Disclaimer: Harry Potter, y sus personajes, no me pertenecen


Lo que más valoras

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El mundo de Harry se detuvo por, lo que sintió, fueron minutos. La gente iba y venía, y entre ellas, Harry buscó algo que le dijera qué día era y si algo importante había sucedido ese día que pudiera hacerlo reconocer en que día habían aparecido.

-¿Harry?-lo llamó Ginny, cuando él dejó repentinamente de caminar, y se separó de su brazo, solo para mirarlo mejor-¿Pasa algo?

Harry la miró fijamente, intentando recordar cuando usó esa ropa o se peinó de esa manera, pero fue inútil. El vestido azul no le decía nada más que el hecho que, al parecer hacía tiempo que no prestaba atencíón a su apariencia. Ella era guapa, lucía muy bien, pero eso no evitó que Harry pasara junto a ella y tomara un periódico en un puesto cercano, buscando cualquiera pista que le dijera algo de la situación de Draco.

Las manos de Harry temblaron cuando vio la fecha.

Era la mañana del día siguiente a la fiesta de las almas gemelas.

-¿Por qué?-preguntó con la respiración agitada. Ellos habían retrocedido lo suficiente para salvar a Draco del Ministerio, o eso pensaron, pero el giratiempos los había enviado mucho antes. En unas horas, Harry iría al Ministerio y acusaría a Jacob de organizar la fiesta. Jacob sería arrestado y luego él pagaría la fianza que le impondrían, saldría, averiguaría que Harry y Draco se habían unido en la fiesta, y le contaría todo a Anthonin; y ya fuera él o alguien más, ese alguien tomaría a Draco y lo metería al fondo del lago negro.

Un precio muy alto por hacer que alguien pague una maldita fianza.

Por la mente de Harry pasó hacer lo que dijo Ron, solo ir y eliminar a Jacob antes de que hablara. Después de todo la fiesta estaba terminando, y aún no lo habían arrestado, por lo que el bastardo seguramente estaba contando billetes y mirando las sobras de la fiesta.

-Harry-la mano de Ginny sobre la suya, lo hizo voltear a mirarla, y Harry recordó lo muy culpable que se sentía al día siguiente por haber dejado a Alexander en la cama, y salir con su prometida a desayunar al día siguiente. Como si no hubiera estado besando la piel de alguien más hace unas horas. Como si no hubiera unido sus manos con las del otro hombre y las hubiera sujetado con fuerza y desesperación. Recordaba haberse preguntado y sentirse inquieto al pensar en la posibilidad de si Alexander se habría ido con alguién más luego de despertar, y decirse que no importaba porque, aunque lo hubiera hecho, él estaba con Ginny y jamás volvería a verlo. Recordaba haber pensado tontamente que Ginny nunca lo sabría. Nadie nunca lo haría.

Si hubiera sabido como sus propios pensamientos volverían para morderle el trasero...

Y cada vez que veía sus ojos marrones, brillantes y decididos, Harry creía que estaba haciendo lo correcto.

Pero ahora, mirando los mismos ojos marrones, Harry se preguntó por qué ya no lo sentía de esa manera.

Quizá fue porque, ahora, Harry no podía negar que había sentido más que una conexión física con el otro hombre. Que quería regresar a su lado y quedarse en esa cama para siempre.

Si hubiera sido ayer, si hubiera llegado en la fiesta, seguramente se habría quedado. Hubiera mirado al otro dormir. Lo hubiera tocado hasta saciarse y hubiera ido a casa con él, aun cuando el glamour desapareciera.

¿Esto no era realmente por el bebé, cierto?, admitió con una diversión amarga. Si fuera solo porque el feto viviera, Harry dejaría a Malfoy tenerlo solo. Harry lo había abandonado, pero Malfoy había decidido mantenerlo. Pudo deshacerse de él, decir que era de un hombre que no conocía o que nunca tomaría la responsabilidad porque estaba comprometido con alguien más. Decir que lo perdió de forma natural, porque no tuvo el soporte mágico adecuado sin el padre. En cambio, cambió su pais de residencia por él. Dejó su profesión. Empezó a planear su llegada y decoró un cuarto entero para el niño. Buscó personas que compensaran la falta de Harry. Programó citas médicas adecuadas y compró las pociones necesarias para que el bebé estuviera sano. Malfoy amaba a ese bebé y tal vez, si hubiera sabido el futuro, se hubiera ido y ocultado en algún lugar del mundo para evitar que lo dañaran. Él era un verdadero padre. No como Harry que estaba egoístamente jugando con el destino, decidiendo ponerlo en peligro, con tal que existiera, y para ¿qué exactamente?

¿Para quitárselo a Draco, dárselo a Ginny, y criarlo juntos?

¿Para compartir responsabilidades con Malfoy mientras hacían su vida por separado?

¿O para mantener tanto al padre como al hijo con él?

¿A quién estaba salvando realmente Harry regresando el tiempo?

A ti mismo, pensó. Estás salvandote a ti mismo.

Ni siquiera había convivido con el niño o lo había sentido. Solo había escuchado de él más que por las palabras de Nott y ese papel del medimago donde registraba cuánto había vivido. En cambio, había convivido con Malfoy. Y en ocasiones pensaba que había sido injusto que Malfoy esperara tanto un bebé solo para perderlo.

Casi rió cuando se dio cuenta que quería que Malfoy tuviera a ese niño que tanto anheló. Que tuviera a ese niño con él.

Por primera vez en días, Harry sintió la cordura y sensatez posarse en él. Hermione intentó dársela, habló y habló acerca de cómo la muerte de Draco no era realmente su culpa, de cómo Harry podría perderse en el tiempo con un giratiempo ilegal e imperfecto, de cómo matar a Jacob demostraba lo muy afectado que estaba y cómo debería pedir ayuda profesional. Ella dijo que lamentaba mucho lo que pasó con Malfoy, pero quizá no era la solución revivirlo sino seguir adelante. Harry había sido agresivo al responder que no dijo lo mismo cuando salvaron a Sirius de ser aprisionado, o no dijo nada sobre lo ilegal que era hechizar a muggles sin autorización cuando alejó a sus padres de la guerra. Que habían hecho cosas aún más ilegales, como entrar a Gringotts en una cámara ajena.

-Era la guerra, Harry.

-Y la vida que ellos tomaron era la de mi hijo. Si hubieran sido tus padres, Ron, o tú, y tuvieramos acceso a este giratiempos, lo habríamos tomado sin dudarlo. Incluso lo habríamos robado de Nott de ser necesario. Pero está aquí en nuestras manos, y Nott nos lo dió para salvar a Malfoy.

Hermione frunció el ceño, y Harry se preguntó si estaba pasando por su cabeza no solo entregar a Nott, sino también a Harry.

-Hagamos pruebas con el giratiempos-insistió ella.

-El giratiempos no tiene tanta magia. Nott dijo que dará un salto lejos o varios pequeños. Si lo probamos y queda sin magia, lo habremos perdido.

-Si no quieres ir, puedes dejar que yo vaya con él-sugirió Ron. -No soy la persona más brillante, o más valiente, pero creo que puedo hacer un trabajo decente, protegiendo su espalda.

Harry había mirado a Ron antes de sonreír levemente y agradecer.

-Sin embargo, concuerdo con ella con que tienes algunos problemas mentales por ahí, compañero. Y tal vez quieras solucionarlos antes de ir y educar a tu hijo con ellos.

-No estás listo para regresar, Harry-afirmó nuevamente Hermione.

Pero Harry estaba tan desesperado, diciéndose a sí mismo que estaba perdiendo tiempo que ya había perdido una vez... que quizá el giratiempo no lograría retroceder tanto, mientras más tiempo pasaba...

-Al menos deja que averigüemos un poco de los días anteriores a su muerte.

Ron fue por té para los tres, y expresó que tal vez era momento que Harry admitiera que simplemente no quería dejar muerto a Malfoy. Y que Hermione no debería intentar disuadir a Harry, porque era inútil. Él ya los había regresado dentro del fuego maldito solo para salvarlo. Retroceder en el tiempo, para salvar al hurón y al huroncito, era algo que Harry haría con o sin ellos. Ya lo había decidido, después de todo. Y había decidido perder lo que fuera, solo para verlo respirar de nuevo.

Ahora, frente a Ginny, Harry notó, particularmente, que saber que Draco estaba vivo, que el bebé de ambos estaba vivo dentro de él, le permitía respirar y pensar mejor. Y que, tal vez, Ron tenía razón al decir que el problema no había sido que el bebé hubiera muerto dentro de Malfoy. Sino que fuera, precisamente Malfoy quien estuviera muerto.

Quizá, si hubiera sido alguien más, si solo hubiera sido Alexander, Harry se hubiera callado y no habría hecho tanto por tener una segunda oportunidad. Porque perder a Ginny significaba fracturar su relación con los Weasley. Y desde el principio, lo que más valoraba, era su conexión a esa familia que un día le brindó Ron.

Y ahora, estaba a punto de arriesgarse a perderlo, para intentar tener algo más.

-Harry, ¿pasa algo malo? Estás ahí, mirándome sin decir nada y estás empezando a preocuparme.

-Ginny-suspiró él, e invocó un encantamiento silenciador a su alrededor. Como si ella supiera que pasaba algo malo, su rostro se volvió rígido.-Ginny creo que nosotros debemos terminar.

La respiración de Ginny, pesada y confundida llenó los oídos de Harry.

-¿Por qué?-preguntó ella y él pensó, vagamente, que esto es lo que debió hacer desde el principio. Quizá, si Malfoy veía en el periódico el compromiso roto de Harry, dejaría que Harry se acercara a él, al bebé, a ambos. De haber sabido que tenía un hijo con Malfoy, probablemente Harry hubiera terminado de todas maneras con Ginny y le habría pedido matrimonio. Le hubiera brindado magia, y lo habría llevado a Grimmauld para tenerlo siempre cuidado.

Los habría reconocido a ambos como Potter.

Quizá, con el tiempo, se hubiera enamorado de él.

Después de todo, Draco había querido amor. Y Harry siempre deseó una familia.

-Me acosté con alguien más.

Los ojos de Ginny se abrieron sorprendidos.

-¿Cuándo?

-Ayer en la noche.

-Dijiste que tendrías trabajo.

Aquí era donde Harry podría confirmar que, de hecho, lo tuvo, pero negó con la cabeza y suspiró.

-Fui a una fiesta, y me encontré a esa persona. Platicamos y nos besamos.

-Y luego te acostaste con ella y decidiste que debemos terminar.

No fue así. Harry lo intentó, y deseo que ella supiera cuánto lo hizo, y lo que le costó aquello.

-Si.

Los ojos de Ginny se humedecieron.

-¿Eso es todo? ¿Solo tienes sexo con alguien más y decides que en realidad no me amas? Ni siquiera estás disculpándote, Harry. Tú solo decidiste que soy un estorbo. ¿Fue tan bueno el sexo que quieres repetirlo?

Harry no lo negó, pero preguntó casi amablemente, como si la respuesta de Ginny definiera todo. Aún cuando sabía lo que ella diría.

-Ginny, si yo te pidiera un bebé, porque lo deseo más que nada, ¿lo tendrías?

Ginny rió amargamente.

-Tu sabes que quiero seguir trabajando. Dijimos que tendríamos uno más adelante, en el futuro. Eso nunca fue un problema.

Pero lo fue.

Harry esperó pacientemente que Ginny decidiera establecerse con él. Pero ella quería viajar por el mundo, jugar quidditch, comentarlo... un hogar con niños simplemente rompería sus sueños, los dificultaría. Quizá por eso nunca le pidió matrimonio. Ella no quería niños, Harry los quería, pero decidió que podía esperar para que Ginny fuera feliz.

Ya no podía hacerlo.

No quería hacerlo.

Por supuesto, que ella no deseara niños no era un excusa para que Harry los tuviera con alguien más. Ella jamás se lo perdonaría.

Pero, en todo caso, pensó que él no quería ser perdonado.

No se arrepentía de pasar la noche con ese hombre. No se arrepentía del bebé. No se arrepentía de haber usado un giratiempo ilegal para recuperar a ambos.

Ellos merecían vivir. Harry quería que vivieran.

Quería vivir con ellos.

-Ginny, ayer me acosté con alguien y me di cuenta que no soy feliz contigo. Quiero niños, quiero una familia feliz. Quiero alguien que se quede y a quien vea todos los días.

La boca de ella tembló.

-Y ella si está dispuesta a darte niños. A mudarse contigo y estar aquí.

-No lo sé. Pero me gustaría.

Él no vio la necesidad de aclarar que dicha persona era un hombre, o decirle su identidad. Tampoco creyó que fuera buena idea acercarse a consolarla, cuando lágrimas de ira y traición corrieron por sus mejillas.

-¿Y me dices esto? ¿En público?

-Lo siento, pero es... tengo que irme.

-¿Con ella?

Harry no respondió, quería decir sí, pero un patronus en forma de nutria llegó hacia él y giró a su alrededor.

-Harry, Harry no lo vas a creer. Sé donde está. Lo estoy viendo. Ven al Ministerio. Date prisa. Oficina de trasladores. Tienes diez minutos. Llamaré a Ron, también-exclamó la voz antes que la nutria lo rodeara y se alejara.

El corazón de Harry latió con fuerza. Miró a Ginny, llena de lágrimas, incrédula, como si le preguntara si realmente se iría.

Él lo hizo, se desapareció.