.

PROFUNDOS
ojos oceánicos

O2

"I've been walking through a world gone blind.
Can't stop thinking of your diamond mind"

Volvía a la realidad, y miraba a Boomer, a su lado, ordenando la Biblioteca Pública de Townsville. Los libros que solían prestar y devolver, completamente desordenados, eran encargados a ambos para que volviesen a estar en sus respectivas secciones. Sí, eso podían hacerlo los trabajadores, pero, por una razón ligada a la avanzada edad de los trabajadores, era imposible que ellos pueden acarrear con las grandes cantidades de libros que eran devueltos semanalmente.

—Este es —empezó a hablar Boomer—, definitivamente, mi trabajo favorito.

—¿Por qué? —preguntó Bubbles sin dejar de mirar el tomo primero de "El Quijote de la Mancha".

—Porque aquí fue donde me enseñaron a leer y escribir con fluidez.

Bubbles se mantuvo en silencio e inmóvil por unos segundos, antes de seguir revisando la lista de los pendientes por devolver en aquella sección.

—Qué genial —le respondió con una genuina sonrisa.

—Sí —Boomer tomó tres libros y los acomodó en la división más alta del estante—, la verdad es que, sin ocultarte nada, me sentí demasiado feliz cuando pude leer el primer letrero.

—No es para menos —afirmó ella volteando para verle a la cara—. Es un logro, siempre debes celebrar tus logros. Todos solemos recordar nuestras derrotas, pero olvidamos lo importante que es celebrar un logro, o bien, sentirse dichoso de conseguirlo.

—¿Sabías que nos denominaron como aquellos a cargo de la seguridad de la ciudad en la fiesta? Podrás ir a divertirte tranquila, estaremos resguardando.

—¿Tú no asistirás?

—No —respondió Boomer con un notorio tono de obviedad—, ya te lo dije, tenemos trabajo que hacer —dejó de mirarla para tomar el carro de los libros y comenzar a caminar por la sección—. No es como si fueran a invitar a los reincidentes.

Bubbles caminó tras él, sin decir palabra alguna. Todo ese tema le hacía perder las ganas de hablar, no porque le molestase, es solo que no sabía qué decir exactamente. Se quedaba, literalmente, sin palabras.

—Sabemos cómo se mueven en las calles —siguió hablando él—. Y como ahora nos pidieron ayuda, podremos actuar y atrapar a esos hijos de puta.

—¿No te agradan? —preguntó ella.

—No.

—¿Es algo de lo que quieres hablar?

Boomer guardó silencio un minuto, incluso había dejado de caminar, pero decidió retomar su andar para ir, con ella, hacia la sección de libros infantiles.

—No —le dijo finalmente, y Bubbles comprendió que ellos todavía no tenían la confianza suficiente como para entablar conversaciones tan profundas el uno con el otro.

Cuando terminaron, por fin, de ordenar los libros, salieron juntos de la biblioteca sintiendo el fresco aire del otoño. Generalmente, separan sus caminos en ese momento, pero se quedaron el uno junto al otro, esperando por alguna palabra para poder decirse "adiós", y es que sentían que debían decir algo más, o hablar de algo más. No querían dejar morir su dinámica como si hubiera sido un simple trámite.

—Entonces... —empezó a decir Bubbles—, ¿no te divertirás?

—¿Cuándo? —se extrañó él por la pregunta.

—En la fiesta.

—¿Te has vuelto loca? Imagina: toda la ciudad para nosotros solos —dijo con mucho entusiasmo—. Será de película. Incluso nos permitieron modificar un poco nuestro uniforme para hacerlo pasar como un disfraz.

—¿De policía? —molestó Bubbles, haciendo que Boomer riera un poco.

—Ni muerto.

Luego de reír, más por nervios que por gracia, se quedaron en silencio, mirándose fijamente el uno al otro. Bubbles entreabría su boca para hablar, y Boomer se dio cuenta de ello. Tomó aire y soltó rápidamente para así sonreírle a la chica y ser él quien volviese a iniciar la conversación.

—A mí también me hacía ilusión verte.

—Cuando termine todo, ¿no podemos vernos? —dijo Bubbles, creyendo que eso lo había pensado.

Boomer inclinó su cabeza, como si lo estuviera pensando, volvió a verla y, con una sonrisa pequeña, asintió convencido.

—Está bien, pero te advierto...

—¡¿De verdad puedes?! ¡¿Lo harías?!

—Uh, sí —repitió Boomer ante el entusiasmo de la chica—. Pero debo advertirte de que terminaré tarde.

—Eso no importa. Tampoco es como si me fuera a dormir temprano un fin de semana.

—Entonces, nos veremos. Yo creo que alrededor de las dos estaré libre, ¿te parece bien?

—Sí, me parece bien.

La bocina de un auto llamó la atención de ambos, así que miraron hacia la calle y Bubbles se dio cuenta de que era su padre con Blossom de copiloto. Se volvió hacia él, quien entendió lo que estaba por ocurrir.

—Nos vemos —dijo Boomer comenzando a bajar por las escaleras de la biblioteca.

—¡No me falles! —exclamó Bubbles acelerando un poco el paso para acercarse a él de nuevo.

Boomer se volteó hacia ella una vez estuvo en la acerca y, con una sonrisa, asintió una sola vez.

.
.

Bubbles estaba viendo un par de ojos azules, de nuevo, los brillantes y llorosos, pero a diferencia de las otras ocasiones, tenía su pecho apretado. Ella misma, también, estaba llorando. Esos ojos frente a ella transmitían una enorme tristeza, sin embargo, daban la apariencia de estar recuperándose de un episodio de dolor. ¿Cómo era eso posible?

Entonces despertó, se sentó en la cama y tocó sus mejillas. Sí, el llanto había sido real. Su pulso estaba levemente acelerado producto del movimiento rápido, y a pesar de que necesitaba dibujar, si no se relajaba, no sería capaz de tomar el lápiz y así trazar las líneas que tenía en su cabeza. Vio la hora en el reloj sobre su mesa de noche, las dos con cuarenta y siete. Bajó de su cama y fue hasta la cocina para tomar de ese té para dormir que tanto le servía a Blossom: la famosa valeriana. Si bien su aroma no le parecía desagradable, no era algo que le gustaría oler para siempre, por eso esperaba los cinco minutos y sacaba la hierba de su taza, así no sentiría como si su habitación estuviese llena de la hierba.

Mientras subía las escaleras, pudo escuchar un sonido particular. La lluvia había comenzado a caer, y las gotas que chocaban contra el techo del cobertizo se lo hicieron saber. Listo, el sueño se le había ido, y solo quedó a la espera de que el té y la lluvia terminaran por arrullarla. Una vez en su habitación, totalmente dispuesta a dibujar el boceto, comienza a revisar los que ya había hecho antes. Tomó uno de ellos y se acercó a la ventana para poder contemplar, de mejor manera, la lluvia que ambientaba aquel momento de inspiración artística. El cielo rojizo de Townsville parecía una corona para lo que sería la primera noche de lluvia del otoño.

Puso el dibujo en el vidrio de la ventana, un poco de las luces de afuera hicieron que la hoja se transparentara un poco. Bubbles fue capaz de observar, con un poco más de claridad, los detalles de sus dibujos. Frunció un poco el ceño y torció la boca. Una pregunta pasaba por su mente, irrumpiendo su tranquilidad para poder analizar la situación en la que se encontraba, no ahora, sino que desde hacía bastante tiempo.

"¿Es muy tonto estar buscando un par de ojos?".

Es decir, ella de verdad está buscando eso, ¿no? No tenía idea, esa afirmación le quedaba muy ambigua. Si fuera así, ¿con qué propósito? ¿Sería aquella que salvara o detuviera el llanto de esos ojos? ¿Por qué? Ella era una heroína, sí, pero ¿también era un refugio emocional? No estaba muy segura de estar cómoda con ese papel que se le había asignado —hipotéticamente hablando, claro. El problema, al final, era no tener una respuesta a su pregunta.

Se volteó para ver el resto de los dibujos, bocetos para ser más precisos, y se da cuenta de que todos parecieran ser el mismo rostro, es decir, la forma del rostro. No solo eran ojos, había un inicio de nariz, un pequeño puente, pómulos, pestañas y cejas. ¿Podría ser que ya había visto antes a esa persona? De ser así, ¿tanto impacto tuvo en ella como para aparecerse en sus sueños y hacerla sentir agobiada? Se sentó en su escritorio, tomó su taza para beber del té y dio una pequeña vuelta en su silla. Luego de dar un sorbo a su té, dijo en un murmullo:

—¿Desde cuándo, exactamente, he empezado a tener estos sueños?

He estado caminando a través de un mundo que se ha vuelto ciego.
No puedo dejar de pensar en tu mente de diamante.

.


perlapuccabf, ¡Muchas gracias por tus palabras! Me he rencantado con este "especial", y te digo ya que leer tus comentarios ha ayudado a sentirme así también. Reitero mis agradecimientos.

Y a vosotras que seguís leyendo esta historia, muchas gracias.