Hola a todos! He aquí traigo una pequeña historia de una parejita que había querido escribir desde hacía tiempo. No se preocupen, historias todavía faltan así que sin más qué decir demás de feliz lectura… COMENZAMOS!

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Capítulo 64.

Su rostro.

Nathaniel sentía que había encontrado a su compañero, al Chat Noir de su vida, a la persona en la que podía confiar más que en nadie. Por eso cuando Marc le preguntó si podían quedar en su casa no lo dudó dos veces y llegó puntual a la hora.

-Hola Marc. ¿Llegué a tiempo?- el chico se sonrojó un poco, quizás porque esperaba que llegase más tarde pero limpió de su mejilla un poco de crema.

-Sí, llegaste a tiempo, muy a tiempo. P-Puedes pasar estoy haciendo algunos entremeses para picar mientras trabajamos.

-Genial, ¿quieres que te ayude?

-No, no. Puedes esperar en la sala, allí tengo mis libretas, puedes comenzar a revisar qué podemos hacer.

-Vale.

Nathaniel pasó a la sala y Marc corrió a la cocina para terminar y limpiar algo de esta. Nathaniel tenía que admitir que su casa era muy agradable y cómoda. Miró curioso algunas fotos familiares y luego se sentó en el sofá para revisar una de las libretas que estaba sobre la mesita de centro. A veces no podía quedar más que impactado con lo que él escribía, lo bien que describía la situación, cómo daba vida a los personajes captando perfectamente su esencia, debía decir que hasta envidiaba ese don suyo que tenía, ya que a veces sentía que sus dibujos no captaban del todo aquello aunque este le dijese lo contrario.

Por el rabillo del ojo le pareció ver una figura moverse a su derecha. Al volverse casi gritó del susto al ver a un adorable caniche.

-Aww, qué adorable.- el pequeño perrito rápidamente buscó la atención de Nathaniel después de olfatearle con detenimiento, como si desconfiara de él.

-Ah, pensé que estaba dormida.- dijo Marc llevando una bandeja de bocadillos de salchicha y jamón.- Lo siento, Misha puede ser algo traviesa.

-No pasa nada, adoro a los perros.- dijo con la pequeña en brazos cuando de repente esta alzó sus orejas y salió corriendo ladrando hacia otra habitación. Marc sonrió en disculpa.

-Todavía no se acostumbra a la nueva casa.

-¿Te mudaste? ¿Hace cuánto?

-Unos meses, seis en realidad, pero Misha todavía no le gusta el lugar, ladra mucho y olfatea a cada rato el sitio.

-Adorable.- dijo Nathaniel mirando a Marc que se sonrojó un momento, regañándose internamente diciendo que se lo decía a su perra, no a él.

-Bien, vamos a ver qué podemos hacer.

Los dos comenzaron a trabajar, Nathaniel era bueno haciendo algunos bocetos rápidos y Marc en escribir y describir la escena, haciendo los cambios necesarios y quitando el sobrante. Sin darse cuenta ya se estaba haciendo tarde y una ligera llovizna comenzó a caer sobre la ciudad, aunque ninguno de los dos quería dejar de trabajar. De repente, el teléfono de Marc sonó.

-Perdona, es mi mamá.- respondió sin dudar mientras Nathaniel seguía revisando con absoluta concentración.- ¿En serio?... De acuerdo, voy para allá.- colgó y dejó salir un largo suspiro.

-¿Pasa algo?

-Lo que pasa es que debo recoger a mi mamá en la parada. Su paraguas se rompió y la lluvia está arreciando un poco. ¿Podrías quedarte un rato más? No tardaré más que media hora, la parada está a diez minutos caminando y dijo que estaba ya cerca.

-No pasa nada, así me quedo revisando lo que tenemos.

-Gracias, Nath. Y si Misha te da lata puedes simplemente lanzarle uno de sus juguetes, se entretiene por horas mordisqueándolos.

-Vale. Aquí te espero.

-Eres el mejor, gracias.

Cuando se fue Nathaniel volvió a lo suyo, aunque no pudo evitar un ligero sonrojo cuando este le dijo que "era el mejor". Admitía que sentía mariposas en el estómago cuando le decía algo así de dulce. ¿Será que sentía algo más que una simple amistad o sociedad por el moreno? Pasó sus manos por su rostro.

-A veces ni yo sé que siento.- se regañó molesto.

Siguió revisando los cuadernos intentando distraerse pero recordando minutos después a la perra que se paseaba de un lado a otro inquieta.

-Hey, pequeña. ¿Quieres jugar mientras tus dueños regresan?- tomó una pelota que estaba abandonada en el suelo y de repente el sonido de sartenes y ollas cayendo llamó su atención. ¿Qué rayos había sido eso? ¿Acaso ya habían llegado? No habían pasado ni cinco minutos. Con cuidado se levantó del sofá y caminó hacia la cocina, se veía muy oscuro, apenas y distinguía algo y las gruesas y oscuras nubes de tormenta no ayudaban mucho. Estiró su mano por la pared buscando un interruptor, lo encontró, pero no funcionaba.

-Que pedazo de mierda.- musitó a lo bajo y un extraño sonido vino de la cocina junto con un leve tarareo. ¿Quién rayos era la persona que estaba cantando? Sonaba a una mujer. A su lado, Misha comenzó a gruñir y Nathaniel usó la luz de su celular para poder iluminar el interior.- ¿Marc?

La luz iluminó a una figura de espaldas. Una mujer rubia en un vestido naranja con delantal, increíble que no la distinguiera en la oscuridad. Esta tarareaba una canción desconocida y parecía estar cortando algo en la tabla de la cocina que su amigo usó momentos atrás.

-¿Hola? ¿Quién es usted?- preguntó cauteloso, ya que dudaba que su amigo no le dijese que había alguien más en la casa. La mujer no le respondió, siguió cortando lo que fuera que estuviera sobre la tabla.- Disculpe, ¡Disculpe! ¿Quién es usted?- volvió a preguntar con más firmeza aunque por dentro se estaba muriendo por dentro.

-¿Tiene un bonito rostro verdad?- preguntó de repente con voz arrastrada.- Tan lindo, tan suave, como el de una chica.

Nathaniel entonces vio que había algo sobre la tabla y vio el líquido rojo gotear de la barra hasta los pies de la mujer, cuyas calcetas estaban empapadas. Toda pizca de valor se esfumó al instante, ella rio y luego alzó en una de sus manos una cabeza cercenada, pero no quedaba nada del rostro de la persona, y la lanzó a alguna parte de la cocina haciendo un ruido duro, ¿dónde? No le importaba, porque Nathaniel no podía moverse. La mujer entonces tomó algo de la barra y alzó una capa de piel con hoyos, un rostro humano que pudo distinguir a pesar de la mutilación.

-Quiero su rostro. Tan lindo, tan bello…

Todo su cuerpo tembló al ver el rostro de su amigo entre los dedos de esa mujer que seguía admirándolo, luego, poco a poco ella se volvió a él, mostrando su rostro deforme, sin labios ni nariz, cuyos ojos se veían hundidos al estar rodeados de abultada carne.

-Tú rostro también es bonito… También quiero tu rostro. ¿Me lo regalas?

Al momento en que ella se movió hacia él con el cuchillo no lo pensó dos veces, o quizás sí, porque estaba listo para correr solo, pero tomó a Misha Enel último segundo y corrió hacia la puerta en largas zancadas, ¿quién diría que las clases de educación física si servían? Giró el pomo pero estaba cerrado, así que fue a la siguiente puerta que tenía cerca, el medio baño bajo las escaleras. Cerró la puerta con seguro y segundos después vio el pomo moverse con violencia.

-¡DAME TU CARA!- gritó la mujer detrás de la puerta. Sujetó con fuerza el pomo pensando que este se rompería y tras unos momentos de forcejeo el pomo dejó de moverse. Misha seguía ladrando.

-¿Nathaniel?- el pelirrojo se tensó al instante, escuchando la voz de su amigo.

-¿Marc? ¿Eres tú?

-Nath, ¿qué haces en el baño? No, espera, no quiero saber.- se rectificó al momento.

-¡Marc!- estaba a punto de abrir la puerta del baño cuando sintió los pequeños dientes de Misha clavarse en su pie.- ¡Auch! ¿Qué rayos…?- fue entonces que recordó lo que Marc le dijo, tardaría en llegar al menos media hora. Lo que quería decir que…

-¿Nath? ¿Qué pasa? ¿Vas a salir?- el artista quedó mudo, con el estómago encogido y la piel cubierta en frío sudor que le paralizó.- Está bien, Nathaniel. Ella sólo quiere tu rostro…- le habló con el mismo arrastre de la voz de esa mujer.- ¿Podrías salir y dárselo?

Por debajo de la puerta comenzó a formarse un abundante charco de sangre. Tomó las toallas desesperado y las puso debajo de la puerta para que no entrase más. Un trueno acompañado de una risa maniaca se hicieron presentes y Nathaniel se sentó en el suelo esperando que todo pasara…

El silencio que vino fue agobiante, y tras largos minutos que le parecieron horas, no escuchó más que el sonido de la lluvia. ¿Se había ido? ¿Estaba a salvo? Pero antes de siquiera pensar si era una buena idea salir se miró al espejo del baño y pudo ver su rostro, o al menos lo que quedaba de él ante el amasijo de tejido y tendones a la vista mientras la sangre caía por su cuello. Todo se oscureció antes de desmayarse.

Cuando despertó estaba recostado sobre una cama y tenía un paño en la frente. Marc que estaba a su lado se levantó de golpe de la silla.

-¡Nath! ¡Al fin despiertas!- parecía aliviado de ver que estaba bien y podía verse alrededor de sus ojos enrojecidos un leve rastro de lágrimas.- Cielos, ¡me asustaste! En serio que de no ser por Misha hubiésemos tardado más en encontrarte.

-Marc… ¿d-dónde estoy?

-En mi cuarto. Te desmayaste y te traje aquí. Mi mamá ya llamó a tus padres, dijeron que apenas y la tormenta mengue vendrán a por ti.

Nathaniel se sentó en la cama, se sintió un poco mareado y desorientado. Más de repente llegó a su mente todo lo sucedido y tomó al chico de su chaqueta.

-Ha-Había una mujer… ¡una mujer en la cocina! ¡Todo estaba lleno de sangre!

-¿Qué? ¿De qué hablas? No había nadie y tampoco había sangre. ¿Tuviste una pesadilla?

-Una… ¿pesadilla?

Nathaniel lo pensó. ¿Acaso todo había sido un mal sueño? ¿Alguna alucinación? Pero parecía tan real… tal vez fue al baño y fue allí cuando se desmayó, ¿o no?

Pasó sus manos por su rostro, en verdad que se sentía mareado.

-Le diré a mamá que ya despertaste. De seguro que no has comido bien y eso al fin te pasó factura, ¿no?

-Pues…- se dio cuenta que tenía razón, se saltaba muchas comidas por estar trabajando en su comic, avanzando más y más sin tener en cuenta su propia alimentación, incluso mintiéndole a sus padres de que ya había comido. Marc que le leyó el pensamiento posó su mano sobre la suya.

-Ya entendí. Te traeré algo para que piques mientras mamá cocina. En serio Nath, necesitas cuidarte más.

Iba a irse, pero apenas y despegó su mano de la suya, Nathaniel la sujetó impidiendo que este se separara de él.

-Oye, ¿de verdad que no espantan en tu casa?- Marc exhaló una pequeña risa.

-No, te lo juro. No espantan aquí, sino ya hubiésemos visto algo. Ahora descansa que ya vengo.

El roce de sus dedos al separarse hizo que ambos se sonrojaran y Marc suspirara con cierto anhelo al irse. Nathaniel miró que Misha estaba acostada en una esquina, durmiendo tranquilamente sobre una camita de perro. Si tan sólo ella pudiese hablar… de repente sintió un dolor punzante en su pie, al quitarse la cobija y revisar bajo su calcetín pudo ver la marca de la mordida de Misha, donde su colmillo sí que lo había lastimado, sembrando en su mente la duda de que si de verdad todo ello sucedió o no.

No sería hasta tiempo después que Nathaniel le propondría a Marc vivir juntos, cosa que ayudó bastante a iniciar lo que sería una dulce relación de toda la vida. Aunque al principio las intenciones del pelirrojo eran más para velar por la seguridad de su amigo, ya que a cada tanto marcas largas aparecían alrededor del rostro y cuello del escritor, que decía no saber cómo se las hacía culpando a Misha por ello. Curiosamente los padres de su amigo y futuro novio se mudarían de esa casa poco tiempo de que su hijo se mudase, tras enterarse de un oscuro pasado que tenía que ver con las marcas en sus rostros que también comenzaron a aparecer sin explicación.

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Y… espero que les haya gustado! Las sorpresas todavía no terminan y tengo cuentas pendientes con dos bastardos a los cuales quiero ver destruidos! Así pues sin más qué decir, dejen review, nada de tomatazos y…. UN ABRAZO! UN GUSTAZO! Y HASTA LA SIGUIENTE!