Disclaimer: Los personajes de la saga The Maze Runner no me pertenecen, son propiedad de James Dashner; sin embargo, personajes como Sofía, Layla, León, Ana, Rosalind y Beth son de mi autoría.


CAPITULO 7

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- ¿Quién eres? – preguntó Layla apuntándole

- Espera – dijo Sofía – Es uno de ellos – bajó su arma

Layla la miró sin comprender.

- Son los nuevos que llegaron ayer – dijo León

- ¿Nuevos? – preguntó Layla con el ceño fruncido

León rodó los ojos. – Son los que rescatamos del imbécil de Ichi

- Ah

- Está bien chicos, salgan – dijo Jorge bajando sus manos

Los tres soldados se vieron rodeados de los chicos del laberinto. Layla los miró a cada uno de ellos. Eran demasiados.

Sofía miró a Thomas y luego a Newt. – Los rescatamos de ellos y el comandante los aceptó. Ellos quieren seguir su camino, pero antes quisieron venir a esta misión suicida – comentó Sofía

- ¿Por qué están aquí? – preguntó Layla con desconfianza

- Por la misma razón que tú – contestó Jorge – Necesitamos salir de ahí

Layla lo miró entornando los ojos. No le gustaban que jugaran con ella.

- En fin – continuo – Perdonen, estaba escuchando su plan y como les dije yo se pilotar uno de esos bergs

- ¿Cómo es que lo sabes? – preguntó Sofía mirándolo con suspicacia

- Sí. ¿Cómo lo sabes Jorge? – preguntó Gally cruzándose de brazos

- Hay muchas cosas de mí que no saben chicos, cosas desde antes de La Llamarada – dijo

- ¿Cómo sabremos que no nos dejaran ahí y se largaran? – preguntó Layla en su misma posición

- Yo no mato sin ninguna razón – respondió con firmeza

Un escalofrió recorrió la espina de Thomas.

- Lindo – susurró Minho

Layla sonrió. – Esa razón basta para mí – dijo más relajada

Minho se sorprendió por lo rápido que cambiaba de parecer.

- ¿Qué tanto sabes pilotar? – preguntó Sofía

- Lo suficiente para sacarnos de aquí

Sofía guardó silencio. Miró a León, quien asintió. Miró a Layla, quien también asintió. Se giró para mirar a Rosa en su estado de shock.

- Bien – accedió – Pero si nos traicionas, no dudare en apretar el gatillo – señaló su arma

- Lo que tú digas – respondió Jorge – Bien, ¿Cómo le hacemos?

- Bien, estamos aquí… - empezó Layla con la explicación

Sofía se encontró con los ojos de Thomas, quien la miraba con desconfianza. Sofía le regreso la mirada, pero fue todo.

Quince minutos más tarde.

- ¿Todos entendieron el plan? – preguntó Sofía

Todos asintieron. – Bien como acordamos, empecemos – dijo

Gally y Aris ayudaron a Layla a subir al ducto.

- Traten de usar sus manos y rodillas solamente para deslizarse por el ducto. Hagan el menos ruido posible, no queremos sorpresas – habló con firmeza Sofía

León estaba ayudando a Rosa a volver en sí. La necesitaban totalmente despierta. Sofía se colocaba su pañoleta en el rostro.

- ¿Ustedes no se la colocan? – preguntó a Jorge, Thomas y Newt, quienes se encontraban en un lado de la habitación, discutiendo algo

Sofía los miraba con desconfianza.

- Sí, enseguida – respondió Jorge – Solamente repasábamos unos detalles pequeños – Jorge puso una sonrisa

Sofía no cambió su expresión, pero asintió y se fue.

- Hagámoslo, no queremos ganarnos su desconfianza – les dijo Jorge a ellos dos, acto seguido se colocó un pañuelo a mitad del rostro. Thomas y Newt lo imitaron. - ¿Listos? – les preguntó. Ambos asintieron. – Vamos

Después de Layla, siguió Sonia, Teresa, Harriet y Brenda. Luego fue Jorge, Minho, Sartén, Gally y Aris. Después fue el turno de Rosa, León, Rosalind, Ana, Thomas, Newt y por último fue el de Sofía.

Todos se adentraron en los ductos y dejaron vacía esa habitación.

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Se movían más lento de lo que Sofía esperaba. Ella se había quedado atrás cuidando la retaguardia.

- Hay un problema – se escuchó por la pequeña radio que descansa sobre su hombro derecho

- ¿Qué pasa? – preguntó

Newt y Thomas la miraron al ser los más cercanos. Sofía se dio cuenta que la marcha se había detenido.

- No podemos seguir – se escuchó a Layla a través del aparato

- ¿Por qué?

- Hay cranks por todos lados – Newt y Thomas se miraron

- Mierda – susurró Sofía - ¿Qué tantos?

- Por lo que veo, muchos, este tramo de los ductos se cayó completamente, tenemos que bajar y volver a subir. Para lograr eso, tenemos que caer dos metros al suelo, atravesar la horda de los cranks y volver a subir dos metros al otro lado de los ductos. Sofía apenas vamos a mitad de camino, ni siquiera estamos cerca de los bergs.

Sofía se tomó un momento. ¿Qué es lo que harían?

- León, ¿estás ahí? – preguntó nuevamente acercando el aparato a su boca

- Sí

- A juzgar por la situación descrita por Layla, ¿Qué opciones tenemos?

Newt miraba atentamente a Sofía, lo concentrada que se encontraba. De verdad quería que todos salieran con vida de ahí.

- Una distracción, pero…

- Sería la última distracción – terminó por él

Con un suspiro, Sofía guardó silencio.

- ¿Distracción? – preguntó Thomas a Newt

Él lo miró también confundido.

- Bien – dijo Sofía – Layla tú los guiaras. León y yo los distraeremos para que ustedes lleguen al hangar. Una vez ahí, nos esperaran cinco minutos, si no llegamos ya sabes que hacer – ordenó

- Espera, ¿Qué? – intervino Thomas – No pueden hacer eso

- Es la única manera

- No, no, tiene que haber otra forma. Es suicidio.

- Lo hemos hecho varias veces Thomas, estaremos bien – le comunicó con seguridad

Thomas aun no estaba convencido.

- Iré contigo – Tanto Thomas como Sofía miraron a Newt – Necesitaran más personas que sólo dos para lograr llegar al hangar, yo iré con ustedes – dijo

Thomas estaba ¿sorprendido? Jamás había visto a Newt tan… suicida.

- Entonces yo también – dijo Tommy

- No, tú te quedas y ayudas a la otra chica y a Minho para que puedan llegar a salvo a los bergs – replicó Thomas

- Definitivamente no lo haré. Necesitan mi ayuda.

- Entiende que no – Newt le habló con firmeza – Por favor Tommy, por una vez no salgas corriendo tras el peligro – le dijo con calma – Nosotros iremos y te prometo que llegaremos para el despegue, ¿sí?

Sofía se quedaba callada observando la conversación de unos viejos amigos, hermanos.

Después de varios segundos de meditación, Thomas accedió a regañadientes.

- Bien, pero si no llegan, yo mismo saldré a buscarlos, ¿entendido?

Newt sonrió. – No esperaba menos de ti Tommy

- Bien – dijo Sofía interrumpiéndolos – León necesito que te adelantes y te posiciones a lado de Layla

- Estoy en eso

- De acuerdo. Tú – le dijo a Newt – Vienes conmigo – Newt asintió – Toma – le dio un arma a Thomas

- ¿Qué es?

- Una pistola desintegradora. Te será de utilidad – le dijo

Thomas observó un poco maravillado tal arma. Jamás había tenido una.

- Y para ti – dijo sacando una pequeña arma de su pantalón. – Tómala

Newt la tomó sin vacilar. La revisó y todo parecía estar en orden.

- Bien. Estamos listos, vamos – dijo y se encaminó a donde Layla

- Suerte – se le escuchó decir a Thomas

El ducto no era tan reducido, así que con un poco más de esfuerzo lograron llegar hasta Layla. León ya se encontraba a su lado.

- ¿Cuál es el plan? – preguntó Sofía al llegar

- Lanzaré una bengala a ese punto, la luz y el sonido los atraerá, cuando estén lo suficientemente distraídos, nosotros caemos y atraemos su atención…

- Cuando la tengan pueden refugiarse en estas habitaciones, es la armería y una cámara, las puertas son gruesas y las paredes igual. Un refugio solido – comentó Layla – Y hay un ducto ubicado aquí, pueden entrar en él y gatear hasta el hangar

- Bien – Sofía y Newt asintieron

- ¿Listos? – preguntó León

El estomago de Newt dio un ligero cosquilleo. Señal de que estaría con la adrenalina al mil, pero nada que desconociera.

Newt observó como León lanzó la bengala al lugar más lejano. Al parecer ninguno de los cranks se percató de ellos, porque de inmediato, todos se amontonaron alrededor de la brillante bengala.

Sofía y León se ajustaron sus mascarillas y Newt tuvo que hacer lo mismo.

De un salto, León llegó hasta una pared y después, con ayuda de otro, terminó aterrizando en el suelo. Sofía lo imitó. Cuando fue su turno el sólo mirar abajo, le trajo recuerdos. Respiró hondo y saltó, cayendo un poco mal, pero no tanto como para no equilibrarse.

- ¡Oigan! ¡Malditos bastardos! ¡Aquí estamos! – gritó León

Los cranks dejaron de prestarle atención a la bengala y se enfocaron en ellos.

- ¡Corran! – gritó y dieron media vuelta y comenzaron a correr

Los cranks gritaron y fueron tras ellos.

Cuando no quedaba ni uno. Layla bajó y así, uno a uno fue bajando del ducto. Cuando la mayoría estaba abajo, Layla nuevamente subió al otro pedazo de ducto, los demás repitieron la misma acción.

Cuando casi era el turno de Thomas, su piel se erizó al escuchar un grito desgarrador, el eco ayudó a que se reprodujera durante unos segundos más.

- Suerte Newt – susurró antes de dar un salto y perderse en aquel ducto.

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- ¡Sigan corriendo! – gritó León, quien estaba quieto apuntando y disparando a los cranks

Sofía y Newt iban corriendo hacia él, pasaron de largo a su lado.

- ¡Corre León! – gritó Sofía deteniéndose unos metros atrás de él y comenzando a disparar

A ese ritmo pronto se quedarían sin balas.

- ¡Tenemos que llegar! – gritó Newt también deteniéndose y adaptando la forma de disparar de ellos

- ¡Ya casi llegamos! – les informó León

Una ultima disparada y continuaron corriendo. Newt sentía que los pulmones le ardían y que la garganta se le rompería por lo seca que estaba. Observó que ellos también comenzaban a cansarse, aunque lo disimulaban bien.

- ¡Ahí están! – gritó León señalando al frente

- ¡Rápido! – gritó Sofía y todos apresuraron el paso

Llegaron hasta la entrada, con algo de dificultad la abrieron. Una vez dentro, cerraron y podían escuchar los golpeteos y los audillos de los cranks.

Newt se recargó en una pared, se quitó el pañuelo del rostro y respiró profundamente. Sofía se dejó caer lentamente al suelo, también se retiró el pañuelo y remojo sus labios. León observaba la puerta, como si en cualquier momento se fuera a caer y entraran miles de cranks. Él respiraba lentamente, los músculos de sus piernas estaban tensos.

Newt, aun recuperándose, echó un vistazo a dicha cámara. Su vista vagó por el lugar. Sólo había un foco en pie, el cual era de color rojo, por lo que buena visión no tenían. Por lo demás estaba vacío.

Ninguna arma a la vista, todo ese lugar estaba desordenado. Había varias literas en filas, todas destendidas y nadie a la vista. Newt se preguntaba si empacaron de prisa para evitar a los cranks o tal vez, ni eso les dio tiempo de hacer.

- ¿Dónde está el ducto que dijo Layla? – preguntó León sin despegar la vista de la puerta

- Debe de estar más allá – Sofía se levantó y señaló al fondo de las literas

Ella alumbró con una linterna que tenía. Newt achinó los ojos y pudo observar que en medio de las literas se habría una especie de corredor que llegaba a una puerta.

- ¿Es seguro? – preguntó observándola

- Lo averiguaremos – dijo y comenzó a caminar

Newt mordió su labio. No tenía buena espina, pero la siguió. Levantó el arma y comenzó a caminar lentamente. Escuchó ruidos detrás de él, supuso que León venía siguiéndolo.

Cuando alcanzaron la puerta, Sofía colocó su mano en la manija, miró a Newt y a León, estos asintieron y rápidamente ella abrió la puerta de un golpe. De inmediato, Newt y León entraron, revisando cada rincón de la oscura habitación, seguido de ellos, entró Sofía, repitiendo el mismo procedimiento.

- Libre – habló León

- Libre – confirmó Sofía

- Este lugar apesta – comentó León

Y Newt le dio la razón silenciosamente. Ese lugar se veía más tétrico que la armería de atrás y expedía un olor a putrefacción. Agradecía en ese momento haberse puesto el pañuelo nuevamente antes de entrar.

Con su linterna procedió a alumbrar todo lo que podía. Observó que en las paredes había manchas enormes de sangre, la cual ya estaba adquiriendo un color negro.

- ¿Qué carajos pasó aquí? – preguntó León caminando por el lugar

Ese lugar estaba vacío, afortunadamente. Sólo contaba con unas viejas computadoras destrozadas, un escritorio y tal vez lo que quedaba de una cama. Si no fueron inexpertos, pensarían que era un tipo de habitación.

- Lo mismo que los demás, al parecer – dijo Sofía

Pero no estaba equivocada, que más hubiera podido pasar si no la infección de La Llamarada. Un escalofrió sacudió a Sofía. Ese lugar no le gustaba.

- Ahí está – dijo León y tanto Sofía como Newt miraron a donde la lampara de León apuntaba

En efecto, al fondo de la habitación, en la esquina inferior derecha se encontraba un ducto bastante grande, por ahí podían escapar, sólo había un detalle.

- No es cierto – dijo Sofía cuando estuvo lo bastante cerca para observar

El ducto tenía sangre por doquier, al igual que las paredes, estaba negra y seguía más allá de los que ellos podían observar gracias a la luz. Conclusión, algún crank estaba ahí o quizás varios más.

- Carajo – León dio una patada, frustrado

- Calma – le aconsejó Sofía - ¿Qué es lo que dijo Layla? – le preguntó

- Sólo dijo que aquí había un ducto que se conectaba con los demás y podía llevarnos al hangar, pero nunca dijo que estaba lleno de ellos

- Tal vez no lo sabía

León hizo una mueca.

- Tenemos que ir – comentó Newt

Sofía lo miró. – Tenemos que pensar – le dijo a él – Si hay cranks ahí no tenemos a donde correr

Newt asintió. – Entonces debe de haber otra salida

- No la hay – dijo rápidamente León – Es esa – señaló el ducto – O esa – señaló la pared

- Tal vez ya se fueron – pronunció Newt

- No lo creo

- Ok, pensemos – intervino Sofía – Si nos adentramos en los ductos podremos llegar a un espacio abierto y de ahí encontrar el camino al hangar. Si cruzamos la puerta puede que no lleguemos muy lejos con ellos pisándonos los talones – meditó las opciones

- Yo quiero la segunda – comentó León

- La primera es la mejor – dijo Newt y ambos lo observaron

- ¿Por qué? – preguntó Sofía

- En estos momentos estamos probablemente a medio camino del objetivo, si salimos por la puerta de allá, regresaremos sobre nuestros pasos y será más difícil salir de aquí o incluso improbable, en cambio, si tomamos los ductos podremos encontrar fácilmente un pasillo más cercano al hangar y de ahí ir a pie, si llegamos a encontrarnos con un crank podemos correr más seguros.

- ¿Crank? – preguntó curioso León

Newt se tensó un poco. – Sí, de donde vengo así los nombraron

- Curioso

- Ok – dijo Sofía – Me gusta tu plan, pero sólo hay una falla, si nos encontramos no con uno, sino varios ahí adentro estamos muertos

Newt asintió. – Lo sé, pero es un riesgo que debemos tomar – dijo seguro

Sofía guardó silencio. Sólo lo miraba y algo le decía que él había vivido más cosas de lo que admitía.

- De acuerdo – accedió – Después de usted – dijo abriéndole paso con la señal de la mano

Newt maldijo en voz baja, pero se agachó para entrar en el ducto, no sin antes lanzarle a Sofía una mirada molesta. Sofía lo ignoró, le había divertido su reacción.

Después de Newt, entró Sofía y, por último, fue el turno de León.

El olor quemaba lo profundo de su garganta, ni el pañuelo lograba salvarlo de eso. Era asqueroso.

Se apresuró a continuar, pero siempre manteniendo el ruido al mínimo, si esas cosas estaban ahí, no quería llamar su atención. Newt no tenía ni la más remota idea de donde se encontraban, pero dedujo que habían avanzado dos pasillos más gracias a la vista de una rejilla que pasaron. Así, que gateó un poco más y dobló tres esquinas más y se detuvo.

- ¿Qué pasa? – le susurró Sofía desde atrás

- Creo que podemos caminar desde aquí

Sofía asintió y le pasó una herramienta para destornillar esa rejilla. Cuando quedó lista, rápidamente la sostuvo, evitando una estruendosa caída. Newt le pasó el arma a ella y con cuidado se deslizó abajo, sujetándose únicamente con las manos. Se balanceó un poco y cayó. Todo el peso lo colocó en la pierna buena, pero aun así todo su cuerpo lo resintió. Hizo una mueca de dolor.

La disimuló y tomó el arma que Sofía le pasaba y después la suya. Vio a Sofía deslizarse y después sostenerse con las manos. Newt entonces, la sostuvo de la cadera y ella se soltó. Newt la tomó y la ayudó a bajarse. Una vez en el suelo, se miraron. Sofía se separó rápidamente de él y Newt retomó su compostura.

Ambos observaron a León bajar. Una vez todos en tierra firme comenzaron a caminar con cautela.

- Según lo que recuerdo – comenzó a susurrar León – Debemos ir hacia el este y después hacia el oeste. Veremos un pasillo largo y ancho, al final está la puerta al hangar

- Enterada – susurró Sofía

Newt asintió.

Caminaban, doblaban pasillos siempre alertas. Conforme avanzaban la luz se volvía escasa, así que tuvieron que recurrir a las linternas de las armas.

- Pisen con cuidado – dijo Sofía

Newt era el primero. Sus manos comenzaban a sudar y se maldecía por eso. No era buen momento.

Caminó un poco más y dobló hacia su izquierda, se detuvo en seco. - ¿Qué pasa? – preguntó Sofía

- Camina lentamente – le indicó y León la siguió

A unos metros de ellos estaba una crank, sentada en el suelo, abrazando sus rodillas y se inclinaba con ritmo. Era inexplicable la calma que tenía dado que ellos entraban en su rango. Newt comenzó a caminar hacia ella, ignorando los susurros de los otros dos.

Cuando se acercó lo suficiente, se dio cuenta del porque no salió tras ellos. La chica no tenía ojos.

En su lugar sólo estaban dos cuencas vacías. Tenía mucha sangre en la boca, Newt imaginó que tampoco tenía dientes.

Al pasar frente a ella, lo hizo todavía con más lentitud. La chica seguí balanceándose. Newt les hizo una señal para que lo siguieran. Sofía y León lo imitaron. Con un ultimo paso, se libraron de esa crank y continuaron su camino. Newt soltó el aire, se habían salvado.

Caminaron un par de metros más y vieron el pasillo que les había dicho León. Newt miró a Sofía, ella igual y asintió. Newt comenzó a avanzar despacio. Cuando llegaron, él abrió la puerta del hangar. Rápidamente revisó ambos lados, seguido de él, Sofía y León hicieron lo mismo. Despejado.

El lugar estaba completamente a oscuras, pero gracias a la luz que tenían observaron que había al menos dos bergs ahí y ni un crank a la vista. Por un momento Newt respiró aliviado.

El lugar era bastante grande o al menos así se percibía. Caminaron un par de pasos, cada uno alumbrando diferentes direcciones para evitar cualquier sorpresa. El lugar estaba bajo un completo silencio, eso no le indicó nada bueno a Sofía.

León se acercó a ella. - ¿No crees que ya deberían de estar aquí? – ella asintió

Un sonido estruendoso interrumpió la tranquilidad del lugar. Se escuchó como una tapa pesada de metal se hubiera caído. Con un respingo, de inmediato las luces y armas apuntaban hacia donde creían provenía el sonido. Newt se acercó a los otros dos, tratando me mantener la respiración tranquila, pero eso le había dado un susto de muerte.

- Vamos – indicó Sofía comenzando a avanzar

Newt maldijo en su interior. Ir tras el espantoso sonido no tenía nada bueno, pero guardó silencio y acató la orden.

Conforme avanzaban lentamente se acercaban más a una puerta. Estaban seguros que el sonido provino de ahí. Al abrir la puerta, quien sabe con que se encontrarían o a quienes. Pero para la segunda, eso estaba más que claro.

- ¿Listos? – preguntó en un susurro Sofía

León trago grueso y Newt afianzo el agarre a su arma. Sofía contó en silencio. 1,2, ¡3!

Rápidamente la puerta se abrió y alguien salió volando. El impulso que traía era fuerte, por lo que se terminó estrellando contra el suelo y soltando un quejido.

Newt se quedó con el alma en un hilo y su mano engarrotada, a punto de apretar el gatillo. Sus ojos aun analizaban que aquel chico era Thomas.

- ¡Thomas! – gritó alguien saliendo de ese cuarto

Era Teresa. Lo ayudó a levantarse. – Están aquí – dijo él bloqueando la luz de las armas con su mano.

- ¿Dónde estaban? Creímos que los habían capturado – dijo León

- Casi – admitió Thomas – Pero logramos escapar, sólo tardamos un poco más

León asintió. Se comenzaron a escuchar más ruidos. Uno a uno, los demás chicos salían de la habitación, al parecer el viaje hasta ahí no había sido muy placentero.

- ¿Estás bien? – Thomas le preguntó a Newt.

Thomas lo veía tenso y con una cara de espanto. – No me vuelvas a asustar así Tommy – dijo dando una gran exhalada.

Thomas comprendió que casi disparaba y si no hubiera sido por Teresa, él ya no estaría aquí. Asintió. Lo comprendía, eran tiempos que exigían cero dudas.

Cuando todos los munis estaban ya afuera de la habitación, Jorge comenzó a dirigir el grupo hacia un berg. Tenían que abrir la escotilla para entrar. Él sería el primero en subir, porque tardaría unos minutos en comprender dicha máquina.

- Bien

Sofía, León y Layla montaron guardia, anticipando cualquier atentado de los cranks. Si el estruendoso sonido lo habían escuchado ellos, estaban seguros que no fueron los únicos que lo habían escuchado. Contaron cartuchos y armas. Sí, tenían suficientes como para un minuto de pelea.

Sofía se miró su bota derecha. Cuando las balas se acabarán, tenían que pelear cuerpo a cuerpo. Eso no le gustó, pero no tenían otra alternativa.

Aris, Rosalind y Ana observaban el berg desde todos los ángulos posibles en busca de una posible entrada.

Jorge tocaba algunas partes del berg en busca de una palanca o botón que hiciera descender la escotilla. Gally y Sartén le ayudaban.

- ¿Cómo encontraremos eso? – preguntó Sonia

- Debe de haber alguna clase de interruptor – comentó Brenda – Si tan sólo pudiéramos ver – dijo mirando alrededor

Estaba completamente obscuro, no había posibilidad de ver.

- Las luces deben de estar por algún lado – dijo Minho

- Encontrémoslas – dijo Thomas

- ¿Cómo? – preguntó Harriet – Las únicas luces posibles son esas – señaló al grupo de tres

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- ¿Y ustedes de dónde vienen? – preguntó Sofía caminando delante de Thomas y Newt

Resultó, que se habían separado. Cada uno de los soldados iba con uno o dos chicos más en busca de los generados o interruptores de luz. Con Sofía fueron Newt y Thomas. Con León fueron Sonia y Harriet y con Layla fue Minho, Teresa y Brenda. Cada uno en diferente dirección para abarcar más terreno y por supuesto, con la luz y la defensa adelante.

- Más allá de la ciudad – contestó Thomas. Newt lo miró de reojo

- Más allá de la ciudad no hay nada

- Bueno, cierto. Pero si buscas bien podrías encontrar algo

Al parecer esa respuesta bastó, porque Sofía ya no preguntó más. Siguieron caminando ante el absoluto silencio. Newt comenzaba a preguntarse que Sofía tenía cierto interés en ellos o tal vez sólo era su imaginación.

Observó su espalda. La había observado durante las ultimas horas y podía asegurar que aun no les decían todo lo que sabían. Los soldados estaban ocultando algo, pero no podía deducir que era con exactitud. Era mejor mantenerlos cerca y averiguarlo pronto.

Una luz cegó a Newt y no sólo a él, sino a los otros dos. León les hacía una ceña para que se acercaran. A unos metros habían encontrado la fuente de luz.

- ¿Cómo la activamos? – comentó Sonia observando la enorme pared, los cientos de cables y focos apagados incrustados en ella

- Es una planta de emergencia. Lo que la enciende no debe estar lejos, pero…

- Es un modelo K-96, funciona aún con máquina… - comentó Layla

- Sin mencionar que tal vez requiera unos ocho o diez mil watts de potencia – dijo Sofía

- Con eso no iluminas todo este lugar – dijo León con una mueca

- No – dijo Sofía – Apenas es suficiente para el hangar

- Eso no tiene sentido. Todo el lugar está conectado. La planta debería ser general – Layla estaba confundida

Los demás chicos los miraban tratando de entender lo que hablaban. En el laberinto y posterior a este no habían observado nada igual. Brenda podría hacerse una idea de lo que trataba, pero estaba igual que el grupo, nunca había visto una.

- Bueno no importa – dijo Sofía – Ahora lo importante es encenderla y largarnos de aquí – Sé que tiene que ir a otra parte – comentó dirigiéndose a Thomas – Pero podrían acercarnos a nuestra base, tenemos que informar – Thomas estaba sorprendido por esa petición, así que asintió sin más – Gracias

- ¿Cómo la encendemos? – preguntó Layla

- El interruptor debe estar un poco más allá – dijo León señalando a las espaldas de Layla – Se ve un corredor, así que tiene que ser por ahí. Yo iré, es mi especialidad – León sonrió con picardía – No será difícil

- Si tú lo dices. Layla a la retaguardia – ordenó Sofía – Yo me quedaré por este lugar para vigilar – los otros dos asintieron - ¿Alguno de ustedes sabe algo de electricidad? – preguntó dirigiéndose a nadie en particular

- Yo hacía un poco de cableado en… antes – se escuchó

Todos miraron hacia atrás. Aris estaba tras ellos, un poco apenado.

- Bien – dijo Sofía, tratando de ocultar la sorpresa que se había llevado, ni siquiera lo había sentido. ¿En qué momento se acercó aquel chico a ellos? - Acompañaras a León adentro, entre más ayuden, más rápido nos largaremos de aquí – Aris asintió

- Yo sé algo de cables, si el circuito es cerrado, puedo ayudar – comentó Brenda

Thomas estaba sorprendido. No tenía idea de que ella supiera hacer algo así.

- Bien. Acompáñalos – dijo Sofía.

Brenda asintió y siguió a León. Después Aris se les unió.

- ¡Ah! – regresó León – Cuando encienda esta cosa, producirá un estruendoso sonido y a juzgar por la situación tenemos que correr una vez que veamos – añadió León seriamente

- Comprendo – asintió Sofía – Tú – se dirigió a Minho – Dile a Jorge y a los demás que se apresuren, tienen que entrar antes de que todo se ilumine

¿No se supone que para eso querían la luz? Minho suspiró, pero accedió. Corrió hasta donde Jorge y los demás.

- Layla – dijo, ella de inmediato se puso en firmes – Tú, Thomas Y Harriet cubrirán a León y los otros. Si algo sale mal, sabes que hacer – le dijo con total mesura

Layla asintió. – Vamos – les dijo

Thomas comenzó a caminar, mirando por un segundo a Sofía, quien estaba seria. A que se refería con sabes lo que tienes que hacer. Él no lo sabía, pero tenía la sensación de que más temprano que tarde lo sabría.

El resto de ellos, Sonia, Teresa y Newt se quedaron con Sofía afuera.

- Ustedes atentos a esa pared si los focos se encienden significa que todo marcha bien, cualquier anomalía me la dicen

Ambos asintieron. Sofía comenzó a caminar pasándolos de largo, se situó a unos metros de ellos. Estaba en posición de ataque, atenta a cualquier movimiento, como cualquier soldado.

O eso le parecían a Newt. Como tal, el único soldado era el comandante, pero había adiestrado a los otros chicos como lo hicieron con él. Cada uno de ellos se movía como un soldado, siempre en equipo y siempre a la defensiva. Esos tres estaban sincronizados.

- ¿Y cómo es que Aris sabe de esas cosas? – se sorprendió así mismo preguntando por ello

Sonia lo miró durante unos segundos y luego enfocó su vista en Sofía.

- En el laberinto – dijo en voz baja – Teníamos una especie de planta eléctrica como le llaman, claro que en ese momento no sabíamos que era, cuando Aris llegó, él fue el único en indagar en esa cosa. Aprendió algo, creo.

Newt no dijo nada. Pero estaba pensando en que los laberintos, si bien lo era, el área era diferente para todos. En la suya se habían dedicado más a la cosecha y a tratar de correr en el laberinto, pero jamás les llegó algo más sofisticado que unas semillas, cuchillos, y mantas para dormir. Tal vez CRUEL no los consideraba tan extraordinarios como creían.

Miró a Sonia, se preguntaba que clase de vida tuvo en el suyo. De un momento a otro, Sonia también lo miró y se quedaron ahí, observándose, en silencio. Ambos sentían curiosidad por el otro, pero no tenían la confianza o no querían o se sentían apenados por preguntar.

- Interrumpo tortolos – dijo Sofía mirándolos severamente

Newt y Sonia apartaron de inmediato la mirada, bastante sonrojados. – No estábamos haciendo nada – dijo Newt

- Eso ya lo sé – dijo Sofía con irritación. Las luces parpadean

- ¿Qué? – Newt miró tras él. En efecto, las luces prendían y se apagaban tenuemente.

Lo estaban logrando.

Sofía rodó los ojos ante el nerviosismo de esos dos. – Presten más atención, después coquetean – dijo alejándose y tomando la postura anterior.

- Esto no era… - comenzó a decir Sonia

- No, no, para nada – dijo Newt

- Bien

Y se quedaron nuevamente en silencio, pero ahora con más pensamientos del otro en su cabeza.

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Thomas trataba de observar el pasillo que conducía a la planta de energía, pero por más que se estiraba no lograba divisarla por ningún lado.

- Concéntrate, después te enfocas en tu novia – le dijo Layla con fastidio

- ¿Qué? – Thomas la observó estupefacto – No, no es mi novia, es…

- No me importa – lo cortó – Atento, no arruines la misión – le dijo seriamente

Thomas asintió. – Lo siento

Layla se alejó unos pasos más allá tratando de tranquilizarse.

Thomas se encontró con unos ojos cafés que lo observaban sin ninguna expresión. Se puso nervioso y por alguna razón tuvo que aclarar que no eran novios, pero Teresa seguía sin inmutarse.

- Esperaré afuera – comentó y se alejó de ellos dos, encontrándose con Newt y los demás

Thomas suspiró y quiso golpearse en el rostro. No era que le gustara Brenda, simplemente había notado que ella estaba actuando raro y él creían que eran amigos, pero al parecer no, porque lo había estado evitando desde hace días y eso lo volvía loco. El no poder ayudarle lo estaba carcomiendo.

Una vez más miró hacia el desolado pasillo. Definitivamente no le gustaba Brenda.

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- ¡Aquí está! – exclamó feliz Jorge

Con un ligero click, apretó el botón correcto y con un ruido sordo de engranajes moviéndose al compás, la escotilla comenzó a bajar.

Gally soltó un grito de triunfo y Rosalind y Ana se unieron a ellos, sonriendo felices.

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Sonia, Newt y Sofía miraron a la derecha. Al parecer Jorge lo había conseguido, pues el constante ruido que se producía sólo significa que habían conseguido entrar. Sofía sonrió.

- Lo consiguieron – comentó Sonia

- Al parecer sí – Newt estaba sonriendo contagiando a Sonia

De pronto, se escuchó otro ruido más intenso. Sofía, Newt y Sonia miraron a sus espaldas. El sonido provenía del pasillo donde estaban los demás y cunado menos se lo esperaron una luz emergió del techo, dejándolos momentáneamente ciegos.

Newt se tuvo que colocar una mano a la altura de sus ojos, protegiéndolos para poder mirar hacia arriba. Todas las luces de aquella pared estaban encendidas al máximo.

También lo habían conseguido.

- ¡Lo logramos! – exclamó León victorioso.

Detrás de él venía todos los demás. Pero la felicidad no duró mucho.

- ¡Aris no te muevas! – gritó Sofía acercándose rápidamente apuntando su arma

Desconcertados y sin tiempo de procesar mucho, miraron en dirección a Aris. se quedaron congelados. Detrás de Aris había un crank.

Aris miró lentamente y trago grueso, no se había percatado. De inmediato Sofía llegó hasta él, se quedó a unos pasos. León y Layla flanquearon los lados. Newt y los demás se agruparon, pero no se movieron mucho, atentos a lo que ocurría.

Fue entonces que Sofía se dio cuenta, era la chica que habían saltado en aquel pasillo. ¿Cómo es que logró alcanzarlos?

- Aris camina lentamente hacía mí – le dijo Sofía

Aris asintió sin dejar de mirar a la infectada. Ella sólo movía la cabeza de un lugar a otro, avanzaban micro pasos. Parecía que estaba olfateando. Abría su boca y León reprimió una mueca de asco. De ella únicamente salía sangre negra a montones y el no tener ojos no ayudaba con esa imagen grotesca.

Aris llegó hasta Sofía y rápidamente lo colocó detrás suyo. Harriet y Sonia se acercaron a él.

- Todos retrocedan lentamente – ordenó Sofía

Thomas fue el primero en moverse, colocó sin que se dieran cuenta a Teresa y Brenda detrás de él. Newt se alejó cuando Sonia y los otros dos estuvieron cerca de él. Todos retrocedían mirando expectantes a aquella crank, que seguía haciendo lo mismo.

- ¿Lo hacemos? – preguntó Layla

Lo primero que hacían al ver a un maldito infectado era disparar a matar, pero esta infectada no representaba mayor riesgo, aun así, apostaba a que estaba sufriendo. Sería ideal acabar con su sufrimiento.

- No – dijo Sofía – Sólo vámonos de aquí

Layla asintió, pero creyó que lo más practico era matarla. Sólo habían retrocedido dos pasos cuando un grito desgarrador se dejó escuchar por encima de la planta y de lo ultimo de la escotilla. Absolutamente todos miraron por donde había llegado Thomas y los demás. La habitación.

Y de inmediato, el temor se esparció en cada uno de ellos. Cranks.

- ¡Rápido, al berg! – gritó Sofía

Y fue una perfecta señal, como si se tratara de una estampida de ciervos. Todos los chicos corrieron hacia el berg. Jorge se adentró rápidamente en él, encendió las luces de adentro y fue en busca de los controles principales. Rosalind y Ana subieron después de él y lo siguieron, tal vez necesitaría ayuda. Gally y Sartén se quedaron al pie de la escotilla esperando a los demás que estaban a medio camino.

Gally se preguntaba con que mierda se defenderían, porque por más que buscaba no encontraba nada útil.

- Tal vez en el berg hay algo – le dijo Sartén

Ambos saltaron adentro en busca de cualquier arma. Justo en ese momento los cranks empezaron a salir despavoridos de la habitación. Iba directo hacia ellos.

Como no había tiempo, Gally tomó una llave de metal y saltó al suelo. Listo para defenderse. Como era un arma corta, tenía que esperar a que el maldito crank se acercara para propinarle un golpe en la cabeza. El crank estaba cerca, Gally se preparaba, pero nunca dio el golpe.

En cambio, observó el crank muerto en el suelo. La sangra salía de su maloliente cuerpo. Uno a uno, los cranks más cercanos iban cayendo como moscas. Gally miró a la izquierda y observó a Thomas y los demás correr hacia el berg. Más atrás, estaba aquel equipo de tres, sosteniendo sus armas y disparando a los cranks. Gally sonrió desde que dejaron el laberinto.

Thomas llegó hasta él. - ¿No hay armas? – preguntó con el pulso acelerado y un poco sudoroso

- Sartén está en eso – dijo y señaló atrás

Teresa y Brenda fueron las primeras en abordar. – Ayudaremos a buscarlas – dijo Brenda perdiéndose adentro.

- ¿Qué haremos? – comentó Minho junto a Thomas. Newt se posicionó al lado de él.

Sonia, Harriet y Aris se ubicaron del otro lado de Gally. Tenían que pensar en algo o estarían muertos. De pronto, los cranks dejaron de caer. Thomas miró a la izquierda y observó como Sofía se quedaba sin balas, después fue Layla y luego fue el turno de León.

Maldición.

- Thomas – dijo Gally

Thomas miró al frente nuevamente y maldijo de nuevo. Los cranks pululaban de esa puerta y al no caer por las balas, corrían directamente hacia ellos. Gally apretó la llave que tenía. Tendrían que luchar. Un crank estaba lo suficientemente cerca para probar la fuerza de Gally. Se puso rígido y avanzó dos pasos, inclinándose hacia atrás, le asestaría un buen golpe a ese maldito crank.

Pero nuevamente no tuvo tiempo de probar sus habilidades. El crank fue interceptado por un cuchillo, el cual se había clavado en su cabeza. Gally observó que los ojos de aquel sujeto, estaban fuera de sí, consumidos por la locura. Sin más que un gruñido, el crank cayó al suelo.

- No puede ser – dijo Sonia susurrando

- ¡Rápido! ¡Enciendan esta cosa! – gritó Sofía llegando hasta ellos

Y antes de procesar sus palabras. Cortó de un tajo la cabeza de un crank. En sus manos sostenía una katana. Sofía se acercaba peligrosamente a los cranks, pero no dejaba de moverse con bastante agilidad. En su ayuda, Layla entró en escena, pero ella en cambio, sostenía dos sables y tenían misma función. Cortar.

León llegó hasta ellas, pero sacó una pequeña pistola de su cinturón y comenzó a disparar.

Newt no lo podía creer. Los estaban defendiendo de los cranks. ¿Por qué?

- ¡Apúrense maldición! – bramó Sofía

Ese gritó pareció que despertó a todos del trance. Sonia y Harriet se unieron a la búsqueda de armas. A Gally no le importó y se acercó a uno, sólo para propinarle un golpe en la cabeza con aquella llave, no era suficiente para matarlo, pero cumplía momentáneamente la función, quitarse un peso de encima.

Y Thomas lo recordó. Sofía le había dado un desintegrador, como ella lo había llamado. ¿Dónde mierda estaba?

Maldijo, seguramente lo había perdido en esa ultima carrera que hicieron para llegar hasta aquí. ¿Cómo podía ser tan idiota?

Newt observaba que esos chicos no resistirían muchos más, el sudor comenzaba a notársele en la frente y sus respiraciones notaban que estaban esforzándose. Se movían y cortaban cabezas a diestra y siniestra.

- Ayúdenlos, ya vuelvo – logró decir Thomas y se perdió en el interior del berg

- ¿Qué? – preguntó Minho

Newt tampoco sabía nada.

- ¡Pues sí necesitamos algo de ayuda! – gritó Gally luchando contra los cranks

Rápidamente tomaron lo que pudieron y comenzaron a golpear malditos cranks.

Sofía sentía sus pulmones arder, aunque había luchado en muchas misiones ninguna fue tan extenuante como esta, no que recordara. Sus músculos estaban tensos, su respiración le quemaba, pero trataba de regularla. Aunque su cuerpo se movía por inercia, no le quitaba el esfuerzo que conllevaba.

Observó a Layla y León, también estaban resistiendo, pero no durarían demasiado en esa postura, tenían que largarse ya.

Gally era buen peleador, con entrenamiento le veía gran futuro. Después los otros chicos se unieron a la batalla. Con más llaves, iban noqueando a los infectados.

- ¡Sofía! – gritó Layla

Sofía se giró, pero era demasiado tarde, un crank estaba justo a su espalda, se preparó para lo peor, pero en ese momento sintió un jalón que logró quitarla del camino del crank y este cayó tras el golpe que le dieron en la cabeza. Sofía miró asombrada a Newt. Él observó el cuerpo de crank y respiró recuperando el aliento. Newt aún seguía sujetándola del brazo.

Newt alzó la mirada y sus ojos se conectaron. – Gracias – le dijo, pero estaba segura que con todo el ruido no le había escuchado.

Newt sólo sonrío y asintió. Una sensación inundó el estomago de Sofía. Una sensación que la hizo avergonzarse, pero apenas tuvo concentrada en eso. Los cranks seguían saliendo a montones.

Tres de ellos se acercaron a Sofía y a Newt, ambos se pusieron en posición de combate. Sofía con su katana y Newt con su llave.

Atónitos, observaron cómo los tres cranks se desintegraron. Primero, se miraron entre ellos y luego miraron al origen de semejante suceso. Desde la cúspide de la rampa, Thomas sostenía en alto el desintegrador. Lo activó y lo movió de lado a lado, desintegrando a todos los pobres cranks que se atravesaban en el camino. A esa acción se le sumó, Teresa, Brenda y Harriet.

Las tres también haciendo trabajar a los desintegradores. Sofía suspiro aliviada la ver como los cranks rápidamente disminuían de número. Sólo hasta entonces se pudo relajar y bajar la katana.

Newt veía maravillado el trabajo que estaban haciendo. Absolutamente todos retrocedieron hacia el berg, evitando que una mala puntería los llevará al más allá. Si es que existía.

Cinco minutos después, el silencio únicamente era cortado por el ruido de la planta y el accionar del berg. Jorge lo había encendido.

Minho gritó triunfador. – ¿De dónde carajos los sacaste? – le preguntó Minho a Thomas cuando él y las demás bajaron al suelo.

- Buscando armas nos encontramos en una habitación bastante oscura, al buscar encontramos estas bellezas y recordé que Sofía me había dado uno parecido – dijo observándola

- ¿La misma arma que tiene CRUEL? – le preguntó con una ceja alzada, pero sólo para que Thomas lo escuchará

Thomas asintió lentamente. ¡Era cierto! ¿Por qué tenían la misma arma que los de CRUEL? El comandante había dicho que no se llevaban, ¿entonces, porque poseían esas armas? Tal vez en una de tantas redadas conservaron una, eso se respondió Thomas mentalmente, al tratar de encontrar una explicación lógica.

Pero también estaba el hecho de que desde que los tenían cautivos no hacían más que salvarlos. ¿Por qué? Eran unos completos extraños, ¿Por qué arriesgarse por ellos?

Esas y más preguntas inundaron el cerebro de Thomas, pero ahora no tenía tiempo de contestarlas, debían salir rápidamente de ahí.

- ¡Rápido chicos! – gritó Rosalind llegando hasta ellos - ¡Jorge cerrará la compuerta! ¡Nos vamos de aquí!

La alegría se extendió por cada uno de ellos. ¡Al fin!

Sartén ayudaba a subir a los chicos. Esa noticia también provocó que el cansancio hiciera mella en ellos y de inmediato, se reflejará en sus rostros.

Thomas ayudó a Teresa a subir, ella le agradeció con una sonrisa y siguió caminando adentro. Thomas miró que Brenda estaba por subir y dio unos pasos para ayudarla, pero se detuvo en seco cuando observó que León le ofrecía su mano para ayudarla a subir. Brenda sonrió y la aceptó.

Thomas simplemente se quedó mirando la escena. Movió un poco la cabeza en cualquier dirección y se fue, dejándolos solos.

Sofía sentía dolor en sus músculos, aunque el movimiento fuera mínimo. Sólo quería llegar a su cama y tomar una buena siesta. Levantó una pierna, de su boca salió un pequeño quejido, con una mano tomó un tubo que estaba por ahí y tomó fuerza para subir, encontrándose con la sorpresa que sus piernas no respondían como se supone que tenían que hacerlo. Soltó una risa seguido por unas maldiciones.

- Te ayudo – al alzar la vista se encontró con aquellos ojos color avellana

Newt la miraba desde lo alto de la rampa, extendiendo su mano para ayudarla a subir.

Con algo de orgullo herido, Sofía aceptó su oferta y de un tirón subió de golpe. Por un momento, se perdió en esos ojos, su color era hipnotizante. Tal vez no se daba cuenta, pero Newt la veía con una sonrisa, una sonrisa que despertó algo en Sofía.

- Gracias – reaccionó y soltó su mano

Newt dejó al aire su mano un segundo más, entendiendo la situación. – De nada

Ambos guardaron silencio, sin más que decir, pero el momento -el cual ya estaba roto- fue interrumpido por una fuerte sacudida. La rampa comenzó a levantarse.

Algo vino a la cabeza de Sofía, se sorprendió y salió despavorida hacia adentro. Newt la miró confundido, pero la siguió.

Todos se encontraban dónde estaba Jorge, su copiloto era Ana, aunque era joven se le daba bien pilotar.

- ¡Layla! – la llamó preocupada

Ella acudió a su llamado. - ¿Qué pasa? – le preguntó igual de preocupada al verla en ese estado. León también se acercó.

Newt veía la situación desde atrás y Thomas a unos pasos delante de ellos.

- ¿En dónde está Rosa?

Sofía se consideraba una persona horrible, en todo este tiempo no se había acordado de su compañera. Imperdonable para ellos.

- No te preocupes – la tranquilizó – Está ahí – señaló el rincón de esa habitación.

Sofía miró y efectivamente, sentada en el suelo, viendo a la nada se encontraba Rosa. Su estado de disociación no se había ido. Sofía soltó un suspiro.

- Cuando salimos la escondí rápidamente y después alguien de ellos me hizo el favor de subirla rápidamente, pero está bien – le comentó Layla

- Sí – dijo Rosalind acercándose a ellos – No podíamos dejarla a un lado – comentó con una tímida sonrisa

- Gracias – Rosalind sonrió.

León miró a Rosalind, ella le devolvió la mirada, le sonrío y se alejó. Esa sonrisa se quedó grabada en su memoria.

Con la situación aclarada y con evidente cansancio. Los munis y los soldados se sentaron en el suelo y esperaron. Sólo eso les tocaba hacer ahora, esperar para llegar a la guarida.


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Nos vemos.

AS