La puerta se abre y mientras entran al lugar Teru sostiene el aliento, nervioso. La casa es pequeña, al lado de la puerta están las escaleras que llevan al segundo piso, no obstante Teru frunce el ceño al ver a Near dirigirse a ellas sin avisarle a sus papás que ya llegó y saludar como cualquiera haría.

—¿Y tus padres? —Pregunta el pelinegro sin moverse, porque se sentiría incómodo subir sin antes darle las gracias a ellos por recibirlo.

—Mi papá viene hasta la noche y mi mamá debe estar viendo televisión en la sala, no le gusta que la molesten —explica sin alguna pizca de emoción en su voz mientras se enrolla un mechón de cabello en el dedo—. ¿Subes?

Teru se muerde los labios, viendo de reojo hacia el umbral que supone lleva hacia la sala, asume que la mamá de Near debe estar ahí como dijo porque escucha ruidos, pero nadie sale a saludar tampoco, así que deja sus buenos modales de lado y comienza a subir.

La habitación de Nate no es difícil de ubicar, un conjunto de huesos falsos forman su nombre sobre la puerta. Al abrir, Teru da un paso hacia atrás y de inmediato se pregunta si acaso los huesos realmente son falsos.

—No es real. —Asegura Near, deduciendo que la reacción del otro es por el recipiente de vidrio transparente que tiene sobre el buró, el cual contiene un cerebro flotando en un líquido viscoso.

—¿N-No lo es? —Balbucea, entrando con cautela.

—No que yo sepa. —Se encoge de hombros y se acerca al buró, casi pegando la cara al recipiente para ver cada detalle de esa masa cerebral—. Supongo que es para estudiantes de medicina, no lo sé.

—¿Y... dónde lo conseguiste? —Mikami se mantiene al centro de la habitación, cerrándose el saco del uniforme por completo debido al repentino escalofrío que lo embarga.

—Internet. ¿Quieres conocer a bobby? —Como si Teru no siguiera en shock, Near da por terminado el tema y pasa al siguiente.

Camina hacia un mueble que tiene a un costado de la habitación, en él hay una pecera de un tamaño considerable, cuyos vidrios están levemente polarizados.

—Acércate. —Dice el más pequeño, haciéndolo un gesto con la mano para que camine hacia él.

Teru asiente despacio y al acercarse, se encorva un poco para intentar ver a través del vidrio. Near presiona un botón y una bombilla se enciende dentro del recipiente, quedando a la vista y frente al pelinegro un animal oscuro y enorme.

—¿Una tarántula...? —Balbucea, tragando saliva y enderezándose de inmediato.

—Se llama bobby. —Explica Near como si fuera lo más normal. La verdad es que nunca había llevado un amigo a casa y está emocionado pese a que su rostro se mantenga inexpresivo— Es muy bonito, ¿cierto? —abre una esquina de la tapa y toma al arácnido, quien al instante comienza a subir por su brazo— Es muy dócil, ¿lo quieres cargar?

—No, gracias. —Teru no duda en responder, dando un paso hacia atrás.

—Oh... entiendo... —Murmura mientras la tarántula sigue trepando por él hasta llegar a su cabeza— pero también tengo un gato. —Dice de repente, su voz subiendo apenas un decibel.

Teru agita las manos, intentando decirle que no es necesario, él no es amante de los animales de todas formas. No obstante, antes que pueda decir algo, Near ya está encorvado y aplaudiendo hacia abajo mientras sisea «mish, mish». Le parece adorable, a pesar de que sigue teniendo una tarántula negra y enorme en la cabeza.

—¡Ahí estás! —Exclama luego de creer haber visto algo debajo de la cama. Se agacha y saca de debajo de ella un gato negro con un solo ojo y una cicatriz gruesa donde debería estar el otro—. Se llama Mishy.

—¿Y por qué tiene un solo ojo? —Le toca con la punta de los dedos la cabeza al animal cuando el otro extiende los brazos para acercárselo. No piensa cargarlo.

—No lo sé. Cuando la encontré así estaba, supuse que nadie iba a querer darle hogar por creer que es fea —explica, estrechando a la gatita contra su pecho. Teru frunce el ceño porque de pronto la voz de Nate no suena tan neutral como de costumbre—. Así que decidí traerla. También tengo un loro, solo que no tiene plumas, se despluma él solo desde que vio a mi abuela desplumando a una gallina, ¿no es genial?

Nate camina hacia la puerta con intenciones de salir de la habitación e ir por su otra mascota, sin embargo en ese momento el teléfono de Teru comienza a sonar, por lo que se detiene.

—Hola, Light —responde tras haber visto el identificador—. No, no, al final ustedes no dijeron nada... Uhm, pues yo estoy donde te dije... en casa de Near —murmura lo último, viendo de reojo al más bajito—. No sé, ya no estoy cerca pero yo te aviso. Bien, bye.

—Y... ¿qué quería? —Pregunta Nate, volviendo a su inexpresividad de siempre mientras deja a Mishy en el suelo y regresa a bobby a la pecera.

—Parece que al final sí irán a comer hamburguesas y me preguntó si quería ir. —Teru responde sin ninguna intención de hacer sentir mal al otro, pero el uso del singular en lugar del plural es algo que Nate no pasa por alto.

Hablaron en la hora del almuerzo de ir a comer hamburguesas a la salida del colegio, de esos planes que surgen cuando no se están peleando entre ellos. Sin embargo, no llegaron a ningún acuerdo y cada quien tomó su camino. Nate saca disimuladamente su celular del bolsillo y de reojo mira la pantalla para ver si tiene algún mensaje de Mihael o Mail invitándolo así como Light lo hizo con Teru, pero no hay nada.

—Supongo entonces que ya te vas...

—¿Uhm? —Teru enarca una ceja, acomodándose los anteojos— Nah, ya hemos ido ahí antes y seguro iremos de nuevo otro día —agita una mano de arriba a abajo, restándole importancia—. Está más interesante la plática que dejamos pendiente en el almuerzo.

Nate esboza una leve sonrisa, acto seguido asiente antes de dirigirse al escritorio y sacar de una gaveta una libreta gruesa y desgastada.

—Estuve recopilando información en vacaciones. —Deja caer la libreta en la cama, donde Teru toma asiento para prestar atención.

—¿No descansas en vacaciones como todos los demás?

Near pasa las páginas hasta detenerse en una que parece ser el inicio de una sección diferente a las anteriores, cuyo encabezado es: «¿Cómo será el fin del mundo?», seguido de recortes de periódico, artículos impresos, información escrita a mano, etc.

—¿Quieres que hablemos de cómo el sol nos va a evaporar cuando se convierta en una enana blanca o las posibilidades que tenemos de ser impactados por un meteorito?

Teru se afloja la corbata, solo para ponerse más cómodo. Entiende porque tachan a Nate de raro, lo entiende porque él también es uno. Y a pesar que hay temas que lo incomodan o asustan, le parece increíble lo mucho que el otro sabe de tantas cosas.

oOo


—Te regalo mi postre si me regalas tus papas. —Dice Light luego que la mesera les llevara la orden a todos.

Elle se encoge de hombros mientras le pasa sus papitas al castaño para tomar el vasito con pastel de manzana que viene con el combo.

—En serio que te gustan las papas. —Comenta Misa sentada frente a él en la mesa mientras comienza a desenvolver la hamburguesa.

—Podría pasarlas comiendo todo el día —también abre el envoltorio para colocar a un lado las papas, él pidió las más grandes junto a las de Elle tiene para buen rato—. Sayu dice que me va a pasar como cuando Calamardo probó las cangreburguers, se irá a mis muslos y luego explotarán, así que las como muy de vez en cuando. —Se lleva tres papas a la boca, porque aunque sea un gustito ocasional, el problema es que una vez que comienza le cuesta parar.

—Hablando de Sayu, no la has visto toda la semana, ¿verdad? —Continúa Misa, dando una mordida pequeña a su hamburguesa.

—No, porque he estado en casa de Elle. Es lo único bueno de este castigo, Sayu es insoportable —pone los ojos en blanco—, pero no le digas que luego me hace drama y es peor.

—Hay códigos femeninos —Misa sonríe de lado—, ¿qué te hace creer que te guardaré un secreto a ti que eres hombre?

El castaño entrecierra los ojos, viéndola como diciendo «por el simple hecho de que soy tu amigo.»

—¿Te gustan los pepinillos, Light? —Pregunta Elle luego de haber abierto su hamburguesa y haberle sacado todas las verduras.

—A mí sí. —Se apresura a responder Mello, estirando un brazo para arrebatarlos de los dedos de su amigo.

El pelinegro se queda callado, sin embargo por dentro grita, porque él quería dárselos a Light.

—Me los ofreció a mí, pelos de paja.

Mihael sonríe, acto seguido lame ambos pepinillos y luego se los ofrece. —Entonces, tómalos.

—Que asco. —Arruga la nariz, apartando la mano del otro de un manotazo, haciendo que los pepinillos vuelen por el aire y caigan al suelo.

—¿Y Teru? —Pregunta Matt de prisa para evitar que lo recién ocurrido provoque otro conflicto— ¿Va a venir?

—Me escribió que no. Está en casa de Near, supongo que a ustedes él les dijo lo mismo.

Mail y Mello voltean a verse entre sí, frunciendo el ceño.

—Tú le escribiste, ¿verdad? —Pregunta el rubio.

—No, pensé que tú lo harías.

—¿Ninguno invitó a su amigo? —Light alza las cejas, fingiendo sorpresa— Ahora ya tienes a dos personas a las cuales pedirles perdón, Kheel.

—¿¡Qué!? —Voltea hacia el castaño con notable confusión y molestia.

—Hablo de Teru. No le has pedido perdón por lo que le dijiste.

—Eso fue hace días. Ya supéralo, Yagami. —Pone los ojos en blanco, dándole una enorme mordida a su hamburguesa.

Elle observa de reojo a Light porque que trajera a Mikami a la conversación y específicamente por eso le parece curioso.

—No lo superaré hasta que no te disculpes con él. Tú y yo no nos caemos bien pero él jamás te ha hecho nada.

—Yo que tú cedería, Mello —interviene Misa—. Estos dos son unos intensos cuando se trata de cuidar al otro.

Lawliet continúa comiendo callado, como si estuviera ajeno a la conversación cuando realmente está prestando atención a todo.

—Teru de seguro está hablando de sesos con Near mientras que Yagami es el que está clavado con algo que ya pasó. —Responde cruzandose de brazos porque él no va a hacer algo solo porque el castaño se lo diga.

—Parece que han congeniado bastante —continúa la chica, limpiándose la comisura de los labios—, nunca me hubiera imaginado a Teru simpatizando con Near. Al igual que ustedes dos. —Mueve el índice de un lado a otro, señalando al par que tiene frente a ella.

—¿Nosotros? —Preguntan Light y Elle al unísono, viéndose entre sí.

—Ajá, así que como sigas peleando con Mello, será el siguiente a quien te aten —dice, dirigiéndose al castaño—, porque tal parece que eso de estar encadenados funciona. Ya son amigos y todo, ¿no?

Los chicos voltean a verse de nuevo entre sí, con una leve y a la vez quizá tímida sonrisa.

—Light no me cae mal.

—Y Elle es gracioso.

Mello se lleva la hamburguesa a los labios para ocultar su sonrisa, parece que Elle hizo lo que pactaron mejor de lo que esperaba.

—Entonces... —Matt carraspea la garganta— ya que Near y Teru son amigos, y ustedes también, y a nadie le parece raro... quizá llegó el momento en que yo también confiese algo —junta las manos nervioso al sentir los ojos de todos puestos en él. —Misa y yo somos novios... —Murmura entre dientes y de un solo, quien escuchó bien y quien no ni modo.

Se quedan en silencio por unos segundos, Misa dejando caer la barbilla porque no habían acordado esto.

—Teru y yo ya lo sabíamos. —Comenta Light de pronto, encogiendose de hombros y llenándose la boca de más papitas.

Mail frunce el ceño y voltea hacia la chica que tiene al lado, quien sonríe sonrojada.

—A ver, yo ya lo suponía —dice Mello, frunciendo un poco el ceño. Tenía sospechas no obstante le molesta el hecho que al castaño le hayan dicho y no a él— pero, ¿cómo es que Yagami ya sabía y yo no?

—Yo tampoco sabía. —Agrega Elle alzando la mano solo para hacerlo sentir que no está solo en esto. Aunque la verdad no le sorprende, él es de nuevo ingreso así que es lógico que no exista tanta confianza aún.

—Tú dijiste que lo mantuviéramos en secreto... —Matt hace un puchero, reprochándole.

—Bueno, tú sabes que me sacan del equipo de porristas si en el colegio se enteran que tengo novio —la chica se rasca la mejilla apenada—. Sé que Teru y Light no dirán nada pero... sin ofender, Mello —voltea hacia el rubio, a quien le dedica una sonrisa—, pero Mello no es la persona más discreta que existe.

—¿No que no ibas a ofender?

—Pues demuéstrame que me equivoco y no digas nada —lo apunta con el dedo de forma amenazante, luego vuelve la mirada a su novio a quien le acaricia la mejilla—. ¿Estás molesto?

—No... —suspira encogiéndose de hombros—, es solo que podrías haberme dicho que tus amigos ya lo sabían.

—No lo hizo con mala intención, Matt. —Comenta Light.

—Sí, supongo. Uhm, ¿saben qué? Acabo de recordar que tengo cosas que hacer —se lleva la mano al bolsillo, sacando unos cuantos billetes—. Aquí está mi parte. —Deja el dinero sobre la mesa y se pone de pie.

—¿Bebé...? —Balbucea Misa abriendo los ojos de par en par a la vez que intenta tomarlo de la mano para detenerlo, sin éxito. Tensa la mandíbula y voltea hacia su amigo al mismo tiempo que golpea la mesa con las palmas abiertas— ¿¡No podías fingir sorpresa!? —Le reclama entre dientes.

—¿Que yo qué? —El castaño parpadea y se pega a la silla cuando Misa se levanta y se inclina hacia él.

—¡Tú pagas mi parte por esto! —Y sin más, da media vuelta para ir detrás de su novio.

Los tres restantes se quedan en silencio e inertes, con un aire extraño y denso alrededor de ellos.

—Al menos esta vez no fuimos nosotros quienes hicimos el momento incómodo. —Dice Elle a manera de aligerar el ambiente mientras codea a Light.

—Lo estás volviendo incómodo con tu comentario. —Responde, sacándose la billetera del pantalón.

—Y se va a poner más incómodo si nos quedamos solo nosotros —comenta Mihael, poniéndose de pie—, así que denme el dinero, iré a pagar.

Tan pronto como Mello se marcha rumbo a la caja, Elle saca su celular y le manda un mensaje sin que el castaño vea. Le pide que le compre unas papitas para llevar ya que tuvo que regalar las suyas y no comió. Usa esa excusa porque sabe que de lo contrario el rubio no le hará el favor.

—¿Te parece si lo esperamos afuera? —Pregunta Light. Comienza a creer que comió demasiado y necesita levantarse.

Elle asiente y solo le manda otro mensaje a su amigo para indicarle que estarán afuera.

A casi tres semanas de haber iniciado el castigo, la sincronización entre ellos ha mejorado bastante, mucho tiene que ver que llevan días sin pelearse. La cadena ya no se enreda en objetos o paredes, tampoco la pisan sin querer y son más cuidadosos al caminar. Por ejemplo, si hay que cruzarse la calle no lo harían sin antes cerciorarse que el otro está listo para cruzar, si es posible prefieren levantar la cadena y mejor tomar la manga del saco del contrario para evitar un accidente. En conclusión se comunican mejor y por ende ya no sienten que la movilidad sea tan limitada como lo sintieron los primeros días.

No obstante, eso no los vuelve exentos de algún percance. En la entrada del restaurante hay un par de escalones, los cuales por ir hablando Elle no ve, y al dar el paso se va en falso, por acto reflejo busca sujetarse de algo pero lo único cerca es la cadena, por lo que al sujetarla solo provoca jalar a Light mientras él va rumbo al suelo. El problema es que Light intenta usar los pies para no caer de rodillas como el otro, sin embargo debido al peso de Elle jalandolo, lo que logra es torcerse un tobillo.

—¡Auch! ¡Auch! ¡Auch! —Se deja caer en el suelo, llevándose las manos a la zona adolorida.

—¡Lo siento! ¡Lo siento! —aún de rodillas, Elle se arrastra por la banqueta situándose al lado de Light, comenzándolo a examinar de inmediato— ¿¡Estás bien!?

—¿Muchachos, necesitan ayuda? —Pregunta una chica junto a su pareja, quienes se detuvieron al ver la caída.

El castaño aprieta la mandíbula, luego asiente despacio, intentando poner su mejor cara mientras sigue sosteniéndose el tobillo. Le duele pero duda mucho que sea un esguince como tal, solo fue una leve torcedura, supone.

—Creo que puse mal el pie, es todo. —Sonríe, aceptando la mano que el joven desconocido le ofrece para ayudarlo a levantarse. Al hacerlo, evita apoyar el pie por completo.

La pareja observan la cadena pero no dicen nada. Una vez que el castaño les vuelve a asegurar que está bien, continúan su camino.

—Déjame cargarte. —Dice Elle de pronto, dándole la espalda y llevándose las manos hacia atrás para que se suba.

—No es nada, Elle. Me puedo apoyar en ti para no forzar el pie pero no es necesario que me cargues. —Responde calmado aunque la verdad siente las mejillas calientes de solo imaginarse en esa posición con el pelinegro.

—Te caíste por mi culpa, déjame cargarte. —Insiste.

—Cuando fuimos a patinar tú te caíste por mi culpa, así que podemos decir que estamos a mano —se encoge de hombros, sin embargo Lawliet voltea a verlo con esos enormes ojos y por largos segundos no le aparta la mirada—. No me dejarás hasta que no acepte, ¿verdad?

—Exacto. —Sonríe y vuelve a darle la espalda, agachándose un poco para que no le cueste subir.

—Quien diría que podías ser tan detallista... —Comenta mientras pone las manos en los hombros del otro para comenzar a treparse.

—Ay, como pesas... —Murmura con notable esfuerzo, tambaleándose un poco.

Light entrecierra los ojos. —Retiro lo dicho. ¿Y a qué te refieres con que peso? ¿No será que tú eres un debilucho?

Elle se inclina hacia adelante, los brazos de Light rodeándole el cuello mientras él con las manos hacia atrás le sujeta las piernas, casi el trasero sin ninguna doble intención de por medio. En esa posición lo empuja con las manos hacia arriba para acomodarlo mejor y así lograr estabilizarse.

—¿Y ahora qué hacen? —Mello enarca una ceja. Acaba de salir y lo primero que encuentra es uno encima del otro.

—Light se cayó por mi culpa.

—Bien, Elle, cada día me caes mejor —el rubio sonríe, extendiéndole la bolsa de papel—. Toma, aquí están las papas que me pediste ya que Yagami no te dejo disfrutar las tuyas.

—Uhm, ¿Light? ¿Podrías llevarlas por mí?

—Sí, claro... —Responde avergonzado tras haber escuchado lo que el rubio dijo.

—¿Saben? Me iba a ir con ustedes pero no quiero que la gente me vea raro, así que nos vemos mañana. —Mello se despide haciendo un signo de amor y paz con los dedos.

Elle solo asiente con la cabeza, no hay manera que pueda despedirse con las manos. Luego da media vuelta para emprender su camino.

Al principio Light va en silencio, con los brazos reposando en los hombros del otro y la bolsa colgando por delante al sostenerla con una mano, hasta que prefiere dejar de darle vueltas al asunto y preguntar.

—¿En serio te compraste estas papitas porque te quité las tuyas?

—Son para ti. —Responde sin titubear, con la vista al frente.

—¿Qué?

—Dijiste que te gustaban, ¿no? Pero si le decía a Mello que eran para ti, no las iba a comprar. —Explica, encogiendo los hombros.

—Pues yo no me voy a negar —con las manos por delante del cuerpo de Lawliet abre la bolsa y mete la mano— ¿Quieres una? —acerca la papita a la boca del otro, quien la acepta con una mordida— Si Sayu supiera que voy por mi tercera bolsa de papitas, me estaría diciendo que por eso mis muslos son tan grandes. A mí no me lo parecen —agacha la cabeza por acto reflejo, intentado ver esa parte de su propio cuerpo— ¿tú crees que sí?

—Tus muslos están bien. Son lindos. —Sus manos sostienen las piernas de Light, por lo que aprovecha el comentario para mover un poco los pulgares, acariciandolo sin llegar a ser demasiado atrevido.

No obstante, el comentario por si solo fue suficiente para sonrojar a Light, pero ser consciente que las manos de Elle le abarcan buena parte de las piernas y rozan casi su trasero lo hacen quedarse mudo.

—¿Light? —Elle rompe el silencio tras unos segundos— ¿Puedo preguntarte algo?

—Dime... —Responde con voz baja. Lo único que agradece de la posición en la que se encuentran es que al ir detrás de Lawliet, éste no puede ver lo rojo que seguramente está.

—Uhm... —a Elle le ocurre lo mismo, agradece que por la posición el otro no pueda verlo a la cara— ¿Por qué defiendes tanto a Teru?

—Porque es mi amigo. —Responde sin titubear, ignorando lo mucho que al pelinegro le costó hacer la pregunta.

—Sí, pero... no lo sé, solo me pareció que cuando se trata de él sacas las garras para defenderlo.

—Con cualquiera a quien considere mi amigo —asegura, comiéndose una papita en mordidas pequeñas para disfrutarla—. Además, Teru pasó mucho bullying cuando era más joven y no quiero que lo viva de nuevo. No estoy a favor del bullying.

—¿Y lo que me hiciste cuando recién llegué qué fue?

—Ay, por favor, sólo no te dejé sentarte a la par mía, tú fuiste el que me tiró un plato de espaguetis en la cabeza.

—¿Y llamarme rechazado?

—Está bien... —admite a regañadientes— Admito que no soy una perita en miel. Soy un poco... uhm, presumido, me encanta la atención —comienza a enumerar con los dedos—, selectivo con sus amistades y muchas cosas más, pero no soy mala persona.

—No he dicho que seas mala persona.

—¿Quieres una disculpa de mi parte?

—No —menea la cabeza—. Al final yo también hice cosas y por eso estamos acá. ¿Puedo preguntar algo más?

—Adelante.

—Es que aunque dices que no estás a favor del bullying... a mí me pareció que si había un grupito marginado por todos. Nadie le hablaba a Mello, Matt y Near porque tú los discriminaste y... no sé qué ondas pero me parece que en esa escuela la mayoría son unos lameculos, lo que tú dices se hace.

El castaño sonríe de forma inconsciente, está mal pero tener ese poder le da cierta gratificación.

—Fue Mihael quien decidió meterse a la boca del lobo él solito hace un par de años —explica, suspirando—. Mira, dudo que algún día congeniemos pero su vida me da lo mismo, sin embargo él se la pasaba hablando mal de mí, tratando de poner a todos en mi contra quién sabe por qué. Yo lo único que hice fue recordarle los rangos.

—Pero sabias que la influencia que tú tienes no la supera nadie, sabías que todos le darían la espalda.

El castaño encoge los hombros, honestamente jamás se ha arrepentido.

—Por los únicos que me sentí mal son Nate y Mail. Nate es raro y Mail es un gamer freaky y esas cosas pero no tienen la culpa de tener a un amigo como Mihael.

—Es un poco impulsivo —sonríe—, pero es divertido estar con él y te cae bien una vez que lo conoces.

—¿ Y podrías decir lo mismo de mí?

—¿Eh?

—Te hiciste una idea de mí basado en lo que Mihael decía, pero si le preguntabas a cualquier otro del salón te habrían dicho algo completamente diferente. Ahora me conoces, ¿tu idea sobre mí ha cambiado?

—Uhm... sigo creyendo que tus papás te consintieron demasiado pero... pero me caes bien. Creo que es por lo único que me gusta este castigo, porque pude conocerte, de otra forma nunca nos hubiéramos hablado.

—No, me caías muy mal —ríe, sacando la última papita de la bolsa—. Aunque considero que deberíamos demandar a la directora por usar un método tan peligroso, mira los accidentes que hemos tenido.

Ambos ríen. Elle se detiene una vez que llegan hasta la puerta de su casa, se inclina hacia adelante para no hacer caer a Light mientras se busca las llaves en los bolsillos.

—Creo que debería bajarme, me daría mucha vergüenza que tu abuelo nos vea así. —Pone las manos en los hombros del pelinegro para separarse, sin embargo antes que pueda hacer algún otro movimiento, Elle vuelve a empujarlo hacia arriba para acomodarlo en su espalda.

—No está. Los veinte de cada mes se reúne con sus amigos a tomar té. Bueno, con los que aún le quedan vivos.

—Oye, no seas grosero. —Sin pensarlo le deja ir un golpe en la espalda, el cual a Lawliet le duele más de lo que hubiera esperado.

—¿¡Por qué me pegas!?

—¡Porque... ! —alza la voz y luego se queda callado, buscando una excusa— ¡Porque sí!

Elle pone los ojos en blanco, reservándose cualquier otro comentario mientras atraviesa el recibidor con rumbo a la sala.

—Hemos llegado, su majestad. —El pelinegro flexiona las rodillas y se inclina hacia atrás para que Light caiga en el sofá de la forma más suave posible.

El contrario sonríe de lado ante la frase y en un acto de valentía vuelve a rodearle la cintura con las piernas, jalandolo hacia el sofá con él.

—Supongo que ahora debo pagar tanta bondad. —Susurra con malicia mientras se sitúa sobre él, acto seguido lo besa directo en los labios. Un roce al principio antes de retomar el contacto y profundizarlo.

La última vez que se besaron con tantas ansias fue la noche que le preparó el postre, después de eso han sido contados los encuentros entre sus labios y en ocasiones de forma accidental. Sin embargo, a estas alturas debe admitir que Elle es bastante guapo y últimamente se la ha pasado bien con él , por lo que no tiene ningún problema en llevar a cabo lo que acordaron en la playa siempre y cuando no se comporte como un patán.

—Estás jugando con fuego, Light... —Jadea con una sonrisa ladina cuando el beso se rompe en busca de aire, sus rostros a escasos centímetros mientras con las manos lo sujeta fuerte de la cintura.

—¿A qué te refieres? —Enarca una ceja respirando agitado, ansioso por la situación pero a la vez confundido por eso último.

—En que podrías terminar gustándome si seguimos así. —Responde en voz baja a la vez que de forma cariñosa le acomoda un mechón de cabello detrás de la oreja.

—Y... —carraspea la garganta, relamiéndose los labios— ¿Y eso sería un problema para ti?

Elle se encoge de hombros, mostrándose tranquilo. —No quisiera arriesgarme y solo pasar a ser parte de la lista interminable de admiradores que tienes.

—¿Y si fuera mutuo? —Suelta sin pensarlo y de inmediato se sonroja.

—Es mi turno de preguntar —el pelinegro lo mira directo a los ojos, manteniéndose calmo pese a que su corazón comienza a latir más rápido—: ¿A qué te refieres?

Light abre y cierra los labios, intentando articular una palabra pero nada sale de ellos. Se da cuenta que acaba de decir una tontería y en un acto reflejo por escapar, se empuja con las manos para salir del sofá, el problema es que al hacerlo apoya el pie completo en el suelo y el dolor lo hace perder el equilibrio.

—¿¡Estás bien!? —Elle se levanta de inmediato y se sitúa a su lado al verlo caer de rodillas.

En ese momento la puerta principal se abre y al escuchar la algarabía Watari sabe que su nieto ya está de vuelta en casa.

—La reunión terminó temprano hoy y estaba pensando en que podía invitarlos a cenar... —Habla mientras se retira el saco para colgarlo en el perchero, acto seguido camina hacia la sala, donde se encuentra una escena confusa: Light sentado en el sillón con Elle hincado frente a él tocándole los pies— ¿Qué se supone que hacen?

—Light se torció el tobillo. —Explica Elle, levantando la cabeza abruptamente, demostrando su preocupación.

Los ojos de Watari se abren de par en par y sin dudarlo se acerca a los jóvenes mientras se busca algo en los bolsillos.

—Ve por un poco de hielo. —Le indica a su nieto a la vez que abre las esposas con la llave.

—Señor Watari, no es la gran cosa, solo olvidé que no debía apoyar el pie.

—Tú quédate aquí —indica, ignorándolo—. Tenemos vendas en el botiquín, iré por ellas.

Elle asiente y se levanta. Watari camina rumbo a las escaleras y Elle debería hacerlo hacia el lado contrario. Da media vuelta, no obstante regresa sus pasos al escuchar que su abuelo está lo suficientemente lejos y en un acto de valentía se inclina hacia Light.

—Si supiera que es mutuo no dudaría en arriesgarme. —Le susurra al oído, luego se endereza y como si nada retoma el camino, dejando a un enmudecido Light en el sofá.

El castaño ignora que debajo de esa actitud relajada y confiada, las mejillas de Elle también están completamente rojas.


Notas de autor: Creo que simplemente Near no había conocido a alguien que apreciara su rareza. No estoy insinuando nada entre ellos pero que se ven re lindos juntos :3

Lo de las papitas obviamente viene de la obra original, solo que me pareció divertido exagerarlo, ah y claro, siempre usar referencias de Bob esponja. Así como L tiene debilidad por los dulces, me pareció divertido darle una debilidad a Light, claro que más controlado, no como el panda que tiene su ingesta diaria de azúcar sin falta.

En fin, estamos acercándonos al climax(? Y con ello al final. Es una historia corta y pues sin mucho de donde alargar, así que disfrutemos estos momentos entre ellos 3