The Embrace of the Night
By: HybridVirus
Disclaimer: Hetalia y sus personajes son pertenencia de sus respectivos dueños, solamente soy dueña de Rafaela y no hay ninguna ganancia con esto, más que darles amor a las relaciones de mi país con otros países; solo soy una fan que escribe para fans.
Pd: Se aceptan donaciones en PP :La descalabran:
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Capítulo VII
El suspiro del viento meciendo las ramas de los árboles, la hace apresurar su andar por el empedrado de la calle. Después de lo que ocurrió anoche, la gente seguramente sigue oculta en sus hogares. Una de las manos de Rafaela, se coloca sobre su sien intentando mitigar el malestar en su cabeza.
Jura que siente como si un enorme mazo, se estuviera azotando contra su cráneo. Un pequeño lamento escapa de sus labios, al mismo tiempo que sigue caminando en la dirección de la academia. Todos los estudiantes que han pasado la prueba de anoche, deben presentarse en el lugar para informar sobre el contrato que han forjado.
"¿Qué debería hacer…?"
El estómago de la hechicera se retuerce en su interior, porque no recuerda que ha pasado después de la batalla, y tampoco los términos a los que ha accedido, para ser acompañada por semejante criatura. La sensación de unos dedos colocándose sobre su muñeca, la hace dirigir la mirada a su sonriente acompañante.
No sabe en qué momento ha hecho un contrato, pero no puede negar como el mana de esta criatura, se ha entrelazado con su propia fuerza mágica. Todo es tan borroso, solo recuerda esos orbes escarlatas resplandeciendo entre la oscuridad. Eso y una silenciosa promesa pronunciada, por los labios que le permiten ver un par de hieleras de afilados colmillos.
–No hay porque estar nerviosa, sonríe cariño. No todos los días, se consigue forjar un contrato.
Esa es justamente la cosa que le causa esta ansiedad, porque las bestias son eso. Simples seres cuyas necesidades van de las cosas más simples, a deseos no tan elaborados. Pero un ser capaz de mantener una forma humana toda la noche, es algo que no tiene la menor idea de cómo controlar. ¿Qué diablos, ha traído con ella del bosque?
Los dientes de la joven atrapan su labio inferior, intentando relajarse ante la idea de aquello… que le espera en la oficina. Las criaturas capaces de tomar forma humana, son seres con una fuerza descomunal. Algo que obviamente puede representar un riesgo, y con la situación de ese familiar que los ha atacado, no sería loco suponer que esto, no será bien visto por cierto rubio…
–No entiendo, ¿Por qué, no puedes tomar otra forma?…
La comisura de esos labios se curva en una sonrisa socarrona, dejándola ver de reojo un pequeño colmillo que delata la verdadera naturaleza de su acompañante. La mano del pelicastaño se alza, para llevar su muñeca hacia sus labios. La caricia del contacto le eriza por completo el cuerpo, mientras que el brazalete en su diestra empieza a arder contra su piel.
La sensación de ese vértigo y el malestar en su cabeza, empieza a ceder lentamente. Calmando un poco las emociones en su interior, porque sabe que no solo tiene que someterse a la examinación de los superiores. También va a ser cuestionada, sobre el ataque que ha sufrido la barrera. Seguramente, insistirán una vez más… en removerla de su cargo como guardián.
–Una forma más pequeña y adorable, llamaría mucho menos la atención…
Una discreta risa escapa del joven, a la par que aferra su brazo al de ella. Asegurándose de evitar cualquier intento que tenga, por huir de la reunión a la que sabe debe de dirigirse. Todo el mundo tiene expectativas, debería de llegar con una criatura. Pero en vez de eso, llegaría al lugar acompañada de un hombre…
¿Quién le creería, que este sujeto era una criatura y no una persona? Con las limitaciones de su brazo, nadie aceptaría que hubiera siquiera la posibilidad. De que pudiera traer consigo a un ser, capaz de tomar forma humana. Una resignada exhalación escapa de sus labios, porque ya se ve venir los regaños de los discípulos de su padre.
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Un gesto incomodo toma control sobre sus facciones, intentando no posar su mirada sobre los curiosos rostros, que se mantienen atentos a su llegada. Puede ver como algunas cejas se arquean, al no poder encontrar a ningún acompañante mágico a su costado. Con la excepción del hombre, que la sigue e ignora todas las miradas que se colocan sobre su persona.
No es que pueda culparlos, ya que Vladimir no viste de un modo común y tampoco niega como es que el joven se lleva a si mismo, con un paso tan seguro y orgulloso que pareciera exigir porque nadie se interpusiera en su camino. Con un nervioso saludo Rafaela se asegura de adentrarse en la sala, esperando por el momento adecuado para encontrarse con los chicos.
"Algo no está bien…"
Los rostros nerviosos en los alrededores del recinto, no parecen sentenciar nada bueno. Porque es consciente de que, por encima de la emoción de algunos. El resto de los magos en el lugar deben sentirse aterrados, de lo que sea que les deparara el futuro.
Nunca antes han sido atacados de este modo, y no puede negar como las miradas que se le clavan en la espalda, crean tal presión en su cuerpo… que no le queda otra opción, más que lamentar en silencio la elección de su padre. ¿Por qué diablos, la ha dejado a ella con esta maldita labor? Seguramente había alguien mejor, quizás uno de sus mismos estudiantes…
–Antes de que llevemos a cabo esta reunión, quiero felicitar a todos aquellos que han conseguido realizar un contrato.
La mirada de Rafaela se levanta, para encontrarse con el hombre de cabellera rubia que camina hacia el frente, llamando así la atención de todos los jóvenes en el lugar. El ceño de la joven se frunce levemente, porque puede ver como la sonrisa en los labios de Arthur, no alcanza la comisura de sus parpados.
Como si la misma no fuera más que una mueca, realizada por puro compromiso. La tensión en sus hombros, es también algo notorio para cualquiera, que haya tenido la oportunidad de pasar algo de tiempo con el mago. Cuya mirada se posa repentinamente en la propia, sin darle la menor oportunidad de escapar de sus ojos.
–Esos contratos les darán protección, ahora que sabemos que la barrera no es confiable.
Los ojos de la hechicera se abren desmesuradamente, porque no hay forma en la que este escuchando correctamente. Esto tiene que ser su imaginación, o incluso una cruel broma para exigirle que cumpla de mejor modo con su deber. Sí, sin duda está teniendo una muy realista pesadilla, porque entiende la duda en su deber.
Pero… ¿Atreverse a mencionar eso, de la forja rúnica de su padre? Es algo simplemente inaudito, absurdo, insensato, no hay mejor arte mágico que el que ha sido grabado a lo largo de este dominio. La magia del hechicero negro, nunca ha fallado en proteger este lugar, la barrera no puede ser derrumbada sin un inmenso esfuerzo y uso de recursos mágicos.
–¡Retráctate!
El silencio que es seguido por su grito, no profesa nada bueno de esta reunión. Lo sabe de sobra, porque ha sido juzgada desde el momento en que entro. Pero, ¿Por qué se atreven, a hacer eso? Ella sola ha defendido la maldita barrera, es cierto que ha aguantado todo lo posible, y no siente vergüenza alguna en admitir que ha recibido ayuda para hacerlo.
Sin embargo, ¿Dónde estaba Arthur, cuando tenía que haberla ayudado a proteger el frente? Puede permitir que duden de su maldita capacidad, eso no lo va a cuestionar nunca. Pero no de su padre, porque el hombre vivía para proteger este lugar. Incluso al punto de hacerla cargar con una maldición en el brazo, que bien podía costarle la puta vida.
–¡Tal vez son las personas que están a cargo, lo que no es confiable!
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La piel de Arthur se eriza mientras sus ojos se entrecierran, porque hay algo extraño en Rafaela. No es algo que sea tangible del modo físico, pero si perceptible en cuanto a su mana. El mismo que fluye sin problemas, haciéndolo que trague en seco. ¿Es esto una consecuencia, de lo que ha pasado en el transcurso de la noche?
El mago únicamente atina a mirar hacia la multitud, porque ahora que se detiene a pensarlo. Rafaela está en la reunión con el resto de sus compañeros, y eso debe significar que ha conseguido un familiar. ¿Esto implicaría, que habría cambios a la barrera? Un tembloroso jadeo escapa de sus labios, porque no hay modo alguno en que pueda dar un paso hacia atrás…
–¿En dónde estuviste anoche, Arthur?
Las manos del mago se aprietan con fuerza, porque no cabe duda de que la guardiana de las runas ha decidido, que no puede permitirle que diga semejantes cosas. Es consciente de que Rafaela ha tenido que pelear, e incluso ha intentado mantenerse bajo control ante el hecho de que, sus propios hermanos han interferido en el avance de esa cosa.
Pero no hay mucho que puedan hacer ahora, es simplemente una cuestión de tiempo para que todo lo que conocen se derrumbe. Este lugar ya no es seguro, y no hay nada que Rafaela pueda hacer al respecto. No cuando esa mujer, está dispuesta a destruir todo a su paso… para conseguir aquello que busca tan desesperadamente.
–Admitiré que me adentré en el bosque, y cometí el error de no volver a tiempo…
Las uñas del ojiverde se hunden en su piel, mientras intenta conservar el control sobre su indignación. Sabia de sobra que las cosas serían complicadas, en especial porque Rafaela no había perdido la vida. Su estómago se revuelve ante ese pensamiento, porque jamás habría supuesto que se atrevería a permitir, que semejante idea cruzara por su cabeza.
Su deber era asegurar que Rafaela estuviera bien, sabia de sobra que dejarla sola implicaría su muerte. Pero no es como si pudiera rehusarse, a sus ojos el intercambio parecía aceptable… una vida a cambio de la seguridad de todos en el interior de la barrera. Las voces que susurran sobre sus acciones, son algo que jamás pensó escuchar…
–¿Por qué, Arthur? ¿Qué había en el bosque que valiera la pena, como para arriesgar al resto de las personas que confían en ti?
Sus dientes se aprietan ante esas palabras, porque lo que había era la posibilidad de salvar a todos. Con simplemente entregar a una sola persona, se supone que todo saldría de acuerdo al plan. Una parte de él esperaba, que al menos si esto fallaba… fuera lo suficiente como para que la guardiana, consiguiera despertar finalmente del modo adecuado.
¿No es eso lo que tenía que hacer? El crujir de sus incisivos gracias a la fuerza con la que aprieta las mandíbulas, alerta sobre la tensión en el ambiente. ¿Es su culpa, que esta niña no pueda cumplir con su deber? No era nada más que un sacrificio, perecer para asegurar la protección del resto de los habitantes de este lugar, era un honor del que Rafaela era completamente indigna.
–¿Me dirás que tu familia vale más, que la protección de la barrera?
Si, un sinfín de veces diría que sí. Su familia tenía más valor, que aquello que no podría proteger. Desde que el señor de estas tierras, se había marchado en búsqueda de quien sabe qué cosa. Había empezado una cuenta regresiva, que estaba llegando rápidamente hacia su final.
La barrera cedería en algún momento, porque el guardián que había elegido… no era capaz de cumplir con su deber. ¿Estaba siendo egoísta? No, estaba intentando proteger al resto. Eso era todo, estaba cumpliendo con su deber de mantener las cosas en orden. Pero jamás supuso, que con esa maldición Rafaela tendría una oportunidad de sobrevivir.
–¿¡Qué diablos estabas pensando!?
No estaba pensando, simplemente estaba listo para hacer todos los sacrificios necesarios. Aunque esto lo llevara a entregar a la única persona, que podía controlar las runas de la barrera. No importaba que sucediera, tarde o temprano la ciudadela caería, así fuera desde el exterior o el interior de la misma.
Solo era cuestión de tiempo, ahora que Rafaela tenía un familiar… esa cosa atrapada en las entrañas del sello. No aceptaría un sacrificio, que ya estaba entrelazado con otra criatura. Ella nunca mostro el mas mínimo deseo de tener un familiar, así que nunca sintió la necesidad de insistir en que se mantuviera alejada de la noche sin luna.
Obviamente esto había resultado ser un error, a no ser que Rafaela estuviera aquí simplemente para reclamar por su ausencia. Si ese era el caso, pudiera que aun tuvieran una oportunidad…
Continuara…
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Hybrid-Virus
Yo! Buen día lectores, espero que estén teniendo un excelente ombligo de semana. Ya tenía tiempo sin actualizar esta historia, así que me pareció que era el momento adecuado, para traerla de nuevo a la vida. Eso y extrañaba mucho a mi travieso Vladimir.
El contrato se ha llevado acabo, aunque Rafaela no es del todo consciente del mismo. Eventualmente, ira recordando las cláusulas del trato. Vladimir obviamente puede tomar otras formas, recordemos que la original vendría a ser la de un inmenso lobo blanco.
Así que para él su forma humana es bastante compacta, por lo que no le encuentra sentido a que Rafaela le pida, que sea algo aún más pequeño que un humano. Usualmente las criaturas mágicas, para poder tomar una forma humana tienen que ser muy fuertes, y también tener muchos años de sabiduría encima.
Como bien habíamos dicho con anterioridad, Rafaela lleva una maldición en el brazo. La misma es un obsequio de despedida, de parte de su padre. Suena como algo cruel, pero prometo que las intenciones del hombre con Rafaela son buenas.
El deber del guardián de la barrera, es el de proteger a costa de su propia vida las runas mágicas. Lamentablemente con su muerte, también es sencillo que la barrera sea destruida. Es por esto que Rafaela decide pelear contra el familiar, a pesar de que es consciente de que va a perder su brazo.
Obviamente Arthur sabe quién es la propietaria del familiar, y tiene una idea de que es lo que busca en el interior. Arthur me parece el tipo de persona, que cree que el fin justifica los medios. También hemos aprendido que hay algo sentiente en el sello, algo que tiene el deseo de devorar al hechicero negro y a toda su estirpe.
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