diancie con su luz creara la barrera que protege hoy en día a Corintia. Según dicen, el alma de Gaia juicia a quienes intenta hacer el mal, y su cuerpo fue sellado en el diamante que hoy en día es el palacio real. –

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God quedaba con la boca abierta ante aquel cuento, no se esperaba algo así.

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Desde entonces Diancie ha decidido quién es apto para gobernar el Reino, y desde su nacimiento ella eligió a la Reina Celestia para el cargo... –

Guau... Solo eso. –

– Solo quiénes son elegidos como la elite de elite, aquellos que sobresalen de los demás tanto por su esfuerzo, inteligencia, astucia y lealtad ante el reino, tienen el permiso de salir del reino y viajar. – Naomi veía su collar sintiéndose molesta consigo mismo al recordar el problema. – Y eso... Eso se supone yo debería ser. No como estoy ahora. No es justo. –

–… (Uh no. Mal presagio). – God tragó en seco sintiendo el comienzo de un problema. – (Por favor no…) –

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La expresión que con esfuerzo había podido sacarle a Naomi desapareció en unos segundos.

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– ¡Se supone que debería ser la entrenadora de élite que traiga fama a Corintia, que sea alguien que resalte sobre los demás! ¡Para eso estudie, para eso me criaron y para eso dedique mi vida a servir a la Reina, para eso me decidí a ser una Joya de la Corona! –

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Naomi gritó esto último llamando la atención de un Golbat entrometido por ahí que con mucha discreción se acercó a ver sin saber que la cámara que llevaba seguía prendida.

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Nao... –

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II. Joya Deseada y Espada Legada.

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– ¿Mmm? ¿Y esto? – Zeke se dio cuenta de lo que hacía el golbat y e iba a darle la orden de retirarse, pero el ver aquellos dos a solas le terminó por dar curiosidad de cómo terminaría así que le mandó al golbat en aterrizar cerca sin que lo vean y mantener se ocultó para que el súper oído humano de God no pudiera encontrarlo. – Esto lo tengo que ver. –

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Un silencio se mantuvo luego de aquel fuerte grito.

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Désolé... No debería de haber actuado así, es más. Ni siquiera tendría que haberte dicho esto, solo estoy molestando. Es lo único que he hecho hasta ahora; obstruir en tu camino o servirte como apoyo, es lo único que he hecho hasta ahora. –

– Icchh que intenso…. – Zeke veía en su silla lo que estaba pasando mientras se llevaba una mano con palomitas a la boca y se las pasaba al robot. Aunque el supuesto robot no las come, solo se lo pone de sombrero.

– Nao... Me contaste de Corintia y su historia. Pero no me contaste del problema que tienes. – God le tomó con suavidad la mano viéndola a los ojos. – No quiero oír nada más de Corintia u otros, cuenta de Naomi Mitzuki. –

Bueno... –

– Nací en Corintia donde pase toda mi vida estudiando bajo la orden y cuidado de la casa real de Reina Celestia. Mi padre era el capitán de la guardia real del palacio y mi madre era una de las damas que dirigía el consejo como mano derecha de la reina. Según mi reina ellos se enamoraron por años hasta que mi padre falleció protegiendo el reino de cazadores y mercenarios. –

God veía sorprendido a Naomi que veía el suelo con la mirada perdida.

– Mi madre falleció en el parto tres años después de perder a mi padre al tenerme, sufría de una enfermedad misteriosa que le reducía la vida poco a poco y con el esfuerzo del parto pues... – murmuraba Naomi. – Al final la reina Celestia me crió en el castillo como su aprendiz. Ella y mi madre eran muy... "cercanas." Mi reina decidió criarme para la grandeza y decidió que me convertiría en alguien apta para el puesto que dejó mi madre. Me dediqué toda mi vida a ser la estudiante perfecta sin importar que me molestaran y cumplir con sus expectativas. –

Entiendo... –

– Todo lo que he hecho, todo mi esfuerzo y mis sacrificios, lo he hecho por mi reina. Nunca tuve nadie quien confiara salvo ella. Es por eso que decidí darle mi vida al servir Corintia a su lado, pero para eso ella me mandó a viajar. – Ya God conectaba los puntos en su cabeza, al viajar debía referirse a cuando llego a Johto. – Desde que arribé, seguí sus órdenes de explorar y descubrir lo que había afuera de las paredes del castillo. Todo fue normal y bien planeado según mi plan, todo lo fue hasta que te conocí. –

– Dammit, eso no sé si es un alago o un insulto. Pero esta bueno. – Zeke aún veía la escena muy metido en la historia. – ¿Debería grabarlo? No, no soy tan basura… Buena, solo un poco. Ahora, ¿Dónde dejé mi cámara?

– Siempre fui una genio en lo que hacía y por ello me esforzaba en seguir la orden de mi reina. –

Naomi se quejaba desde el fondo. – Nunca pude hacer amigos y todos me tenían rencor al ser la favorita de la reina, pero jamás me importaron los insultos, bromas o los golpes. Era porque siempre tenía a Spike a mi lado. –

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Naomi tomó la pokeball de Spike donde este estaba durmiendo profundamente.

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– Spike era quién me daba fuerzas cuando no podía con la presión, siempre fue mi apoyo y protector. Podía decirse que era mi mejor y único amigo. –

–… Te entiendo. Debió ser duro, entiendo como es el solo tener tu pokemon a tu lado. – God sentía esa sensación de desesperación si consideraba un caso así. – No trato de tomar el protagonismo, pero te entiendo. Sin Rayo yo jamás habría podido llegar hasta aquí. –

– No era tan malo, siempre que estaba triste o frustrada, Spike siempre estaba ahí para mí. Siempre estaba a mi lado y me protegía de los que me molestaban. – Los ojos de Naomi se iluminaron y una sonrisa se dibujó en su rostro al recordarlo. – Incluso nos volvíamos muy fuertes entrenando con mi hermano cuando regresaba de sus misiones como guardia real. –

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God puso un freno de mano al cuento. No tenía idea de ese dato. ¿Acaso todos a su alrededor tenían hermanos? Si le preguntaban a su capitán, él también le diría que tenía un hermano mayor también?

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– Espera ¿Tienes también un hermano? ¿Entonces porque dices que no tienes a nadie si esta él? –

– No es mi hermano de sangre, era el aprendiz de mi padre y tras fallecer tomó el lugar como Capitán de la Guardia. – dijo Naomi. – Desde entonces cuando regresa me ha cuidado tanto que le digo hermano mayor. Él y Sophie son los únicos que me trataban bien allá, y siempre me las pasaba con ellos. –

Mmm ya... (¿Sophie?) – God insatisfecho solo dejó pasar esa pregunta para luego ya que Nao recuperaba un poco su ánimo. – Entonces si entrenabas con un caballero significa que debes ser muy fuerte. –

– De verdad lo éramos. Gracias a los combates pude estudiar más del comportamiento pokemon en combate y ganar respeto entre ellos. Éramos los más fuertes de nuestra generación y un poco más fuerte que algunos de mayor grado. Vencimos en varias prácticas en el campo y recibimos reconocimiento del reino. Spike y yo nos volvíamos alguien quién temer incluso para la guardia real quienes eran los más fuertes del reino luego de las 7 Espadas y la reina. O eso era lo que yo creía. Era muy ilusa, y pague el precio. –

– Demasiado que procesar, pero entiendo el punto… –

– Bueno, Spike siempre fue mi mejor amigo y poco a poco esperábamos con ganas el día en que evolucionara. Ya para ese momento me iban a adelantar dos años hasta entrar en avanzados junto con Sophie a los 8 años y ella 16, y gracias a mis estudios es que me dieron la oportunidad de viajar fuera de Corintia. Todo era genial en ese momento... Desearía que hubiera durado un poco más. –

Pero... ¿Qué pasó con él? No lo veo tan amistoso como suena. – Decía God recordando las veces que Dratini le había rechazado, se alejaba de ella e incluso le había atacado. – Que yo sepa no fue muy amistoso como dices que es. –

Eso... Es mi culpa. – God se sorprendió al oír a Naomi decir eso. – De pequeña era muy orgullosa y pedante, así mostraba ser fuerte contra las otras y que no me vieran llorar, y en una de esas veces cometí un gran error. –

– ¿Fue tan grave para terminar así? –

Bueno... Si, lo fue. – decía Naomi a lo que esbozaba una sonrisa forzada. – En esos tiempos estaba muy confiada de mi nivel, y traté de probarle a mi reina que estaba lista para ser como mi madre. Así que decidí enfrentarme al Alfa del palacio. –

Ah bueno, eso no suena tan... ¡¿Qué?! ¿ALFA? – Ya God estaba preparado para decirle que por algo así no debía preocuparse, pero él saber eso nuevo y recordando lo que la hija de la Alfa pudo a tantos pokemon en la Cueva Unión le hizo una imagen de los temibles que pueden ser. – Bueno... En realidad no he combatido jamás contra uno, pero recordando que hizo Fuyupe y el nivel que estaba ese Golem puedo decir que fue extremadamente difícil incluso con la ayuda de Zeke. Spike debe ser realmente fuerte como para que tuvieras tanta confianza. –

– ¿Fuyupe dices? –

– La Lapras que Amber unió a su equipo. –

– ¿Lo llamas por su nombre? –

– Claro. A mí no me gusta que me llamen monstruo aunque lo parezca. – decía God a lo que bajaba la mirada tras haber dicho eso. Aunque no duro mucho Naomi vio un cambio rápido en su comportamiento, solo para ser borrado por completo con una sonrisa. – Entonces decías que… –

– En ese momento era muy inmadura y deseaba probarles a quienes me molestaban lo fuerte que éramos Spike y yo. Vencimos a cada uno de ellos y pudimos obtener respeto, pero siempre quedábamos como la segunda aprendiz de la reina. – decía Naomi abrazando sus piernas. – Por lo que quería enseñarle que estaba al nivel de mi madre y decidí enfrentarme a él y capturarlo. Estudié todo acerca de esa Florges, supe que era muy fuerte en combate a distancia pero tenía desventaja en lo físico. –

– Debió ser duro ¿Qué pokemon era? –

– Una Florges. – Al oír el nombre God saco su pokedex para buscarlo pero Naomi le interrumpió. – No te molestes, tu pokedex no tiene la opción internacional. Fue buena idea al final comprar esa expansión para la mía, pero igualmente recuerdo cada detalle de lo que estudié. –

Bueno... Entonces... –

– Florges, evolución final de Floette. Pokemon temido por sus altas defensas especiales es un pokemon del tipo hada y uno de los primeros descubiertos hace mucho. – decía Naomi volviendo a ver la pokeball de su Dratini. – Mi tipo dragón tiene debilidad ante las hadas. Así que convencí al conserje del palacio en que me enseñara algo contra ella, así que con Cola Férrea pensaba que estaría bien. –

–…Ya. Cola Férrea es un movimiento clase A, es muy difícil de utilizar si no tienes práctica y él pokemon se acostumbra a usarla. – Dijo God un tanto serio sabiendo lo que se refería. – En mi caso, Rayo tardó un año en acostumbrarse a usarlo y dos más en poder crear la Cola Platino con mucho más esfuerzo. –

– Fui muy tonta cómo para creer que con solo aprenderlo podría usarlo a la perfección, y aunque funcionará... No fue suficiente. – Los ojos de Naomi se humedecieron y como si fuera una alarma en su cabeza God trato de consolarla. – Lo malo de la memoria eidética es que puedo recordar hasta el más mínimo detalle, no tuvimos oportunidad alguna ni siquiera para tocarlo y Spike resultó realmente herido. –

– ¿Tanto? Digo, las máquinas de los Centros son un gran salvavidas para las heridas de un pokemon. Si llegas antes de lastimarlos severamente pueden recuperarse como nuevos con un par de horas o incluso minutos. –

– Se nota que no has visto un Alfa alguna vez, no es lo mismo. Spike terminó con los huesos rotos, varios órganos desgarrados por el esfuerzo físico y terminó en coma por dos meses. Él tuvo que vivir eso y todo por mi culpa. – decía Naomi con algo de culpa en su voz. – En esos meses mi hermano me dio una cría de su Rapidash para que me cuidará ya que la noticia del Alfa se esparció y me empezaron a molestar aun peor. –

– Déjame adivinar, Nitro es esa cría. –

Si... Se volvió muy leal y poco a poco se hizo más fuerte entrenándolo a diario. Me había afectado mucho el haber perdido así que decidida quería la revancha y terminé por entrenar a Nitro para vencerla. –

– Eso no suena tan mal, con Spike y Nitro a la vez podrías a llegar a lograrlo. –

Ese es el problema, yo... – Naomi dudaba de continuar lo que estaba diciendo, pero no pudo mantenerlo más. – Deje de contar con Spike... –

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God abrió los ojos como platos. Ella solo ignoró su mirada preocupante al darse cuenta de lo que ella había hecho.

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– Desde que Spike entró al hospital me dedique todo el tiempo estudiando y entrenando a Nitro, y yo… Yo… jamás fui a ver a Spike. –

Nao... Eso es horrible. – dijo God bastante serio a la chica. Podía imaginarse como el pequeño pokemon estaría peleando por su vida para recuperarse y regresar con su entrenadora. – No entiendo, acaso tu... –

– Puedes ahorrártelo, no hay nada que tú me puedas decir que yo misma no me lo haya dicho. – dijo Naomi molesta callando a God. Él iba a hablar pero pudo ver que ella estaba lagrimeando mientras fruncía el ceño, ahí no sabía si se había enojado con él o con ella misma. – Sabía que no debía decírtelo, pero... De verdad creí que tú entenderías como es esa... frustración... –

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Esas palabras le hicieron pensar bastante a God, el ser rechazado tanto por llevar ese nombre o el hecho de tener ambos un rasgo muy extraño. Ambos tenían ojos raros y pudieron ver lo peor de la gente que les rodeaba, aun así de verdad eran diferentes pero al parecer ambos compartieron la soledad. Por eso mismo se sentía tan identificado con ella.

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– Ahora supongo que me veras igual como los otros me ven... De todos modos no puedo culpar a nadie, abandoné a mi pokemon cuando más me necesitaba, y lo peor es que aunque no quisiera admitirlo intenté olvidarme de él ya que no quería volver a sentirme sola. –

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Un par de lágrimas descendían por las leves mejillas de Naomi a lo que su voz se cortaba entre sollozos lamentos, no podía guardar más ese sentimiento de culpa que la ahorcaba.

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– Aún hoy en día puedo recordarlo bien. Cómo Spike me vio al verme entrenando con Nitro, él había despertado del hospital y al no encontrarme destruyó todo hasta que me encontró donde entrenábamos siempre junto a un nuevo pokemon. Aún recuerdo cómo lloraba al verme feliz sin él, creía que le había reemplazado y para ser sincera... no sé si era de verdad. –

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Una mezcla de sentimientos brotaba en el rostro de God. Por otra parte, Zeke veía con seriedad la situación. El robot a su lado estaba sorprendido que su creador no dijera nada.

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No... No sé qué decir... No soy apto para hablar con algo así. – Decía God rascándose la cabeza. – Pero no me parece que Spike este enojado contigo. –

– No creas que puedes hacerme sentir bien, God. Lo que he hecho no tiene forma de disculparse con palabras, entiendo a la perfección la razón por la que Spike no quiere ni hablarme. – Decía Naomi mientras se secaba las lágrimas y moqueaba un poco. – Puedes decirme lo quieras, al menos ya sabes la verdad de cómo soy. Este viaje ha sido para poder soltarme de eso, pero cada vez que sujeto la pokeball de Spike no puedo olvidar de quién soy. –

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–…–

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Tal vez si soy lo que todos dicen, quizá solo soy una nerd fenómeno e inadaptada y un estorbo. ¿Cómo alguien así podría ser alguien ante los ojos de mi reina, como me verían mis padres ahora, como podría yo...? –

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Lágrimas caían por su mejillas tras haber dicho esas palabras, todo lo que había vivido hasta ahora era una carga que le había estado comiendo por dentro, y God... El solo podía ver cómo las lágrimas caían de su rostro mientras sollozaba suavemente tratando de mantener la calma.

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God solo veía a Naomi como una genio con talento, pero jamás pensó que tuviera tanta carga en su espalda, por unos segundos se pudo imaginar a él mismo en sus zapatos. Podía ver cómo era la carga y la presión de una niña genio en un mundo tan cruel cómo el suyo, y eso... Le hizo ver ante sus ojos lo que ella veía.

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Zeke veía ahora la "telenovela" desde la pantalla plana de aquel lugar mientras que devoraba sin parar las palomitas al sentir aquella escena, y abrió la boca soltando las palomitas completamente sorprendido al ver que God la tomó la cabeza con firmeza con sus manos y acercó su rostro al suyo. Zeke se quedó completamente sorprendido mientras le tapaba los ojos al pequeño robot que estaba a su lado ante esa escena de mayores de 13. ¿Cuándo subio tanto el rating?

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III. Huecos en el Espejo.

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En realidad God tenía justo enfrente a Naomi y la forzaba a verlo a los ojos chocando suavemente su frente con la de ella. Nao veía paralizada los ojos de God, tan cristalinos que podría ver los suyos reflejados en ellos. ¿Acaso eran tan grandes y profundos antes? Aunque la primera vez que los vio tuvo cierto miedo, en esta ocasión parecía hipnotizarla. El estar tan cerca de él hacía que poco a poco su corazón latiera más rápido y su imaginación la hacía volar al esperar lo siguiente.

– Escucha con atención, Nao. Deja de pensar así, tú no eres para nada un estorbo. – Las palabras de God atraían un poco a Naomi no sabiendo cómo reaccionar al estar en esa situación, las palabras con aquel tono serio que salían de la boca del chico tomaban toda su atención. – Desde que te conozco puedo decirte que eres alguien fenomenal y jamás hubiera llegado hasta aquí si no hubiera sido por ti. –

Yo... –

– Piénsalo, desde que te conocí me mostraste que maravilloso que puede ser viajar con otros. Creo que eres de las pocas que conozco que he podido conocer desde que comencé a viajar. – God replicaba sin darle tiempo de respirar. Naomi era débil ante los halagos, y eso God lo había visto aunque no era del todo el único motivo.

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En la mayoría de veces que uno no se ve así mismo y solo ve a los demás tiende a menospreciarse o considerar como algo común. Era una actitud común que el mismo God reconocía bien, y por eso era necesario que alguien como él estuviera dispuesto a aclararle las ideas. Somos un reflejo de lo que queremos ser, y por eso siempre tratamos de llenar los huecos que nos diferencian de otros. Naomi era así, y por God quería dejarle claro antes que trate de llenar esos huecos a la fuerza.

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De que... –

– Si no hubiera sido por ti Disc y yo jamás hubiéramos practicado todas las noches la Nitrocarga hasta que se pareciera a la de Nitro. Sin ti jamás hubiera salido con vida del edificio al salvar a Hadson, nos curaste y sacaste de aquel sitio cuando yo caí desmayado. Incluso le hiciste frente a un legendario descontrolado sin titubear. Si hubiera sido yo habría perdido la cabeza en momentos así, pero tú siempre estuviste preparada para enfrentarlo y por eso es que confiaba en que superaríamos cada prueba. –

God... Eso no es del todo… –

– No me vengas con todo eso de las expectativas. No se cómo esos otros pensaran, no soy una reina o un concejal o algo parecido para decirte como pensarían. Pero sí te puedo decir que no eres una mala entrenadora ni una mala persona. –

No puedes... –

– ¿No puedo probarlo? Claro que puedo probarlo, yo lo he visto con mis propios ojos. – God forzaba a Naomi a verlo hasta casi el punto de que cuando evitaba su mirada él le pellizcaba una mejilla. – Una mala entrenadora no tendría a dos pokemon capaces de dar todo por su entrenadora, ellos te siguen porque confían en ti y creen en tus habilidades casi lo mismo que yo creo de ti. –

Eso no... –

– ¿Eso no es verdad? Claro que lo es, solo que no puedes ver entre tantas lágrimas en tus ojos y tus oídos sordos de tantos insultos hacía ti. – God con sus dedos índices le limpiaba las lágrimas, Naomi estaba completamente perdida en los ojos del chico y en sus suaves palabras. – Lo comprendo, es difícil seguir motivado incluso cuando te quieres romper en pedazos y solo quieres renunciar. Lo entiendo, yo he estado igual. –

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Naomi volvió a ver directamente a sus ojos, ella vio que el chico bajaba un poco la mirada y sus ojos no resplandecían como antes.

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¿A que...? –

– ¿A qué me refiero? A que se cómo es que nadie te apoye, el que tengas que rellenar grandes expectativas como el menor de una familia de campeones, el que ni tu propia madre creyera que puedas estar afuera del hospital más de unos días, el hecho de que nadie aparte de tu abuelo y hermano no perdiera la fe en que siguieras respirando por la noche. Sé cómo se siente estar ahí abajo, lo he estado toda mi vida y se lo solitario y molesto que puede ser. – God reducía el tono de voz con cada palabra que decía y hablaba despacio. – Soy un Forcehold, soy el más pequeño, débil e inexperto de todos. Los doctores decían que era un milagro el que siguiera con vida después de los tres años, y más el que pudiera caminar como alguien más. –

No... No sabía... –

– Es algo normal, cada quien tiene su historia detrás. Cada cicatriz tiene su historia, pero no todas las historias son visibles y habrá veces que no queramos mostrarlo ese feo lado, ¿Verdad? –

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Naomi bajaba la cabeza mientras que parecía ahora estar más calmada, pero sentía cierta vergüenza.

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— No hay que juzgar a nadie por ello, solo tratar de comprenderlos. – God soltó a Naomi pero se mantenía igual de cerca de su rostro mientras que ella solo veía con ojos lagrimosos al chico. – "No importa si no puedes ver el cielo por las nubes negras, luego de la lluvia siempre llega el arcoíris", era lo que mi hermano me decía cada vez que me visitaba en el hospital y yo hacia una rabieta. –

Si... –

– Sé que duele el estar así, sé que duele el no tener donde llorar y sé que cuesta el seguir adelante cuando todo a tú alrededor te dice que no puede seguir adelante. Yo nunca lo tuve, pero sigo de pie y no pienso detenerme. – decía God con confianza. – Nao, tú y yo queremos impresionar a quienes queremos. Tú quieres llegar a ser como tu madre y si yo llego a ser la mitad de lo que mi abuelo fue entonces estaré satisfecho. Por eso es que no quiero que vuelvas a repetir eso. –

– ¿Q-Que cosa? –

No quiero que vuelvas a dudar de ti así. Porque si alguien cómo tú se rinde, yo que puedo hacer... – Sus palabras retumbaban en su cabeza y no salía palabra alguna de su boca, solo un par de lágrimas que terminaron por salir. – No te quiero forzar a mis expectativas, así que sin necesitas hablar con alguien… Bueno, intentare siempre estar aquí por si acaso. –

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– Es algo vergonozoso, pero… No debes dudar de ti si algo sale mal, Nao. Somos personas, nos equivocamos y no siempre lo logramos a la primera y mucho menos a la segunda o tercera. Por eso no bajes la cabeza con perder un par de veces, o nunca podrás ver lo bello que te rodea, siempre sigue tratando y verás que el sol volverá a brillar para ti. – Leves susurros le llegaban a Naomi a su oído mientras sus brazos inconscientemente rodeaban el cuello del chico. – Y si no pasa, prometo estar ahí para compartirte un poco del mío. Sigamos mejorando juntos, a ritmo shuckle pero juntos. –

Naomi quedo con un nudo en la garganta tras oír esto. No sabía que cosa decir al respecto, y su mente no estaba trabajando como quería. Siempre tenía que ser racional, tener la mente fría y nunca dejarse llevar por sus sentimientos. Entonces tenía que calmarse de la forma más adecuada posible, o podría lamentarlo después y traer incomodidad en esta relación que ella empezaba a aceptar.

Eres tonto... – Fue lo único que pudo decir Naomi soltando una leve risilla que solo hizo sacar a God una gran sonrisa. – Pero... ¿Estás seguro que quieres eso? Sigo siendo un fenómeno para todos... –

– Al diablo los otros. Si me importara lo que me dijeran no estaría aquí con una "lunática" del orden. – Decía God en forma de chiste sacándole otra sonrisa. Naomi estaba lista para separarse del chico pero vio que él la sujetaba con un poco más de fuerza. – Para mí no eres un fenómeno. Bueno, yo creo que tú eres fenomenal. –

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Una última lágrima cayó de sus ojos amatistas al oír aquella frase y sólo abrazó con más fuerza a aquel chico que por unos momentos le hizo sentir un poco mejor. Le hizo sentir que no estaba sola, y que no debía derrumbarse en desesperación. Le mostró que aún latía su corazón. Con una mirada más llena de vergüenza, Naomi vio y soltó una leve risa mientras se limpiaba las últimas lágrimas. El ver a God darse cuenta de las cosas que había hecho le hizo dar cuenta que también sentía algo de vergüenza. Que descarado de su parte el actuar así solo para tratar de ayudarla… Estaba algo agradecida. Naomi recordaría esas palabras

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/CUEVA UNION/ARRIBA/MEDIANOCHE/

Naomi había regresado a la tienda donde se encontró a todos los pokemon del grupo (A excepción de los de Zeke que estaban con él) durmiendo del lado de Amber, ella estaba cansada así que no le dio importancia y colocando su saco de dormir en el otro extremo de la tienda. No le era muy cómodo el dormir de esa forma pues ella no era amante de dormir en la intemperie o los campamentos, extrañaba su suave y cómodo dormitorio en el Instituto dónde no tenía que compartirlo y podía disfrutar el aire acondicionado. Bueno, de cualquier forma no podía dormirse aún con sus pensamientos aun rodando en su cabeza con lo que había hablado con God acerca de lo que trataba.

Yo creo que eres fenomenal... –

Con ese último recuerdo en mente y abrazando la pokeball de su Dratini pensaba entre las sabanas.

– Lo que hice no tiene redención. No puedo negar que entre en pánico y perdí el control contigo.) – Un leve beso fue lo que recibió la pokeball en sus manos junto a una sonrisa. –No sé de qué forma pueda disculparme contigo, Spike. No tengo derecho a eso, pero te prometo que jamás me rendiré contigo… –

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Con aquel pensamiento Naomi pudo conciliar el sueño, y sin saberlo, esas palabras no fueron. Spike recordaría aquello.

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/?/BASE DE ZEKE/

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El cazador reflexionaba toda la escena que había contemplado bajo la vigilancia de su cámara. En un viejo colchón el cazador veía el techo del lugar pensando en profundidad las palabras de sus dos compañeros actuales de viaje, y con una cara llena de confusión y desprecio volteó a ver a una mesa donde estaba una foto.

– Tcch, y pensar en los problemas que me estoy metiendo por ellos. De verdad que es un dolor de cabeza ir con unos novatos. – Zeke trataba de soltar eso de su pecho con cierto orgullo en sus palabras, pero su tono cambió al ver aquella foto nuevamente y ver aquella mujer cabellos marrones como la arcilla junto a un pequeño feliz que parecía ser él. – Supongo que esto es lo que tú harías, tratar de ser maduro con ellos, o solo intentarlo. –

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Con una mirada un poco más suavizada, Zeke veía aquella vieja foto.

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– Supongo que lo intentare otra vez, mamá. –

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