"¿Quién iba a esperar?

Que una vida tan tranquila

Me lograra estrangular.

Que al tener por fin silencio

No pudiera descansar

Que los momentos más felices

No los fuera a disfrutar

¿Quién iba a suponerlo? ¿Quién iba a creerlo?

Porque pienso mucho más de lo estricto y necesario

Y siempre creo que al final

Un hallazgo extraordinario

Apoteósico y sin par

Calmara mi sufrimiento."1

• ── ◦ ◦ ── •

Durante todas las mañanas que le siguieron a la llegada de la carta, Draco tuvo que recordarse a sí mismo que continuaba siendo humano.

No se atrevía a volver a leer la carta, en parte porque siempre era acompañado (a donde fuera que estuviese) por alguna persona y, por el miedo que le ocasionaba saber que lo estaban vigilando.

¿Cómo era que conocían dónde se ubicaba? ¿Cuáles eran los límites de la manada de Greyback? (¿Tan siquiera tenían límites?)

¿Qué tan seguro era Hogwarts en ese momento?

La clase de cuidado de las criaturas mágicas, se volvió casi un martirio. Hacerse la idea de meterse en una parte tan superficial del bosque prohibido ya le atemorizaba. Iba a estar rodeado de personas, pero tampoco confiaba en la competencia del guardabosques en caso de ser secuestrado.

Comenzaba a volverse un paranoico de primera, algo de lo que Pansy y Jessica (que se volvió un elemento infaltable en cada comida), no pudieron hacer la vista gorda.

Sin embargo, se reconfortaba con el testimonio de Dumbledore dado al comienzo del año escolar; Él les aseguró que no iba a suceder ningún tipo de inconveniente.

Draco, era consciente de las dos únicas opciones claras de lo que debía hacer el sábado:

A. Iba a Tres escobas, acompañado por alguien, y hablaba con ese tal Thomas.

B. O se quedaba en Hogwarts, desafiando por segunda vez la voluntad de Greyback.

Los cantos resonaban en su cabeza: "Padre es compasivo" "Lo haremos por la fuerza.

No le apetecía, para nada, conocer la fuerza de Greyback.

Por eso mismo siempre volvió al punto de partida, compasando pros y contras. Si iba, podría dejarle claro a ese tal Thomas, que no poseía ni la mínima intención de unirse a su culto o algo por el estilo. Que su proyección en la vida era continuar con su enfermedad, en un bajo perfil, y vivir como un mago común.

Era un plan razonable. Mientras el ministerio (y El innombrable) no se enterarán de su condición. Todo terminaba en un final feliz.

El viernes por la noche, se percató de como la profesora Sinistra, cada veinte minutos posaba su ojos en Draco. Y cuando se veían, la mujer sonreía para luego quedarse observando el bosque.

—Creo que con eso ya deberíamos terminar —mencionó Draco, dando un paso atrás para visualizar su trabajo—. Longbottom ¿terminaste de recortar las últimas dos imágenes que te entregué?

El chico se las pasó y Draco las pegó en la cartulina. Ese podía ser, fácilmente, uno de los trabajos más hermosos que alguna vez hizo. Con la ordenada y pulcra letra de Potter, su conocimiento y la habilidad de Longbottom para recortar sin salirse de los bordes, demostraba un trabajo bien cuidado.

Los chicos se adelantaron una clase a la fecha de entrega. Ahora les tocaba dividir el trabajo, repartirse las partes y practicar antes de las presentaciones; Draco se los advirtió a sus compañeros, él iba a pedir ser los primeros en presentarse, en parte porque optaban a tener más posibilidades en el margen de error y, estaba seguro, de que su trabajo dejaría la barrera alta para el siguiente grupo.

Era uno de los primeros trabajos que Draco recordaba hacer de esa forma tan... muggle. Es decir, al menos así se imaginaba que trabajaban las escuelas no mágica para incluir algo de variedad en el currículo; ya que la mayoría de las veces eran evaluaciones individuales o en parejas.

Los magos se contentaban con la diversidad que les brindaba la propia magia.

—Bien entonces, Longbottom tú presentas, introduces, concluyes y despides. Ha... Potter —dijo Draco, interrumpiéndose a sí mismo—, tú haces lo que le sigue a introducción y yo me quedó con todo el resto.

—Me parece una distribución de mierda —agregó Harry, cruzándose de brazos—. ¿Pretendes que nosotros hablemos como dos minutos, mientras tu diez? ¿Y crees que la profesora Sinistra no se dé cuenta de que fue a propósito?

—Lamento no poder confiar en una persona que le regalaron una recordadora —bufó Draco, mirando a Neville que se puso colorado—. Son un total de diecisiete partes, divididas en tres nos da, que dos de nosotros tendremos que presentar seis partes y uno cinco. ¿No sé si están capacitados para aprenderse seis partes de pura información?

Los chicos se miraron entre ellos, y Neville se encogió de hombros.

—Lo haremos, Malfoy —sentenció Harry—. Neville tú te quedas con las cinco y nosotros haremos las sobrantes.

—Está bien, entonces lo haremos intercalado —accedió Draco—, por apellido, parte Longbottom. —Draco sacó su varita de la túnica solo para replicar la cartulina; luego demarcó las partes encima con las iniciales de cada uno—. Sigo Yo, y luego Potter, después repetimos el orden ¿Comprenden?

Los chicos asintieron y Draco, con la tijera, comenzó a dividir la cartulina replicada, para darle a cada uno lo que debían aprenderse.

—Antes de que me olvide... —mencionó Draco, volviendo a la cartulina original, a la cual apuntó con su varita.

De un instante al otro, las imágenes de los satélites, estrellas y planetas cobraron vida; alrededor de una ilustración del sol, los planetas comenzaron a orbitarlo. Harry abrió los ojos, antes de que Draco, agarrara la cartulina y la comenzara a enrollar.

Draco se acercó a la mesa de la profesora Sinistra y la mujer la miró expectante.

—Ya terminamos.

—Eso es bueno, deja el trabajo en la mesa de ahí —señaló la profesora Sinistra—. Ah, usa este elástico para que no se desenrolle.

Draco dejó el trabajo encima y se quedó analizando las decoraciones de máscaras africanas que decoraban la pared, percatándose, por primera vez, que la madera de los muebles eran de Granadilla, con un potente color anaranjado y, si se concentraba, aún lograba oler en los estantes, un aroma como a sequedad y críticos.

—¿Todo en orden, Draco? —preguntó la profesora, posando una mano encima de su hombro, luego de verlo cerrar los ojos.

—Usted... no es británica ¿verdad?

La mujer frunció el cejo y luego asintió—. Soy africana, cariño. Estudié en Uagadou antes de pedir la plaza aquí. ¿Qué me delató? ¿Las máscaras? ¿O mi aspecto para nada inglés?

Se encontraba en lo cierto, con su profunda piel oscura, cabello crespo, joyas doradas y dentadura blanca; La mujer destellaba su ascendencia africana. 2

—Bueno, la madera... su varita es de ébano ¿no? —Draco quiso decir el olor, pero pensó que sería inadecuado—, la vi el otro día.

—Si, estás en lo correcto; eres muy observador Draco, eso es bueno.

La conversación concluyó, porque Nott y Ron, comenzaron una acalorada discusión, a lo que Sinistra tuvo que intervenir. Regresó a su asiento, aun con el olor de la madera impregnado en la nariz, para volver a ser invadido por el aroma de Potter.

Siempre que no sabía qué hacer, sus pensamientos eran invadidos por la carta. Puso la vista en la nada, y mientras masticaba una barrita de chocolate, comenzó otra vez a buscar un posible candidato para pedirle que le acompañara.

Lo que se traducía a: Pansy, Harry o Hermione.

No quería poner a Pansy en peligro, tampoco confiaba lo suficiente en Hermione, por lo que Harry era la opción más cuerda.

Ya que, si salía algo mal, lo peor que podía salir de eso era que Potter sea secuestrado (o asesinado). Costos los cuales Draco, estaba dispuesto a pagar, sin mayores complicaciones.

—Te perdiste —llamó la atención Potter, despertándolo del trance.

—¿Tienes algún problema con eso?

—No lo tendría si no te quedaras mirándome tan concentrado. Es extraño.

Draco rodó los ojos y terminó su barrita, de un último mordisco.

Oye, Potter, salgamos.

Neville abrió los ojos y dejó caer el lápiz con el que jugaba aburrido. Potter frunció el cejo, mirándolo como si se tratara de un bicho raro. Draco pronto sintió sus mejillas arder, hasta que chasqueó la lengua.

—No es por nada, pero yo...—comenzó a decir Harry— no tengo esa clase de gustos.

—Me refiero a salir a Hogsmeade, mañana —aclaró Draco, cruzándose de brazos, con una visible cara de disgusto—. No seas estúpido.

—Está bien —respondió Harry, encogiéndose de hombros—, de cualquier modo no tengo nada que hacer. ¿A qué hora?

Draco miró a Neville y suspiró—. Te lo diré en un rato.

La clase concluyó y de forma intencionada ambos chicos comenzaron a caminar más lento, para separarse de su grupo y charlar un par de minutos antes de que se dieran cuenta de la ausencia de alguno de los dos.

—Tengo que estar a las siete p.m. en tres escobas. Es por algo de mí... problema —explicó Draco—, pero puede ser peligroso. ¿Comprendes?

—Ajá, entonces ¿quieres que nos ausentemos a la cena, desafiemos el horario máximo de regreso al colegio, para ir a Hogsmeade? —Draco se mordió el labio antes de asentir—. Suena muy ilegal: ¡Estoy dentro! Llevo la capa entonces.

—¿De verdad vas a ir? Te acabo de decir que es peligroso.

Escucharon las pisadas de sus amigos retroceder, al mismo tiempo que comenzaban a cuestionarse sobre la ausencia de ambos chicos. Draco atrajo a Harry a un pequeño pasillo a oscuras, para ganar tiempo. Lo apegó a él, en el momento en que sus amigos retrocedían, tratando de que no los notaran.

—Bueno. ¿Qué es la vida sin algo de riesgo?

—Estás mal de la cabeza.

—¡¿Quieres que te acompañe o no?!

—Si, sí, pero baja la voz —susurró Draco—. Mañana te espero a las puertas del colegio a las seis, ven con tu capa puesta. Creo que puedo pedirle a Filch que me deje pasar...

—Sé otra forma de llegar. Tendrás que confiar en mí.

Suspiró un instante—. De por si me juego el cuello con todo este asunto. Más te vale que no seamos pillados, idiota.

Draco empujó a Harry afuera del pasillo topándose de frente Ron y Hermione. Quienes le recriminaron antes de irse. Draco tuvo que esperar un par de minutos antes de salir.

Antes de acostarse, Pansy y él dieron las últimas rondas, por el primer piso y las mazmorras. Cuando se acercó a un amplio ventanal que daba hacia el bosque prohibido, Draco pareció escuchar unos tenues aullidos que se desvanecieron igual que una ilusión.

En la cama, antes de cerrar los ojos, volvió a escucharlos. Esta vez, ahogados por las habitaciones sumergidas bajo el agua, así que solo distinguió un único murmullo que decía:

«Draco»

En definitiva, eso iba a ser un suicidio, pero lo que no te mata te vuelve más idiota. O ¿El dicho no era así?

• ── ◦ ◦ ── •

¿Lo viste, hermana?

La mujer asintió, antes de hacer un par de gestos con las manos.

Entonces vendrá —aseguró. La mujer volvió a realizar movimientos conscientes con las manos—. ¿Acompañado?, eso significa que está asustado.

• ── ◦ ◦ ── •

Se despegó de la corteza tan pronto olió la esencia de Potter al frente suyo. Ni siquiera se molestó en vestir algo sutil, como él. Su brillante chamarra roja era como si casi buscara atención.

Draco, frunció el cejo y apuntó a Harry con la varita, para cambiar el color de su ropa a un tono negro.

—¡Oye! ¡Me gustaba en rojo!

Harry, aprovechó el hecho de que una gran multitud de estudiantes llegaba de Hogsmeade. Se aferró a la vieja bolsa que Ron le prestó, y donde traía guardado su capa de invisibilidad, y el mapa. Guío a Draco por unas de las escaleras, que nadie usaba, ya que daban a un callejón sin salida, con solo una estatua de una bruja tuerta.

Dissendium —pronunció Harry.

La pared comenzó a abrirse, y Draco hizo una mueca satisfecha. Ambos chicos se metieron al pasadizo, sin demorarse. Al mismo tiempo en que la puerta a sus espaldas comenzaba a cerrarse.

—Me preguntaba —dijo Harry, luego de unos diez minutos caminando—. ¿Por qué me pediste a mí?

—Porque de mis opciones eres al que menos aprecio le tengo.

—No sé por qué, pero me esperaba que dijeras algo por el estilo. —Draco se encogió de hombros—. Ya estamos llegando.

Tuvieron que caminar cinco minutos más antes de dar con una pequeña trampilla. Draco la abrió y Harry le extendió la capa de invisibilidad.

Prácticamente, Draco tuvo que encorvarse a la mitad de su altura, para asegurarse de que no se le veían los pies o algo por el estilo. Al entrar al lugar, guiado por el aroma, Draco identificó de donde salieron: Honeydukes, en especifico, la bodega de la tienda.

Subieron las escaleras y se percató de que la tienda ya cerraba. El dueño, un hombre gordo y de aspecto amable, cerró con llave la entrada, antes de que los chicos lo rodearan, y Draco hiciera un alohomora, cuando se dio vuelta.

Salieron de la tienda, frente a la visible confusión del dueño, quien volvió a cerrar con llave la tienda.

Se quitaron la capa y caminaron por las calles casi desiertas de Hogsmeade, era curioso ver como el pueblo rebosaba de vida cuando los estudiantes rondaban por las calles y que por las noches, casi todas las tiendas cerraban.

Menos las dos tabernas.

Draco y Harry entraron a tres escobas, y dentro, aunque no se encontraba a rebosar de personas, aún podían embriagarse de todo el movimiento nocturno. Se acercaron a la barra, donde madame Rosberta, mantenía sus ojos castaños en un punto fijo, sonreía sin emoción y limpiaba sin cansancio los mismos impecables vasos.

Draco sacó de su bolsillo la carta, y el pin; la mujer bajó la mirada y le hizo un gesto para guiarlo por el umbral de una puerta justo detrás de la barra.

—Está bajo un imperio —dijo Draco, cuando Harry se percató de la extraña actitud de la mujer—, parece un títere.

Llegaron a unas cuantas habitaciones en la parte trasera de la taberna. Hasta que la mujer tocó una en específico tres veces, para acabar por girarse y volver a la parte principal de la casa.

La puerta la abrió una hermosa mujer, con un largo vestido amarillo campestre, el cabello larguísimo color negro, y el gesto amable. Draco, percibió al instante, el matiz que emanaba la mujer: Olía a Greyback, flores y té de canela.

A sus espaldas, con la vista puesta en la puerta, lo identificó; Traje tres piezas, buen corte de pelo, no demasiado alto, pero si delgado. Entre los dos compartían el mismo olor a Greyback, aunque él demostraba un matiz a madera.

Y sobre todo, el cargaba en el ambiente su magia, que era como la suya. Fuerte y vieja. Era, sin lugar a duda: sangre pura.

Ambos chicos entraron y, aunque Draco intentó percibir alguna otra persona oculta, no encontró nada. Eran ellos cuatro. Con el bullicio del bar a su alrededor.

Harry, arrugó el entrecejo al momento de estrechar la mano del hombre y, de dentro de su bolso, algo comenzó a vibrar. Ninguno de los dos dijo nada, porque esperaba que Draco fuera el primero en decir algo.

—Al final viniste acompañado por... —El hombre posó sus ojos en Harry. Draco supo lo que estaba haciendo lo mismo que él; oler—. Interesante, ¿lo hueles también, hermana?

La mujer asintió, y levantó la tetera, con el plato de galletas.

—¿Que es interesante? —cuestionó Draco, ignorando el ofrecimiento de la mujer—. ¿Qué venga con Él?

—Tengo nombre: Harry Potter —soltó. El hombre abrió los ojos, y luego se sentó frente a los chicos—. ¿De qué son las galletas? —preguntó a la chica.

—Es muda —aclaró el hombre—. Creo que son de calabaza.

Harry se dejó caer encima de una de las sillas, y le dio un rápido vistazo a la bolsa. Sin quererlo y por las prisas, metió junto a un paquete de pañuelos; su chivatoscopio, aquel que Ron le regaló en tercero y nunca utilizó. Tuvo que darle varios golpes para que el artilugio dejara de sonar, aunque dejó de girar cuando le sonrió a la mujer. Ella no era el problema.

Desde ese momento mantuvo la guardia alta con el hombre.

Sacó una galleta, mientras le entregaba su taza vacía a la muchacha; se moría de hambre. Draco lo detuvo, antes de que le diera la primera mordida, ya que se acercó a la galleta para olerla. No contenía veneno, así que se separó.

—Thomas Rosier ¿No? —El hombre asintió, mientras le extendió la taza a la mujer—. ¿Y ella es?

—Basta decir que es muda y muggle.

La mujer volvió a insistirle a Draco con el té, esta vez sí aceptó, mientras se sentaba con cierta desconfianza.

—Entonces, Rosier. Ya estoy aquí ¿De qué querías hablar?

—¿Quieres hablar con Él al lado? No tengo problema, solo que...

—Harry se queda —contestó Draco, estirando la mano para apretar el brazo de la silla en la que, el otro chico se mantenía algo ajeno a todo mientras devoraba la comida—. Si hay algún problema con eso, nos marchamos.

Harry asintió fingiendo la misma seguridad de Draco. No era un licántropo, pero se daba cuenta de que esa charla iba a estar cargada de tensión. Preparó su varita en el bolsillo de su chaqueta y, si lo que el hombre decía era verdad (sobre que la chica era muda y muggle). Eran dos contra uno.

—Comprendo, entonces lo diré sin rodeos —dijo Thomas—. Padre, quiere que vengas a dar un vistazo a nuestra manada, Draco.

—Pues dile a Greyback que no estoy interesado en nada que tenga que ver con ustedes. Estoy bien donde estoy.

—Pensaba que ibas a responder eso, Draco. Al final de cuenta, ya has comenzado a formar tu propia manada —prosiguió Thomas, al mismo tiempo en que la mujer agarraba una galleta—. Eres un alfa, bastante extraño, a decir verdad.

—Mira, no sé qué significa eso de Alfa, Beta, Gamma... —declaró Draco. Harry asintió, porque tampoco comprendía—. ¿Qué es? Tengo entendido que eres gamma, ¿no? De Greyback.

—Ella y yo, somos los Gamma de padre —aclaró el hombre—. Él es nuestro líder, es el alfa. Nosotros somos algo parecido a su mano derecha, el beta es el resto de la manada. Omega... —Se detuvo a mirar a Harry, dando un largo sorbo de té—. Es lo que mantiene al Alfa cuerdo y es quien está destinado a ser alfa, si le sucede algo al actual. Delta... de ellos no se habla. ¿Comprendiste?

—Según Greyback, quiere volverme su Gamma ¿Por qué?

—Porque es la única posición, que tú, como Alfa, puedes adquirir.

—¿Por qué soy Alfa?

—Draco, ser alfa o no, se define cuando te muerden. Además, los Alfa son los únicos que pueden formar manada —contestó el hombre—. Lo huelo, unidas a ti hay tres mujeres y un hombre ¿no? Una huele a frutas, la otra a almendra, la última es tú madre y el hombre se trata de tu padre—El hombre entrecerró los ojos, y luego volvió a fijarse en Harry—. Potter, huele a otra persona, dos hombres adultos; un lobo y un perro ¿Me equivoco? También huele a Él.

—¿Quién es Él? —cuestionó Harry, asimilando lo que Thomas quería decirle—. Sé quién es el lobo y el perro.

—No es un lazo, exactamente, de manada. Es, otra cosa —aclaró el hombre, enderezándose—. Hueles a quien-ya-sabes-quien; comparten el mismo olor húmedo. Como serpentino.

Draco abrió los ojos y se volteó a Harry, que se mostraba igual de asombrado. Sus manos comenzaron a temblar, derramando un poco de té encima del plato.

Draco se concentró de nuevo en Harry. Era cierto, lo único que diferenciaba de su matiz era el húmedo olor. Nada más. El resto era salado y dulce. Épico y Asombroso.

Harry por su lado, se miró las manos, antes de posar su dedo en su nariz sin percibir algo que no fuera el olor de las galletas de calabaza. «No entiendo ni una mierda de hombres lobo» Pensó «Debo oler a Voldemort por nuestra asquerosa conexión».

—Ya hablaremos de eso —dijo Draco a Harry, mientras posaba la taza en el plato—. Bien, pero no me creo, que me quiera convertir en gamma, solo por eso.

—Tú y yo nos parecemos, Draco. —Thomas se cruzó de piernas y adoptó una postura arrogante—. Mírame, mírala ¿Acaso alguno de los dos parecemos licántropos? No, además, hay algo que se te está pasando, Draco —dijo Thomas—, soy un Rosier, somos parientes.

—Mi abuela materna ¿no? A ella le refieres.

—Exacto, mi tía, Druella —contestó Thomas—, nos convierte en familia. Creo que soy tu tío en segundo grado.

—Genial. Tampoco me importaba demasiado, Thomas —respondió Draco—. ¿A qué quieres llegar?

—Que Greyback te quiere por tu anhelo de continuar siendo humano, Draco. Yo sigo viviendo como mago, y tú podrías hacerlo, si te unes a nosotros; podrías convertirte en el mejor mago de tu generación.

Estaban tocando un punto sensible en Draco; su ambición.

—¿Quién es Greyback? ¿Ustedes tienen como una secta? —interrumpió Harry. La mujer a su lado intentó explicarle a través de lenguaje de señas—, quieren a Draco ¿Con qué fin?

—Después te explico, Potter. Mira Thomas, entiendo a lo que quieres llegar, sin embargo, vuelvo a declinar la oferta. No necesito nada de Greyback. No necesito nada de un monstruo como él.

La mujer se vio ofendida, y volvió a mover las manos, hasta cruzarse de brazos. Draco se levantó de su silla y tiró a Harry para que lo imitara.

—Te lo dije en la carta. Estás perdiendo la oportunidad de aprender a dominar ese poder tan maravilloso.

—Es una maldición. Estamos enfermos —determinó Draco— ¡¿Acaso no lo ven?!

—¿Sabes por qué, padre, nunca ha sido detenido? ¿Por qué cada vez somos más? —inquirió Rosier, cuando Draco posaba su mano en el pomo—. Porque él domina esta capacidad extraordinaria. Es el licántropo más fuerte que podrás conocer.

Draco reguló su respiración. Y sostuvo a Harry por la manga de su polerón. Luego abrió la puerta y antes de salir dijo:

—Dale entonces mis enhorabuenas y dejarle claro, que no pienso unirme a él ni bajo un imperio. Soy Draco Malfoy ¡NO un maldito monstruo!

Dio dos largas zancadas, antes de ser interrumpido.

¡El huele a calabaza y palo de escoba! —gritó el hombre en el umbral de la puerta. Draco paró en seco, apretando el agarre con el que mantenía a Harry—. Tú no hueles ¿verdad?

No dijo nada, y se llevó a Harry de la taberna. Escuchaba como él le llamaba la atención reiteradas veces y Draco continuaba caminando sin rumbo.

—¡Draco! ¡Detente! —pidió Harry a gritos, agarrando a Draco por los hombros—. ¿Por qué estás temblando? ¿De qué se trata todo este asunto?

—Greyback... es quien me mordió, Harry. Desde entonces no ha parado de buscarme para meterme a su manada de enfermos como los que conociste.

—Pues a mí me parecieron amables.

—Eso es porque tú no eres un hombre lobo. —Draco se apoyó contra la húmeda pared de una casa con su pierna agitándose ansiosa—. Greyback, es peligroso... El peor hombre lobo que se ha tenido registro. Porque está orgulloso de lo que es.

—No lo conozco, pero ¿Cuál es el fin de reclutarte?

—¡No lo sé, ni me interesa! Debe ser por alguna enfermiza teoría, la cual tiene pinta de ser asquerosa e irracional y de la cual no quiero ni saber el primer párrafo.

Harry no descifraba que era lo que debía decir. Al final de cuentas, el hace unos instantes, no albergaba idea de quien era Greyback.

Los dos guardaron un silencio confidente y a Harry solo le quedó esperar a que Draco se tranquilizara, algo que hizo cuando comenzaron a caer las primeras gotas de una lluvia que anunciaba ser torrencial.

—Mira, no puedo asegurarte de que todo va a estar bien, ni que mañana el problema no seguirá ahí, quizás esté ahí siempre y eso es inevitable —dijo Harry, con la mano puesta en el hombro de Draco—, pero comprendo que te sientas mal y, si puedo ayudarte con algo... cuentas conmigo. ¿Vale?

Draco se volteó para buscar algo en el rostro de Harry: algún indicio de duda o burla. Encontró una sinceridad que le atemorizó. Se acercó y posó su cabeza en el hombro de Harry, embriagándose de su esencia, tratando de buscar consuelo.

Buscó en su aroma la similitud con la calabaza o el palo de escoba («Estamos enamorados del quidditch ¿eh?»), pero todo era igual de desconocido. Menos esa humedad penetrante.

—¿Por qué?... ¿Qué conexión tienes con quien-ya-sabes?

—Si la supiera, ya estaría intentando cortarla —contestó Harry, entrelazando sus brazos para una mayor comodidad—. Tengo visiones conectadas con él, y puedo hablar parsel. Él sabe hablarlo.

—Eres rarísimo.

—Es cierto, no es la primera vez que me lo dicen —comentó Harry—. Oye... ¿Es cierto eso de que huelo a calabaza y a escoba?

—Ya te dije que de ti no huelo nada.

—Al menos descríbemelo —pidió Harry. Draco lo miró de reojo, con las gotas de agua cayendo encima de ambos—. ¿Puedes?

—Hueles húmedo, y luego a... épico y asombroso, salado y dulce... me recuerda a un día muy soleado.

—Eso no son fragancias.

—Lo sé, por eso no tengo idea acerca de lo que hueles —respondió—. Es algo mío, supongo.

Pronto, la lluvia se intensificó y los chicos tuvieron que buscar un lugar mejor para charlar. Irrumpieron en Honeydukes, usando un alohomora, y cuando se encontraron de vuelta en el pasadizo hacia Hogwarts. Tanto Draco como Harry se olvidaron de lo que querían decir.

—Dime. ¿Quién es el perro? Ya que el lobo es el profesor Lupin.

—Bueno... es complicado, en realidad —dijo Harry, con la mano firme en su varita que alumbraba el pasillo—, y tampoco estoy seguro de si debería decírtelo.

—¿Es demasiado malo?

—No... bueno, no tanto. El perro es mi padrino.

—Ah... Cool.

Los dos continuaron avanzando, hasta que Harry se detuvo y completó la oración.

Mi padrino es Sirius Black.

Ah... bueno eso es inesperado —agregó Draco—. Espera, tú lo sigues viendo. Porque esa es la única forma de formar un lazo fuerte.

—Mi padrino no asesinó a nadie, fue Peter Pettigrew —aclaró Harry, retomando la marcha—. Esa rata fue quien traicionó a mis padres, y ocasionó su muerte. Sirius no es malo, yo... él no tiene nada que ver con la última fuga de Azkaban.

Draco escuchaba. Harry lo miró de reojo para ver como reaccionaba.

—Él es tu tío ¿no?

—Según el árbol genealógico, si —respondió—, creo que en segundo grado, porque es primo de mi madre.

—El mundo es un pañuelo.

—Lamentablemente.

Ambos chicos se detuvieron frente al muro y Harry repitió el procedimiento. Los ladrillos se abrieron y ellos bajaron al primer piso que yacía atiborrado de estudiantes que terminaban de cenar.

—El chivatoscopio se activó cuando le di la mano al hombre. —Draco alzó una ceja y Harry le mostró el artefacto de dentro de su bolso—. No lo he usado demasiado, así que debe estar funcionando bien.

—Eso fue lo que hizo ruido entonces —murmuró Draco, examinando el chivatoscopio, antes de volverlo a meter en la bolsa de Harry—, bastante oportuno. De todas formas, no tengo intenciones de volver a ponerme en contacto con ellos.

La gente del pasillo, ni siquiera les prestaban atención. Harry volvió a ponerse el tirante de la bolsa en su hombro, y esperó a que Draco le dijera algo.

—No le digas a nadie lo que viste, Potter. Y yo no diré nada de lo que tú me dijiste.

—Vale.

—¿Solo vale?

Harry dio un largo suspiró y agitó su mano.

Solo vale y, no te olvides de lo que te dije. Es en serio. Búscame si me necesitas... y también si no.

—Vale.

Sin quererlo, ambos chicos se comenzaron a reír, y luego se separaron, aun con la risa en los labios.

Porque en ocasiones, saber que eres escuchado, es mejor que mil palabras.

• ── ◦ ◦ ── •

—No quiere padre.

—Lo suponía —respondió Greyback.

—¿Entonces para qué fuimos?

—Quería que lo olieras. ¿Cuántos vínculos tiene?

—Cuatro, su madre, una chica de olor frutal, otro almendrado y su padre —respondió Thomas—. Ah... y hay un detalle.

—¿Cuál?

Él no puede descifrar el aroma de Harry Potter.

Greyback comenzó a reírse sin control, se sirvió más vino en su copa, para beberla de golpe.

—Interesante. ¡Esto hay que celebrarlo!

• ── ◦ ◦ ── •

1). La vida Tranquila: La casa azul. Tengo varias razones de porque puse esa canción, pero en parte es porque Draco, a pesar de haber tenido la oportunidad de escoger no ir y "vivir tranquilo" Decide ir, de todas formas. "Encontrando ese hallazgo extraordinario". Idk, pero cuando escuché la canción, supe al instante que correspondía a este capitulo

2). Un dato curioso es que las personas en África acostumbran a lavarse los dientes con Miswak, un palo que posee una amplia concentración de fluoruro, y es una de las razones por la buena dentadura de los africanos.

¡Hola!

Halloween esta a la vuelta de la esquina, y yo tengo un especial preparado desde hace tiempo, que será publicado el 30. Con el trope Draco=Vampiro. ¡Anticípenlo!

Ahora voy a contestar un par de preguntas de Murtilla. ¡Muchas gracias por leer y seguir este fic! Mi corazón se estremece de feliz cuando alguien me dice que le esta gustando, tanto como a mi escribirlo.

Pregunta Murtilla:

Volví!
Y me leí de corrido lo que me faltaba
DIOOOOOOOSSSS
Necesito saber que es ser un gamma
No le brillarán los ojitos a draco en medio del partido?
podría pensar en el libro que siniestra le recomendó antes de entrar a la sala del 7mo piso? Así aparece en una de esas
Lupin permitirá a Harry salirse de su manada?
Draco. Cone!

Respuesta:

En este capítulo, más o menos se aclaró lo que era un gamma, en si, es un lobo (Alpha) que al unirse en una manda, se "somete" al Alpha de esa manada y, por lo tanto, adopta una postura inferior, pero que continúan siendo lo suficientemente fuerte como para llegar a desafiar al propio Alpha, y que suelen servirlo en su total protección. (Aunque depende de la manada) Eso es la explicación mas sencilla que se me viene a la cabeza.

Draco, siempre que juega y/o experimenta emociones demasiado intensas, suele mostrarlo de forma física e involuntaria. Por lo que si, en un partido donde la adrenalina esta al máximo, Draco podría mostrarlo en los ojos. Esta característica, me basé mas que nada en Teen Wolf, para quienes habrán visto la serie, sabrán que el pobre Scott no la pasaba demasiado bien…Muchos de los elementos de mi fic, tienen base en la cultura popular que he sacado, pero ahora que me estoy viendo Teen Wolf, me doy cuenta de que comparto elementos y hay unos nuevos que me parecen demasiado interesantes.

El libro que Sinistra le recomendó a Draco, tendrá, mucha importancia en capítulos posteriores, y por el momento Harry continuará en la manada de Lupin, hasta varios capítulos más. Siendo sincera, creo que esa es la opción más cuerda que tomaría Lupin, atar a Harry lo que mas pueda a el para verificar si continua vivo.

Dice Murtilla:

Draco modo intimidante
Qué importante el tema del Bully despide distintos puntos de vista
Saludos.

Respondo:

Draco modo intimidante es mi kink y punto.

En un principio, puse a Jessica como un personaje que me serviría mas a futuro para otra situación que se verá, pero tomé la decisión de darle esta historia con el bullying, porque 1) me parece un tema muy importante, que no debe ser normalizado y que aun sigue vigente en la actualidad, 2) porque, siendo sincera, en Hogwarts existía mucho bullying y ningún profesor hacia ni una pizca de nada para remedar cierta situaciones (cof* cof* Neville cof* cof*) 3) Necesitaba fortalecer un poco mas el personaje de Jessica y 4) Requería que Draco recapacitara acerca de su historia siendo Bully, y bueno… tambien voy a tocarlo cuando me toque hablar de la época merodeadores, Sirius, James y Snape, sobre todo.

¡Saludos y muchas gracias por comentar!